Partida Rol por web

Doce horas. Eso es lo que M1 calcula que llevará el viaje hasta Kiy'Adora.

La mayoría estáis reventados. Algunos, casi literalmente. Pero es tiempo más que suficiente para descansar un poco, y además conocer, si es que así lo queréis, al resto de la tripulación. O la propia nave. O entrenar.

El tiempo es vuestro. Podéis hacer con él lo que queráis.

Tras llevara a efecto el salto programado de antemano por Chispa, Red se fue a a su camarote. Necesitaba una ducha para poner sus ideas en orden. Luego, se cambió de ropa. Antes de ponérsela la olió. Le gustaba oler a ropa limpia. Entonces se dio cuenta de que los hermanos no tenían nada, ni siquiera otra cosa que ponerse aunque estuviera sucia.

La mujer miró a su armario. No había mucha cosa, pero sí que tenía varios trajes limpios y casi nuevos. La mujer negó con la cabeza y luego se auto reprobó.

No seas así y haz lo que tienes que hacer. Aunque lo niegues a ti también te gustaría oler y ponerte ropa limpia. Vamos mujer de hielo.

Tras vestirse la mujer cogió un conjunto de ropa limpia y se dirigió al camarote que los hermanos compartían. Sabía que Nihal estaba en la enfermería, así que esperaba encontrar a Syraan sola en el cuarto. Tras dar unos golpes en la puerta Red abrió.

-Eeeehh...esss...

Red entro en la habitación y le dejó la ropa que traía encima de la cama. Luego miró a la joven arkaniana y entonces sucedió, la máscara marmórea que siempre mostraba pareció resquebrajarse un poco...casi imperceptiblemente, pero ocurrió.

-Es ropa limpia y casi nueva. Creo que te valdrá -dijo rompiendo el hielo-. Mira, sé que éste no es el comienzo que hubiéramos deseado y créeme, aunque no lo parezca...por ser tan impenetrable y jodidamente fría, siento lo que le pasó a tus padres. 

-La galaxia es un sitio muy grande y no nos damos cuenta de lo solos que estamos hasta que ocurre algo así...a lo que voy, si necesitas más ropa...o hablar...o...bueno, estaré ahí al lado. 

Dicho esto, la humana miró a la arkaniana y se giró para marcharse de su cuarto.

El guardaespaldas buscó un rincón tranquilo, cerca de la zona de carga de ingeniería, y se dispuso a descansar y examinar el rifle bláster que recogió en la pelea de la superficie. Le habían quitado todas sus armas cuando los apresaron y solo pudo coger ese rifle que le cayó a uno de los mercenarios. Quería que estuviera en perfecto estado y completamente cargado, por si recibian visitas inesperadas. No se fiaba de la pulcritud de los mercenarios con sus equipos.

Tras saber por fin que irían Kya'Adora Syraan, dejó un momento a su hermano descansar y se permitió un momento para si misma. Fue al pequeño camarote que la habían asignado se sentó en la pequeña cama echa un ovillo y simplemente lloró, hasta que sintió la boca seca y las saladas lágrimas secarse en su rostro. Sentía una mezcla de culpa por la muerte de su madre, odio hacia su madre por ocultarla tantas cosas, enfadada consigo misma por ser débil y por supuesto el dolor por perderles a ambos.

Tras descargar parte de su tensión pudo comenzar a oir el murmullo y los sonidos que hacía la nave, tan diferentes a la zona boscosa que había sido su hogar la mayor parte de su vida. El olor del aire reciclado de todas las personas que ahora ocupaban la nave. Quizás otro día hubiera tratado de ver de dónde provenía cada zumbido, cada pequeño repiqueteo, cada olor, pero aquel día no tenía muchas ganas de hacer algo así. Solo quería recuperarse lo suficiente para volver con Nihal y ayudarle, no ser un estorbo. Eran sus padres adoptivos y aunque pareciera estar mejor posiblemente estuviera tan destrozado como estaba ella, sin la culpa de ser responsable de la muerte de su padre.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por la llegada de Red, comparado con lo azaroso de las reuniones y los interrogatorios de unos a otros. Agradeció las palabras conciliadoras.

