Partida Rol por web

Sus brazos y piernas que tenían cierta movilidad y parte de los hilos de la Omniherramienta buscarían conectarse o ser asistidos para moverse por su cuenta. Una pata buscaría ponerse aquí, el otro trozo por allá y la mano con la pistola se acoplaría a Tala quién sabía usarle bien y co-apoyarse.

Al final, sus dos brazos cortados se acoplarían a Tala y sus dos piernas se prepararían para, en caso de servir, asistir igualmente, que era su función. Convertiría a la Tecnomédico que era su no oficial pero funcional hermana mayor en una especie de Goro-Kintaro con unas nada concordantes patas extras y brazos extras sincronizados con ela misma mediante su propio Omnitool y quizá el de ella misma en pro de defenderla o que ella se defendiera.

Bip bop. Hasta el final y más allá del mismo.

[Canción dedicada a Drevlin Thaal Jhalinn por ese mítico 6]

Drevlin extrajo un plátano de su sobaquera y le dio una tremenda dentellada mientras colocaba la cabezota misteriosamente operativa de Epsi en su bicicleta. Se cercioró de que la cinta ninja estaba bien anudada en uno de sus cuernecitos y le tendió la otra mitad de plátano mordisqueado a Huxley en un ejercicio de incombustible camaradería.

—Potasio en vena, Cap. Tenga. Dele un bocado. Ahí. Sin escrúpulos. MADAFAKA. Ahora calentemos. Let's do this. ¡Sentadillas! ¡Uh-Ah! ¡Uh-Ah! Qué ven mis ojos... ¡Jelly Roll Huxley in da house! ¡Burpees! This way! YESSSSSS! ¡No me jadee tan pronto, Cap! ¡Ahora multisaltos ninja! ¡Uno, dos! ¡Ahora a la media vuelta! ¡Uno, dos! ¡Venga unas flexiones! ¡Ush! ¡Ush! ¡Buah! ¡Mire mis bíceps, Cap! ¡Estoy hesho un klingalingalingon! ¡Y ahora unas tablitas para las abdominales! ¡Hop! ¡Hop! ¡Hop! Ouh, madafaka. BRING. IT. ONNN. Dele caña a esos hercúleos gemelacos, Cap. ¡Uh-Ah! ¡Siéntase un renegado! ¡Visualice la escena! Ouh, watch me, baby! ¡Está en Palm Beach huyendo de la pasma por un crimen que no ha cometido! ¡Corra por su vida, Cap! ¡Van a trincarle si no acelera! ¡Pero antes debe llegar a casa y salvar su matrimonio! YASSSSSS! ¡Y debe comprarle a Pequeño Timmy Huxley, su hijo ilegítimo, el último muñecote de Turbo Man en almacenes WARMARS! ¿Quién si no? ¡Aunque usted no lo sabe! ¡Se revela la verdad: Turbo Man es en realidad una mujer brontosauriana operada para reconfigurar su sexo en el planeta Malmö 51! ¡El planeta en el que todos sus habitantes desayunan botox! ¡Está comprándole a su hijo el muñeco de un travelo reptiliano, maldito degenerado! ¡A su Pequeño Timmy! ¡Y usted lo hace! ¡Porque usted palpita LUVIN', Cap! —La creatividad drevliniana está desatada mientras el funkotroniano le da a los pedales hasta el punto de que Huxley cree estar viviendo esa jodida narración space-noir. ¡Debe regresar a casa con el muñecote de Turbo Godzilla Travelo para Pequeño Timmy y salvar su matrimonio con esa víbora de Jill antes de que la pasma le dé caza por un crimen que no cometió!

—¡Uh, los cuádriceps! I CAN FEEL THEM! Too much burpees by the sea! HIT ME IN THE PROTONNN, BAAAAAABY!!!

¡QUÉ MANERA DE PEDALEAR!

Nova le pidió que pedalease para hacerla correr. Drevlin la hizo volar.

—¡Llega el solo de guitarra, Cap! ¡Agárrese! ¡VAMOS A HACER QUE ESTO SE HUNDAAAAAA!

La luna nuclear sobre Punk City es testigo de una Duck Wagon despegando del asfalto dejando a su paso una estela de fuego valyrio mientras Acid Spike, encaramado al pato Chester, no puede reprimir una obscenidad y algún gárganos residual al verse surcar el cielo a lomos de un palmípedo.

Los gemelos de dos héroes, uno curtido en los campos de sandías gigantes de Hidroponic V (se dice, se sospecha), el otro en las pistas de baile de Funkotrón, alimentan el generador del vehículo con pura fantasía.

Esta noche, los patos vuelan sobre Punk City.

Nova Eris ve un absurdo sueño de infancia cumplirse. Mientras la vagoneta flota en el éter rumbo al punto de control, vislumbra la meta en la azotea del rascacielos que se yergue desafiante sobre el horizonte. Un luminoso de neón rojo sangre marca el rascacielos, vibrando entre las mortíferas neblinas tóxicas de la ciudad. Esas neblinas que contribuyen a que cuatro de cada diez tumores de laringe desarrollen personalidad jurídica propia en Punk City, la ciudad en la que si te han visto, no se acuerdan.

El neón reza NAKATOMI.

Oh, NAKATOMI... NAKATOMI debe ser nombre de ángel vengativo con tendencia a desayunar tostadas de pan integral con mantequilla y wasabi.

También, en japonés creativo, significa: Quédate con tus asquerosas papas, que yo tengo mi kiwi.

Pero esto último no viene al caso.

En ese momento de festejo y alucinancia...

