Partida Rol por web

En el interior de la gruta el mar parece estar iluminado por debajo del agua. Se trata de un magnífico color azul y se debe a otra apertura en la gruta completamente sumergida y situada en la parte inferior de piedra caliza que es por donde vosotros accedeis.

Es una cueva bastante grande, con una gran placa de cuarzo encastrada en la parte superior en una zona en la que casualmente las corrientes dejaran un agua muy clara que hace que pase perfectamente la luz del sol hasta el fondo marino.La gruta está tapizada de estanterías de coral llenas de conchas donde guarda sus preparados e ingredientes, incluso rudimentarios "libros" hechos de barbas de ballena cosidas donde apunta sus curiosidades y descubrimientos. Hay paredes alisadas artificialmente en las que ha dibujado esquemas de biología sirénida 

Los pasajes subterráneos que conducen a la gruta están parcialmente cerrados, aunque se cree que una vez estuvieron conectados dejando que humanos y sirenas pudieran reunirse,sin embargo Xiomara os muestra huecos que os permiten asomaros a la zona donde las pequeñas barcas de los humanos les permiten acceder a aquel lugar.Desde allí podéis vigilar y escuchar todo lo que dicen y hacen

Xiomara se sentía frustrada. No habían conseguido nada útil la noche anterior, y la falta de información le resultaba de lo más desagradable. No confiaba nada en los humanos, y la actitud general del grupo -había excepciones- le preocupaba. Se lo tomaban con demasiada ligereza, ocupados en coquetear y juguetear. Para Xiomara lo que había en juego era mucho más serio, no había tiempo para romanticismos ni niñerías.

Hoy había madrugado para dirigirse a su cueva, y allí, en la zona oculta de la misma, había tratado de transformarse.  Subió a la parte de piedra que estaba seca y, tendiéndose -hacía meses que allí mismo había estado tendido un humano, agonizando en su inconsciencia antes de morir finalmente- trató de concentrarse. Sus ojos cayeron en el diagrama de los huesos de las piernas, esos "brazos inferiores" tan desconcertantes. Los dedos de los pies le parecían una ridiculez, prácticamente muñones abortados. Iba a doler. Iba a doler. Podía notarlo.

Durante los primeros segundos no sucede nada pero de repente un dolor lacerante te atraviesa de arriba a abajo y por dentro parece que te estás rompiendo mientras tu cuerpo entero,tus músculos,tus huesos parecen adaptarse al medio.Tus membranas empiezan a desaparecer mientras que tus escamas comienzan a despegarse de tu piel y bajo tu cola notas cómo te partes en dos y sientes que algo nuevo está formándose mientras que tu cola simplemente se despega de ti y ante tus ojos aparecen dos hermosas piernas unidas al tronco y en cuyo centro hay algo rodeado de un corto y rizado pelo negro que no has visto nunca y no tienes la menor idea de para lo que sirve pero que al tocarlo con los dedos te produce un placer desconocido hasta el momento pero en el que no ahondas ya que el resto del cuerpo te duele aún.A excepción de las conchas de tus pechos estás desnuda y al rozar con los dedos tu cola ésta desaparece convertida en polvo.Poco a poco el dolor desaparece y notas que puedes moverte

Le costó no gritar, el dolor era indecible. Se retorció sobre la roca,  entre espasmos, preguntándose qué estaba pasando, cómo podía ser esto, esta horrible enfermedad, la transformación... y luego todo cesó. Estaba cubierta de sudor por el esfuerzo. Relámpagos de agonía todavía retorcían su cuerpo, y permaneció quieta, mirando al techo, unos minutos que se le hicieron horas. 

Observó con espanto y asombro su propia cola, o más bien sus restos pulverulentos. No deja de ser ella, así que con horror y curiosidad introdujo en una concha esos polvos, sellándola lo mejor que pudo. A medias divivida entre esa necesidad de saber y el espanto por la nueva situación,  tenía miedo, un miedo espantoso, pero también un anhelo de conocimiento que la empujaba. 

Se puso de pie. Lentamente, lentísimamente, sujetándose con los brazos a la pared. Sabía como iban esos chismes, los había visto en humanos. Tenían un codo invertido a la mitad, lo llamaban rodillas. Vale. Flexionó aquí y allí cada articulación, la junta en la que las piernas se unían a la cadera... siempre sujetándose a la pared. Casi se cayó dos veces. No sabía cuánto tiempo había pasado, entretenida como estaba, pero continuó probando sus piernas hasta que fue capaz de andar con cierta firmeza.  Expermientó con todo, tocando y doblando y mirando. Los dedos de los pies le seguían pareciendo horribles, con sus extrañas uñitas. Y luego estaba el chisme ese de entre las piernas. Dos de los humanos que ella diseccionó en su momento eran machos, y tenían una parte distinta, ligeramente ridícula de hecho. La mujer tenía lo mismo que ella. Lo había visto y estudiado en aquella mujer, pero tener uno ella misma era diferente.  Las sensaciones eran extrañas... Tendría que estudiarlo con más tiempo, pero todo apuntaba a que tenía relación con el desove.

