Partida Rol por web

Al final el tritón decidió mantener los tridentes y seguirlos desde la distancia, asegurándose de que ningún humano pudiese verlo. Sencillamente nadaba a una distancia bien profunda y sin llegar a asomar del todo en la mayoría de momentos.

Eneas observó los barcos desde las aguas. Seguramente sería más fácil acceder a los que se encontraban atracados. La cosa era que había bastantes humanos, tanto los que paseaban por la playa o estaban en los barcos como los pescadores. No iba a ser tan fácil acceder a una de las naves sin ser vistos, a plena luz. Como había pensado con anterioridad, tal vez una distracción fuera necesaria.

-Hay bastantes humanos en este momento- dijo mientras se volvía hacia el resto de sus compañeros-. Podría crear una distracción en la playa mientras otros conseguís la ropa accediendo a los barcos. Así no os verán al entrar en las naves.

Espero a que los otros se manifestaran. Habría que ver quiénes intentaban colarse en uno de los barcos.

Levanto la mano tímidamente y sonrojándose -Yo puedo permanecer en el agua mientras vosotros vais por la ropa, atrayendolos con mi canto, sin duda estarán tan embelesados que no se darán cuenta de que estáis por allí y estando en el agua, siempre puedo escapar rápido si la cosa se pone fea- dijo deseando ayudar, ya que sin saber su idioma se sentía un poco inútil, pero eso si podía hacerlo.

Demasiada gente para el gusto de Eressëa, lo cual podría tratarse de un peligro potencial si tan sólo un descuido se pasaba por alto. No obstante ya estaba allí, no podía dar marcha atrás y algunos de los presentes se ofrecían para ser una bonita distracción en aquel lugar, así algunos pueden coger algo de ropa. 

- Intentaré coger la ropa. ¿Quién va conmigo? - pregunta decidida. 

Es que ya sin ápice de dar marcha atrás, esperaba que al menos Orien moviera las escamas ya que en teoría es el "Líder" del grupo, así podía comenzar con dar el ejemplo. Lo bueno es que ya estaba preparada para ello, pese a no estar convencida del todo al ser pleno día y demasiados humanos allí. 

La sirena se contuvo de decir algo al ver a tantos humanos andando por allí. Y pescando. Como si no tuvieran suficiente con su tierra, tienen que tocar nuestro mar. Miró a los demás, viendo quién se decidía por ir y quién por quedarse a distraerles. Lo del canto era buena idea siempre y cuando Nayade no se dejase descubrir, pero tenía que ir a uno de esos barcos.

- Yo voy a subir. Lo mejor será que busquemos uno vacío si no queremos problemas y por donde pase menos gente... - Aunque no sé dónde guardan la ropa los humanos. - ¿Iremos todos juntos o cada uno que busque en uno?

Escucho al resto mientras observo los barcos y me pregunto cuál sería la mejor opción. Un barco grande tendría más posibilidades de encontrar ropa pero seguramente también tendría más gente. Sin embargo lo que comenta Eneas me deja un poco descolocado,  ¿qué clase de distracción haría en la costa para distraer a todos los del barco?

- Creo que es mejor la opción de Nayade y por lo que habías comentado tú también eras músico. Hago bien en suponer que tienes el don del canto como aquí nuestra artista personal, ¿no Eneas?- le pregunto mientras le sonrío a Nayade, realmente no me gustaba que ella fuese directamente a ponerse a la distracción pero al menos era menos peligroso que meterse en el barco.- Porque si es así, entre los dos podáis encandilar a la gente de todo el barco que escojamos. Que hablando de eso me parece que lo mejor es que vayamos juntos para apoyarnos si algo va mal.- miro al resto incluyendo a Enna que esta separado de nosotros.- Lo cual me parece que el grupo de infiltración seremos nosotros tres- continuo remarcando esto último con un gesto que abarcaba a las dos sirenas restantes y a mi mismo.- Un barco vacío o casi vacío sería ideal no lo niego pero quizás tengamos que arriesgarnos con uno grande para que haya suficiente ropa para todos, ¿no os parece?

Uno de los problemas que presentaba todo aquello era intentar ser discretos accediendo a uno de los barcos, más cuando estaba la playa con personas caminando, los pescadores entre las rocas y varios barcos cargados de humanos mirando el mar y las rocas. Al final, parecía que era fácil que les vieran. 

