Partida Rol por web

El tirador humano ha dejado el rifle apoyado contra el borde de la balsa, mientras con un guante que parece resistente y grueso se dedica a recoger las diversas piezas metálicas que ha disparado, guardándolas en una caja dentro del maletín. Ante la aparición de Arbahin y Gruntah apenas si levanta la mirada, como cuando Kate sube a la balsa, hasta que el licántropo le habla. -No le he visto en toda la batalla. Se fue hacia vuestro carruaje, quizá deberías mirar ahí. -Dice, antes de continuar con los pocos casquillos que le quedan.

El registro del licántropo, tras esas palabras, es moderadamente rápido. Lom está frente al carromato, con un arma a su lado... y todo él tirado en el suelo. Una mera comprobación sirve para ver que está noqueado, no muerto, y quien quiera que lo hizo fue rápido y bastante diestro.

Mientra lo despertais y se pone a la cola con los cuidados, los ruidos bajo la balsa cesan y ésta cae un palmo en el agua. La alegría de Pao es patente, y su familiar sube desde donde se encontraba riendo. Hasta que ve el campo de batalla y cómo os encontrais, claro, momento en que vuelve al interior, y retorna unos momentos más tarde con agua en una bota y algo de comida.

Recuperado por la bebida y con un pedazo de pan en las manos, Lom os cuenta lo ocurrido. Mientras empezaba la batalla, con todos esos ruidos raros, se preparó por si se hacía necesario llegar a una defensa definitiva del carruaje. Y entonces una figura de orejas alargadas y larga cola le hizo sombra un instante, y al siguiente estaba despertándose con el licántropo encima. Y el carruaje, abierto y registrado. Sin llevarse nada, al parecer, pero haría falta una mirada concienzuda.

-¿Y vosotros? -Pregunta, al terminar. -¿Qué ha pasado en toda esa batalla?

Gloria, que salvo por el hecho de que se la ve algo más pálida de lo normal y la mancha ocre de su túnica parece estar bien, es quien responde.

Al poco de empezar se hizo obvio que los enemigos no estaban vivos... o que los que lo estaban, habían dejado de estarlo. Cada vez que uno caía, volvía a alzarse- explica para beneficio de Lom, que no había llegado a ver nada de la batalla. Gracias a Gruntah, pudimos localizar al nigromante que estaba levantando a nuestros enemigos cada vez que morían. Era la wulfran. Aditya.

Tras parar un momento para frotarse el hombro sobre los vendajes- las cataplasmas de Elius funcionan como si fueran magia, pero escuecen- y que de paso el resto asimile lo que ha dicho, prosigue. 

De hecho, aún no sabemos qué es exactamente. Sólo que utiliza la oscuridad y las sombras como fuente de magia, y que es muy poderosa en ellas. Gruntah y Elius llevaron la mayor parte del peso de la batalla contra ella, mientras yo trataba de encontrarla. Sólo pudimos hacer tiempo. Ellos hicieron tiempo hasta que vimos la señal y fui a ayudarles, yo hice tiempo hasta que llegó Arbahin para poner fin a la lucha- digo, sonriendo en dirección al licántropo. No tuve ocasión de decirlo antes, pero gracias. Quién sabe lo que habría podido pasar si no hubieses llegado cuando lo hiciste. Probablemente, te debo la vida.

Sea como sea, Arbahin noqueó a la wulfran. Ahora mismo, está inconsciente y atada con un par de esposas de supresiòn de magia, cortesía del señor Ardigant. Decide omitir la parte acerca de su ocupación como Marshal de Dantier. Parece tener sus razones para querer que siga en la sombra, y no va a cuestionarlas. Os debo una disculpa, señor. Tengo que admitir que, por un momento, llegué a sospechar que erais vos nuestro enemigo. Al estar más pálida de lo habitual por la herida, no cuesta ver que se ha sonrojado al hacer dicha confesión. La avergüenza haber saltado a conclusiones, pero siente que al menos, por honradez, se lo debe. Esa es la historia, por lo que a nosotros respecta. Los bandidos no volverán a levantarse y somos libres de irnos, aunque quizás no sería mala idea registrar la carga. Es posible que quien noquease a nuestro buen Lom haya plantado algo en ella, quizás algo que le permita seguirnos.  O puede que todavía quede un residuo de su energía en los objetos que haya tocado. Dejadme ver si puedo sentir algo extraño. No soy la más conocedora de la magia, pero estás demasiado cansado para forzarte más, mi valiente amigo- comenta, esta vez dirigiéndose a Gruntah.

