Partida Rol por web

La experiencia y el buen sentido del viejo los saco de allí, se arriesgó a intentar encontrar un auto y lo logró. Víctor había sentido como estuvieron a punto de ser atrapados, después de subir al auto, por fin pudo tomar un respiro. Sin embargo debía ser breve. Tenía muchos asuntos que resolver. La comida era uno de ellos. Parce que definitivamente ese grupo se había consolidado, con sus diferencias y excentricidades, con su pasado. Ahora hasta el viejo había pensado en ellos a la hora de tomar una decisión, así que lo más lógico era pensar que intentarían seguir juntos tanto como pudieran. En ese caso la alimentación de un grupo sería más complicada. No bastaba con encontrar una lata de frijoles abandonada o una barra de granola, necesitaban provisiones reales.

- Necesitamos comer, hay que buscar provisiones. Agua, alimento. Debemos buscar suficiente para todos - Expresó en voz alta. 

Un supermercado o un restaurante serían las mejores opciones.  Sin embargo entrar en lugares tan públicos podría ser peligroso. 

Además seguía pendiente el tema de la radio, finalmente no habían podido tomarla, pero este auto, seguro tendría una.

- Funcionará esa radio? Podremos dar con la señal?

Dijo para que alguien la encendiera y manipulara el dial intentando encontrar de nuevo la señal. Todavía existía la posibilidad de encontrar en alguna parte una base militar en dónde pudieran estar a salvo. Victor era siempre un optimista. En el fondo, a pesar de saber que lo duro que lo tenían pensaba que cabía la posibilidad de sobrevivir. Era natural, de no ser por ese impulso interior no hubiera pasado de la adolescencia, con su ceguera, su poco físico, todas sus limitaciones. 

Se habían salvado. Ni siquiera tenía claro cómo había ocurrido. Su mente era como una densa nebulosa que impedía que las neuronas hicieran correctamente su cometido. Lo único que sabía era que le debía su vida a los demás. El viejo loco se había sacrificado por el resto, consiguiendo un vehículo para la huida. Katrina se había asegurado de que se montara con los demás.

Todavía podía sentir las marcas de los dedos de Fer apretando y zarandeando sus hombros y la firmeza con la que Gwendolyn había estirado de su brazo para sacarla del edificio. Hasta Victor, en su difícil situación, había aportado al grupo más que ella.

Era una inútil.

- Mis padres vivían en una granja.Tenían un gran huerto y animales, y un almacen lleno de conservas preparado para el estallido de una guerra mundial - Se sintió extraña al oir su voz. Todavía era incapaz moverse o de enfocar la mirada. Pero sentía que debía hablar. Sentía que debía salir de ese trance que solo ralentizaba a los demás. - Murieron hace varios años... pero tengo entendido que siguió funcionando - durante un momento se le apagó la voz. Sus padres habían muerto. También Beth. - Será más seguro que quedarnos en la ciudad.

Poco a poco había vuelto a la realidad. Se sentía mejor. Tenía miedo, pero era un sentimiento mucho más racional.

- Esta a hora y media de viaje. ¿Creéis que podríamos conseguirlo?

Su propuesta tenía muchas lagunas. No sabía qué se encontrarían allí. Tampoco si eran capaces de llegar. Pero se les agotaban las opciones.

Con la experiencia que tenía, el viejo Reuben los había sacado de un aprieto bastante fuerte. Apenas encendió el motor, este rugió con fuerza y salieron de allí. Varios de Ellos chillaban de manera horrible al ser recibidos por las farolas de luz, mientras que otros parecían mantener cierta distancia mientras los seguían.

Habían logrado salir de aquel aprieto por poco, pero sin duda no se podía cantar victoria, ya que aquellos seres los seguían. Si miraban la gasolina del vehículo, había suficiente para un viaje de media hora como mucho. El medidor de gasolina estaba casi vacío. Mientras tanto, la pequeña Wendy caminaba por aquel auto con mucha más facilidad que los demás y lo que encontró fue un conjunto de alfombras que parecían ocultar algo, además de algunas bengalas. Al correr todas las alfombras, lo que se reveló frente a ella fue una caja fuerte. No era muy grande, seguramente era de alguien que había intentado escapar con ella o algo así. Sin embargo, sería necesario forzarla si querían descubrir su contenido.

