Partida Rol por web

Bodega de carga de la Rayo Azul, viaje hacia Idarian

No confiaba en él. El joven aceptó esas palabras con deportividad.  Al fin y al cabo, él mismo no tenía una especial confianza en el hombre que no tanto tiempo atrás había liderado la Orden Gris. Su madre le había enseñado, y él había confiado en ella... pero daba por hecho que habría otras formas de llevar una relación entre maestro y alumno. Quizá peores... pero suficientes.

Habló de sus tres aprendices, y cuando lo hizo casi pareció por un momento un padre, hablando orgulloso de sus hijos. Resultaba extraño... tanto, que Nihal era casi incapaz de reconciliar la descripción de Godot con su propia imagen de los tres aprendices. No eran pobres chiquillos. Eran los voluntarios asesinos de sus padres. 

-¿Porqué ayudarme? -Repitió su pregunta. -No creo que vayas a hacerlo por mero altruismo. Entonces... tal vez porque podría intentar ayudarte a detener a tu hermano. ¿Sería eso suficiente?

Pero antes de que Godot pudiera contestar a eso, una nueva pulla salió de sus labios, tan inesperada y directa. Una vez más, comparándolo con Nero. La vergüenza de ser nuevamente acusado se mezcló con los sentimientos que profesaba hacia el aprendiz de la Orden Gris.

-¿Cuando deje de mentir? ¿A quién? ¿A mí mismo? ¿Crees que no me conozco?

Molesto, cerró los ojos, y recordó todo lo que había tratado de olvidar. El recuerdo del frío de las ruinas erizó su piel.

Dolor. Dolor de su cuerpo, destrozado sin piedad. Dolor de su alma. Por su madre muerta en un charco de sangre. Por su padre, abandonado en la selva para pudrirse con el cuerpo carbonizado por los bláster. Por la paz perdida.

Rabia. Por la humillación que había sufrido. Por el rival que se había regodeado en su sufrimiento, en su derrota. Por haber fracasado en la última tarea de su madre.

Odio. Por aquellos que le habían privado de todo lo que tenía. Por la frustración de verse impotente ante aquellos que lo superaban. Por los asesinos de su madre.

Y poder. El poder que había sentido en las ruinas. Un poder pulsante, ardiente, que parecía brotar de lo más profundo de su alma. Un poder que imploraba ser usado. Un poder con el que podría hacer frente a lo que sea. Incluso a Nero. Incluso a Godot. La tentación de actuar en ese mismo momento aceleraba los latidos de su corazón. El aire alrededor de Nihal comenzó a vibrar con la energía, temblando con la rabia contenida, hasta que se esfumó de golpe.

-¿Es esto lo que debería aceptar? -Preguntó, con la respiración entrecortada. -¿Saber que esto también soy yo?

-Tal vez algo en mí sea como él.  -Admitió finalmente. A pesar de que la oscuridad había vuelto a desaparecer en las profundidades del espíritu de Nihal, su mirada seguía reflejando el dolor que había evocado. Dolor, mezclado con determinación. -Me cuesta no cuestionarme lo que se me ordena. Busco mis propias respuestas. Quiero llegar más allá. Pero quien soy no está escrito en piedra. No me estoy mintiendo... yo puedo elegir en quién convertirme. Y no será en lo que fui en las ruinas. No te estoy vendiendo nada... sólo te he pedido ayuda. Si crees que no merece la pena enseñarme... buscaré otro camino.

Escuche atentamente a Nihal y no me convenció mucho su respuesta. "Hasta que sea necesario" seguramente esta más lejos de lo que piensas. Luego la pregunta que me hace me pilla un poco desprevenido, y sonrío de manera juguetona.

- ¿Que busco? Puede que una cerveza de la cocina y si llegamos a algún planeta puede que algo de diversión. En serio Nihal, ¿que piensas que puede buscar un pequeño contrabandista en su nave? Venga, seguro que se te ocurre algo.

Hice un gesto con la mano para hacer entender a Nihal que era mejor pasar a otro tema.

- Mira, yo sé que si tu hermana esta en peligro a mi y a mi tripulación nos pueden dar por culo, espero que tu entiendas lo mismo por mi parte con respecto a ti y a tu hermana... El guardaespaldas y Kara son mis clientes por lo que están bajo mi protección ¿supongo? y el cegato que hemos recogido pese a mis protestas supongo que sera un grano en el culo hasta que lo eche de la nave y entonces sera TU grano en el culo. Por lo demás puedes contar con las grandes ventajas de cruceros rayo azul, espero que te lo pases muy bien. ¿Quieres saber algo más?

