Partida Rol por web

Ten Candles [+18]

2-10 Velas

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07/09/2020, 06:19
Narradora

No... este.. Este no puede ser el final... ¿Que he hecho para recibir tan aciago destino? ¿Es este un castigo divino por no haber sabido apreciar mi vida... Por haberla desperdiciado lamentándome?... No puedo seguir escondiéndome para siempre... Allí afuera hay gente muriendo, debe haber alguien... Alguien que necesita mi ayuda y que posiblemente no merezca la muerte. Si solo existe aunque sea una sola persona así que pueda ser ayudada tal vez... Me redima...

Thomas.

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07/09/2020, 06:22
Narradora

Diez días... Diez días desde que el sol se había ido y la oscuridad había llegado. Cinco días desde que Ellos habían aparecido. Cinco días en que los humanos se habían vuelto las presas de cacería más codiciadas, el trofeo máximo. ¿Su objetivo? Desconocido. ¿Su éxito? Garantizado. Tal vez las lágrimas se habían secado de haber tenido que correr dejándolo todo atrás, perdiendo poco a poco aquello que los modestos llaman cordura y pasando al instinto más primario de todos: el instinto de supervivencia.

Entre escapadas, tal vez lluvias de disparos, gritos, sangre y vísceras, has llegado a lo que se había convertido en un refugio seguro durante los últimos dos días. Había dos cuerpos adentro cuando llegaron. Por las manchas de sangre en el suelo, lo más seguro es que hubieran sido atacados y lograron escapar, pero no por ello sobrevivir. El charco de sangre que rodeaba sus cuerpos ya se había solidificado y al tirar de sus ropas para sacarlos, el desagradable sonido de la tela pegada al charco de sangre acompañó la dantesca escena. Para cualquiera que fuera un poco atento, habría notado algunas marcas de dientes y garras en los cuerpos de los dos fallecidos, así como restos de piel teñida de negro en estos. Sin embargo, también era posible que primara el deseo de deshacerse de los cadáveres.

El refugio no era otra cosa que el gimnasio de un colegio. No es como si lo fueran a necesitar mucho, así que era todo suyo. Gracias al trabajo de Thomas con la guía de William, habían logrado que una batería mantuviera funcionando algunos reflectores del complejo, al menos lo suficiente para poder mantenerse en la luz. A pesar de esto, las luces comenzaban a titilar y las pocas raciones que tenían empezaban a escasear. Habían tenido que empezar a turnar las linternas para extender su uso, pero su luz se hacía tenue. Si los recursos se agotaban, estaban muertos. Por lo tanto, era el momento de buscar opciones.

En el otro extremo del estadio, en la parte más alejada de los reflectores que habían logrado encender, había un ruido intermitente de lo que parecía una voz de procedencia desconocida. Y casualmente, sonaba en períodos regulares de tiempo.

Notas de juego

Recordatorios:

- Los personajes empiezan desarmados y con lo que tengan en los bolsillos.

- Pueden hablar entre ustedes hasta que tomen una decisión de a dónde ir.

- Si considero que alguna de sus acciones requiere una tirada de conflicto, se los haré saber; pero también pueden pedir tiradas para resolver conflictos.

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10/09/2020, 22:48
2-Mara Jones

A pesar de haber pasado dos días, Mara todavía tenía en la nariz clavado el olor de la sangre. Algunos de sus compañeros habían sacado los cadáveres, escuchó algo sobre marcas en sus extremidades, pero es algo a lo que no quiso prestarle demasiada atención.

Ahora se encontraba en el medio de la pista de baloncesto, con la linterna temblando entre las manos, era la encargada de que no se quedaran a oscuras. Cuando la linterna empezaba a titilar, todos parecían entrar en una especie de pánico colectivo o eso le parecía a ella cuando les observaba. La falta de comida tampoco ayudaba mucho, encontraron alguna lata debajo de los armarios de la cocina del colegio, pero poco más, el lugar ya había sido arrasado por sus anteriores ocupantes. Al menos murieron con el estómago lleno, pensó buscando la parte positiva a aquella situación.

Sintió un ligero cosquilleo en las manos, estaba sujetando la linterna con tanta fuerza que una de ellas había empezado a dormírsele. Sacudió la mano izquierda intentando deshacerse de aquella incómoda sensación. La linterna parpadeó de nuevo y Mara le dio un pequeño golpecito para que la luz se fijara de nuevo.

