Partida Rol por web

 Miré sonriente la manera en que la doctora miraba el monitor con mis análisis y le pregunté, con evidente falsa preocupación:

 - Y dígame doctora, ¿como estoy de salud?. ¿Me recuperaré?.

 Entonces ocurre algo divertido, Unger Urmoz es sometido a una especie de chequeo médico, mientras me va lanzado miradas asesinas. La verdad es que cuesta sentirse intimidado por alguien ante esa situación...

 Pero antes de poder decir nada al respecto, llega la capitana, una mujer que rezuma hermosura, clase y autoridad. Sin duda va a ser una conversación interesante:

 - Hola capitana, en primer lugar quiero agradecerle su hospitalidad, muy calurosa. - La saludé con tono divertido.

- Calor es lo que tendríamos que darte. Asarte como el cerdo que eres al espetón.

Pensaba para si mismo mientras se sacude a la enfermera que le está haciendo el chequeo de rigor. Le pone la mano en el rostro, y sin hacerle daño la aparta. Está hasta las narices que le miren por todos los agujeros. Le pone un dedo sobre los labios, para que no diga nada y se acerca al preso, con su arma reglamentaria empuñada, lista para disparar. Se asegura que esté en el modo que a él le convence y espera la oportunidad de freir al mentiroso ese.

- Ya sabía yo que tu "suicidio" era una patraña más. Maldito hipócrita. Rezó su mente mientras le preguntaba la doctora por su salud. Se estaba encendiendo por momentos.

Cristina dedicó una mirada fría al polizón, nada más echarle la vista encima se hizo una idea del tipo de persona que era, además de recordar perfectamente el incidente en el puente y la forma de tratar a la doctora Walker, sencillamente no le gustaba, más bien le desagradaba.

- No voy a andarme por las ramas. Usted no debería de estar a bordo de esta nave- no temía ni tiempo ni humor para hablar con él- y voy a reservarme mi opinión sobre su manera de acceder al puente, así como el trato que le dispensó usted a mi oficial médico. Pues corre el riesgo de que mi hospitalidad se vuelva aún más calurosa- cuando Cristina hablaba con alguien, lo miraba siempre a los ojos y en aquella ocasión la mirada de la capitana era especialmente dura- Le aconsejo que hable rápido y no me haga perder el tiempo ¿Quién es? ¿Y que hace aquí?

 Le dediqué a la capitana una sonrisa de aprobación antes de responder, de buen humor:

 - ¡Menudo carácter, me gusta!. Su doctora intentó dispararme primero de manera lamentable, causando los daños en el ascensor, ¿le dijo eso?. ¿Si alguien intentara capitanear su nave contra un campo de asteroides, que hubiera hecho entonces?. ¿Darle un premio?. - Me giré a la susodicha. - No se ofenda, doctora, estoy seguro de que es muy buena en su trabajo, pero deje lo de disparar a los profesionales la próxima vez, por favor. En serio, fue un espectáculo tan lamentable y peligroso que unos azotes en su nada feo culo era lo mínimo que merecía.

 A continuación, continué con la conversación:

 - Sobre quien soy, seguramente la doctora debe de tener una idea, a juzgar por la manera en que está mirando la pantalla, y lo que me a traído a bonita nave, con mucho gusto se lo diré, pero a solas, por favor. Tengo ordenes de hablar del tema solo con usted. - A continuación miré a Urmoz y a Jankowsky con una sonrisa despectiva. - Y mucho menos con oficiales hipócritas, aficionados a torturar a prisioneros, cuando solo preguntando con amabilidad hubieran tenido las respuestas que buscaban.

La doctora había estado leyendo los informes del monitor con una expresión tan concentrada que no tuvo ni que molestarse en ignorar los comentarios del prisionero, porque realmente no fue consciente de su existencia. Apenas presto atención siquiera a la llegada de De Alba a su enfermería y es que, ahora que el desconocido habían despertado, las lecturas que antes había intentado desechar considerándolas anomalías a causa de su estado comatoso arrojaban una luz inesperada sobre su condición.