-Y yo siento si fui muy impulsiva cuando llegasteís. Llegamos a... casa cuando yo era muy pequeña. No recuerdo haber hablado con nadie que no fuera mis padres o mis hermanos hasta hoy. -Cogió la ropa, era mucho más suave que la suya hecha con el cuero de lo que iban cazando. -Gracias.

-Una pregunta ¿Cómo es poder viajar a dónde quieras, no estar atrapada en un aburrido bosque día tras día?

Red se paro antes de salir y se giró hacia Syraan. La miró un momento y luego desanduvo la distancia que le separaba de la arkaniana y se sentó a su lado en la cama.

-Viajar es lo mejor que tiene la galaxia...y lo peor -dijo sin ningún tapujo en decirle la verdad-. Conoces nuevos mundos maravillosos y sorprendentes, llenos de vida totalmente distinta a la que conocías. Aprendes nuevas culturas, lenguajes, modos de vida. Todo eso te llena y te abre la mente.

-Pero no te engaño. No todo el que viaja por la galaxia quiere aprender y comunicarse con sus iguales, no. Hay avaricia, hay maldad y hay sufrimiento. Todo lo bueno y maravilloso que tiene viajar es igual de o peor en el otro sentido. Guerras, esclavitud, saqueo de planetas.

Red bajó la vista a sus manos. Estaban temblando. En un flash de no más de cinco segundos, la mujer recordó cuando despertó en aquel lugar y lo que sucedió después. Luego se recompuso y siguió hablando.

-No queda otra que viajar si quieres cambiar todo eso o por lo menos ver aquello que aun sigue siendo maravilloso.

-Si me lo permites, Nihal y tú sois hermanos, pero tú eres claramente una arkaniana o por lo menos en parte y tu hermano es humano en su totalidad, ¿eso a qué se debe? ¿distintos padres o madres? -dijo sin tapujos y cambiando de tema.

Lev buscó a Godot, quería hablar con él sobre lo ocurrido con su hermano.

Godot espera en la bodega. Cuando te ve llegar, saluda con un gesto.

- Vienes por Elarik, supongo - dice, sin darle más importancia.

Lev permaneció un momento parado frente a Godot, pero no se sorprendió que supiera de su hermano. Dado que no había nadie más de la tripulación, aprovechó para sacarse el casco y así poder hablar más cómodamente con él. Suspiró aliviado cuando levantó el casco por encima de su cabeza y lo depositó con sumo cuidado al lado. No había motivo para esconderle su verdadera identidad. - Este casco me protege bien, pero da mucho calor... - empezó Lev para romper un poco más el hielo, aunque no es que hiciera falta - Cierto - asintió - Es por Elarik, mi hermano. Lo daba por muerto hasta que nos reencontramos en ese planeta. No me dijo nada, solo se comunicó conmigo usando sus trucos telepáticos para decirme que huyéramos. - Lev aprovechó una breve pausa para sentarse frente a Godot - ¿Tú sabes dónde está o cual será su próximo movimiento? Parecía muy fuerte, pero seguía sin mostrar compasión alguna.

Rumbo a casa, sin duda aquello reconfortaba a Kara.  Sabía que el viaje era largo y podía ocultar algún peligro pero ni por un momento podía imaginar lo que había sucedido.

Tras iniciar el viaje Kara se quedo pensativa, aquel hombre parecía tener muchas respuestas aunque aquellas respuestas inevitablemente parecían abrir más y más preguntas.  La noble no paraba de darle vueltas a la mirada que el hombre le había dedicado al hablar de la fuerza y sus enseñanzas, fue una mirada cargada de intención algo que descolocó por completo a la noble.  Había escuchado muchas histórias sobres los jedis del pasado incluso había tenido sueños, pero solo eran eso... sueños.

