Partida Rol por web

Habían pasado varias horas cuando Kara volvió a la bodega a ver a Godot, desde su última conversación la noble había estado encerrada en su camarote pensando en todo lo que había sucedido en las últimas horas y las palabras del extraño hombre.

Estaba nuevamente frente al hombre, pero la mirada de Kara ya no era la misma, aquella mirada volvía a tener la determinación y seguridad de siempre sin rastro de las dudas o temores que las palabras del ciego habían despertado en lo más profundo de su ser.  

No dijo mucho, tan solo dijo lo que tenía que decir...

No quiero volver a sentir la impotencia que sentí en ese planeta, si puedo ayudar a defender a mi mundo a mis seres queridos de alguna forma que ni siquiera comprendo es mi obligación hacerlo por muy dificil que sea... 

Estoy preparada.

Levanto una ceja y miro alrededor, asegurándome que nadie más nos escucha o ve. Abro la puerta del camarote y cedo el paso a Nihal.

- Esta vez quiero respuestas más claras que "la fuerza".

Tras Nihal entro en el camarote y cierro la puerta tras de mi, el tono de "capitán" no me había sonado con sarna... Pero no estaba seguro. Le cedo la cama y me siento en mi silla reclinando me comodamente, hasta que las costillas rotas me recuerdan que siguen ahí.

- Bueno, supongo que quieres empezar tu, adelante.

Extiendo mi mano y dejo hablar al hermano malherido.

Camarote del capitán de la Rayo Azul, viaje hacia Idarian

Apoyándose en sus muletas, Nihal entró al interior del pequeño camarote y se dejó caer lentamente hasta quedar sentado en la cama. Comenzaba a acostumbrarse al dolor y a la constante sensación de entumecimiento que los calmantes le estaban causando, pero también le preocupaba los efectos que pudieran tener a largo plazo. Con algo de suerte, en su próximo destino dispondrían del instrumental médico necesario.

Nico también se había sentado, en su caso sobre la silla, y la fugaz mueca de dolor en su rostro hizo que el joven recordara que él no era el único herido. Y que, del mismo modo que Nero había destrozado su cuerpo… él mismo había hecho lo mismo con el capitán.

-Los dos tenemos aún muchas preguntas. Y el caso es que… parece que estamos condenados a viajar juntos. Porque, aunque puedas decir que en Idarian nos vamos a perder de vista… estoy seguro de que ni siquiera tú lo crees de verdad. Mi instinto me lo dice. –Hizo una pausa, y sonrió, anticipándose a Nico. -Ya sé lo que vas a decir. Que no crees en ninguna tontería de la Fuerza, ni el destino, ni nada parecido. Pero el hecho es que estamos en el mismo barco. Literalmente.

-Ese hombre… Godot… es peligroso. –Siguió hablando. El ceño del joven estaba fruncido, y su lenguaje corporal hablaba de preocupación. –Infinitamente más peligroso que cualquiera de nosotros. Lo que yo hice en el templo… es como un juego de niños para él. Podría haberse deshecho de nosotros y haberse llevado la nave antes, en Kiy’Adora. Ni siquiera el hecho de que sea ciego es un obstáculo para él.

-Pero lo más peligroso no es su poder. Es lo que sabe. De nosotros, y de todo lo demás. Ha contado mucho, pero estoy seguro de que es aún más lo que no ha contado. Mis fallos… tus secretos… –Chasqueó la lengua, visiblemente molesto. -Ha hablado menos de cinco minutos… y ya ha logrado que tengamos motivos para desconfiar unos de otros.

-Si queremos seguir adelante… vamos a tener que confiar, o acabaremos muertos. Ya sea por la Orden Gris, por los mercenarios del Ocaso, o porque alguno de nosotros acabe decidiendo que no necesita al resto. Y después de lo que pasó en las ruinas… después de casi habernos matados… creo que deberíamos ser nosotros quienes empecemos.

