Partida Rol por web

[Sombras de Esteren] Loch Varn

1 - Las Ruinas

Cargando editor
25/01/2016, 17:09
Narrador

Notas de juego

Akira Yamaoka - Silent Hill 2 OST - Betrayal (extended)

Cargando editor
25/01/2016, 17:11
Narrador

Maldices al escuchar cómo un proyectil golpea cerca de tu posición. Con esta condenada niebla no puedes ver a tu enemigo y, lo que es peor, ni siquiera sabes de quién se trata ni por qué os están atacando, pero te frustra no poder enfrentarte a ellos. De cualquier forma, sabes que deben disparar prácticamente a ciegas, malgastando sus flechas casi inútilmente. No te cuesta deducir que esa falta de precisión os permitiría cierta movilidad.

"¿Os?" Te dices a ti misma al sorprenderte pensando el plural. Estás completamente desorientada y no únicamente por no reconocer el lugar en el que te encuentras, sino porque a penas recuerdas cómo has llegado hasta aquí y mucho menos por qué. Sin embargo, al mirar a tu derechas ves a un arquero al que pareces reconocer. Por algún motivo, tu instinto te avisa de que no puedes fiarte completamente de él, pero cuando te mira y distingues el emblema que lleva cosido en la solapa de su armadura, exactamente igual que el que tú llevas en el escudo, te embriaga una cierta sensación de orgullo.

Miras al otro lado y aferras la espada con fuerza sobresaltada. ¿¡Qué demonios está haciendo aquí un caballero de Gwidre!? Sin embargo, en lugar de lanzarte a atacar a quien supones debería ser tu enemigo, sus movimientos buscando cobertura en el mismo muro semiderruido en el que tú te apoyas te indican que está en tu mismo bando, por improbable que eso te parezca ahora mismo.

Pero no tienes mucho tiempo para pensar en él. Sigues oteando a tu alrededor y, algo más separadas, ves otras siluetas que te dan la impresión de estar en tu mismo bando, a pesar de que la niebla no te permita distinguirlas en detalle. Cuentas seis personas, y algo en tu memoria te indica que superáis en número a vuestros oponentes. Pero, ¿por qué os estáis enfrentando? ¿No sería mejor retiraros a una posición más ventajosa donde podáis tomaros algo de tiempo para organizar vuestros pensamientos?

Cargando editor
25/01/2016, 17:12
Narrador

La flecha golpea la piedra a pocos centímetros de tu cabeza y rápidamente vuelves a ocultarte tras lo que parece un muro derruido. Miras el proyectil que ha rebotado a tus pies durante a penas un instante, tiempo más que suficiente como para darte cuenta de que el impacto ha estropeado las plumas traseras, lo que deja la flecha prácticamente inútil para volverla a disparar. Una lástima, porque sólamente quedan un par de proyectiles más en tu carcaj.

A cubierto, dedicas un instante a mirar a tu alrededor. La niebla no permite ver prácticamente nada más allá de diez pasos, lo cual es especialmente frustrante para ti, pues sin poder distinguir a vuestros atacantes difícilmente vas a poder dispararles. ¿Vuestros? Te sorprendes a ti mismo pensando en plural y miras a tu lado. Otras cinco personas utilizan las mismas rocas que tú para protegerse, pero sólo tienes tiempo para prestar atención a los dos que tienes más próximos.

A tu izquierda, una joven atractiva empuña una espada mientras se cubre con su escudo. El emblema de su escudo, una cabeza de Caernide plata en campo de sinople rodeado de oro*, luce igualmente en la solapa de tu coraza de cuero, aunque eres incapaz de recordar qué significa. Te vuelves al otro lado y ves a un chico enorme, algo más joven que tú, con una gran espada en sus manos. Frunces el ceño, frustrado, pensando que su fuerza debería seros útil en esta situación si ese hombre tuviera algo de sangre en las venas.

Pero no tienes tiempo para analizar tus pensamientos, pues el perno de una ballesta se clava en el suelo entre vosotros. Tratas de mantener la calma, pero es complicado sin saber quién os está atacando y por qué. De repente te pones tenso y te vuelves hacia la derecha, mirando por encima del hombretón que se agacha a tu lado. Aunque amortiguado por la niebla, tu agudo oído consigue percibir unos pasos que se acercan por ese lado y tu corazón se acelera pensando que no van a tardar en flanquearos.

Mal que te pese, sabes que no vais a poder mantener esta posición demasiado tiempo, así que es hora de escapar. Pero, ¿hacia dónde? ¡Si ni siquiera tienes la más maldita idea de dónde estás ni por qué has llegado a este lugar!

