Partida Rol por web

Parecía que los tres opinaban lo mismo eso hizo que se relajara un poco, ahora eso faltaba que no cambiasen de opinión sobre que podían ser una amenaza y no era todo tan happy flower. 

-Si puedes intentar saber si mienten estaría bien, aunque fácilmente hacen que no piensen en muchas cosas. Asintió a Valeria y cogió su café e iba a coger otra bebida para llevar a la mesa cuando la Psicóloga le cogió la mano, la miró para ver el motivo pero no había alguno, parecía que intentaba dar credibilidad a sus palabras, pero la coletilla fue lo que la identificaba, si no tenía algo de humor a lo que decía no parecía estar conforme con la situación. Le sonrió - Mientras las marionetas se puedan duchar. No iba a dejar de seguirle el juego, pero lo que si tenía claro, era lo que podía darle y lo que no, la leve caricia al soltar su mano hizo que la mirara de nuevo, no iba a decir nada, pero hizo que la mirase un par de segundos más de lo normal, luego se giró a la barra para coger algo de lo que habían pedido los demás.

-Emborracharlos, parecía una idea tonta, pero no tanto, si a nosotros nos sentaba de vez en cuando como lo que se dice el suero de la verdad, puede que pare ellos también tenga ese mismo efecto. - No parece descabellada tu idea, pero en la casa, no sabemos como les afectara y no es cuestión de crear problemas en el bar.

Bianca estaba conforme con reunirnos luego los tres, la chica parecía toda una experta tal y por como llevaba los cafés, a el ya se le hubieran caído, antes de llegar aprovechó para decirles algo a ambas. - Cuando todos duerman venid a mi habitación, así podremos hablar de lo que ocurra hoy, no se lo digáis a los demás por el momento.

Ya allí sonrió para ponerle la bebida a Ligeia, una cerveza.

Marc parecía hablar por el camino tanto con Valeria como con Bianca mientras observaba las manos de esta última como llevaban casi todo lo pedido, el iba con un café y una cerveza. Al llegar depositó la cerveza delante de Ligeia. - Aquí tienes guapa.

Iba a buscar un asiento libre pero se quedó mirando a Eressëa y a Eneas, suspiró mientras buscaba un sitio lo más cerca de ellos, algo que le fue dificil pues estaban ocupado así que se sentó en donde pudo sin que nada le impidiera tener la visión de ellos dos.

- ¿Y bien necesitáis algo más o queréis saber algo?. Miró a Ronan. - ¿Has visto al pescador que buscabais?, No mantuvo la mirada mucho tiempo en Ronan pues podría escucharlo igualmente, sus ojos se posaron en Eressëa, si necesitaba algo sería el primero, aunque ella parecía ser la pareja de Eneas, lo miró a el, lo entendía, comparado con ese hombre, el era un simple cangrejo ermitaño frente a un dios.

Hice un gesto de negación a la pregunta de Marc. Llevábamos ya un buen rato sentados, conversando, pero más allá de debatir no habíamos hecho nada más.

-Qué va. No hemos visto a nadie. ¿Y vosotros? -quiso saber, intrigado por si Marc y las dos mujeres habían llegado a averiguar algo durante su ausencia, quizá hablando con alguien estando junto a la barra.

Eneas sentía que todo aquel asunto le tocaba de cerca... demasiado. Había visto a demasiados humanos morir en el pasado. Todavía en cierta manera se sentía responsable de aquello. Esperaba que algún día la culpa que sentía pudiera desaparecer, más después de la ayuda que quería prestar en esta ocasión. No era justo tampoco ocultar la verdad a aquellos hombres. Tal vez estaba bien que conocieran algo más de los peligros que acechaban en las profundidades.

- Nuestros mundos llevan muchos años separados, compañeros- les dijo el tritón-, y seguramente después de esto lo seguirán estando. No obstante, he de avisaros de que sí hay algunos de los nuestros que confraternizan con humanos- Vaya si los había... ¡Que se lo dijeran a él!, pensó para sí-. Pero no todos somos amistosos. La naturaleza de los nuestros puede ser aparentemente civilizada y hermosa, pero no os dejéis llevar por las apariencias. También somos una raza depredadora. Y somos capaces, como los humanos, de las mayores perversiones. 