-Capitana,- se introdujo en la conversación sin molestarse en entrar al trapo de las provocaciones -aunque en circunstancias normales diría que es una hipótesis simplemente implausible, teniendo en cuenta que tiene la capacidad de favorecer que los sucesos imposibles ocurren a su alrededor me atrevería a decir que el infiltrado es a efectos prácticos un Aumentado: un producto de las Guerras Eugénicas del siglo XX. Eso explicaría el por qué su forma física y tiempos de reacción son notablemente superiores a los de un humano corriente y he de decir que la arrogancia de su carácter concuerda plenamente con los datos que tenemos acerca de la "especie".

 - Le dijo la sartén al cazo... - Murmuré, lo bastante audible para que me oyesen toda la sala, cuando la doctora se refirió a mi supuesta arrogancia, cuando ella misma rezumaba la susodicha por los cuatro costados. A continuación me presenté. - ... Gaheris Soong a su servicio, damas y caballeros, aunque más en el caso de las damas, me atrevería a decir.

Y mucho menos con oficiales hipócritas, aficionados a torturar a prisioneros, cuando solo preguntando con amabilidad hubieran tenido las respuestas que buscaban.

Ese comentario puso tenso a Jankowsky, aún así se mantuvo en silencio escuchando la conversación. Lo que posteriormente contó la doctora explicó las capacidades del sujeto. 

-Lo siento pero no creo que sea seguro dejarle a solas con usted Capitana- Dijo Jankowsky, en tal caso debería ser en las celdas y a buen recaudo. Seguían sin saber el motivo de la presencia de tal personaje en la nave y al MACO le parecía claro que sus intenciones no eran buenas sobre todo después del encontronazo en el interrogatorio.

A continuación me presenté. - ... Gaheris Soong a su servicio, damas y caballeros, aunque más en el caso de las damas, me atrevería a decir.

Aparte del comentario particular del mercenario algo es preciso. Si su apellido es correcto entonces significa que Gaheris es uno de los “hijos” del doctor Soon. Tal vez el único con vida al día de la fecha.

En 2130 Soong robó un grupo de embriones Aumentados que estaban bajo custodia secreta desde los tiempos de las Guerras Eugénicas. El hombre fue capturado en 2144 por su crimen y aunque nunca confesó donde estaban los embriones fue reclutado temporalmente por el capitán Archer en 2154 para detener a sus “hijos”, los cuales perecieron dentro del territorio Klingon cuando estaban a punto de iniciar un conflicto bélico. Entonces se supuso que ningún Aumentado criado por Soong había sobrevivido.

Al menos hasta ahora.  

Arik Soong

- Si, claro. A solas. Protestó entre dientes, alzando el arma y apuntando al mercenario. - No le dejaría a solas ni estando muerto, que por cierto, se lo hace muy bien. Sabía que lo de antes no era más que una treta para hacer por escapar. Se pensaba que éramos así de salvajes y no lo trataríamos como un ser humano. Es un ser humando, por muy trucado o chutado que esté.

Conforme el polizón iba hablando parecía que la se iban aclarando las cosas, aún así había muchos interrogantes sueltos y algo del todo inesperado por parte de Gaheris, pretendía que le concediera una entrevista a solas... definitivamente aquel hombre no estaba en sus cabales, pero lo más grabe es que pretendía que ella tampoco lo estuviera.

La capitana enarcó una ceja como único gesto significativo, lo que quería decir que algo no le cuadraba o le disgustaba. No obstante guardó silencio hasta que Gaheris terminó de hablar y miró a dedicó una mirada a sus oficiales con un deje de sonrisa, que no llegó a serlo, pues Cristina se había vuelto mucho más reservada en aquella misión.