-Sé que no te gusta demasiado la idea de la Fuerza. Quizás porque te desagrada la idea de depender de algo que no controlas. –Nihal hizo un gesto con la mano, y uno de los pequeños adornos que decoraban el pequeño camarote se elevó en el aire para flotar entre los dos hombres. –Pero no puedes negarla. La Fuerza es como un río, Nico. Si nadamos contra corriente, sólo conseguiremos hacer un esfuerzo inútil. Ahora, pregúntame lo que quieras… prometo contestarte tan bien como pueda. Sólo te pido que tú también lo hagas.

Red entró en la carlinga y dejó que pasase Nico detrás de ella, pero cuando Chispa estaba a punto de entrar le cerró el paso y le dijo:

-Déjanos un momento, tengo que hablar con Nico.

Dicho esto cerró la puerta y miró a Nico seriamente durante varios segundos con los brazos cruzados sobre el pecho. El ambiente se podía cortar con un cuchillo, cosa que con Red podía hasta parecer normal...y con Nico habitual.

-Que, ¿no piensas contarme nada? ¿prefierers que lo averigüe yo por mi cuenta? -dijo a modo de amenza-. Sabes que lo podría hacer, y sería mucho peor para ti.

-De todas formas, antes de que digas nada, te lo digo para que lo sepas de una vez por todas. No te lo voy a repetir nunca más -dijo acercándose a su socio-. Me metí en esto porque me prometiste que todo iba a ser a partes iguales, que todo lo decidiríamos entre los dos y que nunca nos mentiríamos ni guardaríamos secretos en lo que se refiere al trabajo. Es tu nave. Tú compraste la Rayo, pero yo le he dado vida. He invertido en esta chatarra más horas que tú. Sé su diagnóstico con tan solo oír un ruidito. Confío en ti a la hora de hacer tratos, por esa lengua bífida que tienes, pero otra cosa es que no participe en ellos, pues seguramente ponga cordura en ellos. Pero, sobre todo, odio, ¡odio! que no me los cuentes.

-Seguramente puedas encontrar otro técnico que te haga el trabajo pero dudo mucho que te sea tan rentable como lo soy yo.

-Así que ya estás contándome todo lo que no sé...todo.

La cara de Red, blanquecina de nacimiento, estaba colorada por la tensión. varios mechones sele habían puesto encima de la cara y su mirada era puro fuego. Sin decir nada más espetró a que Nico le contestara.

Lev permaneció callado ante las palabras de Godot.

- ¿Crees que aun tiene posibilidades de salirse del Lado Oscuro? Si ya lo hizo una vez, puede que lo podamos repetir. Aunque me cuesta perdonar lo que hizo, es mi hermano y me gustaría recuperarlo.

Godot te mira, durante un instante, sin decir nada.

- Hace mucho que tu hermano se redimió - dice, con calma y frialdad-. Años. ¿Acaso crees que dejamos entre nuestras filas a gente manchada, corrupta? Estáis muy confundidos si es así.

No quiero volver a sentir la impotencia que sentí en ese planeta, si puedo ayudar a defender a mi mundo a mis seres queridos de alguna forma que ni siquiera comprendo es mi obligación hacerlo por muy dificil que sea... 

Estoy preparada.

- Que creas que lo estás es tu primer error - señala con una risa, encogiéndose de hombros -. Pero está bien. Tu primera tarea es muy sencilla, pero para ti será horriblemente complicada. Siempre has entendido esto como algo... natural. Como una cualidad inherente a ti misma, de fondo, sencilla. Debes... Palparla. Debes saber que no, no es algo casual. Es una herramienta. Debes poder usarla a tu voluntad, no dejar que te mueva como un río. Debes nada contracorriente.

Se cruza de brazos, pensativo.

