Partida Rol por web

Thanes de Carrera Blanca

4. Una Mina Tomada al Asalto.

Cargando editor
12/08/2014, 00:48
Khaled

Secretos. Jodidos secretos cuando no había necesidad. Carcette solo había conseguido plantar a semilla de una desagradable sospecha en la cabeza de Khaled. Que la Vigilia estaba implicada, de algún modo, en lo que había ocurrido. No directamente, con toda probabilidad; la corrupción era rara en organizaciones sin sanción oficial como aquella. Pero sí lo suficiente como para que ocultar la información fuera rentable.

Cuando la mujer se detuvo a su lado, clavó una mirada ceñuda en la de ella.

—Tu falta de juicio ha conducido a muchos hombres a la muerte esta noche —replicó Khaled, bajando el tono hasta convertirlo en un gruñido ronco—. Ahora estamos hablando de la seguridad de la comarca. Personas inocentes. Si descubro que tu silencio en este asunto provoca la pérdida de más vidas, consideraré que hay algo más que falta de juicio tras tus decisiones, y hablaremos de nuevo.

La custodio había perdido a su gente. Agarrarse a los retazos de orgullo que todavía mantenía con vida bien podía ser la única forma de evitar derrumbarse. Su orgullo y su odio. Ganarse la antipatía del grupo era, sin embargo, estúpido.

—Y ella —dijo señalando a la sacerdotisa—, se llama Elynea. Ha combatido a tu lado. Muéstrale el respeto que merece.

Se dirigió entonces a los demás. Elynea había mencionado Cauce Boscoso, y esa sería su siguiente destino. No suponía un desvío significativa de la ruta que habían trazado, y dadas las circunstancias, era ineludible.  

—Ahora que hemos solucionado este asunto, tenemos que hablar de Cauce Boscoso —intervino—. En privado.

Cargando editor
13/08/2014, 22:40
Uthgerd

Caminaste con La Indómita a un apartado en el que pudierais hablar a solas. Era quizá la compañera del grupo más parecida a tu forma de ser, y no parecía estar cómoda diciendo según que cosas delante de todo el grupo.

—Eres una gran sanadora, y he conocido muchos matasanos. Estoy... sinceramente sorprendida de que te hayas ganado mi admiración. Y... mi afecto —dijo con torpeza—. Gratamente sorprendida.

Sonrió. La recordabas como la huraña guerrera, ceñuda y siempre sentada, sola, en una esquina de La Yegua Abandera. ¿Cuántas veces la habías visto sonreír desde que Khaled la había traído a la misión del Jarl? Más veces que desde que la conocías, eso seguro.

—Tú no eres como esos curanderos de tres al cuarto —continuó—. Seguro que tú puedes hacer algo por mi hombro. Lleva años dándome la lata, me he gastado sacos de septims y no ha habido un sanador en todo Skyrim que haya podido curármelo. Pero tú eres distinta.

Instintivamente, te vino a la mente el momento en el que Uthgerd lanzó una estocada y se quedó corta por un palmo. No había sido un error, ni falta de experiencia. La lesión del hombro no le había dejado hacer bien el juego del brazo.

Cargando editor
14/08/2014, 17:53
Elynea

«Ya somos dos... » pensó Elynea en cuanto Uthgerd dijo que se encontraba gratamente sorprendida de que la dunmer se hubiese ganado su admiración y su afecto.

A decir verdad, no era la única cosa por la que estaba sorprendida. No podía evitar mirar de reojo atrás de vez en cuando; sus compañeros le habían saltado al cuello a Carcette por cómo la había tratado. ¿Desde cuándo le caía tan bien a la gente?

«Desde que has evitado que dos de ellos se desangrasen vivos, idiota» se amonestó en su fuero interno «Por tu encantadora personalidad desde luego no es»

Bueno, a falta de tacto para socializar, era un modo tan bueno como cualquier otro de caerle bien a alguien. Sacudió la cabeza para volver a la realidad.

—Esh, eh... gracias—tartaudeó con la misma torpeza que la Indómita. Luego carraspeó aprovechando para cambiar de tema—. ¿Años? ¿Una herida de algún combate?

