Partida Rol por web

- El Imperio no pudo con ellos cuando Skyrim tenía un rey - dijo Karin casi sin pensar-. El Imperio no podría con ellos aunque terminara la Guerra Civil, porque el Imperio no puede con ellos, con Skyrim o sin él

Miró a Elynea antes de volver a recostarse. Sonrió a Farengar. "Si te suena lo que voy a decir, no espíes conversaciones ajenas".

- Reducir la cuestión de la Guerra Civil a Ulfric es menospreciar su impacto. Si Ulfric cae, se alzarán otros, más incluso, pues lo habrán convertido en un estandarte - Es cierto, en Soledad, Karin había aprendido muchas canciones sobre héroes muertos, pero muy pocas sobre héroes vivos. Los vivos no eran tan perfectos como los muertos -. La Guerra Civil empeorará, si eso es posible, y lo que es peor, alcanzará Carrera Blanca. Si mostramos abiertamente nuestro apoyo al Imperio, aunque sea diplomáticamente, con algo tan ínfimo como iniciar negociaciones para meter tropas en Falkreath, los Capas de Tormenta nos considerarán objetivos en sus próximos movimientos

Hizo una pausa, debía meditar sus próximas palabras para no insultar a nadie. Miró a Vol, a Khaled, a Elynea, a Suro, a Thadeus, a Vignar y a todos los demás. "Pisa con mucho cuidado, Karin"

- No pretendo insultar a tu sabiduría o tu autoridad, Jarl, soy tu thane y obedeceré tu voluntad, sea esta cual sea. Pero considero que la muerte de Ulfric no será un punto final de la rebelión, si acaso un punto y aparte. Uno que nos pondría en peor situación si hacemos un movimiento en favor del Imperio en lo que parecen los últimos coletazos de la rebelión. Parecerá oportunista; la traición de la neutralidad de Carrera Blanca cuando la batalla ya estaba ganada - se aclaró la garganta ante lo que iba a decir. Miró a Vol componiendo una mirada entre la disculpa y la culpabilidad -. Y no debemos olvidar tampoco que Ulfric sigue siendo Jarl de Ventalia, y, palabras tuyas, "no eres Jarl que haga oídos sordos a los problemas de nuestros vecinos"

Karin estaba entre reír o llorar. Por decir algo parecido tiempo atrás, había acabado siendo Thane de Carrera Blanca.

- Todavía no sé lo que pretendes que hagamos Balgruf el Grande, pero yo no participaré en ninguna batalla o incursión que tenga que ver con esta guerra civil, crecí en tierras del imperio y sé lo mucho que puede aportarnos; pero un pueblo no es libre si sus leyes son dictadas desde una potencia extranjera, como por ejemplo a quien podemos o no adorar. Ambos bandos tienen sus razones. Cuando acabamos con aquel nigromante entre tú y yo, no sabía que eso me comprometería a participar en una guerra. Honré el título de Thane cuando me lo otorgaste, pero en las condiciones no aparecía tomar partido en una guerra civil. Carrera Blanca debería seguir siendo neutral, por fuertes que sean las presiones de ambos lados. Y si Carrera Blanca deja de serlo, yo al menos sí seguiré siendo neutral.

Vale, seguro que ahora todos pensarán que era mejor que siguiese gruñendo...

No tenía intención de decir más. De verdad que no. Pero…

—Thane Suro, Thane Karin… el jarl acaba de decir que no puede invadir el territorio de un jarl vecino ni contempla hacerlo —les recordó Volshyene suavemente—. Y su argumento tiene mucho sentido. —Y a Suro—: El jarl no ha dicho nada de romper la neutralidad de Carrera Blanca.

Se vuelve hacia el jarl, y le mira serenamente. —Vuestras preguntas las ha contestado la thane Elynea. No creo que nadie pueda diferir en opinión. —Aquí mira severamente a Vignar Melena Gris, instándole sin palabras a mirar más allá de sus sentimientos nacionalistas—. Solo hay una respuesta a todas ellas, sí. Los thalmor.

Inclina levemente la cabeza, indicando al jarl que espera a que comparta sus planes con el consejo.

