Partida Rol por web

Nerisnath asintió distraídamente a la pregunta que le había hecho Shanshar. A decir verdad, su atención estaba puesta en Jess. Aparentemente, aquello de que las mujeres podían hacer dos cosas a la vez no se aplicaba a ella.

—Jess, ¿cómo has sobrevivido dentro de una bolsa de contención sin aire? Eres consciente de que estás muerta y estás transformándote en un vampiro, ¿verdad? —soltó de repente, en tono brusco. Decir las cosas con tacto tampoco era su fuerte—. Por eso quieres que te demos la sombrilla de Morrigan antes de salir de ahí.

No era una pregunta.

Añadido a la ruptura de un conjuro sobre ti que sólo funcionaba con los vivos. O que chilles ante el sol, o tus ojos anaranjados - añade Shanshar lacónico, ocultando sus verdaderos sentimientos en una máscara lo más impenetrable posible.

En realidad preferiría estar hablando del Arte, o del arte, o de cualquier otra cosa que no fuese afrontar la realidad ante sus ojos.

Ehm... Estáis paranoicos. No sé de qué me habláis. Puedo respirar dentro de la mochilita porque hice un agujero antes de meterme. Y... ehm... ¿Cómo queréis que siga funcionando el conjuro ese, si estoy en un bolsillito cósmico? Estoy a la vez a cinco pies y a cinco millones de pies de vosotros. Estoy a la vez en vuestro tiempo, cinco eras antes que vosotros y cinco eras después. Si el conjuro se ha roto, será por culpa de las interferencias. Claro, interferencias mágico-cósmicas. Tiene que ser eso. Y vuestros ojos también estarían anaranjados si hubieseis olido el humo ese que sale de la fogata del campamento: es una de las setas del Gran Tergrar. Y... y... ¡Y si chillo no es por el sol! ¡Es por vosotros que no dejáis de hacerme preguntas poniéndome de los nervios! ¡Ya está! ¡Ya lo he dicho!

Menos mal que aún tenía al Gran Nalfeim. Qué majo que era, trayéndole las cosas de nuevo.

El demonio con cuerpo de Morrigan dijo que quería a Ely para que asumiera el papel que Lord Lustmord tenía reservado a Morrigan. Según su diario, Corvinus decía que en las minas había una entrada a los dominios de Lord Lustmord. Podemos ir a preguntar a Corvinus para que nos indique la entrada, si queréis, pero sigo pensando que sería más rápido trazar pentagramas sin ton ni son con la tiza de azufre. ¿Qué es lo peor que podría pasar?

Bien.- El Padre Dámasor se hacía cargo, con su ingente bondad, de la piel verde. Ahora Naja Naja podía concentrarse en lo que decían Jess y los magos. A cada cosa que escuchaba se le iba abría los ojos más y más. La imagen de Jess le había impactado mucho pero la sentencia de Nerisnath, confirmada por Shanshar, dejaron el monje boquiabierto. No sólo habían perdido a Ely sino que ahora Jess estaba también condenada. Aunque iba a conociendo a la muchacha su verborrea confundía al monje, acostumbrado a pocas palabras.

- ¿Jessh, te ha mordido Ely?- Preguntó como para asegurarse pues aún no daba crédito y miró a los demás con cara de no saber qué demonios hacer ahora.

Define morder-dijo Jess, tratando de eludir torpemente la pregunta, prácticamente delatándose.

Naja Naja no contestó. No iba a entrar en el juego del perro y el gato y se limitó a lanzar miradas de sorpresa a Dámasor, luego a Jess, luego a Nerisnath, luego a Jess otra vez , luego a Nalfeim y así con todos los presentes.

Procurando que Jess no le viese asintió lacónicamente y después se lleva un dedo al labio para que el monje no interrumpa las palabras de Jess, ya que seguramente se acabe contradiciendo.

Aunque no encuentro por ninguna parte la dichosa tiza, sí que localizo un montón de cositas maravillosas que no dudo en dejar donde las encontré. No sé si el huevo será de serpiente, de pájaro o de alguna otra clase de criatura pero Ilmáter seguro que lo sabe y cuidará de ella como de todos los demás seres vivos.

Resignado, regreso junto a mis compañeros que parecen acosados por los enormes mosquitos que viven por aquí. A mí no me pican pero posiblemente sea porque mi sangre es tan vieja y mis ropas están tan sucias que ni siquiera los chupópteros sienten la tentación de acercarse a mí.

Las nuevas que descubro al acercarme me inquietan y me entristecen a partes iguales. Elizabeth ha sido secuestrada por un demonio y la segunda muchachita de Tergrar también ha sido infectada con la maldición del vampirismo.

