Partida Rol por web

La nave más moderna de la federación se desliza por el espacio con suavidad y elegancia, gracias al preciso control que János ejerce sobre ella. Puede que sea joven aún y que le falte experiencia, pero posee un don innato para manejar aquella nave y no piensa permitir que se convierta en un blanco fácil para su enemigo. Ya han sufrido la potencia de sus fásers y todo parece indicar que ahora se preparan para usar los torpedos, es probable que la Corvus pueda resistir un impacto directo, pero prefiere no tener que comprobar si su teoría es cierta o no. Por lo que una vez más, realiza unas peligrosas y rápidas maniobras tratando así de complicar la adquisición de blancos por parte de su enemigo.

En la lejanía, la nave enemiga no pierde el tiempo e ignorando las maniobras de la corvus, se centra en las reparaciones de sus sensores. Por suerte, el impacto recibido no logró causar daños demasiado serios y la experta tripulación no solo logra repararlos, sino que se dispone a usarlos para conseguir información sobre la Corvus, la extraña nave que contra todo pronostico, está no solo resistiendo sus ataques, sino que ha sido capaz de dañarla.

Para su gran descontento, la distancia y la velocidad de la Corvus, unido a las maniobras evasivas de János, impiden que puedan obtener una lectura clara de la nave. Por lo que todos sus intentos han sido en vano. Así que una vez más y dejándose guiar por la rabia, vuelve a disparar contra la nave de la federación usando en esta ocasión, un torpedo de plasma.

János, quién ya habría predicho semejante acción, logra esquivar el torpedo con gran eficiencia, permitiendo que el arma se pierda en la lejanía del espacio y estalle finalmente, sin causar ningún daño en la nave.

Nuevamente la increíble habilidad de Janos esa la única que nos mantiene a salvo de las olas de destrucción que escupe el crucero de batalla Romulano utilizado por la Sección 31. ¿Pero por cuánto tiempo?

Ahora es cuando Pittman opta pos jugar la carta de la esfera cuyo sonido acarrea la cadena de eventos de la nebulosa de esporas y finalmente, si hay suerte, las medusas. ¿Si la esfera funciona las medusas acudirán? Y si lo hacen ¿Reconocerán a aquel que les trajo tanto sufrimiento? Es difícil saberlo al utilizar los conceptos humanos en criaturas que se encuentran tan lejos en la escala evolutiva. Pero con probar nada podría perder.

-Ahora o nunca señores. Crucen los dedos. – suplica el capitán, con su gesto mítico, para luego desplegar la sonda-esfera en dirección a su oponente.

La suerte esta echada…

Sosteniendo entre sus manos con gran cuidado, la esfera recuperada del espacio. Un joven oficial científico se desplaza por los pasillos de la nave hacia la sala de Teletransporte, para  que así, el capitán pueda usarla como arma contra la nave enemiga. A punto de chocar en dos ocasiones con otros tripulantes de la nave, no se detiene en su empeño de llegar a su destino algo que logra justo a tiempo. Depositando la pequeña esfera sobre la plataforma, es teletransportada al espacio a un punto cercano de la nave enemiga.

Aguardando la orden del capitán, todos contienen el aliento expectante ante lo que está a punto de suceder. Haciendo gala de su temple, el capitán aguarda hasta el momento apropiado para activar la esfera y entonces...las comunicaciones se llenan con el sonido que la esfera produce.

Los segundos comienzan a deslizarse como granos de arena escapando de entre sus dedos, pero nada sucede. ¿Por qué no aparece la nube de esporas? ¿Habrán hecho algo más los científicos de la nave? La respuesta llega en forma de comunicación por parte de la nave enemiga.

-¿De verdad pensabais usar mi propia creación contra mí? Ni siquiera comprendéis lo que la esfera representa. La señal que emite, es una grabación, un grito de auxilio y dolor de la criatura que teníamos retenida en la base. Ahora que ha sido liberada, no volverán. Es hora de que seáis destruidos.

Las lecturas que llegan de la nave enemiga, indican que está desviando energía hacia los escudos de la nave, recuperando así, parte de su potencia. Será mejor que la tripulación de la Corvus se prepare para continuar la batalla por los viejos métodos.

Era una batalla y había que devolver el fuego con el fuego, mientras el hábil piloto movía la nave mas manejable y compatacta frente a aquella aberración que no era otra cosa que apariencia Shrun averiguo donde tenia que disparar y pensaba hacerlo.

En uno de los giros dirigió las armas de la nave con inusitada solvencia hacia los puntos flacos de la nave enemiga y abrió fuego.

El silencio y la concentración del oficial demostraban cuanto se estaban jugando en aquel ataque. 

