Partida Rol por web

Snowpiercer 2: Ice Breaker

El ultimo vagon

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01/11/2016, 17:38
El revisor Paco

Esto es lo que pasó.

Solo fue el inicio. Podéis creerme o no, pero es la verdad.

La portada de EL PERIÓDICO DE CATALUNYA del lunes 14 de abril del 2014 hacia eco del demoledor informe del grupo internacional de expertos de la ONU en el que se daba un ultimátum: los científicos exigían reducir las emisiones al menos un 40% en los próximos 35 años como única vía para salvar la Tierra. El estudio defendía el crecimiento industrial y demográfico con menor gasto de energía.

La primera página del diario destacaba también la dramática situación de Ucrania, con enfrentamientos armados entre la Policía y el Ejército de Kiev con rebeldes prorrusos en el sureste del país.

¿Creéis que eso era lo importante? Yo creo que no.


El cambio climático fue inminente.

Una realidad, y el aumento de temperatura también. Los polos se desintegraron, literalmente, haciendo crecer e inundarse todas las zonas costeras. Los glaciares pasaron a mejor vida y se hundieron para siempre en las aguas cálidas que los rodeaban. Algunas ciudades importantes quedaron sumergidas cuando el agua llegó hasta el corazón de las mismas.

 

Con todo la extinción humana estaba llegando a su fin. Llamémosla Primera Oleada, algo no carente de ironía.

La gente emigro al centro de los continente, a las montañas. Allí donde el agua no podría llegar. Pero tras varios años del desastre, las aguas empezaron a remitir. Y remitir. Y remitir. Y remitir...

Las inundaciones solo fueron el principio del calentamiento global. Porque cuando hay mucho agua y mucho calor, es fácil adivinar lo que pasaría a continuación. Sequías. Segunda Oleada.

Hay muchas cosas que se perdieron en las primeras oleadas, vidas humanas, daños materiales irreparables, flora y fauna... Pero hay algo que nunca cambiará por mucho que el mundo se vaya a la mierda: Las clases sociales. Si, el gobierno siempre seguiría su curso y fué éste el que propuso intentar parar la segunda oleada antes de que no quedase nada de agua en la tierra.

Por ello se puso en marcha un plan preventivo bastante ambicioso que consistía en mandar a la atmósfera varios satélites con unos preparados químicos que harían enfriar las capas medias de la atmósfera, y con ello a las nubes que se dibujaban en el horizonte, en señal de lluvia, pero que solo parecían crecer por la evaporación masiva.

El agua nunca llegó. No como tal.

El experimento se les fue de las manos y acabó enfriando las nubes mas de los que se deseaba, provocando la Tercera Oleada. Frio extremo. El agua bajó en forma de nieve y llegó para quedarse. Para siempre. El ciclo del agua se rompió por un experimento del gobierno y una nueva era de Glaciación se adueñó de la Tierra.

Y la gente murió. Toda vida en la tierra, murió.

No todos, en realidad.

Un visionario! El señor Wilford. Un científico brillante, ingeniero mecánico, dispuso que el experimento no serviría para nada. Y tuvo razón. Pero antes de que se enviara nada a la atmósfera, creo 3 trenes de energía renovable y autónomos. Invirtió su fortuna en crear una vía que rodease la Tierra y con ello poner en marcha sus trenes, cargados con la mayor cantidad de gente posible, que pudieran vivir dentro el resto de la vida.

Se seleccionó a la gente cuidadosamente. Sobre todo a los que creyeron en el señor Wilford. Nuestro salvador!! Los trenes se pusieron en marcha con los últimos supervivientes de la especie humana y para cuando la gente del exterior se dio cuenta y el experimento falló, fueron a buscar a Wilford. Pero ya era tarde. 

El tren había abandonado la estación dejando al resto de la humanidad a merced del frío extremo, avanzando por una vía que circunvalaba la Tierra. Recorrería las nevadas y heladas praderas, colinas y montañas, valles y océanos helados. Viendo pasar los vestigios congelados de lo que anterior mente se conocería como la civilización de la humanidad. Ahora estatuas perennes, recuerdos helados y muertos, pues todo lo que había en el exterior estaba muerto.

Un tren que no se detendría.

Jamas!

Pero esto, son solo leyendas.

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01/11/2016, 18:34
Marko Darrelson

- ¿Que es la muerte si no un camino hacia algo mas?- graznó levantando las manos el Arzobispo Marko, un fiel de la santa iglesia del sagrado motor.

Miraba a todos de forma inquisitiva, pero con la altivez de una persona que vive en 1º clase. Desde la puerta varios guardas le flanqueaban con las armas descansando a un lado. Por...protección.

Frente a el estaba el cuerpo sin vida de una señora muy mayor: La señora Giggs. La anciana dejaba a dos hijos también mayores, una cama vacía en la parte trasera del tren y una poscas ropas viejas y desgastadas. Sus hijos la habían vendado de pies a cabeza con jirones del colchón en el que la mujer dormía, y la velaban por los pies, quedando la cabeza mas cerca del arzobispo.

-Así toda vida tiene un fin que es servir en última instancia al Sagrado Motor. El Sagrado Motor que nos da la vida!- Se emociona Marko -Todos juntos, Alabado sea el sagrado Motor!!

>> Alabado sea el sagrado motor<< Se oye retumbar por toda  la sala la fe del resto de los pasajeros.

El resto de los pasajeros están tras los hermanos, apoyando y velando en su muerte a la anciana. Era una mujer querida que vivió mucho y pedía poco. Esta no era su fé, desde luego. Y posiblemente la de ningún pasajero de 3º. Pero era una fe que se había autoimpuesto en el Icebreaker a favor de los de 1º.  Y las armas de los guardas y el fervor del Arzobispo no dejaban lugar a dudas que en esos momento era lo mejor.

