Partida Rol por web

RESOLUCION TURNO 1100
 

La elfa y el beornida pronto se quedaron solos. Tan solo la música de la primera rompía una atmosfera en la que solo el débil ulular del aire era escuchado. Las cuerdas del harpa continuaban emitiendo bellas notas mientras el grupo comenzaba su descenso.

Unas angostas escaleras que apenas permitían el paso de una sola persona, bajaban con una buena empanación. Eran escalones bien tallados, seguros, pero la ausencia de luz dificultaba el descenso. El sortilegio en que habían estado inmersos, las tinieblas que los había ocultado, se desvaneció. El sol brillo claro en lo alto de nuevo, llegando la luz hasta las escaleras, y alumbrando parte del descenso. Pero aquello pronto se acabó, la escalera iba girando en una suave curva, seguramente siguiendo el contorno de la torre, mientras su pendiente iba disminuyendo paulatinamente. Pronto la luz ya no lograba pasar, y se sumieron en la oscuridad.

Lafinwë iba en cabeza, guiando al grupo aprovechando la visión que poseía. Una habilidad que su lado elfico había tenido a bien heredar. Detrás iban Elorham, Ástomer seguidos de Ádronath. Tras ellos, cerrando el grupo, iban Zigûr y los dos elfos en la retaguardia.

Al principio no tuvieron problemas mientras bajaban, pero cada vez era menor la luz que entraba. Lafinwë, Aranel y Elenmenel tardaron un buen rato más en dejar de ver, la última luz que entraba les permitía ver aún, mientras que sus compañeros tanteaban con el pie los escalones. Cuando ya ninguno lograba ver nada, fueron ayudándose de las manos sobre la pared, y con los pies buscando los escalones, un terriblemente lento descenso por la oscuridad. Siguieron un rato hasta que llegaron a lo que parecía ser una puerta, de madera al tacto, según anuncio Lafinwë. Se detuvieron todos, mientras guardaban sepulcral silencio.

Turno 1101

La oscuridad les rodeó cada vez más mientras descendían, hasta que finalmente Elorham ya no veía nada. Laufinwë iba primero, y llegaron a una puerta de madera.

-Necesitamos algo de luz para poder intentar abrirla, ¿no?, susurró el animista. La buena nueva era que ningún enemigo les había detectado aún, por lo que sabían. Y además no iban a ver el destello desde el otro lado.

Turno 1101

Adronath bajó con serios problemas la escalera y siguió a sus compañeros hacia la oscuridad escaleras abajo. Tras un rato caminando a ciegas tanteando la pared para no caerse, Laufinwë les detuvo y les indicó que había una puerta. El guerrero no sabía si podrían abrirla o no o si esta contenía una trampa, pero seguramente habría algún enemigo al otro lado, con lo que no podían entrar como un elefante en una cacharrería.

Haciendo caso al animista, se quitó la mochila y sacó una antorcha. Tras volver a colocarse la mochila, buscó su yesca y pedernal del bolsito de la cintura y encendió la antorcha. Ahora podrían ver mejor dónde se encontraban y cómo abrir la puerta.

- Yo no soy ducho en buscar trampas ni en abrir cerraduras, pero sí que lo soy en luchar, así que alguien sujete la antorcha. yo me prepararé para entrar y luchar con lo que haya al otro lado- susurró el guerrero a sus compañeros pasándole la antorcha y preparándose para el posible combate. calándose su escudo y sacando su espada.

Turno 1101

- Yo podría, todos podríamos atravesarla, conozco la manera - anuncio el mago - pero no debo abusar de esos conocimientos, mi poder es limitado y no sabemos que nos aguarda tras esta puerta - dijo para después quedar meditativo.

- Podríamos tratar de abrirla, ¿alguien ha probado si esta cerrada? - dijo extrañado desde su posición.

Turno 1101

- Si la tiramos abajo haremos mucho ruido - dijo el elfo tranquilo, pensativo y sin saber bien lo que hacer. - Pero podríamos intentarlo

La luz de la antorcha iluminaba bien el lugar, la cerradura, y la propia puerta. Su arma estaba presta para arremeter contra la madera.

