Partida Rol por web

Siempre nos quedará Paris

4. La resistencia

Cargando editor
30/04/2013, 20:15
Padre André

Allí en la sala había una chica de pelo rubio que se presentó como Juliette, una de pelo negro con marcadísimo acento español llamada Clara, otra chica y el que parecía presidir la reunión y tomó la palabra.

- Para los que no me conocéis, yo soy el padre André, tomad asiento por favor y si necesitáis algo o tenéis alguna duda podéis interrumpirme.

Se miró la hora y salió de la sala, pudisteis escuchar como cerraba el portón de fuera y luego entró de nuevo para cerrar esta puerta – Así mejor, sobra decir que cualquier cosa que digamos aquí, ha de quedar entre estos muros.

Volvió junto a la pizarra y espero a ver si tenía algo que decir antes de comenzar.

 Juliette

Clara

Edouard

Dominique

Justine

Notas de juego

Fuente imagen: http://www.eltallerdelmodelista.com/maquis-resistencia-francesa-master-3551-p-7381.html

Bueno, por fin estáis juntas ^^

 

Cargando editor
01/05/2013, 18:19
Justine Girard

Tomé asiento entre todos esos hasta ahora desconocidos. Seguía sintiéndome un poco incómoda, pero todos parecían amables.

-Hola a todos -dije, a modo de saludo general. Creí haberme quedado con los nombres, pero tal vez me equivocase.

Hice una especie de veloz repaso mental y de primera impresión.. Juliette parecía una chica seria y atenta a las palabras del padre André. La otra chica, la española.. (¿Se llamaba Clara?) Me impresionaba que estuviese aquí, siendo del país vecino. Demostraba que era arriesgada y valiente. El chico, Edouard.. También parecía muy atento a las palabras del sacerdote, se notaba que todos teníamos curiosidad e interés. Dominique también parecía seria, y me dió la sensación de que me sorprendía observándola.. Eso hizo subir mis colores a las mejillas.

Intenté esbozar una avergonzada sonrisa de disculpa, y asentí a las palabras del padre André respecto a la discrección de la reunión. Le atendí con atención.

Notas de juego

Siii ^_^

Cargando editor
01/05/2013, 22:42
Dominique Durreaux

Cuando ingresé al recinto me sorprendió un poco la presencia mayoritaria de mujeres. Salvo por el padre André (que era el anfitrión, por llamarlo así) y por Edouard, el resto de las personas que se encontraban allí eran mujeres.

Bonsoir… Dominique— saludé y me presenté, muy escuetamente.

Tenía los nervios a flor de piel, así que aproveché que el sacerdote había salido un instante para respirar profundamente y relajarme mientras echaba una rápida mirada en derredor. Me llamó poderosamente la atención la muchacha de acento español. ¿Sería alguien conocido de Edouard? Muy probablemente, conociendo su historial…

Luego volví la vista hacia las otras dos muchachas: Juliette y Justine. Cuando mis ojos se toparon con la última, esta se ruborizó un poco como si la hubiera pillado en falta. Ignoro el porqué, pero aquel gesto casi infantil me causó cierta ternura y, por segunda vez en aquel día, sonreí. Una leve sonrisa se dibujó en mis labios, una sonrisa libre, para nada forzada.

Fue entonces cuando regresó el padre André y aquella vaga inquietud volvió a mí.

Lo que sea, será.

Y me dispuse a escuchar.

Cargando editor
02/05/2013, 20:33
Padre André

En realidad la proporción de mujeres-hombres de vuestra edad se correspondía bastante con lo que lo que había en estos momentos en París, bueno, sin contar con los Alemanes que estaba llegado y llegarían en los próximos días.

Ya que no habían dudas y una vez todos sentados, el padre carraspeó y comenzó a hablar – Bienvenidos todos – Se hizo una pausa quizás demasiado larga mientras organizaba las ideas – Aunque aquí se vean pocas personas se está creando con rapidez una extensa red que gente que se opone a la ocupación. Es por motivos de seguridad que los grupos sean pequeños, así no... bueno, ya sabéis.

