Partida Rol por web

The Elder Scrolls - Helgen

[Aventura] El viejo de la montaña -Finalizada-

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20/08/2017, 16:40
Narrador

17 de Helada, Tarde, Paso Escalofriante

No habías tenido que ir demasiado lejos para encontrar el lugar donde habían visto al oso blanco, a tu expedición se había unido el hierático Haming Arco Antiguo, el joven cazador que te sorprendió semanas antes durante un baño. Al parecer también estaba intrigado por las historias que circulaban alrededor de la bestia pálida, y fue él quien te condujo, como conocedor de la zona, hacia la cueva a la que llamaban Paso Escalofriante.

Había sido una jornada tranquila, Haming no era muy hablador, pero era competente y rápido. Había estado cayendo una fina capa de nieve continua durante todo el día, el suelo y los árboles se habían teñido de un blanco moteado y el suelo estaba empezando a embarrarse. Pero finalmente estabais ahí, en la entrada de la cueva.

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20/08/2017, 16:48
Haming Arco Antiguo

17 de Helada, Tarde, Paso Escalofriante

El joven cazador se agachó delante de la cueva, tomó algo de tierra que olió y luego se volvió hacia a ti.

Ha habido movimiento por aquí. anunció Haming mostrando algo de desconcierto. Pasos humanoides, no huellas de animal. No eran cazadores, no como nosotros al menos. al echarle tú el vistazo pudiste ver que eran huellas profundas, de peso, quienes fueran los que habían pasado por ahí llevaban armaduras.

La cueva asciende por el interior de la montaña, antes llevaba a Cuesta del Antiguo.. la guarida de Julkooruth. explicó con cautela. Ahora solo hay un cráter en la montaña, no ha subido nadie desde que el Sangre de Dragón desapareciera.

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20/08/2017, 16:52
Botitas

17 de Helada, Tarde, Paso Escalofriante

Botitas no se había separado de ti en todo el viaje, no en exceso. La personalidad del animal no había cambiado sustancialmente, pero le veías menos disperso y más atento, también sentías en todo momento donde se encontraba. Quizá no la ubicación, pero sí la dirección y cuan cerca podía estar.

Este estaba sentado junto a ti, aguardando a la decisión de avanzar con vosotros, pero tenía la mirada pendiente fija en la cueva.

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20/08/2017, 23:47
z/Hati, Garra Roja

17 de Helada, Tarde, Paso Escalofriante

A pesar de considerarme una cazadora solitaria, al menos hasta que Botitas comenzó a madurar, agradecí esta vez que Haming Arco Antiguo viniera conmigo. No sólo por ser mejor conocedor de estas tierras, sino porque si los rumores sobre el oso eran ciertos, sería muy difícil que una sola persona lo abatiera... por muy experimentada que fuera.

Seguí al joven nórdico en compañía del ya no tan cachorro. Miré brevemente a Botitas mientras los finos copos de nieve caían sobre nosotros y sonreí. Ya no era necesario estar pendiente de él como si de un niño inquieto se tratase, aunque una pequeña y recóndita parte de mí se entristecía de que aquella transición sucediera tan rápido. No obstante, era consciente de que al crecer, crecían también sus posibilidades de sobrevivir.

El Paso escalofriante... sin Haming habría tardado más en encontrarlo. El joven no era muy hablador y yo tampoco, así que la jornada había transcurrido de forma tranquila. De lo sucedido semanas atrás no se hizo mención alguna y, como no le di importancia en su momento, tampoco iba a dársela ahora. Cierto era que no se lo había contado a Kaeso, mas no me pareció relevante.

Cuando Haming se agachó frente a la cueva del Paso Escalofriante, me acerqué, acuclillándome mientras el joven me describía el rastro. Ladeé a cabeza, apoyando la mano en una de las huellas, midiendo su profundidad -Y portan armaduras- añadí, aunque sin duda el cazador ya se había percatado. 