Al pasar junto a Kromwill para dirigirse hacia el cargamento, posa una mano en su hombro, como para apoyarse, y murmura un par de palabras antes de seguir caminando, sólo audibles para él.

Temía por ti. No sabes lo feliz que estoy de que no tre hayan hecho daño.

Estaba sediento, y sabía que era debido al esfuerzo intelectual al que se había sometido. El agua caía por su garganta sin medida, derramando parte sobre su pecho, calmando la sed y despertando los sentidos del draconiano. Fue cuando escuchó la descripción que hizo Lom sobre su agresor. ¿Por qué querrían noquear al conductor? ¿Qué había en el carromato?

Se subió al carro y empezó a registrarlo, haciendo memoria de lo que había en él, buscando algo que faltara. No sin olvidar que la descripción que había dado Lom le era tremendamente familiar.

-No dejeis que eso os preocupe. Yo también sospechaba de todo el mundo, vuestro grupo incluido. -Responde Árdigant, un poco apartado de la conversación y cómodamente sentado contra el borde de la balsa, con los ojos cerrados, mientras saborea una pieza de fruta que le ha ofrecido uno de los Xasheen.

Parecía que el peligro había pasado, al menos de momento, aunque aún tenían pendiente el asunto del carromato. Ya sabían, por lo que había contado Gloria, quien era el nigromante... Aunque lo cierto es que él nunca se lo habría esperado. Parecía una curandera, como Elius... Y él nunca sería capaz de algo así, ¿cómo esperarlo de ella?

El guerrero sonrió levemente con el contacto de Gloria, y luego empezó a contar la historia. 

-La historia fuera... Un caos de combate, lo cierto es que no podría recordar con exactitud gran cosa-dijo el guerrero, rascándose la nuca con aire distraído-muchos soldados no muertos, y, sobre todo, ésos dos enormes capitanes tan extraños. Katherine y Jhon fueron de gran ayuda aquí fuera. No sé si lo habríamos conseguido sin ellos. Ésas aberraciones no paraban de levantarse...-dijo, con gesto sombrío y la voz tensa-una, y otra, y otra vez... Por más que cortara, por más que aplastara, volvían a levantarse...

El puño izquierdo del guerrero se había cerrado mientras tanto, y ahora lo apretaba con bastante fuerza. Cuando unos segundos después se dio cuenta, carraspeó y aflojó la mano, para recuperar su sonrisa habitual.

-Pero bueno, ya no creo que vuelvan a levantarse. 

Gruntah y Elius llevaron la mayor parte del peso de la batalla contra ella, mientras yo trataba de encontrarla.

Bueno, en mi caso corría de un lado para otro esperando recibir ningún golpe de la wulfran. Pero me alegro que eso lo consideres combate, Gloria- comenta a las palabras de su compañera- al menos, hemos logrado acabar con la amenaza. Ya solo nos queda registrar el carro y seguir con nuestro viaje. 

Y vigilar a Aditya, por si acaso.

Parecia que no tenian descanso. Apenas terminaban con algo, un nuevo misterio cobraba forma frente a sus ojos. Sea quien sea que haya atacado a Lom, buscaba algo, quizas hasta algo que ni Lom sabia que existia. Antes que alguno toqueteara la carga, olisqueó todo, procurandose un aroma revelador. Las palabras de Glorya le hicieron detener un segundo, pero luego continuó buscando un ratro. No se sentia comodo con los halagos, lo habia hecho por sus amigos, porque les preocupaba... aunque jamas diria algo asi de frente y con extraños cerca. Elius dijo algo que le hizo girarse con el ceño fruncido.