- Él se mueve por nosotros! Y con su movimiento nos da calor y... la vida!! Solo su movimiento es eterno! No hay nada mas eterno que su movimiento. Alabado sea... el sagrado Motor.!

>>> Alabado sea el sagrado motor<<<

- Es pues necesario que la muerte de nuestra hermana sirva al sagrado motor, regresando a él, que tanto ha hecho por nosotros! No temáis hermanos!! El la acogerá, como hará con todos los que creen en él. Pues su eternidad nos sobrevivirá a todos, e intercederá ante Nuestro señor Wilford para dejarnos entrar de nuevo en el próximo tren celestial!-

Dicho esto, Marko se acerca al cadáver de la anciana y lo unge con un aceite negruzco, según él que viene desde las propias maquinas del sagrado motor, formando un circulo a semejanza de un engranaje.

Una vez terminado, hace un gesto a los guardas que recogen el cadáver en una camilla y se lo llevan atravesando las puertas abatibles del Tren. Tras ellos sale el Arzobispo y el resto de guardas, dejando a los pasajeros que sigan con su vida en 3º.

Los únicos guardas que se quedan con vosotros son John y Henry, ya que normalmente son lo que están destinados a esta sección hasta el cambio de turno.

 

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21/09/2017, 23:40
John Callahan

John lamento en silencio la muerte de aquella mujer, aunque fuera mayor y cualquiera pudiera adivinar que su fin estaba cerca, la echaria de menos.

Al menos esperaba que las palabras del arzobispo supusieran un consuelo para sus familiares...aunque lo dudaba, no abiertamente claro, pero le costaba ver la santidad en una puta maquina.

Miro alrededor esperando que fuera un turno tranquilo. La gente de aquellos vagones le conocian, sabian que era un guardia poco dado a usar la fuerza, pese a su gran estatura y su gesto intimidante. Despues miro a Henry.
- Era una buena mujer- comento en voz baja pero sin importarle si alguien le escuchaba.-Sinceramente espero que en verdad este en un lugar mejor

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22/09/2017, 00:15
Kaidan

Kaidan asistió al funeral de la vieja como el resto de colistas. Por supuesto, no se tragaba ni por un segundo las mierdas religiosas del Arzobispo Marko, aunque repeteía las palabras como todos lo hacía con indiferencia y desgana. Le daba pena la muerte de la anciana Giggs, aquella mujer era de las que cuidaba a todo el mundo como si fuera familia y su muerte, aunque la habían estado esperando hacía ya tiempo, había sido un duro golpe. Al terminar el oficio y marcharse el Arzobispo, Kaidan se acercó a dar el pésame a los hijos mientras les palmeaba la espalda y les decía que si necesitaban cualquier cosa acudieran a él, que hasta podía conseguir un poco de Kronol. En el vagón de cola debían de cuidar los unos de los otros.

No había mucho más que hacer cuando vivías en algo poco más grande que una ratonera y que además estaba tan abarrotado, por lo que mientras la multitud se dispersaba hacía sus cubículos, Kaidan se acercó a uno de los barriles encedidos a calentarse en la precaria hoguera. Como siempre, apenas era suficiente. Maldito frío y maldito tren...

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22/09/2017, 04:51
Elaine Blake

Estaba allí plantada con un sentimiento de impotencia y desesperanza encogiéndole el corazón. Un sentimiento que empeoraba a medida que escuchaba el discurso del arzobispo taimado.

Su madre no había asistido al velatorio, prefirió quedarse acostada en la cama. Elaine permaneció un rato en los pies de su cama sin decir nada, solo la tomó de la mano. No había nada que decir, nada que pudiese hacerles sentir mejor. El cinismo de la gente de primera jamás cesaría. Y tristemente ella se había hecho a la idea de que le tocaba vivir y morir así en el tren.

Sin esperanza.

- Me voy mamá. Daré las condolencias por ti. - odiaba dejarla triste, la muerte de la anciana le había afectado y tardaría un tiempo en recuperarse. Su madre estaba ciega y no podía ver pero aún tenía la capacidad de escuchar. Y la verdad es que no quería escuchar la misma mierda de siempre saliendo de la boca de Marko, no con la señora Giggs.

Es inhumano. - pensó cuando terminó aquel espectáculo en el que todos participaban como ovejitas obedientes al señor Wilford. Inhumano era una palabra que definía muy bien el estado y el trato que recibian los supervivientes de tercera en la cola del tren.

Dio el pésame a su familia y se quedó unos segundos inmóvil meditando en silencio. El frío la hizo reaccionar. Sus manos buscaron la calidez interior de sus bolsillos casi de una forma instintiva. Entonces alzó la vista y reparó en los guardas de seguridad que los vigilaban en ese turno.

Elaine no recordaba que hubiesen sido agresivos con nadie de 3a pero eran los perros del Sr. Wilford y eso era algo que no se podía olvidar.
 
Vió a Kaidan, un chico que tenía fama de problemático, no en el mal sentido, pues cada uno sobrevivía en la cola del tren como podía valiéndose de sus propios métodos. Se acercó hacia el barril de aceite que prendía algo de calor. Lo miró con los ojos empañados, indignada por la absurda parodia religiosa que había tenido que presenciar mancillando el recuerdo de la anciana. - Esto es muy triste. - llorar delante de otros no era algo que hiciese habitualmente, de hecho no le hacía sentir cómoda, pero de vez en cuando dejaba salir sus lágrimas interiores abriéndose con las palabras.

