Partida Rol por web

Yaya se cambió los calcetines y cogió unas zapatillas antes de salir del cuarto con Yuki. Una cosa era pasearse por los pasillos con ropa de cama y otra, dejar una mala impresión.

En realidad, cuando salieron, se dieron cuenta de que algunas alumnas estaban también en bata, hablando en las puertas de sus cuartos, o haciendo deberes, con las puertas abiertas.

-Mira, no somos las únicas -le susurró Yaya a Yuki, señalando los pijamas infantiles que tenían muchas de las chicas. Se veía que todas eran muy parecidas en cuanto a sus costumbres y gustos.

Finalmente, llegaron hasta el cuarto de Mai y Mitsuki y golpearon en la puerta.

Cuando ya estaba terminando mis deberes escucho que llaman a la puerta, me levanto y voy abrir, claramente abro la puerta de par en par por si es una monja que vea que no estoy haciendo nada malo, pero a mi encuentro aparecen Yuki-chan y Yaya-chan en pijama y camisón.

-que pronto os ponéis el pijama ¿no? -digo mientras me aparto invitándolas a pasar.

Cuando la peliblanco pasó al lado de Momomi, no ignoró la mirada furiosa de la castaña, no pudiendo evitar mostrarse un tanto culpable frente a tal mirada, debiendo de mirar al frente para continuar su camino y teniendo que reprimir sus sentimientos en ese instante. Estaba claro que Momomi se había enojado con ella por el hecho de que Fran había decidido ignorarla, si bien no le quedaba otra opción. No podía presentarse ante ella como si no hubiera sucedido nada. Había sucedido algo y a la guitarrista se le hacía difícil mirarla a los ojos o incluso poder hablarle. Aún más cuando la veía con Mitsuki a su lado. Se había hecho una ilusión, una que no habían tardado en aplastarla por completo con la verdad. Incluso si la castaña le había dicho lo que realmente sentía, eso no quería decir que fuera algo agradable de oír para la joven rebelde.

De cualquier modo, no tardaron mucho en dejar al resto de las chicas atrás, algo que ayudó a brindarle un poco de alivio a la mente de la peliblanco, incluso si sería algo temporal, hasta que tuviera que ver a Momomi en la clase al día siguiente, o en el comedor... Sabía que tenía que superarla cuanto antes pero... era un poco difícil cuando aún sentía algo por ella. No era como si pudiera tirar a la basura todo lo que no le gustaba o quería olvidar. Aún así, por el momento, estaba mejor, ahora que había podido alejarse de la castaña y centrar su atención en sus amigas. Lo de Ayami había sido bastante oportuno, algo que tendría que agradecerle luego, tal vez con una buena dotación de helado, ya que también se alegraría mucho al verla sonreír contenta. Después de todo, la alegría era contagiosa, y eso era algo que la guitarrista necesitaba.

Mientras pensaba en ello, aún corriendo en dirección al comedor, la voz de la pelirrosa la sacó de sus pensamientos, haciendo que se detuviera en sus pasos. Ahora que lo pensaba... era muy temprano para cenar, y dudaba mucho que pudieran hacerlo a cualquier hora, si se tenía en cuenta que para eso debían de juntarse todas las alumnas en el comedor, a la vez que esperaban la aparición de las Étoile. Por otro lado, era verdad que debían de hacer sus deberes... y, por lo que le había mostrado Momomi antes... ella tenía muchos deberes que hacer, lo que significaba una completa molestia para Fran. Aún así, no había duda que debía de hacerlos, no sólo porque haría enojar a Shion, y no quería verla enojada, sino también porque de lo contrario era posible que no le permitieran asistir al club de esgrima o a cualquier otro hasta que no cumpliera con sus responsabilidades. Al pensar en ello, no pudo evitar suspirar frustrada.

