Partida Rol por web

Observas el lugar del accidente. A pesar de que se hayan molestado bastante en reconstruir el escaparate de la tienda con la que impactó el coche y de que hayan limpiado el suelo, siguen quedando algunas gotas de sangre. Las noticias no hablan de ningún atropello, y aunque es perfectamente probable que hayan decidido ocultarlo por alguna razón, es más probable que sea sangre del propio Ray Nguyen que saliese por la ventanilla.

Usando tu ordenador táctico, tratas de reconstruir el momento del accidente: el punto en el que el vehículo perdió el control y su trayectoria hasta el impacto. Aprovechas un momento en el que no hay tráfico para adentrarte en la calzada y no tardas en encontrar lo que estabas buscando: un pequeño agujero en el suelo en el que hay un trozo de metal. La bala, o lo que queda de ella, pues está completamente destrozada e inútil para cualquier identificación, atravesó por completo la cabeza del conductor y el vehículo hasta incrustarse en el asfalto. Balas perforantes, deduces sin demasiado esfuerzo.

Levantas la cabeza, tratando de calcular la dirección del disparo, y distingues en la lejanía un edificio de unos 10 pisos. Activas nuevamente tu ordenador para que te de una distancia de aproximadamente 1000 metros. No es el disparo más lejano del que has oído hablar, pero sobre un blanco en movimiento, aunque fuese acercándose al tirador, no dirías que es un tiro fácil por muy sofisticado que fuera el rifle que usaron para hacerlo.

Sin más dilación te acecas al edificio en el que se colocó el tirador. Puedes ver que se trata de un edificio de oficinas de alquiler y seguramente tenga varios pisos desocupados. En la puerta hay un guardia de seguridad y es bastante probable que tengan cámaras de seguridad vigilando la zona.

Abres la puerta de la fortaleza con algo de dificultad y un agudo chirrido surge de los goznes mientras empujas el portón. Aguantas la respiración, esperando que la entrada no tuviera ninguna trampa o alarma, pero todo parece tranquilo. Resoplas algo más tranquila al ver que no ocurre nada, pero unos momentos después tu corazón da un vuelco cuando escuchas los ladridos de unos perros en la lejanía.

Casi automáticamente, activas tu programa de protección de identidad, esperando que esos sabuesos no consigan encontrarte para identificarte en el mundo real. Aprovechas también para cargar tu programa de Defensa y potenciar el Firewall de tu consola.

La entrada del castillo es un inmenso recibidor con varias enormes columnas a los lados. La piedra es tan blanca como la que habías visto en el exterior del castillo y al fondo del pasillo ves dos salas a ambos lados: una parece una sala de guardia, así que no te cuesta identificarla como un nodo de seguridad. En ella ves dos guardias de armadura azul (ICE) protegiendo un cristal de forma romboide, que seguramente sea algún dispositivo de alarma. En la otra sala, un par de esclavos encadenados a un torno de madera te dan la impresión de controlar el nodo de servicio de los ascensores de la fábrica. En estos momentos es probable que puedas ignorar ese nodo, pues no necesitas interactuar con los sistemas del laboratorio, pero el de seguridad es un punto de paso obligado si quieres avanzar por el castillo.

Me acerco con una sonrisa hacia Acheron, mi antiguo compañero de estudios.

-Archie, un placer- entrechoco la mano con él, a modo de saludo -Te veo bien, amigo. Este sitio te está sentando realmente bien- sonrío amigablemente. Parece que el nuevo trabajo, aunque sea un "encierro" forzoso, le ha mejorado la salud física y mental, la última vez parecía estar al borde del abismo y del desquicio total. Sólo espero que eso signifique que ya no tiene pesadillas con los agentes independientes de Eternity intentando pegarle un tiro mientras duerme...