El viaje era largo y Kara aprovecho para hablar con Godot...

Siento si te hemos importunado con nuestras preguntas, se que solo quieres ayudarnos, pero las últimas horas han sido... dificiles. Kara espero a tener su atención para seguir ¿Porqué me miraste de aquella manera, que tengo que ver yo con todo eso?

Escuchó con atención lo que decía Red, su descripción de la galaxia no le parecía muy diferente a lo que observaba en el bosque a como se comportaban los animales entre si, solo que teoricamente los seres que razonaban no debían ser así.

-Por lo que tengo entendido el Imperio perseguía a mi madre y a Nihal, creo por su conexión con la Fuerza. Y por eso mismo los padres de Nihal se lo entregaron a los mios, para lo mantuvieran a salvo. Y creo que el sacrificio de nuestro padre ha demostrado que lo han hecho tan bien como podían. -La culpa volvió a pesar sobre ella.

-No recuerdo mi vida sin él. Siempre me ha tratado como hermana y yo a el como un hermano, al igual que nuestros padres como sus propios hijos. -No se había dado cuenta que quizás Nihal quisiera buscar sus padres biológicos. Si ya no había un Imperio que les persiguiera debería ser relativamente seguro volver a verlos. Aunque no sabía como sentirse al respecto.

-Ahora que no está el Imperio... Nihal sabrá lo que quiere hacer. Y ahora que lo pienso, ¿habiendo sido derrotados no deberían estar mejorando las cosas? ¿No debería haber alguien que luchara contra los esclavistas y demás escoria? ¿No ha habido nadie que lo hiciera antes? -Se sentía idiota por preguntar cosas que quizás fueran tremendamente obvias para cualquier viajero de la estrellas.

Godot se vuelve ligeramente hacia ti. Te observa con cierta curiosidad.

- ¿Te dijo que huyeras, y sin embargo no mostró compasión? - pregunta, y acto seguido lanza un "Jum" bastante claro.- De mis tres antiguos aprendices, Elarik es el más compasivo de todos. Probablemente el más bienintencionado. También el más crédulo. Estoy seguro de que fue el primero al que Daskat manipuló...

Se encoge de hombros.

- Elarik... Era un hombre perdido. Sin rumbo. Hace unos años, mi hermano y yo atacamos una de las bases de los inquisidores. Algunos murieron, pero... Creímos que tu hermano podía tener una esperanza de salir de esa oscuridad. Y eso hicimos. Lo sacamos. Ahora... Alguien que ha sufrido las manipulaciones tanto tiempo es susceptible de caer ante el mismo patrón de nuevo. Lo único que te puedo decir, es que allá donde vaya el Gris, irá tu hermano.

Godot observa a Kara un momento. "Es demasiado mayor". Luego toma aire y se sienta en un rincón de la bodega.

- La Fuerza te acompaña, chica. De una forma... Especial. Has tenido que sentirlo antes. Creo que de una forma innata, has conseguido hacer pasar tu poder desapercibido. Y lo has utilizado en pequeñas cosas. En atraer la atención de los demás, en despertar simpatía - le sonríe -. En intuir el peligro antes de que ocurra.

La mira, desde donde esta sentado. Tirado casi como un vagabundo.

- Si no supiera la influencia en tu familia, quizás ni me habría percatado - le explica -. Pero ese hecho me hizo fijarme, y si: está ahí. Podrías entrenarte si quisieras. Son tiempos nuevos. La República tratará de refundar la Orden Jedi - añade, torciendo el gesto. No oculta que los jedi no son algo que le agrade-, de la misma forma que mi hermano y yo tratamos de fundar nuestra orden de la nada. Podrías aprender, aunque llegado este punto... El desarrollo no será como el de alguien entrenado desde más joven, o con mas tiempo. Pero estar estás capacitada. Sin embargo, te advertiré de dos cosas.