- ¿Ha dicho eso? Ah, de acuerdo pues, pero sigo sin saber qué quiere el Jarl de mí.

Jodidos políticos, era jodidamente difícil entenderles una jodida palabra entre tanta jodida cháchara... Con lo fácil que era decir que seguiríamos neutrales con una frase sencilla...  

Thadeus presenció cómo aquellos debatían sobre la situación política de Carrera en la hipotética situación de que terminase con su neutralidad actuando para el imperio. Pero el mismo Jarl era el que planteaba la verdadera amenaza para el imperio y Skyrim: los Thalmor.

Por ese mismo motivo, tanto la elfa oscura como la bretona intervinieron para encauzar un poco aquella conversación. Parecía que el Jarl quería que conocieran los detalles de lo que andaba sucediendo, pero aún no había dicho expresamente qué quería de los presentes. Estaba claro que parte de su intención era debatir el tema, pero tanta vuelta a Thadeus le parecía aburrido, por lo que comenzó a fijarse en otros detalles, distrayéndose por un momento de aquella reunión.

“Un momento, ¿Karin estaba emborrachándose en una reunión con el Jarl?”

Aquel detalle no pudo sino horrorizarle al mago, que consideraba que con alcohol, no era adecuado abordar ciertos temas en una conversación, así que creyó conveniente aportar el punto de neutralidad y orden que quizá no estuviesen aportando algunos de los presentes:

-Bueno, aquí se está hablando de bastantes casos hipotéticos, pero realmente me da la impresión de que no estamos tratando el tema que más le preocupa al Jarl. O quizá si estemos tratando parte de éste, pero no llego a tener claro qué es lo que necesitaba de nosotros. Desde luego, estos temas no son sencillos mi buen Jarl – dijo de manera formal girando la cabeza a Balgruuf-, pero seguro que hay algo importante que debamos saber. ¿Se trata pues, de los Thalmor? ¿Sobre lo que va a suceder en Helgen?

Thadeus quería ir al quid de la cuestión, puesto que prefería evitar que aquel debate derivase en mayores quejas por parte de los melena gris, o que la bardo acabase diciendo algo de lo que luego se arrepintiese, motivada por el alcohol. 

Desconociendo parte de la información, cualquier cosa que pudieran decir no era más que especulación. Y el único tipo de especulación que disfrutaba Khaled era si podría aguantar un trago más sin derrumbarse. Ese, y cualquiera del que no dependiera nada tan importante como una maldita guerra civil.

Cuando se trataba de asuntos serios, prefería disponer de evidencias concretas. ¿Había evidencias de la implicación de los thalmor en los acontecimientos? Era evidente, como él mismo había apuntado, que se beneficiaban de la guerra civil, pero eso no implicaba que sus dedos alargados estuvieran manipulando todo lo que ocurría. Y si no las había, qué pretendía Blagruuf?

—Ya sabemos la respuesta, Balgruuf —sentenció—. ¿Por qué no nos explicas adónde quieres llegar?

—Carrera Blanca no va a comprometer su neutralidad —asintió Balgruuf—. Pero no pienso quedarme cruzado de brazos mientras los Thalmor juegan con las vidas de la gente de nuestro pueblo para manipular los acontecimientos desde la sombra para sus propios intereses. Quiero pruebas, para que todo el mundo sepa que han sido ellos si intervienen. Y si lo hacen, que no se vayan de rositas.

Hizo una pausa.

—No podemos enviar un ejército sin provocar un altercado diplomático. Pero un pequeño grupo puede pasar desapercibido a través de la frontera. Algunos de vosotros erais conocidos aventureros y viajeros por derecho propio antes de convertiros en Thanes, así que no sería extraño que estuvierais fuera de la Comarca. ¿Qué me decís, hay algún voluntario para esta misión? ¿A quién le apetece patear algún trasero thalmor?

- ¿Pero cual es la misión? ¿Ir a Helgen y matar a los Thalmor que haya allí? ¿Comprobar si hay Thalmors y luego contarlo? ¿Rescatar a Ulfric de las garras del imperio si es que hay Thalmors jungo al general?

Karin sonrió. El Jarl siempre lograba sorprenderla. Muy astuto.