Miré hacia la cueva, arrugando el ceño, mientras Haming hablaba -Parece que ya no podemos estar tan seguros de ello...- dije cuando mencionó que nadie había subido después del Sangre de Dragón -Cuando digas, Haming- añadí, sacando mi arco para tener una saeta preparada como precaución -. Te seguimos.

A fin de cuentas, él parecía tener mejor vista y conocía el lugar.

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23/08/2017, 20:10
Haming Arco Antiguo

17 de Helada, Tarde, Paso Escalofriante

El joven explorador tomó la iniciativa, te llevó por el interior de aquella caverna embadurnada de blanco por la nieve. El frío se intensificaba en su interior, pero por el momento era soportable, no era difícil seguir el rastro de los que os habían tomado la delantera no se habían molestado en ocultar el rastro. En el mismo momento en que entrasteis en la caverna, Botitas se puso tenso bajando las orejas y vigilante, como era habitual percibía el peligro antes de que llegara. Pero ese peligro se demoraba, no aparecía, como si permaneciera latente en algún lugar que no alcanzabais a ver.

Tras algunos minutos de curioso ascenso por sus galerías, Haming llamó tu atención para que te acercaras junto a él a uno de los salientes. Parecía haber visto algo.

Notas de juego

Haz una tirada oculta de Percepción Sigilo.

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24/08/2017, 20:57
z/Hati, Garra Roja

17 de Helada, Tarde, Paso Escalofriante

Seguí a Haming, cautelosa. El frío en el interior de la caverna calaba las gruesas pieles de mi abrigo, pero no tanto como para tiritar. De hecho, cogí un poco de nieve y me la puse sobre la lengua para menguar el vaho de mi aliento al ver el rastro de pisadas de aquellos que pasaron antes que nosotros, no fuera que las volutas de calor delataran mi presencia mientras me aproximaba al saliente donde estaba Haming, quien al parecer había captado algo, dado las señas que me hacía.

- Tiradas (2)

Tirada oculta

Motivo: Percepción

Tirada: 1d20

Resultado: 5(+5)=10

Tirada oculta

Motivo: Sigilo

Tirada: 1d20

Resultado: 19(+6)=25

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25/08/2017, 03:21
Haming Arco Antiguo

17 de Helada, Tarde, Paso Escalofriante

Vuestro avance por la gruta helada siguió en ascenso, ambos erais fantasmas avanzando sin dejar escapar el mínimo ruido. Lentos, pero seguros terminasteis accediendo a una sección amplia de la gruta, los pasos pesados habían seguido ese mismo camino. Pero en esa sección hallasteis el cadáver de un enorme trol de las nieves empalado por una lanza en la pared de hielo, un lance poderoso si había sido capaz de aquello. Había un silencio incómodo en aquel lugar, uno que hacia que Botitas gruñera sutil cada dos por tres, con el riesgo de un ataque inminente que no llegaba.

Haming se mostró sorprendido por el hallazgo, se acercó cauteloso al cuerpo del trol tras asegurar que no había peligro.

Por Shor.. dijo el explorador fijándose en la lanza, una de mango de factura exótica. ¿Qué clase de fuerza se necesita para hacer algo así? te miró intrigado, luego volvió la mirada hacia el camino que seguía.

Al examinar el lugar no apreciaste nada en especial, pero aquel silencio te escamaba. Justo cuando pasaban unos segundos en aquella sala, hubo un ligero temblor de tierra que hizo que se escuchara el hielo crujir al romperse. Haming se quedó quieto, miró a su alrededor alerta, pero el temblor cesó casi de inmediato sin mayores consecuencias.

¿Qué hace temblar a una montaña? se preguntó.

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26/08/2017, 18:29
z/Hati, Garra Roja

17 de Helada, Tarde, Paso Escalofriante

Aquello no me lo esperaba, sinceramente. Había visto una calavera de trol en la tienda del viejo Belethor, pero nunca antes pude ver a la criatura en persona, mucho menos a un trol de las nieves, más grande y agresivo que sus primos pardos, según lo que rezaban los bestiarios. Y, sin embargo, alguien había empalado a aquel espécimen con una lanza, para mi incredulidad.