No eran raras las heridas mal curadas que derivaban en dolores o molestias. Y, tratándose de Uthgerd... no era raro que recibiese heridas.

Cargando editor
17/08/2014, 12:35
Carcette

Elynea y Uthgerd se alejaron de los demás, para hablar entre ellas. Mientras tanto, atacabais sin piedad a Carcette. La antigua Custodio se encogió de hombros sin dejar de andar.

—Entiendo. Nadie escarmienta en cabeza ajena —resumió Carcette—. Repetid mi error y marchad solos a un nido de vampiros si os da la gana. Os deseo suerte: la necesitaréis.

La bretona giró sobre sus talones.

—Creo que será mejor que me marche y os deje solos. Pero antes de irme dejadme que os diga dos cosas. La primera es que he cometido muchos errores en mi vida, y el de esta noche ha sido el peor de todos ellos. Pero eso no implica que me equivoque en todo lo demás. Si recobráis el buen juicio, ese que me quitáis a mi, podéis encontrarme en el Gigante Dormido durante unos días —dijo, y a continuación miró a la bardo—. Y la segunda. No sé cómo haréis vosotros las cosas, thanes de Carrera Blanca. Pero si tengo algún problema con alguien, yo se lo digo a la cara. Hablar de los demás a sus espaldas es síntoma de cobardía.

Hizo un ademán marcial.

—Que los Divinos os sonrían.

Cargando editor
17/08/2014, 16:03
Uthgerd

Uthgerd le echó una mirada ceñuda a Carcette, pero no le contestó.

—Sí, me lo hizo un draugr hace 3 ó 4 años —explicó en cambio—. Me sacudió con un martillo en la hombrera, con tanta fuerza que dobló el acero de la armadura. Anduve días con la hombrera doblada, hasta que mis compañeros de aventura pudieron llevarme a un sanador.

Torció el gesto, como si le doliera con sólo recordarlo.

—No volví a ser la misma desde entonces. No puedo levantar la espada por encima del hombro sin que me estalle —bufó e hizo una pausa, y agregó en voz aún más baja—. Cada vez tengo menos fuerza en el brazo derecho. Me veo tirando cada vez más del brazo izquierdo para aguantar el peso del mandoble. Y sólo uso el derecho para dirigir y estabilizar. Intento que no se me note, pero sólo puedo atacar desde dos o tres direcciones y eso me hace muy predecible en combate.

Cargando editor
17/08/2014, 21:05
Khaled

—Que os sonrían a ti y tus hombres también —replicó Khaled.

El guardia rojo observó marchar a la custodio. A pesar de sus diferencias y las malas palabras, no dejaba de ser el tipo de mujer que le gustaba. Le hubiera gustado explicarle la situación en Cauce Boscoso, ahorrarle una sorpresa, pero no era probable que los thalmor tuvieran pleitos con una sirviente de Stendarr, y le suponía con suficiente sentido común como para no causar problemas con los elfos. A diferencia de mí…

Khaled se frotó las sientes con el pulgar y el corazón de la mano.

—Vamos a ver cómo está tu amigo —dijo a Suro y Karin, señalando hacia las cuevas que conducían de vuelta a la cámara donde el incrédulo vampiro y los dos magos aguardaban—. Cuando Uthgerd y Elynea vuelvan, os contaré eso.

Cargando editor
20/08/2014, 22:23
Elynea

A Elynea se le cayó el alma a los pies y en aquella ocasión no supo disimularlo: Por una vez le habían hecho un cumplido, por una vez le habían pedido algo... y era justo algo que no podía curar. El problema de Uthgerd no era una lesión, eran los años.

La guerrera había pasado por encima de su hermetismo solo para contarle algo y ahora ella tenía que coger y decirle que no podía ayudarla.

«Fabuloso»

—Uthgerd, yo...

Se mordió el labio inferior. Alguien tan poco dado a la empatía verbal como ella teniendo que decir algo delicado, ¿no era genial? Casi podía escuchar las carcajadas irónicas de la situación. En el caso de que la situación hubiese sido un ente viviente.