La pregunta era como la coletilla de las grabaciones telefónicas cuando la compañía esta apunto de colgar.

Me di la vuelta haciéndome el indignado y realizando aspavientos con los brazos pero finalmente cruzo los brazos y bajo la cabeza, aún de espaldas respondo:

- Venga Red, sabes que no me hubiera metido en este fregado si no valiese realmente la pena, este trabajo nos dará la libertad de hacer e ir a donde queramos.

Me giro para poder ver la cara de Red y continuo:

- Exacto, la deuda con Bowwa saldada y además pasta para empezar de cero, no podía dejarlo pasar... No después de la guinda que puso Bowwa al trato...

Poso ambas manos sobre los hombros de Red y le miro a los ojos.

- Sabes que tu y KP sois muy importantes para... para la rayo azul y lamento mucho haberos puesto en peligro, pero no puedo contarte más del trato si quiero manteneros a salvo, tu... déjamelo a mi ¿vale? ¿Cuando te he defraudado? Vale no contestes, me refiero a cuando era importante. La mirada de Red me decía que no iba a soltar este hueso tan facilmente. Deja que me lo piense ¿eh? Tengo que "pensar" un poco esta vez.

La libero y permanezco delante de ella esperando una respuesta.

Camarote del capitán de la Rayo Azul, viaje a Idarian

-Ah, está bien… -Nihal apoyó los brazos sobre las muletas, y comenzó a levantarse. Por las últimas palabras del capitán, era evidente que no tenía ninguna intención de compartir con él nada que no fueran bravatas y frases precocinadas. Y en esa tesitura, su tiempo estaría mejor aprovechado descansando en la enfermería. –Pero hay mucha diferencia entre ser un pequeño contrabandista o ser algo muy distinto pero dedicarte al contrabando.

Dando la espalda a Nico para acercarse a la puerta, suspiró. Estaba decepcionado. Había albergado la esperanza de que Nico hubiera podido… no, querido ser algo más que la caricatura de sí mismo que proyectaba a los demás. Pero al parecer, había sido en vano.

-Supongo que entonces no nos queda sino este viaje, ¿no es así? –Preguntó, sin llegar a girarse. –Llegar a Idarian, cobrar, y seguir con vuestra vida. Tal vez, si la Fuerza os es propicia, podáis abandonar el torbellino. Aunque dudo mucho que siquiera lo intentéis.

-Hasta la vista, capitán. –Dijo a modo de despedida, antes de que el regular golpeteo de sus muletas se alejara por el pasillo.

Godot observa un segundo con expresión neutra al muchacho, y luego se gira dándole la espalda.

- Hasta el momento, he respondido todas las preguntas que habéis exigido. Habría sido muy fácil engañaros, no crear suspicacias reconociendo mi afiliación con la Orden Gris - comenta, como si tal cosa -, y explicaros una historia bien distinta. Me lo planteé, por supuesto. No soy un idiota que crea que por ser poderoso esté por encima de la verdad o la mentira y del sentido común de las cosas.

Se da la vuelta, mirándote con el gesto claramente torcido.

- Pero no lo hice. Creí que si iba a aliarme con vosotros, sería mejor ser sincero. Por ello, me sorprende que vengas aquí a postrarte a pedir ayuda, mientras a mi espalda incitas a la desconfianza con otros miembros de esta nave, chico. Entiende esto, muchacho: soy ciego - le dice, sin más-. No, no veo. Pero "percibo". Más de lo que querría, en ocasiones, pero si alguien en un espacio cercano me menciona, que quieres que le haga, lo percibo. Así que sé lo que has hablado con el capitán - explica, con bastante rabia-. Eres un manipulador y un mentiroso, de los de la peor calaña, de los que ni siquiera reconocen su hipocresía. Puedo lidiar con un mentiroso, todos hemos mentido en nuestra vida, pero no soporto a los mierdas como tú, que no solo mienten y manipulan, sino que además se creen con la razón. Eres un niño buscando venganza, nada más, así que no pretendas vender algo que no eres.

Luego se cruza de brazos.

- ¿Quieres que te enseñe? - gruñe, casi escupiéndolo - Deberías ganarte mi confianza. Ahora mismo, me parece que antes de que esto acabe, traicionarás todo lo que tienes en tu mano. Como hiciste en el templo. Irreflexivo, orgulloso, mentiroso. No, no te mereces mi guía, pero aun así, te daré una simple lección. 

Levanta la mano hacia ti. Durante un instante, notas la fuerza, arremolinándose.

