Partida Rol por web

- ¡Gloria! - el draconiano alzó la voz para hacerse escuchar por encima del ruido del combate - ¡La luz, continúa! ¡Eso le debilita!

Gruntah empezaba a cansarse, sobre todo porque muchos de los hechizos que intentaba conjurar se quedaban en nada debido a la maliciosa brujería de aquella wulfran. Pero debían seguir luchando, buscando la manera de debilitarla. Ya habían averiguado que si provocaban luz intensa, sus poderes menguaban, así que así seguiría. Con un chasquido, invocó un par de esferas luminosas, de las utilizadas para guiarse por mazmorras cuando no disponían de antorchas, y las envió a entorpecer la concentración de Aditya.

Animado, el ventante ve como el golpe de Kromwill consigue acabar con uno de los adversarios. Eso hace que las tornas realmente comiencen a volverse a su favor, pero tampoco tienen tiemop para celebrarlo, el gigante berserker pronto decide que la barcaza es un mejor objetivo.

Viendolo avanzar en su dirección, Imhol deja escapar una exclamación, sabe que si llega ala baraca, todo habrá acab ado, sabe que no es rival para el gigante, pero quizás consiga darles algo de tiempo.

-¡No! ¡La barca! - Exclama saliendo corriendo hacia el gigante, ignorando a los enemigos de menor tamaño, a ellos podrán detenerlos si llegan a la barca, al gigante, no.

Esgrimiendo el arma mágica que encontró en las ruinas, Imhol se lanza a la carga.

En un movimiento coordinado como no habíais tenido alguno desde antes de vuestra separación, ambas cabezas se os giran para mirar fíjamente al gigante que avanza hacia la balsa. No sois los únicos, y el primero en ayudar al camino que recorreis hasta él es Kaine, derribando dos soldados rasos de un único tiro y apartándolos temporalmente de en medio. Ambos echais a correr, compenetrándoos, y entonces Katherine os adelanta de un brinco y en una pose que debe de ser algún estilo de combate que desconoceis, acaba golpeando ambas palmas frente a ella, lo que produce una onda de choque de aire que os abre el camino, a costa de derrumbarse la chica en el suelo ahí mismo.

Pero no hay tiempo para preguntar ni ayudar, y hombro a hombro alcanzais al gigante en el borde de la playa, y mientras Kromwill aprovecha el impulso para saltar hasta la espalda, Imhol empuña la lanza y hace uso de toda esa inercia para golpear en un costado. La certeza del segundo y el impulso del primero provocan un claro efecto, cuando el gigante se ve obligado a incar la rodilla del lado por el que el ventante ha atacado, y el resto del cuerpo lo sigue chocando contra el agua boca abajo, aparentemente inerte.

Aunque no todo es bonito. Debido a la fuerza del golpe y el cambio de posicionamiento del gigante, Kromwill sale despedido por encima del mismo y acaba aterrizando a varios metros, donde el agua cubre, el suelo está moderadamente hondo... y toda su armadura lo empieza a hundir hacia abajo.

Dos esferas de luz brotadas de la magia del draconiano se enlazan rápidamente sobre los hombros del licántropo, que avanza impasible a por Aditya, apoyada contra la pared mientras conjura en sucesión. La primera esfera de oscuridad se le clava a Arbahin en el costado, que rápidamente nota varios pinchos metálicos cubiertos por las tinieblas que se disipan para revelar un arma extraña en Illyos. Sin embargo, sigue avanzando, y la segunda esfera consigue alcanzarlo antes de llegar a ella, clavándosele igualmente en un brazo.

Y entonces la fuerza imparable choca contra el objeto estacionario, y el primer resultado es que la wufran acaba metida en las maderas contra las que se cubría por la fuerza del impacto. Y su cuchillo, atrapado en el costado izquierdo del licántropo. Con la hechicera aún empuñándolo. Así, la furia se ve rápidamente contrarrestada por una imposición de subordinación, lo que se transforma en un agudo dolor en la mente de Arbahin por la lucha entre deseos contradictorios.

Pero la lucha no dura demasiado, y no es difícil ver la expresión de terror en el rostro de Aditya cuando, pedacito a pedacito, el licántropo demuestra poder mantener su propio cuerpo bajo control. Y entonces, temiendo lo siguiente, una voz débil pero impositiva se deja oir varios metros más allá.