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22/09/2017, 08:40
Jake Martinson

Permanecí de pié entre la muchedumbre que velaba el cuerpo de la anciana Giggs mientras escuchaba al hombrecillo que se autoproclamaba Arzobispo, predicando unas palabras vacías de una religión inexistente. Sabía que todo eran patrañas, absurdas mentiras pues los más ancianos del vagón, entre ellos Los Cinco se habían encargado durante años de contarnos cómo era todo antes del Snowpiercer, antes de las Oleadas, antes de que el mundo se fuera al cuerno.

Había animales, había millones de personas, había bosques y había calor, un calor natural y no artificial como el de los malditos cubos de metal que ofrecían perpetuamente el calor de unas pequeñas llamas que evitaban que nuestras extremidades se congelasen por el frío.

-Alabado sea el sagrado motor-dije en un tono sin emoción alguna uniéndose al coro de voces de los demás ocupantes del vagón. Observaba el cuerpo inmóvil de la mujer, cubierta por una tela mugrienta que había conocido mejores tiempos y que se le retiró cuando los rezos terminaron, permitiéndome ver su escuálida figura, resultado de nuestra magnífica dieta.

La anciana Giggs había sido una mujer amable que recordaría con cariño, la echaría de menos, pero no debía por qué preocuparme, al fin y al cabo estaba con el sagrado motor ¿no?. Los pensamientos de amargura que me solían asaltar habitualmente se acentuaron al ver pasar la camilla a mi lado cuando me aparté haciendo un pasillo dejando camino libre a Marko y sus perros de guerra, que nos observaban alerta y con el dedo en el gatillo.

Ví como desaparecían por la compuerta del vagón y echando un breve vistazo a los dos guardias que “custodiaban” la salida me dirigí a mi camastro en silencio, me senté en él con un pesado suspiro y comencé a organizar mis herramientas y guardarlas en cada bolsillo de mi chaqueta.

-Descansa en paz abuela- murmuré mientras sujetaba mi destornillador favorito con punta de estrella.

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22/09/2017, 10:00
Roland S. "Broker"

En una esquina escondido observaba el dantesco espectáculo que mis ojos tenían que soportar cuando las infrahumanas condiciones de confinamiento, miseria y hambre hacían de los colistas presa de la muerte, y como pomposos hombres de 1º autoproclamado obispo de una estúpida maquina nos adoctrinaba y exigía una fe ciega a algo mecánico y carente de conciencia.

En cada uno de los salmos miraba con pena el cuerpo de la anciana , negándome en repetir como borrego las sucias palabras del obispo. Anteriormente había sido más servicias y sumiso, pero desde que vi la primera clase en uno de mis "secuestro" para solucionar problemas en zonas superiores, la ira en mi interior ardía con más intensidad y rabia ante esta situacion, haciéndome insoportable cosas que antes carecian de la mayor importancia.

En voz baja y para sosegar mi ardiente alma me repetía a mi mismo - malditos seas motor del infierno - invocación cada vez mas sonaba entre los colistas y que podías escuchar en las frías noche de desesperación.

Cuando se llevaron el cuerpo intente olvidar que pasaría con ella, y la posibilidad que pudiera verla próximamente en mi plato de bazofia, aunque ardía en mi interior una llama tenía que seguir sobreviviendo en ese mundo, y buscar cómo salir de esta trampa mortal.

Apoyado en una de las paredes del vagón observaba como la gente se marchaba, y Henry y John se colocaban en la única salida que había de 3º, los conocía de haber salido y entrado con ellos de la 3º y de estar siempre en sus puestos, no eran malas personas, pero en un rincón de mi alma sabia que ellos eran también parte del problema permitiendo que fuera posible, aun así no les culpaba, como todos, solo intentaban sobrevivir, pero en mejores condiciones que nosotros.

Con tranquilidad comencé a acercarme al primer fuego que pude, donde encontré para mi sorpresa a un chico y una chica, creo reconocerlos de la plaza central ... - Hola chicos, ¿como estáis?, no os preocupéis por la anciana Giggs, sin ninguna duda estará en un lugar mejor que está sucia ratonero - decía con un poco de pena pero convencido de mis palabras, mientras intentaba animar a la llorosa Elaine tapándola con una manta de las muchas roídas que se podían encontrar por el vagón de 3º.

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22/09/2017, 20:29
Alan Ficherald

La ceremonia por la muerte de la señora Giggs, quizás uno de los acontecimientos que menos quería la cola se produjese, llegó sin que pudieramos evitarlo. Tanto para los hijos de la señora Giggs como para el resto del vagon de cola, era un golpe muy fuerte. Aún podía recordar como ella y mi mujer hablaban sobre lo bonito que era parir un hijo, y sobre la cantidad de consejos que le pedía, para que al final no pudiera realizar ninguno, y tuviera que encargarme de mi hija, aunque gracias a su ayuda pudimos salir adelante.

Marko, el arzobispo, empezó la ceremonia y yo me encontraba entre el gentío con Sarah enfrente mia aguardando para despedirnos de ella y presentar nuestros respetos a sus hijos, pero por desgracia, como siempre que ocurría algo en este tren, la religión inventada desde hace años salía a mostrar sus chorradas. Por mucho que pudiera ser un eco a una fe de que algo nos pudiera salvar o hacernos sentir mejor... solo era un monton de palabras llenas de vacio.

Ya estaba más que acostumbrado a hacer oidos sordos a la religión que profesaban los de primera, a fin de cuentas sabía la realidad de todo: el tren es solo un maldito y condenado refugio, el cual me había interesado de pequeño para llegar a obtener el conocimiento que tengo.

Al fin la ceremonia terminó y pasaron a la señora Giggs en una camilla hacia los consiguientes vagones a los cuales, raramente iba alguno de aquí. - Que encuentres la felicidad, allá donde vayas, buena amiga. - Fue las últimas palabras que dije antes de que desapareciera por las puertas.

