Partida Rol por web

Hay cuatro formas de hacer hablar a un hombre, una es con dinero, del cual no dispongo, dos es con la espada, lo cual no me conviene y las otras dos es a base de "encantos"

me recoloco el escote, odio hacer esto pero la situacion lo requiere y me acerco al tendero humedeciendome los labios con la lengua.- Señor, ¿Recuerda en que direccion se fueron? Me haria un favor muy muy grande.- digo dejando que mi voz suene con una mezcla de inocencia y lujuria a partes iguales, el tinte rubio del pelo ayuda mucho a parecer tonta, lo cual en este momento considero bueno.

Siendo plenamente consciente de que intentar ayudar a Hundra a conseguir la información sería contraproducente, puesto que distraería al hombre de los evidentes, múltiples y bien formados encantos de su compañero, Anhknut, sencillamente, trata de mantenerse a una distancia prudente y no llevar a cabo ninguna acción sospechosa, mientras intenta vigilar los movimientos de Bit, de cuyas acciones no se fía demasiado. No es que desconfíe de él, sencillamente cree que, a veces, actúa sin pensar

-Em... Si diría... a penas es capaz de apartar la vista de aquellos enormes orbes suaves. y mucho menos concentrarse en la respuesta.

esto...

Se fueron hacia el oeste, diría que cogieron esa calle...

El tendero levanta un poco mas su mirada, encarándose con hundra, si no fuera por que esta le saca casi un palmo de altura.

Pero para que ibais a querer seguir a un Shemita y a un bribón? Es un barrio muy peligroso...

Yo cierro el puesto en unas horas. Por que no vamos tu y yo luego a buscarlos. Tal vez estén en la casa de Su Wong. Te gustaría y alí conmigo??

Dice el tendero con cara de picardía, dejando entrever su maltrecha dentadura con varias piezas de bronce y latón, mientras pega algún fugaz vistazo a los pechos de la bárbara.

Sonrio al tendero, me a dado lo que quiero y a cambio voy a hacer que esta noche tenga sueños ajetreados.- Ese bribon me a quitado una cosa, voy a recuperarla...- digo pasando el dedo de forma descuidada, arriba y a bajo, rozando el canalillo de mi pecho.- No tardare mucho, nos vemos en la casa de Su. No la conocco pero suena... intima.

Giño un ojo antes de girarme a mis compañeros, vamos chicos, no quiero llegar tarde a mi cita.- les apremio como si realmente tuviera intecion de acostarme con el tendero.

Bit permanece montado, sonriendo ampliamente al ver el engaño. Al fina, él mismo pone a Jur al paso, siguiendo a la cimeria en dirección a donde señalara el tendero.
Vamos...
El shemita, parece bastante alterado...y sigue al grupo atento, pero demasiado callado y sumido en sus pensamientos.

Todo ha salido mal...muy mal! Maldición! Debí poner mis manos sobre esa arpia cuando la tuve inconsciente en la cama. Demonios!

Viendo cómo ha manejado la bárbara la situación, el sacerdote de Derketo no puede por menos que pensar que hay maneras muy diferentes de conseguir lo mismo de una persona: cada cual está más dotado para unas o para otras, y está claro qué Hundra conoce bien sus propias ventajas. Aunque espera que también sea consciente de sus propias limitaciones, lo cual es algo fundamental en la vida...

 El camino no es difícil para alguien experto como tu en esconderse de las miradas de los demás. Especialmente, cuando te buscan por fugitivo.

Con algunas telas, henna y cenizas, has podido hacerte pasar por cualquier otro artesano Shemita de la ciudad, pasando desadvertido.

Al llegar a la casa de Eban, te acomodas junto al lavadero cercano, donde te libras del maquillaje. Hace ya rato que nadie te busca, y menos por esa zona.

Desde allí puedes ver la puerta de la casa de Eban, rota, tal cual la dejó Hundra unas horas antes.

Ningún guardia o patrulla presta especial atención a la casa.

Tu experiencia como criminal te dice que si Eban fuese sospechoso de algo, o buscado por la guardia, habría tres hombres cerca de su puerta y otros dos escondidos en la parte trasera. Pero nadie está montando guardia.