Levanta un dedo.

- La Fuerza es una herramienta cruel y poderosa - señala, con tristeza-. Guía a sus usuarios por senderos tenebrosos, por pruebas que una persona normal no tendría que poseer. La oscuridad siempre acecha al que la toca, y solo el conocimiento, la prudencia o la distancia son artimañas válidas para contenerla. Si quieres aprender... Debes demostrar más que talento: debes demostrar actitud. 

Levanta el segundo dedo.

- Y eso me lleva al segundo punto: eres demasiado mayor para desarrollar dicha actitud. Si no la tienes... Quizás sea mejor que no te acerques a ella. Que sigas como hasta hoy. Soy de la opinión de que la Fuerza es un problema mayor que las ventajas que produce. ¿Lo entiendes?

Red miró a Syraan y se encogió de hombros. Las preguntas que se hacía la joven arkaniana eran síntoma de lo alejada que estaba de la realidad de la galaxia. Sin duda el espíritu libre de Syraan se debía a su juventud y a su reclusión en aquel planeta. Y lo peor de todo es que lo descubriría pronto y sin tapujos.

-Mira Syraan, las cosas son así de malas y seguirán siendo así de malas. No es por la extinción del imperio o lo novata que sea la nueva república. Es por el egoísmo de la gente, de las megacorporaciones, de las organizaciones criminales, por las cuantiosas necesidades que las distintas sociedades demandan y que no le importa lo que tengan que pagar para conseguirlas.

Red se calló y miró a la joven. Luego negó con la cabeza y continuó.

-Todos al final estamos metidos en esta vorágine de dinero y necesidades...cada uno a su manera. Lo que podamos hacer para que todo esto acabe siempre será poco y superfluo, pero algo es algo.

Red sabía que había contado todo a Syraan de modo rudo y sin rodeos, pero era la forma que tenía Red de contar las cosas, no había medias tintas.

-De todas formas, aun no me has dicho o explicado lo de que seas medio-arkaniana...supongo que será por parte de madre, ¿no? -preguntó a la joven para cambiar de tema.

El rostro de Kara siempre se mostraba seguro y lleno de confianza, pero aquellas palabras parecieron conmocionar y descolocar a la noble. Yo... ¿una jedi? la mente de Kara le transporto al pasado, repasando aquellas situaciones que durante niña le habían resultado inexplicables, extraños sueños sobre personas y mundos en los que no había estado y que ahora quizá existieran realmente...  En ocasiones aquellas ganas de reir y llorar sin saber muy bien a que se debían...

Siempre pensó que todo aquello eran cosas de niña y que un día pasarían, pero paso el tiempo y Kara aprendio ha convivir con aquellos dones sin si quiera imaginar que fueran provocados o tuvieran que ver sobre la fuerza.

Necesito... necesito pensar...

Sin más la joven dejo al invitado y se retiro a su cabina ya que de algún modo necesitaba encontrar un sentido a todo aquello.

Lev permaneció callado ante las palabras de Godot.

- ¿Crees que aun tiene posibilidades de salirse del Lado Oscuro? Si ya lo hizo una vez, puede que lo podamos repetir. Aunque me cuesta perdonar lo que hizo, es mi hermano y me gustaría recuperarlo.

Enfermería de la Rayo Azul, viaje hacia Idarian

Sentado en la camilla de la enfermería, Nihal trataba de meditar. Sin embargo, no lograba apaciguar su espíritu lo suficiente como para abandonarse al trance. Aún sacudido por todo lo que acababa de ocurrir, no encontraba su equilibrio. Y las últimas palabras del hombre llamado Godot no contribuían en absoluto a mejorar su estado de ánimo.

Una sombra pasando frente a la puerta terminó de sacarlo de su concentración, pero al ver que no era otra que su hermana, la llamó.

-¡Syraan! –Dijo, sin llegar a levantar la voz pero lo bastante alto como para llamar su atención. -¿Tienes… tienes un momento?