¿Hay algo peor que un tofu mutante cabreado?

La respuesta oficial de Trivial, queridos amigos, es:

¡Un tofu mutante cabreado tras sobrevivir a un misilazo traicionero por la espalda!

—GUANTONG... CHOPSUEY... [*] —sisea el iracundo bloque de soja solidificada mientras recoge de entre los escombros su naginata de energía de excelsa factura y comprueba sus sistemas de soporte vital. Le han dado un vapuleo un par de mamíferos, un anfibio, un droide suicida y un crustáceo. 

Esto no va a quedar así. Noooooooo.

Tras activar los propulsores de su servoarmadura, Tofu Banzai embiste una de las pocas paredes de aspecto saludable del Royale y mientras el vetusto templo consagrado al Séptimo Arte de derrumba sobre sus quebradizos cimientos a su espalda, el villano vegetal emprende una carrera apoyado en su servo de combate, aún operativa.

La némesis de nuestros héroes inicia su implacable persecución. Sabe dónde han de terminar la partida. Le ha programado la sádica mente de un tipo que se quedó a un pequeño accidente de laboratorio de tornarse en supervillanaco. Y así, Tofu Banzai corre a toda mecha en modo SPEEDFUCKINRUNNER, listo para el asalto final.

—¡KAWASAKIIIIIIIIIIIIIIIIIII! [**]

Una sombra maligna acecha en el cielo.

Las aspas de sus hélices advierten de la llegada de un demonio de acero de Pittsburgh.

La megafonía escupe una histriónica vocecilla, sus palabras cargadas de revanchismo:

—¡Muy bien, muchachosssh! ¡Esos palurdos están a tiro! ¡Que los cielos sean testigos de la más gloriosa batalla entre el Capitán Pepino Huxley y el mito, la leyenda viviente... Freeeeeeeeed... WHAT-A-PERRYYYYY! ¡JAJAJAAAAA!

Whataperry se gira bruscamente hacia su copiloto.

—Bob, ¿has muerto, hijo? Te veo pálido. *Plas-Plas*. ¿La has diñado?

El androide, casi inerte, aún sentado a los mandos del retrocóptero, dedica una lánguida mirada al agujero que decora su carcasa y tras un silbidito quejumbroso dice:

—En proceso, Su Mezquindad.

—¡JAAAAAA! ¡Ese es mi chico! ¡Al Dr. Taquicardias he tenido que administrarle un calmante!

—¿Por calmante entiende usted un jab al mentón, Su Perfidia?

—¡Así es, Bobby! ¡Ese jodido nenaza estaba empezando a hablar sobre los peligros de la gravedad y no sé qué galimatías científico de MIERDAAAASH! ¡Bien, Bob! ¡Ha llegado el momento de meterles a esos chicos del gueto un supositorio nuclear por su apestoso orto! Dime, Bobby... ¿Estás conmigo, hijo?

B.O.B. calibra sus opciones de diálogo:

a) Listo para morir por la causa, señor [LEGAL BUENO]

b) ¡Señor, no siento las piernas! ¡Quiero irme a casa con mi mamá! [CAÓTICO LLORÓN BUENO]

c) Con el debido respeto, señor... Me está empezando a tocar las bellotas espaciales [LEGAL MALIGNO]

d) ¡MUERE, MALDITO HIJO DE PERRA! [CAÓTICO MALIGNO]

B.O.B. elige la A. ¡Porque es el héroe que Whataperry necesita!

Y sin embargo, cada día que pasa la D es una opción más remarcada en sucias negritas Times New Roman a tamaño 18.

—Listo para morir por la causa, señor. *Aaaaaay*

—¡ESE ES MI CHICO!

Whataperry acelera con el Apache y sintoniza la música más avasalladora que tiene en la arcaica radio que tiene el vehículo antes de lanzar el supositorio termonuclear sobre la DUCK WAGON... ¡PERO NO CONTABA CON LA ASTUCIA DE LA CADETE NOVA ERIS!

Con una maniobra imposible, la vagoneta efectúa una maniobra evasiva eludiendo el último misil cazador asesino del Apache, que estalla regando el cielo de Punk City con millares de volutas con forma de hongo radioactivo.

—Menuda mierdaaaash... Que me aspen si no estoy sufriendo estrés bélico en vena, Bob —dice Whataperry frotándose los ojos. —¡Me ha parecido ver una patoneta pilotada por una tremenda jamelga esquivando nuestro lindo supositorio! ¡Y Huxley haciendo cardio! ¡ESO NO SE LO CREE NI EL SARGENTO MACMURDOCH! ¡TAQUICARDIAAAASSSSSH! ¡TRAIGA AQUÍ EL CHUTE DE ADRENALINA! ¡Malditos Golfos de Huxley! ¡Inventándose vehículos moñas para salirse de las reglas de la simulación!

>> Bien, puede que ese fuese el último misil del Apache de Whataperry... Pero ese no es el último truco sucio que se guarda en los gayumbos Fred Whataperry, ¿verdad, Bob? Mwe-mwe-mwe-mweeeee...

B.O.B., que solo desea morir en paz, solo alcanza a decir:

—[¡ESTEEEEEEEEEEEEEEEEEEELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!]

Agarro la pistola de la Eris y, tras darle una vuelta en la mano como un viejo pistolero, la miro a los ojos y le digo:

—Tala ha muerto, nena, Tala ha muerto.

Estoy seguro de que es mentira, pero qué coño importa, tenía ganas de decir eso y tan a gusto que me he quedado.