-¡No la mates! ¡Si acabas con ella... -un gruñido de dolor lo interrumpe a media frase- ...si lo haces, se transformará en un liche! ¡¡Noquéala..!! -El esfuerzo del vradeno por hablar es tan fácil de ver como un rayo de luz, y cuando termina, vuelve a dejarse caer en el suelo, del que se había alzado para mirar a la ancha espalda de Arbahin. Y no es el único al que parece que le vendría bien un poco de curación, pues Gloria sigue sangrando donde la han alcanzado.

Arbahin avanzó cegado por su rabia, sin prestarle atencion a nada mas que a su objetivo. Las heridas en su cuerpo no hacian mas que darle aun mas fuerza a su acometida. El dolor era tremendo, pero Arbahin habia aguantado mucho en su violenta vida. Ambos cuerpos chocaron con fuerza, como si de un ariete de garras y colmillos se tratase.

Abahin estaba por darle el golpe de gracia, cuando algo comenzó a querer colarse en su cabeza. Era como un gusano frio y oscuro, buscando controlarle, buscando la llave para doblegarlo. Pero el licantropo era un ser libre, el querer atarlo, someterlo era algo que jamas lograrian hacer. Tendrian que matarlo antes que dejarse amarrar, no importaba cuales fueran las cadenas, el las romperia.

¡No la mates! ¡Si acabas con ella...si lo haces, se transformará en un liche! ¡¡Noquéala..!!

Alcanzó a escuchar justo cuando se disponia a destrozar ese rostro que les habia engañado. Si bien todo su cuerpo le pedia que probara la sangre de esa criatura, Arbahin aferró la cabeza de Aditya, ignorando su cuchillo y todo lo demas, para luego estrellarla con violencia contra el costado del barco...

Gruntah se había relajado, ya sabiendo que Aditya no podría escapar de las garras de acero de Arbahin. Asomando el hocico por encima de la mesa, comprobó la situación y corrió a ayudar a Gloria, que estaba gravemente herida.

-  ¡Elius! ¡Ayúdame con Gloria! - dijo, mientras utilizaba sus rudimentarios conocimientos de curación para detener la hemorragia.

Poco a poco, la nebulosa que se ha formado en la mente de Gloria empieza a despejarse. Al principio, cuando el virote se le clavó en el hombro, el estallido de dolor la dejó aturdida. La sacerdotisa nunca había sido una combatiente. Su lugar estaba lejos del choque de espadas, apoyando a sus amigos con sus rezos y con lo poco que podía hacer en el ataque, o ayudando a sanar sus heridas. Entre eso y el cuidado con el que siempre la habían protegido, Gloria nunca había sufrido más que algún rasguño o un moratón. 

El dolor de un impacto directo la dejó sin aliento y sin claridad de mente. De no haberla cogido las enormes zarpas de Arbahin, se habría derrumbado. A pesar de que lo único que pudo emitir fue un gemido ahogado cuando intentó decirle al licántropo que la dejase y se centrase en atacar a la wulfran, Arbahin parecía haber entendido la situación. La depositó en el suelo con toda la delicadeza que pudo. No fue mucha, pero Gloria no pensaba reprochárselo. Había cosas mucho más importantes que tratar.

Mientras el caos proseguía, la joven fue arrastrándose hasta quedar apoyada contra una pared. Notaba como la ropa se le pegaba a la piel a medida que la sangre la iba empapando. Pensó en intentar sacar la flecha, pero la sola idea de toca la fuente del doloroso y sordo pálpito que notaba dentro le provocó un escalofrío.

Por los dioses. ¿Y Kromwill se expone a esto cada vez que entra en combate?

Echó la cabeza hacia atrás y la apoyó en la pared. El tacto rugoso y firme de la madera la ayudó a centrarse. Acompasando la respiración al pálpito que sentía, se centró en hacer que su corazón latiese más lento, al ritmo de las oleadas de dolor. Sintió el frío en las partes de la piel sobre las que la sangre empezaba secarse, y su mente lucho por extenderlo a la masa ardiente de su hombro. Poco a poco, el dolor se fue mitigando. Pero sabía que no duraría mucho. Uno no ignora simplemente el dolor mucho tiempo, y la pérdida de sangre era un peligro en sí. Tenía que centrarse en acabar esto.