Torció el gesto como si le estuviese costando más de lo debido para un hombre como él que estaba acostumbrado a hablar en público – Se me ha ofrecido la oportunidad de gestionar uno de esos grupos, ya que consideraron que puedo comunicarme con rapidez y en secreto con la gente, por ejemplo a través de la confesión o de otros métodos.

- A algunos ya os he advertido que si bien la intención de esto no es entablar combate, si entraña peligro pues se trata de realizar acciones de boicot, de información, de encubrimiento... Todo lo que pueda ayudar a revertir la situación usando simplemente a civiles. Comenzaremos estableciendo una rutina, una forma de comunicación, tan simple como venir a confesarse una vez por semana, los domingos por ejemplo. Como ya dije, todo esto se ha de mantener en secreto, nadie, ni vuestros familiares más cercanos han de saber de vuestras actividades, no sólo por nuestra seguridad, sino también por la de ellos. ¿Alguna pregunta?

Cargando editor
06/05/2013, 11:50
Justine Girard

Escuchaba hablar al padre André, y una sesación de precipicio bajo mis pies se hacía cada vez más y más latente. No sabía bien dónde me estaba metiendo, pero me negaba a irme. Mucha gente lo hacía, mucha gente luchaba como yo quería hacerlo.. colaboraban. Con pequeñas cosas, quizás con actos rutinarios, pero poco a poco lo pequeño se hace grande, como decía mi abuelo.

Mi corazón latía al máximo, pero mi mente estaba despejada, absorviendo las palabras del sacerdote. Iba a luchar por Francia, ¡iba a hacerlo! Por fin me sentía útil, a pesar del miedo. Había algo más grande que yo misma, y gente que ayudaba. Yo también quería hacerlo.

-¿Qué es lo que tendríamos que hacer? -me animé a preguntar, aunque tímidamente. Me escuché hablar con un hilo de voz, y procuré mostrar más firmeza. Me estaban mirando todos-..¿Qué puedo hacer yo?

Cargando editor
07/05/2013, 01:53
Dominique Durreaux

Creo que sería imposible enumerar cuántas ideas y pensamientos se cruzaron por mi cabeza mientras el padre André desgranaba ante nosotros un manojo de palabras. Parecía algo abrumado, su discurso (por decirlo de alguna manera) era entrecortado, pero conservaba cierto matiz de determinación.

Y en mi cabeza, muchas ideas contradictorias e innumerables pensamientos apenas esbozados. Tenía muchas preguntas, incluso algunas que sabía que no formularía jamás. Dudas, temores. Asentí casi mecánicamente cuando el sacerdote dijo aquello de mantener el secreto. Instintivamente ya lo había hecho, había ocultado a mis padres la verdadera razón de mi repentina salida, pero también era conciente de que pronto me encontraría ante una disyuntiva mayor: ellos no eran tontos y no tardarían demasiado en percibir algunos cambios. Como aquello de visitar una iglesia y de confesarme. Era cierto: los tiempos habían cambiado y muchas veces la gente encontraba consuelo en cosas que antes le eran indiferente, como la fe. Pero aún así… Agité la cabeza y espanté aquellos pensamientos, por el momento.

Entonces aquella muchacha —¿Justine?— se adelantó y tomó la palabra. Y sus preguntas, de una forma u otra, resumían mis propias preguntas. Así que sencillamente asentí con una suave cabezada a sus palabras y volví la mirada hacia el sacerdote esperando su respuesta.

Cargando editor
07/05/2013, 18:59
Padre André

- Bueno pues... colaborar, cada uno en la medida de lo que esté dispuesto a hacer. Lo único estrictamente obligatorio es mantener el secreto de todo lo relacionado con la resistencia – Aclaró el padre a la pregunta de Justine.

No perecían haber muchas dudas por lo que el hombre siguió – Tampoco podía comenzar a repartir tareas hasta que supiese de cuanta gente disponía, así que... quizás por hoy ya sea suficiente, si nadie tiene más que añadir os espero el próximo domingo en confesión y allí comenzaré a proponeros cosas.

