Partida Rol por web

Ay Dios... ¡pero que lo está diciendo en serio!- pensé nerviosa al ver que Yaya de verdad estaba convencida en querer salir de la habitación... ¡¿esta chica no conoce el miedo?!.

Cuando abrió de nuevo la puerta y salió me dio un mini-infartito de hamster, ya imaginándome que se encontraría de cara con otra hermana... y dudaba que esta vez mi "fama de niña buena" sirviera para librarnos de ello. Cuando sentí el tirón en el brazo intenté resistirme un poco -¡E-e-espera!- exclamé de la sorpresa. Pero nada... había sido arrastrada por la chica... y ahora nos encontrábamos yendo para aquella fiesta... Por favor... que no nos encontremos a nadie...

Por fortuna para Yuki, no encontraron esta vez a nadie y llegaron sin problemas a la habitación de Tamao. Yaya, muy dispuesta, llamó a la puerta y Tamao les abrió con su sempiterna sonrisa.

-Hola, Yaya-chan, Hana-chan, bienvenidas.

En la habitación estaban ya Ran, Harumi, Hina y Ruby, sentadas en cojines, alrededor de un fogón con una tetera. También había unas tazas muy bonitas y pequeños platos con pastas.

-Siguen sucediéndose las victorias contra las hermanas... que alivio... -Dijo con voz susurrante casi como si temiese despertar a un gigante dormido y estando sentada aún sobre el cojín, al ver entrar a Yaya y Hana no dudó en ponerse en pie y saludarlas con una pequeña inclinación y una sincera sonrisa mientras se acomodaba acto seguido las gruesas gafas de pasta rojas sobre la nariz con dos dedos. Luego de tomar una bocanada de aire apresurada, volvió a sentarse paseando con su mirada avellana redondeada toda la habitación sin perder su sonrisa.

-Bienvenidas, Yaya-chan, Hana-chan... ya os esperábamos con impaciencia... temiendo que las hermanas pudieran atrapar a alguna de nosotras... pfiuuu... que alivio, estoy impaciente porque lleguen las demás.- Procedió a limpiar sus gafas cuidadosamente mientras dejaba la mirada puesta sobre la tetera en el fogón, achicando los ojitos al no ver demasiado bien sin sus gafas que prácticamente son como sus ojos literalmente.

-Mirad cuantas cosas han preparado Tamao-chan y Noriko-chan... no podemos pedir mejores anfitrionas esta noche.- Tomó una bocanada de aire sin borrar su sonrisa que parecía eterna ahora mismo y volvió a acomodar sus gafas en su rostro de forma delicada, antes de acomodar también su cabello de forma meticulosa y finalmente apoyar sus manitas a la altura de sus muslos mientras permanecía sentada con las piernas cruzadas.

Suspiré aliviada cuando conseguimos llegar a la puerta de la habitación sin que ninguna hermana nos descubriera. A mi me daba cosa llamar a la puerta no fuera a sonar demasiado, por lo que dejé que lo hiciera Yaya. Y nos recibió Tamao -Ho-hola...- saludé tímidamente desde detrás de Yaya, tamborileando nerviosa mis dedos sobre la cámara que tenía colgada del cuello -Co-con t-tu pe-permiso... gra-gracias por i-invitarnos.

Al entrar, pude ver que no había demasiada gente... menos mal. No parecía que fuese a llenarse tanto como la última vez -Bu-buenas no-noches Hina-chan...- le devolví el saludo a la chica de las gafas con educación. Miré la mesa con el fogón y la tetera, aparte de los platos de pasta -To-todo ti-tiene mu-muy bu-buena pi-pinta...- les dije a todas de forma cohibida, intentando ser cordial y amable con mis anfitrionas. Y ahora... pues ya no sabía que más hacer. No se como proceder en una fiesta... quizás debería haberlo intentado antes para tener un poco más de experiencia.

Hola, chicas. Gracias por invitarnos, Noriko-chan, Tamao-chan. Nos ha costado un poco, pero lo hemos conseguido. ¿Sabéis que cuando abrimos la puerta nos encontramos con la hermana justo delante? A Hana-chan casi le da algo ja ja ja

Yaya empezó a reírse al recordarlo.

Vamos, que hemos tenido que esperar y volver a intentarlo. Menos mal que esta vez, todo ha ido bien.