Vat-ehir. Spehil, ired li ecth am ir.

No le gustaba demasiado usar el lenguaje antiguo en sus plegarias. Todavía era una aprendiz en lo que a los aspectos más ocultos del culto respectaba, así que sabía que no lo dominaba bien. Era, en cierto modo, un lenguaje del corazón, la lengua primordial del alma. En momentos como este, simplemente acudía a tí.

La piel y el cuerpo de Arbahin empezó a refulgir, un brillo dorado e intenso que lo cubrió como un manto, mientras Gloria centraba su luz en él, en su figura. Ahora mismo, era su mejor guerrero, así que lo lógico era intentar protegerle. Aunque no tenía la claridad de mente para provocar otro estallido, sí que podía conceder al menos una pequeña bendición, enfocando el poder de sus súplicas en un objeto concreto

Mientras mantenía la cconcentración, notó como la draconiano se aproximaba a ella y empezaba a intentar curarla, mientras llamaba a Elius.

Tened cuidado... la batalla aún no ha terminado. No debéis exponeros... ayudadme a volver a cubierto, y atendedme allí. No debéis poneros más en peligro. No me ha alcanzado en ningún punto vital, sobreviviré a esta.

Mientras "volaba", el guerrero pudo ver como el gigante caía, lo que al menos retrasaría que destrozara la barca. Sin embargo, se sorprendió cuando, en vez de un duro impacto contra el suelo, su cuerpo cayó en el agua. 

"¡Maldita sea!"

No había contado con la cercanía del río. Kromwill empezó a patalear y mover los brazos frenético, intentando salir a la superficie y llegar a alguna zona donde el agua cubriera menos. No tenía mucho aire en los pulmones, no había tenido tiempo ya que le había pillado de sorpresa, así que más le valía conseguir su objetivo. Si no, las aguas se lo tragarían, lejos de todos aquellos que apreciaba. 

El grito de Gruntah hace que se mueva con rapidez. Se dirige hacia sus dos compañeros y se sienta donde se encuentra Gloria. 

Gruntah, ayuda a Arbahin- dice- yo me encargo de ella- inspecciona su herida con sus ojos expertos.

Habrá que sacar la flecha, y eso te dolerá- le dijo a su amiga- mas la curación no tendrá muchos problemas- aunque tenía intención de comprobar la punta de la flecha, solo por si acaso- como bien has dicho, no ha dado en ningún punto vital importante. Pero te dejará una pequeña cicatriz en el hombro, pero nada mas que eso. 

Aunque la bendición llega a Arbahin, blindándole de buena parte del dolor y potenciando sus músculos, llega tarde, porque para ese momento la cabeza de Aditya ya ha golpeado la madera, y la mujer se desmaya por el impacto, a la vez que las maderas se astillan.

Tumbado en las maderas, el vradeno gira sobre el costado indemne mientras suelta un gruñido, para luego tratar de examinar con poco éxito sus bolsillos, que resultan ser varios en los ropajes que lleva. Su mirada desde el suelo se dirige al licántropo, e intenta una sonrisa entre las muecas de dolor.

-Tengo... unas esposas de represión de... magia. Pero con ese golpe... le costará despertarse. Soy un... marshall, de Dantier*. -Mientras habla, sigue rebuscando, pero en vez de sacar las esposas que ha mencionado, extrae un pequeño botecito con una poción. Con cierta dificultad, empieza a intentar abrirla para bebérsela.

Mientras tanto, al otro lado de la sala Elius valora la herida de Gloria, que aunque moderadamente dolorosa, no es demasiado grave ya que las balletas de repetición sacrifican potencia para conseguir cantidad de fuego, y el virote no ha causado daños que no se puedan curar con varios de los emplastos que tan bien conoce y un poco de ayuda mágica, todo ello dentro de lo que lleva en su equipaje.

Y así acaba el combate dentro de la balsa, con Aditya derrotada y una buena parte del mobiliario rota o atravesada por bolas de afilados pinchos. Un buen desastre, la verdad, pero si todo ha acabado, estará bien. Sin embargo, la pregunta es, ¿cómo ha ido en el exterior?