-Ninguna que pueda ejercer un humanoide normal... que yo sepa- dije, aproximándome con cautela al cuerpo -. Y esta lanza... debería haberse quebrado en vez de atraesarlo. Una criatura así, además del grueso pelaje y los músculos, debe tener una amplia capa de grasa bajo la piel para sobrevivir en este entorno.

Examiné más de cerca la lanza. Aunque muerto, el trol de las nieves imponía respeto y parecía capaz de resucitar en cualquier instante. No me entretuve demasiado y seguí a Haming mientras el silencio, unido a la actiud de Botitas, me inquietaba.

De pronto, el temblor repentino me sobresaltó, haciendo que me quedara tan quieta como el joven cazador. Por suerte, no duró demasiado, aunque había sido una buena advertencia, lo admito.

-En el mejor de los casos, la propia montaña- respondí, aunque no muy segura de mis palabras, pues la última vez que me adentré en una ccueva, vi cosas imposibles de explicar -. Dijiste que había un cráter... puede que la acumulación de nieve haya provocado un corrimiento de tierra en la cima- o que "algo" muy grande se haya despertado, pensé, pues aún habían dragones sobrevolando Skyrim. ¿Cuántos más dormitando?

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29/08/2017, 15:15
Haming Arco Antiguo

17 de Helada, Tarde, Paso Escalofriante

Tu razonamiento pareció darlo por válido, Haming se encogió de hombros y dirigió la mirada hacia el camino que seguía por el interior de la cueva helada.

Sea lo que sea.. el camino sigue. Vayamos con cuidado. anunció lo obvio, pero sin esperar una respuesta se puso en camino con el mismo cuidado que había tenido hasta ese momento. Es decir, todo el de que era capaz de reunir, que era mucho.

Vuestro ascenso no duró demasiado, en un punto de la caverna, esta se dividía en dos rutas por un corrimiento de tierra. A la derecha no había ningún rastro, por la izquierda parecía ser el rastro que habían seguido vuestros misteriosos acorazados, ambos caminos seguían ascendiendo. Haming se acuclilló, examinó ambos caminos y suspiró, se volvió hacia a ti.

¿Por cual vamos? te preguntó ufano, curioso.

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29/08/2017, 20:16
z/Hati, Garra Roja

17 de Helada, Tarde, Paso Escalofriante

Asentí con la cabeza, conforme, y continuamos por el camino hasta que llegamos a una bifurcación. Haming me preguntó qué sendero seguir, ya que ambos ascendían.

-No sé... Desconocemos quiénes son los que nos llevan ventaja- susurré, acuclillándome junto al cazador -, quizá yendo por el otro camino podamos flanquearlos, para observar desde una posición alejada, y ver si han sido capaces de matar al trol... y qué daedra se les ha perdido aquí.

Quizá habían venido por la misma razón que nosotros, pero la paciencia y la cautela debían primar sobre la temeridad. Lo que no me hacía demasiada gracia era que fueran tan pesados y seguros como para no preocuparse por ser sigilosos u ocultar sus huellas.

-Vamos- dije, a sabiendas de que no estaba muy convencida. Me incorporé y eché a andar hacia el sendero de la derecha. Kyne bendita... espero no equivocarme.

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31/08/2017, 20:16
Haming Arco Antiguo

17 de Helada, Tarde, Paso Escalofriante

El cazador asintió ante tu elección, tomó la vanguardia con agilidad y pronto os visteis ascendiendo por el sendero derecho. No era un pasaje especialmente escarpado, pero lo suficiente como para tener que ayudaros mutuamente para superar los obstáculos helados que se os presentaban. Al cabo de unos diez minutos de complicada ascensión, el frío se había hecho cada vez más intenso. La habitual resistencia nórdica a esos climas os impidió sufrir, por el momento, las bajas temperaturas, pero no sabíais cuánto tiempo iba a durar aquello.