- No comprometeríamos la neutralidad y haríamos caso a la llamada de Tulio sin parecer una amenaza para nadie - casi se reía -. Brillante

Luego miró a Suro.

- Supongo que, como Thanes, nuestra misión será más hacer de testigos en nombre de nuestra Comarca y vigilar las actividades de los Thalmor, ¿No es así? Aunque lo que dice mi camarada el Thane Suro es una buena pregunta, ¿Hasta qué punto podremos "patear traseros Thalmor"? Si la situación fuera desesperada, ¿Quieres que rescatemos a Ulfric, mi Jarl?

Se puso en pie e hizo una reverencia.

- Yo voy, seguro que saldrá una buena canción de esto

"Y podré alejarme de Carrera Blanca antes de que mi pasado me alcance"

¿Apetecer patear traseros thalmor? Aunque Volshyene no tenía ni el menor aprecio a esa panda de ególatras insufribles que eran los thalmor, tampoco es que tuviera especial interés en dejar su vida en Carrera Blanca con el fin de incordiarlos. La política nunca había sido su plato preferido y en condiciones normales hubiera optado por dejar aquellas cosas en manos de los amantes de aquel cenagoso arte.

Pero…

Volshyene también reconocía sus lealtades. Después de todo había aceptado entrar en política. Y el asunto podía ser serio. Tampoco es que quisiera que aquello acabase siendo enfrentado por un grupo de aventurillos sin referencias y a saber qué grado de habilidades, o (procuró no mirar a Karin) a algún exaltado por un bando en concreto. "O algún desastre con dos patas… Khaled no tiene el monopolio…"

Suspiró para sus adentros, aunque mantuvo su expresión tan serena e imperturbable como siempre. Cuando habló, lo hizo con voz alta y bien modulada:

—Si necesitas una mente analítica que no se deje arrastrar por los prejuicios o las ideologías políticas, estoy a tu servicio, jarl. —Y tras anunciar su candidatura, añadió, en tono burlonamente amistoso—: Después de todo, si aceptas a la thane Karin,  alguien tendrá que vigilarla.

Pero maldición, maldición, su investigación. Qué momento tan inoportuno para que aquello estallase. La mirada de Volshyene se desvió hacia Farengar, en parte para calibrar lo que estaba pensando el mago, pero en parte para hacerle depositario de un mensaje silencioso. Si ella no iba a estar en Carrera Blanca una temporada alguien tendría que buscar las referencias que tenía planeado buscar.

"Te ha tocado el trabajito, me temo… y no te quejes… tú al menos dormirás bajo techo todas las noches…"

Volshyene procuró no traslucir su preocupación mientras esperaba a que otros voluntarios se presentasen y Balgruuf explicase los pormenores de la misión.

Elynea casi soltó un bufido de exasperación. ¿Por que la gente le daba tantas vueltas a algo resumible?

Casi. Pero no lo hizo.

«Tienes que intentar ser menos rotunda... » pensó. Aunque en realidad era algo que Vol le habia aconsejado alguna vez con lo que no pudo evitar recordar el resto de la frase «... ese aldeano sudaba mientras hablaba contigo porque lo estabas mirando fijamente. Apuesto a que te ha confundido con un trozo de hielo con forma de dunmer»

La maga se había reido con lo que obviamente había sido una broma pero la elfa se enfurruñó en su fuero interno.

«Exagerada. No es para tanto...»

Pero después de todo, nadie tenía la culpa de ser curioso y preguntar cosas, independientemente de que ella las viese tan claras.

—No tenemos que atacar a nadie, thane Suro —dijo haciendo un esfuerzo por no sonar fría. Cosa que se le olvidaba a menudo pese a que el noventa por ciento de las veces no fuera su intención —. A Ulfric no hay ni que tocarlo por razones obvias sobre neutralidad. Y a los Thalmor tampoco al menos en el sentido de que si vamos abiertamente a meterle dos guantazos a la Embajadora la liaremos gordísima.

Aunque no sería por falta de ganas.

