Partida Rol por web

- ¡En el nombre de la diosa!

Golpeó al Huargo con todas mis ganas al huargo que tengo al lado.

El conjuro de Willen parece surtir efecto y el huargo que estaba mordisqueando al enano se gira de repente, ruge y lanza un fuerte mordisco al otro huargo. El mordisco le produce una fea herida y el perraco se aparta con un aullido de dolor dejando espacio entre el y su compañero, alejándose del enano.

Batheus aprovecha el descuido para hincar su maza de armas en el Huargo que suelta un segundo gemido de dolor.

En respuesta el huargo intenta atacar al clérigo defendiéndose como puede, lo agarra por el brazo y lo zarandea un poco, desgarrando su piel con saña.

Grummbar se levantó como pudo, sangrando por el mordisco que le había propinado aquél monstruo inmundo y sintiéndose débil por la pérdida de sangre.

- Maldito engendro... -gruñó, mientras la vista se le nublaba.

Aquél huargo seguía a su lado, así que intentó golpearle con el martillo y acabar con él antes de que pudiera seguir haciéndole daño.

El enano logra impactar en el huargo y causarle una herida, el animal suelta un grito de dolor aún confundido por la magia del elfo.

Joran continua avanzando buscando flanquear al huargo sin que nadie lo vea.

Los huargos parecen perder terreno, pero me aseguro del poco que les queda, les traicione en su contra. Colocandome detras de ellos, conjuro e invoco al hielo, para que detenga los ataques de los huargos, y caigan ante las adversidades del terreno.

-!El Invierno ya esta aqui, bestias¡

Viendo los problemas de mi compañero enano decido que es hora de acabar rápidamente con mi oponente. 

- ¡AVANDRA! ¡Concede a tu leal siervo el rayo demoledor! 

Willen conjura su hechizo y el suelo a los pies de los huargos se hiela al instante. Ambas criaturas intentan en vano mantenerse en pie, pero fallan miserablemente y caen de bruces en el suelo.

Batheus intenta invocar el poder de su dios para golpear la huargo, pero la piel de este es gruesa y es capaz de aguantar el golpe sin poco mas que un rasguño.

Los huargos no pierden tiempo en intentar levantarse y atacar tanto al enano como al humano. Sin embargo no consiguen mucho aparte de arañar escudos, ropas y armadura.

Por su parte el mediano logra llegar a la espalda de uno de los huargo y le clava su daga con saña causando una fea herida.

-!Maldita sea, estas bestias son mas tercas que un venado en rito de apareamiento¡- Me queje, preparando el siguiente conjuro, e invocando llamas entre mis palmas.- Apartaos, voy a asarlas.

Ya que el frio no parece matarlas, probe con las llamas, lanzando una bola de fuego, que al impacto del suelo, salto en chispas y llamaradas que quemarian pelo y piel de las criaturas.

Mientras veo como el mago churrusca un rato a los lobos decido pedir ayuda a mis superiores:

- ¡Avandra guíanos en esta batalla!

Willen conjura una explosión de fuego que estalla en medio de ambos huargos, sin embargo estos reaccionan a tiempo y esquivan la llamarada zafándose de su conjuro.

Batheus invoca el poder de su dios haciendo que sus compañeros escuchen susurros en sus oídos y manos que guían las suyas haciendo sus ataques mas precisos y fuertes.

Grummbar se sentía débil y aquello no le hacía ninguna gracia. Si no tenía cuidado podía acabar convirtiéndose en la cena de uno de aquellos asquerosos huargos. Aunque ya estaban bastante machacados y no parecía que fueran a tener demasiado apetito... pero una dentellada desesperada siempre era peligrosa, sobre todo estando el enano tan magullado.

Se concentró en escuchar aquellos susurros inspiradores y, cubriéndose con el escudo, atacó al huargo que tenía más cerca.

- ¡Muere de una vez, maldita bestia!

-Aja, asi que quereis jugar "Esquivar las llamas del mago".- Respondi, quizas algo demasiado animado y fuera de si, motivado por aquella sensacion de que los dioses guiaran mi magia, para castigar al enemigo.-¡Pues esquivad esto!

Moviendome hasta estar en medio de los Huargos, doy una vuelta sobre mi mismos con los brazos extendidos, hasta terminar justo en el grado 360º, momento en el que mi alredor exploto en una mortaja de llamas.

Viendo la situación de Grummar decido que es el momento de pedir más ayuda divina:

- Avandra, te lo suplico: debilita a estos demonios peludos para que tus siervos podamos derrotarlos.

Gesticulo señalando al huargo que ataca al enano.

El huargo recibe el golpe del enano, aunque este es demasiado débil para causar una herida de seriedad, y cansado de recibir los conjuros del mago decide apartarse ligeramente mientras dedica una dentellada al mediano ... lo que es un error, pues el enano aprovecha la oportunidad para meterle un ataque de nuevo.

El ataque del enano produce una fea herida en el costado del huargo que aúlla con dolor. Intenta terminar su dentellada al mediano, pero falla.

El otro huargo decide cargar hacia el mago también cansado de sus trucos de magia.

-¡Osas enfrentarme a mi!- Dije amenazador, al huargo que venia atacarme, sin mostrar el mas minimo miedo.- ¡Estupida bestia, soy Willen de bosques Harken!¡Soy Willen, maestro del calor¡ Pero sobre todo...-

Y marcando mis palabras, con actos que pudiera entender la bestia, doy un bastonazo al suelo, haciendo temblar la zona bajo los pies del Huargo, amenazandose con abrirse en un destello de sombras y tragarselo entero.

-¡Soy un mago, y tengo barba para demostrarlo!