Partida Rol por web

He dormido en la habitación donde deje al llegar mi maleta, ignorando si alguien más durmió allí. Estaba cansada de tanta emoción y preferí dormir sola esta noche. 

Bajo las escaleras al salón con un camisón que me llega por los muslos de color rosa claro, con el pelo suelto y alborotado. 

- Buenos días. -digo al entrar al salón con una sonrisa. - voy a prepararme un café, alguien quiere otro ?- digo mientras me dirijo a la entrada de la cocina y me apoyo en el marco esperando si alguien más quiere un café para que se lo lleve.

Al entrar,segundos después de que lo haga Mike,Bianca huele el café así como algo más que no sabe lo que es.Todos los presentes tienen una taza y están bebiendo excepto Mike y ella misma.En el salón tan sólo faltan Ligeia y su amigo

Ladeo la cabeza y la apoyo en mi mano, mientras que con la otra, sujeto el vaso de café.

-Um... puede que las dos- Sonrío hacia Marc.

De reojo miro a Ronan y se me escapa una risilla al fijarme en sus labios pintados.

- ¿Ayer te fuiste a la cama con el maquillaje, Ronan? A lo mejor te ha dado un beso una sirena y no te has enterado.- Bromeo de forma pícara mientras le guiño un ojo.

Entran Mike y Bianca y asiento a las palabra de Máximo sobre Ligeia.

- No quise pararla.- Cojo el croassant y me como un gran trozo.- No quiero agobiarla. Aunque lo que esta claro, es que ella no se daba por perdida- Asiento en un tono algo mas seria.- No es consciente del peligro ni lo preocupados que estábamos por ella. Intentad... tomároslo con filosofía.- Resoplo como una madre que no sabe que hacer con su hija.- No podemos atosigar a una persona que no teme por su vida, o, al menos, ni se da cuenta de que tiene gente que se preocupa por ella.

- Buenos dias chicos- Saludo con una amplia sonrisa a los recién lelgados.

-Mientras estabais aquí, Maximo y yo estuvimos investigando en el paseo marítimo -añadí a las palabras del periodista argentino, explicando lo que habíamos hecho al cuarteto, aunque tenía la sensación de que la investigación sobre las posibles sirenas había quedado en segundo plano para algunos de ellos-. Hoy tenemos un par de personas a las que visitar, así que mi intención es marcharme temprano. -Me dirigí a su compañero argentino, al escuchar que me preguntaba si quería un mate-. Claro. Prepárame uno.

En ese momento, escucho las palabras de Valeria y me pasó una mano por los labios, manchándola ligeramente por aquel tono carmín, que parece aún reciente.

-¿Una sirena? -Enarqué una ceja, fijando la mirada en la psicóloga del grupo-. Dudo que una sirena se pinte los labios de color "rojo putón".

-Buen día- Máximo no pudo menos que quedarse unos segundos de más mirando a Bianca, quien había llegado con un camisón que realzaba bastante su, ya de por sí, buen aspecto. Por suerte las palabras de Valeria y Ronan le volvieron a encausar en el asunto en el que estaban. Incluso ahora veía como su compañero de investigaciones tenia pintura de labios en la boca. Otra situación que le recordaba a un viaje de estudiantes.

-Nadie quiere agobiarla. Se la ve contenta y despreocupada- le tendió un mate a Ronan-. Aunque eso me genera aún más curiosidad- no podía negar una parte de su ser que le permitió llegar a ser un buen periodista, capaz de meter su enorme nariz en cualquier embrollo que encontrara, generándole no pocos problemas-. Por ahora desayunemos, esperemos a Ligeia y a su amigo… ¿Cómo se llama el chavón? Que ni hablar español sabía.

El hombre entró en el salón de la mano de Ligeia, con una sonrisa confiada y en actitud de quien se siente el hombre más feliz del mundo. Seguía luciendo el bañador junto con el reloj con la esfera astillada. Su mirada recorrió la estancia buscando al chico que le había ofrecido ropa. 

Su estómago comenzó a sonar hambriento ¿desde cuando no había comido? Estaba ansioso por probar la comida humana

Dudo que una sirena se pinte los labios de color "rojo putón".

 Sonreí y luego añadí en un tono mordaz.

