Partida Rol por web

La nave de carga modelo Swan atravesó la atmosfera de aquella luna llamada Dreeden perteneciente al planeta Beylix. Parece mentira que haya pasado casi un año desde que la visitaron por última vez. Aunque las cosas no salieron muy bien en aquella ocasión, cuando por un, según Zed, roce sin importancia con un "capo" peligroso de los bajos fondos del lugar los tripulantes del Sylvana tuvieron una buena pelea con la banda y tuvieron que salir por patas de aquel lugar.

Todos esperais que aquel asuntito esté olvidado, o al menos, que no os topeis con ese tipo.

La nave aterriza en los abarrotados muelles. La luna de Dreeden es un gran centro de comercio de los planetas fronterizos y casi siempre está abarrotado de gente en busca de gangas.

Jack se encontraba a los mandos de la nave, recto y concentrado en su silla, calculando el sitio idoneo para aterrizar.

Megan se encontraba en el almacén donde distribuía el espacio y sacaba, en cajas, lo poco que pudieron comprar en Persephone, en el cual se colaron gracias a Aisha; los objetos comprados en Persephone multiplicaban por dos su precio en las lunas como Dreeden y sin duda, sacarían un buen pellizco.

Mac tras poner apunto el motor y darle un trago a su botella, se apresuró en ayudar a Megan con las cajas.

El doctor Shard también ayudaba en el almacén como bien podía, de todos era sabida la discapacidad del hombre pero no suponía niguna molestia para él mover algunas cajas y colocarlas en la burra.

Aisha se peinaba ante un espejo y se apuraba en estar lista para salir. Quizá podría comprar algo que le fuera bien para su trabajo allí. La chica se levantó y salió de su camarote, por un momento, todos los hombres de la sala dejaron a un lado el trabajo para dedicarle una mirada.

Zed, en su linea, estaba sentado sobre la mesa de billar de la sala común, con sus armas en frente, dándole los últimos repasos a estas antes de salir, aun tenía fresca en la memoria aquel incidente desafortunado, y no pudo evitar reprimir una pequeña sonrisa al recordarlo, aunque le duró poco, la mirada poderosa, clara y fija de Reaver le inquietaba.

Y no era para menos.

La joven se encontraba sentada en el suelo, con las piernas recogidas, mirando fijamente al duro mercenario, aunque su mente estaba en otra parte. Solo ella sabía donde y en que momento.

La gran puerta trasera de la nave empezó a abrirse, el aire fresco de la ciudad entró en el transporte, los tripulantes agradecieron eso en ese momento mas que un buen vino. La puerta cayó pesadamente contra el suelo del muelle. Fuera podian ver la gente ir y venir, cargaban mercancias en las naves, curioseaban en los múltiples puestos y demás. Las clases altas y bajas se entremezclaban como pocas veces podían verse.

Jack gira sobre sí en el asiento del panel de mandos, se impulsó luego sobre la puntera de su desgastada bota para ponerse en pie y anduvo hacia el puente de mando, por el camino, cogió del perchero de la puerta su casaca marrón: iba a haber movida, seguro.

El piloto bajó por la escalera de hierro, haciendo ese sonido característico de la bota pisar el metal. Se alzó el cuello de la chaqueta justo cuando llegó al almacén, donde estaban todos.

-En fin. ¿Que haremos? yo voy a ver si negocio un buen trabajo. Nos estamos quedando sin dinero para el combustible. ¿Ustedes?

Jack introdujo las manos en los bolsillos de la chaqueta y miró al grupo.

-Iré a vender estos objetos, intentaré sacar un buen precio.

Dice mientras cargar una de las cajas en la burra. Si consiguen vender todo eso, seguro que les llega para comprar mas combustible y para posibles reparaciones de la nave.

-Alguien viene conmigo o prefiere buscar problemas en la zona? Bueno... a eso seguro que Zed se apunta. 

Baja por la rampa y cierra los ojos para respirar profundamente, aire puro..  Sonrió.

