Partida Rol por web

Tras estos segundos de tensión y de incomodidad al trasladaros, y de nerviosismo al no saber a dónde vais... ponéis los pies en un claro de un bosque... la misma Lillith es la que os sujeta para que no os caigáis, cuando abrís los ojos podéis ver que sonríe y que mira hacia detrás de vosotros. Cuando os giráis descubrís el enorme castillo, casi totalmente en penumbra debido a la noche... y a la poca luz que hace la luna...

- Bienvenidos a mi casa... - os dice, dirigiéndose hacia la puerta de entrada del castillo, dónde ya hay algunos alumnos con sus acompañantes entrando.

Las antorchas del pasillo se van encendiendo a medida que vais entrando todos, se escuchan susurros, ruidos extraños que provienen de los pisos superiores... incluso juraríais escuchar una armadura en forma de estatua que os intenta decir algo... pero seguís a los alumnos mirándoos entre impacientes y expectantes. Finalmente, entráis en una estancia perfectamente iluminada y decorada. El comedor.

Los demás alumnos, la mayoría de Slytherin, charlan por allí y sonríen orgullosos, pero no veis más de una veintena del total que podéis ser a Sorgintasun...

- Por favor, tomar asiento... - la voz de Lillith resuena a las paredes y al techo del comedor.

Madre mía... un castillo... y que no es Sorgintasun... Digo en voz alta.

Miro a todos los demás mientras me siento en una de las sillas y espero que nos den las explicaciones pertinentes.

Escucho a Carlos y no puedo evitar una leve carcajada. Al fin y al cabo, si está allí es porque es de los nuestros, ¿no? Aunque sea de Gryffindor.

- ¿Estás tonto? - le pregunto divertida por el comentario, sentándome a su lado.

¿Yo? Bueno, sí... un poco. Le digo a Anais sonriente. La verdad, antes que tonto estoy intrigado. Espero que nos digan que hacemos aquí.

El ambiente del castillo no le inspiraba mucha confianza,pero eso no era motivo para no mostrarse tan seguro como siempre.

Al llegar al comedor toma asiento al otro lado de Carlos y mantener asi las distancias con Anais.

Pues para cambiar el mundo ¿no?. Responde con algo de sarcasmo a las palabras del Gryffindor.

Varios minutos tarda Andrés en recuperar el equilibrio tras el viajecito. Al menos pudo disimular y apoyarse en los hombros de Anaïs al aterrizar. Algo nervioso, sin poder ocultarlo, sigue a los demás hacia el castillo... observándolo todo fascinado (y porqué no... atento por si el emisor de alguna de aquellas voces decidía materializarse delante de sus narices).

Al llegar al comedor, sus tripas empiezan a rugir. No había comido nada en el baile y ahora su estómago clamaba venganza. Se sienta junto a Anaïs dando un silvido por lo lujoso del lugar.

¿Todos los magos tienen tanta pasta? Le susurra a Anaïs inclinándose un poco hacia ella y apoyando el brazo por encima del respaldo de la silla de la chica.

- Bienvenidos a todos... - la figura de Lillith estaba a un extremo de la mesa, al otro lado del que se encontraban los de primero, detrás de ella estaban aquellas personas, tanto mujeres, hombres, como bestias de pie, quietos y tranquilos. - En primer lugar... gracias por haber decidido elegir este camino.

Hace chasquear los dedos y enfrente de todos aparecen unos pergaminos con un escrito largo... un "Contrato Mágico". No solo a los alumnos, sino también delante de Lillith y de todos los demás. Junto al pergamino aparecen plumas de diferentes colores y tamaños.

- Como os supondréis, no podemos fiarnos así como así de vosotros... ni vosotros de nosotros. Y como bien os habrán dicho mis compañeros... aquí somos una gran familia, con deseos similares... queremos el poder, la libertad o incluso algunos la libertad de los demás... - respira unos segundos, repasando vuestras caras lentamente... parece que os conozca a todos - Este es el contrato que os unirá a nosotros, y al igual que he dicho antes, nosotros a vosotros. Todo aquel que firme está obligado a callar absolutamente todo lo que se diga en esta sala... y si una sola palabra se escapa de su lengua, su destino será... poco agradable. - esboza una tétrica sonrisa. - Sin embargo, aun podéis echaros atrás... podéis firmarlo o no... e inmediatamente seréis devueltos a Sorgintasun. Sanos y salvos.