Los disparos procedentes de la Corvus golpean a la nave enemiga, provocando que sus escudos fluctúen ya debilitados. Aunque en esta ocasión, resulta imposible saber como de graves han sido los daños o si se trata tan solo de un ataque superficial. Pero una cosa está segura, aquella gigantesca nave cambia su rumbo y acelera en  lo que parece un intento por embestirlos.

Los motores se iluminan con un azul intenso, cuando la energía de la nave es desviada hacia los motores y acelera más y más a cada instante que pasa. La tripulación de la Corvus aún dispone de algo de tiempo para evitar se arrollada, pero deberán de actuar con rapidez si no desean que ambas naves choquen con un brutal golpe que bien podría destruir a ambas.

János cerró el puño con fuerza celebrando así el ataque certero que había realizado Shrun contra la nave enemiga. Aunque al principio había parecido que sería una batalla muy desigual, la Corvis había conseguido darle la vuelta a la tortilla y ahora eran ellos quienes llevaban la voz cantante. Tanto era así que la nave de la sección 31 pareció indicar un ataque suicida. János observó esa maniobra con incredulidad, ¿Tan desesperados estaban o era una extraña maniobra? No podía arriesgarse a quedarse parado por si se trataba de un amago, así que el joven piloto inició las maniobras evasivas para evitar la colisión.

La enorme y pesada nave enemiga, que pese a disponer de la apariencia de una de las naves más peligrosas de la galaxia esta demostrando no ser para nada superior a la propia Corvus. La gran habilidad de la tripulación, unido a los novedosos sistemas de la nave, están otorgando una cada vez mayor ventaja a las fuerzas de la federación.

János, a sabiendas de que un impacto directo puede suponer un gran problema para la Corvus y demostrando cada vez una mayor confianza en sí mismo y en la propia nave, realiza de nuevo hábiles maniobras que impulsan a la Corvus lejos de la embestida de la sección 31.

De seguir la situación así, la victoria está de parte de las fuerzas del capitán Pittman. Quizás, solo quizás, la nave de la sección 31 disponga tan solo de uno pocos recursos y no se trate en realidad, de un enemigo tan formidable. Claro que disponer de un arma capaz de dejar sin energía a cualquier nave es una ventaja más que suficiente como para vencer en cualquier batalla. Pero el mero hecho de que la Corvus posea unos escudos capaces de resistir sus ataques y de ser privada de su energía, la sitúa en una posición de gran ventaja.

Situados ahora en un lateral de la nave enemiga, la tripulación de la Corvus dispone de cierta ventaja. ¿Qué es lo que harán ahora?

Señor si nos adelantamos, creo que podemos reducirlos. Si destruimos sus sistemas de ataque, la nave enemiga no tiene mayor capacidad de velocidad que la Corvus.

Dijo el jefe de Ingenieros con voz templada y atenta. Él estaba sacando datos sin cesar, y sus ojos no se desviaban de los controles.

Confiaba, ya después de estas jornadas tan extenuantes, en que el capitán sabia perfectamente lo que se hacía.  

La nave estaba fijada, y los láseres a plena potencia. Era improbable que la nave enemiga maniobrara a esa distancia, y sabia que podía aumentar la eficiencia de los disparos dotándolos de mas carga energética.

Así que espero la orden del capitán para abrir fuego. 

Tenían una gran oportunidad para disparar con todo a la nave enemiga y acabar de una vez con esa batalla, así que János siguió concentrado al máximo en lo que hacía y en colocar la nave lo mejor posible para que el siguiente disparo fuese lo más certero posible. Estaba deseando acabar con eso de una vez, y sobre todo salir de allí con vida junto con su padre.

Un pico en las lecturas de los sensores les hace darse cuenta de lo que la sección 31 pretende. La gran nave de combate enemiga que avanza imparable hacia ellos, está sobrecargando su núcleo y pretende llevarse a la Corvus con ella. Oculta en su estela, una pequeña nave emerge de la gigantesca nave de guerra y se dispone a huir, mientras que la Corvus, abre fuego con sus armas.

Los haces de energía surcan las distancias golpeando violentamente contra los ya casi inexistente escudos de energía. El resplandor de energía que se produce cuando los impactos golpean los escudos, se desvanece con rapidez cuando finalmente, los escudos son destruidos y los impactos atraviesan el caso de la nave, provocando serios daños internos.

La nave ha quedado gravemente dañada, casi al borde de quedar inservible, pero dada su velocidad y tamaño, detenerla resulta imposible. Las lecturas de los sensores indican que el núcleo está llegando a un nivel crítico y que la explosión es inminente. La corvus no necesita realizar grandes cálculos para saber que están dentro del alcance de la explosión y que si no actúan con rapidez, las cosas se van a poner realmente mal para ellos.