Ran dio las gracias a su anfitriona, saludó a las ya presentes, se acomodó sobre un cojín y no pudo resistir de ya tomar un plato con pastas… pero reconoció al instante, con su cara ruborizándose, que y a iba en camino de meter la pata una y otra vez esta noche si no lograba refrenar sus impulsos. Desde luego, con un gesto rápido, colocó el plato con las pastas de vuelta en su lugar, esperando que nadie hubiera notado, o al menos no hiciera caso del desliz.

A la entrada de Yuki y Nanto se puso en pie, sonriendo ampliamente, sus ojos, por unos instantes, echando chispas de entusiasmo. “Qué bien! Habéis venido! Ya no me lo esperaba. Hana-chan, me alegro mucho de que estés mejor! Ah… las hermanas!”, agregó tras el breve relato de Nanto. “Felicidades por haber desafiado el riesgo! Sois valientes!”

Aún no había comprendido de todo por qué Yuki se había desmayado, ni la tensión extraña entre las chicas que había notado en el vestíbulo, pero no quería pecar otra vez por curiosidad y decidió no indagar más en el asunto.

Valientes no sé, pero afortunadas.... eso sí -dijo Yaya -. Si hubiéramos vuelto a encontrarnos con la hermana, nos castiga durante todo el año por lo menos sin salir del cuarto.

Yaya miró a Yuki con orgullo.

Pero Hana-chan ha sido muy valiente. Tenía mucho miedo y aún así ha venido. ¡No es genial! -y tras la exclamación, la abrazó con fuerza.

Me sonroje mucho al oír a Yaya reír después de decir que "casi me dio algo" cuando nos encontramos con la hermana -Gra-gracias po-por pre-preocuparte...- le agradecí a Akagi cuando dijo que se alegraba de que estuviera mejor.

Cuando Yaya hablo del castigo de un año, no pude evitar asustarme al pensar en lo que habria pasado y... -Aun nos podemos encontrar con una a la vuelta...- pensé asustandome más. Y peor fue el susto que me pegué cuando Yaya me abrazo llamandome valiente. Hasta pegué un botecito del sobresalto. Y ya lo de siempre: temblores, la cara roja, respiración entrecortada, un fino hilito de sangre por la nariz... y también resignacion, porque ya estaba interiorizando el hecho de ser tan abrazable para todas y debía empezar a acostumbrarme.

-Oigan, oigan, ¿De que habláis? Todos sabes que Hana-chan es valiente, además, el valor es sobreponerse al miedo y hacer las cosas aún a instancias de este... Bueno, al menos es así en el teatro-

Dije mientras mientras espero sentada en mi lugar, con una sonrisa de oreja a oreja, esperando que en algún momento pueda llegar Ayako. 

Hina permanecía en silencio mientras alternaba su mirada avellana con las presentes, dibujando pequeñas sonrisas conforme las escuchaba hablar mientras ella frotaba sus manos lenta a la vez que delicadamente, algo nerviosa sin lugar a dudas por estar en la fiesta y con ganas de empezar a la vez de que todas llegasen sin dificultades. Al escuchar a Yaya-chan y sus aventuras para llegar hasta la habitación ahogó un pequeño quejidito agudo, llevándose una manita a los labios al saber que se toparon de frente con una de las hermanas nada más salir de la habitación.

-Va-vaya... por suerte... Rubí-chan es la más valiente de las dos... con ella no po-podía tener miedo, no del todo...- Dijo con voz suave y susurrante casi sin hacerse notar por encima de las conversaciones de las demás y esbozó una sonrisa algo más amplia al ver el abrazo que Yaya le dedicó a Yuki. No obstante se preocupó al ver su estado luego de tal intenso abrazo inesperado y tuvo el impulso de ponerse en pie para aproximarse hasta ella, pero finalmente se quedó en el mismo sitio sin moverse mientras parpadeando con lentitud miraba a todas las demás.

El gesto de Akagi tampoco pasó desapercibido para Hina que llegó a dejar libre una tenue risita nasal casi inaudible, antes de posar ambas manos sobre su regazo y acomodarse de mejor forma sobre el cojín. Lo cierto es que los pastelitos y las pastitas tenían muy buena pinta y sin duda ella también estaba tratando de localizar algún preferido o especial a sus ojos. Ciertamente se sentía muy cómoda con las chicas en la pequeña habitación, como en su propia casa y sin necesitar nada más ahora mismo que la compañía de todas y cada una tan solo. 

Tamao decidió que ya eran suficientes. No sabía a cuánta gente habrían invitado Ran y Harumi, pero no era plan de esperar demasiado, así que...