Los alumnos se miran entre sí... algo confusos, algunos tienen un leve miedo en la mirada... pero no se hacen esperar el ruido de las plumas raspando el pergamino. Los hombres y mujeres y bestias que están de pie... empiezan a firmar el papel, ellos, pero, no han dudado un instante. Lillith, en cambio... os mira.

Hum... Digo en voz alta mientras leo el contrato.

¿Es como un contrato de confidencialidad? Creo que puedo soportarlo. Continúo mientras firmo el pergamino rápidamente.

Menos mal que no lo he tenido que firmar con sangre.

Yo, en cambio, ni siquiera me lo pienso... cojo la pluma y escribo mi firma al final del documento. Totalmente convencida. Ni siquiera lo he leído, ahora que me doy cuenta.

- Bah. Da igual. - comento en voz alta, volviendo a dejar la pluma al lado y mirando a Andrés sonriendo.

Andrés en cambio sigue con esa fea costumbre muggle de leer todos los contratos antes de firmarlos. Lo lee, pero no para rajarse ni mucho menos. Seguía tan interesado en la oferta como al principio. Pero no quería faltar a alguna de las cláusulas y despertar convertido en sapo o algo peor.

Después de leerlo, coge la pluma y firma, dejándo un borrón junto a su nombre fruto de la poca práctica con los útiles magicos. Luego deja la firma al lado y, con actitud seria, se dispone a escuchar.

Nico tampoco queria quedar igual que las posibles personas que emitian los ruidos que habia escuchado antes,por lo que se lee todo el contrato antes de firmar.

Todos los contratos firmados, después de que haya sido Lillith la última en firmar se le elevan y se dirigen a ella, enrollándose y cayéndose en el fondo de un baul, una vez todos los pergaminos han caido allí, una de las mujeres cierra el baul con llave, y dos bestias se lo llevan.

Podéis comprobar que todos habéis firmado, pues nadie se va, ni desaparece ni... ocurre nada anormal.

- Bien... - dice con una orgullosa sonrisa - supongo que lo primero que querréis saber es qué planes tenemos reservados para vosotros... - empieza a caminar por detrás de vuestras sillas, a algunos alumnos se les eriza el vello de la nuca al escuchar sus pasos detrás, otros, en cambio se giran para observarla sin ningun problema - Vuestra tarea no es muy complicada de entender, os avisamos de antemano que no tendréis que luchar con vuestros compañeros de escuela, con ninguno de ellos, de hecho, ellos ni siquiera deberán saber qué os lleváis entre manos... porque toda nuestra suerte, depende de la vuestra. - unos segundos de silencio que se hacen eternos, ahora pasa caminando por detrás de los cuatro alumnos de primero.

Llega a la cabeza de mesa de vuestro lado, Andrés la tiene al lado.

- Hace muchos años, siglos, se construyó un jardín en el fondo de Sorgintasun... dentro del castillo - os mira a todos, uno a uno - Los alumnos y los profesores paseaban por aquellas eternas flores asiduamente, impregnándose de su olor y de su fragancia... pero un día... alguien hizo que la puerta se cerrara y el jardín... desapareciera. Han corrido rumores de todo tipo, como que los profesores no querían que los alumnos pasearan por él... que el director de aquella época lo escondió... - otros minutos de silencio - Queremos encontrar este jardín. Es la fuente más grandiosa jamás existida dentro del mundo mágico, por lo que debemos hacernos con su poder si queremos tener más poder... ¿y quién mejor que los alumnos que residen en él...? Nadie sospecharía de vuestras inocentes y redonditas caras... - dijo, acariciando las mejillas de Andrés.

Os miro a todos nuevamente, soltando la cara de Andrés.

Estem... vale, comprendo lo que nos exponéis, pero... ¿eso significa que el poder que nos has prometido dependerá si encontramos el jardín o no? Le digo mientras me paso la mano por el pelo.

Menudo caso de publicidad engañosa...

Sonríe... claramente divertida.

