Partida Rol por web

Camarotes personales de 1ª

Evidentemente, cada pasajero de 1ª tiene su propio camarote-vivienda.

Estos suelen ser bastante grandes pese a las limitadas dimensiones del vagón. Al contrario de lo que pasa en 3ª, cada camarote ocupa casi medio vagón, pudiendo darse en el mismo vagón físico, hasta 3 camarotes.

Incluso dentro de 1º hay clases y clases. La gente mas adinerada, que no son muchas familias (apenas 3 familias), disponen de un vagón entero para ellos. Mientras que las que menos, sus camarotes son menos largos y con menos comodidades.

De esta manera dentro de los camarotes, todos disponen de dormitorio, aseo y salón. Las paredes disponen de armarios, estanterías y mesillas abatibles revestidos en caoba. Lujo máximo para todo el mundo. Los mas adinerados, al ser el vagón mas grande, pueden disponer de baños, salones con escritorios amplios mesas y sillas e incluso un par de habitaciones, en ves de una sola.

Para mas información ver Desmontando al SnowPiercer.

Senia llega a su camarote acompañada de Robb, ya que su padre se lo ha ordenado y se quedan los dos alli dentro.

Liz entra en el suyo para cambiarse de ropa.

Megan entra en el suyo buscando a sus padre, pero no los encuentra. En cambio, tiene allí una visita inesperada.
 

Al abrir la puerta de tu camarote no encontraste a tus padres.

Sin embargo, al cerrar la puerta descubriste que alli, saltando sobre tu cama había una niña andrajosa y un poco sucia, ajena a quien pudiera haber entrado allí. Estaba tan contenta saltando y saltando que no se dió cuenta de tu llegada. SOlo reia y reía hasta que  en una de sus volteretas sobre tu cama, se dió la vuelta y vustros ojos se encontrarons.

Ella algo asustada y viendo que te interponías entre ella y la puerta opto por esconderse. Tampoco es que hubiera mucho espacio, pero intentó hacerlo detrás de la cama. Y desde allí te miraba con unos ojos azules grandes y miedosos.

Megan se quedo mirando la pequeña estrañada. Pensó que seria alguna de sus fantasias por un segundo pero no lo era, había una niña pequeña con ella. ¿Una hermanita que trajo la cigueña?

-Hola.- sin moverse de la puerta para no asustarla con voz dulce y una sonrisa.- Me llamo Megan y vivo aqui...¿Como te llamas tú?.- pregunto despacio y empezo a caminar en direccion a un rincon, donde tenía guardada una vieja muñeca de trapo con la que jugaba de pequeña.- ¿Has venido a jugar conmigo? Puedes coger a Sarah, la tengo desde hace mucho y ya no juego con ella.

Se acerco despacio y se la ofrecio.

Fui todo el camino en silencio.

Era la primera fiesta que pisaba y no había disfrutado de ella ni cinco minutos, entre la pelea de la cumpleañera con la otra, y el apagón no me había dado tiempo ni de encontrar a mis amigos, al final seria la única de mi edad que no hacia nada ¡Si no me habían dado ni un beso! ¡Que casi tenia dieciocho años!

Al entrar en el camarote comencé a refunfuñar mirando al Robb.

- Vale, que si que no debería estar allí, pero... ya no tengo cinco años, soy la única de mi edad que nunca ha estado en una fiesta - Me descalce y mire a Robb arrugando los labios molesta y suspirando - Seguro que tu te lo pasabas bien con mis edad ¿porque no hablas tu con el? - Pues parecía que a Robb si le hacia caso.

Me senté en la cama y chasquee la lengua.

- ¿Que le paso a la luz? - Termine por preguntarle, pues aquello no parecía normal, a mi la discusión de las chicas ni me iba ni me venia pero lo de la luz... era algo raro ¿No?

Aunque esta vez mi intención era ayudar no podía culpar a Megan.

Había intentado sacarla de aquél lugar sin mayor represalias pero no me di cuenta que mis palabras habían sido las que le ocasionaron daño, convirtiéndome en aquello de lo que huía. Su mirada de odio fue una puñalada directa que me recordó que, hiciera lo que hiciera, siempre sería de 1º.

Con aquella imagen llegué a mi camarote. No me importaba tener una estúpida mancha en mi vestido ni que no me vieran impecable, pero después del discurso de Rhazes mis pies se movieron solos hasta mi habitación, puede que buscando un segundo de soledad o, simplemente, un momento de duda.

Inmediatamente negué con la cabeza mientras desabrochaba el vestido, dejándolo deslizarse hasta el suelo y dejándolo a un lado con una delicada patada en mitad del salón. Caminé hacia la habitación en ropa interior y tacones y me puse el camisón blanco que descansaba sobre la cama, junto a la bata de seda a juego con el conjunto.