- Es dificil guiarte desde la nada... Pero pronto, volverás a sentir su llamada. Quizás un pálpito. Quizás una intuición. En ese momento, no importa lo que ocurre, debes detenerte. Sumirte en esa... Sensación. Abrazarla. Extenderte a ella. Y entonces, debes tratar de influir, de una forma u otra, en aquello que sientes y te rodea. Ese será tu primer paso. Cuando lo consigas, entonces, quizás, juzgue que estás preparada de aprender algo más.

-¿Pero qué iba a hacer? -Dijo, y las emociones que guardaba en su interior dotaron de más velocidad a su alegato. -Sí, intenté cosas que me quedaban grandes... pero yo no elegí esto. Y actué haciendo lo que creí mejor. ¿Tanta arrogancia hay en eso?

Ves que la expresión de Godot se agria.

- Tu madre te ordenó no entrar en el Templo. Entraste igualmente. Pero no se trata de eso. Se trata de confianza... Si yo entreno a alguien, y sé que le doy una orden, no necesito "explicarle" el porqué. La Fuerza es una herramienta, pero es una herramienta basada en la fe, no en la certeza. La arrogancia lleva por caminos oscuros, chico - explica-. Como el Templo. Por lo que hiciste allí, podrías estar perdido. Por el odio que sientes y eres incapaz de reconocer. La mentira es triste, pero el autoengaño es un sendero de debilidad, para uno y otro camino. La única forma de dejar atrás y de avanzar es reconocer quien eres. 

Señala al muchacho.

- ¿Y si te dijera que tu sellaste el destino de tus padres? - señala, sin acritud, pero con poca compasión en su tono-. Si no hubieses entrado en el templo, tu madre no tendría que haberos rescatado. Podría haber huido como planeaba dejando a mi hermano atrás, con la reliquia en su poder. Sacarte a ti y al capitán de allí, al que sin duda habría abandonado a su suerte, fue lo que la condujo a Daskat. Y si tu hubieras cedido la reliquia que perdiste igualmente, cuando viste que estabas doblegado por su poder... Y sin embargo, ahí obedeciste. Excepto que no luchaste con Nero por obediencia - afirma. La pregunta que lanza a continuación te revuelve por dentro- ¿No lo hiciste, acaso, porque... creías que podías vencer? Huir, luchar, en ambos casos creías que lo conseguirías. Te creías... Especial. Predestinado. Como los sueños que te acechaban.

Suspira.

- Y lo eres, chico - afirma, de pronto-. Especial. Pero... Estás rodeado de gente especial. Al final... Tu destino no es más importante que el de ellos.

Bodega de carga de la Rayo Azul, viaje hacia Idarian

Las palabras de Godo fueron tan directas y descarnadas como siempre. Una vez más, reprendiéndole por haber desobedecido a su madre al entrar en las ruinas. Pero en esta ocasión, su explicación fue más allá.

-¿El odio? –Repitió Nihal, y por un momento su rostro se oscureció mientras recordaba lo que había despertado en aquellas ruinas. Una sensación de frío lo recorrió de golpe, como si la temperatura de la bodega de carga hubiera bajado varios grados.-Yo no intento engañarme. Sé… sé lo que se sentí en el Templo. Sé… que aunque fue por la influencia de ese lugar, lo que sentí también es una parte de mí. Que tengo que vivir con ello… todos tenemos luz y oscuridad dentro, ¿no es cierto? Aunque nunca hubiera tenido que enfrentarme a eso tan… fuerte. Pero cada uno puede escoger la persona que quiere ser, por encima de la que es. ¿No es acaso ésa la vía hacia la mejora?

Pero si las anteriores palabras habían resultado desagradables para Nihal, las que tuvo que escuchar a continuación se clavaron en su espíritu como dagas al rojo. Él mismo se había culpado de lo sucedido, pero escuchar la acusación de labios de aquel desconocido, sin un ápice de consideración o comprensión, le revolvió el estómago. Sus manos se cerraron con fuerza sobre las muletas. Tal vez haber acudido no hubiera sido tan buena idea.