-No, hoy no- le devuelvo su sonrisa con un guiño igualmente pícaro -pero sí me sentaría muy bien uno de esos tés que haces tú y uno de esos sillones cómodos vuestros mientras mi compañero hace uso de vuestro bar. Necesita relajarse un poco, una mala semana ya sabes- sonrío de nuevo. Cruzo una mirada con él, sabe a qué me refiero, a una salita privada donde hablar, alejados de oídos y escuchas ajenas.

-¿Cómo va todo por aquí?- le digo esta vez más seriamente, más preocupado por su estado actual. Sé que Archie es capaz de disimular muy bien de cara a la galería, pero conmigo sabe que no tiene porqué, no tras las que hemos pasado juntos.

Tomo nota de las posibles cámaras e intento enviar un mensaje R-D-X. Habitualmente me costaría bastante mas pero desde que su batracica deidad ajusto mi móvil este parecía ser ligeramente mas comprensible.

+Daanel

+R-D-X

>Cruce de Gibson y Williams, bloque de oficinas.

>Posible puesto del tirador contra Nguyen.

>Creo que tienen CCTv [u otro sistema de vídeovigilancia]

>¿Puedes comprobar si identifica a nuestro tirador?

Trill. Your messaging application

Después me acerco con calma al directorio al lado del portal, ignoro intencionadamente al portero. Consulto teatralmente mi reloj un par de veces esperando que falten exactamente tres minutos para hora en punto.

-Estas no son horas para hablar de negocios. -Mascullo en un tono intencionalmente audible antes de apresurarme hacia la puerta.

-Disculpe tengo que comprobar el despacho 93. -Me presento mencionando intencionadamente uno de los apartamentos vacíos en la planta inferior a la que me dirijo. -¿Puede decirme si mis clientes han llegado? -Pregunto mientras le tiendo una obsoleta tarjeta impresa en cartulina con uno de mis alias.

Sin esperar respuesta comienzo a entrar en el edificio.

R-D-X aparecía vestida ahora con su armadura medieval de combate y empuñando su espada y escudo. Dio un paso justo para encararse, pero entonces llegó un cuervo y tuvo que apartarse y esconderse de nuevo. Leyó el mensaje de Daanel y lo desechó un instante, ahora mismo no iba a hablar.

-Chispi, el de la derecha es tuyo -musitó antes de salir de nuevo a la carga. Corrió para embestir al guardia (hielo) de la derecha, derribándolo y dejándolo inconsciente con un buen movimiento mientras confiaba en las habilidades de su otro yo, que era ella, pero no era ella. 

Muy difícil de explicar.

El trago se le atraganta a mitad de camino entre la boca y el estómago y Angelo no puede evitar ahogarse, comenzando a toser escandalosamente.

Puta suerte! Puta, puta suerte! ¿Qué probabilidades hay de que Larisa se encuentre allí a esas horas un día de semana? Muy pocas, realmente. Pero la impresionante mujer está parada a su espaldas con cara de pocos amigos, según puede observar el asesino a través del espejo del bar.

Cuando logra recuperar la compostura, toma una servilleta para limpiarse la boca y ganar un poco más de tiempo, a ver si el color vuelve a sus mejillas. No hay caso, su palidez (y un sudor frío que corre por su espina dorsal y baña sus manos) está allí para quedarse. Será mejor enfrentar el mal trago lo antes posible o la dueña del lugar podría cabrearse aún más.

-Hola Larissa -dice volviéndose con una sonrisa tímida adornando su rostro-. Yo también me alegro de verte. ¿Podríamos...? No sé, dejar esto atrás... o podrías regañarme en privado -dice bajando la voz mientras se acerca un poco más a la mujer-. No creo que favorezca a la imagen del Metrópolis.

Recién ahí, el exterminador se toma unos segundos para examinar a la Takumi. Con su escaso metro sesenta hace que el exterminador se sienta pequeño. Delgada pero con el cuerpo tonificada, luce un delicado vestido de noche, seguro un Prada o un Versace. Larissa es fiel a marcas centenarias, clásicas, que nunca pasan de moda.