- No hay luz - dice, con serenidad - Solo la Fuerza - y en ese momento notas una tensión por todo tu cuerpo, pánico, poder, un poder como nunca has sentido. Quizás, solo ante el Gris -. No hay oscuridad - gruñe, con rabia - ¡SOLO LA FUERZA! - escupe mientras te alzas un centímetro sobre el suelo, viendo al hombre que tienes delante tuya vibrar con un poder ingente, lejos del que puedes rozar-. No hay pensamiento, ni idea, ni sentimiento - susurra, atonal, mientras todo se detiene, y se da la vuelta -. Solo la Fuerza. Y ahora, lárgate de aquí. 

Al escuchar que Kai era la madre biológica de Syraan, Red se puso colorada, algo que se le notó bastante pues su tez era tan blanquecina con la de la arkaniana.

-Perdona mi metedura de pata, es que...bueno...no os parecéis mucho- dijo esbozando una pequeña sonrisa y encogiéndose de hombros.

-No te preocupes, entiendo que no quieran hablar de tu familia y más con lo que ha pasado. Aunque te vendría bien hablar de ello -dijo. Pero en ese momento un flash vino a su mente. Ella llena de sangre, con un vibrofilo en una mano y un blaster en la otra, jadeando con cara de odio. -Quizás debiera hacer caso a alguno de mis consejos -pensó y al segundo descartó tales pensamientos para seguir con la conversación.

-Bueno, si lo deseas, ya sabes dónde encontrarme...para lo que sea. Además te puedo enseñar ciudades en la cosola de...del ordenador de abordo -cambió al acordarse que los de Ocaso le habían robado su ordenador, que para ella era como un órgano vital suyo.- Podrás ver toda la grandiosidad de las ciudades y con ellas también el mundo miserable y enfermizo que esconde tada gran urbe.

Red no le contestó en unos segundos su mirada lo decía todo.

-Así que somos importantes para "la rayo azul", bien pues que así sea- dijo remalcando las plabras importante para la rayo azul, dejando a las claras que había dejado claro que él no participaba de esa importancia-. Aunque no me extraña, pues haces lo que te da la gana.

-Lo malo es que te seguimos el juego y nos metes en tus embolados -dijo acercándose-. Porque aunque TÚ no lo creas -dijo gopenado el pecho de Nico con el dedo-, lo que TÚ hagas nos compromete tanto a KP como a MÍ, ¿te enteras? ¿qué te crees, que Bowwa va a ser clemente conmigo por no saber TU trato... ¿de verdad lo piensas? ¿acaso has nacido ayer?

-Y encima te crees con el derecho de no decirnos nada..."para mantenernos a salvo" -dijo haciendo el gesto de poner comillas. Luego se alejó del piloto un paso y negó con la cabeza mientras miraba al suelo unos segundos. Después la levantó y su rostro ya no mostraba enfado si no tristeza. Sus ojos verdes capaces de congelar el tiempo, esta vez miraron a su socio con pena y así le habló-. Sí, cada vez veo más claro que soy importante para la rayo, pero durará poco así, creeme.

Dicho esto Red se dio la vuelta y levantó la mano para que supiera Nico que no quería hablar más del tema. Estaba muy enfadada, tanto que ni siquiera había amenazado con materle o algo por el estilo, ni siquiera le había dado su típico puñetazo en el hombro del piloto. Estaba dolida, mucho, y Nico la había visto así muy pocas veces.

Red, después de hablar con Kiza y que le entregara el ordenador, pasó junto a la habitación de su socio camino de la reunión y le esperó a que saliera. Sabía que estaba ahí pues oía su silbido* que tanto odiaba la mujer y que tanto gustaba su socio.

Tras salir de la habitación, cogió a este por el brazo para acercárselo lo más cerca posible de ella y que así no le escucharan la conversación.

-Nico, tienes que decirle a la archiduquesa lo que te ha pasado en su palacio. Mejor aun -se interrumpió ella misma-, tienes que decirle todo lo que has vivido en este caso, todo -insistió.

-Pero debemos hacerlo en privado, pues no me fio de la gente, menos sabiendo que hay espías de Jossa. Si acepta yo misma podré buscar en la red, la llamada del esbirro de Jossa al propio droide....ya que algo o alguien lo tendría que activar.

-Además la archiduquesa quiera tanto o más la reliquias como Jossa, eso nos pondrá de su lado -dijo razonando-. Y además si Jossa está atan interesado es que seguremente tenga otra de las reliquias o incluso la que tenía la madre de Syraan y Nihal.