—Entiendo que lo que debemos hacer es buscar pistas y, a poder ser, pruebas, de que pretenden meter el dedo en la herida, ¿no? Si conseguimos ponerlos en evidencia, estarán en una situación... interesante. Imagino que es algo así lo que ha querido decir Tulio pero ha tenido que "cifrar" el mensaje para que Elenwen no se diera cuenta. Las pocas veces que he visto a ese hombre en su compañia casi parecía estar pensando en el asco que le dan las víboras con túnica. No le culpo, la verdad.

Carraspeó suavemente.

—Cuenta conmigo, mi jarl —concluyó. Cómo le costaba exponer cosas con más de cuatro palabras—Todas las patadas que podamos darle a un trasero Thalmor son pocas.

Mejor pregunta hubiera sido, ¿a quién no le apetece patear algún trasero thalmor? Devotos de Talos o no, debían poder contarse con los dedos de una mano los nórdicos —y habitantes de Skyrim en general—, que hubieran rechazado la posibilidad de patear traseros thalmor. Todos ellos, sin duda, enfermos o veteranos de guerra que habían sufrido la amputación de ambas piernas.

Khaled estaba convencido de que el empeño de los thalmor estaba destinado al fracaso. El Imperio había subyugado la totalidad del continente no mediante la conquista militar, evidentemente fugaz, sino mediante la absorción. Había convertido las regiones en provincias, dotándolas de superiores organización, burocracia e infraestructuras, pero había respetado sus características culturales, su personalidad.

El Dominio Aldmeri, bajo la guía de los fanáticos thalmor, estaba pisoteando los mismos principios de las diferentes culturas del continente. Sin el poderío militar o la capacidad logística para mantener a raya las regiones conquistadas, sus esfuerzos serían fútiles. Su campaña de conquista había terminado, y podían considerarse afortunados si las mismas Islas del Verano no eran ocupadas por ejércitos humanos, imperiales o no, en algún momento de las próximas décadas.

Fanáticos era la palabra. Solo un gilipollas podía ser un fanático. No era improbable que los líderes del Dominio fueran tipos pragmáticos, a los que la supremacía mer y la divinidad de Talos les importaran bien poco, pero si lo eran, habían elegido hilos frágiles con los que manejar sus marionetas.

La guerra civil de Skyrim terminaría tarde o temprano. Si vencían los capas de Tormenta, los habitantes altmer de la región —y, posiblemente, los dunmer y bosmer— sufrirían las consecuencias. Marcharían, serían víctimas de los pogromos, o morirían ejecutados. Si vencía el Imperio, quizás se evitaría lo más crudo de la violencia, pero el Penitus Oculatus se encargaría de eliminar a los elementos sospechosos.

Y el Imperio también iba rumbo a su desaparición, por cierto. Se había demostrado débil e inútil, y las regiones habían recuperado parte del espíritu independiente que habían perdido durante siglos como provincias.

—Prefiero abrirles nuevos traseros —anunció, ignorando el curso de sus propios pensamientos, Khaled—, pero patear tampoco está mal.

Aunque, a falta de más información, las palabras de Balgruuf señalaban hacia el tipo de pateo en el que, aunque el trasero terminaba dolorido, las botas nunca tenían contacto con él. Un tipo de pateo para el que había otros más cualificados.

Efectivamente se trataba de los Thalmor. De una u otra manera tenían que ver con todo aquello, y Balgruuf estaba pidiendo ayuda contra ellos; de una u otra manera seguro que le preocupaban. No se trataba en principio de Carrera Blanca, pero ya estaban detrás de todo el imperio. ¿Cuánto tardarían los Thalmor en llegar a Carrera Blanca para intentar romper con aquella neutralidad? Carrera Blanca forma parte de Skyrim, así que no es de extrañar que un norteño no quiera ser manipulado por unos extranjeros. 

-Bien, así que encontrar pruebas sobre los Thalmor… Seguro que no es necesario utilizar la violencia –dijo mirando a Suro-. Con situaciones como esta, es mejor primero mirar, observar, posicionarse bien y a partir de ahí, cuando uno conoce las variables, cazar a la presa.

Thadeus utilizaba aquella comparación sabiendo que el explorador lo entendería mejor de dicha manera; ellos debían ser cautos, explorar todas sus posibilidades y no dar un paso en falso, ya que en este caso la presa bien podía pasar a ser cazador, un cazador con la capacidad de manipulación y política. Aquella capacidad parecía ser la más amenazante, puesto que ellos eran sin duda los culpables de la fragmentación del imperio.