-Te equivocas. –Dijo finalmente. De algún modo, esa última pulla de Godot no había sido tan certera, y le había permitido recomponerse. Pudo volver la vista atrás y verse a sí mismo en el mismo claro en el que el gris había quebrado su cuerpo. –Si luché contra Nero fue por obedecer... por proteger la reliquia. Y sólo lo hice cuando no me quedó otra opción. Había fallado a mi madre una vez… no iba a hacerlo una segunda vez.

-Pero… -Añadió tras un momento. Sus dudas comenzaban a aclararse. –Una vez que tuve que luchar, sí, lo hice tratando de ganar. Sabía que él era superior a mí. Pero madre nos enseñó que, hiciéramos lo que hiciéramos, debíamos dejar a un lado las dudas. Así que sí, actué con fe en poder escapar.

Guardó silencio, observando el rostro carente de ojos del hombre., preguntándose  qué sería lo que veían sus ojos ciegos.

-Pero yo no soy Nero. –Añadió finalmente. Tal vez, las reservas de Godot sobre su supuesta arrogancia pudieran venir precisamente de la actitud de su antiguo aprendiz. –No voy a ceder a la arrogancia. No me importa si soy especial… nunca he pedido serlo. Sólo soy alguien que no ha podido proteger a su familia… y lo que quiero es poder evitar que algo como lo que ha pasado se repita. Es por eso que te pido que me ayudes.

Escuche pacientemente las palabras de Nihal y mire aburrido su pequeño truco de salón, supongo que debería encogerme de miedo ante tal descomunal muestra de poder. Pensé mientras miraba los objetos, estire un poco la espalda separando la del respaldo de la silla y moví un poco el hombro.

- Si en el templo te falto poco, pero hace falta más que eso para detener al rey de las carreras de vainas, legendario capitán y y amante experto. Y deja de jugar con mis cosas por favor, es suficiente, no vas a convertirme en creyente.

Me gire en la silla dando la espalda a Nihal y apoyando en codo en la mesa sujete mi mandíbula pensativo, seguí hablando sin darme la vuelta.

- A mi también me da mala espina ese Godot, pero no te equivoques, yo solo confío en mi tripulación... Somos como una fam-una banda, ya sabes, de mercenarios... Confiamos los unos en los otros y los demás son solo forasteros, incluidos los que recogemos durante un tiroteo.

Giro la silla y clavo mi mirada en Nihal, es una mirada penetrante pero no llega a ser fría, sin embargo es más seria de lo que acostumbro.

- Por ahora sois pasajeros, eso... pese a mis "bromas" os asegura que no habrá problemas, siempre que no los busquéis, en la rayo azul... No suelo pelear las luchas de otros, no gratis, hemos luchado codo con codo contra los sol negro y tenéis mi simpatía... El enemigo de mi enemigo y todo eso. Pero no esperes demasiado, tengo que cuidar de Red y de PK, y esto parece demasiado grande para un carguero y su tripulación.

Me cruzo de brazos mientras pienso durante un momento, muchas de mis preguntas las contesto Godot, sean ciertas o no no tengo porque fiarme más de quien esta delante de mi... 

- Supongo que tu y tu hermana le jurareis lealtad o algo parecido a Kara, y seguiréis los pasos de vuestros padres o algo parecido, ¿hasta donde piensas llegar en esta lucha contra el asesino de tu madre?

No moví ni un musculo, no había pensado del todo bien las connotaciones de mi pregunta, pero la lance, ya no se podía retirar... Espere la respuesta de Nihal.

Fingí sorpresa al escuchar la reprimenda de Red, pero me contuve de interrumpirla, no tenía ganas de otro golpe de la temperamental mecánica. Una vez termino de hablar le dije en tono conciliador.

- ¿Tenías que decir bífida? Sabes de sobra que este contrato se suponía que era dinero fácil, el culo gordo de Bowwa fue el que me dio un segundo encargo, que te vas a reír.