- Te acompaño yo, así de paso echo un vistazo a los puestos.. Tengo que comprarme algunas cosas.

Se detiene una vez abajo mirando al resto de compañeros. Como siempre, llevaba esos vestidos tan bonitos y exóticos, de telas finas y de varios colores. El pelo hoy lo llevaba recogido y una cadena caia sobre su frente.

-Bien.

Acaba de cargar las cajas con ayuda de los otros, coge sus dos armas y las coloca en los arneses que tiene en los muslos, uno en cada, y luego se coloca la chupa negra de cuero que le llega hasta los tobillos.

-Vamos, Aisha.

Se sienta y arranca, espera a que Aisha esté montada para salir de allí.

-Si alguien más quiere venir, aun está a tiempo.

Desde su posición de Loto, Reaver agitó las rodillas inquieta y se mordió el labio inferior con nerviosismo. Miró a Megan y Aisha y después volteó a mirar a Zed. Volvió a mirar a las chicas y de nuevo a Zed. Parecía muy agitada. Se llevó ambas manos a los lados de la cabeza e hizo un mohín de sufrimiento.

—Compras, problemas, compras, problemas. Decisiones… decisiones —murmuró.

Levantó la cabeza y miró al techo. Suspiró profundamente y después se puso de pie con un ágil salto. Miró a las chicas con una expresión de contrariedad y jugueteó nerviosa con el cuello de su estropeada sudadera.

—Realmente necesito un vestido nuevo y dulces y… y… un pony, pero…

Echó un vistazo a Zed.

—No puedo dejar sólo al grandullón. Se meterá en problemas y ¿qué va hacer sin mí? —meneó la cabeza—. Lo siento, chicas.

Corrió hasta la caja sobre la que Zed acomodaba sus armas y se sentó en ella, de un salto.

—Parece que seremos sólo tú y yo —Anunció alegremente.

Se fijó en una enorme pistola, que descansaba sobre el cajón.

—¡Oh, ven con mamá!

Cogió la pistola y apuntó a Zed con ella, cerrando un ojo para ver mejor por encima de la mira. El arma temblaba en sus pequeñas manos, que apenas tenían fuerza suficiente para sostenerla con algo de firmeza y la punta del cañón oscilaba cerca de la cara de Zed.

—¡PUM! ¡PUM! —exclamó Reaver, imitando el sonido de los disparos.

Mientras la Silvana se acerca a su destino, preparándose para el aterrizaje, Zed se encuentra sentado en la sala comino, con su cuchillo en una mano y la piedra de afilar en otra, sacando filo a su cuchillo ante la mirada de Reaver, la cual le incomoda bastante, pese a hacer de cuenta que la ignora.

Lo cierto es que la presencia de aquella muchacha comienza a molestarle... hace meses ya que hicieron aquel trabajo en el cual supuestamente tendrían que rescatarla, y sin embargo aun siguen con ellos, no han visto ni un centavo por parte de sus contratadores, y eso le molesta. No trabaja por caridad.

Vuelve a escupir la piedra de afilar mientras piensa en todo aquello.

Zed aparece en la zona de carga mientras la puerta de la nave se abre lentamente, dejando entrar algo de aire fresco y luz a aquel lugar, cosa que Zed agradece, aunque prefiere un buen trago. Mientras se acerca se puede ir el “Click” que produce un arma cuando se corta el cartucho, y se ve como guarda a la “indolora” en la funda de su cinturón mientras termina de revisar el resto de sus juguetes... no espera llevar todos, mas bien los usuales, mas en un lugar como aquel, en donde no es bueno ir “demasiado” armado. Aunque nuevamente Reaver hace acto de presencia, cosa que le pone bastante incomodo.

- ¡Dame eso! - exclama por lo bajo, con su característico mal humor, mientras de un manotazo le quita el arma de las manos y la pone en su lugar, junto a sus otros “elementos de trabajo” los cuales guarda dentro de una funda, algo parecido a un tapete viejo en donde las esconde.