Tras ello y como algunos me acerqué a sus hijos junto a Sarah para mostrar respeto - Chicos, siento mucho vuestra perdida. Vuestra madre nos ayudó cuando más lo necesitabamos, así que cuando vosotros necesiteis ayuda no dudeis en pedirmelo. - Y entonces le puse la mano en la espalda a mi hija para que también mostrara sus respetos como previamente le había dicho que tenía que hacerlo.

Finalmente después de todo me acerqué al conjunto que se había reunido alrededor del barril prendido. - Hola chicos. Ven Sarah calientate aquí. Estarás mejor - La acerqué a una distancia prudencial al barril, y entonces me dirigí al resto - ¿Os encontrais bien? Ha sido un gran golpe para todos. - suspiré al recordar mejore momentos - Pero la vida es así, no podemos hacer gran cosa - Por lo menos por ahora - ¿Como está tu madre? - le dije a Elaine preocupandome realmente por ella, pero tratando de que pensara en otra cosa. Fue entonces cuando ví pasar a Jake, un tanto triste y puede... que cabreado, pasando al lado y dirigiendose a su cama. - Esto, Sarah, quedaté aquí un momento ¿vale? Papa tiene que ir a hablar con Jake. - Entonces miré a Elaine más que al resto - ¿Podeis vigilarla mientras tanto? No tardaré.

Tras oir la respuesta de estos comencé a andar en dirección a Jake para averiguar como estaba. - Ey compañero. - Dije para llamarle la atención tras ponerme apoyado en el camastro. - Sinceramente, un destornillador no creo que arregle mucho lo que ha pasado. - Le puse entonces la mano en el hombro y suspiré - ¿Cómo te encuentras? - Seguro que como todos los demás, necesitaba algo de apoyo.

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23/09/2017, 00:54
Kaidan
Elaine fue la primera en acercárse al barril en el que se había parado Kaidan.

- Hey, Elaine - la saludó. La conocía de hacía algunos años, alababa la labor que ella y su madre llevaban a cabo por los más desfavorecidos de entre los más desfavorecidos, por precaria que fuera la ayuda solo con sentir que alguien se preocupaba por ti ya volvía aquella triste existencia un poco mas llevadera.

Parecia realmente afectada por la muerte de la señora Giggs. Kaidan observó sus ojos llorosos con una mueca igualmente triste y le dió un apretón amistoso en el hombro para intentar consolarla - Venga, puede que la anciana Giggs haya ido a servir al Sagrado Motor pero al menos ya no tendrá que aguantar los sermones de Marko - lo de servir lo decía claramente con ironía, todo aquello no era más que una farsa mantenida por los de Primera para sentirse mejor con ellos mismos. Como si temiera que pudieran escuchar sus pensamientos, Kaidan echó un vistazo hacia el par de guardias que habian quedado para vigilar el vagón de cola. Viejos conocidos, eran de los menos hostiles con los colistas pero aún así no eran uno de ellos.

Roland también se les acercó, lo saludó con un movimiento de cabeza. Igual que él intentó animar a la joven, aunque la manta que le colocó sobre los hombros estaba tan desgastada por el uso como las mismas ropas que llevaban. Y mejor no tocar el tema de la higiene.

Alan se les acercó momentaneamente para dejar al trío cuidando de su hija pequeña, aunque tuvo tiempo de intercambiar algunas palabras - Sí... Cuando lo ves venir con antelación crees que lo sentiras menos, pero nunca te acabas de hacer a la idea de que ya no están ahí - le respondió Kaidan. Aunque se había dirigido a Elaine al referirse a su hija, Kaidan prefirió dejarle un poco más de tiempo a la joven para que se rehiciera del todo - Hey, Sarah, ¡Mira! - se arrodilló frente a la pequeña, movió las manos enfundadas en mitones negros de manera misteriosa frente a ella y sin previó aviso, le sacó de la oreja un trocito de un bloque de proteínas envuelto en papel, lo último que le quedaba del de ayer y que se había guardado por si acaso - ¡Tacháan! - le dijo con una sonrisa que esperaba contagiarle, antes de entregarle la pequeña porción de comida - Para tí - se puso en pie y le revolvió un poco el pelo de manera afectuosa.

Sí, así era Kaidan. Un manitas. No en el sentido de Roland, Alan o Jake, que pocas cosas había que no fueran capaces de arreglar. No, sus manos tenían otra habilidad, como aquella que acababa de realizar. Sus trucos de manos eran una preciada distracción en el vagón de cola, pero eran más que eso. Cuando querías que algo desapareciera, que uno de los guardias "perdiera" algo de sus bolsillos cuando se acercaban para los registros, acudías a Kaidan. ¿Reprochable? Puede. Pero más lo eran las condiciones en las que los forzaban a vivir.

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23/09/2017, 05:19
Henry Miller

Henry no dijo palabra durante el funeral, los recuerdos de la muerte de sus padres lo invadían y lo hacían perderse en el pasado. Un pasado en el que habría estado de acuerdo con las palabras del arzobispo, en el que veía la muerte como una forma de libertad de la terrible realidad que enfrentaban, pero afortunadamente ese pasado quedó atrás y el recordarlo sólo lo motivaba aun más a cumplir su promesa, a honrar la memoria de su padre, a cambiar esa maldita realidad. 

La voz de su amigo lo sacó de sus pensamientos justo en el momento en que se llevaban el cuerpo. -Merecía haber vivido en un mejor lugar. Miró a John y añadió. -Es una mierda que sólo podamos ser felices en la muerte, que ésta sea un alivio. En éste vagón han muerto muchas buenas personas y todos los despedimos esperando que partieran a un mejor lugar. Se dio cuenta que estaba apretando sus puños y tomó aire para relajarse, John era su amigo y no merecía escuchar otro sermón luego de tener que aguantar el de Marko. -En fin, el mundo se fue al carajo y nuestra humanidad se fue con él. 