Cuando ella se acercó, Nihal se recostó en la camilla, y bajó la mirada antes de empezar a hablar. A pesar de que sentía que necesitaba compartir sus pensamientos, no le resultaba tan fácil hacerlo.

-He estado pensando… ¿sabes? En lo que dijiste antes… acerca de no buscar venganza. Y en lo que dijo ese tipo sobre que ellos no atacaron y que fuimos nosotros. Y en lo de que yo no escucho.

-No sé qué pensar. Sé que madre no querría que corriéramos a cobrar venganza pero… ¿de verdad va a quedar así? ¿Vamos a perdonar eso… sin más? Sentí cómo moría madre… le cortaron un brazo y una pierna, y aun así tuvieron que atravesarle el pecho… y papá… ese mercenario lo mató a sangre fría para dejar que se pudra en la selva. Nada de eso era necesario… ¿Cómo puede decir que no atacaron? ¿Cómo… cómo podemos perdonar eso?

En esta ocasión, la hirviente rabia que había explotado en otros momentos en el joven había desaparecido. Con lágrimas corriendo por sus mejillas, Nihal simplemente emanaba una insondable tristeza.

-Madre también me dijo que no hacía caso… -Alzó la mirada para buscar la de Syraan. Los ojos azules del joven estaban enrojecidos por el llanto, pero su expresión pasaba de la pena a la incomprensión. –Godot dice que no escucho. ¿Qué es lo que se supone que debo escuchar, Syraan? ¿Por qué está mal actuar como creo que debo hacerlo?

Enfermería de la Rayo Azul, viaje hacia Idarian

Escuchó a Nihal con atención y en parte se sentió comprendida al ver que él tenía dudas parecidas las de ella misma. -Que ellos no atacaron primero es una simple formalidad y no del todo cierta. No rodeas una casa con un montón de mercenarios para tener una charla amigable, además uno de ellos tenía asuntos personales con papá. Eso no es una coincidencia. Pero en cualquier caso no podemos cambiar lo que ha sucedido, solo podemos evitar que algo así vuelva a pasar. Que debemos detenerlos, claro, son peligrosos y pueden hacer daño a muchas personas.

-En Iordarka vimos como era la naturaleza, hay quien diría que es cruel pero solo es un ciclo y en ella no hay venganza, solo hay vida luchando por seguir adelante. Al igual que haciamos nosotros cazando para comer y vestirnos. Si es cierto que ciertos seres no lo luchan por vivir sino por otras razones y por eso deben ser detenidos. -Creía que su madre les diría eso y era uno de esos momentos en los que no podría contradecirla de ninguna forma por mucho que la enfadara.

-Aunque reconozco que más que venganza siento que os he fallado. Cuando estabas herido traté de subirte con la fuerza, no es algo díficil pero estaba distraida no conseguía concentrarme y papá... saltó. Dando tiempo a Kara y M1D1 a salvarte, yo solo pude verle morir. Siento mucho haberos fallado, por mi culpa papá está muerto. Así que si tienes que vengarte también tienes que hacerlo conmigo. -No podía mirarle a los ojos mientras narraba lo que había sucedido hacía no mucho, su verguenza era enorme. -Si vivo será para tratar que algo así no vuelva a pasar, ser mejor, saber más para poder protegeros, poder ayudaros.

Enfermería de la Rayo Azul, viaje hacia Idarian

La mirada azul de Nihal se mantuvo sobre los ojos de su hermana a medida que ésta hablaba, contestando a las inquietudes del joven con las suyas propias. De algún modo, ver también la vulnerabilidad de Syraan cambió algo en el sacudido espíritu de Nihal. Es cierto, había perdido mucho, pero no lo había perdido todo. Aún la tenía a ella, y debía protegerla. Debía ser fuerte... y  aún si no era capaz de ser fuerte por sí mismo, entonces sería fuerte por ella.