Los rugidos se acercaban por la parte trasera del auto. De seguro, estaban esperando la posibilidad de atacarles.

Le dolía mucho la pierna. La herida de años se estaba resintiendo por toda la carga que había puesto sobre esta los últimos días. Apagó la linterna y se metió el llavero al bolsillo, lo mismo hizo con la navaja. Se pasó una mano por la boca y volvió a tocar la bocina un par de veces más para que la gente se apurase. La única respuesta que hubo ante el agradecimiento de Fer y Katrina fue un tosco gruñido. Cuando vio que todos se habían subido a la camioneta, arrancó sin pensarlo dos veces, poniendo las luces en alto para poder ver lo más posible.

Escuchó lo que dijo la mujer, sin poder enterarse de lo que había dicho el ciego ya que iba en la parte trasera. Por el retrovisor, por costumbre, observó lo que había detrás: no vio nada. La oscuridad engullía todo. Sin embargo, Ellos estaban allí. Casi podía sentir su sed de sangre.

—Apenas tenemos combustible para media hora de viaje, quizá menos —gruñó Reuben, esquivando de forma tosca un bache y haciendo que los que estaban atrás se zarandeasen un poco. La luz de la cabina se apagó. Parpadeó por unos momentos y volvió a encenderse. Reuben se pasó la mano por la frente; estaba sudando—. A menos de que consigamos otro auto, no podríamos llegar hasta allí. Parar tampoco parece la mejor opción a menos de que quieras que esos engendros te engullan —desde luego, el tacto no era su principal don.

Las palabras de Fer han significado mucho para mí, cuando nos encontramos con una situación llena de problemas y desventajas. Ni hablar de una Rose que no reacciona a nada y a punto estuve de hacer lo mismo que aquel hombre, darle una buena sacudida así de una vez por todas espabila. 

Una vez dentro de la camioneta comienza a hablar, pero solo presto atención a las palabras del viejo gruñón. Solo media hora, nada más. Es muy poco así que debemos pensar en cambiar de auto, meternos en alguna casa, lo que sea porque no tenemos demasiadas opciones. 

—No me importa si tenemos que robar combustible, no sé si hay una gasolinera cerca sino de última tendremos que quitarle a los autos o robarlos en si. Da igual, este te funciona viejo, así que será mejor hacer lo que digo. 

Es una sugerencia, quizás válida y si nos alumbran con las linternas no me importará robar combustible con una manguera. 

Seguía notando cómo el corazón golpeaba su pecho con fuerza y sin piedad. Estaba nervioso y al límite, sabía que les acechaban y como decía el anciano detenerse no era la mejor opción, de hecho casi no era ni una opción. Sin embargo tanto la idea de Rose las palabras de Katrina le hicieron asentir.

Con luz o fuego deberíamos tener tiempo para hacer una parada rápida.

Era como un comentario, o una ratificación a sus palabras, si tal cosa era posible quizá sobrevivir fuese un poco más real. Más llamativa le resultó la caja. ¿Acaso era una herramienta espía? ¿Un repetidor? ¿O sencillamente vienes valiosos? Quería abrirla y ver su contenido.

Si nadie tiene un máster en abrir cerraduras ajenas -comentó, como si aquello fuese incluso una opción-, puedo intentar reventar la cerradura con algún cuchillo o algo.

Su sugerencia no había servido de nada. Mentiría si dijera que no le molestó. Sobre todo porque ese viejo carcamal la había desestimado al momento. Compraba lo de la gasolina, pero no su opinión. Respiró hondo antes de hablar. No era momento de ponerse exquisita.