 

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23/09/2017, 15:29
John Callahan

El animo estaba por los suelos, había afectado incluso a Henry y pese a que John nunca era el alma de las fiestas se negaba a perder toda esperanza por una mala situación.
Bufo y nego con la cabeza.
-Nadie tiene la vida que merece en este tren murmuro. Se referia a las penurias que pasaban los de tercera clase pero tambien en lo poco que se merecian los lujos los de primera, aunque aquello no lo diria en voz alta.
Pero... ¡Maldita sea! Tenemos vida. Estamos vivos, que es más de lo que tendriamos si nuestros parientes lejanos no se hubieran subido al tren. Ellos escogieron vivir, pese a todo, siguieron adelante como la señora que hoy ha muerto. Sobrevivimos y aunque para algunos eso sea poco...tal vez nuestros hijos o los hijos de estos vean la nieve derretirse y puedan ser libres. Entonces todo esto habra valido la pena...o eso espero

No le preocupu que cualquier otro le escuchara hablar,

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23/09/2017, 16:24
Elaine Blake

En días tan oscuros a Elaine le costaba no venirse abajo. Aparentaba que todo estaba bien en su interior cuando no era así, por respeto a su madre y a los demás, ya que entendía perfectamente el significado de vida, lucha y supervivencia al que hacían frente ella y otras personas en el tren desde que tenían uso de razón.

El apoyo de sus compañeros fue la mejor forma de combatir su tristeza y reconfortarle. Sonrió a Kaidan y a Roland en agradecimiento, mientras se arrebujaba en la manta que le había colocado por encima el segundo.

Se mentalizó por estar menos triste y creer en las palabras del mecánico. - Al menos ha dejado de sufrir. ¿Y es libre para moverse fuera de este tren tanto como quiera, verdad?. - sonrió alzando una ceja.

Quiso imaginarse que el espirítu de la anciana se elevaba como una ráfaga de viento, poderosa, traspasando con su fuerza el velo que separaba el plano terrenal del más allá, el mundo antiguo y lo humanamente conocido.

Volvió a sonreír siguiendo la broma de Kaidan. - Eso también es algo positivo, los sermones de Marko son cada vez más infumables. - en ese momento Alan y su hija Sarah se reunieron con ellos entorno al barril.

Sintiéndose menos azorada respondió a la pregunta sobre su madre. Tenía en cuenta que la niña los escuchaba. - Ha sido duro, pero mi madre llevaba un tiempo haciéndose a la idea... Es fuerte. - asintió. - Se sentirá mejor en unos días. - miró a la pequeña con una sonrisa como queriendo restar importancia al asunto. - Eres muy valiente cielo. La señora Giggs debe estar contenta y ser paciente, aunque sus hijos la echen de menos tarde o temprano se reunirán con ella. - era difícil proteger a los niños, pero las tristes vivencias que presenciaban en la cola del tren por desgracia eran necesarias. Elaine entendía que su padre solo quería hacer lo mejor para ella, prepararla para afrontar su futuro.

- Descuida, no nos moveremos de aquí. - le aseguró a Alan cuando éste les pidió que se encargasen de cuidar a su pequeña.

Cuando se hubo ido en busca de Jake, otro de los mecánicos que parecía estar ofuscado consigo mismo por la escena, Kaidan se arrodilló frente a Sarah.

Elaine lo observó con un gesto de curiosidad en los ojos, se desenvolvía muy bien con los niños y sus trucos de magia con las manos siempre eran una inyección de positividad para todos. - Increíble. - abrió los labios formando una o de pura sorpresa al terminar su gran truco. Entonces observó con preocupación que la niña temblaba un poco. - Tienes frío? - preguntó mirando después a Roland por si podía traer otra manta para la niña.

Raramente prestaba atención a las conversaciones de los guardas pero aquel día la joven escuchó algo que le hizo reflexionar. Cada vez cobraba más fuerza en su cabeza la idea de matar con ella a su posible descendencia. Tener hijos en ese tren le aterraba. - Pensáis que John tiene razón? - preguntó en voz baja a Roland y Kaidan escondiéndose de sus propios pensamientos.

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24/09/2017, 23:18
Jake Martinson

Mientras iba dejando mis herramientras sobre el mugriento camastro recordaba los últimos momentos en los que permanecí a su lado, con vida, por suerte fué una muerte plácida, sin sufrimiento, rodeado de sus hijos y de todos los demás en ese vagón, al fin y al cabo todos terminábamos siendo una gran familia ya que en mayor o menor medida nos conocíamos por la convivencia diaría. Años de permanecer acinados en esa lata sin escapatoria, con la única idea de sobrevivir al siguiente día y de intentar de no morir prematuramente en un viaje sin final.

Desde mi minúsculo espacio vital pude ver como Alan, Kaidan, Roland y Elaine se reunían en torno a uno de los barriles de aceite ofreciendo su exiguo calor, charlaban sin duda de la señora Giggs. Me fijé en Elaine durante un instante, conocía su historia como la de casi todos los demás al igual que ellos la mía, su rostro de tristeza reflejaba amargura y dolor, la historia de su madre también era dura, pero mantenían esa fuerza y esperanza que nos servía a todos como combustible vital. Entonces su taciturno rostro se convirtió en una bonita y luminosa sonrisa, algo no muy habitual en éste escondrijo y que sin duda alegraba a cualquiera, una pequeña mueca intentando mostrar cierto agrado al contemplarla asomó en mi rostro sin apenas éxito.