No podían seguir allí, había sido un buen refugio, pero o buscaban opciones u otro lugar. La noche anterior lo habían hablado, pero no quedó nada en claro y el tema quedó un poco en el aire. Era difícil coordinarse cuando eran tantos y más con hambre y miedo.

Allí estaba de nuevo... aquella voz desconocida. No conseguía descifrar el significado de aquel sonido irregular, pero lo que era cierto es que sonaba en períodos regulares de tiempo.

Miró a sus compañeros, reunidos frente a la linterna, algunos medio adormilados, otros con los ojos completamente abiertos, atentos a cualquier cambio en el ambiente. Alargó la mano hasta Rémy que estaba a su derecha y la posó sobre la rodilla, dándole ánimos.

- Chicos, sé que estamos asustados, pero debemos movernos. Se nos están acabando las baterías y deberíamos usarlas para llegar a otro lugar seguro, para buscar más recursos -sintió un escalofrío y se tapó con la manta en la que estaba envuelta-. Podíamos empezar por las casas cercanas al colegio, todo el mundo guarda pilas o velas en algún cajón, no creo que se haya saqueado todo a nuestro alrededor.

Cierto era que habían escuchado durante esos días ruidos de cristales rotos... y gritos. Pero seguro que habían más opciones, incluso alguna batería de coche, con unos buenos cables. La ferretería estaba arrasada, fue lo primero que visitó tras salir de su piso. Pero por ejemplo, en casa de su vecina había encontrado un par de velas y una linterna, la que ahora mismo sostenía entre las manos.

- ¡Vamos! -intentó animarles con una sonrisa- ¿Seguimos aquí, no? Y no pienso dejar que esto acabe sin probar un plato de Rémy o dejar que el Padre Michel me arrastre a una de sus oraciones. ¿Donna crees que en el hospital donde trabajabas quedará algo que nos sea de utilidad? También deberíamos hacer acopio de medicinas por si algunos es herido o por si enfermamos. ¿Podríamos usar las baterías de los coches Will? Seguro que si encontramos material puedes guiar a Thomas para que la haga funcionar. 

Mara se levantó y empezó a doblar la manta con la que se había tapado, para guardarla después en la mochila. De ella colgaba un pequeño corazón de madera tallado a mano, lo acarició con cariño antes de seguir.

- Quedarnos aquí no va a solucionar nada y no sé vosotros, pero a mí nunca me gustó mucho el deporte. Este sitio no es el mío -bromeó.

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11/09/2020, 01:10
2-Donna Stevens

Diez días... habían pasado diez malditos días en los que solo podía correr, esconderse, buscar algo de utilidad en las casas a las que ella lograba entrar con ayuda de los demás para hacerse con lo que estuviera a la mano: más que nada alimentos enlatados, medicinas, velas, encendedores, cerillos y linternas. Nunca llego a pensar que el escuchar a sus amigos aficionados a las películas de zombies serviría de algo ¿ellos estarían bien? Lo más seguro es que sí.

Aún recordaba la última vez que hablo con su querida madre, desde ese día había tratado de comunicarse con ellos de alguna manera, pero no había ni un ápice de que eso fuera un simple apagón y que la señal regresaría con solo presionar un botón. Se vio obligada de salir de esas cuatro paredes y solo cargar con su celular y un pequeño estuche de primeros auxilios que apenas y traía lo básico. Aún no lograba entender como es que seguía con vida, su mirada agotada veía a cada uno de los que estaban con ella, pensaba en acercarse al padre para pedir un poco de apoyo moral, pero unos sonidos algo distantes la llamaron la atención.

-Esto no me gusta nada...- hablaba en voz baja mientras introducía sus manos dentro de los bolsillos de su chamarra y cruzaba sus piernas, buscando juntar las lo más que pudiera a su cuerpo, no quería admitir que tenía miedo y este aumentaba cada vez que la linterna de Mara titilaba... esos sonidos extraños colocaban su piel de gallina y no fue hasta que la morena inicio con su discurso y la nombro a ella junto con lo del hospital que se vio en la necesidad de morder su labio y tomar una buena bocanada de aire. -Iba a iniciar mis prácticas en el hospital, unos días antes fui a ver como eran las instalaciones y aún recuerdo en donde guardaban los medicamentos. Es de tercer nivel; así que habrá de todo... tengo una imagen del mapa en el celular, me queda...- saca el aparato del bolsillo y desbloquea la pantalla para ver que solo le quedaba 25% de la batería. Había desactivado todo lo que pudiera consumir de la pila, pero sabía que tarde o temprano debería de buscar una nueva batería si quería tener esa información del hospital a la mano -25% de batería, pero... creo que lo mejor sería por el momento buscar en las casas cercanas y armarnos porque... es mejor cuidarnos las espaldas ¿no?-