Cargando editor
25/01/2016, 17:12
Narrador

Te apoyas contra la roca con la respiración agitada, sintiéndote completamente confundido. A duras penas consigues recordar tu nombre y no tienes ni idea de dónde estás. La falta de datos para postular una opción realista de tu localización te desorienta tanto o más que la densa niebla que te rodea. Pero eso no es lo más preocupante pues, por si fuera poco estar completamente perdido en unas ruinas desconocidas, ¡os están atacando! El chasquido de las ballestas, aunque amortiguado por la niebla, estremece tus nervios cada vez que lo escuchas y aferras tu espada corta con fuerza. No eres muy ducho en las armas pero, como todo el mundo, has recibido una mínima instrucción militar. Aunque realmente nunca creiste que te verías obligado a ponerla en práctica.

Miras hacia un lado y ves cinco siluetas agazapadas para protegerse de los disparos de las ballestas. A penas puedes distinguir al primero, un hombre enorme que te mira con amabilidad, como si tratase de infundirte ánimos. Asientes sin reconocerle, aunque además de la calidez que transmite su mirada, algo en tu interior te dice que puedes confiar en él, igual que en el resto de tus compañeros. De la misma forma, tu instinto te indica que eres el último del grupo y que te estás quedando ligeramente retrasado, aunque no tienes ni la más mínima idea de hacia dónde estás yendo.

Aguantas la respiración cuando escuchas unos pasos a tu espalda. Alguien se acerca y, por cómo late tu corazón, no crees que se trate de un amigo. ¡Os están rodeando! Miras tu espada un momento, preguntándote si será mejor buscar un sitio desde donde poder atacar a vuestro asaltante por sorpresa o escapar de este lugar y de esta maldita niebla lo antes posible.

Cargando editor
25/01/2016, 17:13
Narrador

La niebla oscurece el mundo a tu alrededor, impidiendo tu visión más allá de una decena de pasos. Siempre te ha gustado la sensación de aislamiento y soledad que produce la bruma, pero en este caso hay algo diferente, que oprime tu pecho y te genera no poca ansiedad. Completamente desorientado en lo que parece un laberinto de ruinas, a penas tienes recuerdos de cómo has llegado hasta aquí ni qué te ha llevado a encontrarte en esta situación.

Un golpe brusco a tu derecha te hace volverte hacia allí. El virote de una ballesta se clava en el suelo, lo que hace que te pegues aún más a la pared que estás empleando como cobertura. Un poco más allá, un arquero te mira frunciendo el ceño. Reconoces su rostro y sabes que no le deseas ningún mal, pero casi te cuesta ponerle nombre. Sin embargo, por la forma en que él mismo busca cobertura, sabes que estáis juntos en esto. Detrás de él, puedes ver a otras tres siluetas que utilizan las mismas rocas para cubrirse y de alguna forma empiezas a recordar que estáis juntos en esto.

Ver a los que supones que son tus compañeros despierta en ti una inminente preocupación y rápidamente miras al otro lado. Mucho más retrasado, ves a un chico rubio que aguanta la respiración. Al contrario que el arquero, no parece tener la situación precisamente bajo control y ahoga un sollozo cuando ve cómo el disparo de la ballesta se queda a un metro de distancia de ti.

Aprietas con fuerza tu enorme espada y recuerdas una figura que no reconoces enseñándote a utilizarla. Aunque a disgusto, reconoces que sabes cómo utilizarla, pero por mucho que hayas golpeado muñecos de madera con ella, enfrentarte a un ser humano no es algo que te agrade. Incómodo, miras a tu alrededor preguntándote si hay algún camino por el que salir de aquí, pero sigues sin estar seguro de tu ubicación, así que difícilmente vas a poder orientarte en estas ruinas ni, mucho menos, de quién o por qué os está atacando.

Cargando editor
25/01/2016, 17:13
Narrador

"¡Oh, Soustraine!" exclamas cuando el proyectil de una ballesta rebota a pocos centímetros de tu escudo. Pese a tu actual posición en el clero, nunca te ha gustado luchar... Y mucho menos cuando no puedes estar seguro de estar haciéndolo en Su nombre.

Te encuentras en lo que parecen unas ruinas completamente cubiertas de niebla. El lugar podría parecerte poético en otras circunstancias, pero bajo el ataque de un enemigo desconocido y sin saber exactamente qué estás haciendo aquí, lo único que puedes hacer es encomendarte al Uno mientras te apoyas contra un muro prácticamente derruido protegiéndote con tu escudo.