—Una herida mal curada suele dar esos problemas; cierra mal, suelda mal... y el ejercicio físico continuo que hacéis los guerreros es un gran desgaste añadido cuanto más tiempo pasa—suspiró esforzándose por encontrar el modo menos hiriente de expresarlo—. Puedo... puedo sanar heridas mortales si hace falta, pero nadie puede curar el paso del tiempo.

En este punto se preguntó por qué rayos se sentía tan mal. Normalmente despachaba facilmente una situación que no tenía solución pero en aquel momento se sentía mal. Quizá porque la guerrera le recordaba un poco a si misma en algunos aspectos o a saber Azura por qué.

Cargando editor
27/08/2014, 12:47
Karin

Karin se encogió de hombros mientras Khaled y la Custodia intercambiaban lindezas. Uno era demasiado desvergonzado como para callarse nada y la otra tenía un manual de rectitud metido por el culo, de modo que no iba a haber muchas esperanzas de entendimiento. Una parte de la mente de la bardo estaba jugueteando ya con las notas y los versos de la canción que merecía aquel encuentro, pero asintió a las palabras del Guardia Rojo.

- Claro - dijo, encantada de dejar a un lado la discusión -. Seguro que está asustado

Se preguntaba si quizá podría unir todas las historias, la de Suro y sus compañeros, la de la Custodio, el demonio y su madre la invocadora de demonios, la de Cauce Boscoso, que aún tenía que oír con calma, y la de Ulfric, porque era su principal misión. Qué enredos tan...apropiados para un poema.

Cargando editor
05/09/2014, 10:08
Uthgerd

La sonrisa de Uthgerd se congeló en sus labios. Viste con toda claridad cómo algo en su interior moría cuando se le apagó el brillo de los ojos, y durante un momento te pareció una mujer sola y desvalida, cuyo mundo acababas de hacer desmoronarse. Se quedó quieta como un pelele, sin saber qué hacer o decir.

Las emociones pasaban a su través con demasiada rapidez para que pudiera asimilarlas. Y Uthgerd no era buena en gestionarlas. Sólo se sentía cómoda con la ira, porque le hacía sentirse fuerte. Y era justo lo que necesitaba cuando se sentía amenazada.

Viste su rostro arrugarse y contraerse en una mueca de rabia. Los ojos chispearon furiosos y su nariz aleteó para coger aire. Te preparaste para lo que venía.

Cargando editor
05/09/2014, 10:23
Uthgerd

Sucedió algo que os pilló por sorpresa. Elynea y Uthgerd estaban hablando tranquilamente y, de pronto, la nórdica se paró delante de ella y le lanzó un puñetazo a la cara. La dunmer parecía haberlo visto venir y hurtó el rostro para esquivar el golpe. Os abalanzasteis instintivamente sobre vuestras compañeras para detener la trifulca.

Uthgerd respiraba agitadamente, con la mirada inyectada en sangre clavada en la sacerdotisa de Azura.

—Me equivoqué contigo —silabeó—. Eres una inútil que disfraza su incompetencia con mentiras.

La nórdica se sacudió a quien quiera que la estaba sujetando y se dirigió a grandes zancadas a dónde os esperaban Vol y Thadeus. Iba deprisa, pues no quería que nadie viera la debilidad pintada en su cara en forma de dos surcos de lágrimas.

Reacciones ante esto y ya os llevo con Vol/Thadeus para que expliquen su salida del grupo. Tenéis que hablar con Khaled de lo que ha visto en Cauce Boscoso y de cómo vais a proceder.

Cargando editor
05/09/2014, 11:22
Suro

- ¿Se puede saber que cojones pasa aquí? ¿No ha habido suficiente sangre hoy? ¿Elynea?

Cargando editor
05/09/2014, 12:14
Elynea

Elynea estaba bastante convencida de que habían faltado milímetros para que el puño enfundado en guantelete de Uthgerd le rozase la nariz, ¿en serio había intentado darle un puñetazo en la cara?

Aquello hizo que toda la simpatía y la compasión que había sentido hace un momento se combustionasen como un retal impregnado en aceite al que hubiesen arrimado una antorcha.