Luego fui al baño y cogí unos somníferos que había guardado hace tiempo para esta ocasión, cerrando el puño en torno a ellos y tragando saliva. Cuando miré al espejo comprobé que dos lágrimas descendían por mis mejillas, secándomelas con el dorso de la mano.

Guardé las pastillas en el bolsillo de la bata y me marché a la piscina antes de que el miedo se apoderara de mí y me hiciera cambiar de idea, recordándome por el camino que era lo mejor.

Estás sola. Nadie te echará de menos.

Robb entró y cerró la puerta con gesto serio.

Dejo a un lado su arma y se cruzó de brazos antes de hablar con Senia. A penas había una diferencia de edad muy grande entre ellos pero era lo suficiente para poder decir que podría ser su hermano mayor. Casi 5 años o así.

-Señorita Senia. Su padre es el jefe de seguridad del tren. ¿No cree que quiere que su hija no esté en un sitio así?- Preguntó desde su sitio.

-Yo no recuerdo nada de mi pasado. Su padre me recogió. Dicen que hubo un accidente y que me lleve la peor parte- Señala una cicatriz algo amplia en la sien.- Si no hubiera sido por él habría estado muerto. Así que disculpe si la digo que respeto a su padre y sus decisiones-

Intentaba parecer amable, pero se veía que se ponía nervioso solo con pasar la mirada cerca de ella. La había visto de pequeña en muchas ocasiones, pero nunca había hablado con ella. Y nunca teniéndola tan cerca ya solas.

-Lo siento... no me atrevo a contradecir a su padre

Bla, bla, bla, bla... así es como me sonaba lo que decía, era como si nadie tuviera voz cuando se trataba de mi padre y cada mes me sentía más encerrada y con todo el mundo tratándome como si fuera de cristal.

Suspire levantándome y acercándome a él mientras mis ojos se posaban en su cicatriz, era curioso que hasta ahora no me hubiera percatado de ella, pero claro... ahora que lo pensaba nunca había estado a solas con él y seguramente no tan cerca sin mi padre de por medio. - ¿No recuerdas nada? - Pregunte frunciendo el ceño y quedándome delante de él mirando su rostro y expresiones - Vale, entiendo que no quieras contradecirlo, pero tendrás opinión propia - Una cosa no quitaba la otra, entendía que no quisiera hablar con él del tema pero si podía darme su opinión ¿no?

- ¿Que tiene de malo estar en un sitio así? Tampoco es que quisiera hacer nada malo, solo bailar, reírme, cantar y quizás que algún chico me robe un beso, tampoco es que quiera emborracharme hasta no recordar mi nombre y amanecer embarazada - Puse los ojos en blanco, aquello era absurdo. 

Ladee la cabeza mirándolo y sonreí de medio lado - ¿Tu no has besado alguna chica? Eres guapo, seguro que más de una lo ha intentado.

La niña miró desde detrás del pequeño espacio de la cama a Megan.

-¿Sarah?- Balbuceo apenas mientras temerosa miraba a la muñeca que le ofrecías.- Yo... también soy Sarah.

En un movimiento, al principio lento y muy medido, lanzo su mano hacia la muñeca y cogerla con desconfianza. La miró con detenimiento y sonrió un par de veces. Para Sarah era la primera vez que veía algo tan bonito. Sus muñecas apenas estaban hechas por nudos en un trozo de tela simulando cabeza y brazos. Ver la de Megan con tanto colorido la hizo sonreir y mirar a Megan con mejores ojos.

Poco a poco Sarah empezó a slir de su escondite y le tendió su propia muñeca de trapo a Megan.

- Ella se llama Trixi.- Miró al resto de la habitación- ¿Vives aquí sola?¡Que bonito!

Megan se quedo quieta para no asustarla.- Vivo con mis papas, pero ahora no estan, han debido de salir a cenar o...no sé. Estaran por alguna parte...- la verdad es que eso era lo ultimo que la preocupaba.

Miro a su alrededor y recordo los bombones que tenia guardados. Saco la caja y la abrio, la acerco a la niña.-¿Te apetece un chocolate? Estan muy ricos...-prometio.- Mi mamá dice que no se pueden comer muchos porque se te pone el culo gordo pero unos pocos no pasa nada.

-¿Y tu?¿Como has llegado aqui?.- pregunto Megan intentando hacer movimientos suaves para no asustarla.

- Jajajjaja.- Sonó fuerte y risueña la voz de la niña- EL culo gordo!- Y se tapo la boca para evitar soltar otra carcajada mas.

Di un par de pasos y se puso justo en frente tuya.