-Parece que ahora mismo hay mucha gente por esta zona- comentó Eneas-. Creo que es posible que, a la hora de saltar al barco, podamos ser descubiertos. Tal vez no fuera mala idea conseguir ropa de los pescadores. Naya y yo, con la que también comparto ese don, les podríamos cantar a algunos de ellos e, incluso, pedir algo de ropa con alguna argucia. Quizá algo más discreto funcione mejor... El problema no son solo los que estén en el barco, sino todos los que pudieran vernos saltar desde el agua y que están en los alrededores, no en la nave.

A esas horas de la mañana todo esta zona, de entretenimiento para los humanos, estaba demasiado llena de ellos. Que un habitante de la superficie pudiera ver cómo una sirena saltaba a un barco no era algo a lo que debieran exponerse...

En medio de aquel tiempo de discusión en el grupo, Eneas aprovechó un segundo para acercarse a Eressëa, a la que susurró unas palabras.

-Eressëa, necesito que conozcas una nueva carga que han puesto sobre mis hombros- los claros ojos del tritón buscaron los de la sirena hasta que mantuvieron el contacto visual-. La anciana Ryna me ha impuesto el liderazgo del grupo y, a pesar de que algunos prefieran olvidarlo, quiero que lo sepas para que comprendas mis motivaciones de estar aquí con el resto. Agradezco haberte encontrado de nuevo... No sé qué haría sin tu apoyo.

Sintiendo que se había quitado una carga de encima al decirle aquellas palabras a Eressëa, volvió su mirada hacia el resto, especialmente hacia Orien y Amelia, de los que esperaba algún reproche a sus últimas palabras.

Todos parecían estar de acuerdo en los pasos a seguir, aunque seguía el asunto latente de la cantidad de gente que había en el lugar y la poca posibilidad de pasar desapercibidos de esta forma. Cuestión que al menos para Eressëa era cuanto menos importante, pero donde manda Capitán, jamás manda Marinero. Así que esperó paciente por la decisión de los demás y así emprender el camino hacia la búsqueda de la ropa. 

- Es mejor si es de noche, podemos camuflarnos más. Si aceptan una sugerencia... Esperaría un poco para observar su comportamiento y cuando al final caiga el sol, avanzar nosotros. Ya sea subiendo a un barco o con las pocas personas que estén en la playa o pescando. - sugiere un tanto pensativa. - De esta forma sabremos que los embarcados según las luces encendidas, en qué puntos están en su interior y nos permitirá cuando la transformación surja, que no se vea al detalle nuestra naturaleza. Incluso cuando sea necesario seducirlos con el canto. -

La idea no es mala, sólo había que perfeccionarla y para ello la sirena ostentaba una inteligencia bastante inusual para su especie. Quizás por la experiencia de vida, o por su forma solitaria de manejarse, siendo más observadora que una persona de acción. No obstante desde aquella cercanía junto a Eneas, le dedicó alguna que otra significativa mirada, ellos también contaban con su propio lenguaje. 

Ante aquel susurro del tritón, no pudo evitar separar sus labios en un gesto claro de sorpresa ya que el hecho de tener aquel liderazgo impuesto, lo forzaba a comprometerse con la causa y lidiar con estas cuestiones que a la larga, no trae nada nuevo. Tienden a separar más de lo que se une, y eso era algo que ambos sabían a la perfección. 

- Está bien, Eneas. Sabes que te apoyo y en verdad me preocupé mucho por ti al despertar sin que estés a mi lado. - confiesa en un tono melodioso, como si se tratase de una brisa que mece los cabellos en su afán. - Sólo que más allá de todo esto, anhelo una relación contigo... No puedo olvidar lo que sucedió ayer y no tengo apuro para nada, pero sí está claro que mi corazón es tuyo. - termina por decir, intercambiando alguna que otra mirada con Eneas. Un poco avergonzada, posiblemente aquello arruinaría todo, aún así tenía que sacarlo y darle voz. 

Aquellas palabras de Eressëa llenaron por completo el alma de Eneas. No solo era que la sirena le hubiera dicho que tenía su completo apoyo, aquellas palabras se borraron prácticamente de su mente tras escuchar las que les siguieron. Él tampoco podía olvidar lo que había ocurrido entre ellos el día anterior, que daba un nuevo sentido a su existencia. No existía nada más poderoso que ese sentimiento que ambos compartían y se correspondían.