No piensa dos veces la pregunta de Jack, ignorando las palabras de Reaver, cosa que ya se habia resignado a hacer. Usualmente, “buscar trabajo” trataba de centrarse en algun tugurio de mala muerte a esperar una oferta... muy del estilo de Zed, al menos mejor que ir “de compras”. Ademas, con suerte, y viendo los lugares en los que tendrían que escavar para encontrar un trabajo, podría encontrarse con los tipos con los cuales tuvo aquel incidente hace tiempo... algo de revancha nunca viene mal.

- No me interesa ir de compras – contesta mientras mira hacia fuera y se acomoda el cinturón, antes de echarse a andar hacia fuera - ¿Quien sabe? Tal vez podamos conseguir algún trabajo ahí fuera, y cobrar por él, ¿se imaginan eso? - dice con cierto tono irónico, aunque aquello no sea su fuerte y muchas veces sea mas evidente de lo que pretende. Y en ese caso lo es, puesto que deja en evidencia su postura acerca del trabajo de Reaver, postura que no a tardado en hacer conocer al resto de la tripulación desde hace tiempo. Hecha una fugaz mira a Jack mientras pasa a su lado y baja por la rampa de la nave hacia el exterior.

Yo voy contigo, capitán. Dice Mac mientras se acerca a Jack, calándose el sombrero. Sylvana no necesita de piezas nuevas... pero nosotros sí necesitamos algún trabajo nuevo. Mientras habla, se esconde un revolver de cañón largo en la cadera, disimulado por la ropa. Sonriendo añade: Y ya sabemos los problemas que eso suele suponer.

Antes de que puedan terminar de organizar el trabajo, Reaver se desliza hasta Zed y, juguetona, le apunta con una de sus pistolas, que tiembla entre sus delgadas manos. ¡Reaver, estate quieta! En cuestión de segundos, Zed la desarma y todo vuelve a la calma... aparentemente. Joder, esta niña es un peligro... es cierto que debemos darle protección... pero eso no implica que exista una confianza.... Joder, algún día puede que terminemos todos muertos en sus manos... Reaver es una de las personas que más inquieta a Mac, es tan especial que le desborda.

Doctor, ¿no le ha dado el tratamiento o qué? Si esto llega a pasar en la calle con un desconocido... Mac lanza una mirada recriminatoria a Nathan, aunque en el fondo sabe que el tipo hace todo lo que puede por contener a la chica. Pobre Doc, la chica es toda una carga para él...

¡Oye! —se quejó Reaver, en vano, cuando Zed le arrebató el arma de un manotazo—. Necesito un arma. ¿Sabes lo difícil que es matar gente a mordiscones? Créeme, lo he intentado.

—¡Reaver, estate quieta! —ordenó Mac—. Doctor, ¿no le ha dado el tratamiento o qué? Si esto llega a pasar en la calle con un desconocido...

Reaver abrió los ojos con expresión de entusiasmo.

—¿Puedo hacerlo en la calle con un desconocido?

Zed anunció que se iría a recorrer la ciudad en busca de algún negocio.

Reaver asintió enfáticamente a sus palabras.

—Así es. Vosotras id a hacer las compras, chicas —les dijo a Megan y Aisha—. Zed y yo iremos a beber, a jugar a las cartas y a iniciar una pela de bar —lanzó unos puñetazos al aire, como si estuviera peleando—. Después iremos a por unas colegas de Aisha y pasaremos la noche con ellas —pareció reflexionar un momento y después miró a Zed—. Bueno, yo puedo ir por ellas y tú pasas la noche, como sea —sonrió alegremente y balanceó las piernas suspendidas en el aire—. Nos vamos a divertir.

El Dr. Shard miro a Mac.

-Reaver ha tomado su medicacion antes de aterrizar, pero es normal que se excite con la posibilidad de abandonar la nave. Si hubiese pasado con un desconocido... seria porque quizas no la habriamos cuidado bien, verdad?