Volvió a sumergirse en el agua, tomó notas en su cuaderno de todo lo que había experimentado y volvió, nadando todo lo deprisa que pudo, a donde estaban sus compañeros de misión.

La transformación en sentido inverso es igualmente dolorosa pero quizás más rápida pues tus piernas se unen de golpe y las escamas las recubren con rapidez volviendo a convertirse en tu cola.Lo peor es el interior del pecho pero lo relacionas con la adaptación de las branquias para poder respirar en tu ambiente natural.Cuando todo cesa por fin vuelves a ser tú,Xiomara,la bella sirena que estudia a los humanos así que decides volver con los tuyos para planear....pues lo que tengáis que planear

Xiomara guió con cautela a sus compañeros hacia su cueva. No solía tener visitas, pues de todos era conocido que era bastante hermética con su lugar de trabajo. Le estaba costando muchísimo revelar esta localización, pero creía sinceramente que era lo mejor para llevar a cabo esta tarea para su gente, así que lo haría. Su incomodidad resultaba evidente, no obstante, en su nerviosismo.

Incluso en ese nerviosismo, no obstante, se percató de la inquietud de Orien para con Azariel. Le puso la mano en el hombro y le susurró, deseando que no se sintiera tan dolido por los actos de su hermano:

- Tu hermano te quiere... y te valora, aunque no lo exprese como debería. Eres un líder capaz, Orien, y tu forma de pensar es un buen complemento para la de Azariel. 

A través de estrechas grietas invisibles por las cortinas de algas, guió al grupo al interior de la Sala Grande de su cueva. La luz entraba por un gran cuarzo en el "techo", iluminando superficies de trabajo y paredes alisadas en las cuales hay diagramas médicos de anatomía sirénida. Estanterías hechas tallando el coral contienen objetos de lo más variopintos, el lugar está lleno de todo lo que ha ido necesitando para sus tareas e investigaciones.  

Ignorando lo que para ella es familiar, dirige al grupo a una covacha dentro de la propia sala grande, desde donde una especie de balconada permite observar el lugar por donde los humanos han entrado, pero sin ser vistos.

Sigió a los demás hasta llegar a la Gruta Azul de Xiomara, sin hablar demasiado y tratando de no hacer demasiado ruido, desviando su mirada hacia las paredes ocasionalmente donde los grabados decían bastante más de lo que parecía.

Todo aquello estaba bastante bien y permitía una buena observación. Como siempre, Xiomara parecía haber previsto los próximos quince movimientos de sus rivales y no pudo evitar sino sentir cierta envidia de aquella mente.

Esto está muy silencioso ¿no es raro?

Estaba algo nervioso. ¿Y si estaban dirigiéndose hacia una trampa?

Había entrado, algunas veces, en la gruta de Xiomara sin pedir permiso y esta la había regañado con todo el derecho del mundo, sabia lo que la sirena apreciaba su intimidad y esos humanos la estaban violando sin piedad, claro que tampoco lo sabían, así que realmente....solo esperaba que no tocasen o rompiesen nada.

Miro muy atenta por donde les mostraba Xiomara, realmente la ruta era preciosa, la había visto mas veces, pero no desde esa perspectiva.

No puedo evitar sonreír ante el salto que da Nayade cuando el enorme pájaro grazna y esta asustada se acurruca contra mí. No era una sonrisa burlona, no realmente. Pero era imposible que me resultara divertido el como era la primera de lanzarse de cabeza a algo tan peligroso como todas las excursiones que habían hecho durante estos años o mismamente esta misión y luego un simple animal la podía asustar. Le palmeo la cabeza en un gesto tranquilizador mientras que niego con la cabeza para que sepa que no tenía importancia que hubiese saltado. Luego de asegurarme que es el caso sigo a mi prima hacia su cueva, sabía que estaba cerca pero me gustaba respetar su privacidad por lo que nunca la había visto por dentro.

Debido a esto cuando se vuelve acercar a mi y expone su preocupación, me traigo un desaire que no se merecía, lo cual curiosamente me ayuda a calmarme y le contesto también en susurros.

- Sé que le importo... a su manera.-seguía sin ver que veía en mí Xiomara para que tuviera madera de líder pero quizás debería considerarlo más adelante.- Pero como tu has dicho la paz no es algo fácil y sino vamos con tacto se va volver imposible volver a la normalidad ya que decir mejorar nuestra relación con ellos.- le digo sin ningún rastro de acritud anterior.- Si por mi fuera iría hablar directamente con ellos pero sé que esta en juego mucho más que mi pellejo y forma de pensar. Todos vamos a tener que hacer algún tipo de sacrificio y creo que Azariel no es consciente de ello. Es más es probable que tu seas la única que lo haya considerado siquiera.- apoyo mi mano sobre su hombro.- Qué hablando de sacrificios... sé lo especial que es este lugar para ti y solo puedo empezar a imaginar lo duro que ha sido tener que enseñárnoslo. Muchas gracias, Xiomara.- una vez acabo de hablar con ella me separo para que nos guíe a todos hacia la covacha donde me concentro para escuchar y observar todo lo que pudiera.