Bueno, creo que voy a servir ya el té -dijo. 

El agua estaba hirviendo desde hacía un buen rato, pero Tamao había decidido mantener el fuego un poquito encendido mientras esperaban a la demás, para que no se enfriase. Apagó el fuego, echó varias cucharadas de té dentro de la tetera, y mientras tanto, con una sonrisa, invitó a todas a empezar.

-El té tardará unos minutos, pero podéis empezar a comer las pastas. Espero que os gusten.

“Muchas gracias, Tamao-chan”, dijo Ran muy educada, y al oír pronunciarse la palabra ‘pastas’ dio como un respingo interior, pero se contuvo y tragó la saliva que se formó por reflejo instantáneo en su boca.

Sólo unos cuanto momentos antes casi, casi se había olvidado de sus buenas modales, había estado a dos dedos de lanzarse sobre los manjares y comer como un cerdo bajo las miradas críticas de estas chicas refinadas, así que, para entrenarse, ahora soló miró fijamente a las pastas sin tocarlas. Habrá tiempo más tarde… más tarde… más tarde…

Se lo repitió como un mantra, sintiendo de ganar al par en fuerza interior. O así se lo imaginaba.

Yaya escuchó la palabra "pastas" y rápidamente soltó a Yuki para coger una.

-Genial. Gracias, Tamao-chan -dijo, agarrando una y metiéndosela entera en la boca, ante la sorpresa de todas.

-Edtad buedísibas, Tamao-chan, Noriko-chan.

La fiesta le generaba emociones encontradas, esa misma tarde estaba segura de que no hubiera ido por ningún motivo. Se veía a si misma como un estorbo entre sus compañeras. Pero la charla de Amane le había levantado un poco el autoestima, y realmente se sentía con interes de intentarlo de nuevo. -Taiga vienes? - preguntó a su compañera de cuarto a la vez que se asomaba por la puerta a ver si veía a alguien.

Rebecca Evans. No deberías salir de noche. Te vas a buscar problemas. Así que no, me quedo aquí, y tú también deberías, pero haz lo que quieras.

Taiga se volvió de espaldas y se puso a estudiar, dejándote con tu conciencia.

En cuanto saliste, viste a una de las hermanas cogiendo la esquina del pasillo. No estaba mirando hacia a ti, así que si te dabas una carrera, todavía podías alcanzar el otro pasillo y que no te viese, o volver adentro, claro.

No pude evitar soltar un suspiro aliviado después de que Yaya me soltó del abrazo... y como siempre, me volví a sentir mal por ello. Que son abrazos, no son nada malo... solo que a mi me sientan no demasiado bien de momento.

En fin, poco a poco iba recuperando un color no rojizo en la cara, y me limpié el hilito de sangre de la nariz mientras me acercaba a la mesa para tomar el te que Tamao estaba sirviendo y probar esas pastas. Me senté al lado de Yaya en uno de los cojines libres -Co-con vu-vuestro pe-permiso...- dije al tomar asiento por educación. Ya se que teníamos permiso... pero por si acaso.

Tomé una de las pastas y le di un pequeño mordisco para probarla y paladearla -E-están mu-muy bu-buenas... gra-gracias...- les agradecí además de decirles que estaban muy ricas. Entonces, vi como Yaya dijo lo mismo... creo, pero con la boca llena de la pasta entera que se había comido -N-no de-deberías ha-hablar co-con l-la bo-boca lle-llena... cu-cuesta e-entenderte...- le comenté a mi amiga, sin mala intención ni nada.

Estaba como en una nube, con una sonrisa tonta, me reía en silencio soñando despierta. De vez en cuanto me sonrojaba, daba una vuelta en la cama y volvía a sonreír inmersa en mi mundo. Fue el sonido de un mensaje la que me sacó de mis ensoñaciones. Miré mi móvil y, mientras respondía rápidamente, Mitsuki-chan me pidió que la ayudara con la trenza.

- Claro, soy muy hábil con los peinados - tomé un cepillo y comencé a peinarla gentilmente - tienes un pelo muy bonito. ¿Quieres que te haga una trenza floja o que quede más prieto?

Mensaje:

Yo también te echo de menos <3 Estoy ayudando a Mitsuki-chan a peinarse y cuando termine supongo que iremos hacia la fiesta de té? 

Me gustaría quedar contigo antes en algún lugar, pero es arriesgado. ¿Te parece bien si nos encontramos en la fiesta en unos pocos minutos?