Partida Rol por web

YNDAROS.

Yndaros se alza sobre las ruinas bien conservadas de la ciudad-estado de Lindaros. De esta no se sabe mucho más de lo que cuentan los bárbaros, ya que la enorme barrera que representan los Titanes impidió que Alberetor y Lindaros llegaran a establecer relaciones.
La creencia general es que la ciudad-estado se arruinó hace dos siglos, después de que una terrible epidemia arrasara su población. También se dice que los lindarianos son culpables de su propio destino y que la plaga fue enviada por los dioses, como castigo por su arrogancia y holgazanería.
Durante largo tiempo las ruinas de Lindaros fueron evitadas y temidas por los pueblos de la zona. Pero cuando los ambrios llegaron a las orillas del Doudram fueron recibidos por un asentamiento bárbaro amurallado dentro de la ciudad en ruinas.
Tras un corto asedio y unas negociaciones aún más breves, el jefe Kadizar aceptó rendirse y disolver su clan. A cambio recibió tierras y el título de barón Manvar Grendel. La primogénita del nuevo barón se negó a someterse a los extranjeros y huyó a las montañas junto con doscientos kadiceos. El resto del clan aceptó la ocupación y no tardaron en ponerse a trabajar para los nuevos señores.

Gracias a los miles de prisioneros de guerra, Lindaros se transformó rápidamente en la nueva capital de la reina Korinthia. Cuando esta llegó con su corte, siete años después de la avanzadilla, se encontró con un palacio respetable y con la estructura básica de las calles y manzanas de la ciudad ya lista. Fue entonces cuando el crecimiento despegó de verdad: el palacio fue remodelado y ampliado, se demolieron bloques enteros para dejar paso a edificios más grandes y hermosos, se crearon parques y plazas, la mayoría repletos de grandiosos monumentos, y se iniciaron majestuosas obras como la Catedral de los Mártires, la Cúpula o la dársena de la bahía que, aprovechando las ruinas de la antigua Lindaros, podrían terminarse en cuestión de años.
Catorce años han pasado desde la llegada de la reina y la ciudad sigue creciendo a un ritmo que muchos consideran insostenible. Según las estimaciones, la ciudad tiene una población de 100.000 almas, aunque hay muchas que malviven tras los muros de Vieja Kadizar.

AÑO 21

MES SÉPTIMO: ÚLTIMO MES DEL INVIERNO, DE OFELYA,  PRIMERO DEL VERDUGO, O MEDIO INVIERNO

DÍA 12

CALABOZOS DE VERRIDOR

MADRUGADA

Casi te sentías cómodo en el camastro, pues habías dormido en él más veces que en una cama decente. Además, aquella noche estabas solo, sin borrachos ni otros detenidos que llorasen durante la noche o gritaran que son inocentes. Así que dormías, cuando unos pasos enfundados en botas se acercaron bajando las escaleras de piedra, al parecer, llevando con ellos una voz femenina.

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DÍA 12

CALABOZOS DE VERRIDOR

MADRUGADA

- ¡No, no! ¡Dejadme!

A través de tus rejas pudiste ver cómo dos guardias llevaban en volandas un cuerpo femenino que parecía resistirse con mucho ahínco.

- ¡Soltadme! ¡No estaba haciendo nada! Venga...

Los guardias metieron a una chica joven en una de las celdas que quedaban frente a la tuya. A ti ya no te ponían el grillete al tobillo, pues pensaban que el calabozo para ti era una noche que dormías bajo techo y por eso no intentabas escapar, pero escuchaste como a ella sí se lo acoplaban.

- ¡No, no, no! Por favor, escuchadme. Ese hombre miente. Lo entiendo... se ha asustado. Si yo me viera a mí rondando mis muros de madrugada... ¡Pero no estaba haciendo nada! ¡Mierda!

Por mucho que ella intentaba excusarse, los guardias cumplían con su trabajo sin decir nada. Cerraron la puerta de la celda, y se fueron por donde vinieron. La chica dio una patada al aire mientras refunfuñaba, sin dar muestras de ser consciente de tu presencia.

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DÍA 12

CALABOZOS DE VERRIDOR

MADRUGADA

Bueno, hoy no es un día de mierda con lo mal que empezó. Pero hoy podré dormir a gusto y comer mierda caliente, lo que es un cambio con la mierda fría que como siempre.