Te tomas un momento para observar a tu alrededor. Cinco personas utilizan como parapeto el mismo muro tras el que tú te estás cubriendo, aunque la niebla sólo te permite distinguir con claridad a las dos más próximas. No reconoces a ninguna de las dos mujeres, pero algo te dice al verlas que estais juntos en esto, a pesar de que ninguna de ellas parezca tener mucha confianza en ti, ni veas en ellas ningún símbolo del Templo que te ayude a cerciorarte de que estáis en el mismo bando.

El perno de otra ballesta golpea las rocas. Has pasado suficiente tiempo entrenando en el campo de batalla como para saber que tus oponentes están disparando al bulto, lo que no te sorprende demasiado, porque con esta niebla difícilmente van a poder distinguiros. Es posible que sea una buena oportunidad para escapar, pero ¿son esos los designios de Soustraine?

Cargando editor
25/01/2016, 17:14
Narrador

Tu cabeza parece no parar de dar vueltas y te sientes ligeramente mareada. Por primera vez en tu vida estás completamente desorientada... O eso crees, porque en estos momentos ni siquiera estás segura de tus recuerdos. La niebla lo oculta todo a tu alrededor, pero eso no sería un problema si estuvieras segura de dónde estás. Pero, contra todo pronóstico, no lo estás. Recurres a tus enseñanzas para tratar de identificar tu ubicación: unas ruinas de al menos unas décadas de antigüedad, aunque no estás muy segura de su origen, pues las piedras no terminan de encajar con el tipo de construcción. Evidentemente te encuentras cerca de un río o una fuente importante de agua, pues de otra forma no se podría haber levantado una niebla tan espesa. Los olores te indican que no estás lejos de las montañas, pero esa suposición no termina de encajar con la temperatura, más cálida de lo que debería si eso fuera cierto.

Un sonido metálico impactando contra una de las piedras te recuerda que tu desorientación no es el mayor de los problemas. ¡Os están disparando! Quién o por qué es algo que no puedes decir, pero los virotes de las ballestas silban por el aire tratando de acabar con vosotros. Aunque, con esta niebla, lo más seguro es que estén disparando a ciegas, o eso te dices a ti misma.

Miras hacia atrás y ves al grupo al que sirves de guía. Porque eso es lo que haces normalmente, ¿no? El bastón de tu mano parece confirmar que, efectivamente, eres una Varigal, aunque la niebla parece enturbiar tu memoria aún más que tu vista, como si en vez de minúsculas gotas de agua se tratase de gases alucinógenos. Con esfuerzo, vuelves a centrar tu atención en las personas que te siguen. Ves cinco figuras, aunque sólo distingues con claridad al primero de ellos: un caballero del Templo, al que no reconoces, algo joven para pertenecer a los Filos. Aunque tú también eres algo joven para engrosar las filas de los Varigal.

Aprietas tu espada con fuerza mientras observas al caballero, armado con espada y escudo y protegido por una cota de mallas. Si todo el grupo está compuesto por guerreros, estás segura de que podríais enfrentaros quienquiera que os esté disparando. Claro que también puedes aprovechar la poca visibilidad para guiarles hasta un lugar seguro. Pero, ¿en qué dirección?

Cargando editor
26/01/2016, 13:01
Urvan

Puedo sentir mi pulso acelerado en las sienes, y el fluir de la sangre en mis oídos me ensordece temporalmente mientras trato de descifrar qué está pasando a mi alrededor. Tardo unos segundos en ser consciente de que he dejado de respirar, así que tomo una profunda bocanada de aire que hace que me quemen los pulmones.

Lo siguiente que registra mi cerebro es la embrazadura de mi escudo, incómodamente resbaladiza bajo el sudor frío que baña la palma de mi mano. Estiro los dedos un par de veces antes de cerrar el puño con todas mis fuerzas, y trago saliva para intentar deshacer el nudo que se ha formado en mi garganta.

Entrecierro los ojos en un esfuerzo por atravesar el frío y silencioso muro de niebla que me envuelve como una trampa mortal. Miro en todas direcciones, buscando frenéticamente cualquier cosa que me permita dar sentido a esta situación.

Y de repente, las veo.

Otras cinco personas buscan cobertura en el precario muro de piedras en el que yo mismo me he parapetado por mero instinto de supervivencia, aunque solo alcanzo a distinguir a las dos mujeres que tengo más cerca. Una de ellas es una joven de largos cabellos dorados que enmarcan un rostro tan serio como hermoso. La otra, apenas una muchacha, luce una cabellera roja como el fuego que contrasta con la blanca gelidez circundante.

«Los enemigos de mis enemigos…», pienso, deseando que sea verdad.

Me arrastro torpemente por el suelo embarrado, y compruebo lo difícil que es hacerlo al tiempo que embrazo un escudo, que parece empeñado en clavarse en la tierra a cada oportunidad. Me aproximo a la chica pelirroja lo suficiente como para asegurarme de que puede oírme, pero dejo un par de metros entre nosotros por prudencia.