-Salvaste la vida de mas de uno, no fuiste herido y aun asi dices que no hiciste mucho...- negó con la cabeza bufando ligeramente-. ¿Que haras cuando "hagas mucho"...? - las formas del licantropo a veces parecian bruscas, pero sabian como era y lo que queria decir en realidad.

Era hora de seguir, aunque aun no habian cerrado la pagina de esta batalla. Habia algo mas oculto, algo que no alcanzaba a entender.

Las pesquisas son lo primero, y son concienzudas en todos los campos, desde el físico hasta el espiritual, pasando por el mágico y los rastros de olores y huellas. Pero por desgracia, todas son igual de infructuosas. Sea quien sea el individuo que se ha colado en el carromato, vuestra única información sigue siendo la proporcionada por Lom en su vistazo antes de caer noqueado. Y tampoco hay ni rastro de qué es lo que ha podido desaparecer, pues todo parece igual de ordenado que estaba antes. Parece que la información es nula... hasta que solo los agudos ojos de Arbahin encuentran lo que puede ser una nimia pista. Que no destaca en absoluto, pero no estaba ahí antes. Aunque tampoco es que la marca de cuatro afiladas uñas en la madera junto al marco de la puerta por dentro digan mucho.

-Chicos, la verdad es que no sé qué habríamos hecho sin vosotros. -Dice Pao, contemplando el campo de batalla y todos los cadáveres, entre los que destacan los dos gigantes derribados. -Y tampoco sin vuestra ayuda. -Añade, esta vez dirigiéndose a los humanos Jhon y Kate, de los cuales el primero se encuentra desmontando su arma y volviéndola a guardar y la otra recogiendo piedrecitas de colores en el campo de batalla, tras picotear algo de comida. -La balsa ya está, y podemos continuar nuestra ruta. Cuando lleguemos a Othaka avisaremos a un grupo para que venga a enterrarlos y destruir esas armaduras. Si os parece bien, aprovecharemos una de las habitaciones inferiores de carga para mantener encerrada a Aditya, así no podrá escaparse. Y ahora, en marcha. -Acaba, más con un dicho que con un hecho, pues la balsa lleva alejándose lentamente de la cascada todo este tiempo. Y mientras se aleja, Katherine hace otro de sus saltos subiéndose a la popa de la embarcación.

Así, el tiempo pasa con días calmos, donde la balsa fluye sin contratiempos. El segundo día tras partir de la batalla llegais a un pequeño pueblo ribereño que resulta ser Othaka, donde los Xasheen informan de lo ocurrido rio abajo, y mientras salís por el otro lado podeis ver cómo preparan unas pocas barcas con herramientas diversas, pero la mayoría de ellas para el noble arte de cavar un agujero profundo. Antes de perderlo de vista, podeis ver como el último en subir es un hombre con aspecto de herrero cargando con un par de martillos pesados, probablemente para trabajar con las armaduras mágicas. Pero el tiempo no pasa de vacío, y mientras la balsa avanza teneis más de una oportunidad de interrogar a Aditya, tarea en la que Árdigant parece bastante encomendado.

Sin embargo, no es Árdigant el que rompe esa situación tranquila, sino Lom, con un mensaje enviado por ave. Tras reuniros a todos, no tarda un momento en hablaros de lo que trae la nota. No hace falta confirmación tampoco para saber quién es el emisor del mensaje, pues la marca de Erelieva es clara.