- Me he escapado! - Suelta sin mas como si hubiera sido un grandísimo logro.- Mi papa va a arreglar el tren, ¿sabes? Dicen que se ha roto. Pero cuando mi papá salió a arreglarlo yo me escondí tras el guardia gordo y me escapé.-jejeje.

Sarah se acercó a la caja de bombones y midiendo lo que iba a coger preguntó.- ¿Que es chocolate?- Te miró con sus enormes ojos azules preguntando en serio, como si eso nunca hubiera estado en su menú.

Robb te miró y sonrió de medio lado.

Eso era extraño en él, siempre tan serio. Pero también era verdad que siempre al lado de tu padre cualquiera se reía de nada.

-¿Nunca te han besado? - Se quedo mirándote algo serio, como si realmente esa pregunta no fuera dirigida a ti, si no a él mismo.- No... recuerdo que lo hayan hecho nunca.

Robb dejo el arma a un lado y se sentó a tu lado en la cama, apenas mirándote y a una cierta distancia de ti.

-Nunca he tenido mucho tiempo para divertirme. Tu padre se encargó directamente de mi adiestramiento y nunca he ido a esos sitios. Ni bebido. Supongo que estaría bien ir... a divertirse un rato. - Te miró de reojo un segundo solamente - Los guardias no tenemos mucho tiempo libre para hacer nada. Es  triste... pero necesario. Supongo.

Megan miro a la niña y hasta ella comprendio que la pequeña era de tercera. Se suponia que la gente de tercera no se relacionaba con la de primera, que eso era malo...por alguna razón. Pero esa niña era como un cachorrito, uno que no sabia que era el chocolate y se la queria quedar.

La chica sonrio y le acerco la caja.-Es lo más delicioso del mundo, no se puede explicar con palabras. Coge uno y metelo en la boca, saborealo despacio, deja que se derrita un poco con la saliva ¡Veras que rico esta!.- dijo la jovencita sabiendo que se iba a meter en un lio si la escondia pero si la delataba puede que fueran malos con la niña. El guardia de seguridad era malo.

Megan se mordio el labio pensando que hacer.-Si, el tren hizo una cosa rara antes...-murmuro mientras pensaba sin mucho existo.-El caso es que se supone que la gente que esta en el vagón de atrás no puede salir de allí sin permiso... y si te encuentran aqui te vas a meter en un lio muy gordo.... Igual puedo esconderte aqui hasta que se nos ocurra algo, porque volver sin que te pillen no sera nada facil.

La chica miro a la niña de arriba a bajo.- Vamos a tener que hacer algo con tu aspecto, para que parezcas de primera y no te pillen. Te ayudare a limpiarte y a desenredar el pelo... tengo que tener algun vestido de cuando era pequeña en algun lado...Lo más importante es que no te descubran ¿Vale?

Sarah agarró un bombón, el que mejor le pareció con esa manita pequeña.

AL principio lo olió, luego le dio un lametón pero no le supo a nada, así que te miró con desconfianza. Tus palabras la dieron confianza así que al final se lo metió en la boca y le dio varias vueltas con la lengua. Su cara se volvió extraña, frunció el ceño y estuvo a punto de darle una arcada. Pero luego se lo tragó entero, prácticamente.

Apenas lo disfrutó pero, lentamente, subió su mirada desde el suelo hacia ti, con la mirada perdida, como si pensara en algo. En ese momento fue cuando empezó a saborear el regustillo del bombón que se había tragado. Y cuando se dio cuenta...

- Otro!!!- Su mano veloz cogió otro, se lo metió en la boca y cerró los ojos. Esta vez si! Lo saboreó debidamente y soltó un gemido de satisfacción cuando abrió los ojos- Ummmm

Quiso apresurarse a coge un nuevo bombón, pero recordó lo que le dijiste sobre el culo gordo y retiro la mano poco a poco. No quería parecer una glotona, y mucho menos ser maleducada. En 3 eran pobres pero buena gente, suponía.

- Oh! ¿Tienes mas de un vestido?- Preguntó Sarah corriendo a tirarte de la manga de tu camisa.- Yo solo tengo uno! Si!! será genial!!! - Dio la niña un pequeño saltito de alegría mientras revoloteaba a tu alrededor.

Megan se quedaba impactada con las expresiones de la niña. ¿Como era posible que no tuviera nada mas de lo que llevaba puesto?¿Que nunca hubiera probado el chocolata? Sabia que en tercera no habia lujos pero viendo a esa niña empezaba a comprender que no habia de nada y lo que eso significaba realmente.