-¿Ah, si? ¿Seguro? Bueno, cuando vea una sirena, ya se lo que le puedo preguntar- Bebí un sorbo de mi café y apuré el ultimo trozo del bollo para prestar atención a las palabras de Maximo.

- A lo mejor puedo yo ayudar con eso. Soy lingüista y paleógrafa. Supongo que algo podré entenderme con él.- Sugerí ante lo de que el chico nuevo no hablaba nuestro idioma.-Acabé mi Café y me crucé de brazos pensativa.- Eso de visitar  a la gente en busca de información suena aburrido. ¿Quizá deba ir?No, voy a ir- Guiñé el ojo a Ronan.- A lo mejor encontramos a tu sirena.

Negó a Bianca ante el ofrecimiento de otro café y sonrió ante la respuesta de Valeria pero no dijo nada, lo que si le extraño fue la forma de saltar de Ronan, era solo pintalabios. 

Sin decir nada terminó el Croassant y se bebió el corto de café mientras atendía a lo que hablaban Maximo y Valeria. - No se como se llama y si lo dijo anoche no lo recuerdo, ahora cuando baje le preguntamos.  La doctora se ofrecía a intentar hablar con el chico, era lingüista según ella, eso no lo sabía pero si sabía como la usaba de otra forma, sonrió sin mirar a nadie ante el recuerdo de la ducha, había algo en ella, pero todavía no había identificado el que hacía que le atrajera. - Es buena idea, a ver si consigues hablar con el o Ligeia.

Justo en ese momento bajaban ambos, el seguía con el bañador y un reloj, no recordaba haberle visto el reloj anoche. - Aquí están, hora de contarnos que te ha pasado Ligeia.

Tomé el mate que me ofrecía Máximo y comencé a beberlo. Ligeia y su amigo habían regresado ya al salón y Marc les había pedido que contase lo que le había sucedido. Su desaparición había resultado de lo más extraña, sin dejar ni rastro. Era un milagro que estuviera viva, ¿qué le habría sucedido?

-Adelante, Ligeia. Cuéntanos qué ocurrió -le pedí a la chica con sonrisa de tiburón.

No me pasó desapercibido que Mike estaba esa mañana muy callado. Quiero decir, más de lo normal. Mi colega biólogo solía pasar mucho tiempo en silencio, reflexivo, seguramente pensando en teorías lógicas por las que podría existir una sirena, por lo que en esos momentos debía tener la mente en otra parte. Un poco como Bran Stark de Juego de Tronos en las últimas temporadas, solo que sin poner los ojos en blanco. Ni siquiera le había respondido a Bianca sobre si quería café o no.

-¿Todo bien, colega? -le pregunté, extrañado, mientras tomaba otro trago del mate.

Azariel estrechó los ojos sorprendido mirando a Valeria - ¿sirena? - preguntó mientras de dos zancadas se plantaba delante de ella mientras escudriñaba su rostro con interés ladeando la cabeza a un lado y a otro,  como si quisiera observarla desde todos los ángulos posibles.  

Cuando la muchacha entró en la habitación justamente Val comentaba que era lingüista. Se acercó a la mesa y cogió un poco de café, si había, y un par de bollos. Iba a poner un poco de café para él, pero lo miró y pensó que no era buena idea quizás la cafeína.

- Él se llama Azariel – lo miró sonriendo con un cariño absoluto y luego miro a los demás.

Para cuando Ronan habló la muchacha se sentía algo abrumada, todo el mundo la miraba, vale a eso estaba acostumbrada pero a tener cosas que decir no. No era su forma pasar desapercibida con aquello en la cara, ni lo esperaba ni era lo habitual, pero las miradas solían ser e rechazo, a lo sumo curiosidad en los niños, no expectantes, como si fuera importante.

- ¿Dónde está Poe? ¿Lo habéis visto? Estoy un poco preocupada, nunca he estado tantas horas alejada de él, ojalá no se haya ido. ¿Podríamos salir al jardín? a ver si así lo veo. – Frunció el ceño preocupada, aun así prosiguió, pero habló mirando hacia la ventana, buscando en el cielo – yo no recuerdo mucho, estábamos yendo hacia la roca esa de las sirenas, un viejecillo muy amable se ofreció a llevarme en barquita, vi a gente nadando a su alrededor, el barquero me dijo que no podía acercarse más remando y me lancé al agua para llegar nadando. No lo pensé, algo tiró de mi tobillo y me hundí en el agua, perdí el conocimiento, lo primero que vi al abrir los ojos en la playa fue a él.

