Partida Rol por web

El eidolon se movió hacia uno de los laterales de la construcción, buscando al perro oculto que habían oído.

Embrazando su escudo, Seltyel llega hasta el edificio y se pega a la pared.

Larisa hace unos pases con sus manos, aunque más que arcanos diríais que está animando a su equipo deportivo favorito y grita... -¡A multiplicarse!- y de repente ¡Pop! aparece otra Larissa al lado suyo...

-No creáis que esta otra Larissa os ayudará, es toda una guarra ilusoria.- dice cada una de las mujeres señalando a su gemela... y luego avanzan hasta situarse detrás de Seltyel...

Adshareb se movió en diagonal para intentar apartarse de la línea de fuego del esbirro. Intentando ganar tiempo, conjuró rápidamente un misil de ácido y lo lanzó contra la tronera.

No vio si había acertado al ballestero que había dentro, pero por lo menos lo asustaría lo suficiente como para que tuviera cierta reticencia a asomarse...

De nuevo una saeta vuelve a alcanzar a condenado, esta vez impactandole en el pecho y clanvandosela profundamente. El semiorco apreto los dientes, se mantuvo consciente de un saetazo que hubiera dejado incosciente a cualquiera y no solto siquiera un suspiro de agonia....

No hace falta que explores, Condenado- recordó el semiorco las palabras de Laryssa.- Lo mejor será que vayamos todos juntos a pecho descubierto- Volvió a recordar mientras se sacaba la saeta del pecho y la sangre le manaba a borbotones. ¿Lo mejor para quién?

El perro aparece corriendo por uno de los laterales, sin parar de ladrar y parece que con actitud muy poco amistosa....

Casi sin necesitar una orden por parte de su amo, al ver al perro, el eidolon se lanza hacia él con las mandíbulas abiertas. Los dos animales se enzarzan en una lucha feroz, en la que apenas se ve quién va ganando.

Protegiéndose con el escudo, Seltyel cruza por delante de la saetera.

Ambas Larissas se acercan a Condenado agarran la flecha del pecho y se la arrancan en un surtidor de sangre, sin embargo con la otra mano una luz blanca toca el pecho del semiorco y la herida queda casi curada.

-Vamos, machote, reventemos a estos perros de mierda, no te me alejes y te daré la Suerte de la Señora.-

Adshareb siguió al eidolon por el lateral, quedando fuera del alcance del ballestero, justo a medio camino entre Seltyel y su criatura.