Cuando Drev y el capi empiezan a pedalear, tengo que abrazarme al cuello del maldito pato para no caerme hacia atrás. Cuando al fin recobro el equilibrio, miro hacia Drev y me rio.

—¡¡YIIIIIIHAAAAAAAA!!! ¡Vamos, Sexy Madafaka, enséñales cómo se hace! ¡Enséñales cómo pedalea un verdadero hijo de puta!

Sin embargo, tanto el tofu como el puto Apache vuelven de la tumba para perseguirnos.

—Me cago en su vieja en bragas —refunfuño—. Ahora verán. Tú quietecito ahí, zampabollos —le digo al VIP, que he encajado en la alforja del pato.

Me giro sobre el asiento y apunto con mis dos pistolas y *MIRILLA VIRTUAL ACTIVADA*.

—¡¡¡BOOOOOOOOOOOOOOOOB!!! —grito, imitando el estúpido tono del puto maricón comepollas de Whataperry y, entonces, disparo.

He conducido muchísimos cacharros en mi vida, vaya que sí. Grandes, pequeños, es lo de menos, lo que importa no es el tamaño; lo que importa es la velocidad. Y esta jodida patoneta es la hostia de rápida. Corre que se las pela. No, no. VUELA que se las pela. 

Esta es una misión en equipo, así que no me preocupo por vigilar que los pedaleadores le den con ganas al mecanismo ni tampoco presto atención a los atacantes a los que dispara el capullo. Ni siquiera me entero muy bien de lo que andan haciendo la cabeza y el bicho VIP. Nada de eso, para que esto salga bien hay que confiar en el equipo, por muy disfuncional que sea —y vaya si lo es—. Además, aunque quisiera no podría estar fijándome en todas sus mierdas. No, porque estoy ocupada pilotando esta preciosidad. Los mandos son simples, no tiene botón de hipervelocidad, ni de lumiplegado, pero ahí está su magia. La magia de las turbinas y las válvulas. La magia de la mecánica analógica. Ya no hacen naves como antes y blablabla. En realidad las hacen mucho mejores, pero el encanto de lo vintage es algo que se aprende pronto en Betelgeuse 7. Al fin y al cabo, lo emocional vende. 

Fiummmm… Hostia puta, casi me como un edificio por andar pensando gilipolleces. ¡Y por ahí viene un puto misil! Me concentro, la marca bajo mi ojo parpadea y su luz se hace más intensa. No es fácil colársela a estos chismes, pero no soy una jodida novata al volante. No es mi primera carrera ni mi primer rodeo.

Enderezo. Afino la dirección. Lo importante es mantener la trayectoria quieta, quieta, quieta, hasta el último segundo y… ¡Toma ya! ¡Por los pelos de un esquelebronte! 

Los reflejos de la explosión brillan en la superficie Tormenta Roja de la patoneta. Y a mí me brillan los ojos y la sonrisa. 

—¡YUHUUUU! ¡QUE TE JODAN WHATAPERRY! —grito, desaforada. 

Suelto el volante por un momento para hacer una peineta doble hacia su nave OP de tramposo. Algo de envidia me da, no lo voy a negar, pero ya le gustaría a su retrocóptero ser la mitad de la mitad de cool que mi patoneta. 

—¡¡PRINGAO!! —esa de regalo, bonus track.

Me agarro al volante otra vez, que no es plan de que nos estrellemos ahora que tenemos camino libre, y pongo rumbo al NATATOMI ese como se llame. Media sonrisa de pilota malota que se las sabes todas y arriba, arriba, ahí vamos. ¡Venga, Equipo Azul! 

Epsilon-091 era ahora una cabeza, pero no cualquier cabeza, muy como sus funciones extrañas de tener objetos convenientes pero de menor relevancia o poder para otras personas en sus compartimentos, disponía de una función de pulso explosivo, probablemente electromagnético también. Su avanzada tecnología en contraste con sus misteriosos orígenes que no serían revelados en ningún momento próximo le permitía ofrecer algo a la tripulación, a su grupo, aparte de ser una cabeza amigablemente llevada.

- Epsilon-091 informa: Epsilon-091, Modo de Cabeza Explosiva, es capaz de producir una detonación de un radio de 0.367 kilómetros universales, medida standard en total, con un rango de extensión del 80%, las yardas no figuran en el vocabulario-base de Epsilon por su nivel de barbarismo.

Pasó unos segundos, pero informó debidamente.

- Informando correctamente: La cabeza de E-91 puede detonar en algo así como 73 metros de diámetro total con una estela de unos 300 metros en caso de margen de fallo. Estableciendo coordenadas...

Sus ojos parpadearon y fijó a dos objetivos, Frederic Whataperry y a Tofu Banzai.

- Calculando: Arrojar a Epsilon-091 en las coordenadas 091-T-Alpha-Alpha-Pollo-Nimbus-.9 otorgará un Fuck-You-Whataperry% de chances de impactar en la nave del susodicho, destruyendo su casco directamente, dañando su compartimento de piloto o desviando la nave y produciendo un posible estrello de la misma. Por otra parte...

Más cálculos. ¡Ciencia!

- Arrojar a Epsilon-091 (Forma de Cabeza Explosiva) en la dirección de las coordenadas 007-N-Delta-Alpha-Pato-Plumbus-.01 impactará contra nuestro propio "Nemesis", Tofu Banzai. OKUNAWA... Fin del informe. Una sola decisión puede ser tomada.

Dejó claro los puntos exacto donde debían "disparar" a Epsilon-091 (Forma de Cabeza Explosiva), pero el cómo lo harían y con qué, poco tenía que aportar. Sí, podría guiarse para ayudar con el tiro y hacer un pequeño homing e impulso pero ellos debían usarle debidamente como la granada mini-nuclear droídica que era.