Desvié de nuevo la mirada hacia mis oxidados utensilios, comencé a guardarlos con parsimonia en mis bolsillos cuando ví que Alan dejaba a su pequeña en compañia de los demás para acercarse, amable y animado como siempre. Para mí se había convertido en un segundo padre para mí, desde que era un niño, me había enseñado todo lo que sabía de mecánica y reparaciones, le quería.

No pude evitar sonreir cuando vió el destornillador en mi mano que terminé por guardar en mi chaqueta-Lo sé amigo, aunque no creas que más de una vez se me ha pasado por la cabeza clavárselo en el corazón a ese cerdo de Marko-miré iracundo la puerta del vagón por donde habían salido hace unos momentos-¿Encontrarme? pues triste y jodido como todos supongo, apreciaba mucho a la señora Giggs, la echaré de menos-respondí con una mueca de tristeza-pero debemos seguir adelante compañero-me levanté del camastro apoyando mis manos en las rodillas y soltando un pequeño suspiro-Venga vamos con los demás, necesito calentarme las manos o terminarán cayéndoseme a trozos y entonces ¿quién te va a ayudar a mantener esta lata en marcha?-comenté sonriente y asintiendo mientras le daba una fuerte palmada en su hombro y me dirigía con él hacia el barril donde se encontraban los demás, siempre conseguía arrancarme una sonrisa el condenado.

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25/09/2017, 18:14
Roland S. "Broker"

Con un leve movimiento de ojos respondí a la tierna sonrisa de Elaine, alegre por tener la suerte de poder ayudar a la chica mas bondadosa de tercera, para después poder comenzar a calentar mis frías y castigadas manos de trabajo, y poder compartir al menos una agradable conversación con amigos, y claro, escuchar las inquietudes y preocupaciones de los demás.

Algo callado y pendiente de todo lo que ocurría del vagón de despedida, comencé a escuchar y estudiar a todos los habitantes y los guardias, ya que tras largos años de experiencia y observación, había aprendido que esos momentos de tristeza y despedida era cuando la gente más abierta y conscientes era de la verdad que estaban viviendo, y podías descubrir como se sentían de verdad, y por esa razón era cuando mi alma ardía con más odio con los habitantes de 1º, o al menos con el que creó este infame sistema de poderosos y ratas.

La aproximación de Alan me saco de mi ensimismamiento trayendo a la pequeña Sarah, tan pequeña pero a la vez tan responsable, siendo incapaz de evitar acariciar su revuelto y rubio cabello enmarañándolo aun más. Continúe callado sabiendo que nada podía hacer para animar a una niña de 8 años, y a la espera de una de las habilidades en mi opinión mas preciada del vagón de cola, los trucos de Kaidan, capaces de sorprender y animar a cualquiera, llevando la imaginación de su espectador a un mundo donde la magia existe , muy lejos del traqueteo del frio y mugriento vagón de una máquina infernal.

 

Perdido en mis pensamientos, de nuevo la mirada de Elaine me saco de él -¿Tienes frio? - decía con una dulce y tímida voz a la pequeña Shara, mientras que sus tristes pero bondadosos ojos me mandaban una inocente petición al que pocos hombres, salvo los mas desalmados y carentes de corazón podrían rechazar .... para volverme y coger una manta de uno de los montones cercanos , pero seleccionando la más bonita posible.

- Mira Sarah - me acerco mostrando la manta a Sarah, con unos dibujos algo desfigurados, pero donde aun se podía diferenciar algo parecido a un ratón con grandes orejas y una especie de pantalón rojo - Esta manta es especial para ti, te gusta? - le decía con voz suave, mientras ella asentía con la cabeza y comenzaba a usarla para abrigarla en el frio del vagón. - Pues ahora debes llevarla contigo para estar calentita, OK? - a lo que ella respondió afirmativamente sin decir ni una palabra y se acurrucaba junto a Elaine como si supiera que su bondadoso corazón era lo más cálido que podría encontrar en ese tren.

Tras comprobar que la pequeña estaba en perfecto estado mire con dureza a Elaine en respuesta a su comentario , intentando que mis palabras no fueran escuchado mucho mas alla del grupo del fuego. - No creo que Jonh tenga razón, no puedo creer que la vida consista en luchar cada día para no morir, mientras que otros viven en abundancia, no creo que la vida sea que gente buena se muera abandonada en la cloaca de lo que queda de mundo, la verdad, a veces con esta vida lamento que mis ancestro .......  - mientras hablaba mi volumen iba en aumento, pero cuando parecía que podría escucharme los guardias controle mi ira, calle de repente, controlando poder decir cosas duras incluso para una rata de 3º.  Cogiendo una gran bocanada de aire, intentando calmar mi ira, repose unos instantes para volver a hablar en el mismo tono de inicio, y haciendo una mirada más dulce y de disculpa a Elaine y Kaidan - perdonadme, me afecta mucho cuando perdemos a buena gente, la verdad creo que esto no es vida, no es justo que Sarah tenga que crecer en estas condiciones, ni ninguno de los niños de 3º - con una mirada triste y con algo de furia dibujado en mis ojos mientras pensaba en los niños, los muchos que habían muerto a lo largo de todos estos años, por hambre, accidente o incluso desaparecidos o secuestrado para ... para .... no quería ni pensarlo.

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25/09/2017, 22:39
Alan Ficherald

Agradecí a los chicos que vigilaran a Sarah antes de ir a ver a Jake.