Dejó aquellos pensamientos y palabras funestas. No merecía la pena incidir más en ello. Eneas esperaba que con esas palabras fuera suficiente. Dejó atrás, en sus más lejanos pensamientos, esa imagen del pasado, una corte siniestra, donde convivían sirenas y escualos, con su reina oscura. Y pidió a los dioses que todo lo que estaba sucediendo no fuera cosa suya. Trajo a su mente de nuevo al asunto que les esperaba dese hacía rato.

- Creo que sería interesante retomar el tema del pescador- prosiguió cambiando de tema-. Está claro que ese hombre pudo ver algo y que tenga más información. ¿Quiénes podemos ir?

Sus ojos claros fueron recorriendo el espacio, mirando a todos los que allí se encontraban.

Una gran verdad manifiesta Eneas con sus palabras, considerando esa realidad que inherente a ellos, está presente en los humanos. Cada sirena o tritón tiene una historia en lo más profundo del océano, donde una guerra se gestaba entre humanos y los de su pueblo, provocando un colapso que a día de hoy se ve reflejado en el resentimiento de muchos. Incluso Eressëa era una de ellas, que tras un pasado demasiado triste incluso para contar, cuando las aguas se tiñeron de rojo carmín, el dolor sigue latente en su corazón. Y gracias a Eneas, a esta posibilidad de conocer a otros humanos, ha descubierto que tanto como en el mar y en la tierra, hay de todo. Depredadores, buenas personas, asesinos en serie, cazadores. 

— No descarto la posibilidad de que se trate de nuestra gente, aún así, sería conveniente explorar el mar y ver que encontramos.  Eso por un lado... — afirma mientras se queda contemplando a Marc, ya que no le ha podido quitar un ojo de encima a ella, de alguna manera la rubia se lo devuelve sin comprender en demasía cual es el interés de aquel humano hacia la sirena. — Por el otro, hablar con el pescador. Lo cual me gustaría, ir. — indica, ya ofreciendo una sonrisa al moreno, al menos devolver el gesto aunque no capte la onda. Luego tras decir aquello, simplemente se mantuvo muy cerca de Eneas, pendiente de lo que surja como respuestas a los planes que se tejen allí mismo. 

- Interesante… - Dije a las palabras de Máximo. Y me refería en concreto a que esas acciones pudiesen tener un fin ecológico.

Las palabras de Eneas me parecieron más interesantes aún. Me hizo recapacitar – El problema que yo veo… es que si esos ataques llegan a oídos de las autoridades puede producirse una matanza. Tanto de sirenas y tritones malos, como buenos… Creo que es el primer punto a evitar.

- Yo puedo acompañaros a ver al pescador, a ver si el tiempo mejora un poco – Miré al exterior, en caso de ser necesario me levanto y voy hasta la puerta para comprobarlo.

Me volví mirando hacia atrás levantando el café irlandés a la vez que susurraba.

- Solo es un café con un chorrito de whisky, ¿que les podría pasar?-

Sabía que Marc tenía razón. Ese no era un buen sitio para emborrachar a ninguno de ellos, pero... ¿cuando me he definido yo por no liarla de vez en cuando? Además, si mi tia Petunia no se ponía pedo con medio dedal de alcohol en el café, con unos cuerpos como los de los supuestos sirenos. ¿Que podría salir mal?

- Quizá que se rían un poco...

En la mesa seguían charlando animadamente cuando regresamos con las bebidas. Marc dejó algunas en la mesa y yo el café justo en el centro, después de darle un pequeño sorbito.

- Probadlo. Es Café.- Pensé que si pertenecían a esas sectas tan extrañas como los veganos, lo mismo el café ni lo habrían olido.- Es una infusión, se hace con granos de una planta, machacados...- iba explicando como si lo hiciera con un niño.-... agua caliente... Esta rico! Y te mantiene despierto. ¿Quién se atreve a probar un poco?- Incité a los Beachboys de la mesa.