Al final la reunión iba a ser bastante corta, aunque dejó una última posibilidad para preguntar lo que fuese antes de disolverla de forma definitiva.

Cargando editor
07/05/2013, 19:17
Justine Girard

Asentí con la cabeza, silenciosa, y miré a mis acompañantes, que hacían gestos similares. El padre André era un buen orador, claro y directo, de eso no había duda.

Esperé, por si alguno quería plantear más preguntas, pero la respuesta que yo había obtenido me satisfizo. Me iba a costar mantener el secreto de las reuniones, pero algo se me ocurriría. La confesión semanal era una buena excusa, se nota que ya habían pensado en muchas cosas básicas.

Dijo el sacerdote que tendríamos que ayudar según lo que podamos hacer, y eso me animó aún más. No sabía en qué todavía, pero cada vez me entusiasmaba más la idea de sentirme útil, de colaborar.. A ver en qué quedaba todo ésto.

Cargando editor
09/05/2013, 00:15
Dominique Durreaux

Esperé un instante por si alguno de los presentes tenía una pregunta para el sacerdote, incluso volví la mirada hacia Edouard, pero nadie abrió la boca. Entonces, tras una pausa, carraspeé para aclarar mi garganta (la sentía reseca) y pregunté:

—Por ahora... —susurré; luego continué más firme— ¿no habrá ningún otro contacto salvo en el confesionario? Y de haber otros, ¿cuáles serían?

Me sentí algo tonta al formular aquella pregunta, pero necesitaba confirmar ese detalle. Según las palabras del padre André, nuestro próximo encuentro con él sería en una semana... y si en el transcurso recibía una nota o alguien invocaba el nombre del padre, ¿cómo saber si era una trampa? Un error así podría costarme algo más que ir a prisión…

Cargando editor
09/05/2013, 20:33
Padre André

El padre respondió casi agradecido de que hubiese alguna duda – Yo si tendré contacto con alguien de fuera del grupo, pero moriré antes de decir nada. Vosotros por el momento no tendréis ningún otro contacto, si para alguna actividad en concreto se requiere os informaré y si... Si me sucediera algo, disolver el grupo, por seguridad – Al menos tenía la suficiente sangre fría como para ponerse en ese supuesto, eso no quitaba que hablar de ello con tanta naturalidad daba escalofríos.
 
- Si no hay más dudas por mi parte ya está todo – Dijo dando por finalizada la reunión - Justine ¿Tienes un momento? Me gustaría hablar contigo

El resto de asistentes se comienza a levantar.

Cargando editor
11/05/2013, 19:43
Justine Girard

-Eeeemm.. Sí, claro -dije, aún sorprendida de que el sacerdote me tratase ya con tanta familiaridad.

Me encantaba que me hiciese sentir ya una parte del grupo, ese entusiasmo que caracterizaba al cura hacía que no titubease a la hora de colaborar con él en lo que pudiese ser útil.

Me puse en pie, y me despedí de los que también se levantaban.

-Encantada de haberos conocido a todos. Espero veros el domingo.. ¡Buena suerte hasta entonces!

Aguardé, intrigada, para escuchar lo que el padre André tenía que decirme.

Cargando editor
13/05/2013, 01:34
Dominique Durreaux

Cuando el sacerdote dio por finalizada la reunión, respiré aliviada. Estaba tensa como la cuerda de un violín y esa tensión se hacía aún más insoportable entre tanto mutismo… Un silencio nervioso que hacia algo irrespirable el aire que nos rodeaba. Era justificado, pero no por eso menos agobiante. Quizá esa fue la razón por la que agradecí con una enorme sonrisa las palabras de la muchacha, y le respondí:

Mercí… Suerte a ti también.

En ella, la angustia y la incertidumbre parecían disolverse en una brisa de espontaneidad, y eso era algo de agradecer.