Angelo calcula que tendrá cerca de 40 años, pero su rostro intemporal aparenta tanto 19 como 65. Su edad es un misterio que ella misma alimenta. Por algunas conversaciones pasadas, se diría que nació a mediados del siglo XVII pero ¿Cómo podría estar viva entonces? No tiene sentido preguntárselo. Ese tema es algo que el exterminador -por su propia seguridad- nunca traerá a colación.

-¿Cómo has estado? -dice al tiempo que intenta no perder de vista a su esposo. Larissa es un hueso duro de roer y no debería dividir su atención en su presencia. Pero la integridad de L es todo para él y si algo le ocurre, Angelo sabe que no se lo perdonará jamás.

RDX se desdobla para "atacar" a los dos guardias. Por un lado, su personalidad de pelo verde se encarga de uno de ellos mientras que la de pelo azul, cargada de sarcasmo, deja paralizado al otro sencillamente chasqueando los dedos. Las contramedidas electrónicas entran en un bucle temporal que os permite acceder sin problemas al nodo.

O, al menos, sin demasiados problemas. El cristal empieza a brillar en cuanto os aproximáis a la sala y, a pesar de que los dos guardias están fuera de combate, empezáis a dudar de que vuestro acceso no haya desatado ninguna alarma en algún otro sitio. Ahora mismo tenéis dos opciones: intentar desactivar ese cristal esperando que no sea demasiado tarde o seguir avanzando y enfrentaros a lo que sea que haya activado.

Miras hacia delante y ves un pasillo por el que poder escapar de aquí. Parece que al fondo del mismo hay una pequeña biblioteca, pero seguramente hayan puesto algunos guardias por el camino para evitar más intrusiones. Proque, por supuesto, darse la vuelta no es una opción... ¿O si?

Escribes a RDX mientras te acercas al edificio, pero no parece tener mucho tiempo para contestar ahora mismo. Miras varias veces el reloj mientras interpretas tu charada ante el guardia de seguridad de la puerta, que te mira con expresión seria. Sin embargo, en cuanto te mueves hacia el edificio da un paso hacia el lateral mientras te mira con seridad.

- ¿Oficina 93? - pregunta dubitativo. Aunque su sorpresa sólo dura un instante y en seguida una porra eléctrica aparece en su mano. - Me temo que no puede pasar, señor. - Dice alargando el brazo y cogiendo la cartulina, que arruga y tira hacia un lado sin molestarse en mirar. Seguramente tengan alguna tarjeta electrónica para controlar el acceso, y el tipo tenga órdenes de prohibir el paso a cualquiera que no esté identificado... incluso de forma violenta.

El hombre te sonríe y levanta la barbilla para señalar a Angelo.

-  Pues no creo que se vaya a relajar mucho - dice con una sonrisa. Te giras para ver a tu compañero al lado de Larissa y maldices, pero ahora mismo no puedes hacer nada por él. - Jack, cúbre mi puesto un rato - le dice a un compañero tras el mostrador mientras te hace un gesto para que le acompañes a un cuarto privado que tienen para el personal.

Te hace un gesto para que te sientes mientras se acerca a una tetera que tiene preparada con agua caliente. Las viejas costumbres nunca se pierden, y el olor del té cuando añade las hierbas al agua lo confirma. - Todo bien... o al menos lo bien que se puede estar por aquí. Manteniendo un perfil bajo para no llamar la atención de las megacorps mientras trato que mi cred en la calle no se esfume por el paso del tiempo - explica mientras te lleva una taza.

Le explicas lo que necesitas y niega con la cabeza. - Sabes que no puedo decirte quién ha venido al hotel - se excusa. - No sólo me juego el puesto si divulgo esa información; probablemente Larissa y Desde se encarguen personalmente de cortarme el cuello si se enteran de que he dicho algo. Me temo que no podrías pagar el riesgo que supondría conseguir esos datos...

Sin embargo, cuando le hablas del científico de BlueSun sonríe.