Será mejor dormir algo antes de que cierren las tabernas. Pefo ese no sería mi sino. Observo todo el espectáculo que organiza la chica casi riéndome.

Por fin los guardias se van. Observo a la chica. Tranquila, mañana hablarás con el alguacil antes de que te suelten o te juzguen por robo digo desde la sombra de mi "habitación".

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DÍA 12

CALABOZOS DE VERRIDOR

MADRUGADA

La chica se giró sorprendida al escuchar tu voz, pues debía pensar que estaba a solas. Fue entonces cuando pudiste fijarte en que vestía una túnica ajustada a la cintura de colores negro y verde oscuro, tenía el cabello completamente blanco, y te llamaron la atención poderosamente sus ojos, pues eran de un amarillo que además, en la penumbra tenían cierto brillo, parecido al reflejo en los ojos de los felinos.

Al ver que estás allí, pareció enfadarse aún más. Se sentó en el suelo, y rebuscó algo entre sus calcetines: a pesar de la penumbra te pareció distinguir algún tipo de púa u otro objeto fino y alargado.

- Para cuando el alguacil regrese, yo ya no estaré aquí. - Dijo, como toda respuesta.

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DÍA 12

CALABOZOS DE VERRIDOR

MADRUGADA

Observo a la chica, fascinado por sus ojos... y por su ropa, para qué engañarse. Suelto un bufido.

Mira, este es casi mi segundo hogar. Seguramente mañana me dejarían suelto, con una reprimenda o algo, peto no puedo evitar ver a una chica hermosa meterse en esos líos.

Hablamos de una cárcel, salir de la celda es fácil, lo difícil es salir del edificio. Pero yo conozco una salida, un acceso a las alcantarillas, fácil de alcanzar si sabes llegar. Suéltame y te lo enseño.

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DÍA 12

CALABOZOS DE VERRIDOR

MADRUGADA

La chica pareció relajarse un poco al escuchar tu halago. Te miró con cierta perspicacia.

- Nunca me acostumbraré a este lugar. A veces pienso que sería más fácil comenzar una vida aquí, donde ser un "cambiado" no es prácticamente un delito. 

Mientras hablaba seguía manipulando con su horquilla. 

- Pensaba que te gustaba estar aquí. Se te ve muy tranquilo. 

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DÍA 12

CALABOZOS DE VERRIDOR

MADRUGADA

Me inclino de hombros. Aquí se está bien, pero fuera también. Aunque a veces no tienes para comer, tienes libertad.

Aquí como, pero me aburro. A menudo. Prefiero estar afuera, consiguiendo el dinero para comer eso, antes de perder mi independencia.

Entonces, me sacarás?

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DÍA 12

CALABOZOS DE VERRIDOR

MADRUGADA

La argolla del tobillo de la muchacha hizo un ruido característico al liberarla. Ella se puso en pie y se acercó a las rejas, para ponerse en cuclillas y, para tu sorpresa, te lanzó la púa.

- Si de verdad no estás aquí por propia voluntad, libérate tú mismo.

La púa cayo justo frente a tus rejas, a una distancia salvable solo con sacar un poco el brazo. Sin embargo, justo en ese momento, se escuchó la puerta del nivel superior abrirse, y un par de botas comenzó a bajar las escaleras. Se acercaba un guardia.

La chica corrió a encojerse en la parte más interior y oscura de la celda, colocando la argolla bajo su falda, de modo que pareciera que aún la tenía enganchada.

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DÍA 12

CALABOZOS DE VERRIDOR

MADRUGADA

La púa cae cerca y los guardias no suelen ser rápidos. Así que me confío. Alargo la mano, buscando acercarla, un poco más, hasta que la cojo.

Pero, antes de poder regresar a una posición normal, la puerta se abre y un guardia entra. Trago saliva mientras intento incorporarme, pero sé que me ha visto.

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DÍA 12

CALABOZOS DE VERRIDOR

MADRUGADA

El guardia terminó de bajar las escaleras y apareció con un candil en el umbral de la puerta, que deslumbró a tus ojos acostumbrados a la oscuridad, justo en el momento en el que te ponías en pie.

Pareció fijarse en ello, y torció el gesto de la cara, con cierta desconfianza.