Me retiro un poco de mi compañera, temiendo otra explosión de rabia.

- Los mercenarios del Sol Negro tenían el mismo encargo, era un tema un poco turbio y no quería meterte a ti o PK para que no os pringara, pero te juro que no sabia que ese hutt le había pasado el trabajo también a ellos... Bueno o eso creo, es la única explicación que se me ocurre para que nos emboscaran como lo hicieron.

Vuelvo a moverme para ponerme más cerca de Red, intentando incomodarla por estar demasiado cerca de ella.

- Sabes que no haría nada que te alejara de la Rayo Azul... o de mí... Pregunta lo que quieras te responderé encantado.

Permanezco en el mismo sitio con una sonrisa bobalicona en la cara esperando a Red.

Bodega de carga de la Rayo Azul, viaje hacia Idarian

Nihal contuvo una sonrisa al escuchar la bravata con la que el capitán pareció querer zanjar el tema de la Fuerza. Con cuidado, dejó que el pequeño objeto que había alzado regresara a su lugar y se posara con suavidad. No quiso añadir nada más. Probablemente, y a pesar de sus palabras, Nico sabía perfectamente que no hubiera salido de esas ruinas sin la ayuda de su madre. Pero no parecía una persona a la que le gustara que le recuerden sus debilidades.

-Mucha gente parece estar interesada en nosotros. O tal vez, en nuestros padres. Pero… -Contestó sosteniendo la mirada de Nico. En los ojos azules de Nihal no había agresividad, pero tampoco miedo. –Igual que tú, yo también tengo una familia. O tenía… es la segunda vez que la pierdo… y Syraan es lo único que me queda. Así que te entiendo. Yo también quiero protegerlos. Ésa es mi prioridad, no jurar lealtad a nadie… aún menos sin saber qué está sucediendo.

Después Nico habló de los mercenarios. Tal y como había esperado, por las palabras del capitán se adivinaba que no era la primera vez que la Rayo Azul tenía un choque con ellos. Pero fue la última pregunta la que descolocó ligeramente al joven.

-Hasta dónde… -Repitió Nihal lentamente. Guardó silencio unos momentos, mientras ordenaba sus ideas. La pregunta era tan abierta o cerrada como quisiera serlo la respuesta, y además revelaba un interés inesperado por parte del capitán. Pero había prometido ser sincero. –Hasta que sea necesario… hasta que esté seguro de que no pueden causar más daño.

El joven tomó aire, para luego dejarla escapar en un lento e interminable suspiro.

-¿Sabes? Cuando estaba tirado en el barro allí, en Iodarka, sólo pensaba en vengarme y hacerles sufrir todo lo que nos habían hecho a nosotros. En matarlos como habían matado a mi madre. Pero ella no hubiese querido que dedicara mi vida a una venganza. Hubiera querido que protegiera a Syraan y recuperara la reliquia. Así que… es lo que haré.

-¿Y tú? Además de proteger a Red y a KP… ¿Qué es lo que buscas, Nico?

- Mi hermano hizo algo terrible hace tiempo, desde entonces he intentado olvidar que tengo un hermano, pero al verlo me ha despertado sentimientos que tenia sumergidos dentro de mi. Me gustaría poder volver a verle y hablar con él, y estoy convencido que será pronto.- concluyó Lev.

Estaba seguro que volvería a verlo, si se habían cruzado una vez, volverían a hacerlo en breve.

Tenía que haber algo más que esa vorágine de dinero y poder. Si no ¿porque luchar contra el imperio? ¿Por qué no simplemente huir y asaltar a alguien más débil?

-Si mi madre era Arkaniana y mi padre humano. -Creía recordar que ambas la vieron a la vez por última vez luchando por su vida y la de ellos cerca del templo. -La verdad es que no se cómo se conocieron. Se que se querían, que nos querían a Nihal y mi, que creían hacer lo mejor para nosotros.