Sonríe mirando a Azariel, se acerca a él, carraspea y le tiende un bollo.

-  Toma, tendrás hambre. Como habla en infinitivo hemos supuesto que no es de aquí pero tampoco recuerda muy bien de dónde es, me encontró él, creemos que le pasó lo mismo que a mí pero él lleva la memoria peor que yo ¿Y si los marineros están en otra parte sin recordar nada? ¿Qué habéis averiguado vosotros? Siento muchísimo haberos preocupado tanto.

Miró a Ronan.

- ¿Tú sirena? ¿Has visto alguna? – murmuró con curiosidad.

Máximo hizo ruido con el mate al terminar el relato de Ligeia, tan concentrado estaba en ello que no se dio cuenta que la bebida ya no tenía agua. Se sirvió otro mientras continuaba pensando, contestando a la pregunta de la joven mientras una parte de su mente se ocupaba de otra cosa.

-Poe estaba esperándote, lo vimos después de que te hundiste- que hizo el enorme animal luego era un misterio, pero parecía que supiera que su dueña volvería-. Estoy seguro que lo vas a ver enseguida- ahora dejado de lado ese tema, al menos de momento-. Azariel parece más que solo desmemoriado… parece que le hubieran reseteado el cerebro. No reconoce ni las botellas de plástico- y el que pudiera comunicarse, aunque de forma extraña, era otra cosa que no cuadraba. La pérdida de memoria no era algo tan normal como en las películas o las novelas de la tarde. Y eso de que algo le agarró el tobillo le dejó intranquilo. Pero Máximo decidió dejar pasar todo ello-. Pero me alegro mucho de que estés bien Lady Ligeia- le guiñó el ojo, en verdad contento de que la fascinante joven no hubiera muerto.

Escuché el testimonio de Ligeia. Nada de lo que había dicho que sucedió resultaba descabellado y, sin embargo, no podía evitar pensar que había lagunas en la historia, seguramente producto de que la joven había perdido el conocimiento. Fuera lo que fuera lo que le había agarrado del tobillo, había ido estado allí, en las Faraglioni, lo que implicaba que su teoría estaba cercana a la realidad. Sin embargo, le chocaba que Ligeia estuviera tan intacta, sobre todo teniendo en cuenta que Marc y Bianca habían sido mordidos por aquellas criaturas la noche anterior.

-¿Yo ver una sirena? No, solo es una tontería -me reí por la pregunta de Ligeia. Bastante tenía la pobre muchacha, después de aparentemente haber estado a punto de morir, como para creer ahora las bromas de Valeria. Sobre todo teniendo en cuenta que Ligeia se había unido a aquel grupo para intentar encontrar sirenas-. Mejor que te lo cuente ella... -señalé a la psicóloga.

Al oír el comentario de Máximo sobre las capacidades de Azariel, sonreí por lo bajo. Lo cierto es que aquel atractivo hombretón mostraba un comportamiento un tanto peculiar. Aún recordaba que lo había visto riendo mientras observaba su reflejo en una televisión, y cómo luego se había sorprendido al ver la botella de plástico llena de agua. Y pese a todo, la mente de Azariel parecía funcionar mejor y con mayor rapidez que la de la mitad de los integrantes del equipo de investigación.

-Ligeia, ¿llegaste a ver algo cuando sentiste que te agarraban por el tobillo? -pregunté, intrigado-. ¿Tienes alguna marca de dientes o arañazos?

Me sirvo el café al ver que nadie más quería. Parecía que Ronan había tenido una noche interesante con alguien  o le habían gastado un broma.

Sonreí abiertamente al ver bajar a Ligeia junto son su acompañante y poder cercionarme de que estaba sana y salva. Debía de haberlo pasado realmente mal.

-Ligeia me alegra muchisimo que estés bien y de vuelta con nosotros, menos mal que se ha quedado en un mero susto.- le digo acercándome un poco a ella.

-Creo que alguno de vosotros debería de prestarle algo de ropa al nuevo integrante del grupo, no creo que esté muy cómodo yendo en bañador todo el día.- digo medio riéndome.