Epsilon-091 cumplía funciones, aportaba.

Demonios. Muchachos, sois cojonudos, esta gente no tiene ni puta idea de lo acojonantes que podéis llegar a ser. ¡Si tenéis hasta lucecitas pistonudas que se os encienden en la cara!. Todos a una, diablos, como el puto comando de élite que sois; no tenemos piloto, no, ¡Tenemos a la madre de todos los pilotos!. ¿Piloto?¿Pilota? ¿Pilote?... ¡Palote!¡Palote está este viejo soldado rodeado de este equipo demoledor. ¡Diantres! ¿Acertar a un jodido apache con la AWIP mientras cabalga una patoneta lanzada? ¡Tenía que ser Acid Spike, hijo, así sí, así sí, coño! ¡Un héroe como este quiero que maneje mi cañón!. No me piense mal, chico, mariconadas las justas, y si no mire al cadete Spike... ¿Le parece una nenaza?. No me joda, ese tío es la caña. ¿Tenía patonetas el Papa Swing ese que dices, muchacho?. Tome nota, hijo. Este equipo vale. Coño, qué sed tengo.  

Slurm... mmm...

- Calculando: Arrojar a Epsilon-091 en las coordenadas 091-T-Alpha-Alpha-Pollo-Nimbus-.9 otorgará un Fuck-You-Whataperry% de chances de impactar en la nave del susodicho, destruyendo su casco directamente, dañando su compartimento de piloto o desviando la nave y produciendo un posible estrello de la misma. Por otra parte...

Más cálculos. ¡Ciencia!

- Arrojar a Epsilon-091 (Forma de Cabeza Explosiva) en la dirección de las coordenadas 007-N-Delta-Alpha-Pato-Plumbus-.01 impactará contra nuestro propio "Nemesis", Tofu Banzai. OKUNAWA... Fin del informe. Una sola decisión puede ser tomada.

- Coordenadas 007-N-Delta-Alpha-Pato-Plumbus-.01, soldado. Reviente al Élite que tiene pinta de soltar experiencia. Déjenos el Apache a nosotros. ¿Os parece, muchachos?

Acrecentado por su equipo, Huxley apuntó con su AWIP, entre los ojos de la representación bigotuda, estrafalaria y 2D de Whataperry; también quería disparar, qué cojones.

Y no se le daba tan mal, al viejo Capitán Huxley.

Llovían rayos con forma de puño cabeza de martillo dirigidos contra la cabina del Apache del Equipo Azul. Aquello era un auténtico infierno. ¡Un festival de críticos! ¡Seises para todos, oiga! Fred Whataperry empezaba a sufrir las reminiscencias del síndrome de estrés postraumático que le aquejaban desde su más tierna infancia, cuando fue criado por su abominable tía Moe. La que tenía dos moquetas de pelo en los pies. Le sacudió un espasmo de horror solo de recordarlo.

—¡Brrrrrrrrrr! ¡SERÁN MAMONAZOSSSSH! *Fuuuuuuusssssh-Fuuuuuuusssssh* —sopló varias veces en el interior de una bolsa de papel que tenía a mano para tales ocasiones, tal y como le recetó el médico como terapia preventiva en caso de brote psicótico. —¡Bob! ¡BOOOOOB! *Fuuuuuuusssssh-Fuuuuuuusssssh*  ¡Aguanta, viejo amigo! ¡En peores que esta nos hemos visto!

—*Bip* Lo dudo mucho, señor. Me contrató ayer, Su Maleficencia.

Whataperry arqueó exageradamente una ceja.

—*Fuuuuuuusssssh-Fuuuuuuusssssh* ¿Ah, sí...? *Fuuuuuuusssssh-Fuuuuuuusssssh* Debo revisar mi exagerada empatía para con mi escuadrón... ¿Cuál es tu estatus, chaval?

B.O.B, que ahora atesoraba dos agujeros del tamaño del estado de Texas en su placa pectoral, dedicó la mirada más dramática que un androide puede regalar a un humano.

—Voy a palmarla, Su Hedionda Majestad. Permiso para *Bip* dramatizar de modo salvaje.

Whataperry esbozó una histriónica mueca que enfatizaba su discurrir reflexivo y dijo:

—Bueno, vale. *Fuuuuuuusssssh-Fuuuuuuusssssh* Pero que sea rapidito, ¿eh?

B.O.B. asintió.

—Véngueme, oh, Capitán, mi Capitán. Y ahora... [HORA DE MORIR] *Bip*... [¡FREEEEEEEEEEEEDOOOOOOOOOOOOOOO!]

B.O.B. murió en acto de servicio recitando a Don Corleone, como corresponde a los grandes. Mientras se despixelaba en el éter, Whataperry, que no dejaba de soplar cada cinco segundos en la bolsita de papel, habló para sí mismo.

—¡Estamos a punto de irnos a la mierdaaaaaasssh! ¡JAJAJAJA! ¿Y he tenido miedo...?

Un rotor saltó por los aires ante el afortunado disparo del Capitán Huxley, su némesis hortofrutícola personal.

El rostro de Whataperry quedó congelado en una mueca de incrédula fascinación.

—¿El helicóptero me está hablando? ¡DIRÍA QUE NOOOOO! *Fuuuuuuusssssh-Fuuuuuuusssssh* ¡TAQUICARDIAAAAAAASSSSSH! ¡TRAIGA AL REHÉN! ¡Se va a cagar ese Huxley y su escuadra de cuatrerossssh!