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11/09/2020, 09:15
2-Padre Michael Reston

En los días tras el apagón, el Padre Michael había rezado. Había rezado mucho. Con su rosario en la mano, había recitado sus oraciones una y otra vez, todos los salmos, todo lo aprendido. Todo lo conocido. Al quinto día, había empezado con el estilo libre. Había pedido a Dios que cuidara de su rebaño, que cuidara de las buenas gentes del lugar. Había acogido a sus feligreses en la parroquia hasta que habían tenido que salir huyendo. Al octavo día, completamente solo, había pedido a Dios que perdonara sus pecados y los de los demás. Le había pedido que abriera las puertas del cielo a su gente, pues todos ellos habían vivido sus vidas con honestidad. Al noveno día, había llegado a aquel refugio temporal, pidiéndole a Su Señor que apretara pero no ahogara.

Todo había cambiado tanto en diez días que el mundo había desaparecido para convertirse en una lucha brutal por la supervivencia. La linterna de Mara, la ocasional luz de la pantalla del móvil de Donna, se habían convertido en el bien más preciado para todos. Ya no eran el nuevo coche que uno se había comprado, la última reforma del hogar o las terceras vacaciones de aquel año. Si aquel era el modo en que el Señor había escogido enseñar el concepto de la humildad en las personas, había sido certero de un modo lúgubre.

Él, por su parte, con poco que aportar a aquel pequeño grupo de trágicos supervivientes, había ofrecido sus oraciones y había recomendado a sus compañeros la posibilidad de confesarse con él, sabiendo que para muchos podía resultar catártico. Por lo demás, se había sumido en un silencio pensativo mientras pasaba cuentas de su rosario, contándolas en voz alta.

Aquel día se hallaba nuevamente sumergido en sus rezos, de rodillas ante una pared, consciente de la presencia de sus compañeros a su espalda. Su voz, un susurro en la penumbra, se detuvo un momento cuando la linterna de Mara parpadeó, pero prosiguió para detenerse del todo cuando la joven empezó a hablar.

Con un suspiro, se puso en pie, sintiendo un sordo dolor en las rodillas y en la base de la espalda, abandonando su posición forzada para unirse al resto.

- Tiene razón, Mara. Incluso me sorprende que las pilas hayan durado tanto, pero en cualquier momento se agotarán del todo. Deberíamos buscar primero las pilas... - su estómago rugió, furioso por aquella injusta prioridad. El pecado capital de la gula también ha sido eliminado del todo, supongo, pensó, con un atisbo de ironía -. Luego la comida y finalmente los medicamentos. Aunque, personalmente, preferiría que nos aventuráramos en una farmacia. O incluso en las casas podemos encontrar cosas básicas. Sea como sea, no nos conviene quedarnos aquí mucho tiempo. Si lo hacemos, agotaremos los recursos que podamos encontrar alrededor y entonces nos veremos forzados a buscar un nuevo lugar en el que quedarnos...y hacer las cosas a la fuerza nunca es una buena opción - se giró hacia la joven Donna antes de preguntar con delicadeza -: ¿Cree que con lo que podamos hallar en una farmacia o en una casa tendremos suficiente teniendo en cuenta sus conocimientos de medicina y lo que puede hacer sin el equipo adecuado? ¿O nos aconseja ir al Hospital?

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11/09/2020, 19:41
2-Donna Stevens

Tras bloquear nuevamente el celular para no gastar la batería de manera innecesaria, levantaría la cabeza al escuchar la pregunta del padre Michael y se queda pensativa por unos segundos ¿podría proporcionar el cuidado que requiere un paciente con lo básico? -En los hogares encontraremos medicinas para tratamientos más paliativos, vendajes, desinfectantes y cosas así... puedo apañarme con eso, aunque si que me gustaría visitar alguna farmacia para tener un poco más de posibilidades. Quiero ayudarles en todo lo medicamente posible...

