Partida Rol por web

AÑO 21.

MES ONCE: ÚLTIMO MES DEL INVIERNO.

SENDERO MARCADO DESDE EL CAMPAMENTO NORTE A SIVERO.

MAÑANA TEMPRANA.

-Pero ante un problema pueden ser varias las soluciones, lo cual según tú llevaría a distintas lógicas -apuntilló Zazer-. Sentimiento de lo divino y religiosidad -guardó unos segundos de silencio. Cuando alguien como Zazer pasaba muchas y lagas jornadas en la soledad del bosque, preguntas como aquellas podían ser tema de pensamiento. Cosa distinta era haber hallado una respuesta-. El sentimiento de lo divino creo que procede de las eternas preguntas a las que nos enfrentamos, y básicamente de la de ¿de dónde venimos? La ignorancia acerca de nuestros orígenes nos lleva a plantearnos una causa primera como fuerza creadora de cuanto conocemos y de nosotros mismos. A una divinidad. Ante la pregunta de ¿a dónde vamos?, surge la cuestión del sentido de la vida lo cual nos llevaría a una consideración de la espiritualidad de todo ser consciente e inteligente como la forma de vivir con sentido. La religiosidad sería una forma más, una vía distinta basada en la vinculación a una divinidad para alcanzar ese sentido vital. 

AÑO 21.

MES ONCE: ÚLTIMO MES DEL INVIERNO.

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MAÑANA TEMPRANA.

La bruja dedicó una sonrisa a Kanghmer, que bien sabía el bárbaro que quería decir algo como "bu, bu, bu, di lo que quieras". Tras eso permaneció en silencio por unos instantes escuchando la conversación que fluía entre ogro y trocalengo. Estos dos se habían equivocado de profesión sin duda alguna. Deberían vestir una túnica y un monóculo, y debatir en una polvorienta biblioteca sobre el sentido de la vida.

Más allá de que Basha apenas seguía la mitad de los conceptos de los que hablaban, había algo de lo que hablaban sobre lo que no tenían ni idea. Las divinidades. Por suerte la mayoría estaban aletargadas, dormidas en un sueño ligero, cuyo más ligero respingo hacía que las vidas de los mortales cambiaran y no para bien habitualmente. Igual que ogro y trocalengo no miraban continuamente al suelo mientras andaban para evitar los casi invisibles insectos cuya existencia inevitablemente segaban con el mero hecho natural de su movimiento diario, tampoco lo hacían las divinidades, envueltas en sus mantos de incompresible pensamiento y acción.

Se sintió tentada a intervenir, pero por último cerró la boca. Había cosas de las que era mejor no hablar, e incluso un susurro mal colocado podía atraer una atención indeseada sobre un área o en el peor de los casos incluso uno mismo. Basha callaba, porque Basha sabía.

AÑO 21.

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MAÑANA TEMPRANA.

Cuando escucho a Puck responder a mi disculpa, inclino la cabeza y tuerzo un poco el gesto, confundido pues desconozco el nivel de sumisión al que es capaz de llegar aquel tipo. ¿Ofenderse solo si su ama lo quiere? Sacudo un poco la cabeza, intentando dejar de buscar la lógica al asunto. Hace años que concluí que cada uno tiene una realidad muy distinta y por eso ni siquiera intento entenderlas. Yo soy el mejor ejemplo de algo difícil de entender.

Asiento a las palabras de Bashabarana y le respondo, con un tono mucho más amistoso pues siento, realmente, que los ánimos se calmaron ya:

 - "Quizás haya una mayor predisposición de los humanos a tratar mal a otras razas, pero te aseguro que recibir maltrato no es algo exclusivo de trasgos."

"Como yo, toda mi puta vida y es por eso que ya no me importa."

Luego hago un gesto con la mano, quitando importancia y riendo:

 - "El "linda" no me ha resultado nunca, ni en la taberna más ordinaria en la que me he emborrachado, así que ya no lo utilizo con intención."

La verdad es que, cuando uno sabe que no tiene mucho encanto, generalmente quedan pocas opciones más que el monedero para conseguir compañía nocturna.