—Nos… están atacando —jadeo, sin estar muy seguro de si lo que acabo de hacer es una afirmación o una pregunta.

Mientras espero una respuesta que no sé si llegará, dejo el escudo apoyado contra el muro de piedra mientras mis manos buscan la ballesta que, por algún motivo, sé que llevo conmigo. Cargo un virote con manos temblorosas y me asomo sobre la cobertura, apostando los codos para afianzar mi puntería en un posible disparo. Aguzo el oído por si oigo pasos acercándose, preparado para disparar contra cualquier cosa que se mueva en el mar neblinoso que parece querer devorarme.

«Soustraine, no te olvides de tu siervo. Guía su pobre alma en esta senda oscura. Sé los ojos de este ciego, y mueve mi mano cuando mi corazón dude».

Si esta lucha no ha de ser por mi dios, al menos será por mi vida.

Notas de juego

Actitud estándar (sin modificadores). Me preparo para disparar contra lo que sea que venga, esperando que mi conciencia no me haga temblar el pulso. ¿Veo u oigo algo más (tiro percepción si es necesario).

Cargando editor
26/01/2016, 13:16
Liam

 - Liam... mi nombre es Liam...- Murmuró el joven como si fuese un mantra que fuese a ayudarle a centrarse.- Te gusta leer y aprender, la historia y la ingeniería...- Siguió diciendo el joven en un tono bajo aunque audible, pero cada más contenido, como si recordar de que estaba llena su cabeza le hiciese sentir más seguro del suelo que pisaba.

Pero pronto aquel mantra demostró tener sentido más allá del simple regusto de la cordura. Liam se centró en aquellas piedras, ruinas, quizás si pudiese reconocerlas, saber de donde provienen, quizás recordaría. Pero no había tiempo para pensar.

- No, nunca lo hay...- Volvió a musitar el joven con una acritud que parecía tener raíces mucho más profundas que aquella simple interrupción. Aunque claro, que en mitad de un asalto escuches a alguien acercándose a tu espalda podía ser muchas cosas, incluyendo simple, pero no algo a ignorar.

Los nervios atenazaban a Liam que solo pudo responder a la sonrisa del gigantón con otra que, sabía, era más nerviosa que otra cosa. Pero algo le dice que al menos no debe temer a ese hombre, ni a los demás que les acompañan. No ahora al menos. Algo dentro de su cabeza le dice que hay otras preocupaciones. Pero con solo mirar la espada que sostiene en la mano Liam sabe que no es buen espadachín.

- Si, supongo que podría atravesar un cuerpo, pero combatir...- Volvió a murmurar el joven, pero esta vez incrementando su nervio a medida que los pasos se acercaban como el sonido del reloj de un maestro desgastando el tiempo para su presentación oral. Y Liam sintió que no había tiempo de pensar, ni siquiera de decidir, tenía que actuar y aceptar lo que de ello surgiese o esperar a que otro tomase la decisión por él.

Mientras hacía un gesto con la mano al gigantón para advertirle, Liam se pegó en una esquina medio desvencijada justo a la derecha del portalón donde debería aparecer el misterioso... ¿Atacante?

- ¡Por las leyes de la termodinámica! Ni siquiera se a quien voy a emboscar.- Maldijo Liam apenas en un susurro sintiendo arcadas por los nervios y las manos sudorosas sobre su espada. Se agachó, sabía que quien entrase tardaría unos instantes en comprobar ese angulo y si ascendía usando su espada como lanza podría añadir fuerza extra al impacto.

Notas de juego

Liam se prepara para, intentar, pillar por sorpresa a quien entre (más que nada por poder pegarle un vistazo antes de atacar) en actitud ofensiva. Si le da tiempo intenta reconocer las características clave de las ruinas, pero si no lo deja para después.

Cargando editor
26/01/2016, 14:47
Mòr

Mi consciencia emerge súbitamente de entre una bruma atemporal, como si un tambor que percutiera en el límite de mi oído me arrastrara de un tirón, invocando mi alma a través de un espejo ahumado. En el lado del cual provengo no hay nada, y allí a donde voy, me aguarda un bosque gris de piedra rota y niebla. Me sobreviene una sensación de repentino vértigo, como si acabara de detenerme después de haber estado girando a toda velocidad, y algo en mi corazón me dice inmediatamente que estoy en peligro. Instintivamente, mi mano busca y encuentra la correa de cuero que ciñe un laúd a mi espalda, cuyo peso recoloco de un rápido movimiento, acomodándolo mejor en mi hombro. La otra mano me duele. La miro durante unos instantes, sorprendiéndome ante la visión de una portentosa espada de gran tamaño, que mis dedos gruesos y fuertes aferran, paralizados, como si se trataran de una garra. ¿Dónde estoy? Miro a mi alrededor, desorientado. Los ecos espectrales que resuenan en mi mente van tomando forma poco a poco, convirtiéndose en sonidos reales que, progresivamente, empiezan a pintar una escena que tenga algún sentido más allá del lento y ocioso ondular de la neblina que ciega mis sentidos y mi espíritu.