 

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12/09/2020, 03:09
2-Rémy Baudin

Si hubiese creído en los simbolismos, aquel lugar les había recibido como una tumba abierta. Con cadáveres y todo, como una profecía siniestra de lo que les ocurriría tarde o temprano. Había ayudado a sacarlos de allí. La sangre seca había tardado una eternidad en salir de sus manos.

Cada milésima de segundo que la linterna pasaba apagada todos perdían la respiración. Era como las películas de terror, cuando esperabas que algo saliera de la oscuridad y te atacara. "Ojala todo fuera una película". Hambre, sueño, estrés, la cordura, se les iba escurriendo como arena por los dedos, cada minutos que pasaba. Tenían que conseguir recursos, y salir de allí.

Estaban sentados en círculo, buscando confort en la cercanía de otro ser humano, aunque apenas se conocieran. O sí, quien sabe, desde que las luces se habían apagado cada segundo bien podría ser eterno.

Dio una sonrisa suave a Mara, poniendo su mano sobre la suya, no podía menos que admirar su optimismo. Parecía sin duda apropiado que ella llevara la luz que los mantenía a todos vivos, su persona estaba intentando hacer lo mismo con el optimismo del grupo.

-Quiero saber que es esa voz - Dijo en voz baja, mirando en la dirección de la que provenía. No tenía sentido, era demasiado temporizada como para ser una persona, pero le molestaba no saberlo. Tampoco podía ser una radio, las emisoras habían caído hace mucho. Un celular... quizás. Suspiró y se puso de pie también, sabía que no podía internarse en la oscuridad sola así que si sus compañeros no le acompañaban, esa voz quedaría un misterio. -Vamos, Mara tiene razón, quedarnos acá y pegarnos un tiro es lo mismo - Lo de Rémy si que no era animar a nadie.

-Concuerdo con el padre, primero luz, ya luego comeremos - Una garrafa hubiese sido lo mejor que podría pasarles en ese momento. Y francamente no quería ir al hospital, no sabía cuanta gente había electro-dependiente que simplemente había muerto cuando no hubo forma de alimentar las maquinas que los mantenían con vida, al principio los habían trasladado a las morgues, pero luego no creía que nadie se hubiese preocupado mucho por los cadáveres, y no quería descubrir si Ellos eran carroñeros.

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13/09/2020, 16:22
2-William “Will” Thornton

La luz.

Fuente de toda vida desde tiempos inmemoriales, y especialmente desde cinco días atrás, cuando más bien se había convertido en la única enemiga de toda muerte. Lo cierto era que no dejaba de ser sorprendente cómo la luz, que los demás veían únicamente a través de sus ojos, se convertía en otras cosas para Will, atrapado en la permanente oscuridad de la ceguera. La luz había dejado de ser luz para ser otras cosas con sus otros cuatro sentidos.

Sonido, principalmente.

La luz, o más bien su ausencia, se escuchaba perfectamente en la forma en la que Mara contenía la respiración cada vez que su linterna perdía fuerza o titilaba. La exhalación de Rémy, un instante después, cuando la bombilla recuperaba su luz. Y la entrecortada forma en la que los demás continuaban respirando después de aquello. Tan sólo el sacerdote parecía más resistente a esas emociones… pero no era algo que lo reconfortara en absoluto.

Sí, la luz era sonido.

Pero también era el olor. El miedo que exhalaban los demás era casi tan palpable como su acre sudor, y se mezclaba con el olor de la sangre que aún impregnaba aquel lugar, y otro olor, que nunca había sentido antes y que no terminaba de identificar. Tal vez fuera el olor que Ellos habían dejado atrás. O tal vez no.

-Vayamos a donde vayamos, si sólo vamos a saquear, es sólo temporal y no tiene tanta importancia. –La voz de Will, grave y algo ronca por la falta de uso, interrumpió la discusión de los otros. El hombre estaba sentado en un lateral, apoyado en el comienzo de una de las gradas, allí donde la luz comenzaba a escasear y la penumbra se rendía a la oscuridad. Era un lugar donde ninguno de los demás llegaba a sentirse cómodo, pero el ciego insistía en que no pasaba nada, como si estuviera seguro de que Ellos aún los rondaban a través de algún instinto misterioso.