-Eressëa, no solo has llenado un vacío que sentía en mi corazón, sino también en mi alma- le confesó el tritón-. Escuchar estas palabras de tu boca me colman de una vida y alegría que pensaba haber olvidado. No solo mi corazón es tuyo, sino que también mi pensamiento te pertenece. Y querré caminar, nadar o lo que sea que nos depare el destino, pero siempre contigo.

Las palabras habían venido solas, como una contestación inevitable ante los sentimientos que ella le expresaba. Desde el tiempo que había sentido el amor de sus padres en la niñez, ahora convertido en nada, Eneas no había sentido nada igual. Entrelazó sus dedos con los suyos, mientras miraba sus profundos ojos, y luchando contra la necesidad de besarla por estar rodeados del resto. Con todo, su mente soñó son sus besos y caricias.

Las palabras del tritón azotan con fuerza en el corazón de la sirena, cuando sin esperarlo la llenan de una felicidad que será difícil aplacar cuando se está decidiendo algo importante en grupo. Aún así, se permite suspirar para contener todo lo que por dentro siente y tras sonreír al tener sus oídos endulzados bajo el influjo de este amor, responde:

- Te quiero, Eneas. Y es para siempre. - afirma al entrelazar sus dedos con los del rubio. - Y así será. 

No puede decir más al respecto, es que claro estaba todo esto. Aún así en lo más profundo de su interior, anhela desde el fervor de este sentimiento que nace y tiene nombre propio, perderse en esos besos que él es capaz de ofrecer para naufragar en todas las sensaciones que ha despertado el tritón desde aquella noche. Pero como todo tendría que esperar, no le importaba, ahora era inmensamente feliz. 

- Hmmm, supongo que es una opción. Pero no se hasta que punto podremos engañarlos para que nos traigan ropa, ya que si le quitamos las que tienen ahora mismo van a llamar bastante la atención. Aparte que acercarse a ellos y encandilarlos con canciones va ser más visible que subir algún barco, más que nada por las distancias. Pero si te sigue pareciendo más factible adelante con ello.- digo mientras me encojo de hombros. Es entonces cuando Eressëa dice una obviedad como si el resto fuéramos aún unos niños y me cruzo de brazos mirandolo un segundo midiendo si lo que acababa de decir iba en serio.- Y si tuviéramos tiempo es lo que haríamos, al fin y al cabo es lo que se propuso ayer entre otras cosas. Que debido a ellas, sea dicho de paso, ahora nos han metido prisa. Si te parece una mala idea hacerlo durante el día.- lo cual lo es, para que nos vamos a engañar.- Siempre te puedes ir, saben bien los mares que nadie te va culpar por ello.- suspiro un segundo dándome cuenta que acaba de repetir lo que había dicho mi madre, no si al final nos íbamos a parecer más de lo que me gustaría admitir.- En fin volviendo a lo que hacer, si te sigue pareciendo menos arriesgado probar con los pescadores adelante, la decisión es tuya.- concluyo devolviendo la mirada al rubiales.

Debía ser cosa del destino que las aguas hubieran arrastrado a Eneas hasta Capri, pero desde ahora en adelante agradecería cada día que le hubieran dado las fuerzas para trasladarse desde Barcelona hasta aquellas aguas. De otra forma no la hubiera conocido. No era adecuado cerrar de esa manera sus confesiones de amor, pero no tenían alternativa. No obstante, el tritón deseaba volver a yacer junto a la sirena, como aquella vez el día anterior en su pequeña cala.

-No dudes que así será- contestó Eneas-. Te amo, Eressëa.

Inevitablemente, detestó infinitamente a Orien. No únicamente por las palabras que acababa de pronunciar y la actitud que había tenido desde el principio de la misión, también le obligaba a volver a la realidad y apartar sus ojos de aquella perla de las profundidades que le había arrebatado el corazón.

Prácticamente todos habían pensado sus puntos de vista. Y a Eneas le parecía que Eressëa tenía razón. Esperar a la noche o, al menos, a que hubiera menos gente por la playa tenía todo el sentido.

-Tranquilo, Orien- dijo Eneas-. Eressëa solo lo dice porque quiere ayudar y para que actuemos con lógica. Ella está tan decidida como tú o yo a hacer lo que haya que hacer.

Durante unos segundos, el tritón sopesó lo que le pareció más adecuado y, después, se lo comentó a sus compañeros.