Saltar a velocidad Warp podría alejarlos del peligro, pero eso permitiría que la pequeña nave enemiga escapase. Por otro lado, una arriesgada maniobra de pilotaje junto al planeta, podría permitirles usar la gravedad del mismo, para impulsarse y alejarse lo suficiente como para dejar atrás la explosión y dar alcance a la nave de la sección 31.

-¡Gran disparo señor Shrum! – festejó el capitán luego de la orden y de la efectividad del ataque.

La estrategia errónea de la nave de la sección le supone un destino nefasto, en el cual la única opción es huir en una especie de lanzadera inusual. La nave romulana tiene el destino escrito en piedra y pronto va a desaparecer en una explosión que pondrá en juego la Corvus. Es momento de decidir si huir y dejar escapar al culpable de semejante daño o que la tripulación y Pittman jueguen la última carta en atrapar al responsable.

- Señor Császár, con una maniobra épsilon-beta podremos evitar la explosión y catapultarnos con la ayuda de la gravedad del planeta para así ganar el impulso suficiente para dar caza al villano. Yo lo asistiré desde aquí con los controles de inercia. ¡Vamos a por él! – ordena Pittman con gran júbilo por la derrota de la nave romulana.

Entonces el capitán se dispone a ayudar a su oficial para que la maniobra sea efectiva y puedan dar con el culpable de todo esto.

Al escuchar la orden del Capitán, János tiró de memoria para recordar cuál era la maniobra épsilon-beta. Era arriesgado, pero gracias a eso podrían continuar con la persecución de la nave enemiga para evitar que esta escapase. Sin esperar un segundo más, el joven piloto se puso manos a la obra - ¡A la orden Capitán!

Con la amenaza inminente de la nave enemiga, las decisiones deben de ser tomadas en cuestión de segundos. Retirarse y poner a salvo a la tripulación debería de ser la prioridad del capitán, pero a sabiendas de que permitir escapar al miembro de la sección 31 puede suponer la perdida de incontables vidas, imparte una orden que la tripulación acepta de buen grado.

Recordando sus tiempos de juventud, el capitán traza un rumbo para la Corvus que pese a ser algo arriesgado, bien puede alejarlos de la explosión y ponerlos tras la nave de escape. Se trata de una maniobra que usó durante las simulaciones durante su aprendizaje en la academia y que le supuso tanto el respeto de algunos instructores, como la amonestación de otros dada la osadía de su maniobra.

Las coordenadas aparecen en la pantalla de János, quién lejos de amedrentarse, se aferra a los mandos de la Corvus. Desviando toda la energía a los motores, la Corvus se desplaza por el espacio a velocidad vertiginosa. Todos sienten el tirón de la aceleración, así como la gravedad del planeta, la presión es tal que János aprieta la mandíbula hasta que los dientes comienzan a dolerle.

Y entonces...

La explosión sacude la nave y los escudos se ven obligados a absorber parte de la energía liberada. Pero la Corvus consigue salir indemne de la maniobra final de su enemigo. La pequeña nave de escape empieza a estar cada vez más y más cerca y entonces...

-Capitán, perdemos energía en toda la nave. La explosión unido a la esta última maniobra, han llevado la nave al límite. Tenemos que reiniciar el núcleo, solo disponemos de energía para un último disparo. No podemos fallar...

Shrun había estado pendiente en todo momento de la nava enemiga. Sabia como detenerla en seco, y que quedara varada en el espacio, lista para un asalto.

Solo tenia que ejecutar un disparo, y él Capitan y el Timonel le habían dado esa oportunidad. Sabia el estado de la nave, y era más consciente que nadie del trabajo y las horas que le llevaría poner todo en su lugar. Pero era el momento de cobrarse la baja.

Supuso, que así debían de sentirse sus ancestros en las naves de guerra, y por primera vez en prácticamente toda su vida, se sintió orgulloso de ser un Andoriano. 

Tal vez la tripulación de la Corvus fuese joven y sin duda el participar en aquella misión sin apenas conocerse y a los mandos de una nave recién salida de los astilleros ha supuesto una gran desventaja para ellos. Pero cuando algún día, la federación hable de las hazañas de la Corvus, lo harán comenzando con el relato de cómo acabaron con el complot de un agente de la sección 31, logrando así evitar que una tecnología demasiado poderosa, cayese en malas manos y a su vez, ayudasen a llegar al embajador Klingon a una importante negociación.

Bajo la guía del intrépido capitán Pittman, la destreza del controlador de vuelo Császár y la brillante mente del jefe de operaciones Shrun, no solo han logrado derribar una monstruosidad de nave, sino que además han logrado escapar de la trampa que les han tendido y con un certero disparo, han impedido que la nave salte a velocidad Warp, quedando varada en el espacio.