-Pero si tuviera que elegir, diría que ir al hospital es un esfuerzo inútil. –Continuó hablando, desgranando lentamente las palabras mientras su rostro se giraba hacia el lugar desde el que escuchaba a sus compañeros, mirando sin verlos. –Todo el mundo habrá tenido la misma idea. Pero no todos habrán tenido tiempo de registrar casa por casa. Ni de llevarse todo lo que hay en una farmacia. Y coches… seguro que hay. Supongo que podría explicaros cómo puentear la batería para encender los faros.

-Aun así… primero acompañaría a Rémy, si se atreve a ir. –Añadió, mientras se ponía en pie con cuidado, apoyándose en el bastón que llevaba con él y que sostenía con una inequívoca sensación de desagrado. -¿Eres tú la que lo ha dicho, verdad Rémy? Lo de la voz. Creo… estoy casi seguro de que es una grabación. Pero tal vez diga algo interesante. Y si la escuchamos, eso es que no está lejos, probablemente dentro del edificio. Voto por echar un vistazo antes de salir.

Dando unos pasos lentos pero relativamente firmes hacia los demás, se detuvo aguardando a sus respuestas. Y, aunque odiara reconocerlo, a que alguien se prestara a ayudarlo. Aunque probablemente no se caería andando después de tantos años de ceguera, no tenía ninguna forma de saber dónde estaban las puertas de salida.

-Y luego tendremos que pensar en algo más serio. Hay que encontrar un lugar al que ir para sobrevivir. –Los labios de Will se apretaron con rabia al recordar el incidente de hacía unos días. -Yo… ya os lo dije. Los cabrones que saquearon mi casa parecían bastante preparados. Dijeron algo de ir hacia el sur. Probablemente haya algún punto seguro allí.

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13/09/2020, 18:53
Narradora

Un reloj de pulsera imaginario sonaba en sus cabezas. No faltaba decir que si no se movían, pronto Ellos llegarían. Los reflectores diezmaban su luz tal vez a cada segundo o tal vez solo era su propio temor, pero el tiempo pasaba con rapidez y esa antes luz intensa se volvía tenue.

Para muchos podía ser paisaje pero se escuchaban algunos gruñidos lejanos. ¿Estarían Ellos en camino? ¿Ya los habrían encontrado? Pero no podían entrar... Al menos no aún.

Como si de una alerta silenciosa se tratara, se empezó a escuchar lo que sonaba similar a un radio viejo. Como siempre, rítmico y constante. Solo que esta vez sus sentidos estaban alerta y escucharon algo. Tal vez presas de la curiosidad, dieron unos cuantos pasos más, lo que llevó a que escucharan algo. Palabras al parecer inconexas.

Mike...

India...

Alfa...

Y hubo más, pero algo se interponía y hacía más difícil comprender lo otro. Solo esas tres fueron lo suficientemente claras. Se repitió aquello dos veces más y luego se perdió. Como cada día.  

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14/09/2020, 14:03
2-Thomas Richter

Thomas se estaba tocando la cabeza día tras día por la jaqueca que aquella situación le provocaba. Estaba estresado, rodeado de personas en aquel gimnasio que mas parecía un cementerio por culpa de los cadáveres y asustado.La moral no parecía estar muy baja, la chica del móvil parecía un atisbo de luz en aquel mar de oscuridad en el que se habían visto sumergidos aquellos pobres diablos junto al cobarde de Thomas.

 

-El grandullon...- Dijo señalando a William -Tiene razón... no es mas que cuestión de tiempo que acabemos necesitando ir a otro sitio. Pero para pensar en algo así, antes debemos saber exactamente adonde vamos a ir, y necesitaremos comida y provisiones porque tampoco sabemos cuanto estaremos fuera si es que lo conseguimos... Ir a las casas me parece mala idea, no sabemos cuantas estarán cerradas, habrá que jugársela a hacer ruido y romper alguna puerta o ventana solo para conseguir a una sola vivienda teniendo la esperanza de que los residentes no estén allí ni hayan vaciado la despensa antes...

 

Se levantó, tratando de estirarse después de pasar horas en la misma posición y miró en dirección a donde la radio parecía estar transmitiendo un mensaje. -Tal vez haya alguien que necesite ayuda... O tal vez alguien que pueda ofrecernos la suya, sea lo que sea está claro que la radio es la respuesta... O al menos espero que sea una radio y no un truco de esas... mierdas... Pero es una buena opción buscar de donde viene y que podemos sacar de ella. Luego podremos ir por comida y cosas al hospital o donde decidáis el resto. Creo que todas las opciones son igual de malas y de arriesgadas y no hay una solución correcta...