- Atrás. - Te dijo, mientras se acercaba a la puerta de tu celda y la agarró para agitarla, comprobando que estaba cerrada. Se giró entonces un segundo hacia la chica, que le devolvió desde el suelo una mirada desafiante con sus ojos amarillos. Después, volvió su atención a ti. - ¿Qué estabas haciendo?

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CALABOZOS DE VERRIDOR

MADRUGADA

Miro al guardia, inclinando un poco la cabeza. Oh, vamos, ni que no me conocieras. Metéis a una hermosa mujer en la celda frente a la mía, ¿qué crees que hago?

Pues intentar hablar con ella. Pero es más testaruda que una mula.

Precisamente me hacía para atrás para que no pensaras mal, pero eres muy rápido y listo. Felicidades.

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DÍA 12

CALABOZOS DE VERRIDOR

MADRUGADA

No parece del todo convencido con tu explicación. Sin embargo, tu forma de referirte a la chica parece llamarle la atención y distraerle. La mira a ella, que muestra en su semblante un gesto de rabia, y eso termina de hacerle gracia al guardia.

- No sé cómo a los jóvenes os pueden gustar estos bichos raros. A ver, no la culpo de su... condición, pero a mí su aspecto no me parece hermoso, me parece peligroso. Pero... bueno, los jóvenes ahora sois así. Una guerra os daba yo, - continúa hablando mientras comienza a caminar hacia las escaleras - o una misión en nombre de la Reina. Sí, una peligrosa. Una reconquista, como la de Yndaros. - Parece que se calla en el momento en el que llega a las escaleras, pero se detiene un momento y se gira. - Menos charla.

Finalmente, desaparece escaleras arriba.

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CALABOZOS DE VERRIDOR

MADRUGADA

La chica espera unos segundos para comprobar que el guardia no vuelve, y entonces se pone en pie de nuevo. Esta vez saca algo parecido a una aguja de ganchillo de entre las telas ceñidas a su cintura, y se acerca a la puerta. Notas que te mira con los ojos llenos de ira. Algo aparentemente incomprensible e injustificado, si no fuese por el rubor en sus mejillas que acompaña a esa ira.

- ¿A qué esperas? ¿Vas a salir o no?

Ella comienza a manipular su cerradura.

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CALABOZOS DE VERRIDOR

MADRUGADA

Afirmo y empiezo a trastear con la púa para liberarme. Una vez lo consigo me acerco a la puerta, esperando a ver si ella la abre o tengo que intentarlo con la púa, cosa bastante difícil. Que sepas que solo la mitad de lo que dije era para engañar al guardia. No me parece que seas testaruda.

Luego la miro y a la púa. Con esto no podré abrir la puerta.

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CALABOZOS DE VERRIDOR

MADRUGADA

A pesar de pensar que no podrías abrir la puerta, te resulta muy fácil hacerlo con la púa. La chica, al habértela prestado y tener que usar aquella especie de aguja, tarda un poco más pero finalmente también se libera, y te mira con gesto de hastío por tu comentario mientras devuelve a su sitio la herramienta.

- Pues menos mal que no podías. Y bien, ¿dónde está esa salida?

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CALABOZOS DE VERRIDOR

MADRUGADA

Bueno digo, inclinándome de hombros. Uno se acostumbra a trabajar con lo que tiene. Ven, es por aquí digo, adentrándome entre las celdas vacías, acercándome al fondo. Allí una reja marca el sitio por dónde el agua pasa a las alcantarillas.

La miro con una leve sonrisa y toco las piedras de la pared, golpeándolas levemente, hasta que una parece vibrar. Entonces la aparto y quito unas cuantas alrededor que están sueltas pero encajan bien, creando un agujero por dónde una persona normal pasará con dificultad, y una delgada con un poco más de holgura. Hay un escalón que lleva hasta el suelo.

Paso primero, mirándola. Fíjate dónde pongo el pie, pues hay un minúsculo saliente en el que debes apoyarte para poder bajar al suelo. Tras conseguir bajar, me preparo para ayudarla antes de volver a subir al saliente para colocar las piedras en su sitio.

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CALABOZOS DE VERRIDOR

MADRUGADA

La chica duda un segundo, pero después mira hacia atrás, hacia el pasillo que conduce al piso de arriba y a los guardias, y finalmente se deja conducir.

- Cualquiera diría que lo tenías preparado. ¿Hiciste tú este agujero?