De pronto, algo que vuela muy rápido está a punto de golpearme, y me agacho instintivamente, levantando las manos por encima de la cabeza en un gesto defensivo. Es entonces cuando reparo en que es un virote de ballesta, que ha impactado a apenas un metro de donde estoy. Nos están atacando. De algún modo, siento que no estoy solo, y que hay otros como yo atrapados entre la niebla. Un joven arquero de largo cabello cano me mira, ceñudo, su rostro invadido por la aprensión y la confusión. Está parapetado detrás del mismo muro bajo tras el que yo mismo me hallo, y sé que es mi aliado. Bastante más allá, un chico de cabellos dorados parece al borde del pánico. Me mira, buscando complicidad, y yo trato de sonreír, aunque mi mandíbula está tan tensa que solo logro estirar las comisuras de mi boca. A mi alrededor, casi puedo sentir el latido de otras almas cuyos rostros no alcanzo a ver, pero sé que están conmigo.

El molesto peso de la espada que sujeto, así como mi respiración entrecortada, son los únicos testigos que me recuerdan que todo lo que estoy experimentando es real. A pesar de que denosto la violencia con cada fibra de mi ser, tengo la contradictoria sensación de que esta espada es una prolongación de mi propio cuerpo. Sé muy bien cómo esgrimirla, y tengo la fuerza para hacerlo. De repente, mi agarrotamiento desaparece, y soy capaz de llevar la empuñadura del espadón a mi pecho, sujetándola con ambas manos en una suerte de plegaria, mientras me adhiero a la escasa protección del bajo muro.

¡Arqueros! —me oigo exclamar a voz en cuello, refiriéndome a aquellos de mis compañeros que tengan a su disposición un arma capaz de disparar proyectiles, pues ni siquiera recuerdo sus nombres—. ¡Necesito cobertura! ¡Tenemos que acortar distancias si queremos neutralizarlos…!

¿Neutralizarlos? Jamás me creí capaz de tamaño eufemismo, pues mi corazón sabe que estamos en una situación de vida o muerte. Atropelladamente, empiezo a musitar un tapiz de palabras que vienen a mi mente sin saber de dónde, apenas recordadas, como si se tratase de una oración aprendida hace mucho, cuyo maestro soy incapaz de recordar:

A Righ na gile, a Righ na greine, a Righ na rinne, a Righ na reula, a Righ na cruinne, a Righ na speura. Is aluinn do ghnuis, a lub eibhinn…!*

Notas de juego

*Principio de una antigua plegaria celta a los dioses de la naturaleza. Dice: «Rey de la luna, Rey del sol, Rey de los planetas, Rey de las estrellas, Rey del mundo, Rey del cielo. ¡Oh, los del hermoso semblante, rayos de la luz sagrada!».

Me mantengo en posición defensiva (+3 a Defensa, -3 a los ataques), mientras espero a que los arqueros me proporcionen «fuego» de cobertura.

Cargando editor
26/01/2016, 21:58
Ean

Abrí los ojos. Todo mi cuerpo estaba alerta, algo no iba bien...Entonces una flecha impacta a escasos centímetros de mi cabeza. Joder! Esto no va bien no! Y encima se ha roto, solo me quedan dos. Intento otear a ver que coño esta pasando, pero no se ve nada más allá de diez pies... Con que esas tenemos eh? No nos vais a atrapar tan fácil...”vais”? Miro a ambos lados y veo a dos personas.

A mi izquierda, hay una atractiva mujer. Me fijo en su escudo, en el símbolo que porta. Bajo la mirada hacia mi pecho, llevo el mismo símbolo en la solapa de mi coraza, aunque no logro recordar que significa ese símbolo. Pero eso debe ser que pertenecemos al mismo grupo o algo no?

La miro y le hago señas, -Eh chica!- Y le señalo mi coraza, para luego señalar a su escudo. Luego levanto el pulgar de la mano.

-Se ve que estamos juntos en esto eh?- Le digo con una sonrisa, aunque no tengo claro de que es exactamente esto.

Que coño pasa? Porqué no consigo recordar? Luego miro a mi derecha y me encuentro con una mole de persona. Parece que podría partir por la mitad a cualquiera que se pusiese en su camino...pero no tengo demasiado claro si es lo que quiere hacer realmente.