RESOLUCION TURNO 1101
 

Los cinco compañeros estaban ante una puerta cerrada, a oscuras, al final de las escaleras. Adronath saco una antorcha y se tomó el tiempo necesario para encenderla, algo que le llevo unos cuantos minutos. Ya con luz pudieron observar la puerta. Era de madera, sencilla, con un pomo y una cerradura de hierro forjado. No se veían los goznes, tampoco era nada excepcional para ser la entrada a la torre. Quizás algo maligno se escondía tras ella, o tal vez la propia puerta era un peligro. También cabía la posibilidad de que fuese lo que veían, una simple puerta.

No se decidían sobre lo que hacer, ninguno de ellos poseía, o creía tener, la habilidad suficiente para abrir la cerradura. Las opciones eran pocas, bien se volvían y trataban de entrar por otro lado, o abrían la cerradura.  Por supuesto podrían tratar de derribarla a empujones, o con el uso de sus armas, aunque armarían un buen estruendo.

El mago sugirió algo, alguna clase de hechizo capaz de atravesar la puerta. Y lo había hecho antes cuando les conto que tal vez pudiera atravesar la base de la torre. Ahora tenían que decidir.

Turno 1102

-Yo no sé abrir puertas cerradas con llave, confesó Elorham. No era una habilidad común entre los hombres de la Marca que preferían ir de cara antes que a hurtadillas.

-Derribarla a base de golpes para mí sería la última opción. Hemos hecho un gran esfuerzo para poder entrar en secreto desde lo alto de la torre, como para ahora echarlo todo a perder.

Pensó unos instantes. -¿Alguien puede intentar abrirla forzando la cerradura? Y si no, podríamos volver y preguntar a los que quedan arriba. La otra opción es la magia de Zigûr, que también me parece buena.

Turno 102

- Pero si ni siquiera hemos comprobado que la puerta esté cerrada con llave...dejadme pasar- dijo lo más bajo que pudo mientras se bajaba por las escaleras hasta llegar al rellano donde estaba la puerta.

Al llegar miró la misma con atención por si veía algún mecanismo o algo que denotara que la puerta estaba cerrada con llave o tenía alguna trampa.

- Acércame la antorcha- pidió mientras observaba.

Luego al no ver nada raro, intentó abrir la misma lo más sigilosamente para guardar el factor sorpresa.

RESOLUCION TURNO 1102
 

Estuvieron un buen rato tratando de averiguar cómo abrir la puerta. Nadie sabía cómo podrían hacerlo sin usar la fuerza, no disponían de las habilidades suficientes para hacerlo. Pensaron incluso en las capacidades de Zigûr, estaban dispuesto a abrir a toda costa.

La antorcha tintineaba mientras algunos inspeccionaban la puerta, parecía de madera, aunque realmente era de piedra finamente tallada, como la que había arriba. A la luz del fuego se arrojaban siniestras sombras sobre los muros, negros como la piedra que había en el exterior. Figuras fantasmagóricas que bailaban en las paredes

RESOLUCION TURNO 1102
 

El grupo se había reencontrado, la elfa y el beornida habían seguido los pasos de sus compañeros. Estos habían perdido algo de tiempo encendiendo la antorcha y dilucidando la manera de abrir la puerta. Tras el pequeño susto, Adronath probo a girar el pomo. La puerta sencillamente se abrió suavemente al principio, sin emitir sonido alguno, hasta que su peso comenzó a requerir más fuerza para abrirla. Un empujón y algún chirrido después, completo la apertura.

Delante pudieron ver lo que parecía ser un dormitorio.  El suelo esta tapizado de alfombras; las paredes, de tapices que colgaban desde el techo representando distintos astros. Las ventanas eran, había un total de cuatro, eran muy estrechas, cerradas por vidrios translúcidos protegidos por barras de hierro. La cama, con dosel, los cofres, armarios, sillas y demás eran de ricas maderas muy bien trabajadas. Las paredes y el techo están forrados de planchas de Mallorn. visión que estremeció a Eruannë y Lafinwë pues aquellos arboles eran casi sagrados para ellos. En el escritorio, hay un cofrecillo y en toda la sala varios arcones.