—¡Al menos yo estoy dispuesta a enfrentarme a la realidad!—gruñó girándose pese a saber que Uthgerd no iba a hacerle caso. Pero ella tampoco pensaba ir detrás—. ¡No a echarle la culpa de ella a otros!

En ese momento se mordió la lengua. Tal vez debería haber hecho hincapié que aquella "inútil" acababa de salvarle la vida, o... no, definitivamente lo mejor habría sido simplemente cerrar la boca y no decir nada. Pero había sido tan rápido que le había resultado imposible controlar el arranque de temperamento. ¿Por qué siempre se le ocurría la reacción óptima justo después de haber dicho o hecho lo que no debía y ya no tenía solución? Al diablo con Uthgerd, si quería gastar sus energías en echarle encima algo de lo que no tenía culpa, a Elynea nunca le había importado lo más mínimo lo que los demás pensaran de ella y aquello no iba a ser una excepción.

Vale, ¿y si no lo era entonces por qué se sentía tan mal?

No he sido yo la que ha tratado de volarle la cabeza de un puñetazo, Suro—siseó volviéndose hacia el explorador—. Ahorraros los sermones, ¡ya he tenido suficiente de sermones y de descalificaciones por hoy!

Subrayó la aseveración dándole un golpe a puño cerrado con el canto de la mano a la pared que tenía detrás. De no haber llevado guantelete, seguramente sus huesos se habrían arrepentido de ello. No obstante, como si lo llevaba, el resultado fue un sonoro eco metálico y después de ello simplemente se cruzó de brazos con gesto huraño.

En el fondo, a las dos acababa de ocurrirles lo mismo: la sensación de sentirse débil o sentirse idiota después de tratar de hacer algo que le costaba mucho y le había estallado en la cara. Y ninguna la encajaba bien.

Porque era más parecidas de lo que cualquiera de las dos estaba dispuesta a admitir.

Cargando editor
05/09/2014, 12:44
Suro

- No te culpo a ti, te pregunto a ti, porque la reacción de Uthgerd y su acusación ya la he visto. No doy sermones ni te he cuestionado, solo te he preguntado qué ha sucedido.

Notas de juego

Y disculpad el doble post.

Cargando editor
05/09/2014, 12:54
Karin

Karin arqueó la ceja. Simplemente. No era ni de lejos lo que esperaba. Una vez separadas, aquellas dos empezaron a lanzarse improperios. Genial, las dos estaban en plan superioridad moral, sólo que en eso, nadie podía competir con los clérigos. Compraban con reglas absurdas un montón de superioridad moral.

- ¿Veis? Y así un momento bonito se vuelve feo - dijo -. Si no queréis hablar de ello, ¿Podemos por favor dejarlo correr? Creo que aún tenemos cosas que hacer

"Karin gana un punto en superioridad moral", pensó.

Cargando editor
05/09/2014, 13:56
Elynea

—¿Habla la experiencia, Karin?

Elynea arrugó el ceño, lo que le faltaba era que alguien que hasta ahora no había hecho más que soltar lo primero que se le venía a la cabeza pretendiera darle clases de superioridad moral.

«Lo estás haciendo otra vez»

Cogió mucho aire y descruzó un brazo para pellizcarse el puente de la nariz con la mano, en un supremo esfuerzo de voluntad por controlar su propio temperamento. Desatarlo no iba a ayudar.

Me ha pedido algo imposible, y cuando le he dicho que era imposible su reacción ha sido lo que habéis visto—resumió—¿Te... néis la más remota idea de lo cuesta arriba que es verte obligada a decirle que no puedes hacer milagros a una de las contadas personas que reconocen tu esfuerzo en lugar de mirarte como si tuvieses la peste?

Terminó emitiendo un bufido mezcla de exasperación y frustración, enterrando el rostro en la mano con la que se estaba pellizcando el puente de la nariz. Por eso odiaba tanto tener que hablar, nunca merecía le pena, y para una vez que había merecido la pena se había topado con que le pedían a cambio un milagro. Genial.

Acababa de dejarse la piel por ayudar y no había valido de nada. Comparado con eso, el insulto que le había dirigido Uthgerd era de lejos la parte que menos dolía.