- No se preocupen caballeros- les dijo a Jan y a Unger- no es mi intención compartir una velada con nuestro invitado- al nombrarlo lo miró a Gaheris unos segundos para después mirar a Diane- Sí, concuerdan muchas cosas- finalmente centró su atención en Gaheris- Comprenderá usted que dadas las circunstancias que lo rodean, me resista a tener una charla con usted a solas. Le parezca a usted injusto o no, el deber de mis oficiales de seguridad y de los MACO es proteger la nave, a su tripulación y a su capitán. El deber de mi oficial médico es cuidar de la salud de mis oficiales, no necesita disparar adecuadamente y  en cuanto a mi deber, consiste en asegurarme de que se cumpla la misión que se nos han encomendado y cuidar tanto de mi tripulación como de la nave. Por tanto es usted un elemento discordante sobre el que debemos de determinar aún muchas cosas- especialmente si era de fiar o lo más conveniente era tirarlo por la escotilla- de manera que estamos muy bien donde estamos, dadas sus credenciales señor Soong- remarcó el nombre de Gaheris, siendo plenamente consciente de los que significaba- si tiene algo que decirme lo puede hacer aquí- a no ser que le diera mejores argumentos Cristina no tenía intención de quedarse a solas con Soong, ni de otorgarle mayor confianza.

La Gran Montaña Verde no bajaba su arma. Si tenía que disparar, esta vez le haría estallar como el "petardito" que era. - A la mierda los superhombre, monas chutadas o locos a base de esteroides. Se desmembra y se lanza como combustible al reactor de la nave. Sabía que era muy capaz, no solo de proezas físicas, sino de mentiras capciosas y mal intencionadas, como simular su propia muerte, siendo una trola. Una mentira más.

-  Que le saque sangre, que lo analice y lo matamos de una maldita vez. Se estaba conteniendo a duras penas. Y todo porque estaba la Señora Comandante presente. Si por él fuera, ya se lo estaría terminando de comer asado.

 Con toda tranquilidad ante las palabras de la capitana, ya que me esperaba algo por el estilo, respondí, sin perder la calma:

 - Lo siento, señora, sigo ordenes. Me han autorizado a hablar del asunto con usted y solo con usted. Al menos que me digan lo contrario, no pienso salirme de lo establecido por quien me a enviado. Es lo último que voy a decir, aparte que supongo que ya habrá imaginado que aquellos klingons y yo no llegamos aquí al mismo tiempo por casualidad, ¿verdad?.

 Esperaba que todos estos argumentos despertaran su curiosidad y se mostrara más receptiva a mis palabras.

-Cuidar de la salud de los oficiales, aunque a veces parezca que mi único cometido es el de hacer de cebo para emboscadas.- Reelaboró mentalmente, aunque en aquella ocasión se mordió la lengua y no lo dijo en alto. Puede que la nave tuviera muchas divisiones internas, pero en aquel momento era preferible ofrecer una impresión de unidad al prisionero... que realmente no parecía haber juzgado con precisión cuál era su estado.

-Lo único sorprendente respecto a estas concordancias es que había oído que los "hijos" del doctor Soong eran inteligentes y este sujeto no parece ser consciente de que lo único que le separa de una ejecución es el autocontrol de un orionita y la paciencia de un capitán ocupado.- No pudo resistirse aun así a contestar a De Alba, sin que el brillo asesino de los ojos del MACO le pasara desapercibido.

Lo cierto es que Diane no era partidaria de las muertes innecesarias ni de la falta de humanidad en el trato de los vencidos... pero las situaciones de crisis requerían medidas drásticas y la misión en la que estaban embarcados ya era lo suficientemente peligrosa por sí misma como para tener que preocuparse por ninguna clase de Aumentado. Y de un Aumentado que sugería una posible relación con los klingon, todavía menos.

Cristina desvió durante unos segundos, la mirada hacia Unger, parecía que en cualquier momento iba a coger a Gaheris y lo iba a trocear... 

- Señor Urmoz, ¿puede aguardar en la puerta de la enfermería, por favor? le llamaré en cuanto haya terminado con el polizón- le dijo muy calmada pero firme, no iba a entrar en polémica con el soldado pero era necesario socavar toda la información posible del infiltrado antes de que el orionita lo convirtiera en puré.

Tras escuchar a la doctora, De Alba clavó sus ojos en Gaheris, Walker había acertado en el diagnóstico con respecto a ella, tenía muy poca paciencia y mucho menos en aquel momento, que a ella se le agotara significa un peligro real para el "super hombre", puesto que la capitán no se andaba por las ramas.