- Lo siento, Az.- Me encogí de brazos.- Lo únicos peces que verás en sitios como estos suelen estar cocinados con aceite de girasol y lo mismo no te gustan, pero te prometo que en cuanto escampe un poco vamos a la lonja...- Tenía que haber alguna allí, zona de pescadores.-... y te compro los que quieras, ¿vale?- Miré a Ligeia y la guiñé un ojo, cómplice de que eso le gustaría mas que ver pescados fritos en un plato hondo.

Las conversaciones de ellos derivaban en el caso que teníamos entre manos. Pero sobre todo me llamaba la atención las palabras que usaban, especialmente el rubito.

"Nuestros mundo....que confraternizan con humanos... civilizada y hermosa, pero ... depredadora...las mayores perversiones."

Tengo que reconocer que mirándolos mi mente escuchaba lo que quería y la idea que abstrajo de sus palabras, en realidad, no me parecía una cosas tan mal. Bueno, quizá si rellenara mejor los huecos...

-Umm...me encantan las perversiones.- Musité sin darme cuenta de que lo hacia levemente en un tono mayor que el de "pensar".-Quiero decir...- Moví la cabeza al darme cuenta de mi ida de olla y entonces, solo entonces, miré a los chicos nuevos y me quedé un par de segundo sopesando que...

- Es uno de los vuestros.- Afirmé categóricamente.- No es que lo creáis. Es que lo sabíais de antes!- Di una palmada de satisfacción. Que buena soy, joder!- Tenéis un traidor entre vosotros! ¿ También han matado a a alguno de los vuestros? Si! Eso es. Si no, ¿porqué salís ahora de...de...donde quiera que estéis metidos?- Apoyé los codos en la mesa.

- Creéis que esta escondido entre nosotros, ¿no es cierto?

Miro a Mike y asiento.

- Sí, estuve varias horas bajo el agua sin ningún problema. No me crecieron branquias porque no noté dolor ni nada parecido, simplemente estaba bien. Quizá estamos en lo peor y no les han matado. - Repito de nuevo.

Vuelvo a mirar a Azariel, miro sus labios, fue el beso… me dio algún poder. Como hizo la morena después. La conversación sigue su curso en la dirección de atacar y destruir. ¡Y llega Marc! ¡Con mi cerveza! Le sonrío y le guiño el ojo contenta a modo de agradecimiento.

- ¡Gracias, hermoso! – devuelvo el cumplido y le doy un sorbito.

Hablan del pescador, hablan de ir a verle, pero a mí me parece mucho más interesante la sirenita morena que se fue cuando llegábamos, y el resto que tiene que venir, creo que tendrán bastante más información.

Entonces habla Eneas, presiono los labios entre recuerdos, aunque no sean amistosos, aunque no fuera tan idílico como yo lo había soñado toda mi vida, fue el mejor instante de mi miserable vida. ¡oh! ¡Sí lo fue! Fue mejor. Miro a Azariel y acaricio su antebrazo hasta estrechar fuerte su mano de nuevo. La presiono un momento, miro sus labios, luego sus ojos, sonrío.

- ¿Quieres probar mi cerveza? No te va a gustar… pero no la escupas – murmuro bajito para no interrumpir la conversación del resto, pero no hablo en susurros - ¿Quieres que vayamos a mirar el menú y pensemos qué puedes comer? Tienes que comer algo, llevas en ayunas todo el día.

Miro sus labios de nuevo, estaba pensando en besarle cuando escucho a Val y me vuelvo hacia ella. Lo suelta tal cual lo piensa, así sin más, luego a la sirena, que es totalmente lo contrario a ella y permanezco expectante.

Azariel volvió el rostro hacia Eneas con evidente sorpresa y desconcierto -¿Haber otros con humanos? - era evidente que no sabia de que hablaba. Pensaba que había sido el primero al recoger a Ligeia cuando cayó al mar, al menos desde hacia tiempo... Su rostro descendió preocupado al escuchar lo de las perversiones.

Si, sabían defenderse. Si, eran depredadores, pero para alimentarse, no por puro afán de matar y destruir. ¿Tan ciego estaba? ¿Su madre, la reina, lo sabría? Volvió a centrarse en lo que se hablaba cuando el humano de cabello dorado habló de matanza pero no entendia algunos terminos -¿Au...to.ri.da...des? - preguntó para ir aprendiendo terminos nuevos, sobre todo si conllevaba la muerte de su especie.