-Tú no nos has fallado, Syraan. -Contestó, mientras se acercaba a ella y la rodeaba con sus brazos. Sus costillas protestaron con una punzada de dolor por ese movimiento, pero no les prestó atención. -Todos podemos fallar... y papá... papá eligió protegernos... Soy yo el que ha fallado en todo. Dejé atrás a mamá... dejé que las ruinas me controlaran... y cuando tuve que defender la reliquia... dejé que Nero me destrozara. Y papá no murió porque tú no lograras subirme... fui yo el que hice que tuviera que bajar. Fui demasiado débil... y parece que ni siquiera Godot cree que pueda aprender.

Bodega de carga de la Rayo Azul, viaje hacia Idarian

La bodega de carga de la nave estaba en calma, con el ambiente sólo perturbado por el monótono zumbido del motor que los impulsaba en esos instantes por el hiperespacio. Pero de pronto, un sonido rítmico, de metal golpeando contra metal, rompió la quietud del lugar, como el latido de un corazón robótico. Lentamente, el sonido aumentó a medida que se acercaba, hasta que el origen del sonido quedó claro. Las muletas de Nihal, que avanzaba con dificultad a través del suelo repleto de trastos.

El rostro del joven era sombrío mientras avanzaba, buscando en la penumbra al desconocido. Aún no estaba completamente seguro de qué le diría. Pero, después de haber hablado con Syraan, al menos había llegado a la conclusión de que debería decirle algo. Y aunque había ensayado cientos de conversaciones en su mente, no conseguía que ninguna de ellas fuese lo que realmente quería. Así que, finalmente, había optado por acudir sin nada definido. Que la Fuerza que los había unido lo ayudara a decidir si realmente sus destinos quedarían unidos o separados.

Cuando finalmente encontró el jergón que Nico había ordenado preparar, se detuvo y tosió ligeramente para llamar la atención del hombre que lo ocupaba.

-Nos dijiste que debíamos convencerte para entrenarnos. -Anunció, sin presentaciones y sin esperar a sus palabras. Daba por hecho que alguien capaz de encontrarlos a mundos de distancia sabría perfectamente a quién tenía ante él. -Así que he venido a hacerlo. 

Guardó silencio unos momentos, con sus ojos en el suelo. En su mente, se mezclaban todas las lecciones de su madre, los consejos de su padre... y también la risa de Nero y la imagen del charco de sangre sobre el que se extinguió la vida de Kai.

-Dijiste que no escucho. -Continuó, obligando a sus palabras a encadenarse. Lentamente, el joven hablaba desde su espíritu. - Dijiste que me creo más poderoso, listo y capaz que nadie. No es cierto. A decir verdad... no soy más poderoso que nadie. Si lo fuera... no hubiera pasado esto. He fallado en todo lo que he intentado. Incluso Amaini era capaz de resistir las ruinas mucho mejor que yo.

-¿Pero qué iba a hacer? -Dijo, y las emociones que guardaba en su interior dotaron de más velocidad a su alegato. -Sí, intenté cosas que me quedaban grandes... pero yo no elegí esto. Y actué haciendo lo que creí mejor. ¿Tanta arrogancia hay en eso?

Exterior del camarote del capitán de la Rayo Azul, viaje hacia Idarian

En el pasillo en el que estaba la entrada al camarote de Nico una figura aguardaba apoyada en la pared metálica, sin moverse. Lo cierto era que la pared resultaba un apoyo mucho más sólido que las muletas, por lo que el joven no estaba dispuesto a moverse de allí hasta que fuese realmente necesario.

De modo que esperó así, al menos hasta que los pasos del capitán lo llevaron hasta su camarote. Tan pronto lo vio, Nihal hizo un movimiento para incorporarse que torció su rostro con un gesto de dolor, pero se sobrepuso rápidamente.

-Antes hemos dejado una conversación a medias. -Dijo, haciendo una señal a la puerta del camarote. -Me gustaría poder terminarla... capitán.