-En todo caso, hablamos de una situación de guerra civil. Bien nos valdría saber defender nuestros traseros, pero no por ello debemos actuar precipitadamente –hablaba principalmente para Khaled y Suro-. En una situación como esta, bien podríamos intentar primero utilizar medios mucho más sutiles; mi magia podría ayudar al respecto, puesto que podría intentar cambiar la actitud de aquellos con los que nos encontremos, o evitar situaciones peligrosas, mediante engaños mágicos. Precisamente creo que a todos os vendría bien mis servicios, que pongo al alcance de todos en nombre de nuestro Jarl –dijo ahora girando su cabeza para realizar una leve inclinación, afirmando su deseo por participar en aquel trabajo.

Sabía que aquel trabajo sería peligroso sin alguien que supiese disimular la actuación de un grupo de gente, así que el mago creía que su potencial era indispensable para intentar disimular los movimientos de aquel grupo, o los Thalmor irían directos a eliminar una amenaza como la de aquel grupo.

Por otra parte, parecía que debería participar en aquel trabajo, puesto que la bardo parecía competente pero alterada, y como bien decía la bretona, más valía que alguien la vigilase.

-Volshyene, yo diría que no hace falta vigilar a Karin, sino hablarle de todo esto mañana, cuando esté sobria –dijo a la Bretona, intentando calmarla ante aquella preocupación que parecía compartir con él-. Si es Thane significa que es una persona capaz; no creo que deba ser vigilada, excepto si vuelve a pillar una cogorza como la que ahora mismo tiene. Las palabras que un bardo pueda soltar, pueden ser esgrimidas con fuerza, y doler más que una espada, y uno estando ebrio es capaz de soltar de todo. Deja que duerma bien esta noche, y habla mañana con ella –le iba diciendo, no estando siquiera convencido de que Karin fuera a controlare, pero aun así, prefería que todos aquellos mantuviesen la calma y se organizasen; después de todo, para lo que se sentía verdaderamente capacitado Thadeus era para influir en los demás…

Después de que anunciarais vuestra candidatura, muchos más lo hicieron de forma apresurada, pero Balgruuf los hizo callar alzando una mano con gesto imperativo.

—Seis campeones serán suficientes. Gracias a todos —dijo, antes de dirigirse a vosotros—. Partiréis inmediatamente. He dado instrucciones a Skulvar Pomo de Sable para que os proporcione una montura con la que podáis viajar con más rapidez. Observad el devenir de los acontecimientos, recabad información, y si los thalmor osan a actuar abiertamente para prolongar esta guerra fratricida, (y sólo en ese caso) hacérselo pagar caro.

Balgruuf no era famoso por su paciencia, y parecía haber dado por terminada la reunión. Sin embargo, hizo una excepción y añadió:

—¿Alguna pregunta más?

Farengar devolvió la mirada a Volshyene. Enarcó una ceja y esbozó un gesto de ligero fastidio, como diciendo: "tú sales a cazar thalmor, ¿y a mi que me toca? Servir en Cuenca del Dragón."

- Sigo sin tener claro qué podemos hacer. Si hay Thalmor por allí estarán bajo la protección del imperio, no vamos a hacer dibujitos con sus caras para tener pruebas de su actuación, dudo que acepten posar, y si los atacamos el imperio los defenderá y nos habremos metido en la guerra de todos modos. Si hacemos algo así tendrá que ser una emboscada sí se quedan aislados. No será fácil. En el mejor de los casos, que lleven cartas con órdenes ¿Para qué nos servirían? Es evidente que a los Thalmor o al Imperio les importará un pimiento, y a los Capas de la Tormenta solo les reforzará lo que ya saben. A nadie le van a importar esas pruebas. De todos modos iré, igual alguno de mis compañeros tiene mejores ideas y sabe qué hacer con esas cosas... 

Elynea primero negó con la cabeza como respuesta a la pregunta de Balgruuf e iba a levantarse alegrándose de que por fin se hubiese acabado aquella tortura diplomática. No obstante tuvo que hacer verdaderos esfuerzos por no gruñir de pura irritación cuando Suro sí le dio utilidad a la última frase del jarl.

