Partida Rol por web

Por si la situación no era ya lo suficientemente desastrosa, las palabras de la capitana de Alba no hicieron sino ponerle sal a la herida, por lo que, incapaz de responderle, el doctor le dedicó una mirada idéntica a la que le había dedicado a Winwood… y entonces escuchó como James informaba de que Cristina debía de ir al puente.

Pero… ¡no está en condiciones!- gritó mentalmente Matthew mientras intentaba agarrarla para impedir que se fuese, aunque lo único que consiguió fue alzar ligeramente la mano en su dirección -Van a hacer que esa cosa la mate- añadió, furioso por la irresponsabilidad de la capitana, por la permisividad de James, y, sobre todo, por su propia incapacidad para impedir aquello. Y ya ni hablar con el hecho de que le dejasen al cuidado de Winwood, quien en su opinion era incapaz de cuidar de si mismo, mucho menos de otros.

- Ten cuidado tu también, te quiero de vuelta

-Eso espero, aún me debes un baile- Y dicho eso, manteniendo su sonrisa y aferrandose a ese recuerdo, a esa posibilidad que era, quizá, lo único que le motivaba para la lucha, Jankowsky salió tras James a su orden.

Rumbo a ingeniería pensó en los compañeros que dejaba atrás, por suerte seguiría teniendo a su lado a Johny, se había forjado un vínculo entre ellos y sabía que el joven lo apreciaba. Jankowsky también a él además era un avezado piloto, se sentía seguro cuando el estaba a los mandos pese a sus arriesgada osadía en ciertas situaciones fruto, por su puesto, de su juventud.

-Pero Capitana... -alcancé a seguir- Tengo que ir a... ¿ingeniería?

La piel se me erizó.

-Si me lo permite preferiría evitar el lugar donde ayer perdí mi brazo y donde hay una criatura que casi me asesina -comenté.

Cristina se aproximó a Ollander para tratar de tranquilizarlo

- Sí Jack, necesito que lo hagas- le posó una mano sobre el hombro mientras lo miraba con comprensión- entiendo que no quieras ir... pero si no importunas a la criatura ella no te hará nada, además no vas a estar sólo... Ishant irá contigo, de hecho él ha estado antes y no ha tenido problemas- le dio un suave apretón al tiempo que le dedicó una sonrisa, confiaba en él a pesar de los recientes incidentes- las chicas nos necesitan y sé que tu, puedes con todo... Pero si ves el menor indicio de peligro o advertencia del golem al verte regresa a la Bahía

- Si, capitana, vamos a buscar a las chicas - dijo sonriendo - Volveremos con cada una de ellas.

- Volved con ellas... y volved vosotros- le dijo a Lightman a modo de despedida afectuosa- o iré yo para traeros a rastras

A continuación sus ojos se posaron en el médico, su gesto estaba claro... no quería que De Alba se marchara pero al no poder hablar no tenía por qué hacerle caso, aún así Griffin le caía bien.

- Doctor, ahora es usted paciente... procure comportarse, después... cuando me asegure que toda mi tripulación está a salvo seré buena, se lo prometo.

-Eso espero, aún me debes un baile- Y dicho eso, manteniendo su sonrisa y aferrandose a ese recuerdo, a esa posibilidad que era, quizá, lo único que le motivaba para la lucha, Jankowsky salió tras James a su orden.

Algo se removió en Cristina cuando escuchó a Eduard a quien miró con una expresión difícil de entender, como los sentimientos que albergaba la española, semejantes a una brújula que no deja de girar sin decidir a que punto apuntar... no lo había olvidado.

- Sí... te lo debo- dijo sin saber si lo había escuchado o no

Tras ver como su oficial táctico se iba, la capitana decidió marcharse.

Asentí con esfuerzo a los cálidos comentarios de la Capitana. El ataque me había angustiado evidentemente, pero si había llegado hasta aquella instancia no me pondía a replicar. Además, el azulito seguro nos haría volar en pedazos.

Me giré hacia Ishant.