-Pero debemos hablar con ella y contarle todo...y si no lo haces tú se lo diré yo -dijo son su frialdad habitual, cosa que Nico sabía que Red no hacía en valde, pues cuando amenzaba lo llevaba hasta la última consecuencia.

La maniobra de Red me cogió un poco desprevenido, estaba u poco adormilado todavía ya que me consto conciliar el sueño tras el día de ayer. Gajes del oficio. Miro a Red con cara de Don Juan cuando me coge por el brazo practicando el deporte que más me gusta, fastidiarla, y la escucho con total desinterés.

- Traaaanquila, lo tengo todo pensado, tu confía en tu capitán... ¿Alguna vez te he fallado?... Cuando era importante... Para mi.

Le doy una amplia sonrisa mientras metido sobre todo lo que me ha dicho y termino frunciendo el ceño.

- Ten cuidado cuando te conectes, esos chismes son muy traicioneros y no creo que Jossa ni su agente tengan muchas ganas de que los pillen.

Libero gentilmente el brazo de Red y me coloco bien la chaqueta ocultando de nuevo el blaster pesado debajo de la misma camino con paso firme hasta donde nos conducen los guardias que nos esperan a la entrada del pasillo.

Cuando acabó la reunión Red esperó a que todos se movilizaran entre ellos Kiza. Cuando ésta salió, la mujer de pelo blanco salió detrás de ella y la interceptó.

-¿Tienes un momento? -Dijo y se hizo a un lado para hablar con ella más tranquila-. Necesitaría entrar en un centro de comunicaciones avanzado para ver si puedo conseguir la señal que llegó al droide. Si puedo localizarla podremos dar con los enemigos que tenemos y ponerles cara, ya sea que estén aquí, como que estén fuera.

-Lo segundo sería equiparme -dijo sin esperar a que contestase a la primera pregunta-. No quiero armas sofisticadas, lo mío son los ordenadores y la comunicación. Cuando estuvimos en Iodarka perdí una parte de mí...mi ordenador. Era un ordenador cercenador, hecho para saltar redes, desencriptar contraseñas, encontrar códigos y claves...era una extensión de mí. No sé si tendréis algo parecido aquí, pero si lo tenéis sería de gran importancia para realizar la misión.

Luego miró a su alrededor para ver si alguien le miraba y cuando estuvo a solas con ella le preguntó lo que estaba rondando por su mente desde la noche anterior.

-¿Has tenido tiempo de mirar lo que te pedí?...lo de si habías encontrado alguna pista de mi pasado -preguntó a la mujer azul. Su cara sería y sin fisuras emocionales, cambió volviéndose anhelante, frágil, ávida de que le dieran una respuesta. Red no dejó de mirar a Kiza esperando esa respuesta. 

Kiza niega, deteniéndose para hablar contigo.

- Lamento darte malas noticias... La archiduquesa ha pedido explícitamente que por ahora estés alejada de cualquier computadora de ese calibre... Tiene miedo de que decidáis comunicaros con quien no debéis o saboteéis el palacio. Tu capitán no ha ayudado nada a ganaros su confianza, me temo - gruñe. Tampoco tiene la confianza de Kiza.

Luego escucha tu petición sobre el equipo.

- Intentaré convencerla de que si lográis ayudarnos te den algo parecido. Tengo que localizarlo. Al igual que la información, no es cosa tan rápida... No ha pasado más que una noche, Red - sonríe al responderte, divertida por tu impaciencia.

Red miró a Kiza con su habitual rictus marmóreo de inexpresabilidad total, aunque un pequeño gesto del labio dejó claro que le había desilusionado el rechazo a sus peticiones. 

Luego miró nuevamente a la chiss y se encogió de hombros. Ella no tenía la culpa de que no le dejaran y le dieran lo que había solicitado. Pero sabía que las consecuencias podrían ser fatales para la misión y los acontecimientos que estaban ocurriendo. Sin más agradeció a Kiza su atención.

-Lo entiendo y te agradezco tu esfuerzo y tu tiempo. No es fácil cuando tienes que cumplir órdenes y estar sujeta a unas directrices y rangos. Lo malo es que me temo que no habrá tiempo cuando realicemos la misión para...para nada, con lo que la oportunidad de saber quien soy se esfuma nuevamente -dijo fríamente Red, cosa que hacía resaltar aun más su angustioso discurso.

-Cuando todo esto acabe, si sigo viva volveré y podremos seguir dónde lo dejamos -dijo la mujer y sin pensarlo sonrió, tocó el hombro a la chiss y dando la vuelta desapareció.