Quedó pensativo ojeando el móvil de Donna, la mujer luciérnaga como le gustaba llamarla Thomas en sus pensamientos -Eso es una buena opción para ir tirando pero no inagotable.. ¿Que me decís de una tienda de informática? Es posible que aun queden power banks por ahí sueltas que nos den energía para el teléfono móvil. Se que suena a locura pero es algo bastante mas fiable que ir a una ferretería y rezar por que hayan dejado un generador o velas...

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15/09/2020, 17:33
2-Padre Michael Reston

La opinión general decía que farmacias y hogares. Bien. Aquello era lo magnífico de aquel extraño grupo. Apenas se conocían pero el miedo les había enseñado algo que años de formación no habían podido: a trabajar en equipo. Sin embargo, ni siquiera el terror había logrado eliminar la más estúpida de las cualidades humanas y esa era la casualidad. Pues allí estaban todos, él incluido, preguntándose de dónde provenía el ruido de estática que parecía hablarles. Tal vez podrían plantearse que Ellos tenían más medios de los que uno sospechaba y ponían trampas para atraer a los incautos. Pero la esperanza, aquella terrible y recóndita emoción que sólo fallecería cuando su corazón se detuviera, les decía, con vocecilla insidiosa: "y sí..."

Y sí... la radio es la respuesta. Apóstol Thomas Richter.

- Que así sea - suspiró, cuando vio que la decisión estaba tomada. Se puso en pie, acercándose al joven William para posarle una mano en el hombro y que esta le sirviera como punto de referencia -. Radio, luz, comida, medicamentos... Refugio. No sé qué decirle Thomas, no soy un hombre muy ducho en la tecnología pero miedo me da que lo siguiente que nos roben sea la electricidad. Poco a poco, parece que volveremos a la época del fuego y las lanzas. Así que, si por mí fuera, les diría que más allá de baterías o powerbanks de esas, nos hiciéramos con un buen puñado de velas. Cualquier cosa, podemos seguir hablándola por el camino.

Que Dios se apiade de nuestras almas.

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15/09/2020, 23:04
2-Mara Jones

Mara no estaba muy a favor de comprobar que era aquel regular sonido. No porque pensara que podía ser una trampa de Ellos, sino porque había muchos "carroñeros" que harían lo que fuera para obtener más recursos con los que sobrevivir un día más. Pero se sentía extrañamente unida a aquellas personas y no las abandonaría por mantener una opinión diferente; la unión hace la fuerza. Así que, haciendo acopio de valor, se levantó y empezó a empaquetar las pocas cosas que les quedaban.

"Las huellas de las personas que caminaron juntas nunca se borran" recordó el proverbio africano.

- Aún así y no es por llevarle la contraria, Padre, veo muy buena opción la idea de Thomas. Una vela se apaga con un soplido, un móvil no. Podemos guardarlos como última reserva, para emergencias.

Mara metió la mano en su bolsillo y apretó en su puño el anillo de oro blanco que allí guardaba. Era curioso pensar que en aquel momento valía más un poco de cera que un metal precioso.

- También podríamos buscar alguna tienda de manualidades. Seguramente eso no lo haya pensado mucha gente, pero en ellas hay muchos materiales para fabricar velas artesanales. Lámparas de aceite, antorchas... -estaba aterrada ante la idea de quedarse a oscuras, recordó aquel escalofrío que la paralizó la primera vez que ellos aparecieron cerca de dónde se escondía, sacudió la cabeza borrando aquella dolorosa imagen- ...estoy segura que la gente ha pensado primero en la tecnología, pero tenemos más opciones. Eso sí -la chica recogió su mochila, ahora casi vacía- hagamos lo que hagamos, si conseguimos materiales del tipo que sean, deberíamos salir de la ciudad. Cuánta menos gente, menos pillaje.

Su charla incesante y su búsqueda de opciones eran en realidad una manera de tratar de ocultar su miedo. Si en algún momento hubiera creído en Dios, se habría sentido reconfortada junto al Padre, pero por suerte, o por desgracia, su abuela le había enseñado a creer en sí misma, así como en la bondad de las personas, antes que en seres intangibles. Claramente su abuela no se había planteado el fin del mundo entre aquellas buenas ideas. Si era bien sabido que en las tribus africanas todos cuidaban de todos, la mayoría de ellos consideraban a los niños responsabilidad del pueblo, no solo de sus padres, de ahí las utópicas ideas de su abuela. Mara se alegraba de haber crecido en un hogar así, aunque a causa de ello, el choque con la realidad actual había sido mucho más duro. ¿Quién sabe cuál es el límite del hombre cuando está en las fauces de la muerte?