- Sí... queda mucho aún. Y es verdad, deberíamos hacer los deberes... - Reconoció al final a Hina, quien aún estaba siendo cargada por la peliblanco cual saco de patatas, si bien a Fran no parecía molestarle demasiado, incluso parecía disfrutarlo, lo mismo que a la pelirrosa. - ¡Decidido! ¡Vamos a mi habitación y hacemos los deberes! - Dijo con clara confianza, como si estuviera preparada para pelear contra su mayor enemigo, contra aquello que era un claro obstáculo en su vida escolar. Nada evitaría que ella participara en el club de esgrima, o en cualquier otro club al cual deseara apuntarse. - Eh... tú me ayudaras, ¿verdad, Hina? - Preguntó un tanto nerviosa ante la idea de que ésta no la ayudara, si bien eso no evitó que continuara caminando hacia la habitación de Ayami y ella mientras esperaba la respuesta de la chica. - No te preocupes, Ami-chan. También te ayudaremos con tus deberes. - Aseguró a su compañera de cuarto, ya que no dejaría que hiciera aquello sin su ayuda, incluso si la guitarrista no podía ser de mucha ayuda en esa clase de cosas... ¡pero para algo la tenían a Hina! La pelirrosa parecía más estudiosa que Fran.

Mitsuki asintió, aunque estaba algo distraída pensando en la posibilidad de tener un cuarto para ella sola. La chica nunca había tenido demasiada compañía, por lo que estaba acostumbrada a tener todo el espacio que necesitara para ella misma, aunque se había prometido que aquel año la cosa cambiaría. Y así había sido, de momento había hecho buenas migas con Mai gracias a que era su compañera. Lo de Momomi era otra historia.

-Claro, vámonos.

La impresión que daban los pasillos era bastante diferente por la tarde y por la noche. Pese a que en aquel momento estaban bien iluminados y llenos de estudiantes, no olvidaba la adrenalina que sintió en la reunión nocturna, cuando los recorrían las monjas en busca de rebeldes que castigar. Cuando llegaron a la puerta de su habitación, Mitsuki llamo suavemente con los nudillos a la puerta para avisar a Mai de que iba a entrar.

-¿Mai-chan? Con permiso. Vengo con Momi -anunció. 

Cuando salimos de nuestra habitación, me sonroje un poco cuando me di cuenta de que lo había hecho aún en bata y zapatillas... pero cuando Yaya me hizo entender que mas alumnas llevaban ropa cómoda, parecida a la mia... me calmé algo más -Gra-gracias Yaya...- le agradecí que me lo hiciera notar... si no fuera con ella seguramente hubiera caminado todo el rato incómoda por ir hasta allí.

Entonces nos presentamos delante de la puerta de Mitsuki y Mai, donde nos recibió la segunda haciendo una broma sobre nuestro atuendo -No-no e-es u-un pijama... e-es una ba-bata- le dije algo roja, aunque cuando vi que nos invitaba a pasar negué con la cabeza -N-no que-queremos pa-pasar... gra-gracias po-por el o-ofrecimiento...- le dije a la chica, intentando no ser maleducada o descortés -Ve-veniamos po-por si... no-nos podríais pre-prestar la-las cosas pa-para pre-preparar u-un te en nu-nuestro cu-cuarto... s-si no os i-importa cla-claro- le dije con mucha timidez por pedirle cosas.

Yuki fue la que hablo, me sorprendió que no pasaran no sabía que opinión tenían estas dos chicas de mi exactamente ya que habíamos hablado poco por lo que simplemente sonreí cuando me pidió los utensilios para hacer el té.

Deje la puerta abierta mientras iba a buscar mi segunda tetera, la cual estaba guardada en el armario, esta era de porcelana rustica de color ocre y con detalles japoneses con ramas de cerezos, además de eso busque un par de bolsitas de hojas de té ya que supuse que si habían venido a por la tetera tampoco tendrían hojas de té.

Volví a la puerta y les ofrecí la tetera con las dos bolsitas:

-si destapas la tapa de arriba tiene un colador donde se ponen las hojas, normalmente se ponen un par de hojas y eso te da como para unas cuatro tacitas, aquí tienes un par de bolsas con hojas de té, despues se llena la tetera de agua y se deja reposar unos minutos hasta que debido al agua caliente ha soltado el té, ahora os traigo las tazas-explique a las dos muchachas de Spica.

Las tazitas de té de ese juego tan rustico eran bastante pequeñas, muy típicas japonesas:

-no os preocupéis por devolvérmelas me fio de vosotras, tengo otro juego muy parecido por lo que podéis tardar en devolvérmelo-dije y añadí -también se leer el futuro en las hojas de té, por si os interesa-

-¿Mai-chan? Con permiso. Vengo con Momi 

En ese momento, entraron Mitsuki, que había llamado a la puerta y avisado, seguida de Momomi.

En la habitación estaban Mai, con Yuki y Yaya, y parecían tener una tetera en la mano.