-Vuestra señora ha escrito. Envié una nota la tarde del ataque, y al parecer ya se ha resuelto quién fue el culpable de las filtraciones, pues la otra caravana también fue atacada con unas fuerzas parecidas a las que sufrimos, aunque de vivos y sin mago. Sin embargo, no contaban con tanta fuerza de combate, ya que solo estaban los mercenarios. Me duele saber que dos de ellos, un hombre y una mujer, han caido en el ataque. La señora ha estado interrogando al colaborador en cuestión, y según sabe el señor Árdigant los casos concuerdan. Parece que los ataques surgen de las antiguas ruinas de Fyrlan Tai, ocupadas por bandidos. Según reza el mensaje, vuestro alcalde le ha solicitado a la señora que os pida si podríais intentar investigar sobre el lugar y, si el caso es favorable, desbandar al grupo que ha organizado todos los ataques. Teneis tiempo para hablarlo hasta mañana, cuando llegaremos al punto más cercano de la ruta con respecto a las ruinas, y seguro que el señor Árdigant os puede otorgar algo de información, ya que vino desde Dantier por el paso del Halcón negro. Y sobre el resto de nuestro viaje no os preocupeis, pasado ese punto, podremos aguantar cualquier intento de ataque gracias al rio. Os dejo para que decidais.

Dicho eso, Lom os deja con la nota, que no cuenta muchas más cosas aparte de lo contado, para que decidais. Erelieva considera vuestra misión finalizada tras pasar el punto del que ha hablado Lom, y la petición del alcalde prima por que no os arriesgueis si lo veis peligroso, pero que al menos necesitaría cierta información para mandar una partida de la ley a ese lugar.

El draconiano escuchó atentamente, pero sus compañeros y amigos sabían que había algo que rondaba su cabeza. Como estudioso de la magia como era, enfrentarse a esa dañina hechicería había sido un gran reto, un reto frente al cual había habido poco que él pudiera hacer. Cuando Lom terminó de hablar, reunió a sus compañeros aparte y les habló seriamente.

- Me sabe mal deciros esto ahora, justo después de reencontrarnos tras tanto tiempo - dijo, dedicando una mirada, que en un rostro humano habría sido de tristeza, a cada uno - Pero esta nueva magia, mezcla de runas de poder y nigromancia, es demasiado poderosa. Hemos necesitado la unión de todas nuestras habilidades para combatir a sólo una hechicera, y hemos salido muy mal parados. ¿Qué pasaría si hubiera más como ella ahí fuera? ¿Un Cónclave? Eso sería demasiado peligroso, y no puedo permitir que mis conocimientos no estén listos para combatir algo así.

Dejó unos segundos para que sus amigos sacaran sus propias conclusiones, que por lo que había dicho eran bastante evidentes.

- Voy a viajar al norte, a las ruinas de aquella Catedral en la que estuvimos, junto a Katelstein - recordó, haciendo alusión a una de sus aventuras previas - Allí encontré una biblioteca que albergaba textos muy antiguos sobre magia y hechicería. Quiero tener tiempo para poder leerlos y espero encontrar los conocimientos para poder contrarrestar esta magia tan dañina.

Dejó caer la cabeza, abatido, y luego se rascó la nuca, incómodo.

- ¿O-os parece bien? No quiero que penséis que os abandono...

Arbahin observó unas marcas de garras en la madera. Lo curioso es que no habia aroma alguno o rastro de magia que detectaran sus compañeros. Apoyó su zarpa en la marca, como si comparara el tamaño de la mano que lo hizo con la suya, luego puso una negra y afilada uña en la grieta para comprobar la profundidad. No habia mas pistas que esa y poco podian hacer de momento.

El viaje continuó. Muchos de ellos se la pasaron recuperandose de sus heridas o planteandose nuevos pasos. El mas meditabundo era Gruntah, el cual miraba la costa del rio sin verla realmente. El licantropo era de esas personas que dejaban a los demas solos, para que pudieran decidir por si mismos que hacer, para que enfrentaran sus problemas y los superaran. Todo era una enseñanza, cada golpe, cada palabra, cada dia y cada latido. Pero no se imaginaba hasta que punto la decision de Gruntah les afectaria...

Lom aparecio con una carta de Erelieva, en la cual informaba sobre su mision actual y el estado de la otra caravana. Negó con la cabeza al escuchar que habia dos muertos, era algo que pasaba con frecuencia, pues siempre tenia uno que morir para que otros vivieran. De echo, ellos estuvieron en la cuerda floja en muchas oportunidades. Mas allá de eso, la idea de darles el golpe de gracia le agradaba profundamente, pues no le gustaba dejar cabos sueltos... Pero Gruntah les tiró una cubeta de agua fria sobre ellos. Se produjo un largo silencio, en el que los ojos del draconiano iban de uno al otro, como esperando una respuesta. Arbahin habló.