Una vez allí me apoyé de tal forma que pudiera ver a los demás cuando pudiera aunque mi atención se centraba más en Jake, por lo visto si que estaba bastante molesto, y eso no era bueno para la razón humana - Eh tranquilo. No eres el único aquí con ganas de clavarle algo en el cuerpo a Marko. - dije en plan broma para liberar tensiones - Pero piensa Jake, tan solo el hecho de mostrar esa intención te pasará factura, y no quiero que te cojan por ello. - Le dejé bien claro. No solo Sarah era una de las personas más importantes de mi vida. El hecho de haber vivido rodeada de gente agradable en aquel vagón me hicieron conocer a personas que eran un verdadero tesoro... aunque algunas se hubieran perdido por el camino, aquello no decía que pudiera quitarle aprecio a las demás.

Miré hacia el grupo del barril mientras Jake me contaba como estaba. Le escuchaba aunque otros pudieran pensar que no, pero al mismo tiempo veía como Kaidan trataba de hacer sonreir a Sarah. Como era obvio la pequeña sonrió al ver el increible truco de Kaidan y al tomar esa pequeña porción de comida, esta le dedicó su sonrisa y dijo - Muchas gracias - Luego de ello parecía tener frio ante lo cual mostré una pequeña mueca. El vagón de cola sin duda era de los más gelidos del tren. Como no les importamos nada a los de primera, salvo para hacer el trabajo duro, aquí tenemos que subsistir con lo poco que tenemos. Por suerte Elaine pareció darse cuenta y Roland concluyó su acción ofreciendole una mantita a Sarah. Ella sonrió con timidez aceptandola y asintió con la cabeza a este y rápidamente se envolvió con ella. Al sentir el calorcito de la manta se lo agradeció de la misma manera que hizo con Kaidan*

Posé una mano sobre el hombro de Jake devolviendole la mirada entonces - Es normal amigo. Pero piensa en positivo, al menos lo más positivo que hay en esta situación. Estará en un lugar mejor que este. Todos la echaremos de menos y ha sido un ejemplo para nosotros, ahora nos toca a nosotros serlo para los que vienen. - intenté animarle al tiempo que intentaba que mantuviera la cabeza fria y pensara en los niños del vagón. Vale que no era el mejor lugar para ellos y que merecerían estar más alante en el tren, pero por desgracia, eso nos era imposible... por ahora. Entonces finalmente volvimos después de asentirle con una sonrisa a Jake el dirigirnos con los demás.

Cuando ya volvimos noté que Roland hablaba de algo aunque en tono bajo, parecía algo muy serio. - Ey, señorita - Dije mientras abrazaba a Sarah - Vaya manta más chula ¿te la ha dado Roland? - Asintió con la cabeza - ¿Le has dado las gracias? - volvió a asentir mientras sonreía - Así me gusta, buena chica - y me volví a levantar después de abrazarla a su altura otra vez y le revolvía un poco el pelo - Gracias por echarle un ojo y todo - le agradecí a los tres pero no solo por vigilarla - ¿De qué estabais hablando?

Notas de juego

*Lo he hablado con el master, así que si, he controlado un poco lo que decía y hace la niña XD

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26/09/2017, 01:12
John Callahan

-Se me esta quedando el culo helado- gruño John como excusa para acercarse al fuego. Su unica pretensión era encontrar con la mirada a una persona que aun no había visto.
Dejo espacio entre los habitantes de tercera, el fuego era una de las pocas cosas que les pertenecia y no se apropiaria de ello, asi que se puso detras un momento.
Trato de disimular que miraba entre las sombras y los rincones.
De lejos y de pasada escucho algo sobre cargarse a Marko.
John garraspeo para hacer notar su presencia pero puso cara de "yo no he oido nada". Aquellos comentarios eran normales, él mismo había pensado muchas veces lo bien que le sentaria darle un buen guantazo con toda la mano abierta al gilipollas del arzobispo, así que, ¿como recriminarselo?.
Solo murmuro entre dientes.- Espero que si algo pasa no sea en mi turno...
No era una amenaza, su voz sono como una petición de quien no quiere tener que hacer algo desagradable.

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28/09/2017, 21:50
Caroline Josephine "CJ" Miller

Salí entre la muchedumbre que poco a poco iba dispersándose.

Había varios que se arremolinaban al rededor del fuego. Algo triste que muchas veces nos reconfortaba a todos. Sobre todo a mi. Me gustaba hablar con al gente e intentar ayudarlos. En algunos casos, de no ser por mis cuidados seguramente muchos habrían muerto allí, congelados, o enfermos de cualquier catarro mal curado.

Como ayudante de Gillian, el mas anciano del tren, me ocupaba de eso, de ser la doctora de 3º. Teníamos médicos en el tren, si, pero mayormente se preocupaban de la gente de 1º. O eso suponía. Así que básicamente mi responsabilidad era que no muriera nadie en 3ª o se lo llevaran los matasanos al vagón médico.

Últimamente, el que iba allí, no volvía.

Me uní a ellos cuando empezaron a hablar sobre  la otra vida, el tren y esas mierdas de siempre. Estábamos atrapados allí, pero... era lo único que conocíamos. Pero calentarme las manos era lo único importante ahora.

- A veces sueño con árboles.- Dije sin pensar por cambiar de tema y decir algo mas agradable.- Gillian me ha contado historias que le contaron sus abuelos y dicen que vivían en jaulas de piedra con ventanas de colores. A través de ellas se veían los arboles. Verdes. ¿Que color es el verde?- pregunté a la niña de forma inocente para intentar hacerla sonreir. - Algún día saldremos de aquí y veré los árboles que cuenta Gilliam. - dije guiñando el ojo a Elaine a modo de cómplice.

¿Como? ni puta idea. Pero no esperaría a ser vieja para que me convirtieran en aceite negro para el motor del tren.

Alan llegó de hablar con su amigo. Al parecer los ánimos estaba por los suelos.

