Partida Rol por web

Miro a Anaïs, ya se como era... una adoradora de su casa, del mundo mágico y anti muggle en general, no es que me molestara, realmente no me importaba siquiera, pero pensé que ella no querría ir al baile...

Yo no creo que vaya... y si es obligatorio bueno... no creo que baile la verdad.

Suspiró mirando a Andrés. No entendía la forma de pensar de los Slytherins, Josu tenía parte de razón, pero eso no quitaba que quizás no era lugar para Andrés.

 Cuando fué a hablar, Anaïs comentó lo del baile. Se atragantó con su propia saliva y empezó a toser. No...no lo había pensado aún. Dijo, tosiendo Aún falta, así que ya veré.. Tras esto, se levantó y vió a Sweety. Es verdad, Sucy... Subió en un momento a su cuarto, recogiendo a la salamandra. Al bajar, la acarició. Bueno, voy a llebarla a que corra un poco, nos vemos luego.

- Nos vemos, Zaida - levanto el brazo, a modo de despedida.

Miro a Andrés, arqueando una ceja - ¿No vas a ir? ¿Por qué? Normalmente cuando se muere alguien se hace una comida o una cena... un baile no siempre es señal de festejo, aunque al fin y al cabo... siempre hemos dicho que los muertos van a un lugar mejor, ¿no? Yo sí que voy a ir al baile, ya encontraré pareja por ahí.

Al decir aquello último, saqué de mi bolsillo el pergamino hecho una bola y lo lancé a la chimenea; no sentía rabia, más bien decepción.

Suspiré. Cansada.

Miro hacía Anaïs... sabía perfectamente lo que estaba tirando al fuego, y lo cierto es que lo debía estar pasando mal. Entre esto y la muerte. ¿Vendrías conmigo? digo en un intento de amabilidad y quizás entrando en razón por sus palabras... Ya había visto cosas bastante raras, quizá fuera costumbre, o aquello del baile no sería sino una pequeña reunión para honrarla...

Miro a la chica esperando una respuesta con un pequeño nudo en el estómago que se acaba de formar de forma repentina y totalmente estresante... respiro y la vuelvo a mirar esperando su reacción.

Apareciendo por la entrada en la sala desde el exterior, comenta de forma distraída Pues ya estamos en nuestro 'fortín', Maite. ¿Ves como no ha sido tan difícil de encontrar? Esta algo apartedo pero es algo que se puede agradecer cuando se necesita tranquilidad... Se queda esperando a que alguien más entre en la habitación.

En un par de segundos repara que hay más gente en la misma. Sorprendido, pues esperaba que el resto estuvieran atareados, por la prisa que tuvieron al levantarse de la mesa, comento en general ¡Vaya! ¿Así que aquí estábais, eh? Creía que no habría nadie por aquí... Miro directamente a Andrés, y la mirada cambia, adoptando una actitud más seria Andrés... ehhh... ¿estás bien? Te marchaste de la mesa con tanta prisa que pensé que te pasaba algo... El rostro se tuerce un poco, apesadumbrado Creo que dije algo que no debí, así que disculpa mis palabras... quizás fueron excesivamente duras... ... aunque ese es el tono que siempre usan en mi casa cuando pasa algo de esta índole.

Maite entra en la sala común, sonriendo satisfecha de estar allí... aunque al mirar los tonos grises de color, frunce ligeramente el ceño... su primera entrada en la Sala común y ni rastro de los colores verde y plateado que desde pequeña le han inculcado.

Gracias por guiarme, Emilio. Comenta en tono amable, aunque no sonríe.

Entra con toda la confianza del mundo y se sienta en uno de los sillones, con un pie debajo de su trasero y apoyando un codo en el respaldo del sillón, mirando a los demás, aunque al ver la situación de Andrés y Anaïs, mirándolos y sin ningún tipo de malicia aparente, pregunta...

¿Molestamos?

Mirando aun el fuego... me llegaron las palabras de Andrés, giré la mirada lentamente hasta encontrarme con sus ojos, e iba a responder, pero Emilio, y luego Maite, intervinieron.

Les sonreí, Emilio era de una casa más o menos como la mía... así que entendía su punto de vista, por eso le sonreí; luego miré a Maite y negué con la cabeza.

- En absoluto.

Finalmente volví a dirigir la mirada a Andrés y volví a sonreir... la verdad es que no me esperaba aquella prpposición, y al fin y al cabo, se podía decir que Andrés era mi mejor amigo en aquellos momentos, y almenos conocía alguno de sus motivos para pedirme aquello. Me encogí de hombros.

- Vale. Aunque espero que tengas una túnica de gala... - saqué la lengua y le volví a sonreir.

Sonrío ante la afirmación de Anaïs, notando como el nudo del estómago desaparece para convertirse en euforia... Miro mi túnica... Me parece que no digo algo preocupado... Hay que mandarle una lechuza a tu padre para que nos mande aquello, pero una túnica de gala?

Miro a Emilio y Maite... No te preocupes, supongo que será cosa de ser novatillo en esto de la magia. de vez en cuando lanzo alguna mirada de reojo a la serpiente que recorre la mano de Anaïs... Joder es que nunca me acostumbraré a verla carajo...

Algo más tranquilo, a Andrés No, esto no tiene nada que ver con la magia... esto es algo completamente distinto. Mi opinión es que tiene que ver con la forja y el temple de la personalidad de cada uno...