-Andoriano, te espero en los motores -indiqué con una sonrisa falsa que notoriamente mostraba mi desagrado por el ingeniero rescatista. Podía tener los conocimientos técnicos, pero su comportamiento violento me había hecho calificarlo como un mal oficial, uno que si estuviera bajo mi mando no dudaría en arrestar, incluso en una situación de emergencia como aquella. Lamentablemente, Ishant no era mi subordinado.

Abandoné la bahía en dirección a la sala de motores.
 

Me había quedado pensativo, enumerando la cantidad de cosas útiles que podía hacer antes que quedarme de niñera del doctor. - Por favor! Soy científico! No enfermero! - Llegué a pensar en algún momento. Había demostrado con creces mi valor como individuo. Había resuelto el problema del puente y les había proporcionado un arma adicional y había salvado la vida del doctor. Y mi premio, cuidar de él.

- Pero Capitán yo... - dije al fin a de Alba, dándome cuenta en ese momento de que no estaba a mi lado. - Juraría que aquí había más gente... - Miraba a mi alrededor, no estaba el ingeniero con el brazo machacado, ni el lagarto que casi se carga al doctor. Tampoco James y... que más daba, no recordaba sus nombres y a penas sus caras.

Ignorando por completo el destino de Cristina, me giré a mirar al doctor. Era lo único en ese momento que tenía claro. "Obedece las órdenes de Stevenson como si fuesen las mías" - Me repitió Cristina en la cabeza nuevamente, mientras regresaba al lado del hombre. - Supongo que querrás saber que te ha pasado. - Le dije al doctor, sentándome a su lado. - La traqueotomía te la tuve que hacer sí o sí. Te afixiabas. Era eso o pinchar los pulmones por si había hemorragia interna y... Elegí la opción menos dañina y que más posibilidades tenía de salvarte. Por lo que me costó introducirte el tubo, diría que tienes la garganta inflamada.

- Te tuvimos que reanimar entre tu paciente y yo y has perdido mucha sangre. Creo que no hace falta que te diga que si no te llevamos a algún sitio más higiénico y con equipo médico, no saldrás de esta. - Le miraba a los ojos mientras le hablaba. - Pero tu aguanta, que los refuerzos están cerca. - Miré al techo mientras me rascaba la cabeza. - ¿O eran los refuerzos de la nave que vimos?

Entonces los últimos en la bahía de carga también siguen a James, hacia la lanzadera Klingon que antes era de Gaheris y ahora es propiedad de sus compañeros de armas. Los mercenarios se encuentran por partir y abandonar el sistema luego del altercado entre el doctor y el hombre lagarto.

De este modo Griffin queda bajo el cuidado de Winwodd y Kemp, el medico soldado, y bajo la protección de Chandler y McTagger.

Entendido capitana. Haremos todo lo posible hasta que arriben los suministros médicos. – responde Kemp bastante preocupado al ver lo poco que puede hacer sin equipamiento.

Su peso y equilibrio no tienen comparación. – afirma sorprendido William, al examinar el arma de filo.

No señora. Nada de utilidad para los médicos. Solo baratijas sin valor. – contesta Josh a Cristina. De inmediato cambia su atención al resto, dejando a De Alba en sus asuntos.

Burgundy en cambio va detrás de Ollander, movido por su interés de aquella tenebrosa sala de ingeniera protegida por un monstruo de películas del siglo veinte.

Cuando los demás se retiran y solo quedan los tripulantes de la Excalibur, con la excepción de Griffin, el medico MACO se dirige a Daniel, que nuevamente parece perdido en sus pensamientos.

¿Sabes la causa de la tonalidad azulina en su piel? ¿Fue un principio de asfixia? – pregunta – Y usted no se esfuerce. Si tiene algo que comunicar puede usar las señas militares para Si o No – explica a Griffin, para que este no desespere ante la imposibilidad de hablar.

Entonces la sospecha del envenenamiento se torna factible en cada segundo, al igual que la asfixia de poco antes, siendo un síntoma posible por el envenenamiento. Por suerte el médico de la Franklin respira de forma pausada y continua.

Tal vez deberían utilizar el escáner médico del botiquín y realizar un análisis.

Mientras tanto los demás MACO de la Excalibur montan guardia allí...