Bonsoir—exclamé mientras mi mirada recorría aquellos cinco nuevos rostros. Cuatro en realidad: al padre André lo tenía visto desde antes, aunque nunca habíamos intercambiado palabra alguna. Y a Edouard…

Me volví hacia él y le pregunté:

—¿Estás ocupado? Tengo que pasar por lo de una amiga antes de regresar a casa…

No había olvidado lo de “Alice y los apuntes”, así que tendría que pasar por la casa de mi amiga, aunque más no fuera un momento, antes de volver a la mía. De ahora en más tendría que ser muy cuidadosa con mis palabras y mis actos si no quería preocupar a mis padres más de lo necesario. Además, necesitaba hacerle unas preguntas a Edouard.

Cargando editor
13/05/2013, 17:06
Padre André

La gente fue saliendo de la sala, no es que hubiese sido una reunión muy alegre ni de hablar mucho, quizás dadas las circunstancias era lo más normal.

Te quedaste a solas con el padre que paso a la parte de delante de la mesa "del profesor" y se sentó sobre ella en posición relajada – No se si te lo han contado, pero conozco bastante a tus padres... Cuando llegaron a París les ayudé a encontrar un piso de alquiler asequible y me han hablado de ti – Comenzó a decir.

Notas de juego

Compartís escena pero por separado ahora ^^ No os marquéis.

Cargando editor
13/05/2013, 17:06
Edouard

La gente fue saliendo de la sala y cada uno tomó una dirección distinta. Tú y Edouard saliste al exterior. A estas horas ya refrescaba pero apenas comenzaste a darte cuenta cuando con un gesto caballeroso se quitó la chaqueta y te la colocó sobre los hombros.

- Claro, te acompaño – Esperó a que tomaras una dirección antes de preguntarte - ¿Qué te ha parecido? Yo esperaba discusiones acaloradas y más... no sé – Levantó los hombros.

Notas de juego

Compartís escena pero por separado ahora ^^ No os marquéis.

Cargando editor
13/05/2013, 19:15
Dominique Durreaux

Mi mirada se dirigió a uno y otro lado de la calle, oteando los alrededores… por si acaso. ¿Desde cuándo me había vuelto tan precavida y obsesiva? Desde que aquellas botas y aquellos uniformes con esvásticas hollaron las calles de París, mis calles. Las de mi gente. Salvo por el pequeño grupo que se había dispersado en las puertas de la iglesia, no había gente en la calle. Apenas unas horas que los nazis ocuparon la ciudad y ya nadie se sentía seguro, ¿qué más nos quitarían con su sola presencia?

Una mueca vaga asomó en mi rostro cuando Edouard me hizo aquella pregunta y un resoplido escapó de mis labios. Entonces me aferré a su brazo e incliné mi cabeza sobre su hombro, un gesto íntimo a ojos de cualquier mirada indiscreta, pero con la única intención de mantener una conversación secreta bajo una apariencia inocente.

—No esperaba nada en particular… O sí. Quizá alguna precisión. Todo es tan… incierto. Sospecho que tendré que acostumbrarme a la incertidumbre y una sonrisa amarga acompañó mis palabras. —Quizá algunos se sentían igual que yo: confundidos y desorientados. No sabía qué preguntar y qué no. Por ejemplo, si escuchamos o descubrimos algo… importante. O… urgente. —Me sentía algo tonta al decir esas palabras. ¿Qué era importante o urgente? ¿Sabría discernir eso llegado el caso? —¿A quién se lo comunicamos? Yo no tengo dudas: a ti o al padre André, pero quizá otros no lo tengan tan claro. Y otra cosa que se me ocurre, ¿es conveniente que sepamos algo de los demás? Intuyo que no; que mientras menos sepamos, mejor. —Y en ese mismo instante vinieron a mi mente las pocas referencias que tenía de Edouard. ¡Ni siquiera conocía su apellido! —Pero… ¿qué me dices tú? No es que hablaras mucho... ¿Conoces a esa chica, la del acento español?

Ladeé la cabeza y alcé mi vista hacia él. 

Cargando editor
14/05/2013, 20:18
Edouard

Por la calle viste a algún soldado alemán, pero a lo lejos y no muchos, debían de estar aún organizándose o en las primeras horas tendrán lugares más importantes en los que estar. Además de que intuías que en los próximos días seguirían llegando más y más.