-Puedes coger uno más.- dijo giñandole un ojo. Dejo la caja a su alcance para que pudiera cogerlo mientras se levantaba para abrir el armario. En una caja al fondo guardaba algunos vestidos y cosas de cuando era pequeña. Busco esa caja con cuidado de no desorganizar el armario o su madre se enfadaria.

-Aqui la gente se cambia mucho de ropa, algunos dos o tres veces al día. Tenemos ropa, comida... de todo.-dijo sintiendose mal por la niña. Saco la caja y le sonrio.-Aqui esta. Seguro que te sirve algo pero antes de cambiarte de ropa hay que lavarte bien o se manchara la ropa bonita.- dijo Megan sintiendo lastima de la pequeña.

¿La gente de primera sabia aquello?.- Se pregunto mientras su mente buscaba alguna explicación racional. Seguramente sus padres no tuvieran ni idea, ellos eran buenos, les habrían dado cosas a los de tercera si hubieran sabido que estaban tan mal.

Megan abrio la caja y dejo que la niña mirara el contenido.-No lo toques aun, tienes chocolate en la mano y la mancha sale muy mal.

Busco algo que pudiera servir y despues acompaño a la niña a la ducha... pensando que al menos tendrian duchas, aunque no las usaran mucho.....

Negué con la cabeza a su pregunta y cuando dijo que el no recordaba que le hubieran besado tampoco eleve una ceja incrédula, seguro que antes de su amnesia lo había echo, segurísimo.

Pero cuando dejo el arma y se acerco a la cama y se sentó en ella, aunque cabía otra persona entre ambos era lo mas cerca que había estado de mi nunca. 

Podía entender perfectamente eso de que mi padre se ocupe de alguien y que no pueda ir a divertirse, pero aun así me saco una sonrisa escucharlo, porque eso dejaba claro que si, que creía que yo tenia razón y que estaría bien eso de pasarlo bien un rato al menos, no es que pidiera nada del otro mundo. - ¿Y que haces cuando tienes algo de tiempo libre? - Pregunte con curiosidad, pues si que trabajaban muchas horas, pero no todas y por ejemplo cuando yo estaba con mi padre a solas el estaba libre de sus obligaciones - No se... ¿No hay ninguna chica que te parezca guapa? La que estaba hoy de cumpleaños era muy guapa - Y tenia su edad mas o menos.

La niña al principio dudó, pero después te dedicó una amplia sonrisa.

Miró el interior del guardarropa y silbo al ver tantos trajes. Los ojos le hacía chiribitas y estaba super emocionada con todo lo que veía. - Ese, ese!!- Gritó  señalando un vestido precioso, el que mejor le pareció.

Tras tu advertencia,lo que mas te sorprendió fue su decisión a desnudarse delante de ti sin pudor ninguno. Se podría decir que en 3ª apenas existía la intimidad entre unos y otros y desnudarse o vestirse era algo de lo mas natural. Pero si se sorprendió del agua mágica que parecía caer como la lluvia del interior de la ducha. Según te contó, ella solía bañarse una vez al mes en un barril de agua calentado al fuego. Casi parecía una sopa!

Una vez limpia y vestida, Sarah, ya no era Sarah. Era una linda niña preciosa, que tras esa mugre, escondía unos ojos azules aún mas bonitos que antes y una piel sonrosada.

- ¿Que tal estoy? - Te preguntó mirándote con inocencia. Pero justo antes de que pudieras responder un rugido se oyó por toda la sala y ella se disculpó - Lo siento. Son mis tripas. Hoy no he comido mi barrita de proteínas... Tengo hambre- Dijo bajando la vista hasta su vestido nuevo.

-¡Estas preciosa!.- exclamo Megan buscando un espejo para que pudiera verse. Desenredarle el pelo habia sido todo un reto pero habia merecido la pena.

Entonces las tripas de la niña hicieron un ruido muy raro que Megan no había oido nunca. Pensó que estaba enferma cuando le confeso que solo tenía hambre. No sabía que demonios eran las barritas de proteinas pero sonaba asqueroso así que no quiso preguntar. Todo lo que había en tercera era horrible y no sabía como una niñita como aquella había podido sobrevivir tanto tiempo en ese infierno.

Megan miro la puerta y se mordio el labio. Salir a buscar comida y dejarla sola era arriesgado si volvian sus padres. Llevarsela tambien, claro que sus padres la pillarian fijo...

-Vale, iremos al vagón restaurante pero tienes que tener mucho cuidado y hablar bajito y fingir que llevas aqui toda la vida. ¿Vale? Se me ocurre que mañana podia decir que algo se a roto de mi vagón para que traigan a tu papa a arreglarlo ¿Que te parece? Alomejor podemos bañarlo y ponerlo buapo y podeis quedaros los dos aqui.-dijo con la inocencia de una mente más infantil que la de la niña.