Porpinó una sonora palmada en la mesa al escuchar a la amiga de su tesoro - Mentir!! Nosotros no saber nada. Nadie morir bajo el mar - apretó los dientes para contenerse pues si no iba a llamar la atención demasiado. Su cuerpo se relajó cuando sintió la menuda y tibia mano de Ligeia apretar la suya.

Depositó un suave y fugaz beso en sus labios, saboreando ligeramente aquello que parecian llamar cerveza. De su boca no sabia nada mal. Así que cogió la jarra y bebió, derramando bastante sobre la pechera de su camiseta. Estaba fuerte y rascaba ligeramente en la garganta, pero ella le había prohibido escupirlo. Así que se la tragó con evidente gesto de desagrado.

- Necesitar comer. Necesitar hablar con madre - miró a todos para acabar en su chica de ojos y cabellos azules.  - ¿acompañar a la playa? -

Doy un respingo cuando la palma del mi sireno impacta contra la mesa, a él tampoco le parece mala la idea de que no le estén matando, y es verdad, no vimos sangre, no vimos cadáveres, no hay nada, solo sabemos que hay marineros desaparecidos, unos cuantos, y dos que nosotros hemos presenciado. Desaparecidos no es muertos. ¿Qué pueden necesitar ellos de nosotros?

En ello estoy pensando cuando sus labios me rozan, leyendo mi mente me besa, sonrío. El beso es leve y fugaz, correspondido con todo mi cariño, iba a abrir la boca y besarlo con ímpetu cuando termina. Contemplo como bebe un poco de mi cerveza, casi rompo en carcajadas; el primer trago es siempre horrible, luego empieza a gustarte hasta que llega un punto en el que un mundo sin cerveza es un lugar inhóspito y terrible.

- Primero vamos a la barra a ver la carta, luego… improvisamos. – Intento beberme toda la jarra de un trago pero me doy cuenta de que si la termino al final tendré que sacar de dentro todo lo que salga e igual no es una buena idea aquí en medio, así que paro a mitad - me llevo la jarra de cerveza, vamos a ver qué puedes comer.

Me levanto tirando un poquito de él hacia la barra.

- Ya, ya sé que quieres pescadito, pero ya que estamos aquí, puedes probar a ver si te gusta algo. Si al final todo te parece horrible vamos a la playa ¡Prometido!

Rodeo su torso con mis brazos (aún con la cerveza en la mano), ronroneándole como haría una gatita; la verdad es que mis capacidades sociales de convicción distan mucho de lo convencional, sobre todo con él, que me siento libre para ser yo misma.

Al llegar a la mesa con el resto del grupo reparto agilmente las bebidas a los presentes y me siento en la silla que queda libre. Atiendo a las opiniones y comentarios del resto esperando callada ver hacia qué dirección se movía la conversación, y no decido qué hacer hasta oír qué hace el resto.

No puedo evitar fijarme que la sirena rubita parece tener cierto interés por Marc y éste por ella, y en si todos nosotros (los humanos) parecemos tener un cierto interés por alguno de ellos !!! de locos !!. Ensimismada mirando a aquellas criaturas no puedo evitar mirar de reojo a Val con media sonrisa ante su ofrecimiento a que prueben el café ...

-Val, quizás algunos de nosotros podríamos ir con alguno de ellos a comprar comida para la casa mientras el resto van a buscar al pescador, no crees?.- miro en general a todos terminando en Marc. 

Parecía tensarse la situación al ver que uno de ellos se levanta de golpe y Ligeia va detrás. 

-Bueeeno!! a quién le apetece ir de compras cuando pare un poco de llover ?.- digo con alegría intentando suavizar la situación  

Dando un trago a su café negó con la cabeza a Ronan. - No, no hemos hablado con nadie de nada, solo hemos pedido las bebidas y hablado de que estaríamos más tranquilos en casa que aquí.