La chica nos sonrió después de la petición, por lo que parecía que se lo había tomado bien. La chica entró en su cuarto dejándonos la puerta... y después de esperar un poco, nos trajo a las dos un juego de te muy bonito. Se parecía al juego de te que tenía mi abuela, bastante decorativo a la vista... quizás hasta podría usarlo para hacer alguna foto que otra bastante bonita. La chica se tomó la molestia de enseñarnos como funcionaba el equipo del te, para poder prepararlo con facilidad en nuestro cuarto -Mu-muchísimas gracias por la e-explicación Mai-chan... cu-cuidaremos bi-bien de tu ju-juego de te- le dije a la chica mientras seguía oyéndola -¿Le-leer las ho-hojas del te...? Que i-interesante... s-si t-te o-ofreces lo pro-probaremos en otro ra-rato...- le dije. La verdad es que me pareció muy curioso... que yo sepa nunca he conocido a alguien que lea el futuro.

Y entonces, tras nosotras, entraron en la habitación tanto Mitsuki como... ¿Momi? ¿Se referiría a Momomi? Me giré y luego las vi ya habiendo ingresado en la habitación. Cuando me di cuenta de que nos vieron con bata rojo a lunares y pantuflas verdes de bichitos a mi y a mi amiga con un camisón y zapatillas... pues me puse colorada, aunque no estuvieramos haciendo nada -Ho-hola Mitsuki-chan... Momomi-chan...- las saludé con timidez a las chicas que habían venido -Ha-habiamos ve-venido a pe-pediros e-este ju-juego de te de Mai, para prepararnos u-unas ta-tazas... e-espero no te i-importe- le expliqué a las chicas para que lo supieran... y esperaba que Yaya dijera algo, me daba cosa hablar yo sola.

Rubí miró al trío y comentó con un poco de rubor en sus mejillas:

¿P-Podemos hacer los deberes las cuatro juntas?

Esperó que ellas fueran las que le invitasen, pues no le gustaba 'encalomarse' o 'solaparse' en las quedadas de otras personas cuando tenían planes ya... ¿confirmados?

-no os preocupéis por devolvérmelas me fio de vosotras, tengo otro juego muy parecido por lo que podéis tardar en devolvérmelo-dije y añadí -también se leer el futuro en las hojas de té, por si os interesa-

Muchas gracias, Mai-chan -le respondió Yaya, casi a la vez que Yuki, y también al igual que ella, se mostró interesada porque pudiera leer las hojas de té, aunque no sorprendida. Después de saber que hacía lectura de cartas, lo encontraba perfectamente de su estilo.

En ese momento, entraron Mitsuki y Momomi. Ésta última llevaba su libreta y libro en la mano, así que supuse que venían a hacer los deberes.

-Hola, Mitsuki-chan, Momomi-chan (¿Momi?) -les saludó Yaya. Yuki les explicó con su encantadora timidez para qué estaban allí y ella pensó que empezaba a haber mucha gente, y que lo mejor era marcharse.

-Bueno, nosotras nos vamos ya -dijo. Después miró a Mai... y finalmente, a Mitsuki y Momomi -. Muchas gracias de nuevo, Mai-chan. Espero que no os cueste hacer los deberes.

Y aprovechando que la puerta aún estaba abierta, ella y Yuki salieron para regresar a su cuarto.

Tras esperar lo que ella consideraba un tiempo prudencial, y viendo que Mai no había pedido que no abriera, Mitsuki giró el pomo de la puerta. Y lo que vio no pudo ser más sorprendente. Ambas estaban vestidas con ropa cómoda de ir a dormir, y Yuki tenía unas simpáticas zapatillas verdes con un animalito. Como era esperable, la pobre chica se puso roja, y con ella Mitsuki, como si se tratara de un camaleón. 

Aunque todo aquello tenía una explicación más que razonable, pues las chicas de Spica solo habían ido a pedir una tetera. Aquel juego de té era de Mai, así que ella no tenía nada que decir al respecto. -Claro, una taza de té es muy relajante. Seguro que nos viene bien después del primer día -se recompuso y trató de no mirar demasiado descaradamente a las chicas y sus pijamas. No sabía cómo se había tomado Yaya que hubieran llegado, pero no parecía excesivamente contenta. -Es una lástima que tengáis que iros ya. Espero que podamos vernos más tiempo en otro momento -se despidió, cortés. 