El enigmático y huidizo Dr. Taquicardias, alias Taqui Doc, asomó su curvilínea napia por la cabina, sin duda preocupado por las inquietantes turbulencias que parecían haber tomado el control del Apache.

Dr. Taquicardias. A diferencia de Zoidberg, tiene título homologado.

—Aun a riesgo de reseñar lo obvio, Capitán, estamos perdiendo altitud a un ritmo ciertamente preocupante... —Taqui Doc, ese facultativo con un don natural para percibir la desesperanza de vida de todo lo que le rodeaba, portaba entre sus brazos el giro dramático que nuestro heroico escuadrón estaba aguardando en su fuero interno. 

—Aquí la tiene —dijo algo siniestro, entregando a Whataperry a Pepita, la sandía con toto y cara de cumpleaños.

—THIS! —Whataperry tiró la bolsa de papel a un lado  y desenfundó su AWIP color Maldad Infinita Azuloscurocasinegro. Agarró a Pepita y con cara de loco alzó la sandía a una mano.

—¡HUXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXLEEEEYYYYYYYYYYYY! —dijo agravando la voz hasta límites psicopáticos, para escalofrío de Taquicardias. — ¡HUXXXXXXXXXXXXXLEEEEEEYYYYYYYYYY! ¡Pueeeeede que hayas encadenado veinticinco críticos seguidosSSssSShh! ¡TE CONCEDO ESO, AFORTUNADO BASTARDO! ¡Pero esto es la guerra y nadie sale indemne! ¡TENGO A TU HIDROPÓNICA HIJA! ¡ENTRÉGAME AL VIP O LA REVIENTO! —Evidentemente, hablaba en serio. Solo había que reparar en su sonrisa. Aquella sonrisa no era humana. 

—¡Taquicardias! ¡Tome los mandos y haga como que pilota! —La expresión maníaco-opresiva de Whataperry hizo palidecer al siempre temeroso y renuente Taquicardias.

Whataperry pareció considerar que su amenaza debía ir acompañada de algún efecto especial. Por ello se levantó de la cabina de mando y se dirigió dando tumbos a una de las compuertas del humeante retrocóptero. La abrió y extendió el brazo sujetando a Pepita como si la Estatua de la Libertad se tratase.

—¿¡Alguien quiere zumo de sandía!? ¡IAAAAAAAAAJAJAJAAAAAAA! —Whataperry estaba dispuesto a dejarla caer de no llevarse a cabo el intercambio de rehenes.

Si es que podemos considerar al Dr. Zoidberg un rehén, claro.

—¿Sabes qué, Huxley? ¡NO VA A SER UN TIRO ENTRE LAS CEJAS! —Whataperry se dispuso a apretar el gatillo de la AWIP. El tiempo pareció discurrir como una lluvia de melaza.

—¡VAAAAAAAAA-AAAAAA-SEEEEEEEEER-UUUUUUUNNNN-TIIIIIIIIIROOOOOOO-EEEEEEEEEN-LOOOOOOOOSSSSSSS-HUEEEEEEEEEEEVOOOOOOOOOOSSSSSS! 

La magia del slowmotion.

Remember Kato.

¡PERO DETENGAN LAS ROTATIVAS!

¿Es un pájaro?

¿Es un avión?

¿Es...?

¿¡Una cabeza explosiva!?

Repasemos la jugada a cámara lenta.

Drevlin agarra la cabezota de Epsi de la cestita de su bicicleta. Gira su flaco torso hacia el retrocóptero Apache. Adopta una pose digna de un lanzador de jabalina persa mientras enseña su perfecta dentadura a cámara en un primer plano heroico de manual. Su cerebro hiperactivo le envía un par de cálculos matemáticos sobre tiros parabólicos.

—Drevlin Brady in DA HOUSE... BAAAAAAAAAAAAABIES! Watch me now! Epsi, fly them to DA MOON!

El funkotroniano hace restallar su brazo como si de un látigo se tratase. Un chasquido sacude el aire y la cabeza de Epsi sale disparada en el aire.

La cabeza explosiva de Epsi traza un arco sobre la noche de Punk City rumbo a Fred Whataperry, malogrado villano de nuestros cowboys espaciales que cree que sobre su testa cae en picado, como mínimo, un albatros ebrio. El capitán del Equipo Azul reacciona tarde y mal, recibiendo un cabezazo de Epsi en pleno pecho al tiempo que Pepita se desprende de su mano, precipitándose al vacío.

—¡NUUUUUUOOOOOOOOOOOOOO! ¡PEPITAAAAAAAA! —exclama horrorizado Drevlin al comprobar el daño colateral de su ataque aéreo.

Whataperry alcanza a intercambiar una mirada desconcertada con la cabeza explosiva de Epsilon antes de que el Apache salte por los aires.

—¡TAQUICARDIAAAAAAAAAS! ¡VOY A NECESITAR MORFIIIII*

¡La explosión sacude la patoneta voladora de nuestros intrépidos héroes enviándola a una endiablada velocidad contra la azotea edificio Nakatomi! ¡Si no se la pegan, nuestros héroes conseguirán una victoria absolutamente épica y crepuscular!

En ese momento de jolgorio y desenfreno, Nova Eris atisba a una maléfica presencia sobre la azotea recortándose al trasluz que deja un relámpago en el firmamento polucionado de Punk City, naginata en mano.

Es de soja ultrasólida, no de manteca.

Es el tofu karateca.