Pronto el pasaje se niveló, la pendiente no era tan pronunciada, parecía que llegabais al final de la caverna. Ibais a girar por una esquina cuando pudiste ver, al volver con cuidado por esa esquina, que algo enorme y blanco se movía en más adelante, al exterior de la cueva. Haming se quedó detrás de ti, a la expectativa.

Era una mole enorme de vello blanco y musculatura exagerada, el gran oso blanco de los rumores se movía errante en la boca de la cueva. Desde vuestra posición podíais ver la ladera nevada de las montañas, un sendero de escalones semienterrado por la nieve que ascendía algo más. El oso se encontraba entre vosotros y ese ascenso, y el animal pareció que empezaba a subir hacia arriba ignorando vuestra presencia.

No hace ningún ruido. apuntó Haming extrañado, te miró de soslayo. Efectivamente, el gran oso blanco no emitía ningún sonido, ni gruñido ni el sonido de las pisadas. Era extremadamente silencioso.

- Tiradas (1)

Motivo: Hati, Percepción

Tirada: 1d20

Resultado: 12(+5)=17

Notas de juego

Tiré por ti para avanzar un poco más ;)

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02/09/2017, 22:15
z/Hati, Garra Roja

17 de Helada, Tarde, Paso Escalofriante

Cada vez era más difícil controlar el vaho de mi aliento a medida que avanzábamos, pues el frío se hacía notar con mayor intensidad a cada paso. Menos mal que Haming había ido conmigo, pues en algunas partes del ascenso teníamos que ayudarnos para poder seguir o evitar resbalar.

Cuando el camino se volvió menos inclinado, giré una esquina y me detuve de golpe, estirando un brazo hacia atrás para que Haming no avanzara. Miré al cazador y le hice un gesto para que viera al enorme oso. Era mucho más grande de lo que había imaginado, lo cual me hizo plantearme con serias dudas si mis flechas podrían atravesar esa piel.

Observé al animal y fruncí el ceño cuando Haming dijo que no hacía ruido alguno y asentí, algo confusa, sin dejar de estudiar al oso. -Debería crujir el hielo bajo su piel, o respirar con fuerza- pensé, temiendo que manifestar mis pensamientos en voz baja alertara a la bestia.

Paciente, esperé un poco tras la cobertura de laa esquina, viendo que el oso tomaba el camino de ascenso. Cuando consideré que podría hablar aunque fuera en susurros sin que nos deltaran nuestras voces, miré a Haming: -Lo seguiremos a cierta distancia, pues no parece una criatura normal y quizá nos lleve hasta un terreno más favorable para nosotros- era un riesgo, lo sé, por eso prefería estudiar al oso un poco más antes de actuar, salvo que Haming tuviera otra idea.

Me concentré en la criatura y salí de la coberura una vez estuvimos fuera de su campo de visión. Observé el suelo, por si había huellas o si se notaba calor allí donde había pisado la bestia. El acecho previo a la caza había comenzado. 

Notas de juego

Uso: Marca del Cazador (estoy espesa como para rolear). 

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08/09/2017, 18:55
Narrador

17 de Helada, Tarde, Paso Escalofriante

Mediante tu magia trataste de marcar al enorme oso, pero algo no cuajó en tu acción. Era como si aquel animal resistiera a ese marcaje o, de algún modo, no hubiera realmente ahí el oso. Afortunadamente el animal no tenía prisa, siguió ascendiendo por los peldaños olvidados moviendo la cabeza ocasionalmente. Tal como indicó en primera instancia Haming, no dejaba pisadas, no se le oía gruñir, había algo muy raro en aquel oso blanco.