Más vueltas al tema de los malditos bandos. Pese a que por fuera su rostro tenía la misma expresividad que el de una estatua, aquello estaba poniendo a prueba su escasa paciencia cuando se trataba de repetir algo que para ella estaba claro. ¡Odiaba repetir las cosas que veía tan claras!

Y para colmo ya había hablado en esa mañana más de lo que había hablado en las dos últimas semanas. También odiaba tener que hablar tanto. Se le secaba la garganta.

—La Legión no defenderá a alguien que se oponga al fin del conflicto de forma tan abiertamente descarada. Y los Thalmor, por más que me pese tener que decirlo, no son tan idiotas como para hacerlo delante de las narices de Tulio y de todo el mundo—comenzó con cierta acidez ribeteándole la voz. Aunque entonces se detuvo un momento, obligándose repetiren su fuero interno por enésima vez que el que ella viera algo tan claro no quería decir que los demás tuviesen que verlo igual de claro y continuó con el tono más calmoso que pudo reunir:—. Recordad que, "de cara al público", ellos deberían querer muerto a Ulfric. Si tratasen de hacer algo visible para evitar su ejecución, tendrían automáticamente a todo Skyrim haciendo frente común contra ellos en lugar de peleándose.

Y eso no les interesaba. Por supuesto. La propia Elynea pagaría por ver la cara de imbécil que se le podía quedar a la Embajadora si alguien lograba arrancarle su arrogante máscara de pacifista. Seguro que si se les descubría alegaría que los pocos Thalmor que había en Helgen eran en realidad unos traidores cuyas maquinaciones no tenían que ver con ella o alguna excusa así. Maldita fuera aquella zorra.

—Deben actuar con sutilidad, por eso están echándole la culpa al campamento de Capas de la Tormenta—añadió—. Ahí está nuestra ventaja. El jarl ya ha dicho que seremos principalmente observadores atentos, si se puede levantar la manta que cubre sus actos para ponerlos en evidencia, el resto vendrá solo.

Aquella era la mejor parte porque, de lograrlo, tendrían además una excusa para patear a los Thalmor que hubiese en el pueblo. Estarían evitando una masacre y sacando a la luz el beneficio que la guerra le proporcionaba al Dominio para que hasta el par de ojos más ciego de Skyrim lo pudiese ver de una soberana vez. Igual hasta hacían algo al respecto y todo.

Mientras (esta vez sí) se disponía a levantarse, pensó que era irónico pero el propio Tulio parecía tener unas ganas tremendas de querer morderle el trasero al Dominio de Aldmer, similares a las de los Capas de la Tormenta.

Deben actuar con sutilidad

- Sutileza - corrigió Karin sin casi darse cuenta

Había escuchado como bromeaban con el hecho de que hubiera bebido. Le daba igual. Pero había algo que trastocaba sus planes: partir de inmediato. Necesitaba...¿Hablar? ¿Advertir? ¿Amenazar? No sabía lo que necesitaba, pero tenía que parar un momento en Jorrvaskr y no iba a poder. Mierda.

La calidez del alcohol y la sensación de tranquilidad se esfumó. Su pasado había venido a morderle el culo y al parecer no podía hacer nada para remediarlo. Podía pedir que partieran al amanecer alegando borrachera, pero no tenía garantías de que se lo concedieran y quedaría peor...igual, si conseguía congraciarse de nuevo con Vignar (no era capaz de dilucidar que la había hecho discutir tanto con él) podría hablar con él y con Kodlak y...¿Qué?

El Jarl levantaba la reunión. Debía darse prisa.

- No esperemos más. Estoy deseando patear algunos traseros Thalmor

Volshyene asintió en silencio ante las palabras del jarl. Al menos el jarl sabía escoger a sus campeones; a saber qué desastres podrían crear algunos de los otros posibles candidatos que había en aquella sala. Aunque… a saber los desastres que podrían crear ellos (Vol hizo un esfuerzo por no mirar a Khaled)

Captó la mirada de Farengar, a la que Volshyene respondió con una semisonrisa no menos explícita; se conocían lo suficiente para que las palabras sobraran en aquel tipo de comunicaciones. Como si él no supiera que ella hubiera preferido no meterse en aquellas camisas de once varas, o abandonar la comodidad de su casa y la vida en la ciudad.