—¡FUKUSHIMAAAAAAAAAAAAAAA-YAAAAAAAAAAAAAA! [*]

Con un prodigioso salto propulsado de su servoarmadura, el tofu mutante parece flotar hacia la patoneta trazando una compleja danza de la muerte mientras agita su naginata de energía como si de una hélice se tratase. El tajo descendente de la hoja parte la Duck Wagon en dos como si estuviese hecha de madera de juguetero... Un momento. ¡Está hecha de madera de juguetero!

Drevlin y Huxley se precipitan al vacío mientras Acid cae aferrado a Chester, el pato alfa. Nova es la última en caer, como corresponde a la excepcional piloto de combate. 

MIYAZAKI... WINS!

¡Pero nadie contaba con la astucia del Dr. Zoidberg, ese PNJ de IA altamente impredecible!

¡Con sus pinzas aferradas al último pato del carruaje, el ilustre médico carente de título homologado de Decapod 10 cae en picado con una alocada fortuna justo en el punto de control ubicado sobre el tejado del edificio Nakatomi!

¿Su frase de despedida?

—¡Tiemblblbla mundo! ¡Aquí llegaaaaa... Fitipaldi Zoidberg! ¡Bieblblblblblblnnnn!

Fanfarrias. Fanfarrias por doquier.

Misión cumplida.

El cielo está en llamas. Los BOOM, KABOOM y TRACABOOM de la nave de Whataperry suenan como la mejor música para mis oídos, ya ni me acuerdo de la resaca ni del dolor de cabeza. La adrenalina me corre por las venas y tengo los ojos y los oídos llenos de explosiones mientras el viento golpea en mi cara. El humo cálido a mi espalda me hace sonreír con fiereza. Me siento en casa, surcando el cielo a bordo de la patoneta más cool que existe, en compañía de aquella panda de desgraciados; destellos de Betelgeuse 7 pasan por mi mente, volando libre a toda velocidad —más, más rápido, todavía más—, con cosas explotando alrededor. Sí, eso es casa, no es un lugar. Es la sensación eufórica y desenfrenada de ser la puta ama del viento. 

No dura mucho, claro, nunca lo hace. La katana del bicho-tofu también surca el aire y lo hace con horrible puntería para destrozar mi DUCK WAGON. 

—¡NOOOOOOOO! —el grito se alarga y se pierde en el aire mientras dejamos de subir para empezar a caer—. ¡OOOOOOOOOOOOOO!

Es entonces cuando la veo. La puta sandía. Pepita. La maldita fruta que lo empezó todo.

Sigo pensando que es una gilipollez. Que solo es una fruta, comida, no es la hija de nadie, ni la madre o la prima. Y jugueteo en mi mente con la idea de hacerme la loca, como si no la hubiera visto dirigirse hacia mí en caída libre. Podría dejar que se estrellase, que su pulpa se esparciese contra alguna azotea y mis compañeros de misión tendrían que asumir que solo era UNA PUTA FRUTA. 

Pero yo qué sé. En los momentos frenéticos se toman decisiones con las tripas y no con el cerebro. Y antes de darme cuenta estoy tratando de recolocarme en la caída para atraparla mejor. 

¡Y menuda recepción, señoras y señores! ¡Toma ya! No creo que haya visto nadie cómo la he cogido en el aire, como si la hubiera atrapado en una caricia. Pero ¡toma ya! La abrazo fuerte, porque la hostia nos la vamos a pegar igual, y la mantengo en alto para que no se estrelle. Hasta tengo ganas de gritar enloquecida para que todos se enteren de que he cogido la puta sandía Pepita. Pero paso.

En mi mente ya me estoy imaginando la escena, cuando todos nos estampemos contra el suelo y yo tenga la sandía en alto, sana y salva.

¡Ja! Whataperry explotado. El VIP insertado. Y la sandía a salvo. ¡Misión cumplida por partida triple! ¡Y sin gastar el chaleco! 

¡TO-MA YA!

Una marcha infernal.

Sí que lo fue, pero al mismo tiempo una fantástica y gloriosa, digamos, un vuelo asombroso que inició desde dicha marcha, al final, y todo por obra de un caótico, irracional, poco coordinado, nada entrenado ni sincronizado, absolutamente indisciplinado y en momentos bordeando lo patético trabajo en equipo, sí...

Pero uno con corazón.

Algo que incluía a un robot que al parecer estaba empezando su viaje por buscar la humanidad, por hacer más cosas y encontrar sus gustos. Nunca retirarse, es sobre la siguiente jugada, no la final, pero sí que enfocaría en su jugada final antes de salir de la simulación, cortesía de la gran aptitud atlética de Drevlin "Sexy Madafaka Funkotroniius Maximus" Jhaar-Talin.

Osando tomar el poder del mismísimo Amo Galáctico, retrocedamos la cinta segundos antes y una dimensión digital al lado.

Drev, Galaxy's Funkiest One, toma la cabeza de Epsilon-091, unidad droide (Ahora mismo más bien "parcialidad", que no está entero, ni unidad ni que nada...) afiliada con el ejército de Stellaris, en Delta-Green, Artemisa, como si fuese un jodido balón arcaico de futbol americano que, francamente, es el caso, ¡si hasta el color se parece, de hecho!... Siendo esto algo que quizá inspiró al Funkotroniano a arrojar con gran perfección el detonante tipo granada de las incontables funciones convenientes que el droide se sacaba de la manga no por su cuenta, a joke that could be an actually serious mistery, sometime.