Nathan se acerco a Reaver y la sonrio candidamente.

-Bueno Reaver, que vas a hacer, ir con las chicas, ir con Zed o quedarte conmigo practicando movimientos de Jujitsu mientras nos encargamos de que nadie entre en nuestra casa?

Observa la escena y sonrie, la chica nueva está llena de energía y no para, le recordaba a ella cuando era joven. Si, parece una vieja hablando aunque no le saca tantos años a Reaver, pero en el fondo se siente así, como si hubiera vivido demasiado y no era del todo mentira.

Se sube con Megan para irse de compras.

- Reaver.. no te convienen esas compañías - dice refiriendose a Zed - Las peleas de bares no son para chicas.. deberías venir con nosotras y compramos algo bonito. ¿Qué dices?

—Si hubiese pasado con un desconocido... —respondió Nathan—, seria porque quizás no la habríamos cuidado bien, verdad?

Reaver lo miró con un gesto de sorpresa.

—¿Quieres decir que todo lo que yo haga será culpa vuestra? —sonrió con gran satisfacción—. ¡Eso me gusta!

A continuación el médico le propuso que se quedaran con él en la nave a practicar jiujitsu. Aisha, por su parte la invitó a acompañarlas a ella y a Megan en su paseo de compras y ventas.

Reaver volvió a ponerse tensa. Miró a Zed con un gesto de súplica, después miró a Nathan y a Aisha. Hizo una mueca de dolor. Inclinó la cabeza y se llevó las manos a los oídos. Comenzó a hamacarse adelante y a atrás, rápidamente.

—No sé, no sé … decisiones… decisiones… “¿se imaginan eso?” “que nadie entre en nuestra casa” “compramos algo bonito…”

Continuó moviéndose adelante y atrás, con la cabeza entre las manos, pero sus palabras se vilvieron un murmullo inaudible.

Los ojos de Jack se posaron primero en Aisha y luego viajaron hasta Nathan.

-Yo no voy a llevarmela, desde luego. Así que será mejor que os apañeis vosotros, y nada de dejarla sola.

Opinó. Luego se puso en camino hacia la salida, Zed ya se había adelantado y junto al buen mecanico Mac se puso en marcha, pero se detuvo antes de llegar a la puerta, ladeó el cuerpo y miró al Doctor.

-Doc mi voto va para ti en todo caso, no me agrada tampoco que vaya de tiendas, rompa algo, y nos quedemos gastos para proviciones.

Admitió. Asintió luego y bajó la cabeza para seguir hacia fuera. Lo que daría por tener un elegante sombrero para el sol.

Los tres tripulantes se ponen en camino hacia uno de esos garitos donde se cierran los negocios: decadentes y con bebida rácana. El paraiso para gente como ellos.

La ruta estaba llena de paseantes y curiosos que se paraban en los puestos. En uno de ellos se leía claramente: Perros deliciosos. Un cocinero de piel morena  (claramente Mexicano de la tierra que una vez fue) pasaba por la plancha los trozos de carne de perro. Lo cierto es que olía bien.

Tras pasar, el grupo se zambulló en un callejón, luego torcieron a la izquiera y recorrieron el último tramo hasta el fondo.

El cartel iluminado del garito que se alzaba ante ellos tenía letras en Katakana. Al entrar, el grupo bajaba a una segunda planta. Allí había un buen ambiente:

Una enorme barra a mano derecha, pegada a la escalera, estaba abarrotada de gente que bebiía aquellas baratas y malas bebidas. A la izquierda, al fondo, habían varias mesas redondas con sillas a su alrededor, nada del otro mundo. Y en el centro, teníais la pista de baile más desierta del mundo.