Yo misma estaba apesadumbrada y cansada. Llevaba dos días cuidando de Gibbs. Reúma, tenía. Y cuando los dolores fueron insoportables, el cuerpo se puso rígido como un témpano para no moverse. Dos días en los que la mitad del vagón apenas podía dormir por sus quejidos. Lo bueno que se durmió y no volvió a despertar. 

- Tu siempre tienes el culo congelado, John.- dije sin mirar al guarda que se nos había acercado. -Suerte que te den sopa caliente por las noches- puntualicé algo... ácidamente, pues cierto era que los guardas vivían mejor que nosotros. -No creo que tengas de que quejarte... ni en tu turno ni fuera de el ,¿no?

Volví la vista hacia Elaine, pues sabía que me llevaría un rato hablar con el resto y sobre todo con la respuesta de John.

-Te llama tu madre, Elaine. Creo que esta algo resfriada.- susurré a mi amiga.

 

 

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28/09/2017, 23:54
John Callahan

John sintio una mezcla de alivio y nerviosismo al ver a Caroline, su Carol...al menos en sus sueños, aunque estaba tan lejos de ella como si hubiera nacido en primera.
Mantuvo la cara seria, el gesto distante, y trato de no mirarla directamente cuando sintio la puñalada de su lengua.
Era cierto que los guardias vivian algo mejor que la gente de tercera. Al menos comian caliente, acostumbrados a no pensar demasiado sobre que o quien habria sido hervido para sacar el caldo.
Carol no sabía, ni lo sabría nunca, que John habría dado cualquier cosa por poder quedarse con ella en aquel apestoso vagón de tercera, por poder abrazarla en las frías noches y oirle decir una sola vez su nombre con afecto... pero eso no pasaria nunca, en otras muchas cosas porque ella odiaba a los guardias.

- ¿No tiene nada mejor que hacer que tocarme las narices, señorita Miller?.- pregunto firme. De haber sido otro quien le hubiera dicho aquello la respuesta habría sido mucho mas ofensiva, rotunda y directa...tal vez con alguna mención a los parientes proximos.

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29/09/2017, 00:58
Jake Martinson

Las palabras de Alan consiguieron aplacar con facilidad mi mal humor, me conocía muy bien y sabía que cable tocar para tranquilizarme, los años de práctica habían dado sus frutos, a veces la rabia y el desánimo me embargaba, observaba a todos y todo lo que me rodeaba, miseria, hambre, enfermedad y muerte prematura. Todo en pro de que los de primera clase siguieran viviendo plácidamente y rodeados de lujo a costa de nuestro esfuerzo, mi mandíbula se tensó durante un instante pero de nuevo Alan venía al rescate y le dediqué un gesto amable -Descuida, el destornillador lo seguiré usando para evitar que ésta lata de sardinas se desmorone y nada más-le guiñé un ojo mientras llegabamos al barril.

Nos apelotonamos unos junto a otros de manera instintiva, para compartir y conservar el calor corporal que tanto nos costaba conseguir cuando Alan seguía hablando a lo que yo asentía mirando los niños que se movían hábilmente entre los mal llamados muebles, saltando y esquivando a otros integrantes del vagón. Tenían el rostro manchado por la mugre pero sonreían, eran felices, jugaban con muñecos hechos de trozos de trapos, cosidos con retales. Estaban cubiertos de un escudo llamado inocencia, ajenos a lo que les rodeaba y que por desgracia no les duraría muchos años más.

Miré a Alan-Si..tienes razón- dije mientras observaba a la chiquillería, una sonrisa sincera apareció en mis labios mientras miraba a los infantes. ¿Por qué teníamos que esperar a morir para ir a un lugar mejor? ¿Es que no podíamos disfrutar de un lugar así aún en vida? No era justo. Pero pensar en un futuro a largo plazo en sueños como ése era algo absurdo, el día a día era los que nos movía y así debía de seguir siendo, al menos de momento..

Miré a Sarah mientras Alan la abrazaba, aún con esas manchas de suciedad en su cara, lograba ver sus mejillas sonrojadas sobresalir por el calor, la sonreí por un momento y luego desvíe mi mirada hacia el guardia, percibí perfectamente el tono y a lo que se refería, no debí hablar tan abiertamente, le miré fijamente por un instante para luego mirar las llamas del barril y frotar mis manos enérgicamente para hacerlas entrar en calor.

Realmente no sabía qué decir, el ambiente era triste, pero la intervención de Caroline consiguió amortiguar en parte la pesadumbre del corro. Había escuchado las mismas historias que ella de boca de Gilliam sobre esas jaulas y los árboles verdes, esa última frase se repitió en mi cabeza “qué color es el verde” a mi también me gustaría saberlo y quedé pensativo cuando el comentario sobre John consiguió que una pequeña risa ahogada se escuchase en mi garganta sin apenas notarse -John, no seas llorón, si quieres, cambia tu cubículo por mi camastro y mañana me cuentas ¿Hecho?- pregunté en tono medianamente jocoso enarcando una de mis cejas.

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29/09/2017, 01:19
John Callahan

John resoplo, miro de reojo a Jake.- Si me permitieran hacer tal cosa, yo dormiria aqui todas las noches y los crios ocuparian mi cubículo- murmuro, sintiendose aun mal por las palabras de Carol. Estaba seguro de que no se atrevian a hablar asi a muchos guardas, claro que Callahan no se tomaba a mal las "familiaridades".
Garraspeo la garganta, tampoco era cuestión de parecer un blandengue sentimental.-Pero como se nos permite hacer cambios, tendre que quedarme con mi jodido cubículo- añadio queriendo mantener esa imagen de guardia frío, enorme y brutal que ya no engañaba a nadie.