Pero el leve tinte burlón de su sonrisa se desvaneció enseguida. "No te olvides de mi investigación. Podría ser importante", le repitió el leve arqueamiento de sus cejas.

—Lo haremos lo mejor posible -le dijo al jarl en voz alta. Volshyene no estaba nada feliz con aquella misión, y no sólo por las posibles incomodidades que pudiera acarrearle, o porque llegara en un momento tan inoportuno. Para empezar, ella en el lugar del jarl no hubiera convocado a sus campeones de forma tan pública, sino que hubiera tanteado en privado a los candidatos. Aquello hubiera minimizado el riesgo de que llegara a oídos thalmor la existencia misma de aquella expendición. Pero, ¿una reunión tan poblada como aquella? A Volshyene se le ocurriría que era casi lo mismo que si los heraldos salieran a anunciarlo por toda la ciudad.

Los nórdicos eran a veces exasperantes. Ellos y sus tradiciones estúpidas, como si una tradición demostrara algo… pero Balgruuf no era estúpido, sin embargo.

"Si nos usas como una zarpa de gato, mi jarl, espero que tengas la decencia de advertírnoslo por privado antes de marchar", pensó Volshyene, mientras estudiaba al jarl en silencio con la mirada. Los ojos oscuros de Volshyene se desviaron de nuevo hacia Farengar, elocuentes. "Lo mismo te digo a ti… te voy a dar por pelo a ti y tus quejas de quedarte a servir, como nos uséis de simple cebo…"

Volshyene sacudió la cabeza ante la pregunta del jarl, más retórica que otra cosa. Dado que la única pregunta que Volshyene quería hacer no era para ser pronunciada en público, y dado que el resto de las preguntas del estilo de "¿Contaremos con financiación? ¿Tendremos posibles contactos o aliados? ¿Alguna advertencia que debamos conocer?" tampoco eran para ser expuestas públicamente, por lo que ella respectaba la reunión había concluido. Sin duda alguna alguien (posiblemente Iri, conjeturó Volshyene) ultimaría de proporcionales los detalles en privado.

Acabó de comer en silencio, escuchando las conversaciones a su alrededor más que hablando, y participando sólo cuando era necesario. Volshyene era una observadora nata, siempre se encontraba más cómoda escuchando entre bastidores que bajo la presión escrutiñadora del público. "Definitivamente, no son imaginaciones mías", se dijo, mientras escuchaba a Karin. A Volshyene no se le pasó por alto tampoco el arqueamiento de la ceja de Elynea, señal de que se estaba exasperando ante la lentitud de Suro, y no sabía si también por las palabras de Karin. Volshyene se encogió mentalmente de hombros, indulgente. Había conocido a muy pocas personas que estuvieran a su nivel de intelectual, con lo que estaba acostumbrada a pensar que casi todo el mundo era un poco lento. Elynea era demasiado impaciente.

"Deberías a aprender a observar y esperar, Ely", pensó con afecto Volshyene, "Algún día descubrirás que estas son cualidades imprescindibles para los que jugamos con los enigmas de la profecía". Clérigos… siempre esperaban que alguna entidad sobrenatural les resolviera sus problemas.

Al terminar la reunión, le dijo a Elynea: —Voy a hablar con Karin. Y tú deja de fruncir el ceño, que te van a salir arrugas —le embromó.

Volshyene se acercó a hablar con Karin, y la retuvo unos momentos en un rincón discreto. Terminada la breve conversación, se dirigió no hacia la salida, sino hacia el interior del palacio.

—Karin —retuvo Volshyene, y tras saludarla con comentarios intrascendentes que cualquiera pudiera oír del estilo "¿Cómo estás? Hace varios días que no te veo el pelo…", la condujo lejos del río de gente que abandonaba la reunión.

—¿Te encuentras bien, Karin? No he podido menos que fijarme en que… bien, estás nerviosa —preguntó amablemente la maga.