Al llegar precisamente frente al atolondrado y confuso capitán del apache que buscaba ejecutar su última baza en su gran cobardía, en cierto modo logró cumplir las amenazas que ejecutó antes de la simulación al entender, precisamente por mano (O boca, vale) de Drevlin mismo que la importancia de Pepita era simple, su simbolismo literal, lo cual activó al 200% la determinación del droide. Con esto, la poesía toma su ciclo uroboriano, digamos, en lo que aquel ya afectado Capitán recibiría sus últimas palabras de mano de la brutal explosión que le vendría a casi quemarropa.

- Epsilon-091 saluda a Frederic Whataperry. Agrega además:

Y entonces, sus ojos palpitan a color rojo, uno que esperaba, incluso simuladamente, habitaran la memoria del hombe bigotudo.

- _{Bip bip!} Goodbye, motherfucker!

Finalmente, segundos o décimas de segundos después estallando. Con esto no solo logró hacer ahora sí la que quiso hacer antes con Tofu Banzai en su propio idioma, sino que además creyó haber hecho, esta vez, una broma decente emulando el sonido del droide Bob y además ejecutando la despedida de dicho modo, como tampoco hizo bien con el sujeto Spike al intentar una "broma huaman". Pensar que tomaría ser mutilado y tu cabeza explotada épicamente en un trabajo en equipo deportivamente épico para lograr desarrollo de personaje, persona, sí, eso, robot-persona.

Y con eso we fast forward to the present. You could say we're back... To the future. Future-present.

Simulación finalizada.

Sistemas en orden, sistema de control de stress activado, calibrando.

Stress elevado, esperar por favor. Stress calibrando, calibrando... Calibrado, estado de balance psicorobótico alcanzado.

Epsilon-091 en línea y de regreso.

- Epsilon-091 en lí-... Y de reg-... E-091 presente.

Se corrigió al estar diciendo lo mismo que decian sus sistemas. Mostró una... ¿Sonrisa? Eso parecía y sus ojos perfectamente amarillos brillaban normalmente, más que nada por todo lo que pasó simuladamente y buscando corregirse. Ah, súbitamente su sistema de stress neoplastiacérico se activó de nuevo al recordar. Lentamente su cabeza se giró sin gira su cuerpo, algo que quizá asustaría a sus compañeros de tripulación que, esperaba en un futuro pudiesen ser su tripulación si bien ahora solo habían tocado juntos por asociación general. Eso suponía.

- Tala... A-...Aguardando reproche.

Sí, le venía, sabía, pero entonces, en su renovada "personalidad", digamos, agregó:

- Epsilon considera que Tala debería considerar haber sido agregada con brazos robóticos un factor a favor de reducción de regaño en un 36.65%. Tala sabe que los cálculos de E-91 son casi imposible de ser falsos.

Apelar, tal cual, manipulación descarada desde un robot, sí. Sospechaba que... No funcionaría pero había que intentarlo.

Never back down, always the next move.

Mi tiro es preciso. Joder. ¿Cómo no va a serlo? ¡Acid nunca defrauda, nenas!

—Oh mama!! Fuck yeah!! —grito enfervorecido al ver el disparo clavándose en ese estúpido amasijo de cables y metales que llaman droide y, encima, Bob. ¿Quién coño le pone nombre de persona a un droide? Qué puto asco.

Soplo la punta de las pistolas como si fuera un viejo cowboy y me giro hacia la Eris.

—¿Has visto eso, nena? Donde pongo el ojo, pongo la bala. Así que más te vale que te prepares —le digo mientras le guiño un ojo y la recorro de arriba a abajo con la vista. A pesar de estar pixelada, se la sigue viendo bastante bien.

Cuando Drev lanza la cabeza del otro droide, de nuestro droide, en dirección a Whataperry, no puedo evitar que una carcajada exagerada salga de mi boca.

—¡Touchdown, hijo de puta! ¡Wuhuuuuuuu! —exclamo, todavía en un estado de éxtasis pixelado mientras el Apache explota por los aires en pedazos—. Buena, colega, ahor…

Sin embargo, mis palabras quedan cortadas cuando el puto tofu despedaza la patoneta y veo que empiezo a caer. Por un momento, me da un vuelco el pecho, pues pienso que el VIP nunca llegará a su destino, pero entonces ese saco de babas asqueroso da un salto por sí mismo para caer en la cesta y…

—¡¡¡YIIIIIIIIIIIIIIIHAAAAAAAAAA!!! —exclamo mientras me sacó el caso de realidad virtual, tirándolo sobre la mesa—. ¡¡WUHUUUUUUUUU!! ¡Su puta madre! ¡¡Jódete, maricónnnnnn!!

Miro a la Eris:

—¡Bien hecho, joder! ¡Has salvado a la puta Pepita! ¡JA, JA, JA! Joder, le hemos metido una sandía por el culo a ese cabrón de mierda.

Después, me giro hacia Aponi con una media sonrisa burlesca en la cara:

—Vaya, nena, te lo has perdido. Tendrías que haber visto los agujeros que le hice a ese puto droide.

Finalmente, me subo a la silla y miro hacia la pantalla en la que antes apareció Tharkan.

—¡EH! ¡THARKAN! ¡¿Dónde está tu chupapollas ahora?! ¡¡Chúpame esta!! —grito mientras me agarro el paquete con las dos manos.

Me quito el casco entre risas y lo dejo caer en el pupitre sin mucho cuidado al levantar los brazos. 

—¡Toma ya! 

Miro alrededor, todavía con la adrenalina palpitándome en las sienes, y hasta sonrío al capullo cuando habla de la sandía. 

—Sí, joder. ¡Hasta la puta sandía hemos salvado! ¡Que se joda Whataperry! 