Eneas comenzó a hablar y automáticamente dejó de mirar a Eressëa como si hubiera perdido interés en ella, la voz del tritón le llamaba a mirarlo, a escuchar cada una de las palabras que salían de sus labios, quería besarle, parpadeó y sonrió irónicamente. Joder!!.  El tritón hablaba de que su raza era amistosa y a la vez depredadora, no pudo evitar mirar a los demás un instante, eso podía ser algo peligroso si no sabían controlarse. Fue rápido al cambiar de tema y centrar la atención en hablar con el pescador, estaba de acuerdo, como no iba a estarlo con el. - Ronan y Máximo fueron los que hablaron con el o consiguieron información sobre este pescador, ellos son los más indicados para responderle esto. Casi le hacía una reverencia con la cabeza pero retuvo el movimiento bebiendo un sorbo de café.  No obstante y para su desgracia la mujer sirena habló, no pudo dejar la taza de café en la mesa pues nuevamente se quedó embelesado con ella, el tono de voz de esta era como un pequeño violín tocando la más agradable melodía que pudiera escuchar en su vida, no se dirigió a el pero le daba igual era excepcional, lo que no pudo reprimir fue como un escalofrío recorría su espalda a volver a mirarla y que esta le mirase. - No sabemos que puede ser, si precisas compañía para  explorar el mar y no os molesto en el transcurso, no me importaría acompañaros a buscar como si es en el mar o en un océano. También quería ir a visitar al pescador, por qué no, seguro que el hombre les contaba todo lo que querían saber, vamos el mismo le daba el pin de la tarjeta ahora mismo y la llevaba a que sacase dinero.

Los suyos hablaban pero no era nada importante como para apartar la mirada de ella, el sonoro golpe de Azariel contra la mesa hizo que saliera de su embobamiento  y mirase hacia el, parecía molesto, el por qué lo ignoraba, por suerte en el solo veía un hombre que comenzaba a tirarse la bebida encima, encima de su camisa, negó con la cabeza, dudaba que le fuera a sentar bien y esperaba que su metabolismo fuera distinto y que asimilase el alcohol mucho mejor que ellos, si no iban a tener un problema en poco tiempo, dudaba que Azariel hubiera bebido algo que no fuera agua en su vida así que se podía esperar lo peor.

Ligeia fue rápida en intentar calmarlo, aunque el sireno insistió en que quería comer, llevaba todo el día con ellos y le había caído bien pero ahora parecía un bebé pidiendo el biberón ya siendo mayorcito, si tenía hambre y no sabía que comer aquí podía ir al mar a comer como habría hecho siempre, no se lo impedía nadie. - En la barra te dan de comer Azariel, que te.... Ligeia ya tiraba de el para llevarle así que no tenía que decirle nada más, miró a esta. - Se nos pasó pedir la comida, perdona, intenta pedirle algo suave no le vaya a sentar mal al estomago, no estará acostumbrado a comer cocina preparada imagino ni con especias.

Bianca hablaba y comentaba de hacer la compra, la casa estaba llena de comida, al menos que hubiera pasado mobidick por allí recordaba la despensa llena y los armarillos también. - No creo recordar mal, pero la casa está hasta arriba de comida, no creo que haga falta hacer la compra para comer, lo que sí podemos es ir a prepararla mientras otros hablan con el pescador como dices, así  no vamos todos, se sentirá intimidado si 10 personas se presentan allí para preguntarle cosas. Al menos a mi me pasaría, o pensaría que es todo una cámara oculta, y más si me llaman el pescador loco.

Terminó su café dando el último trago. - Yo si queréis puedo cocinar y si me ayudáis Valeria y tu perfecto, a menos que prefiráis hacer otra cosa. Miró a los sirenos y bajó la voz para que solo los de la mesa le escucharan. - Decíais que venían más, cuantos y donde aparecerían, si llegan y sigue lloviendo como ahora estarán algo perdidos en la playa.

La rubia sirena aún lo contempla a Marc pero no comprende sus reacciones, en sí desconoce aquel tipo de conexión que se da entre las personas. Para ellos, el efecto era otro y pese a conocer un poquito más la naturaleza de estos seres, luego de haber probado algo más en su forma humana, siente una inmensa curiosidad que la impulsa a querer ir más allá para comprender un poco mejor a esta raza. Así que aún con su mano entrelazada junto a la de Eneas, Eressëa asiente conforme ante el ofrecimiento de aquel hombre que tiene los ojos de dos colores, detalle que no olvida tampoco. 