-Creo que podemos hacer dos cosas- continuó Eneas-. Podemos dividirnos en dos grupos. Uno se puede aproximar a los barcos, siempre que sus miembros no sean vistos, para ver cuál será la opción más fácil para poder acceder a él y conseguir topa. Mientras tanto, otros podemos acercarnos a los pescadores. Yo puedo salir del agua y tratar de obtener la ropa. No es la primera vez que me relaciono con los humanos o utilizo mis poderes sobre ellos. Eressëa y también tú, Naya- Eneas se giró hacia esta última hasta tener contacto visual, como preguntándole si estaría dispuesta-, por tu canto, podríais quedaros cerca, en el agua, por si me hiciera falta apoyo. Vosotros tres- dijo el tritón refiriéndose a Amelia, Enna y Orien- podéis inspeccionar los barcos. Nos podemos reunir una hora después, en este mismo lugar, y vemos qué hemos conseguido o averiguado.

Volvió a detenerse un par de segundos. Contempló a sus compañeros en espera de opiniones.

Y menos mal que aquel "Te amo" había aplacado la tempestad que en su interior surge ante las palabras de Orien, agradeciendo el mantener la calma para no darle un coletazo bien dado al tritón. Por esa razón tras dejar escapar un suspiro que de sus labios, en el mar se traduce a burbujas y aquí es simplemente aire cálido, sonríe. 

- Te amo. - responde sin poder evitarlo, cuando al intercambiar una mirada más con Eneas se permite un segundo de paz y control, así nada de lo que pueda pensar o sentir de forma contradictoria, se manifieste. Ya sin poder vivir demasiado en la nube de espuma que ahora se encuentra junto al hombre que ama, prefiere mantener su mente allí en la conversación, así en cuanto puedan o el mismo tiempo les permita, poder estar juntos. 

- Nunca mejor dicho. - secunda a Eneas mientras la mirada de Eressëa brilla desde una intensidad muy inusual, el tritón y la sirena comparten gestos, pero mantienen la atención allí mientras sus manos siguen entrelazadas. - Es un buen el plan, tiene sentido. - termina por decir, sin agregar nada más. 

No sería para nada fácil, considerando la cantidad de humanos que hay por todos lados, pero si Eneas cree factible aquello y dada su experiencia con estos seres, pues había que confiar. La sirena en verdad se muestra incondicional hacia el tritón, ambos piensan de la misma forma y pese a que podría responder a los comentarios de Orien, prefiere guardarse las respuestas en la soledad de su silencio.

Prefiere evitar el conflicto, las discusiones y todo lo que se geste por naturaleza entre ella con él. No se llevan bien, tampoco iba a obrar un milagro para que eso suceda. Lo dejaba estar. 

Miro a todos uno a uno -entonces esta decidido, mejor esta noche ¿no?- miro a Orien, sabia que no es que estuviesen tiempo de sobra, pero tampoco podían arriesgarse tanto, ciertamente tenían que cambiar de cola a piernas y no era un proceso agradable, ella por lo menos no conseguía no gritar, pero igualmente un sitio concurrido era como poco peligroso para ese cambio, de noche pasarían mucho más desapercibidos y eso siempre era mejor, contando con que podían atraer los pocos que había con su canto.

Tanta discusión hizo que la sirena se quedase observando a unos y otros, con los brazos cruzados y conteniéndose una sonrisa por aquellas tonterías que discutían. Finalmente se rió al ver a la pobre Nayade totalmente confundida por la situación. Se acercó a ella y le posó la mano en el hombro, aún sonriendo. 

- Si prefieres ir esta noche no te vamos a forzar a seguir ahora, pero creo que ese no era el plan... ¿Tenemos prisa, no?  - fue entonces cuando agarró a Enna del brazo y tiró de él, nadando hacia la zona de los barcos mientras se despedía con la mano - ¡Luego nos vemos!

El pelirrojo se había perdido en el ir y devenir de pros, contras, planes y argucias para conseguir algo tan antinatural como algo para cubrir el cuerpo. Resultaba ridículo y, además, debía quedarse en el mar por si había algún problema. Es por ello que, con la cabeza en algún lecho marino lleno de algas y caballitos de mar, cuando la morena le zarandeó sacudió la cabeza con fuerza intentando volver.

¿Eh?

Para cuando quiso darse cuenta ya se encontraba de camino a los barcos. ¿Por qué a mí? Pero no iba a dejar sola a la joven.