Sin mucho esfuerzo le seguisteis la pista hasta unos cuantos metros en ascensión, el oso empezó a adentrarse en un enorme cráter en la montaña. Os estabais adentrando en el lugar donde hubo la batalla entre el Sangre de Dragón y Julkooruth, aquello era un panorama desolador. Lo que antaño fuera el cubil del dragón, unas viejas ruinas nórdicas, ahora permanecían hundidas por la huella de una intensa deflagración en su centro, la piedra de las construcción estaba dispersa por doquier y los restos en ruinas de un Muro de Poder en cuya superficie aun podían apreciarse los restos de la escritura de la lengua de los dragones.

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08/09/2017, 19:04
Haming Arco Antiguo

17 de Helada, Tarde, Paso Escalofriante

Haming se apostó junto a ti al principio de las ruinas, tenía el arco en la mano mientras seguía con la mirada al oso que parecía quedarse por los alrededores del agujero central.

Parece que esté vigilando algo, ¿no crees? sugirió el cazador mientras trataba de fijarse en algún detalle que hubiera en el centro del cráter. ¿Ves algo? 

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29/01/2018, 19:15
Narrador

17 de Helada, Paso Escalofriante

El rastreo de aquel gran oso hacia el cráter de la batalla entre el Sangre de Dragón y Julkooruth os deparó un panorama asombroso. Toda vuestra cautela os condujo hasta una cavidad del cráter que se adentraba en la cueva, el único lugar donde aquel extraño oso que no dejaba ningún rastro. Pero la verdad sobre aquella bestia os fue revelada cuando os sorprendió, de una forma imprevista, ante la gruta abierta. Vuestros arcos atravesaron a la bestia, y esta se abalanzó sobre vuestro de forma implacable pero justo cuando os sobrevino la muerte el gran oso blanco se esfumó sin dejar rastro.. ¡había sido una ilusión todo este tiempo!

Desconcertados, Haming propuso investigar la cueva, la única pista sólida de la que disponíais. Con el oso desaparecido, pudisteis notar como algo respiraba en las entrañas de la tierra. Con suma cautela descendisteis por la gruta hasta que disteis con una gran abertura natural, allí pudisteis contemplar la impresionante figura de un dragón de escamas terrosas que se encontraba postrado con una ala arrancada, la respiración era pesada y agónica, la herida de la sierpe debía ser mortal, pero algo la sustentaba.

Las revelaciones se encadenaron. La sierpe era el mismísimo Julkooruth, el terror alado que había dominado toda la provincia de Falkreath durante años, ahora postrado y debilitado en aquella cavidad subterránea generada por el derrumbe de su cubil. Julkooruth maldijo que su engaño ilusorio, el oso, no surtiera efecto para ahuyentar a los curiosos, pero no os atacó en primera instancia ya que era incapaz de moverse, pero vosotros tampoco parecíais capaces de penetrar en sus gruesas escamas con vuestros arcos.

Pero Julkooruth se mostró especialmente colaborador. Os reveló que el desaparecido Sangre de Dragón no estaba muerto. El Dovakhin había usado un Grito contra él que rasgó la realidad y provocó la catástrofe, Julkooruth atacó al Sangre de Dragón antes de que el Grito se formulara causando un fallo en la formulación que precipitó a ambos combatientes al abismo. Julkooruth al lugar donde estaba, el Sangre de Dragón atrapado en Oblivion.

Mas aun, y lo más grave, Julkooruth, como hijo de Akatosh, había sentido que algo terrible estaba a punto de suceder. Algo que el propio dragón temía, os dijo que Mnemoli, la Estrella Azul, había vuelto a brillar en el firmamento y eso quería decir que el Tiempo estaba amenazado. Que algo así debía detenerse o asumir las consecuencias, cuando en ese momento un grupo de guerreros con las mismas armaduras contra los que te enfrentaste antes de llegar a Helgen irrumpieron en la caverna.