- Jack, no se en que estas pensando, pero tenemos que quitarnos a esa chica de encima – comenta Zed mientras camina por el mercado de camino al punto de encuentro, mirando hacia todos lados, y especialmente hacia donde llega el aroma a comida, el cual le hace despertar el estomago – me pone nervioso – continúa – ademas, ¿Cuando nos va a pagar quien quiera que nos haya contratado para sacarla de ahí? No hago caridad, lo sabes muy bien, y no creo que sea buena idea ir con mercancía robada y peligrosa por ahí... no gratis – dice mientras bajan las escaleras de aquel bar. Aquellas palabras ya las a dicho antes, y no tiene problema en repetirse de ser necesario – ¡bah!, necesito un trago... - comenta mientras mira el lugar y baja las escaleras. Aquel ambiente le agrada... no es el mejor, pero él se siente en su salsa. Tan solo faltaría aluna mujer para olvidarse de sus problemas.

Un segundo después de que Jack comenzase a bajar por la rampa, Reaver dejó de balancearse, apartó las manos y levantó la cabeza súbitamente.

—¡Ya lo tengo! —exclamó entusiasmada—. Puedo quedarme sola o... voy con Megan y Aisha a una tienda y rompo algo. ¿Qué os parece?

Miró alrededor con expresión confundida, al notar que todas las miradas se posaban en ella.

—¿Qué?

-Si vienes con nosotras para romper cosas, mejor te quedas aquí con el doctor. O Si vienes, te ataré para que no puedas hacer nada. No puedo permitir que nos estropees los negocios, que estás viviendo en la nave de gorra. Así que lo mínimo que puedes hacer es estarte quietecita y ser buena chica.

Aun espera a que Aisha suba a la burra para salir zumbando de allí si nadie mas se apunta.

Jack no reconoció lo que pensaba, pero ciertamente, no era muy distinto de lo que Zed quería.

-Lo sé, Zed, yo también quiero quitarmela de encima, pero joder, era un buen negocio...¡es! un buen negocio, solo hay que esperar...

Las palabras del piloto salieron poco convencidas.Quizá ni él mismo se lo creía, pero tenía que dar el cayo y asumir lo que había pasado: le habían estafado. Tal vez no sea asi del todo, al menos, guardaba esa esperanza, pero casi había pasado un año desde aquello y no había recibido ni un centavo de los padres, de hecho, no había recibido ni la visita de estos para recoger la carga.

-De acuerdo Zed, tomate algo, invito yo. Voy a mezclarme con los "campesinos" Mac cubreme las espaldas por si acaso. ¿Te parece bien?

Mac entra junto a Zed y a Jack en el tugurio. Se le ve tranquilo, aunque alerta. Igual que a sus compañeros, pues todos saben que si las cosas se ponen feas hay que reaccionar rápido... y no sería la primera vez.

La chica es un peligro, capitán. Zed tiene razón con lo de que hay que quitársela de encima pronto... pero tampoco es plan de dejarla en una luna cualquiera... - Mac mira con detenimiento cada rincón oscuro de aquel bar sin separarse de Jack y sin cantearse, la discrección es importante. - ...por el bien de los que vivan en ese satélite y por nuestros futuros negocios allí. No me gusta cómo reacciona ante la violencia y las armas, disfruta incluso más que Zed.

Mac golpea sonriente el hombro de Zed, aunque el chaval está un poco trastornado es todo un superviviente en este mundo y es leal en el fondo. Y eso tiene mucha honra.

De acuerdo Zed, tomate algo, invito yo. Voy a mezclarme con los "campesinos" Mac cubreme las espaldas por si acaso. ¿Te parece bien? - Dice el capitán Crowe.

Rápidamente Mac se coloca tras a Jack, escoltándolo como siempre. Yo le cuido - Le susurra. Tras pasar un par de mesas, Mac saca de nuevo el tema de la chica. Capitán, creo que lo mejor que podemos hacer es acabar con méritos este negocio, cobrar rápido y ponernos en busca de los padres de Reaver. Al fin y al cabo nos deben pasta... con un año de intereses.