-Te conozco muy bien- empezó mostrando ligeramente sus blanquecinos dientes-, sé que no eres cobarde, que no nos abandonarias porque sí... Buscas hacerte mas fuerte, eso es algo que entiendo... No me agrada el que andes por ahi solo y sin tus amigos... pero es una decision que se toma solo y un camino que se debe recorrer de la misma manera- estiró una enorme mano hacia el draconiano y en cuanto este la estrechó Arbahin apreto con fuerza, sin lastimarle pero sin dejarle ir-. Pero espero que regreses pronto y sigas lanzando fuego sobre nuestros enemigos... O te buscaré y te arrastraré hasta aquí- le soltó la mano sin agregar mas nada. Eso era todo. Si Gruntah sentia que debia hacer esto para sentirse mas seguro y preparado, debia hacerlo. Si bien sentia que el separar a la manada era una mala idea, no tenia el derecho de imponer su voluntad sobre nadie, pues ellos eran libres de hacer lo que quieran.

Tras la batalla volvieron a ponerse en marcha. Elius se mantuvo ocupado ayudando a sus compañeros y a los tripulantes a recuperar sus heridas. Afortunadamente no había nada grave y a los pocos días había acabado con su cometido. El tiempo que tenía aprovechaba para pensar: aquellas marcas de garra en la madera, ¿quien o que las podría haber provocado? era evidente de que, a pesar de haber hecho frente a un peligro como wulfran, aún quedaban misterios por resolver.

Loom apareció con noticias tanto sobre su misión como el estado de la otra caravana. Le entristeció saber que dos personas habían muerto. Pero no pudo pensar mucho en ellos: las palabras de Gruntah le pillaron desprevenido. 

Arbahin tiene razón- añadió Elius tras escuchar a su amigo hablar- no queremos que te vayas, pero por lo que parece tienes una propia misión que realizar. Y desde luego, no voy a ser yo el que te lo impida- se acercó a él y le posó la mano en su hombro y le dio un rápido apretón- solo puede decir que tengas suerte y si encuentras alguna hierba extraña no dudes en guardármela.

Kromwill, desde el día de la batalla, no había parado de darle vueltas a aquellas marcas de garras en el carro, preocupado por todo aquello. Tenía su propia teoría sobre lo que había sido, pero no tenía pruebas, así que decidió guardar silencio. Aún con todo, se le notaba preocupado por ello. 

Unos días más adelante, Gruntah anunció su intención de marcharse a estudiar más sobre la magia. Aquello era un golpe para el grupo, que por fin estaba unido después de tanto tiempo. Pero no se podía hacer nada, y el guerrero lo sabía bien. Era su camino, y debían aceptarlo.

-Sabes que se te echará de menos. Tanto tus poderes, que nos han sido tan útiles, como la presencia de un buen amigo. Pero comprendo que debas marcharte, y no deberías pedirnos permiso. 

Gloria ladea la cabeza al oír al draconiano, y su expresión se torna triste, aunque no tarda en ocultarlo bajo su habitual sonrisa.

Lamentaré no tenerte junto a mi tanto como todos los demás, mi buen Gruntah. Pero te entiendo, y te admiro aún más de lo que ya lo hacía por ello. Todo el mundo necesita encontrar su fuerza interior, la roca más firme e inamovible dentro de su alma. Es algo que mi credo me ha enseñado, y también algo de lo que me he dado cuenta, en mis propios viajes y acompañándoos en los vuestros. Debemos crecer y hacernos más sabios y fuertes, por las personas que amamos si no por nosotros mismos.

Dicho lo cual, la joven se adelantó y, sin pensarlo más, abrazó al draconiano.

Ten cuidado. Aunque te conozco, y estoy segura de que encontrarás lo que buscas y volverás con nosotros. Esperaré con impaciencia ver que nuevos colores traerá tu alma cuando lo hagas. Ve, amigo mío. Que el Padre te bendiga.