- Eso es otra cosa... Yo no he oído nada, pero seguro que el personal del hotel se ha enterado de algo. Son todos una panda de porteras. Afortunadamente no eres el único al que le gusta mi té, así que suelo charlar con ellos y tratar de buscar la información que necesitas. - Te mira un momento y finalmente se decide. - Pero vas a tener que hacerme un favor a cambio. Esta tarde ha habido un pequeño altercado en el Lucky Seven: a un tipo le han dado una paliza y le han acabado arrancando su brazo cibernético - dice con un gesto de claro desagrado. Esas cosas son caras y sin duda lo considera un desperdicio. - Necesito que te pases por allí y te enteres de quién ha sido. Había un buen montón de testigos, por lo que he escuchado, así que seguro que alguien sabe su nombre...

Te giras y ves a Larissa sonriendo. No es buena señal.

- Cariño, si hay algo que no es bueno para la imagen del hotel es tenerte por aquí... ¿No te habíamos retirado la moneda la última vez que nos vimos? Todo un descuido por mi parte... - dice con acidez. - Me aseguraré de que no se vuelva a repetir - dice haciéndole un gesto a un camarero. - Después de todo aquí queremos a los mejores, no a cualquiera que se queda atrás en una misión por mucho que pretenda cubrir la retaguardia.

Sonríe cuando le preguntas por su estado.

- Bueno, seguramente mejor que tú. Aún te hace falta ganar algo de peso si pretendes manejarte cuerpo a cuerpo... - La has visto luchar alguna vez y es de ese tipo de personas que sabe aprovechar su escasa estatura. - Si no fuera por esos nervios sintéticos, no tendrías ninguna oportunidad contra un verdadero killer. Claro que si a tu maridito no le gustan los hombres más fuertes, te podría recomendar algunos implantes de Eternity. No serán baratos...

A pesar de la tensa conversación, sigues echando un ojo hacia el mostrador. Acheron llama a un compañero para que le cubra y le hace un gesto a Adisa para que le acompañe a una pequeña sala para el personal detrás de los mostradores. No te gusta perderle de vista, pero probablemente estará más seguro allí con su antiguo compañero que tú con esta mujer cerca.

Cuando veo a Angelo y luego la cara de Larissa de indignación casi me dan ganas de esconderme debajo del mostrador con Archie, por si salpica. Joder, son como dos trenes descarrilados a punto de chocar estrepitosamente.

-Aish, tienes una jefa algo rencorosa...- bromeo levemente, tratando de no pensar en esa imagen mental de los dos trenes colisionando. Acompaño a mi amigo a la salita privada y el olor del té me hace olvidar por un momento lo que pueda estar pasando en el hall con Angelo. Sólo espero que no haga nada de lo que podamos arrepentirnos en el futuro inmediato. Escucho con detenimiento la respuesta que me da a mis peticiones, por supuesto, ya me imaginaba que no me daría esa lista, pero tenía que intentarlo. En una negociación siempre hay que pedir algo difícil y algo imposible, para que así lo difícil se convierta en posible.

-Lo entiendo, conozco el talante de tus dos jefas, no te preocupes- afirmo con la cabeza, sabedor del mal genio de Larissa y del carácter secretista de Desdémona. Bebo un sorbo del té que me ofrece -Tan impresionante como recordaba...- admiro el talento que tiene Archie con el té, no sé de donde consigue esas mezclas en serio. Imagino que del mercado negro, no descarto incluso el Mercado de la Carne...

-Te agradecería si das con algo de info útil...- escucho su petición de un trabajo extra a cambio. Le doy vueltas un minuto o dos, mientras doy sorbos al té caliente -Está bien, te conseguiré su nombre. ¿Quién es la víctima? ¿Sabes su nombre?- le pregunto finalmente, aceptando el intercambio de favores. Voy a tener una jornada muy ajetreada, aun he de conseguir el local y todo... Y el arranque de brazo tiene pinta de trabajito de agente recuperador o bien robo para reventa, en cualquiera de los casos, son malas noticias pero sólo me comprometo a dar un nombre, no a hacer nada al respecto (sí, me engaño a mí mismo diciéndome eso).