Una débil voz se escuchaba. Una voz cansada, femenina y derrotada. Fue entonces cuando se percataron de la existencia de una jaula dorada que pendía del techo, en el centro de la habitación y a buena altura. En su interior, Namire cantaba ajena a lo que pasaba fuera, podrían haberla dada por muerta de no ser por su canto. Está muy desmejorada y débil, al borde de su fin.

Turno 1103

Tras abrir la puerta Adronath entró en la sala espada en ristre y enarbolando su escudo, preparado para lo que pudiera ocurrir. Pero el interior de la sala parecía estar vacío, vacio a excepción de los muebles y demás moviliario de lujo que contaba aquella habitación.

Ytas revisar a uno y otro lado el dunadan se tranquilizó un poco y bajó a espada. Pero en ese momento lo escuchó. Un débil canto parecía salir del techo. Al llevar la vista hacia arriba pudo ver como una especie de jaula y dentor de ella estaba Namire. ¡Habían encontrado a la princesa!

- ¡Princesa!- dijo Adronath lo más bajo que pudo dada la excitación del momento.

Sin pensárselo el guerrero acercó una de las sillas para ver si podía llegar hasta ella y por lo menos tranquilizarla.

Turno 1103

Un suspiro escapó de los labios de Elorham cuando la mano de Adronath giró el pomo para abrir la puerta del modo más sencillo posible. No podía creer que había sido tan fácil. Pero no hubo tiempo para lamentaciones. La puerta se abrió y dejó al descubierto el dormitorio de Lachglin. No podía ser otra cosa. Madera de mallorn, cofres, decoración... Y ... ella.

¡Namarië!

¡La habían encontrado! La Princesa estaba en la jaula, tal y como había soñado Eruannë. El rohir se emocionó al verla con vida, aunque estaba débil. También le reconfortó reencontrarse con la silvana y el beórnida en aquel momento. No obstante, no fue corriendo hacia la prisionera. Su mente se puso en alerta y sus ojos escudriñaban el lugar.

-Tiene que haber otra entrada. ¿Véis alguna otra puerta aquí?, preguntó a los demás. -Hay que bloquear la entrada.

Luego vio a Adronath mover sillas para alcanzar la jaula de Namarië. -Con cuidado, Adronath. Vamos a asgurar primero el lugar.

Turno 1103

El descenso fue lento y silencioso. Y la oscuridad se hizo más y más densa. Eruannë avanzaba al frente, seguida por el beórnida unos peldaños más atrás. La elfa no se sorprendió de hallar a sus compañeros tan pronto, ya que la respuesta llegó a sus oídos antes de trasponer el umbral de la puerta y de los labios menos esperados.

Namiré...

Alzó la vista y su mirada reflejó el terrible dolor que le provocaba aquel atroz sacrilegio. Un sentimiento inefable que solo Laufinwë podía comprender. A los ojos de Eruannë, regresó la pesadilla más vívida aún, más real. Y una furia desbocada cabalgó por sus venas, una furia que lindaba con el odio.

No vio a la princesa, tampoco a Elorham, ni a Laufinwë, ni a nadie más. Solo el mallorn y el argénteo recuerdo de un árbol cuyo destino estaba enlazado a los eldar y a las Tierras Bendecidas.

Eruannë rechinó los dientes con furia, y apenas reaccionó a las palabras del rohir.

Las puertas, pensó.

Lachglin...

RESOLUCION TURNO 1103
 

La débil canción de Namire apenas era audible. Su dolor, físico y moral, estaba patente en cada intento de su garganta por entonar la melodía. Cantaba por la vida de Saeros, sin saber si este siguiera con vida aun, mantenía su esperanza. La joven estaba delgada, anquilosada por no poder moverse en tan estrecha cárcel. Pero a la vez enrabietada con su captor, y preparada para arremeter contra él según apareciese por la puerta. Apenas se había percatado de la presencia del grupo, al menos hasta que Adronath trato de alcanzarla. El dunadan se llevó un buen susto cuando desde lo alto de la silla la doncella se volvió alargando su brazo para derribarlo. Por suerte ni la silla era muy alta, ni la jaula estaba suficientemente baja como para que Namire pudiera golpearlo.