Entonces Kanghmer decide tomar parte y nos explica lo que quizás consideró como dudas para nosotros. Le respondo con calma:

 - "Tranquilo, hermano. Ya lo resolvimos y no volveremos a tener este problema."

Continúo cabalgando en calma, aguantando sin demasiado problema el viento frío del camino y viendo que Caos no se aleje demasiado de mi caballo, para que no vaya a perderse. Escucho distraidamente la conversación entre Zazer y Peñasco, que parece sumamente filosófica y profunda, lo que la vuelve interesante mas no estoy acostumbrado a intervenir en conversaciones ajenas, por lo que escucho en silencio.

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MAÑANA TEMPRANA.

Puck atendió a las palabras de Bashbarana-Yaga y asintió, le gustaba que el asunto se hubiera zanjado y no reinara la animadversión entre nadie, mucho menos por su causa.

-Claro ama, así haré. Señor Seragoi, no tiene porqué preocuparse, no me ha ofendido y soy consciente que los problemas entre las razas no son exclusivas de los trasgus, por eso agradezco su preocupación, espero que mi aspecto no le haya ofendido a usted ni a su perro. Ama ¿Puedo tirarle huesos a la mascota del Señor Seragoi para que me vea más guapo? -Puck puso su sonrisa más seductora enseñando sus desiguales dientes y después se dirigió al hermano de la bruja.- No se preocupe Señor Kanghmer, todo está solucionado, tan solucionado que es como si no hubiera habido nada que solucionar, solo una charla amistosa entre buenos amigos para amenizar el camino.

Y hablando de charlas amistosas entre buenos amigos no pudo evitar escuchar retazos de la conversación entre Peñasco y Zazer, aunque la mente del trasgu no pudo unirlos en algo que tuviera mucho sentido para él. Aquellas criaturas le sorprendían. Se levantó un poco en el caballo con la ayuda de la capa de su señora y se puso a la altura de la oreja izquierda de esta.

-Ama. ¿Había conocido antes a alguna criatura así? No entiendo lo que dicen, aunque seguramente usted en su infinita sabiduría pueda ponerme al corriente si lo considera necesario.

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MEDIA MAÑANA.

Las conversaciones, tanto filosóficas como discusiones que se dan durante el camino, entretienen a los viajeros, y en más de una ocasión hacen reír o escuchar con atención a Hassern, que por alguna razón (probablemente la idea de ver pronto a su familia) ha mantenido una actitud menos taciturna que los otros dos aldeanos.

Sin embargo, podéis fijaros en que hace un rato que no dice nada, y mira en una dirección que queda por delante de vosotros en el camino. Éste no ha sido recto hacia el norte en todo momento, sino que poco a poco habéis ido girando hacia el este, con lo que tenéis de frente el final de un apéndice de Los Titanes.

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MEDIA MAÑANA.

Avanza buena parte del tiempo contento y meneando el rabo, como si estuviera de excursión y no en mitad de una peligrosa partida aventurera de exploración.

En un momento dado, parece seguir la mirada de Hassern de Viruta y gruñe, nervioso e inquieto.

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MEDIA MAÑANA.

Es evidente que la noble montura de Bashabarana-Yaga también comienza a estar inquieta. Fija su mirada en la misma dirección, hinchando las fosas nasales y gruñendo. 

AÑO 21.

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MEDIA MAÑANA.

El viaje había sido tranquilo y la conversación con Peñasco lo había convertido en algo inusualmente atractivo y bañado con la sensación de la brevedad y aun cuando ya era media mañana, era como si apenas hubieran transcurrido un par de horas.

A Zazer no se le escapó la actitud de los animales que los acompañaban, cuyos sentidos, por lo general más agudos que los del resto de los mortales, nunca debían ser desatendidos. Las monturas aún permanecían tranquilas, algo a tener en cuenta también, pero dando un suave tirón de riendas, zazer detuvo a su caballo e irguiéndose en los estribos para tener un mayor campo de visión, miró en la dirección que tanto atraía la atención del perro y el cérvido.

-Algo inquieta a los animales -dijo a Peñasco, que era quien más cerca de él estaba.