Pero Lev le había enseñado una palabra nueva el ver las armas que portaba ella y la Orden Gris. -Hoy he oído un par de veces una palabra que nunca había escuchado antes y creo que tiene que ver con la Orden, con mi madre y esas armas que portaban. ¿Sabes que es un Jedi?

No se sintió reconfortada por la palabras de su hermano. -Nihal, te enfrentabas a gente mejor armada y más entrenada para el combate, mucho hiciste. Y yo también me vi atrapada por el templo y lo que allí hubiera. -Respiró profundamente tratando de recordar sin éxito lo que pasó.

-Godot es poderoso, pero dado como terminaron sus alumnos no es el mejor juez de carácter de la galaxia. -Se permitió bromear para relajarse. -Y después de lo que nos acaba de pasar quizás no sea el mejor momento para juzgarnos a nosotros. Solo podemos tratar de mejorar.

-Sin embargo yo fallé en algo que si sabemos que somos capaces... en usar la Fuerza para levantar algo y fallé. No sé si es la verdad que quiere que vea Godot, pero me faltó decisión. Me faltó concentrarme en el momento tal y como decía mamá. Así que cuando ese tipo haya dormido voy a verle y le pediré que me enseñe, para proteger para no fallar por mi misma. -Lo dijo con decisión tratando de desterrar la vergüenza y la tristeza.
 

Red miró seriamente a Nico mientras éste hablaba. Tenía varias preguntas que hacerle, pero quería que acabara para no cortarle y ver qué le iba a decir. Al terminar, Red negó con la cabeza.

-Bowwa... estás loco -volvió a negar con la cabeza y suspiró visiblemente enfadada y decepcionada, en la que no aparecía ningún atisbo de la risa que prometía su socio-. Cuando entras en sus turbios negocios ya no hay salida, ¿lo sabes, verdad? Y ¿sabes que aunque no quisieras meternos ni a mi ni a KP nos has metido de lleno?...¿Qué te crees que hará Bowwa si no consigues lo que quiere? ¡Piensa!

Red volvió a negar y se llevó la mano a frente mientras miró al suelo. Luego levantó la cabeza y volvió a mirar a Nico.

-¿Y creías que ibas a ser el único a quién se lo encargara? ¡¿De verdad?! ¡¡Que es un Hutt!!..si no hubiera sido Son Negro hubieran sido otros...la verdad es que a veces no sé por qué sigo contigo.

-Bien, cuéntame toco, cuál era tu encargo, loque te iban a pagar, quién estaba en el ajo...todo. Pues entérate, aunque "pensaras" -dijo haciendo el gesto de las comillas haciendo ver que realmente no lo había hecho- que no nos iba a salpicar, estamos metidos en esto. Empieza.

-Así que la mujer que vimos en el planeta y que luchó contra aquellos tipos no era ni tu madre ni la de Nihal...curioso -dijo Red asintiendo un poco sin dejar de mirara a Syraan-. Y ¿cómo acabaste en ese planeta?, si no es indiscreción -preguntó Red pues le parecía curioso que acabara tan lejos de todo en un hogar que no era el suyo...o por lo menos no del todo.

-En cuanto a los Jedi...pues no sé mucho...bueno, más bien nada. No soy la persona idónea  a quien puedas preguntarle, pero lo puedo buscar en los archivos  y demás sitios de los planetas a los que visitemos. Aunque me da que nuestro nuevo compañero te puede ilustrar mejor que yo o cualquier libro -dijo sinceramente-. Pero que esto no te prive para poder preguntarme lo que quieras.

Al decir esto miró a Syraan directamente y su mirada era sincera y respetuosa.

Enfermería de la Rayo Azul, viaje hacia Idarian

Nihal escuchó a su hermana. A pesar de todo lo que había sucedido, a pesar de las pérdidas y de su cuerpo hecho trizas, saber que ella seguía a su lado conseguía calmar su espíritu.