Un perno de ballesta se clava entre los dos. Rápidamente saco mi arco y cargo una de las dos flechas que me quedan. Con que esas tenemos eh cabrones? Dar la cara y veréis como Ean no fallara el disparo...

Escucho algo, me concentro...parece ser que por detrás del grandullón se acerca alguien.

-EH Tu! Grandullón! Muévete! Acercate a mi! Por detrás tuyo viene alguien, yo te cubro, vamos!-

Tenso el arco, escucho la cuerda crujir hasta el limite, mientras una gota de sudor recorre mi mejilla, la niebla lo cubre todo...abro y cierro un par de veces los ojos, mi respiración casi se para por completo, tengo la boca seca, el caos y el ruido a mi alrededor enmudecen...todos mis sentidos estan centrados en una sola cosa, el ruido de pisadas que se acercan...

Cargando editor
27/01/2016, 21:42
Yldiane

Cierro los ojos con fuerza unos segundos y después los vuelvo a abrir. ¿Qué es eso? ¿Qué está pasando? Mi cabeza no quiere dejar de dar vueltas y, de pronto, no sé dónde estoy... ¿Por qué estoy tan mareada? ¿Dónde estamos? ¿...estamos? Miro a mi alrededor, hay cinco figuras más, pero sólo distingo a la primera, un joven —de hecho, parece demasiado joven— caballero del Templo. De pronto, antes de que pueda siquiera plantearme qué está sucediendo, una flecha sobre nuestras cabezas rebota en las piedras del bajo muro tras el que estamos parapetados; él se acerca a mí: "nos... nos están atacando" me dice. 

Eso parece —le respondo, en voz lo suficientemente alta como para que me oigan los demás—; intentaré sacaros de aquí, pero tratad de no respirar mucho esta niebla... no sé por qué, pero no me gusta un pelo, mi intuición me dice que aquí hay algo más... 

Dicho lo cual, dejo la espada corta —que acabo de darme cuenta de que aferro fuertemente en una mano— en el suelo y me envuelvo la boca y la nariz en la fina bufanda que llevo al cuello, tratando de respirar aquella bruma lo menos posible. Vuelvo a coger el arma y entonces me fijo en el Carath de la otra mano... Sí, eso es, debo de estar guiando a este grupo y de pronto nos atacan... Hay que buscar un lugar más seguro. No recuerdo nada, pero al parecer debemos haber caído en alguna trampa o una emboscada... ¿O nos están persiguiendo? No lo sé, pero estamos en medio de unas ruinas alrededor de cuyos cimientos se entretejen finos jirones de una neblina que no me resulta del todo natural... Además, no veo nada. Si estuviera ubicada  supiera hacia dónde correr, no me importaría, pero no lo sé, así que observo mi alrededor.

Veamos, muchacha de mundo, ¿qué reconoces, qué sientes, qué recuerdas? Recordar, recuerdo poco pero... Esas ruinas tampoco me encajan, pero sigo sin saber por qué, las piedras y la arquitectura no me terminan de encajar, no recuerdo nada y eso me exaspera, tengo que hacer algo ya. Y huele... huele a montaña, pero hace demasiado calor como para estar cerca. 

Muchachos, aquí pasa algo raro, algo no encaja, pero no sé qué es. Aunque mi intuición me dice que tenemos que salir de aquí cuanto antes... ¡puñetera niebla! Buscaré la ruta más segura...

Y estoy a punto de hacerlo, pero una voz me frena en el último momento, gritando, pidiendo ayuda a los arqueros para que lo cubran y otra voz responde para cubrirlo. ¿Va a enfrentarse a nuestros atacantes? Bien, si vamos todos juntos, creo que podemos con ellos, pero eso cambia un poco mis intenciones. Me acerco al grupo, agachada todo el tiempo y me aposto junto a las dos figuras de las que creo que han venido las voces —básicamente porque de la otra mujer no han sido, del caballero del Templo, evidentemente, tampoco y el otro joven no hace más que murmurar—, pegada al muro todo lo posible y me asomo, tratando de inspeccionar el terreno en la dirección más segura.

—Si vas a avanzar —le digo al que no tiene armas a distancia— te buscaré la ruta más óptima, segura y a la vez efectiva. No vemos nada, pero supongo que ellos tampoco, ¿no? usémoslo a nuestro favor. 

Vale, no es lo que había pensado. Mi intención era sacarlos de allí a todos en dirección contraria, pero en realidad, empiezo a pensar que confrontarlos directamente no es tan mala idea, es posible que eso no se lo esperen. Todos mis compañeros parecen luchadores; entre los cinco tenemos una oportunidad, o eso creo. Vuelvo a echar un vistazo al frente, fijándome en los detalles del terreno y las posibles coberturas, así como la dirección de la que proceden las saetas, buscando la mejor opción. Aferro fuertemente el bastón y la espada. Odio estar quieta, ¡movámonos ya! 