El draconiano agradeció las palabras de sus compañeros, y podía leerse en la expresión de su rostro que le dolía tener que marcharse, pero que lo hacía por un bien mucho mayor. Volvería más inteligente, mejor preparado, y cargado de un arsenal que podría hacer frente a esa nueva amenaza que había aparecido.

Tras recoger sus cosas, se despidió uno a uno de sus amigos, intercambiando bromas personales con unos, y largos abrazos en silencio con otros. Gruntah nunca había sido muy expresivo, pero pareció hacer un pequeño esfuerzo en aquella ocasión para demostrar su afecto al grupo. Nos volveremos a ver pronto les dijo a todos y cada uno de ellos.

Aprovechando un camino que le salió al paso, tomó su báculo y olisqueó el aire, que venía cargado de olores a nuevas aventuras y nuevos obstáculos. Pero, por aquel momento, el draconiano los tendría que afrontar en solitario.

Y esa despedida podría haber sido el último momento de Gruntah en la balsa, si una figura no se le hubiese lanzado encima como una flecha. Rodeándolo por la espalda en un abrazo, la humana Kate no puede apenas reprimir unas lágrimas que tratan de aflorarle en los ojos.

-Ha sido un verdadero, verdadero, verdadero placer conocerte. Me encantaría que volviésemos a vernos alguna vez y me contases más de esas historias, y entonces quizá podría tocar alguna nueva canción para ti. -Dice, pero no hasta soltarse varios segundos más tarde. -Te he hecho un regalo. Es una bagatela, pero espero que te traiga suerte. -Añade, entonces, tras rebuscar en un bolsillo. Agarrándole la mano, tiende la palma hacia arriba y le engancha a Gruntah algo en la muñeca, que resulta ser una especie de pulsera trenzada con cuatro esferas brillantes. La manufactura parece resistente, aunque extraña, y los agujeros de las esferas parecen realizados con una precisión impresionante. Por supuesto, tardais unos segundos en daros cuenta de que las cuerdas parecen las de su instrumento, combadas varias entre sí. -Que tengas un buen viaje, y que la Fuerza te acompañe.

Entonces es el vradeno el que se os acerca, considerando que, al ser menos en potencia no vais a tomar la misión, lo que lleva a que volvais hacia Fenwood otra vez rio abajo. Aunque la interacción con él ha mejorado en estos días, se nota que sigue siendo una persona reservada, lo que casa con el concepto de un trabajador solitario en nombre de la ley -como él mismo dijo al enseñaros la placa que así lo identifica, oculta entre sus pertenencias y que posiblemente hubieseis podido encontrar buscando lo suficiente-. Pero con un gesto social, os tiende la mano por si alguno se la estrecha.

-Ha sido un placer trabajar con vosotros, y un privilegio veros actuar contra esa bruja. Si alguna vez visitais Dantier y pasais por la ciudad de Pallas, no dudeis en pasaros por la oficina de guardia principal y preguntar por mi, estaré encantado de recibiros y ofreceros una visita... si no estoy de servicio, por supuesto.

-Bueno, compañeros. Nuestros caminos se separan, pero mis consejos se mantienen. Si alguna vez pasais por la ciudad de las ciencias, saludad a Delia de mi parte. -Tras la no muy larga mañana, Lom se os une en la despedida de Gruntah, y en el último momento antes de que marche le entrega al protodraco que viajaba junto al carro, alegando que él no podría manejarlo, y que sería mejor que el draconiano lo usase en su epopeya a ese destino que ha decidido. -Hazlo. Oppa me ha dado permiso. -Es lo único que acaba diciendo, ante la posibilidad de que Gruntah se negase por no ser suyo el animal. -El resto, podeis contar también con los caballos, aunque solo os serán de algo cuando desembarqueis. Los Xasheen me han dicho que una barca fluvial puede llevaros rio abajo, pero que llegará en unas horas. Así que imagino que esto es la despedida... Que la suerte esté con vosotros en aquellas empresas que emprendais.