Tras el susto, la princesa enmudeció por momentos. No sabía quiénes eran aquellos hombres, y en principio se asustó de veras. Pero luego vio a la elfa, después a Elenmenel y Aranel, y se tranquilizó al saber que ningún daño le pretendían. Entre sollozos una sonrisa ilumino su entristecida cara. Un halo de luz rodeo el semblante de Namire, que pidió ayuda ilusionada. La belleza de aquella dama era digna de rivalizar con los astros, la elfa era bella incluso entre los de su raza.

Sabían que no disponían de mucho tiempo, habían dejado cadáveres orcos en puestos de guardias. Tenían que bajar a Namire antes de que volviese Lachglin, y de que se percataran de que fuera vigilaban cuerpos sin vida. El encontronazo en el portal que daba acceso al valle, y después los guardias apostados en el camino, habían dejado un reguero de oscura sangre que estaba por descubrir.

Aún no habían encontrado la manera de bajar a la princesa, cuando un cuerno lejano resonó a través de las pareces. Un cuerno rudo y poco afinado que sin lugar a dudas todos pudieron reconocer como de origen orco. Sin embargo, su grave tono y su ronca voz traspasaba algo más que las paredes y ventanas. Atronaba los oídos y hacia llamamiento a aquellos viles seres. Ahora ya no disponían de la ventaja del sigilo.

Turno 1104

La princesa no podía creerlo, habían ido en su ayuda, seria rescatada.

- Rápido, ¡volverá! - su voz era angustiosa - ¡Allí! Bajo el dosel, hay un resorte que bajara esta jaula - se apresuro a decir -¡Salgamos de aquí!

La joven había recobrado la energía perdida, volvía a creer en su salvación.

Turno 1104.

Regresara a casa sana y salva, todos hemos empeñado nuestro honor en ello princesa.

Dijo mientras buscaba el resorte para accionarlo, a pesar del dolor y los huesos rotos, la presencia de la princesa aún con vida hizo que el pelirrojo recuperase parte de su ánimo.

Deberíamos subir y bajar a la princesa por el exterior,salvo que tengáis una idea mejor, yo cubriría vuestra retirada ya que en mi estado no puedo escalar, en este momento es nuestra mejor opción, y la más rápida.

Sobre la tirada que hice tiempo ha, ¿Eruanne no observó ninguna otra entrada, oculta o visible?

Turno 1104

El dunadan miró sonriente a la princesa, pese a que esta lo confundió de primeras con uno de sus captores. Siguió firme y respondió a sus airados golpes.

-¡¡Somos geste del pueblo libre y hemos venido a salvarla!! 

Luego se apartó cuando Drustan activó el mecanismo para que la jaula bajase. Mientras éste lo activaba escuchó el cuerno que delataba si no su presencia, los cuerpos inertes de los vigías orcos.

-Debemos darnos prisa, hay que salir de esta ratonera -dijo y cuando la jaula cayó al suelo intentó abrir la puerta de la jaula*.- Apártese señora, no sabemos qué puede pasar.

Turno 1104

-Namiré... Confía en nosotros. Hemos hecho un largo viaje para rescatarla, y estamos dispuestos a dar nuestra vida para verte regresar a tu hogar.

Las palabras de Elorham le sonaban toscas e inapropiadas en presencia de los Primeros Nacidos, y la extraordinaria belleza de la princesa elfa le deslumbraba más allá de lo imaginable. Sin perder más tiempo, retomó su idea de retrasar a los enemigos bloqueando cualquier otra entrada a la habitación.

Entonces sonó el cuerno... Elorham suspiró. Demasiado bien había salido el plan hasta ahora...

-Sacadla de aquí, les dijo a los elfos que les acompañaban. -A la azotea.

Siguió buscando formas de crear algún tipo de barricada o bloquear cualquier otra entrada al lugar.

Turno 1104
​Percepción

En la habitación hay varias cosas con las que poder "atrancar" la puerta. Las sillas, la cama, el armario, baúles.... Con ayuda podrías mover los tres últimos.