Poco después en la bahía de carga se materializa a través del rayo transportador de la Franklin un botiquín de primeros auxilios con material adicional para heridas graves. Al menos el material suficiente para atender a media docena de pacientes en estado crítico.

-          Atención. A vuestra señal despacharemos nuestras lanzaderas para realizar el trasbordo de todo el personal de la Flota Estelar de la Zeshkan. El equipamiento médico fue enviado a las coordenadas indicadas. –

El mensaje es trasmitido por el comunicador personal de Griffin y de Stevenson por igual

Miré al tipo con pinta de mosquetero con curiosidad. El caso era que me sonaba, a parte de que sin duda era otro tripulante de la Excalibur, puesto que aquella ropa de gladiador era la nueva moda entre los que fuimos sus tripulantes. Pero le recordaba con un cargo especial. Era alguien... importante. - Pero se ve que no lo suficiente para que le recuerde.

- Sí, así es. - Respondí inicialmente a sus preguntas, a las cuales no había prestado demasiada atención. - Empezó a respirar como un pez fuera del agua... por eso la traqueotomía. Y al principio pensé que ese tono azulado era por la afixia, pero no se quita... supongo que la teoría del veneno es la mejor explicación. - Respondí al hombre mientras que por mi cabeza seguía la pregunta. - ¿Quién es? - Luego miré al doctor.

- Debería hacerle caso, doc. Es más, debería saber que si tiene algún tipo de toxina en su sangre, aunque le quede poca, por dejar gran parte por aquí tirada, cuanto más se mueva, más rápido se moverá el veneno por su cuerpo y antes le hará efecto. Y mucho me temo que frente a eso no podré salvarle.

No había terminado de hablar, cuando se materializaron botiquines frente a nosotros. - Alucinante... - Dije al verlos aparecer y salté sobre uno de ellos. Lo abrí con cuidado. - Vaya... si que está completo. Mire Doc, le hubiese venido bien esto para curar al ingeniero. - Le mostré unas vendas, limpias y bien empaquetadas. - Y esto le hubiese venido genial también... - mostré en mi mano el escaner médico. - Si tuviésemos uno de estos, seguramente que podríamos ver que veneno es el que lleva consigo... una lástima no tener ninguno a mano.

El aviso que sonó por el intercomunicador de Griffin me hizo mirarle fijamente. - ¡Vaya! ¡Parece que es su día de suerte, Doc! Le traen suficiente material para montar una enfermería en esta chatarra espacial y ahora le anuncian que envían lanzaderas para llevarle a algún sitio. - Me acerqué a él y le di una palmadita en el hombro, para a continuación mirar mi mano. - Eh! Y además alguien puso en mi mano un escaner médico. - Miré al tipo con pinta de mosquetero y alcé mi dedo pulgar guiñándole un ojo. - Veamos si funciona...
 

Si- respondió a Hans el doctor cuando este mencionó que usase las señas militares de Si y de No para hablar… aunque tampoco es que sirviese de mucho, pues era demasiado lo que tenía que decir como para que pudiese expresarlo solo con eso. Y las explicaciones de Daniel solo hacían que aumentar lo que debía decir… o más bien corregir.

¡Bien, ya era hora, joder!… un poco más y tengo que empezar a convulsionar y echar espuma para que se dé cuenta- pensó Griffin cuando finalmente Daniel pareció darse cuenta de que “podría” estar envenenado, y dado que por suerte, apenas unos segundos después, se materializó junto a ellos equipamiento médico proveniente de la nave de rescate, tal vez aún se salvase -Siempre que manden un médico de verdad antes de que este palurdo me deje peor aún- masculló para sus adentros.

Maldito gorn- repitió por enésima vez para sus adentros, maldiciendo al estúpido mercenario que le había dejado así.

Efectivamente el análisis mediante el escaner medico personal revela que una toxina nociva, del tipo venenoso, recorre el torrente sanguíneo de Griffin. El peligro del agente toxico es su alcance hacia los órganos vitales y la interrupción del sistema nervioso, lo cual provocaría otro paro cardio respiratorio.