Fuera como fuese, se alegraba de haber encontrado a aquellas personas que se reconfortaban unas a otros y parecían entenderse y querer ayudarse para seguir adelante.

El plan parecía claro entonces, la radio e indagar en los hogares cercanos. Se colgó la linterna del cuello, calculaba que le quedarían un par de horas de potencia.

- ¿Quién debe encender la siguiente luz? -había que organizarse para no permitir que la oscuridad se cerniera sobre ellos.

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18/09/2020, 06:09
2-Rémy Baudin

-Sí, he sido yo – Respondió taciturna levantando la mirada hacia su compañero, aunque sabía que este no la veía. -Pero no hace falta que vaya más que uno – “No hace falta que muera más que uno” Ella era quien quería saber que demonios era esa voz que parecía burlarse de ellos.

Con la oscuridad había venido el silencio. Había ido solo un par de veces en su vida al teatro, pero identificaba ese silencio expectante de antes de que la obra comenzara. Como si preparan el perfecto escenario para escuchar los gritos de quienes eran atrapados.

Tenían que moverse.

La voz sonó de nuevo, pero esta vez pudo entender que decía. -Mía – Repitió con incredulidad, sintiendo el miedo esparcirse como una presa fría por su espalda. Reconocía el tipo de comunicación de viejas películas de guerra. -Esta diciendo, “mía” – Clarifico mirando a sus compañeros. “Espero que sea el maldito nombre o estoy por cometer mi última estupidez” Avanzar hacia una voz monotona que continuaba clamando posesión sobre alguien era exactamente por lo mismo por lo que gritarías “imbecil” a un personaje de película de terror. Usualmente este moría unos veinte segundos después. Esperaba que aquella no fuera su suerte.

-Vayamos hacia el sur entonces – Concretó con voz calma, sacudiéndose la ropa para dejar de sentirla pegada a su cuerpo después de tanto sentada. -Los power banks no suelen estar cargados – Le recordó a Thomás, aunque eso probablemente significaba que era probable que no se los hubieran llevado – Pero si podemos conseguir algo para adaptar la corriente que saquemos de una batería, podremos cargarlos y tener energía en los celulares por un tiempo – Miró al mecánico y al informático esperando que alguno le confirmara si aquello era posible. Confiaba en que la batería de un auto alcanzaría para bastante.

-Mara tiene razón, podemos empezar por allí y surtirnos con todo lo que podamos, es luz rápida aunque de poca duración, luego ir a la tienda de informática y a por un auto – Aquello tomaría más tiempo pero también era más el tiempo que nos cubría. La cera y el aceite no durarían mucho.

-Para la comida creo que la mejor opción que tenemos es una casa, con suerte cubriremos algo de la parte de medicinas también – Dijo mirando a Donna buscando su asentimiento. Prendió la linterna del celular como respuesta a la pregunta de Mara. Había estado ahorrandola todo lo posible -Aún no apagues la tuya, iré a ver que es la voz – Tragó saliva pero en su rostro no cambio nada – Sí no regreso, vayanse – Esperaba que no fuera necesario tener que decirlo, pero aún así...

 

- Tiradas (1)
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18/09/2020, 14:24
Narradora

Notas de juego

Como la tirada ha fallado porque no hay ningún 6, yo gano los derechos de narración. Sin embargo Rémy puede elegir usar su carta de personalidad enumerada como 1 para repetir los dados que están en 1 con la esperanza de que salga un 6. Si decide no hacerlo, yo narro la resolución del conflicto y se apaga la primera vela. 

¿Qué decides? 

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18/09/2020, 15:27
2-Rémy Baudin

Notas de juego

Son solo dos dados con 1, no tiene mucho sentido quemar ya la carta por dos dados, y creo que podría sernos útil más adelante. No, no tiro, lo siento chicos.