- No, no es muy inteligente- le contestó a la doctora en referencia a Gaheris- porque si lo fuera, no se encontraría en esta situación- "Atado como Anibal Lecter y con menos porvenir que el vampiro de la tía de Frankestein..." pensó para sí la capitán-  y... se habría dado cuenta de que no tengo paciencia alguna- agregó en tono peligroso, se estaba cabreando por todos los asuntos que tenía que atender y la pérdida de tiempo y recursos médicos, que le estaba costando aquel individuo. Así pues sacando la pistola phaser que siempre solía llevar con ella la puso en modo mortal y apuntándolo a la cabeza añadió- Doctora, señor Jankoswky aguarden fuera, señor Soong, le concedo la entrevista, pero como mueva un músculo o me de una respuesta que no me guste, disparo- añadió muy seria y con cara de muy pocos amigos, iba completamente en serio.

Tras la que le dieran una orden, realizó una genuflexión, acatando lo mandado, pero no estaba seguro y tomó sus medidas. Sin dudarlo, con un par de grandes zancadas se acercó a la "Capitana" y le entregó su arma, tras eso marchó y mientras salía hizo un gesto para que los MACO le siguieran. - Chicos, nos retiramos a posiciones iniciales. Y los 6 hombres le siguieron sin dudarlo.

Había sonado tan hosco que alguno temía represalias contra su cuerpo.

Ya todos fuera se fue al puesto de control de la enfermería y orientó todos los sistemas de vigilancia y visión hacia la zona. Quería saber lo que pasaba. Señaló a uno de los hombres y le ordenó: - Ve a armería y equípate con arma personal de nuevo. Le puso la mano, para que le entregase la suya. - Y de paso tráeme el fusil heredado. Con eso marchó el binomio, uno de ellos sin arma personal y el otro, como parte de la patrulla de dos, con si equipo.

Cuando salían les recordó: - Que se repartan dos granadas a cada uno. Temo más peleas. Y yo quiero alguna también.

Unger se había quedado con un fusil de francotirador de Silky. Era su herencia y tenía intenciones de usarlo.

Los otros 6, dos eran de puesto permanente de vigilancia y otros dos eran de la patrulla de zona. No la había liberado aún, para que siguieran la ronda y los estaba reteniendo de forma inconsciente. Se había dado cuenta que estaba concentrando fuerzas y dejando el resto más ... descontrolado. Tenía que dejarles trabajar.

- Vosotros dos. Le dijo a estos que retenía. - Continuad con la guardia, pero ... estad atentos, puede haber más problemas ocultos por la nave.

De Alba guardó su pistola phaser, para coger el arma que le tendió Unger y volver a apuntar a Gaheris a la cabeza, todo ello sin apartarle la mirada.

- El resto del personal de la enfermería que se vaya también, por favor- ordenó igual de firme 

-Capitana, no creo que sea buena idea dejarle a solas con ese indeseable- Jankowsky no era tonto, la decisión de la capitana era firme, quería estar a solas con el susodicho. Muy a regañadientes accedió a irse de la enfermería aunque no si antes darle a la capitana unas instrucciones de seguridad. 

-Mantenga las distancias con él, no se fíe es muy hábil. Esperaré fuera, si oigo la más mínima señal no dudaré en entrar.- Se cuadró y salió.

Cuando el comandante sale, ve que el sargento se ha quedado sólo con dos de los soldados. Las patrullas las ha mandado a realizar su función, y ha recuperado el arma que le había cedido a la Señora Comandante.

Estaban encendidas todas las cámaras, sistemas de detección personal y control biométrico, teniendo centrados tanto al "polizón" como a la Señora de Alba.

-Si siguen temiéndole de esa manera solo van a conseguir que se lo crea todavía más...- Pensó Diane, disgustada por la cantidad de "atenciones" que estaba recibiendo el prisionero, aunque sin acabar de comprender tampoco por qué la capitana había cedido a sus exigencias.

Sin embargo, sabía cuál era su lugar y asintió con la cabeza antes de abandonar la sala. Contaba con que, incluso en el peor de los casos, la capitana sabría defenderse por sí sola... y tenía la sensación de que Urmoz y Jankowsky iban a estar con la oreja en la puerta como un par de perros al acecho.