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MEDIA MAÑANA.

La cabalgata no se le antojó excesivamente larga al bárbaro. Pero el viaje se tornó interesante cuando, tanto Caos como Stajä señalaron nerviosos en la misma dirección. Que el aldeano estuviera mirando hacia allí antes que los animales volvió a Kanghmer ligeramente suspicaz y llevó la mano hasta la empuñadura de su arma.

Asintió ante las palabras de Zazer. 

- Preparémonos... por si acaso. No me gustaría que nos embosquen o que comience una escaramuza y no tener el arma a mano. - Sugirió mientras desenvainaba y aferraba con fuerza su espadón.

AÑO 21.

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MEDIA MAÑANA.

Al escuchar a Zazer, Hassern sale de su ensimismamiento, y comprueba que algunos de los animales también están inquietos. Entonces, el aldeano, se coloca con el caballo cerca del trocado, y le señala una dirección.

- Puede que tus jóvenes ojos "mestizos" lo distingan mejor que yo. Mira allí - señala un punto frente a vosotros, en la dirección en la que os movéis, cerca de donde valle y montañas se juntan - y dime si distingues algo.

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MEDIA MAÑANA.

Karlio había avanzado en silencio, contentándose con escuchar el intercambio verbal entre Peñasco y Zazer, que debatían sobre lo divino y lo humano, nunca mejor dicho. Él tenía sus propias ideas sobre la divinidad, ideas que quizás otras razas o aquellos menos civilizados de entre sus acompañantes no compartieran, pero eso a él le daba igual. Siempre había sido devoto de Prios, y siempre lo sería, confiando en que su benigna luz les salvara de la oscuridad y los males del mundo. 

Sin embargo algo había alterado a parte de los animales, aunque al principio no fue consciente pues estaba algo distraído. Cuando varios reaccionaron y lo hicieron notar, volvió un poco en sí, reparando en que todos parecían ver o notar algo un poco más allá. 

-Peñasco, ¿tú ves algo?-preguntó en susurros, inclinándose un poco hacia su acompañante. Seguramente no había necesidad de hablar en aquel tono, en especial estando enfundado en acero y a lomos de un caballo, pero todo fuera por no atraer más atención, además de que alguno podría estar intentando poner el oído para dar con lo que sea que aguardara más adelante. 

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MEDIA MAÑANA.

El aire del camino cambia de golpe. Lo que era solo un camino con un par de charlas relajadas de fondo de pronto se tornó en un silencio de tumba. El aire, el viento e incluso la iluminación ha tomado otro tono sin ningún motivo aparente. Miro a mi perro y sé que algo le sucede:

 - "¿Que sucede, amigo?"

Pero el perro no aparta la vista de cierta dirección, la que veo que comparte como punto de observación tanto el animal de Bashabarana como Hassern. Escucho a Zazer y veo como Kanghmer se prepara para la batalla. Asiento a sus palabras, compruebo las amarras de mi rodela y luego desenvaino el mandoble en mi espalda, manteniéndolo en mi mano derecha mientras sujeto las riendas de mi caballo con la izquierda.

Por la expresión de los animales y por la atmósfera en general, sé que lo que nos espera ahí no es nada bueno. Probablemente para allá vamos y eso solo puede significar peligro. Ya estoy listo para ello. 

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MEDIA MAÑANA.

Caos gimotea, angustiado, con el rabo bajado. Después gruñe. Segaroi deduce que está asustado por algo.

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MEDIA MAÑANA.

Aguzó la mirada, observando en la lejanía y en la dirección marcada por Hassern, el movimiento de alguna ave de gran tamaño y negra como la noche. Soltó una maldición por lo bajo.

-Krankas. Son krankas. Supongo que ya los habréis visto con anterioridad o habréis oído hablar de ellos. Carroñeros con el tamaño de tres hombres corpulentos de alto que forman bandadas o familias de varios miembros. Y tened en cuenta que aunque se alimenten de carne muerta, no dudarán en atacarnos si creen que merece la pena -Zazer miró al perro, presa fácil para aquellos pájaros-. Y los objetos brillantes o de colores llamativos les atraen, así que cubrid el metal.