Primero cae el berserker gigante, derribado por ambos compañeros, mientras el resto de combatientes del exterior se afanan con los pequeños y distraer al segundo gigante. Y de repente, la práctica totalidad de los muertos vivientes que estaban combatiendo se detienen en el acto. Que no es hasta unos instantes más tarde, cuando hay que dejar de protegerse o evitar el avance, cuando los luchadores se dan cuenta, pero definitivamente algo ha ocurrido puesto que ninguno de los soldados rasos emite movimiento alguno, ni los despedazados tratan de rearmarse ni ningún otro prosigue con el ataque.

Por supuesto, la situación no podía ser tan bonita como la pintan, pues el desvanecimiento del control significa en gran medida que ya nadie mueve los hilos de los pequeños, pero el segundo de los gigantes emite entonces un bramido similar al de su compañero instantes atrás, y empieza a aplastar cuerpos a su alrededor, antes de centrarse en los únicos que se mueven y avanzar hacia la balsa en una nueva carga arrolladora que ni el ventante, cansado y empapado, ni el sumergido guerrero pueden detener.

Y entonces, con un chasquido metálico característico que resuena mucho más ahora que la batalla está en silencio, el último proyectil del cargador del humano Kaine surca el aire para abrir un agujero en el craneo del berserker... que avanza dos pasos más, y cae al suelo, tan muerto como su compañero.

Pero no todo está solucionado todavía, y con la batalla detenida y el último disparo de Jhon, Pao es el primero en empezar a saltar y gritar de alegría. Hasta que unas burbujas llegan a la superficie del rio, llamando su atención, y un rápido vistazo a Imhol y el campo de batalla hace el resto para que arroje el arco al suelo y se zambulla de un salto en el agua.

Varios largos segundos después, una cabeza verde con motas más oscuras sale a la superficie, y con él un pesado guerrero con su armadura encima, pero sin espada. Cargado con buena parte del peso, y en el tramo final ya ayudado por Kromwill, Pao llega a la orilla con su carga intacta, y sin ni una sola baja sufrida en el exterior.

La pregunta es, ¿qué habrá ocurrido dentro de la balsa, y qué daños han sufrido en ese combate?

Gloria sonríe a través de las gotas de sudor que le caen por la cara. La pulsión en el hombro es dolorosa, pero pasado el shock inicial, no es tan malo como había supuesto. Respirando adecuadamente y centrando la mente en la meditación, como aprendió a hacer, es llevadero. Mucho más ahora que sabe que sus amigos están a salvo y sin daños.

Sabiendo que ha ayudado a que estéis a salvo, aceptaré el dolor y las cicatrices de buen grado. Aunque quizás con menos dignidad de la que me gustaría-dice, sonriendo, intentando hacer una broma a pesar suyo. Sabe que todos se preocupan mucho por ella. Estaré bien, Elius. Haz lo que debas.

- Teníais vuestra identidad a buen recaudo, maese - dijo Gruntah, que se había incorporado a la conversación tras comprobar que Gloria estaba en buenas manos. Tomó el frasco de manos de Ardigant, lo destapó y se lo ofreció con una mueca que parecía una sonrisa - Pero sin duda el mérito es de ella, ha estado jugando con nosotros desde el primer día... y qué poder.

Olisqueó el ambiente, quizás percibiendo el aroma a magia funesta, y luego se dirigió hacia la salida, preocupado por sus compañeros.

-Si le arranco la lengua no podrá hacer magia- dijo el licantropo sin apartar la mirada de la bruja que habia estado tan cerca de todos ellos y ninguno habia sospechado nada. Pero, pensandolo mas friamente, sabia que necesitaban sacarle informacion, asi que se giró hacia los demas. La tenue sonrisa de Gloria le tranquilizó, aunque el olor a su sangre aun herizaba su pelaje-. Elius, cuida de ellos y ponle a esta bruja lo que dijo en vradeno...- ya se estaba por ir hacia afuera cuando miró al sujeto que les habia ayudado, el que al principio habian tomado como un enemigo-. No te atrevas a morir- dijo antes de salir a ayudar a sus compañeros. Era su forma de decir "gracias", aunque muy del estilo de Arbahin para con los desconocidos.