—Si ese Co-co-corvinus puede ayudar, tenemos que en...contrarle sin tar-tardanza —afirmo con vehemencia—. Tranquila Jessy, no-no-nosotros vamos a cuidar de... ti. ¿Cómo po-podemos sacarte de ahí dentro?

Sé que no soy digno de que mi dios me conceda el poder necesario para revertir la transformación que está operando en el cuerpo de la encantadora muchacha, pero tal vez me permita retrasar o paliar temporalmente de algún modo sus efectos. El tiempo suficiente como para que podamos encontrar un remedio definitivo.

¿Sacarme?

Jess se había metido allí voluntariamente. Tanto por la posibilidad de que realmente fuese una vampira, y requiriese ocultación de la luz del sol, como si sus intenciones solo fuesen salir del radio de acción de los malditos mosquitos demoniacos gigantes. Nunca se planteó si luego podría salir. Normalmente, pensaba en una de sus cosas, metía la mano en la mochilita y la encontraba. Así, por arte de magia. Pero si iban a ir todos en el carro (suponiendo que a los caballos aún les quedase sangre en el cuerpo para una caminata), quedarse en la mochilita era la manera más práctica de no ir apretados.

Os estáis desviando de lo principal. No os preocupéis de sacarme o no de aquí dentro. Preocuparos de Ely. ¡Tenemos que salvarla! Es lo que el Gran Tergrar hubiese querido. Es lo que el gran Sandor habría querido. Y también lo que habría querido ese otro tío. Ya sabéis, el que tuvo muerte por quiqui con Sîglu. Por cierto, ¿qué tal Sîglu? ¿Y Ric? 

Por cierto, ¿qué tal Sîglu? ¿Y Ric? 

-Ric se llevó a Erik a casa de sus abuelos- Respondió Nalfeim. -A ver si por lo menos logramos salvar a uno de los hijos de Tergrar- Pensó para sí al ver como estaban saliendo las cosas aquí.

-Sîglü es la nueva aprendiz de Fornund- Explicó señalando a la piel-verde. El clérigo se encogió de hombros y añadió: -Se supone que es una penitencia por la muerte de Eberk, pero yo diría que el castigo es para ambos- Dijo con sorna.

Fornund llegó como elefante entrando en una cacharrería al lado del carro de Jess, viendo el panorama se puso a dar martillazos para intentar alejar de los caballos y de la Orca a aquellos chupópteros infernales, aunque en realidad, él aún no sabía que eran infernales, claro. 

Tras llegar el resto, y sobretodo el buen Dámasor, la cosa se tranquilizó un poco, pues su aura alejaba a aquellas criaturas, pero de golpe perdió todo el color de su piel y se puso blanco cuando comprendió que sucedía con Jess, porqué estaba en aquella mochila. Las palabras de Nerisnath y de Shanshar corroboraron sus sospechas, y un gran peso cayó en los hombros del Paladín Enano. - Oh, Moradin, ¿ésto es un castigo por lo de la Orca? ¿Es tu forma de decirme que no estás complacido? - pensó mientras la pena y la congoja llenaban su espíritu. 

- Pequeña.......¿có..cómo ha sucedido? - preguntó, sin realmente pensar en lo que estaba diciendo. - No te preocupes, lo arreglaremos, y sacaremos a Ely de....de donde sea. - continuó, aturdido por el suceso. 

-Sîglü es la nueva aprendiz de Fornund- Explicó señalando a la piel-verde. El clérigo se encogió de hombros y añadió: -Se supone que es una penitencia por la muerte de Eberk, pero yo diría que el castigo es para ambos- Dijo con sorna.

El enano no prestó atención, pero una vocecita en su cabeza dijo...-si tu supieras....-  

- Esto es culpa mía....maldita sea, no debí quedarme tan tranquilo.  En cuanto desaparecieron ayer, tendría que haber salido a buscarlas. - se recriminó el enano, mientras buscaba frenéticamente una solución...pero sólo podía seguir el plan del Mago, al menos, en cuanto a devolverle a Jess su humanidad. 

El mago se levanta de pronto y dice en voz alta -Tergrar, ¿estás aquí? Si es así materializa tu huesudo culo porque te necesitamos si es que planeas cuidar de tu familia.

Era una apuesta que podía salir bien o mal, pero dudaba que el fantasma estuviese muy alejado. Ya contestaría si estaba, por lo que volvió a agacharse y dijo -Necesitamos la tiza, lo ocurrido se trata de un efecto adverso por trazar erróneamente el pentagrama del que habla Jess sobre la roca que hemos encontrado al llegar. El pentagrama era imperfecto y el foco del vínculo extraplanar no se había alineado correctamente... Bueno, es lo más probable, por lo menos no ha abierto una grieta al plano astral.