Tras la arriesgada maniobra y el preciso disparo, el silencio reina en el puente. Todos se miran nerviosos los unos a los otros hasta que finalmente, uno de los oficiales más jóvenes, suelta un grito de alegría y aplaude lleno de entusiasmo. Puede que aquello que no sea parte del procedimiento y sin duda todos lo saben, pero el resto de los presentes no tardan en unirse a él, lanzando felicitaciones a los oficiales que con gran coraje y nervios de acero, han logrado lo imposible.

El compañero de vuelo de János, le asesta un afectuoso golpe en el hombro con el puño. Pues sabe que de haber estado en su lugar, la nave habría sido destruida pues carecía de su habilidad y temple para llevar la nave hasta más allá del límite de sus capacidades.

El oficial que actúa en aquellos momentos como el jefe de seguridad, felicita a Shrun por su gran capacidad táctica. Había escuchado hablar de las dotes bélicas de los Andorianos, pero no había tenido el placer de combatir con uno a su lado y sin duda, se alegra de ello.

Respecto al capitán, tras aquel momento de pura alegría, los oficiales se cuadran y saludan con gran respeto al capitán. Sin duda se ha ganado su lealtad y pese a que puede que sean amonestados por su arranque poco profesional, lo aceptarán de buen grado. Son una tripulación joven, que tras una complicada misión y haber estado en varias ocasiones al borde de la muerte, han logrado cumplir con su misión.

El ambiente, se torna ahora mucho más relajado. La nave enemiga es una nave de transporte pequeña, pero sin armamento. Con los motores dañados, ahora no puede ir a ningún lado. Tan solo resta apresar al agente renegado y llevarlos ante la justicia. Aunque dado los conocimientos que posee, si es capaz de replicar las armas nacidas de su estudio de las medusas, puede que oficiales menos honorables de la federación, traten de hacerse con esa tecnología. ¿Será sensato entregarlo o quizás deberían de tomar otras medidas?

¿Cómo no permitir el breve pero sentido festejo? Pensó Pittman al finalizar la contienda espacial y contemplar a su tripulación novicia festejar con gran dicha. Incluso el también aplaudió a favor de su gente. Se lo merecían.

De modo que activando el altavoz para toda la nave el capitán se dispuso a hablar para su tripulación, no solo aquellos en el puente. Necesitan saberlo. Añadió en pensamientos.

-Señoras y señores, tripulantes y héroes. Hemos acabado con un peligro sin precedente, uno que habría puesto contra las cuerdas a toda la Federación. Y solo pudo lograrse con una nave y una tripulación sin igual, como lo son ustedes. Hemos logrado una hazaña que será recordada por los cadetes de las futuras promociones en la academia. Ahora toca lamer nuestras heridas, para volver a casa no sin antes cumplir con nuestro objetivo real, el ayudar a la Magallanes en su tarea diplomática. Luego podremos llevar a los culpables ante la justicia. Y tal vez disfrutar de un pequeño permiso en tierra. Buen trabajo a todos. – finaliza Pittman con el deseo de un merecido descanso.

- Señor Shrun. Analice esa lanzadera para evitar sorpresas desagradables. Preferiría que transporten al prisionero directo a nuestras celdas si es posible, aunque los daños sufridos tal vez no lo permitan. – añade al regresar a su silla.

-Buen trabajo- repite, solo que esta vez a sus oficiales del puente de mando.

A la orden capitan.

Dijo el Andoriano. Lo cierto era que ya había terminado de revisar la nave, por si hubiera alguna otra sorpresa preparada contra ellos.

Pero él subirlos a bordo iba a tardar un rato. La Corvus necesitaba una puesta a punto. Dejo su lugar en la consola y dejo que uno de sus ingenieros siguiera con los sensores escaneando las formas de vida a bordo de la lanzadera, así como la estructura de la misma, y salió de la sala rumbo a Ingeniería.

Desde allí podría trabajar mucho más eficazmente para poner la nave en movimiento y poder realizar la petición del capitán de poner a los enemigos en una celda directamente. 

Después de toda la tensión del combate y del júbilo de la celebración, János se vio sorprendido por el afectuoso, pero potente, golpecito en el hombro de su compañero de vuelo. Aún así, era un pequeño dolor que estaba encantado de sufrir a cambio de más victorias como esa y se animó a aplaudir con fuerza para unirse a aquella celebración. Estaban más cerca de regresar a casa y de así poder pasar un rato a solas con su padre y que le contara que había pasado exactamente en su última misión, aunque lo que realmente deseaba era ser testigo del encuentro de su padre con su madre, ya que esta había lo había pasado realmente mal después de la desaparición.