Notas de juego

Pues eso, busco la ruta más segura y más eficiente al mismo tiempo para atacarlos. Dime qué tengo tirar si es el caso, máster^^

Perdonad la tardanza! XD

Cargando editor
28/01/2016, 11:15
Narrador

Notas de juego

Mientras esperamos a ver si Arven postea hoy, id haciendo las siguientes tiradas si queréis (si no, podéis incluirlas en el siguiente post):

Todos: Iniciativa (1D10 + velocidad - en la tabla de combate de vuestra ficha)
Liam: Sigilo (1D10 + el valor que tengas en la columna Total de esa habilidad), para ver si consigues emboscar a quien se acerque por detrás.
Yldiane: Percepción, para decidir la ruta más segura y rápida que os pueda dar algo de cobertura.

Cargando editor
28/01/2016, 12:22
Liam
- Tiradas (3)

Motivo: Iniciativa

Tirada: 1d10

Resultado: 4(+4)=8

Motivo: Sigilo

Tirada: 1d10

Resultado: 1(+3)=4

Motivo: Pifia sigilo

Tirada: 1d10

Resultado: 10(+3)=13

Notas de juego

Como me odian los dados x_x

Cargando editor
28/01/2016, 12:26
Mòr
- Tiradas (2)

Motivo: Iniciativa

Tirada: 1d10

Resultado: 1(+5)=6

Motivo: Confirmación pifia

Tirada: 1d10

Resultado: 2

Notas de juego

Oh, jojojojo... Un 1 en Iniciativa (+5 = 6). ¡Los dados de Umbría en acción! XDDD

¡Uuuyyy! He sacado un 2 en la tirada de confirmación de la pifia. ¡No he pifiado por los pelos!

Cargando editor
28/01/2016, 12:51
Urvan
- Tiradas (1)

Motivo: Iniciativa

Tirada: 1d10

Resultado: 9(+6)=15

Notas de juego

El Uno está conmigo.

Cargando editor
28/01/2016, 13:31
Ean
- Tiradas (1)

Motivo: Iniciativa

Tirada: 1d10

Resultado: 9(+7)=16

Notas de juego

Yeah!

Cargando editor
28/01/2016, 17:30
Arven

Maldita sea, ¿que es todo esto?  pensó Arven mientras su mente regresaba a la realidad. No entendía nada, no recordaba nada, y a decir verdad, estaba muy perdida. Lo único que reconoció fue el emblema de aquel tipo cosido en su ropa. Era igual que el de su escudo, así que, algo tendrían en común, aunque ella no lo recordase.

Le dedicó una mirada ceñuda al arquero con su mismo símbolo

-Eso parece, vas a tener que cubrirme- Le dijo mientras sopesaba todas las posibilidades.

Tras escuchar a unos y otros, y comprobar lo dificil de la situación, la muchacha, resguardada tras el muro, habló una vez la primera flecha rebotó entre ella y el arquero

-No nos ven, nosotros a ellos tan poco, puedo cargar a traves de la niebla y cogerlos por sorpresa, cuando lancen otra descarga-

La situación era fácil. Ellos eran 6, aunque sin conocerse y sin saber que estaba pasando, estaban siendo asaeteados por un enemigo desconocido. Algunos se mostraban pasivos, como aquel caballero 'enemigo' y otros, rehusadores, como la muchacha de pelo rubio. La única solución que vio la joven fue esa, cargar a traves de la niebla mientras el enemigo recargaba.

Agarró su espada y escudo con fuerza, guardando el aliento para el posterior sprint a ciegas, iba a necesitar todo el aire disponible en sus pulmones para llegar con rapidez y la suficiente frescura al combate. Si nadie quería llevar la iniciativa, la llevaría ella.

-El que esté conmigo que se prepare-

Dijo por última vez, antes de salir corriendo entre la niebla.

- Tiradas (1)

Motivo: iniciatif

Tirada: 1d10

Resultado: 3(+8)=11

Notas de juego

11 iniciativa.

Cargando editor
28/01/2016, 20:10
Narrador

Como por arte de magia, la niebla entre vosotros parece aclararse ligeramente, aunque sigue siendo igual de densa a vuestro alrededor. Os quedáis sorprendidos cuando veis que la primera persona en reaccionar es un chico relativamente joven, cuyos escudo y jubón están adornados con los símbolos de la iglesia del Templo. A pesar de que algo en vuestro interior se revuelve contra los emblemas de una fe que no compartís, un nombre acude en seguida a vuestra mente al ver al muchacho. "Urvan".