Desde luego el mago parecía mas difícil de seguir ya que saltaba de una conversación a otra sin reparar en las respuestas, por lo menos en apariencia.

¡¿Qué?!

Jess sacó la cabeza por la abertura de la mochila. Jadeaba, tratando de tomar aire.

Puaj... Mi mochilita huele a calcetines sudados...

Pe... pero... ¿Cuando dices "trazar erróneamente" te refieres a que no te gustan mis dibujos, G... Shanshar?-puso ojitos cómo si le acabasen de romper el corazón-Qui... quiero decirrrr... no, no... lo ocurrido no tiene nada que ver con mis pentagramas. Todo esto no es culpa mía... A los insectos los trajo el demonio que se llevó a Ely.

Tenía un lío en la cabeza monumental, y la presión de tener a la mamá de Ely, a sus héroes el Gran Nalfeim y el Gran Fornund, y a su querido Guapo Shanshar... Aquello era demasiado para su pequeña mentirijilla.

Buaaaah... lo siento. Era mentira. Tenéis razón. Los insectos llegaron por los pentagramas que dibujé mal. ¡Es culpa mía que hirieran a Jagga y a Botones! Buaaaaah... Y no pude hacer nada para salvar a Ely. Buaaaaah...

¡Maldito babau!

Tenían que haberlo matado cuando tuvieron la oportunidad pero necesitaban información. No sólo había vuelto para engañarlos en la posada adquiriendo otra forma sino que , al final, había logrado su objetivo, llevarse a Ely.

Las nuevas palabras de Shanshar le sonaban tan extrañas como la conversación con Jess, a la que Naja Naja no podía apenas comprender. Acostumbrado a el mutismo que dominaba en el templo su verborrea le descolocaba por completo. Pero, ¿y lo que decía el mago?¿Que Tergrar apareciera allí? Si Naja Naja hubiera tenido algún pelo en su cuerpo se le habría erizado sólo de pensarlo. 

- ¡Sssshhhhssssh!- La lengua bífida del hombre serpiente se dejó ver entre los labios también tatuados en una muestra de desagrado cuando la niña confesó sus mentiras. ¿Por qué engañar a sus propios compañeros? Estaban perdiendo un tiempo precioso con sus niñerías. Respiró hondo y trató de tranquilizarse diciéndose que la joven no tenía la culpa. Vérselas a solas contra un babau no era una tarea fácil. Había dejado claro que tenía muchos trucos guardados bajo la manga. No había tiempo para lamentarse.

- Shi encontramosh la tiza, ¿podremosh sheguir el rashtro de Ely?- Preguntó a los sabios arcanos para saber si perder tiempo en encontrarla o ponerse ya en movimiento en busca de Corvinus. Dámasor no había encontrado nada pero el viejo seguro que no veía tres en un burro.- Shi la shombrilla no she la llevó Ely no debería sher muy difícil de encontrar.- Todo lo serio que era el monje se puso a cuatro patas a palpar el suelo y rebuscar alrededor para encontrar los objetos. De la tiza, nada de nada, pero su mano se topó con el inconfundible tacto de un parasol. Como un perro de caza que ha dado con la perdiz que su amo había abatido, Naja Naja levantó la cabeza y en su verde rostro se dibujó una fugaz expresión de triunfo. Se incorporó y comprobó que el mecanismo que la abría funcionara correctamente.

   El santo invocó a Ilmater con la esperanza de ayudar a Jess. Al igual que ocurrió con Ely, la joven aventurera recuperó algo de color en la piel y serenó el fuego que la devoraba por dentro, pero al cabo de solo unos segundos la necesidad de aire la obligó a sacar la cabeza para inhalar con fuerza. El sol bañó su rostro, pero no la dañó más allá de molestias en los ojos. Sus iris se contrajeron y recuperaron su dulce color avellana.

-sigo poseyendo su arcanábulo. El cuál desearía estudiar con la ayuda de Nerisnath y la tuya. Sus secretos son la clave para controlar a Corvinus y en el peor de los casos negociar con él. Pero eso requiere que nos calmemos y nos tomemos unos días para ello.

-Su libro de conjuros…Es cierto- Asintió Nalfeim -Isabella podría quedarse a salvo en Tamar. Yo puedo ayudar con los glifos que custodian cada capítulo. Intentaré hacerlo mejor que la última vez- comentó frotándose la nuca. -Nos vendrá bien que Dámasor nos libre de las maldiciones de ese libro si nos equivocamos de nuevo.- Dijo recordando el incómodo geas que sufrió en su última aventura.