Tras esto, y más relajado, me siento en un sillón. Mientras medito en mis cosas, voy paseando la mirada por la habitación, de forma distraída hasta que reparo en la serpiente que lleva Anaïs en brazos. Murmurando un leve ¡Anda! empiezo emitir una serie de siseos largos y complicados, dejando 'en mundo aparcado a un lado'.

Sweety se alza, mirando a Emilio... saca la lengua y lo mira amenazante; rápidamente le pongo la mano a la cabeza y la acaricio.

- No le gustan que intente comunicarse con ella alguien que no sea yo - le digo al chico, frunciendo levemente el ceño... si soy celosa con alguien, es con Sweety; es mía y de nadie más.

Vuelvo a mirar a Andrés, recelosa... aunque le sonrío. - Tranquilo, apuesto a que mi madre te ha puesto alguna túnica de gala negra en el baúl.

Mirando con una amplia sonrisa a Anaïs primero, y luego a la serpiente, respondo tranquilamente Ya veo, ya veo... no era mi intención ofender a nadie. Lo que ocurre es que, en mi casa, estoy tan acostumbrado ya que me parece algo normal... todas me conocen. Es más, hablo con más soltura con ellas que con mis padres... Apoyo la espalda completamente en el respaldo del asiento.

Suspiro un poco y comento en general A proposito... de los pergaminos de esta mañana, ¿alguien sabe como funciona las pruebas de quidditch? Me gustaría hablarlo con alguien que sepa antes de preguntar a la cabeza visible de la Casa.

-Bueno chic@s voy hacer lo que tenia planeado. A lo mejor no voy al baile.- acaricio el libro de hechizos y encantamientos.
-Puedo lograrlo, sé que puedo hacerlo... solo necesito un poco de ayuda.- Pienso mientras me despido con la mano y salgo.

Me sorprendo ante las palabras de Anaïs, aunque alegre... Vaya, tu madre siempre piensa en todo Miro a Emilio que habla sobre el quidditch... Pos yo no tengo ni idea, pero no creo que me apunte, nunca fui demasiado de hacer deportes.

Maite, que se había quedado mirando la decoración de la sala, vuelve a la realidad al hablar de quidditch.

A mí se me da fatal... he tenido más de un accidente con la escoba de mi hermano, pero... tenía entendido que sólo pueden jugar a quidditch los de tercero, ¿no? Pregunta a Emilio, que parece ser con quien más ha hablado.

Sentado en el sillón, apoyo los brazos en los del mismo y junto las manos delante del rostro (al estilo del Sr. Burns) Yo también creía eso, Maite. Yo también lo creía... pero esta mañana apareció en el tablón un interesante pergamino donde se informaba que, gracias a ciertas 'presiones' de los prefectos se han conseguido organizar pequeñas ligas donde los participantes serían los alumnos nuevos de primero... algo excelente.

Desvío la mirada hacia Andrés Hombre... ni que tuvieras que correr detrás de las pelotitas, jejeje. Esto no es un deporte del mungo muggle, Andrés. Lo que tienes que hacer es tener pericia en la escoba y ser hábil, pícaro e imprevisible sobre ella... cosa que has demostrado más de una vez. sonrío al recordar la cara de sorpresa cuando golpeó a quien insultó a las nuestras, unos rostros que me acompañarán hasta el final del curso.

Me quedo pensativo un par de segundos y pregunto al aire Me pregunto si los resultados de esas ligas influiran en los puntos para la copa de la Casa.

Finalmente y a falta de media hora para la despedida de la muchacha fallecida, subo a mi habitación en donde descubro que en efecto la madre de Anaïs había dejado una túnica de gala, toda ella negra, preciosa y a mi medida como quien dice. Vaya, y y sin enterarme. La dejo preparada ya sabiendo que en efecto la tengo y bajo a la sala, en donde miro a los demás...

Ya muchos se han ido al funeral, otros todavía no. Yo por mi parte salgo caminando hacia el Jardín de Poniente, un poco alicaído pensando en lo que realmente a ocurrido... y el lugar al que voy...

Tras observar la ida y posterior reaparición de Andrés, con cambio de vestuario incluido, capto que ya es hora de dar muestra de presencia en el funeral. Cuando éste se marcha lo imito, subiendo al ala de habitaciones de los chicos para cambiarme de vestimenta.

Al poco rato, con aire plomizo y falto de emoción, surjo de nuevo en la sala común. Tras hacer un gesto leve a quienes quedan por allí, me marcho en dirección al funeral Bueno... ya es la hora.

Maite escucha la música y sin cambiarse, puesto que va con el uniforme del colegio en tonos grises y negros, que es la ropa que había que llevar durante el funeral, se pone en marcha hacia el orígen de la melodía, sin fijarse si queda alguien o no en la sala común.

Me visto con una túnica completamente negra, ceñida al cuerpo. Me queda bien.

Al ver que ya no queda casi nadie en la Sala Común, bajo sola.

Zaida entró en la Sala Común, siniténdose recomfortada por la calidez de la sala. Tras una breve visita en su dormitorio, volvió a bajar, sentándose en una butaca cerca de la chimenea, y abrió un librito que había bajado de su dormitorio.

Con tranquilidad, se puso a leerlo con Sucy en su hombro.