Julkooruth se enfrentó a ellos furioso, vosotros no tuvisteis otra opción que ayudarle pues los akaviri, tal como los llamó el dragón, también pretendían mataros a vosotros. Después de una brutal lucha, lograsteis superar a los akaviri, pero Julkooruth, ya malherido por su lucha contra el Sangre de Dragón, quedó mortalmente herido. En su agonía la sierpe os reveló que su padre Akatosh había dado la espalda a Nirn, y que uno de sus sacerdotes, Phyleas Volkar, desamparado por la ignorancia de Akatosh se volvió hacia la oscuridad. Phyleas acudió a él, ambos forjaron una alianza contra el Sangre de Dragón y enseñó al sacerdote el Thu'um. Pero el sacerdote le traicionó, no le ayudó contra el Sangre de Dragón y ahora mandaba sus esbirros akaviri para acabar con él. Julkooruth creía que Phyleas tramaba algo, y había mostrado mucho interés en Alto Hrothgar en las conversaciones que habían tenido.

Sabiendo de su inminente muerte, Julkooruth invirtió su último aliento para llamar a un hermano que podía ayudaros a evitar que el plan de Phyleas, fuera cual fuera, se llevara a cabo. Con un potente rugido, el viejo dragón proyectó un nombre que no comprendisteis y mientras la cueva empezaba a derrumbarse os pidió que le contarais todo lo que os había contado a su hermano. Que confiarais en él, pues la amenaza que se cernía sobre Nirn amenazaba mortales y dovah por igual.

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30/01/2018, 18:02
Haming Arco Antiguo

17 de Helada, Cráter de Cuesta del Antiguo

Haming fue el primero en salir corriendo de las entrañas de la tierra, el joven explorador nórdico respiraba con pesadez, su habitual rictus serio se había trastocado con la experiencia con Julkooruth que ahora moría soterrado bajo el peso de la montaña sobre su cabeza.

No puedo creer lo que está pasando, Hati... el cielo.. —sin dejar de respirar, Haming dirigió su mirada a la bóveda celeste. Una violenta tormenta rodeaba la Garganta del Mundo que no dejaba ver su cima, la luz clara que debía acunaros a esa primera hora de la tarde se había marchitado. La razón la veíais con claridad, el sol se estaba ocultando tras una de las lunas, había un eclipse en ciernes.

¿A quién tenemos que esperar? —miró a todos lados, confuso, pero la negrura reinante por el inminente eclipse impedía ver con claridad el cielo.

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30/01/2018, 20:14
z/Hati, Garra Roja

17 de Helada, Cráter de Cuesta del Antiguo

Algo no estaba bien, pues aunque el enorme oso no parecía querer ocultarse, tampoco dejaba rastro alguno tras de sí. Éso me escamaba, así que le hice señas a Haming para continuar hacia el cráter.

Al salir del Paso Escalofriante me detuve, pues en mi pecho afloró un extraño sentimiento al contemplar el escenario de la última batalla del Sangre de Dragón. Las rocas nevadas y la tierra quemada cantaban al viento la gesta que allí había tenido lugar y la gélida brisa acariciaba mi rostro con los ecos, empapando mi alma de una epopeya que me hizo estremecer.

Hielo y Fuego.

Cerré los ojos un instante y, al abrirlos, vislumbré a la presa que nos había traído hasta allí. Me prometí que, si le dábamos muerte, le daría las gracias por mostrarme aquel lugar. Sin embargo, aún nos quedaban varias sorpresas más de lo que el cazador y yo pudiéramos imaginar.

Cuando entras en el cubil de un oso, lo más probable es que te ataque... y así sucedió. Ver aquella mole de músculos alzarse sobre sus patas traseras, con sus enormes garras, rugiendo para mostrarnos amenazador sus fauces... fue aterrador, lo confieso, pero no podíamos echarnos a correr sin más. Así que lo asaetamos, retrocediendo para evitar sus garras hasta que... se desvaneció.