Edouard te sonrió cuando te aferraste a su brazo, cubierta por su chaqueta y te inclinaste de aquella forma – Ummm creo que podría acostumbrarme a esto – Bromeó susurrando.

Luego suspiró – Ya, la incertidumbre, estar metido en algo así supongo que es lo que lleva consigo – No te supo responder al resto de cuestiones, pero si a la última - ¿Porqué? ¿Estás celosa? – Te sacó la lengua y se rió – Es broma, no, que va, no pude conocer a todos los españoles, sólo a unos pocos – Si, ahora se trataba del Edouard más divertido, con confianza, y su sonrisa así lo demostraba.

Ya casi habíais llegado a la casa de Alice.

Cargando editor
15/05/2013, 18:36
Justine Girard

Me sorprendió saberlo. Cuando entré a la iglesia con papá, creí que había sido huyendo del estruendo mecánico de las calles, no porque él fuese a propósito a esa iglesia. Me quedaba mucho por aprender todavía.

-No, no lo sabía.. Yo vine aquí con mi padre, pero no sabía que se conocían. ¿Le.. le han hablado de mí? -pregunté, tímidamente.

No sé por qué reaccionaba así, por qué de pronto la vergüenza me sobrevenía y me aturullaba. Sí, posiblemente papá le comentase mi caso a la hora de buscar trabajo, no era extraño. Entonces sabía a quien invitaba a venir a la reunión cuando así lo hizo conmigo.. Me sentí entonces más segura. Si sabía quién era, entonces realmente creía que yo servía para estar aquí. Me sentí halagada.

-¿En qué puedo ayudarle?

Cargando editor
17/05/2013, 23:33
Dominique Durreaux

“Para disipar una duda, cualquiera que fuera, se necesita una acción”, creo que esa frase es de Carlyle. Sí, creo que tendré que convivir con la duda y continuar. Quizá lo único malo es la inacción, dejarse estar —suspiré.

Luego volví los ojos y sonreí cuando Edouard dijo aquello de si estaba celosa. Pero rápidamente fruncí el ceño y apreté los labios en un gesto exageradamente teatral.

—¿Celosa yo? No, que va… Pero como te encuentre echándole miraditas ya sabrás… —repliqué, y no pude contener una leve carcajada.

Nos encontrábamos a pocos metros de la casa de Alice, y apenas a dos calles de la mía: era hora de separarnos.

Gracias por acompañarme y… Cuídate, Edouard.

De pronto, parecía que el lenguaje hubiera sido creado para decirnos esas cosas. Y ahora, más que nunca.

Cuídate.

Era la segunda vez que se lo decía a Edouard en apenas unas horas. Y mi padre me lo había dicho a mí.

Cuídate. 

Ahora más que nunca, pensé. Entonces sonreí. 

Cargando editor
19/05/2013, 16:23
Padre André

Te sonrió de forma… ¿Tierna? – Un poco, pero nada de lo que asustarse – Bromeó

Te pareció que se sorprendía un poco, y pensó que quizás hubo un ligero malentendido - Oh, nada, puedes marcharte si lo deseas, no se trataba de una charla de “trabajo” más bien algo informal. Pero nada, si necesitas alguna cosa estoy disponible para ti ¿Vale? – Suspiró y levantó sus posaderas de la mesa.

Cargando editor
19/05/2013, 16:43
Edouard

Al menos consiguió que el momento fuese agradable dándote una buena pista sobre como se podía sobrellevar mejor los momentos de incertidumbre.

- Bueno, ya llegará el momento de pasar a la acción, pero por el momento… Oye ¿Ya me echas? ¿Y encima te apropias de mi chaqueta? Muy mal Dominique Durreaux – Te dijo igual como hacía tu madre cuando te sermoneaba, pero no alargó mucho la parodia para hablarte bajito y un poco más en serio – Te puedo esperar si quieres y te acompaño hasta casa, como veas… - Te miró a los ojos esperando una respuesta ya al lado de la casa de Alice – Piénsalo, así puede que tus padres no te hagan preguntas sobre porqué tardaste – Te guiñó un ojo y su sonrisa volvió a florecer.