Los comentarios de Katrina y Fer, en los que buscaban cierta solución a su propuesta, le hicieron sentir bien. Pero era cierto que resultaba arriesgado. Tampoco podía confirmar que fueran a encontrarse un lugar seguro y, sobre todo, iluminado.

- También podemos hacer lo que ha propuesto Wendy. 

En realidad, no tenía claro lo que había propuesto. Le había pillado con la mente todavía algo enturbiada. Pero, esforzándose un poco, le venían a la cabeza palabras como 'mapa' y 'ciudad'. Podía ser una opción. Entonces, sus ojos toparon con esa caja fuerte.

- Déjame probar a mí - comentó con inusual calma, mientras se sacaba dos horquillas del pelo. Nunca había abierto una caja fuerte, pero tenía experiencia reventando armarios y puertas bajo llave. Habilidades de una época que prefería olvidar.

La decisión de Rose era admirable: sus manos estaban sudorosas, sus pupilas dilatadas, su pulso trepidante... Y a pesar de eso, la chica rubia había tomado la decisión de recuperar un hábito que podía considerarse vandalismo para muchos, o tal vez recursividad para muchos otros. Como siempre, todo depende del ojo que esté observando. Con cierta destreza manipuló la horquilla como solo alguien con experiencia lo haría, pero su pulso no se tranquilizaba. Los gruñidos se hacían más fuertes y cualquiera que mirara tras de ustedes, podría ver que un buen número de sombras los seguían de cerca, aunque aún guardaban distancia por los senderos luminosos de demarcaban las luces del auto. No era muy potente, pero aquello les daba cierta distancia.

Ellos se movían a tal velocidad que aunque Reuben empezaba a acelerar, estas no parecían quedarse atrás. Seguían y seguían aumentando el paso, casi como si la prisa no les preocupara. El anciano frustrado y enojado siguió acelerando y la frustración, los gritos, posibles discusiones entre los pasajeros podría llevar a que el antiguo veterano diezmara su concentración, por lo cual no pudo detectar a tiempo un cuerpo que había en el camino. Lo que Reuben no sabía era que al ver a la rubia en problemas por su mismo nerviosismo, Fer se acercó a ella amablemente para tratar de tomar su lugar. La rubia, tratando de probarse como valiosa, no se lo permitió. Este pequeño enfrentamiento los llevó a un forcejeo que dejaba sus rostros en una posición comprometedora para el cuchillo que Fer había sacado y, aunque Katrina pudo detectar el cuerpo a tiempo, la pierna lesionada del anciano no le permitió reaccionar con la  rapidez que el grito ensordecedor de Katrina indicó, haciendo que el arrollar el cuerpo que había en el camino causara que el auto tuviera un enorme sobresalto. La pequeña Wendy cayó hacia atrás, al igual que Victor, quien no se encontraba del todo capaz de encontrar un buen punto de apoyo, empujando a Fer lo suficiente para mover el cuchillo en una posición en la cual, al sus manos elevarse por la inercia del movimiento y tener a la rubia cerca, Rose fuera testigo de cómo este cuchillo lasceraba su piel.

Fue como en cámara lenta: el cuchillo sobrepasando la barrera de la mandíbula, pasando por las mejillas y los pómulos hasta llegar a la cuenca de los ojos y cortando los párpados, lastimando su ojo y causando un momento de total silencio entre los dos que podrían haberse percatado de lo sucedido. El golpe hizo que el cuchillo que Fer traía consigo cayera y Rose, comprendiendo poco a poco lo que le había pasado, gritara como nunca antes había gritado. Aquello llevó a que el anciano perdiera el poco control que le quedaba, perdiera el camino, se saliera de la carretera y se metiera por entre los árboles. Aunque tenía experiencia, no pudo evitar chocar contra un árbol, dejando la parte delantera del auto dañada, haciéndolos a todos golpearse con las sillas del frente y al viejo Reuben contra el volante. El impacto fue tal que jurarían haberse desmayado, mientras las luces del auto agonizaban por no apagarse.