-Tal vez tengas razón. –Dijo, meditando sobre lo que había escuchado. Era cierto que ninguno de ellos había sido capaz de estar a la altura de lo que se había necesitado, pero poco a poco comenzaba a darse cuenta de que atormentarse por ello no les llevaría a nada bueno. -Pero Syraan… recuerda que todos tenemos derecho a fallar, da igual lo poderosos que seamos. Nosotros hemos fallado. Mamá también se equivocó. Hasta Godot, con toda su fuerza, se vio encerrado en un planeta por no saber anticiparse. Está bien ser más fuerte… pero tú ya lo eres. Tenlo en cuenta.

-Creo que yo también iré a hablar con él. –Terminó por decir. Aunque no le gustaba la idea, era consciente de que en el nivel al que estaba poco podría hacer contra la Orden Gris. -Escucharé lo que tenga que decirme, ya que parece que sigue pensando que no soy capaz de escuchar. Y luego… ya veremos. No podemos saber qué más nos espera en Idarian.

-Oh no, Kai era mi madre biológica... Nihal es el adoptado... -Despues de decir aquello se dio cuenta de lo brusca que había sido. -Bueno no recuerdo mi vida sin Nihal es mi hermano po rpleno derecho... aunque pueda que sus padres biológicos sigan vivos aunque Kai y Glein, le hayan criado y estén muertos, vamos mis padres bio... -Se daba cuenta que cada palabra que decía la cagaba cada vez más dándose cuenta que la estaba liando con una de las pocas personas que conocía a parte de su propia familia.

-Hmm lo siento. Estoy más acostumbrada a cazar en el bosque a que a tener un conversación  explicando como es mi familia. -Habían vivido en un pequeño mundo sola con su pequeña familia durante casi toda su vida. Se pasó la manos por la cara tratando de ocultar su vergüenza.

-¿Podemos cambiar de tema? -Casi había olvidado que había preguntado por los Jedi.

Mi hermano hizo algo terrible hace tiempo, desde entonces he intentado olvidar que tengo un hermano, pero al verlo me ha despertado sentimientos que tenia sumergidos dentro de mi. Me gustaría poder volver a verle y hablar con él, y estoy convencido que será pronto.

Godot sonríe, con amabilidad. Algo que aún no habías visto en él.

- Espero que tengas esa oportunidad. Lo deseo de veras.

Godot te contempla por un largo periodo.

- No confío en ti, chico - suelta, de pronto -. No entiendes lo suficiente de quien soy para saber que no veo. Siento. Y eso me permite entender muchas cosas. Pides mi ayuda al mismo tiempo que dudas de mis intenciones. ¿Por qué iba a ayudarte? 

Luego parece pensárselo un momento.

- Tuve tres aprendices - explica, dándote la espalda para coger una pieza de fruta que se disponía a comer antes de que llegases -. Los tres eran distintos cuando su aprendizaje comenzó. Elarik tenía un pasado, un bagaje que ninguno de vosotros tenéis. Era dificil de entrenar, dificil de mostrarle un sendero distinto, pero cuando por fin logró enderezarse sus formas, demostró ser el más centrado de todos ellos. Amaini... Era risueña - sonríe-, y valiente. E ingenua - añade mientras la sonrisa se muda en un tapiz de tristeza-. Y luego estaba Nero. Capaz, más que ninguno. Más incluso que sus maestros. Pero rebelde, arrogante, y voluble - gruñe.

Da un mordisco a la fruta y te mira.

- Tú - masculla con la boca llena - eres como él. Y no quieres serlo. Te disfrazas de coherente y civilizado, pero me estás vendiendo una mierda - te sorprende lo soez que se vuelve de pronto - que ni tu te crees. Cuando dejes de mentir, te enseñaré lo que quieras. Quien no se acepta a si mismo, es incapaz de avanzar.