-Sólo dime que no es nadie de tu anterior... "vida"- le digo en tono serio y preocupado antes de cerrar el trato.

-Chispi, aquí, a cuatro manos -y no añadió más.

Sabía lo que tenía que hacer mientras intentaba manipular todo lo posible es nodo de seguridad y apagar la alarma. Tenía que hacerlo de alguna forma, pues no podría enfrentarse a demasiados HIELO. Bueno, en realidad sí, pero la mosca de un HIELO NEGRO le rondaba la cabeza y no quería repetir la experiencia.

-¡¡COONAAAAN, MAAAN OF BRAUVIRIIIII!!-Cuando R-D-X se desdobló, Chispi saltó como quien se lanza en bomba a la piscina. Las rastas azules brillaron intensamente en un mar de luz en el que se alternaba el azul eléctrico con el negro de las rastas que se encendían y apagaban. Rodó por el suelo y se quedó agazapada sobre él, una rodilla flexionada contra el suelo y la pierna contraria completamente estirada. Alargó la mano hacia el guardia que le tocaba- ¿Tú, qué, no cantas?-giró la palma hacia arriba y chasqueó los dedos. El gesto, en apariencia sencillo, creó un latigazo que salía de la punta de los dedos y se enroscó alrededor del guardia.

-Sois unos sosos-lloriqueó con un puchero de decepción. Nunca había guardias divertidos que cantasen o creasen una coreografía como la del programa Mira Cómo Se Menean Los Famosos.

R-D-X pasó a su lado corriendo y Chispi lo interpretó como una carrera así que dejó al guardia con su particular atadura y salió en persecución de la peliverde... hasta que llegaron a la sala en la que el titubeo de R-D-X le hizo vacilar a ella también.

-¡A la orden!- se llevó una mano al frente y al instante siguiente se había materializado junto a la peliverde de forma progresiva, al principio sólo eran píxeles azulados y después era toda una jovencita de mirada crítica y manitas demasiado acostumbradas al tocar que se unían al trabajo de R-D-X para manipular y chanchullear el sistema de seguridad. La diferencia entre ambas es que Chispi aún estaba canturreando "ipichuguo" como si hubiese entrado en un bucle con el inicio de la canción mientras trabajaba.

Angelo resigna su vigilancia sobre Adisa al ver que se va con su antiguo compañero a un lugar más privado. Tal vez aquello sea lo mejor, de esa manera puede tener toda su atención puesta en la pequeña mujer que tiene enfrente, que al menor descuido no dudará en darle el golpe de gracia.

-Oh, vamos... no puedo creer que aún me guardes rencor por lo ocurrido con aquel contratista de Mann Frontier... Si todo salió acorde a lo esperado y ganaste mucho más creds que lo que habías pactado inicialmente... gracias a que quedarme atrás me permitió hacerme con ese "secretito" extra.*

El asesino ensaya una sonrisa intentando distender las cosas, aunque sus habilidades sociales nunca han sido su fuerte.

-Pero bueno, basta de hablar de mí, Larissa. ¿Qué tal viene el negocio? Me han contado que alguien que ha pasado por el Metrópolis tuvo algo que ver con el pardillo de BlueSun que apareció muerto hace unos días. Parece ser la comidilla de ciertos barrios en este momento.

Angelo intenta que su farol sea aceptado. Por el Metrópolis pasan los mejores de la esfera y, al parecer, al científico lo ha matado uno de los mejores. Con suerte, Larissa le dará algún hueso para roer mientras su esposo se encarga de conseguir información con Acheron.

Aguantas la respiración cuando te colocas junto a Chispi para interaccionar con el cristal romboide. No tardas más que unos segundos en desactivarlo y sabes que, fuera de esta realidad virtual el tiempo habrá sido mucho menor. Con suerte ni siquiera ha llegado a dejar una alarma en el log del sistema.