Un muchacho rubio se aferra a su espada corta con un gesto casi desesperado, mientras murmura cosas que no llegáis a comprender del todo, no tanto por la niebla como por las extrañas palabras que utiliza, que refieren conceptos que nunca habéis llegado a asimilar. Pero su incesable parloteo os resulta tan familiar como el nombre de "Liam" que se abre camino entre vuestros recuerdos.

Ante el grito de aviso del caballero, otro hombre se pone en movimiento. Por su gran envergadura en esta niebla podría haberse confundido fácilmente con un gigante. "Mòr", pensáis al verle casi sin poder evitarlo. Y, aunque no os da la impresión de ser una persona presta para el combate, casi os dan pena vuestros asaltantes por haber conseguido forzarle a un enfrentamiento.

El arquero que está junto a él no tarda en reaccionar a sus palabras, asegurándole que cubrirá su avance con sus flechas. "Ean", pensáis, y por algún motivo no os transmite demasiada confianza, a pesar de que algo os dice que vuestros enemigos sufrirán sus saetas de forma implacable.

Una chica pelirroja se ofrece a guiar al inmenso muchacho por una ruta segura hasta vuestros asaltantes, manteniéndole alejado de los pernos de sus ballestas. Al verla vuestra sensación de desorientación disminuye ligeramente, como si estuviarais acostumbrados a seguirla. "¿Eres tú quien nos ha traído hasta aquí, Yldiane?" os preguntáis sin poder evitarlo, pensando que si es vuestra guía tal vez conoce la salida de este lugar.

Pero la idea de dar un rodeo para llegar a vuestros enemigos no parece suficientemente buena la hermosa chica rubia que estaba junto al arquero. Embrazando su escudo y aferrando con fuerza su espada, bordea una de las piedras del muro derruído para cargar directamente hacia ellos, confiando en que la niebla sea suficiente cobertura contra sus disparos. "¡Cuidado Arven!", pensais temiendo por su seguridad.

Cargando editor
28/01/2016, 20:36
Mercenario

La búsqueda de una ruta alternativa por parte de Yldiane se vuelve irrelevante una vez Arven carga a través de la niebla. Sin duda la arrojada guerrera será blanco de todas las ballestas de quienes sean que os están atacando, así que confiando en que la niebla y los disparos de cobertura de vuestros compañeros sean suficiente protección, todos salen tras ella.

Las flechas de Ean y Urvan pasan sobre vosotros mientras corréis, y son rápidamente contestadas desde el otro muro. Arven, al avanzar en primera posición, es el objetivo más claro para los ballesteros, que no tardan en perfilarse entre la niebla. Afortunadamente para ella, uno de los pernos no llega a alcanzarla, pues su atacante disparó antes de poder verla con claridad. El otro, sin embargo, sí va bien orientado, pero el entrenamiento de la guerrera se hace evidente al verla correr mientras se cubre con su escudo, que desvía el proyectil con facilidad.

Al llegar junto a los ballesteros veis para vuestra desgracia que no están solos: otros dos guerreros, armados con hacha y espada respectivamente, aguardan junto a ellos.

- Tiradas (5)

Motivo: Iniciativa Yldiane

Tirada: 1d10

Resultado: 2(+9)=11

Motivo: Iniciativa Mercenarios

Tirada: 1d10

Resultado: 1(+6)=7

Motivo: Pifia?

Tirada: 1d10

Resultado: 8

Motivo: Puntería

Tirada: 1d10

Dificultad: 14+

Resultado: 7(+8)=15 (Exito)

Motivo: Puntería

Tirada: 1d10

Dificultad: 14+

Resultado: 4(+8)=12 (Fracaso)

Notas de juego

Ean: 16
Urvan: 15
Arven: 11
Yldiane: 11
Liam: 8
Mercenarios: 7
Mòr: 6

No pregunto demasiado para ir avanzando. Ean y Urvan pueden disparar sus armas respectivamente, aunque he adelantado las tiradas de ataque de los ballesteros para ahorrar tiempo (si mueren antes de poder disparar, mejor para Arven, aunque en realidad no le han hecho nada, así que se queda en una mera descripción). Tenéis un -3 a la tirada por la niebla y están a corta distancia, así que no hay penalizador por ella. La defensa de vuestros oponentes es 10, así que la tirada queda en dificultad 13.

Arven, Yldiane y Mòr tienen que usar una acción de "movimiento", lo que aumenta su defensa en tantos puntos como su potencial de combate, pero no les permite atacar hasta que se produzcan todos los disparos.

Liam está, literalmente, a otra guerra...