Amelia contempló con asombro la cueva por la que les guió Xiomara. Alguna vez le había hablado de ella, pero hasta entonces no sabía dónde estaba, ni siquiera le había propuesto acompañarla. No tenía muy claro cómo de importante era aquel lugar para ella, así que prefirió no hacer muchas preguntas sobre ello, y mucho menos tocar todo lo que allí había. Se mantuvo en todo momento cerca de Enna, después de que le hubiese echado semejante mirada antes de entrar, y atenta por si veía algo fuera de lugar.

- Lo está. ¿Pero ellos podrían oírnos? - le respondió en el mismo tono, todavía algo temerosa de que los humanos pudieran encontrarles allí, en grupo y desarmados...

Con alivio veis que desde donde vosotros os encontráis los humanos no pueden veros y difícilmente oiros a no ser que os pongáis a gritar.Parece que la zona donde Xiomara estudia es la parte trasera u oculta de la cueva,oculta al menos para los humanos ya que no tienen acceso desde donde están y sólo podrían acceder buceando a una profundidad prácticamente imposible para ellos por lo que no tenéis nada que temer desde allí.Lo único malo es que no se ve el exterior,tan solo la gruta

Vosotros veis a través de los agujeros de las piedras cómo las pequeñas barcas van entrando en la cueva.El boquete es tan pequeño que los humanos tienen que tumbarse para poder pasar y una vez allí el barquero empieza a hablar señalando el techo de la gruta desde la barca,donde los miles de cristales refulgen en el agua.

Podía ver el paso de aquellos cuerpos frágiles y bastante mal adaptados a la supervivencia y no pudo evitar preguntarse cómo es que eran capaces de dominar la superficie y vivir un día más. Se preguntó qué clase de percebes inútiles vivían allí arriba.

¿Nos quedamos un par aquí y el resto volvéis? No parece que vaya a complicarse la cosa.

Susurró tan bajo que apenas sería escuchado por sus amigos, mucho menos por sus ¿enemigos?

Al parecer solo habían ido a admirar la cueva y sus cristales naturales, lo cual era totalmente compresible pues al fin y al cabo era un lugar precioso. Lamentablemente si eso era a lo único que iban hacer no creía que fuesen los humanos que teníamos que localizar y vigilar por lo que asiento ante las palabras de Enna.

- Estoy de acuerdo.- contesto con una voz tan baja como la del pelirrojo.- Xio, este es tu santuario. Así que tú decides quién se queda contigo y el resto puede ir a comprobar otras cosas, como la chica del pájaro. No me suena ver ninguna ave así por la zona así que es probable que lleve poco tiempo en la isla.

Orien y Amelia salen mientras el resto sigue vigilando a los humanos.Los que entendeis el idioma escucháis los halagos a la cueva las exclamaciones maravilladas que salen de sus bocas al ver el interior de la preciosa cueva y el brillo que el techo repleto de cristales azules hace que la cueva esté iluminada con aquel color tan especial

Las barcas se acercan bastante a la zona en la que os encontráis pero la pared natural que os protege de sus miradas os hace sentiros seguros por lo que no os movéis y podéis observar a aquella especia más cerca de lo que nunca los habéis tenido a excepción de Xiomara

Son tan parecidos a vosotros que os sorprende no proceder del mismo dios creador pues a excepción de la cola y alguna diferencia más pocas cosas os separan.O eso os parece a primera vista

Al final Nay se quedó con él y éste le sonrío, al igual que hizo con Xiomara. La verdad es que no podía quejarse de la compañía y tampoco de las palabras que decían los humanos. No veían ni la punta del iceberg y ya estaban maravillados, aquello era asombroso.

Casi tanto como su parecido con ellos. No pudo evitar preguntarse por ese extraño percebe del que hablaba Xiomara un rato atrás.

¿Y ahora? ¿Seguimos observando?

Seguía miando como embobada a los humanos, con esas barquitas, tan chiquititas, tan fáciles de hundir.... realmente se lo habían puesto muy fácil si querían raptar a uno, como dijo Azariel. Parecían fascinados con la cueva y no era para menos, la cueva de Xiomara era preciosa, seguro que nunca habían visto algo así en tierra. -Podíamos acercarnos más, no parecen peligrosos- dijo totalmente ilusionada con la idea, no parecían llevar armas, no cabrían en esas barcuchas.