Es urgente preparar un antídoto antes que otro ataque sea irreversible.

- O quizás sea su día de mala suerte. - Dije viendo el resultado del escaner. - Esta envenenado, Doc. Herido, inmóvil, con una traqueotomía realizada por un... ¿cómo definirme? ¿Neófito en pequeñas cirujías? Sí, podría servir... - Comenzaba a hablar conmigo mismo, lo habitual en mí cuando me venían cosas interesantes de verdad a la cabeza. - En cambio es un gran día para mí... salvo porque el capitán de esta nave no quiso charlar conmigo de sus golems y porque Stevens me expulsó del puente... - Miré al doctor al recordar de golpe que estaba allí tendido a mi lado.

- Claro que, si no me llegan a mandar aquí... seguramente ahora mismo estaría muerto, Doc. Definitivamente, hoy es su día de suerte. Y el mío también, pues descubrí el secreto de este sector y porque los sensores no funcionaban como debían... les di un arma nuclear que usar en caso de necesidad... descubrí un planeta... - Iba usando los dedos de mi mano para llevar la cuenta de todo, cuando de golpe escuché el mensaje por megafonía.

- Pero ¿qué? - Miré a Doc con gesto preocupado. - Esta vez no he sido yo. - Dije recordando aquella vez que me expulsaron de una discoteca de madrugada por ponerme a hacer experimentos "explosivos" en los aseos del local... Como no, mis dos acompañantes también fueron expulsados.

- Deberíamos buscar unas mantas, una camilla o algo para trasladar al doctor sin que se mueva. - Dije con seguridad, como si la sensatez me hubiese invadido la mente en ese momento. - En volandas no aguantará ni dos pasos. - Miré a los tres hombres que estaban con nosotros. En especial al tipo que me seguía recordando a un mosquetero y me puse en pie, listo para rebuscar por aquel lugar algo que nos sirviese para no perjudicar al doctor cuando le moviésemos.

¿No me digas? No me había dado cuenta…- pensó con sarcasmo Griffin tras escuchar el “diagnostico” de Daniel, si es que podía llamarlo así -Un maldito intento de medicucho con ínfulas es lo que eres- pensó, pero sin embargo, era incapaz de transmitir lo que opinaba, así que tuvo que conformarse con un gesto

Si- respondió con un gesto brusco… o al menos, todo lo brusco que podía en su estado. Como si el propio doctor no se hubiese percatado ya de su estado… o de su pésima suerte.

Joder, ¿y ahora qué?- pensó al escuchar el anuncio por megafonía, maldiciendo su incapacidad de correr conforme escuchaba los mensajes de James confirmando que debíamos largarnos cuanto antes… e incluso del mismo capitán de la Franklin.

Si- repitió de nuevo, apremiando todo lo posible al inútil de Daniel y al otro que se apresurasen en buscar algo con lo que trasladarle… al tiempo que volvía a intentar levantarse el mismo.

Mientras los demás presentes salen en búsqueda de objetos para trasladar a Griffin es cuando el moribundo medico sufre otra recaída frente a Hans y Daniel, sin que estos puedan hacer algo por evitarlo.

Al principio Mattehw pierde la sensación de sus extremidades, con el entumecimiento subiendo desde sus piernas y con la perdida del equilibrio pese a estar acostado. Es como hundirse en si mismo mientras la habitación comienza a girar sin control.

Cuando sus parpados comienzan a cerrarse el logra escuchar a Hans alzar la voz y advertir a Daniel sobre el decaimiento del moribundo paciente.

- ¡Daniel! Rápido, trae el hipospray. ¡Esta sufriendo una convulsión! ¡Su sistema nervioso dejó de funcionar! -

Luego la oscuridad cubre a Mattehw una vez más.

A penas había dado unos pasos buscando algo para mover con cuidado al doctor, cuando algo en un rincón llamó mi atención. Era algo que brillaba con luz propia y que parecía llevar allí bastante tiempo, puesto que el acceso a aquel lugar era un poco complicado. Aún así estiré mi mano para alcanzarlo y pude rozarlo con los dedos. Con un poco más de tacto logré agarrarlo y lo examiné una vez lo tenía en mi poder, a salvo de aquella oscuridad.