Suspiras y continúas avanzando por el pasillo lateral. Parece un corredor largo, con algunos recovecos en los que podrías sospechar de alguna emboscada. Tal vez sea factible pasar de largo hasta la próxima habitación, aunque también puedes tomarte algo de tiempo para comprobar que todo está en orden: después de todo el sonido de los perros se escucha aún bastante lejos.

Al fondo del pasillo puedes ver lo que parece una biblioteca. ¡Al fin información en una base de datos! Sin embargo, entre los estantes puedes ver algo de movimiento y las capas rojas de los guardias te indican de que las contramedidas de esa zona son mucho más serias que lo que has encontrado hasta el momento.

Asiente cuando le preguntas por el nombre de la víctima.

- Se llama Jack Steelhand, - responde. - Aunque parece que van a tener que cambiarle el apodo a Jack el Manco. Por lo que he escuchado, el brazo quedó totalmente destrozado, así que no creo que el motivo estuviera relacionado con ese implante.

Sonríe al hablar de su vida anterior.

- Bueno, no directamente... Ya sabes, la información vale cred y desde que estoy aquí encerrado es lo único con lo que puedo negociar. Nada que llame demasiado la atención de las corps, pero lo suficiente como para que mi nombre no se olvide del todo en la calle. Por si todo esto falla alguna vez - dice haciendo un gesto a su alrededor para referirse al hotel.

Empieza a recoger las cosas del té y se vuelve hacia ti finalmente. - Si ya hemos terminado, tengo que volver al trabajo, porque Larissa está hoy por aquí. Llámame cuando sepas eso y yo haré lo mismo cuando tenga tu información, ¿de acuerdo? - preguntó abriendo la puerta de la sala.

Larissa frunció el ceño al recordar la antigua misión. - Sí, a costa de perder al mejor hacker con el que he trabajado... - respondió con acritud.

Miró a su alrededor, algo más tranquila cuando empezaste a hablar del hotel y le hizo un gesto al camarero para que le pusiera una bebida. Al cabo de unos segundos, el hombre se acercó con un martini.

- No nos va mal... - comenta. Cuando le hablas de tu supuesto "soplo" mira a su alrededor, buscando algo con la mirada. No parece muy contenta de que esa información haya llegado hasta ti y sospechas que, como encuentre a alguien filtrando esos datos, van a rodar cabezas en el hotel. Tal vez de forma literal. Estaría bien avisar a Acheron sobre esto, porque puede ser que el favor que le está pidiendo L vaya a ser más complicado de lo que él supone. Aunque, por otro lado, mientras os dé la información, es su problema; sabe perfectamente dónde se mete.

- Sí - confirma finalmente a regañadientes. - Se alojó aquí esta noche, pero ya ha abandonado el hotel - dice. - Si yo fuera él, me iría a un lugar mucho menos público y estaría preparado por si alguien decidiera ir a buscarme. Hay trabajos que son lucrativos, pero que pueden traer consecuencias inesperadas y no me sorprendería que más de dos personas le estén buscando... - dice mirándote una vez más de arriba a abajo.

-Jack Steelhand. Ok. Apuntado queda- contesto automáticamente. Escucho las "anotaciones" informativas sobre la pseudo-misión que me encarga como precio a mi petición. Me levanto tras terminarme lo que queda de té en un par de tragos.

-Claro, no quiero interponerme en tu trabajo y menos con Larissa vigilándote la nuca- bromeo ligeramente, sonriendo del mismo modo. Me aliso el traje y entrechoco la mano con mi amigo como despedida.

-No te preocupes, te llamaré en cuanto esté la info disponible. Tú prepara otro té igual y no tardaré en volver- le guiño un ojo amistosamente. Salgo de la salita privada cuando me abre la puerta Archie y me dirijo hacia el Hall, para ir a buscar a Angelo. Miro hacia las paredes por si hay señales de un baño de sangre entre ambos...