— Estaría encantada si puedes acompañarme en la exploración, quizás podemos dividirnos y mientras Eneas conversa con el pescador, nosotros revisamos los alrededores. — sugiere ya que el humano se había ofrecido, significa que sabe nadar en las profundidades, aunque no tiene idea de como lo hará. Al margen de ello, la sirena propone, pero es el tritón de cabellos dorados quien decide y ella respeta muchísimo aquello, más allá de lo que existe entre ambos que es inquebrantable, está la cuestión de respeto luego de que Eneas sea el líder del grupo. 

En medio de aquella conversación, surgen algunas en paralelo y Azariel se comporta un tanto extraño, al igual que la mujer con la cara pintada. Sigue sin comprenderlos, más aún a él que lo conoce de años y al parecer el estar con una humana lo está llevando a la perdición. Es preocupante, pero no piensa meterse en ello, ni tampoco creer que todos hacen lo mismo que Ligeia, prefiere conocerlos en profundidad. No obstante Eressëa no bebe nada de lo ofrecido, prefiere dar una vuelta en el océano y comer a placer lo que en ella es natural. 

Significaba que podría haber un grupo de sirenas actuando fuera de la comunidad… pero seguía pareciéndole un plan muy estúpido. Incluso Azariel que no tenía ese aspecto embriagador de los otros dos podía dominar a quien quisiera. O eran pésimos estrategas o solo querían darse a conocer.

-Lo del pescador fue para saber de ustedes- dijo Máximo cuando Marc les arrojó el fardo a ellos-. Dijo algo así como: Lo que se llevan, jamás vuelve…- se encogió de hombros-. Ligeia justo desapareció y pensamos que algo debía saber- pero luego apareció y la necesidad de aclarar el asunto fue imperante. Valeria le distrajo con sus afirmaciones, pues la miró enarcando una ceja y preguntándose si se había bebido algo antes de volver de la barra. Pero fue a reacción de Azariel la que más le sorprendió Ya había visto lo caótico que podía ser a veces. Por suerte Ligeia controlaría ese caos. Lo que resultaba irónico de alguien que decidió hacerse eso en la cara ser lo que diera equilibrio al caos-. Creo que Ronan y yo iremos al ver al pescador. Si quieren uno de ustedes puede venir, para no ser un malón y asustarle.

Y porque separarse un poco seria lo más acertado viendo la infinidad de propuestas que podrían surgir.

Me interesaban las palabras de Ligeia, me costaba creer algo así, mi mente científica intentaba buscar una solución al enigma sin lograrlo. Al final sacudí mi cabeza tratando de despejarme.

Suspiré al ver a Azariel enojándose cada vez más. Este ser es hermoso, pero necesita saber más de control emocional. Aunque aquí había varios que carecían de ello y no venían del mar.

- Calma… - Traté de que se volviera al clima sosegado. De pronto, una vez reunidos y cuando podíamos hablar, Azariel decide que tiene que irse. Resoplo y me agarro el pelo, yo también necesitaba autocontrol, bastante a menudo con este grupo.

Por suerte Ligeia tomó parte – Tiene razón – Intervine yo – Pidamos para Azariel el pescado más grande que tengan. Lo de hablar “con madre” es buena idea, pero primero pensemos un poco todos juntos ¿Vale? - le dije con el mejor de mis tonos sosegados.

- Gracias Bianca – Agradezco lo de las bebidas y me acercó uno de los cafés, lo soplo un poco para empezar a enfriarlo pues está ardiendo.

Para que no se me olvide de nuevo, levanto la mano cuando alguno de los camareros mira en nuestra dirección y le pregunto si tienen algún pescado a la plancha tipo dorada, lubina o similar. Crero que los demás no tenemos tanta hambre y podemos esperar, pero Azariel parece demasiado desesperado para ir hasta la casa como dice Marc, además de que tenernos a todos juntos estaba resultando demasiado complicado como para desplazarnos de nuevo a otro lugar.