Se trataba de una pequeña joya, engarzada a una cadena de cuero. La piedra no era de gran valor, era una simple fluorita tallada en punta, aunque su colorido era bastante atrayente. Parecía tener pequeños grabados sobre los laterales, los cuales observé con detenimiento hasta que el mosquetero me llama por mi nombre. Me pongo en el cuello el colgante y corro hacia los botiquines para coger el hipospray.

- Mierda, Doc. Le dije que no se moviese. - Le reñí mientras veía como el cuerpo del doctor convulsionaba con violencia. - ¡Protégale la cabeza! - Le dije al hombre. - ¡Qué no se haga más daño! - Le indiqué mientras le inyectaba en el cuello la dosis pertinente de benzodiacepina* para relajarle y estabilizarle. El medicamento no tardó demasiado en hacerle efecto. Pero podía acabar con otra recaída. Debía encontrar la manera de frenar los efectos del veneno. Al menos con el calmante dejaría de intentar moverse.

- Si no detenemos el veneno con algo, le perderemos. - Añadí al ver que al menos dejaba de convulsionar de aquella manera y permanecí pensativo unos instantes, antes de buscar algo que administrarle para lentificar al menos el efecto del veneno en su cuerpo. El problema era que no sabía que tipo de veneno era y, aún sabiéndolo, no tenía antídoto para ello. -Vamos Daniel... piensa... si no puedes tratar el mal... - ¡Someteré los síntomas!

Regresé a los botiquines y preparé una nueva dosis de un coctel con: antihistamínico, corticosteroide, analgésicos, antiinflamatorios y antibiótico para las heridas**. - Si esto no te ayuda... no lo hará nada. - Le dije al doctor mientras le inyectaba todo aquello en el cuello para luego mirar al mosquetero. - Gracias por su ayuda. Ahora solo hay que esperar a ver que pasa... Me senté junto al doctor nuevamente, olvidando por completo en la situación de alerta en la que nos encontrábamos y centrando mi atención en el colgante recogido anteriormente.

Cristina caminó con rapidez hacia la bahía de carga acompañada por Mukherjee, Newton, Elung y Artemisa, la cara de preocupación y consternación de la capitana de la Excalibur era evidente, además el grupo venía escoltado por uno de los golem.

De Alba, nada más llegar buscó a sus hombres y al doctor, al localizarlos aceleró el paso hacia ellos.

- Tenemos que evacuar la nave, rápido... no nos queda tiempo- les dijo a todos sus tripulantes para después mirar al doctor- hay que sacarlo de aquí... Chadler, William cogedlo vosotros- les dijo a los MACO por ser los más fuertes- se que no es bueno moverlo pero no tenemos opción, vamos...

Newton estaba muy enfadado pero trataba de ocultarlo, aunque su rostro era más serio de lo normal. Alguien había hecho la estupidez de dejar inservible los mandos del puente, enfadado al propietario de la nave y dinamitado toda posibilidad de una pronta recuperación de los tripulantes aun cautivos. Por el momento siguió a la capitana, salvo Elung y él mismo todos los demás eran miembros de la Excalibur y deberían reaccionar bien ante las ordenes de su capitana. Por su parte se aseguraría que subieran a esa lanzadera.

Permanecía sentado junto al doctor, mirando aquel colgante, o más bien el mineral que colgaba de él, absorto en mis pensamientos, mientras que al doctor le hacían efecto los calmantes y el cóctel de medicinas que le había metido en el cuerpo. Y es que no estaba para más crisis como esa... otra más y se iría al hoyo de cabeza. Pero aquella fluorita me tenía casi hipnotizado.

Tanto que había olvidado por completo el estado del doctor, así como que los hombres que nos acompañaban estaban buscando una manta o con suerte, una camilla, para transportar al hombre a donde fuese sin que entrase en crisis de nuevo. Tan absorto estaba, que ni me di cuenta de que se nos había unido más gente... y que un golem les acompañaba.

Ni siquiera la voz de mi capitana parecía sacarme de mi concentración sobre aquella piedra.