Asi que era un Marshall de Dantier, eso explicaba lo del fuego, seguramente se comunicaba con sus superiores. Era algo parecido a lo que era Arbahin hace unos años, cuando protegia el bosque de los indeseables que iban a causar problemas. Esperaba que su herida no fuera muy seria, pues siempre hacia falta personas capaces de derramar sus sangre para ayudar a los que no tenian la fuerza de hacerlo.

La lucha en el exterior, superada. La lucha en el interior, cerrada gracias a la fuerza de Arbahin. Un vradeno herido bebe hasta saciarse de la pequeña poción curativa que Gruntah le ofrece en los labios, y luego le tiende unas esposas a Elius para que éste amarre a Aditya, que inconsciente poco puede hacer. Y así, uno a uno van saliendo al exterior para contemplar los dos gigantes caidos, uno junto en el agua y otro a pocos metros de la orilla. El primero caido por espadas y lanzas, el segundo por un disparo en la cabeza. Una humana se remoja las manos ensangrentadas y los coágulos que penden de su cabello, como si fuese lo más normal del mundo. La otra, curada en rápidas pinceladas por vuestro amigo el curandero, luce una herida vendada en el brazo. Mientras tanto, a Kromwill lo ha tenido que sacar del agua Pao, e Imhol se muestra moderadamente cansado por el esfuerzo. Y ni hablemos de los múltiples cortes y sangre que tiene Arbahin encima, porque son un buen montón.

Pero ya está. La batalla ha concluido. La balsa está intacta y se mantiene haciendo el tránsito, que según Pao os cuenta le queda poco para acabar. No hay ningún muerto en vuestro bando, y todo parece ir fantástico. Todo, ¿u os estais olvidando de un pequeño compañero más que llevabais con vosotros, y que no ha dado señales de vida en un buen rato?

Arbahin salió fuera de la cabina, pero, antes de que la luz del sol incidiera sobre su pelaje, ya sabia que la batalla habia concluido. No le llegaban los sonidos del metal contra el metal o los poderosos golpes de los gigantes. Con rapidez corroboró que sus compañeros y aliados estuvieran a salvo. Todos parecian estar bien, aunque pocos habian salido ilesos. Suspiró pesadamente, esa batalla habia sido muy dura y todo por un simple cargamento de... Arrugó el morro al recordar algo tan obvio que se sintió molesto de haberlo olvidado.

Lom no estaba, no lo habia visto dentro con los demas, no estaba en cubierta y obviamente no se habia arrojado al fragor de la batalla. Olisqueó el aire, ignorando el ardor de todo su cuerpo y el cansancio que comenzaba a sentir. TODOS debian estar bien, a salvo, asi que no se tranquilizaria o relajaria hasta encontrarlo.

-¿Has visto a Lom? - le preguntó a Jhon quien habia sido tremendamente util y mortifero con su rara arma.

El guerrero se encontraba de rodillas en la orilla, tosiendo agua, mientras intentaba recuperar el aire que sus pulmones casi habían perdido. Había sido una bendición que Pao pudiera lanzarse a por él y ayudarle a llegar a la superficie. Si no hubiera sido por él, bien podría ser ahora mismo comida para peces. 

Al menos, parecía que la batalla había cesado. Ya no había más ruidos de combate, sólo la calma y sonidos propios de un grupo de viajeros y de un río. Entonces, Arbahin preguntó por Lom. Ya algo más recuperado, Kromwill dijo:

-¿Qué ocurre? ¿Por qué preguntas por Lom?

Gruntah salió tras el licántropo, satisfecho de comprobar que tanto Imhol como Kromwill estaban sanos y salvos. Parte de sus vestiduras estaban desgarradas, como si hubiera estado combatiendo contra un enjambre de peligrosas avispas cuchilla, y se le notaba visiblemente cansado. Fuera lo que fuera que hubiese sucedido en el interior de la barcaza, había consumido las fuerzas del draconiano.

- Hay que retomar el viaje - dijo, como respuesta ante la pregunta de Kromwill, tras respirar una profunda bocanada de aire - ¿Estamos todos bien?