Hablando ya de lo que importaba – A mi me gustaría explorar el mar, es lo que más me interesa y también donde más puedo aportar mis conocimientos - Y de paso saciar mi curiosidad científica.

Azariel baja el mentón para ver a su preciosa humana deteniendo su avance, tirando de él y rodeándole con sus brazos mientras emite un extraño sonido que enciende sus sentidos. Eso provoca que su ceja se alce expectante mientras se deja llevar hasta donde ella diga.

Está tranquilo porque Max y Ronan van a hablar con el pescador. Espera que junto a Eneas, que es el más sensato, aunque sus palabras de antes le hacen replantearse un poco la opinión que se había formado de él. Pero claro, ¿cuanto llevaba conociendolo?¿un dia? Su madre fue quien se lo presentó.

Definitivamente tenía que volver al mar, pero no podia negarle a su tesoro su petición. La reina de las sirenas podía esperar un poco más. ¿O quizás era él el que queria retrasar averiguar cosas que hubiera preferido no saber? A veces la ignorancia era una bendición.

- Confiar en ti - dice mientras envuelve los hombros de la joven con un brazo llegando hasta la barra

Asiento a lo que comenta Marc, aunque yo tenía pensada otra cosa, que no haya comido nunca nuestra comida no significa que no le vaya a gustar. ¡Yo quiero que pruebe a comer algo rico! Como a mí, por ejemplo, pero eso será en otro momento.

La sirena habla, me mira bastante mal pero no es una novedad, sé lo que le pasa conmigo y puedo intentar empatizar con ello; por el contrario parece que Marc le cae bien, bueno, es un avance, no puedo más que desear que ojalá le gusten algunos humanos y pueda armonizar esa apatía.

Mi argentino favorito habla de mi desaparición, parece que irán a hablar con el pescador y que poco a poco se van repartiendo aunque Mike no quiere separarnos y lo comprendo pero ya estoy lejos de ellos.

Los brazos de Az me envuelven y yo siento que me daría igual si todo esto se acabara, en este preciso instante soy egoístamente feliz y estoy atrozmente asustada por cómo y cuándo va a terminarse. Le muerdo el labio inferior, tironeando un poco de éste.

- Ojalá comerme a mí – río, deshago el abrazo y me recuesto en la barra para llamar al camarero - ¡ey! ¡Perdona! La carta cuando puedas, queremos comer algo ¡Porfa! Ya, ya, estás un poco laido ¡Cuando puedas!

Eneas había visto mucha gente extraña a lo largo de su vida, pero la tal Valeria le pareció que se llevaba la palma. Sus deducciones sobre lo poco que les habían contado le sorprendían... por el poco sentido que tenían en principio para él.

- Lo primero- dijo el tritón dirigiéndose a Valeria-, es dudo mucho que lo que os está atacando viva fuera del agua durante mucho tiempo, si es que lo hace en algún momento. Además, a ninguno de los de mi especie nos ha atacado- afirmó en tono serio. No creía que todo aquello fuera para tomárselo a broma-. Los problemas para nosotros son otros, como que podamos ser expuestos por su causa.

Momentáneamente se quedó pensativo en los planes que se habían plantado. Le parecía buena idea dividirse. Podrían adelantar trabajando en grupos más pequeños y encontrar más información.

- En cuanto a lo que comentáis el resto- prosiguió Eneas mientras se volvía hacia ellos-. Eressëa y algunos de vosotros podéis ir a explorar mientras otros vamos a hablar con el pescador-. Al tritón no le gustaba la idea de separarse de su amada sirena, pero entendía que las capacidades de ella eran más que suficientes para sacar adelante cualquier situación que pudieran presentárseles-. Tú, en cambio- dijo entablando contacto visual con Azariel-, si quieres puedes ir a hablar con tu madre, especialmente para contarle nuestros avances y que estás sano y sano. Le alegrará verte. Y puede que te dé nuevas instrucciones o información.

Pensar en la Anciana ponía nervioso a Eneas, pues le recordaba que debía sacar adelante la misión... y cuanto antes.

- Máximo, Ronan- en esta ocasión se dirigió hacia los dos humanos, intentando que su expresión se tornase calmada y mostrando su confianza en ellos-, ¿vamos por el pescador?