-Mai-chan, Momomi y yo teníamos pensado hacer ahora los deberes. ¿Quieres unirte a nosotras? -Pese a que Momomi tenía una habitación para ella sola, había sido la muchacha la que había sugerido que fueran al cuarto de Mitsuki. Lo más probable era que Momomi supiera que Mai iba a estar allí, y que no le molestaba. Lo que pensara su compañera de piso ya era otra cosa. 

Tras la carrera no tardaron en llegar a los pasillos de dormitorios, había ido en "modo saco" todo el trayecto, pero acababa de caer en la cuenta de que tal vez estaría cansando a Fran. Dándole unos toquecitos en el hombro esperó a que la bajase, mientras sonreía de oreja a oreja. - ¡Gracias por llevarme Fran! A-aunque no tendrías que haberte molestado, ¡me tengo que poner en forma igualmente sino seré un estorbo! - comentó poniendo los brazos en jarra, luego soltó una risita y escuchó a la peliblanco. - ¡Por supuesto! ¡Sí! - respondió asintiendo varias veces, ilusionada con la idea. Hacer los deberes sola podía hacérsele cuesta arriba a cualquiera, pero entre más mejor. Y entonces, se dio cuenta de que allí estaba Rubí.

- ¡Rubí-chan! - la saludó alegre dando varios pasitos hasta acercarse hasta ella, ahora parecía más tranquila que en la comida, por lo que en cuanto preguntó aquello, Hina se volteó mirando a Ayami y Fran, - ¿Podemos? - mientras ponía ojitos de corderito, esperando que aceptasen a estudiar las cuatro. - ¡Ah la libreta! Vamos al cuarto rápido, ¡e-enseguida volvemos! - recordó que tenía sus cosas en la habitación, con su estuche y todo. Tomó a Rubí por el brazo y esperó a que las presentes estuvieran de acuerdo, para irse con ella a por las cosas. Y entonces solo quedaría volver al cuarto de Fran y Ayami y ponerse con los deberes. ¡Entre cuatro iba a estar chupado! ¡Seguro!

Asenti a las palabras de mi compañera de cuarto, que me sacaba del gran grupo de gente que éramos ahora desde mi punto de vista -Bu-bueno... no-nos va-vamos ya... e-eso, mu-muchas gra-gracias Mai-chan... y ya no-nos ve-veremos o-otra vez chi-chicas... a-adiós Mitsuki-chan, Momi-chan...- me despedí de ellas... pero nada más lo hice, me di cuenta de algo que me puso colorada del todo -¡Momomi-chan! ¡Que-quería de-decir Momomi-chan! ¡Pe-perdón...!- me disculpe con varias reverencias pidiendo disculpas por usar ese nombre que oí sin querer. Era muy incómodo para mi, por lo que me fui con Yaya lo más rápido que pudiera. ¡Que vergüenza!

Pronto Fran me avanzó incluso cargando a Hina pero no muy tarde pararon y me reenganché al grupo junto con Rubí, cogí aire para volver a llenar mis pulmones y después esbocé una sonrisa para todas.

 Cuando Hina trató de sacar músuculo le seguí dando puñetazos al aire, dándonos ánimo -¡Ni el club ni los deberes podrán con nosotras!- pronuncié seguidamente. -¡Y Claro que podéis venir! si no os importa estar algo apretadas- afirmé antes de esbozar una gran sonrisa ante la intención de mi compañera de cuarto de ayudarme con la tarea mientras asentía en señal de agradecimiento -os estaremos esperando- me despedí del resto mientras agitaba todo mi brazo en alto de un lado a otro.

En el momento en el que sintió los toquecitos sobre su hombro por parte de la pelirrosa, no dudó en detener sus pasos, mientras mantenía una sonrisa de alegría ante el hecho de poder pasar un poco de tiempo con sus amigas. Parecía que Hina deseaba decirle algo, por lo que la escucharía como correspondía. - Ah... perdón, Hina. Ya es costumbre. - Se disculpó un tanto avergonzada al notar que nuevamente la había estado cargando, aunque no como una princesa, ésta vez, principalmente porque había sido más para cubrirse el rostro y poder evitar a Momomi, que otra cosa. - Sí, supongo que tienes razón. Aunque si te quieres divertir de nuevo, me lo pides. - Le aseguró de buen humor, antes de dejar que su amiga pusiera nuevamente los pies sobre el piso, ya que se lo había pedido. Después de todo, no era su intención cargarla si la pelirrosa no lo deseaba. Además del hecho de que Fran respetaba a las personas que se querían valer por sí mismas y hacer un esfuerzo para mejorar en algo.