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18/09/2020, 17:08
Narradora

Rémy fue precavida, inteligente. Hizo lo que consideraba mejor y usó su propia linterna para iluminar su camino. Sus compañeros lo que vieron fue a una Rémy adentrarse en la oscuridad con baja luz mientras el rastro de su linterna dejaba un aro más grande, pero no por ello suficiente como para declarar ese un lugar seguro para permanecer. La potencia de los reflectores había diezmado considerablemente, así que las ideas de partir eran bien recibidas.

La rubia se acercó con despacio al cuerpo. Con precaución tal vez, pero era inevitable que sus manos temblaran. Enfrentarse a lo desconocido era tarea de corazones fuertes, aunque no por eso no había temor a la muerte. La rubia siguió avanzando y a pesar de la corta distancia, la precaución, la adrenalina y el miedo a lo desconocido hicieron que el trayecto se tornara largo. Avanzó con pausa mientras el suelo chirriaba con cada paso, generando un eco que hacía la espera infernal. El olor a podredumbre inundaba sus fosas nasales y se intensificaba con cada paso que la rubia daba hacia la voz. La transmisión se repitió otra vez:

Mike...

India...

Alfa...

Pero la otra parte de la transmisión no se lograba entender. Atraída como una polilla a la luz, Rémy apresuró su andar para llegar hasta ella con el fin de escuchar la última parte de esa transmisión, pero al llegar... Se había terminado. Lo que se encontró en su lugar fue un cuerpo descompuesto de lo que parecía un militar cuyo cuerpo estaba en una pose bastante perturbadora. Su columna estaba completamente curvada a la inversa, su piel se había teñido de un color verdoso y sus ojos habían perdido sus iris para teñirse de un profundo e inmaculado blanco.

La expresión de su boca denotaba un terror y una agonía total mientras algunos gruñidos se intensificaban. Tal vez alguno intentó alertar a Rémy, pero esta no escuchó. Después de todo, era ella quien estaba contemplando el cuerpo sin vida. Había múltiples señales de garras en su torso, además del charco de sangre seca que le rodeaba. Sus brazos extendidos como si fuera un crucifijo y en su mano derecha, aquel comunicador. Los rugidos se hacían más intensos, pero la rubia seguía sin escucharlos, así como tampoco a las advertencias de su grupo.

Por fortuna, el comunicador estaba solamente sobre su mano porque de ser así, tendría que haberlo despegado del cadáver. Y a pesar de eso, parte de esa piel verdusca se había pegado al comunicador, por lo que Rémy tuvo que forcejear mientras el sonido de la pie arrancándose parcialmente sonó amplificado por las circunstancias. Apenas lo logró, se dio cuenta que sus manos temblaban, pero tenía el comunicador. La chica alzó la mirada para encontrarse con unos ojos brillantes que alumbraban como pesadilla. Había en ellos reflejo de todas sus víctimas, de sus gritos de desolación y desesperanza, indicándole que ella sería la próxima. Un aliento fétido que cortó su aire obligándola a toser y saliva cayendo de lo que parecerían las fauces de una bestia. En un movimiento veloz, tan corto como el suspiro de Rémy, atacó a la rubia de un garrazo, pero alguien tiró de ella por detrás, librándola de toda la fuerza del impacto. Sus ropas se habían dañado y una herida de poca profundida atravesaba su torso. Nada que no se pudiera solucionar fácil con una curación rápida, pero estaba allí.

La criatura esperaba en las sombras, pero las luces del lugar se fueron de repente. Tal vez podía entrar y no lo hizo por gusto, pero ahora lo único que los protegía eran las dos linternas que tenían encendidas. Cada uno encendió una y alguno tomó a William para que no se quedara atrás y corrieron, dejando lo que podría ser un sitio para explorar atrás. Las luces de las calles estaban apagadas, así que seguían dependiendo de sus pequeñas linternas mientras los gruñidos aumentaban. Sintiéndose acorralados, corrieron hasta llegar a la autopista donde encontraron una camioneta abandonada. Estaba ya llena de polvo, pero gracias a Thomas y a William, lograron encenderla tras cruzar los cables indicados. Encendieron las luces, lo cual les permitió divisar un momento a sus perseguidores: figuras humanoides de brazos largos, enormes garras y figuras jorobadas, aunque la real forma de estas solo podría describirse como un monstruo de pesadilla. Y así, se alejaron del lugar tan rápido como pudieron. La camioneta tenía medio tanque de gasolina lleno. Y entonces, el radio volvió a sonar:

Mike...

India...

...

India...

Notas de juego

- SE APAGA LA PRIMERA VELA -