- Claro que no, cielo... os hemos prometido poder y os lo vamos a dar... pero esto os lo daremos más tarde...

Vuelve a hablar con aquel tono neutral al quererse referirse únicamente a Carlos... sin embargo, todos los presentes alcanzan a oirla.

Tras escuchar atentamente a la mujer se giro hacia ella,para preguntarla con gesto serio.

Pero si esa fuente es tan importante habran tomado medidas para que no sea tan facil encontrarla. ¿No sabeis nada mas sobre su paradero?

Sonríe... la pregunta no parece que la haya tomado por sorpresa.

La cuestión, querido Nicolás... que ni siquiera saben porqué desapareció esta fuente, con el tiempo... se olvidaron de ella, y ahora, incluso pondría la mano al fuego que ni siquiera el profesor más joven sabe de su existencia... - toma aire - La única pista que sé y que puedo darte... es que está dentro del castillo.

¿Un jardín? Me quedo pensando, ciertamente nunca había escuchado a mi padre hablar de ello... ni a mi madre... ¿dónde estaría este jardín?

Miré a Carlos y a Nicolás... observé a los restantes de la mesa, casi ponían la misma cara que yo... y volví a mirar a Nico, no entendía muy bien qué hacia él allí... por su padre, quizás, si había sido así es que no era más que un cobarde... sin embargo había firmado el contrato sin vacilar. El amor que nos procesábamos era mútuo, ninguno, pero ahora estábamos metidos los dos al ajo... y almenos, respeto a mi padre, dudaba seriamente que le hiciera mucha gracia...

La tarea parecía fácil, solo teníamos que encontrar aquel jardín... ¿no?

Miré a Andrés y le sonreí, claramente divertida...

Vale... ahora se me ocurren algunas preguntas... voy a hacer lo que me pides pero, si nadie conoce la situación de ese jardín, nos será muy difícil encontrarlo...

Miro a la hermosa dama antes de empezar.

Dices que los profesores jóvenes no conocen la situación del lugar, es más, ni siquiera saben que existe... ¿hay alguien que sepa de su existencia? Digo dentro o fuera del colegio... ¿alguien sabe algo?

Miro a mis compañeros a medida que hablo. Nico parece extraño, Andres sigue apretando los dientes, espero que no quiera saltar sobre mí y Anaïs... bueno... ella está buenisima, no hay nada más que decir.

Después, una vez que consigamos encontrarle... ¿como nos ponemos en contacto con vosotros nuevamente?

Andrés mira a la mujer con una sonrisa picaresca en los labios cuando ésta acaricia su rostro. Y sigue sonriendo confiado al escuchar la misión que deben llevar a cabo. No parecía tan complicado ¿no? Sólo se trataba de recorrer el castillo en busca de pasadizos secretos... eso era mucho más facil que plantarle cara a todo el alumnado del colegio. Y era un precio justo por el poder prometido... Pero no había venido aquí sólo por eso.

Devuelve la sonrisa a Anaïs, aunque después vuelve a mirar a la dama... y su sonrisa, desaparece. Está serio mientras clava sus ojos en los de ella y pregunta, sin ningún tipo de rodeo.

¿Y mis padres?

Mira a Carlos, sigue sonriendo...

- Sois una veintena de alumnos... aquí presentes... si ninguno de vosotros es capaz de encontrarlo es simplemente que esta fuente de poder no existe, y que por lo tanto podemos olvidarnos de ella y pensar en otras posibilidades. - sonríe enigmática ante la segunda pregunta - Nosotros, sabemos algo... y en el castillo hay fantasmas... ¿verdad? Y hadas... y animales extraños en el bosque que llevan centenares de años viviendo allí. - escucha la siguiente pregunta de Carlos... - vas muy rápido - comenta divertida - lo haréis con vuestras varitas, en unos minutos las dejaréis encima de la mesa y os las hechizaremos para que susurrando una palabra, todas las varitas se pongan en contacto y salten chispas de color violeta. Esta será la señal de que lo habéis encontrado.

Vuelve a mirar a todos... hasta que Andrés formula la siguiente pregunta. Le sonríe con ternura.

- Necesitamos este poder para poder volar Azkaban, cariño... nadie quiere encontrarse con los dementores...