Tu espera, agazapado sobre los tejados del labadero, se hace muy lenta y aburrida. Toda una hora esperando a ver si pasa algo donde está claro que no va a haber nadie.

O eso pensabas.

Estabas tan concentrado en controlar el exterior de la casa que no te has fijado en su interior.

Una silueta se filtra por las ventanas. Está rebuscando cosas, sacando todo de sus cajones, vertiendo el contenido de los jarros de hornamentos Shemitas.

Está buscando algo, tal vez algo de valor que robar, o algún objeto específico?

el interior de la casa está demasiado oscuro para reconocer la silueta. Quien será? La guardia buscanod posibles pruebas? Perla que regresa a por algo que haya olvidado? Un ladrón rapiñando en una casa con la puerta desencajada del marco?

Solo alguien que ha sido un ladrón durante tanto tiempo, es mas, que sigue siendo un ladrón, sabría como hacer aquello sin que nadie se percatara.

Rebusca, abre, arroja las cosas al suelo...

No reconoces a quien hay dentro. Es un tipo delgado. Muy delgado. Su cabeza está rapada y viste ropas viejas y deshilachadas. Su piel es cetrina, posiblemente, un mestizo entre Zamorio y Shemita.

Es alguien que sabe lo que hace, experto, y que busca algo en concreto.

Finalmente, parece que lo ha encontrado.

No sabes que es lo que se lleva, pero es algo que cabe en  un bolsillo de su chaqueta. Nodebe ser mayor que un un anillo, o alguna joya de tamaño similar.

El ladrón, sale de la casa de Eban, mira a ambos lados. Parece percatarse de tu presencia y sale corriendo en dirección al Este, tratando de perderse en los callejones.

El sujeto desaparece entre la multitud, pero no estás dispuesto a dejar que se escape tan fácilmente.

Trepas con gracia a los tejados de la ciudad y oteas al tumulto. Seguirlo hasta la plaza central ha sido fácil, pero una vez allí...

Por suerte, lo ves, se dirige de nuevo al Maul.

Algo hay en esa zona que todo lo relaciona, pero aun no sabes que puede ser.

Ahora el piensa que te ha dejado atrás, mientras tu, le observas desde las alturas como el gato mira a los peces del río.

Lo sigues? lo interceptas? saltas sobre él?

Diego se mueve con pies seguros sobre los tejados persiguiendo a su presa. Sonrie al verle echar alguna que otra mirada por encima del hombro.

Se toma un respiro aliviado pensando que lo ha perdido, para volverlo a ver agitando su honda cuando la multitud se abre tratando de alejarse de la pelea. Tiene cara de pocas bromas, y ganas de saber quien le está manipulando.

Estás sobre el tejado, como un halcón observando su presa, lo ves venir, cada vez mas cerca. Gracias a tu control de la zona has podido adelantarte a él unos metros por los tejados y esperarle, girando tu honda, con el plomo bien preparado.

Podrías matarlo con facilidad de una pedrada en la cabeza, así que apuntas al vientre. Aunque le reventaras el estómago, aun viviría lo suficiente para que te contara todo lo que sabe.

Dejas ir el plomo. No consigues seguir su trayectoria con la vista, pero si apreciar sus consecuencias. Aquel a quien sigues cae al suelo, retociéndose de dolor y la gente huye aterrada.

Bajas del tejado descolgándote por un canalón y le pones el puñal en el cuello, y la mano en la boca para impedirle hablar mas.

Miras a un lado y a otro, buscando un escondrijo donde nadie os moleste en vuestra próxima charla. Un callejón será perfecto.

Estirándole de la cabeza lo llevas hasta el fondo de ese oscuro callejón. Es mas alto y más fuerte que tu, pero ahora mismo no es capaz ni de resistirse.

Lo tienes a tu merced. Que harás con él?

Lo desarmo y le registro los bolsillos, empezando por aquellos donde vi que se guardaba lo que fuera que robo de casa de Eban. Después le registro buscando bolsillos secretos y cosas de esas.

- Mala idea la de robar en una casa que la guardia vigila. Dime quien te ha enviado allí y porqué si quieres vivir un poco más.