Tras bajarla, la pelirroja, Rubí, llamó su atención. No había notado su presencia anteriormente, pensando que ésta se había quedado atrás con el resto, ya que la joven rebelde había salido corriendo para evadir a Momomi. Sin embargo, parecía que Rubí deseaba unirseles a hacer los deberes, por lo que la peliblanco sonrió complacida antes de asentir encantada con la idea. Además, Rubí era mayor que ellas, por lo que no debía de tener mucho problema en ayudarlas con sus deberes... ¿verdad? La guitarrista no pudo evitar suspirar ante la idea de tener que enfrentarse a aquel mal siniestro que la acechaba... odiaba estudiar con toda su alma, y, sobre todas las cosas, el tener que hacer la tarea. Esa clase de cosas eran dignas de otras épocas, y deberían de quedar en el pasado. Ella sólo quería tocar su guitarra, cantar, practicar deportes... divertirse. El estudio era igual a perder años de tu vida en tonterías que ni siquiera servían para alegrarte.

- ¡Claro que puedes! Es más, tú también puedes ayudarme con los deberes, Rubí. - Le aseguró contenta, sin dejarle mucha vía de escape ante su propuesta, como si realmente quisiera que la ayudara. No quería tener que perderse las actividades del club sólo porque las profesoras se habían puesto en su contra por no hacer la tarea. Además, Hina parecía querer que las acompañara también, así que no veía razón para negarse. De seguro se divertirían mucho más... o eso esperaba... no estaba segura si, incluso con la compañía de sus amigas, se divertiría haciendo algo que odiaba con toda su alma. - ¿Cómo que apretadas? Hay lugar de sobra para las cuatro. Aunque... yo me pondré cómoda en mi cama... una vez que me libre de este tonto uniforme... - Le aseguró a su compañera de cuarto, ya harta de tener que llevar esa vestimenta tan insoportable y que la representaba muy poco.

- Ah, sí. Vayan a buscar sus cosas y nos juntamos en mi habitación para hacer los deberes. - Asintió sin problema al escuchar las palabras de Hina, que parecía que se había dejado su libreta en su cuarto, al igual que lo había hecho Fran en su momento, tras regresar de las clases... o más bien la clase que se había saltado, claro.  - Ven, Ami-chan. Vamos a ponernos cómodas antes de que ellas lleguen. - Le indicó a su querida amiga, antes de levantarla del piso como había hecho con Hina antes, en el momento en el que Ayami agitaba su brazo de una manera tan mona, que parecía incentivar a la peliblanco a darle muchos cariños de lo adorable que se veía en ese mismo instante. Ahora era el turno de su compañera de cuarto para ser cargada. Por suerte eran lo suficientemente ligeras y pequeñas como para poder hacer eso sin mucho problema. - ¡Nos vemos en nuestro cuarto! - Exclamó en el momento en el que comenzaba a correr hacia donde se encontraba la habitación de ambas, despidiéndose de las otras dos de manera temporal hasta que éstas regresaran con sus cosas.

Empecé a pensar que los grupos de máximo cinco personas podían poner nerviosa a Yuki-chan por lo que seguramente no asistiera a los eventos grandes del colegio y las cenas igual le ayudaban a compensar ese miedo a las multitudes porque seguramente serian obligatorias.

-No hay de que, disfrutad del té. Cuando queráis hacemos una ceremonia del té y os leo las hojas-les dije a las dos.

Mitsuki y Momomi entraban en ese momento para hacer los deberes, ¿Qué habrán estado haciendo mientras yo estaba aquí? Mejor no pregunto puedo imaginármelo…pensé para mi escuchando como Mitsuki comentaba que quería hacer los deberes a lo que contesté:

-yo ya los he terminado… ¿necesitáis ayuda? -pregunte, mi intuición me decía que por lo poco que conocía a Mitsuki seguramente fuera Momomi la que hubiera planeado ir al cuarto pensando que yo estaría por aquí, ¿por que están aquí? Mitsuki preferiría estar a solas con ella, mejor que vaya a dar un paseo y así buscar las habitaciones de las demás.