Cargando editor
06/09/2014, 00:39
Khaled

Khaled ya se dirigía hacia los túneles superiores, donde los magos y el pobre Aerin estarían aguardando su regreso. El estruendo espontáneo de una disputa le hizo darse media vuelta de repente, la mano derecha encima del hombro, aferrando la empuñadura de la espada. Separaban a Uthgerd de Elynea. No lo había visto lo ocurrido con los ojos, pero podía reproducirlo en su mente como si lo hubiera hecho.

Uthgerd pasó a su lado, tintineando como una caja de chatarra dando tumbos colina abajo. La siguió con la mirada hasta que se perdió en la oscuridad. Tuvo que contenerse para no seguirla y preguntarle qué coño pasaba. Era lo que le pedía el corazón, y raramente mostraba reparos en hacerle caso, aunque a menudo le condujera por senderos empinados y embarrados. Por eso comprendía que era el corazón de la guerrera el que le había hecho encararse con la sacerdotisa y largarse lejos de la vista de los thanes. Y no tenía más remedio que respetarlo.

Volvió sobre sus pasos y le dio una palmada a la atribulada Elynea entre las placas metálicas que cubrían sus omoplatos.

—No está mal dejarse llevar de vez en cuando. Si te golpean, devuelve el golpe. Es otra forma de conversar.

Cargando editor
07/09/2014, 13:44
Elynea

Elynea dio un paso corto hacia adelante cuando Khaled le dio la palmadita (para mantener el equilibrio, más que nada, no estaba pendiente) y apartó el rostro de la mano.

—Si dejo que esa mujer me golpee, lo más probable es que me despierte dos días después—suspiró.

Tenía la sensación de que había sido un intento de quitarle hierro a la cosa, pero dar las gracias no era su fuerte; siempre que lo hacía, nunca lo parecía. Como acababa de ocurrir.

«Anda que estás de racha»

Miró un instante al Guarda Rojo, tentada de volverlo a intentar, pero al final terminó apartando la vista y frunciendo el ceño otra vez.

—Vámonos de esta maldita cueva...

Cargando editor
07/09/2014, 22:44
Khaled

—Nunca me ha pasado —replicó Khaled, acariciándose la barbilla en un gesto inconsciente.

El guardia rojo volvió a echarse a caminar, ahora tras los pasos de Uthgerd.

—Vamos entonces.

Cargando editor
15/09/2014, 12:12
Volshyene

Os reunisteis con vuestros compañeros. Para vuestra tranquilidad, Aerin seguía bien. Pero os alertó el hecho de que vuestros magos tuvieran su equipo preparado para partir.

—Hemos oído los sonido de la batalla, y después silencio. ¿El asunto de Sigvatr está solucionado? —preguntó la maga, y antes de daros tiempo a responder añadió—: porque tenemos otro problema. Es el Valle de los Menhires.

Hizo una pausa. Sabíais que Vol tenía algo personal con ese Valle: ahí había estado prisionera durante mucho tiempo de un grupo de cultistas.

—Una anomalía mágica, visible desde Cuenca del Dragón. Nunca había visto a Farengar tan preocupado. Cree que puede ser una amenaza para la Comarca, o tal vez para todo Skyrim. Y necesita a todos los magos que pueda reunir.

Cargando editor
15/09/2014, 20:41
Elynea

Osea, que os tenéis que marchar—resumió Elynea que estaba demasiado cansada de todo ya como para andarse con eufemismos o rodeos. En ese momento cogió aire y se pellizcó un isntante el puente de la nariz contando mentalmente hasta tres, luego bajó la mano—. Sí, lo de Sigvatr está solucionado.

Echó un vistazo rápido al resto del grupo. Perder a dos lanzadores arcanos y sus recursos no era algo precisamente bueno pero tampoco es que se hubiesen apañado mal contra el campeón de Mehrunes Dagon. Si se lo proponían, podían lidiar con lo que se topasen.

—Si es tan importante es como para que Farengar quiera un batallón de magos...  —suspiró— ...supongo que podemos seguir los demás, ¿no?