-Brujería...- escupí al suelo. Quizá más molesta por no haber abatido a una presa tan magnífica que por el hechizo ilusorio en sí. Fue una decepción, pero ya que estábamos en el cráter, decidimos aprovechar para echar un vistazo.

El aire caliente que provenía del interior me hizo dudar, sobretodo al escuchar lo que parecía ser una fuerte respiración... Sensaciones contradictorias invadieron mi ser. El instinto y la curiosidad se debatían a cada paso que daba y, sin embargo, no cesé en mi avance.

Entonces lo vimos... la sierpe herida, agotada por su propio peso y seguramente hambrienta.

-Julkooruth...- musité sin soltar mi arco y mirando fijamente a los ojos de la bestia, pues era la parte más blanda del cuerpo de la sierpe, aunque haría falta un disparo demasiado certero. Sin embargo, era indudable la majestuosidad del dragón, pues aún malherido, imponía un respeto reverencial.

Julkooruth, en vez de atacarnos -dada su debilidad-, nos "mostró" la verdad de lo sucedido con el Sangre de Dragón, su destino y la amenaza sobre el Tiempo en sí mismo. Pero entonces, aparecieron los guerreros akaviri, o así los llamó la sierpe, atacando brutalmente no sólo a Julkooruth, sino a nosotros mismos.

Combatimos junto la gran sierpe, e incluso tuve que tirar mi arco y sacar la espada para poder hacer frente al enemigo. Ya me había enfrentado a esos guerreros, pues llevaban las mismas armas y armaduras que aquellos que me asaltaron de camino a Helgen... sólo que ahora no estaba sola.

Vencimos, pero aquella había sido la última batalla de la sierpe. Moribundo, el hijo de Akatosh nos mostró algo más, algo que deberíamos compartir con su "hermano", en el que deberíamos confiar. Miré a Haming, pues aquello nos quedaba demasiado grande, pero di mi palabra a la sierpe de que lo haríamos.

Su Thu'um resonó en la caverna, haciendo que las paredes de roca comenzaran a desmoronarse. No era un ataque, sino una llamada, pero tuvimos que huir igualmente antes de ser aplastados por el derrumbamiento.

Logramos salir y, antes de nada, me incliné hacia adelante, apoyando las manos en mis rodillas semiflexionadas para recobrar el aliento, pues entre el combate y la carrera por no morir aplastados, me había dejado exhausta.

-¿Q...Qué...?- jadeante, alcé la vista ante las palabras del cazador y me incorporé para seguir su mirada. Nunca había visto una tormenta semejante, y menos una capaz de ocultar la Garganta del Mundo. Me subí a una roca más alta para ver mejor y luego desvié la mirada hacia Haming.

-Alto Rothgar- dije -. Julkooruth dijo que el sacerdote estaba interesado en Alto Rothgar. ¿Crees que...?- me interrumpí, pues el cielo empezaba a oscurecerse por el inminente eclipse.

-Sea quién sea, que Talos nos asista- comenté, sin importarme que Haming cuestionara o no mi fe, o en el peor de los casos, que me delatara ante los imperiales.

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31/01/2018, 01:31
Paarthurnax

17 de Helada, Cráter de Cuesta del Antiguo

Haming iba a responderte cuando un poderoso aleteo inconfundible para los dos os puso en guardia, algo os sobrevolaba en las tinieblas crecientes de aquel eclipse. El explorador preparó su arco tragando saliva, apuntó a ciegas al cielo sin encontrar un objetivo claro, pero vuestro invitado no se hizo rogar. Un grave rugido anunció el aterrizaje de una vieja sierpe de escamas blanquecinas y cuernos rotos, aquella criatura tenía mucha edad, se acomodó sobre los restos rocosos de unas ruinas mirándoos con atención.

Krosis, jóvenes joor —la voz de la sierpe sonaba grave, poseía matices preocupados —. No os haré daño, pero oí la llamada de un zeymah, Julkooruth —os contempló desde su posición privilegiada, en penumbras —. Me llamo Paarthurnax, ¿cuales son vuestros nombres? No veo a mi zeymah aquí, ¿que sucede?