Me río al escuchar al droide intentando esquivar una bronca. Joder, si es que es de esos, ya lo sabía yo. Tiene algo dentro además de cables y chips, claro que sí. 

Pero al final, mi atención es para Huxley, al que me quedo mirando con una mano en la cadera y las cejas arqueadas. Es la hora de las felicitaciones, ¿no? Por algún motivo me siento expectante por ver qué dice. Ni las groserías que le grita el capullo al aire me distraen.

—¿Qué, capi? ¿Qué le ha parecido eso?

Mientras aguardaba el reproche nuclear de Tala Aponis, su hermana mayor postiza y compañera de trabajo constante, Epsilon-091 consideraba situaciones, como que sus intentos por aplacarla servirían de poco. Una bomba nuclear seguía siendo muy dañina incluso con un -36.65% según sus totalmente legítimas calculaciones de manipulación emocional. No había mucha diferencia, el droide estaba resignado a su destino, 99.99999999999999999999999999999999999999999999999999999909% chances de ser amonestado a punto que haría parecer los ataques de Tofu Banzai cosa poca.

Pero además sintió algo, algo que debía decir ahora, cortesía de la interferencia añadida de la piloto Nova.

- Epsilon-091 es feliz de haber trabajado con este grupo.

Alsó su mano militarmente, mirando hacia Huxley y hacia todos: Drevlin, Tala, Spike, Nova, y Huxley de nuevo.

- Epsilon-091... -Pausó y dijo eso de otro modo, por algún motivo.- Yo espero que nos encontremos de nuevo como una posible flota conjunta como ha sido en esta misión, simulada o no. Eso es todo.

¿Qué ocurría? Protocolo no identificado. Función no corroborada, esperando confirmación. Confirmación imposible.

Algo ocurría, pero sus palabras eran, como se esperaría de un droide, sinceras.

El epítome de la idiocia y del juego sucio llamado Whataperry estaría saboreando la amarga derrota por parte de Los Cojonudos de Huxley; el Jefe Tharkan tenía la última palabra, pero estaba claro que estos cadetes estaban preparados para unirse a la tripulación de Huxley. Fuera lo que fuera lo que ello significara.

—¡EH! ¡THARKAN! ¡¿Dónde está tu chupapollas ahora?! ¡¡Chúpame esta!! —grito mientras me agarro el paquete con las dos manos.

Aquellos muchachos saltaban en sus pupitres como colegiales, y de alguna manera Huxley se sintió joven y cojonudo como esa panda de tarados adrenalínicos y malhablados. Acid en su cabeza todavía volaba en la patoneta, agarrado a su paquete y subiéndose por las mesas. Huxley sonrió. ESE sería su artillero. Se iba a hinchar de fregar la cubierta, eso estaba cantado, pero, ¡Qué cojones! Nadie es perfecto. 

- Soldado Spike- Huxley le arrojó un cigarrillo - Bájese de la mesa, no sea calamar, hijo. 

Nova lo había bordado. Sencillamente, esta chica tenía madera. De piloto, de soldado y de oficial si es que se lo proponía alguna vez. Talento marcial, diablos. Huxley tenía claro quién sería la segunda al mando cuando empezara el baile ahí fuera.

- Buen trabajo, soldado Eris. ¿Sólo una fruta? Demonios, la agarraba usted como si fuera la ponchera de la mismísima y temida tía Moe. Será un privilegio contar con un piloto... pilota... ¡diablos, quiero decir que así se maneja. El puesto es suyo, hija!- dijo Huxley al tiempo que le lanzaba un sencillo llavero de cuero con una única y aparatosa llave analógica. La llave de su querida K-9, de WARMARS™, ¿Quién si no?.

- Epsilon-091... -Pausó y dijo eso de otro modo, por algún motivo.- Yo espero que nos encontremos de nuevo como una posible flota conjunta como ha sido en esta misión, simulada o no. Eso es todo.

Este cabronazo de tungsteno plastiacerado era la leche. Estaba como una puta cabra, el tío, pero, ¿sabes qué? Tenía espíritu. Tenía alma, era el puto leñador desmembrado de hojalata del Mago de Oz. Sensible y valiente, le costaba hacerse caso hasta a sí mismo. Qué cabronazo más especial. Primero te la liaría parda, pero, diantres, después te miraba con esos ojillos amarillos como de gato de animación y... ¡Carajo, estaba dentro!.

- Soldado Epsilon- Huxley le devolvió el saludo militar, poniéndose en pie- la mitad de las veces no tengo ni puta idea de que está diciendo o pensando, hijo, pero, ¿Sabe qué?. Esta tripulación cuenta con usted. Y mi grupo de rol también. Es usted muy intenso, soldado, le da al pe be té a?

Drevlin, ese alienigenio cornudo y cojonudo, tunante acojonante, todo funk, todo punch, todo riff, todo soul. 

- Drevlin, muchacho. Lo hicimos, colega, lo hicimos. Ha sido un placer pedalear contigo, hijo. 

Por último, Huxley dedicó a Tala un saludo sutil, un leve movimiento de la cabeza; Aponi siempre estaría ahí, velando por estos chicos. No era la más amable, desde luego, pero ¿Quién necesita amabilidad teniendo la tecnomédico más cojonuda y leal de toda la flota?.

Huxley estaba satisfecho. 

Recordó las palabras de su padre.

Pero eso es otra historia. ¿Por dónde iba?... ah, sí, si tiene limoneros, muchacho, no les quite todos los limones; déjele uno por árbol, soldado, coño, que si no se queda mohíno.