El clérigo miró en dirección al valle y después a Shanshar. -Descifrar el libro llevará tiempo. Habría sido mejor intentarlo en la posada, porque ya casi hemos llegado a las minas y no sabemos por lo que estará pasando Ely. ¿Propones regresar al pueblo? ¿O dónde querrías hacerlo? – Nalfeim miró alrededor en busca de alguna cueva o cabaña de cazadores, pero solo vio árboles. Tamar era la población más cercana bajando la ladera. En la cima estaba el santuario y el pueblo minero de Dungapur a uno o dos días. Al otro lado de la cordillera estaba la flamante ciudad enana de Ulthazar, pero eso ya estaba a casi una semana de viaje.

Shanshar invocó al fantasma de Tergrar, pero no hubo manifestación alguna en ese momento. Esa zona del bosque había quedado desierta. Todas las criaturas habían huido de la plaga de insectos demoníacos y no se escuchó nada a parte de los insidiosos zumbidos y algún relincho de los inquietos caballos.

Naja Naja se alejó para buscar los objetos que pedía Jess. Sin la ayuda de conjuros de detección solo fue capaz de encontrar la sombrilla. El artefacto había caído muy lejos de donde se encontraban. Parecía que alguien había intentado destruirlo de forma apresurada. Cuando trató de abrirla vio que una de sus elegantes varillas estaba rota y le faltaban algunas de las plumas de cuervo que lo recubrían *.

Tengo el truco de la cuerda para descansar y tener privacidad, me extrañaría que no lo tuviese también Nerisnath. Eso nos permitiría escondernos en cualquier sitio donde la cuerda pasase inobservada el tiempo suficiente para investigar- menciona el mago a Nalfeim, antes de añadir -aunque la mochila extradimensional de Jess y otros objetos del mismo tipo deberían permanecer en el exterior.

No se esperaba que un fantasma acudiese obedientemente a una llamada, pero no dudaba de que aparecería antes o después. O quizá se hubiese ido al abismo junto a Ely, en cuyo caso dudaba que los fantasmas pudiesen atravesar planos tal cual.

Cae en una idea y sonríe con ironía añadiendo a Nalfeim -además... ¿acaso hemos tenido algún momento de tranquilidad en esa posada? Porque para ser un lugar de descanso hemos recibido ataque tras ataque ahí.

Y no era el único problema que tenían, pero de uno en uno, se giró hacia Nerisnath y dijo -¿podrías ayudarnos  a la hora de descifrar el libro? Está protegido por numerosos glifos y ya sólo uno de ellos nos dio numerosos problemas -tantos que dudaba que el clérigo aún no le guardase rencor por haberlo manipulado así. Aunque no existía otra solución, pero la gente rara vez se guiaba por la lógica.

Naja Naja, Fornund. Aún cuando el truco de la cuerda funcione es posible que algunos tengan que custodiar los objetos extraplanares que no pudiesen entrar, dudo que nadie pudiese defenderlos mejor que vosotros dos- medita brevemente antes de añadir -Yrlinand podría acompañaros para mantenernos comunicados.

El petirrojo que se había conformado con permanecer en silencio apolillado sobre Shanshar y casi adormilado abre los ojitos y exclama -¡nonononono! ¡tipo serpiente quiere comerme! ¡el piedrusco seguro que no me da comida!

Jess sólo le ignoraba, lo cuál estaba bien. ¿Pero el resto? ¿Porque siempre él? ¿Porque no podía llevar la tranquila vida de un petirrojo normal con los peligros normales de un petirrojo corriente

¡La piedra con dientes parlante es mejor! ¡Si si! ¡Ella con ellos, yo en la cuerda!

Jess se mantuvo agazapada, con las manos en la abertura de la mochila y la cabeza asomando. Bostezó como un perezoso al sol. Ya no sentía la necesidad de seguir allí metida, pero tampoco había un motivo para que saliese del todo. Ni siquiera buscar los objetos perdidos. Naja Naja había encontrado la sombrilla, y si Jess se separaba para buscar la tiza, tenía miedo de que la atacaran los mosquitos gigantes demoniacos.

Deberíamos aprovechar lo que queda del día para ir a la mina. La entrada que defendía el gigante que matamos la otra vez está bastante cerca de aquí. Tendrán camastros y provisiones para las mineras orquitas que podemos usar esta noche, no queda allí nada vivo que nos quiera hacer daño, y además, así nos alejamos de los bichos...

¡Ah, espera! Creo que ya sé dónde se me cayó la tiza de azufre, voy un momento a ver...

Jess salió de la mochila del todo, y se alejó a paso ligero llevándola en la mano. Volvió sonriente al cabo de un rato, con la tiza del babau. Seguro que pintar en una superficie plana como el carro era mucho más fácil y divertido que hacerlo sobre una roca irregular.

Ya no necesitamos buscar ningún refugio. Tan solo tengo que abrir un portal dibujando un pentagrama en las maderas del carro...