Calló, aún erguido en los estribos, mirando a los krankas.

-Hay que decidir por dónde ir o si queremos arriesgarnos a un enfrentamiento.

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MEDIA MAÑANA.

El trasgu sentía la inquietud en sus compañeros y los animales y no estaba tranquilo. Allí sentado detrás de su ama no podía ver apenas nada que no fuera la espalda de la bruja, así que se puso de pie e intentó mirar por encima del hombro, estaba claro que algo no iba bien. Cuando vio al perro de Seragoi gimoteando se limitó a tragar saliva.

-Algo no va bien ama, quizás deberíamos volver.

No tardaron mucho en saber de que se tratara pues Zazer enseguida localizó el origen de tanta inquietud. La descripción de aquellos pájaros no le gustó en absoluto, con aquella envergadura podían ser muy peligrosos. No se le escapó la mirada que el trocalengo dedicó al perro, no es que se fuera a poner triste si desaparecía, pero él era el siguiente de menor tamaño de aquel grupo, además no quería que su ama se pusiera en riesgo.

-Ama ¿Tiene usted algo de metal a la vista? Déjeme que la ayude a cubrirlo, no queremos llamar la atención de esas horribles criaturas. ¿Ha escuchado a Zazer? Quizás lo mejor es dar la vuelta y volver en otra ocasión. -Dentro de algunas décadas quizás, lo más lejos posible en el tiempo.- Coger el camino de vuelta es lo mejor. ¿Verdad ama?

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MEDIA MAÑANA.

Peñasco negó con la cabeza a la pregunta de Karlio. Su mente estaba ocupada y había dejado que sus sentidos se empañaran. Un error, puesto que el pensamiento esté en los cielos nunca fue excusa para que tus ojos dejen de estar atentos al camino. 

- No veo nada.- justo en ese momento escuchó las palabras de Zazer y asintió, casi para sí- ¿Qué hacemos Karlio?  

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MEDIA MAÑANA.

Kanghmer tampoco atinaba a ver nada en el horizonte, pero se fiaba bastante de los sentidos del Trocalengo. Desde luego había demostrado ser bastante útil y avezado en temas de supervivencia y caza.

- ¿Cuántos krankas divisas, Zazer? - Preguntó. Si eran demasiados lo mejor sería dar un rodeo. Si eran pocos... dos o tres, quizá podían arriesgarse a manejarlos por las bravas.

Arrugó el entrecejo, y estrechó los ojos tratando de distinguir alguna silueta.

- Aún estamos lejos. No tienen por qué habernos detectado. - En el fondo no le importaba entrar en calor e iniciar un combate, pero la comitiva era demasiado grande, y había algunos que no eran capaces de defenderse por sí mismos. Si no querían empezar a tener bajas era mejor evitar el combate.

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MEDIA MAÑANA.

-No sabría decirlo, pero son varios krankas. Alzan el vuelo y vuelven a bajar. Están agrupándose. Posiblemente hayan cazado o haya algún animal muerto. Sea como sea, algo ha atraído su atención y no, no sé qué es. Si animal o persona.

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MEDIA MAÑANA.

Por más que forzó la vista, no distinguía ningún detalle en la lejanía. El peligro era evidente por las reacciones de los animales que tenían mejor olfato parta no meterse en problemas que los seres humanos o semihumanos.

- No llevo nada brillante Puck, no sufras por eso. -

Había algo que nadie había comentado y no dejaba de ser una posibilidad.

- Esos krankas como les llama Zazer parecen sin duda un oponente formidable y lo mejor sería evitarlos. Sin embargo señor Hassern ¿cabría la posibilidad de que fueran más rezagados huyendo del ataque? Podrían ser la presa de esos pajarracos. -

Tanteó por acto reflejo los astiles de las flechas que llevaba e su carcaj asegurándose de que estaban a mano. Luego miró el metal que cubría a varios de sus compañeros.

- Cubrid esas armaduras con los capotes, no queremos que esos bichos se fijen en nosotros supongo. -