Hamming te miró de soslayo, alerta, movió la cabeza para que hablaras por los dos.

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31/01/2018, 01:47
z/Hati, Garra Roja

17 de Helada, Cráter de Cuesta del Antiguo

No esperaba que, cuando Julkooruth dijo que llamaría a su hemano para ayudarnos, fuera tan literal. De ahí que mi instinto me alertara ante el poderoso aleteo que nos sobrevolaba en la oscuridad, haciendo que preparase el arco con una flecha, como precaución. Sin embargo, la sierpe se mostró muy... cortés, tras aterrizar.

El dragón parecía muy anciano, curtido. Cuando habló, su voz resonó en mi pecho como un tambor. La invitación de Haming a hablar con Paarthurnax me hizo abrir mucho los ojos -Fabuloso. Con mi falta de labia y tacto, seguro que nos devora- pensé, bajando el arco.

-Mi nombre es Hati Garra Roja, y ellos son Haming Arco Antiguo y Botitas- dije, presentando al cazador y al cánido -. Lamento decirte que Julkooruth yace bajo esas rocas- señalé el cráter derrumbado -. Unos guerreros nos atacaron... el dragón los llamó "akaviri" y, aunque los derrotamos, Julkooruth estaba malherido tras su enfretamiento con el Sangre de Dragón. Nos dio un mensaje para ti antes de llamarte con su último aliento, el cual hizo que su cubil se derrumbase sobre él mismo.

Tragué saliva, pues no sabía cómo el dragòn se tomaría la muerte de su congénere. Esperé un poco antes de darle el mensaje.

-Nos dijo que Mnemoli había vuelto a brillar en el cielo y que un sacerdote llamado Phyleas Volkar, se dejó llevar por la oscuridad al sentirse abandonado por Akatosh y acudió a Julkooruth ofreciéndole una alianza para derrotar al Sangre de Dragón. La sierpe le enseñó el thu'um, peo el sacerdote lo traicionó- hice una pausa, intentando recordar cada detalle -. No contento con ello, Phyleas mandó a los akaviri a acabar el trabajo del Sangre de Dragón y parece que lo consiguió- dije, arrugado el ceño mientras miraba el lugar donde estaba sepultado el dragón. Miré de nuevo a Paarthurnax -. Mencionó algo más... Phyleas tramaba algo y, al parecer, mostraba un interés especial por Alto Rothgar.

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31/01/2018, 16:27
Paarthurnax

17 de Helada, Cráter de Cuesta del Antiguo

La vieja sierpe prestó toda la atención en Hati, movía su luengo cuello de un lado a otro, pero su mirada que no parpadeaba no perdía detalle de la nórdica o su explicación.

Incluso en su munax, Julkooruth siempre comprendió que todos pertenecemos a lein —expresó con un tono que denotaba pesar, miró hacia los restos de la caverna derrumbada, resolló por las fosas nasales —. Praan Drem Julkooruth.

Un gruñido emergió de la garganta de Paarthurnax, un acto reflejo de dragón y su mirada volvió hacia la Garganta del Mundo.

Me dirigía a la cumbre del Monahven, algo volum está sucediendo, algo que escapa a mi yah —dijo sombrío, el dragón volvió la mirada hacia vosotros —. Lo que me contáis, joor, es preocupa..

De repente, a lo lejos, llegó un eco lejano, el rumor de un trueno lejano, algo que hizo que los ojos de Paarthurnax se abrieran con asombro.

Gaan.. Lah.. Haas.. Zah.. Rah.. Miik..

El dragón se irguió alerta, gruñó amenazador, como si hubiera comprendido aquel rumor lejano.

Los Barbas Grises. Están en peligro —dijo con preocupación, movió su cuerpo listo dispuesto a volar, a dejaros ahí mismo, cuando Hamming intervino.