Partida Rol por web

Vio una colina, que se ajustaba a sus necesidades, asi que enfiló con su caballo en esa direccion. Ocultó a los caballos, pidiendole a su hermano que vigilara un momento. Se aseguró que ambos animales estuvierane buen estado, dejandoles en una zona donde pudieran comer las pocas hierbas del desierto. Por suerte ninguno estaba herido, lo que les ayudaria si tenian que huir con rapidez. Luego se acercó a su hermano, observando sus heridas de lejos.

-¿Como te sientes?- luego necesitaria algunas ramas secas, nada abundante, para encender una pequeña hoguera. El desierto era frio en la noche, asi que calentaria algunas rocas para pasarla un poco mejor.

Me toca salir huyendo con mi hermano para no ser encontrado y el refugio encontrado colina alejada. Mientras vigilo la seguridad del lugar mi hermano me sorprende con una pregunta, ¿como me siento?, por defecto respondo lo mas suave.

Solo es una pelea de salón, una mas del montón.

¿Como me siento?, preocupado porque el atraco de mierda puede traer mas consecuencias a mi hermano de las que pensaba, el sheriff me reconoció de la muerte del otro sheriff y puede salpicarle a el... no se quien será el iluminado que disparó en el banco pero eso desató que el pueblo fuera un caos y tuviera que matar al sheriff. Yo solo no tengo problemas en vivir como un fugitivo pero el debe de terminar de vivir así y a mi lado va terminar muy mal.

Hermano cuando esto acabe nos separamos... voy por mi cuenta...

Solo es una pelea de salón, una mas del montón.​

Eso ya lo veía, aunque le hubiera abierto la cabeza con algo durante el proceso. Había visto a muchos ser ensartados como cerdos por un cuchillo durante una pelea de taberna, pensando que los puños desnudos era lo único que necesitaban. Se encogió de hombros, pues si él no le daba importancia, es que no debía ser la gran cosa… pero sus siguientes palabras le dejaron helado.

-¿De qué demonios estás hablando?- tuvo que hacer un esfuerzo por no levantar la voz, contiendo su modulación y manteniendo la mandíbula tensa.

Este último trabajo supone un punto de inflexión.... no tenía previsto matar al sheriff en Serpiente, estaba apunto de entrar en una celda y sin violencia cuando dispararon en el banco. Aunque no lo sabía nuestros caminos se separaron en ese instante porque ambos nos vimos obligados a que solo uno saliera bien.

Estoy buscado por matar un sheriff, cuando el sheriff de Socorro me reconoció me di cuenta que ya me buscan las ligas grandes, no podemos seguir juntos si no quieres tener que renunciar a tu familia. A este sheriff no lo maté solo le quité toda la munición para ganar tiempo antes de que me buscara, si a eso eso le sumas que me encontró con su mujer y le hice creer que su mujer no tenía nada que ver.... bueno ya tiene un motivo profesional y uno personal para ello. Te prometo que no sabía que era su mujer, pero no importa porque cuando me vio sabia quien era mientras que tu lo engañaste porque no sabía de tu existencia, liberamos a ese pueblo, hacemos fortuna y tenemos que separar nuestros caminos.

-¡José y la puta madre que te parió!- fue más un rugido que otra cosa. Por culpa de la impetuosidad de ese idiota, todo se había volteado. Incluso evitó dispararle al tipo que intentó sacar el arma… Pero nada de eso importaba ahora, sino lo que su hermano le contaba. Obviando el tema de la mujer del sheriff, pues eso solo le molestaría más. ¿Había necesidad de follar en una situación donde todo mundo te perseguía?- ¿Y piensas que te dejaré a tu suerte por miedo a que tu mierda me salpiqué? ¿Acaso no me conoces?- le aferró la nuca, atrayendo su cara hacia él, prácticamente chocando sus frentes-. Nunca dejó a mi familia y tú eres mi maldita familia.

Le soltó con brusquedad, como siempre daba sus muestras de cariño, al menos con él. Lanzó un suspiro mirando hacia arriba, al cielo estrellado. Quizás ese trabajo les dejara suficiente dinero para huir lo más lejos de la ley que pudieran, para mantener a su pequeño hermano a salvo. Si. Eso debería hacer.

No es discutible, eres como mama y te guste o no no puedes condenar a que Rebecca no se críe sin su padre. Estoy acostumbrado a ver maridos que desatienden a sus esposas pero el verdadero daño es el hijo que se cría sin su padre. Es duro pero las esposas de fugitivos acaban terminando en un Burdel y las hijas si no acaban en un burdel lo hacen con alguien como yo... de muchas cosas no entiendo pero si de esto.

Quiero a Rebecca como a casi nadie, si acabara como esas pobres chicas que por ser mujeres y tener un padre que no esta con ella no podría perdonarme. ¿Entendido? pregunto ofreciendo mi mano para estrecharla con mi hermano para sellar el trato.

Y seguía con lo mismo, Jeff le miró con la furia en la mirada, como si estuviera decidiendo entre golpearle para callarle o amordazarle. Sobre todo cuando puso a su esposa e hijas sobre la mesa, tocando esa fibra sensible que siempre le había afectado. Sabía que podía morir de un momento a otro, sin ir más lejos, su último atraco acabó con la mitad de su banda, así que siempre le sobrevolaba la sombra de la Muerte. ¿Pero como podría mirar a los ojos a Rebecca o Marie si dejaba que el cabeza de chorlito de su hermano a su suerte?

-Al diablo- le dio revés a la mano extendida de su hermano, alejándose de allí con rabia. Tenía mucho que pensar y las ganas de ahorcarlo aumentaban si le tenía cerca. Le quería y era su responsabilidad, le cuidaba de que no cometiera aún más errores, que no terminara en un ataúd barato por querer emular a su padrastro o esperando que pudiera formar su propia familia algún día. Le dejaría estar un rato, para que se le enfriara la cabeza. A Jeff también le vendría bien enfriar sus ánimos.

Había ganado tiempo para que Crow y su hermano pusieran distancia suficiente con el sheriff y sus hombres. Aldridge pronto se percataría de que lo que le había contado era falso, por lo que había llegado el momento de que yo también pusiera pies en polvorosa.

Subí rápidamente al carro en el que transportaba a mis gallos y azucé a los caballos para que iniciaran la marcha, en dirección a River Creek.

-Caballeros, señorita -dije, dirigiéndome a Elena y esos tres hombres rudos-, creo que va siendo hora de que un servidor se vaya marchando. -Me quité el sombrero a modo de despedida-. El espectáculo en este pueblo ya ha finalizado.

Sin más preámbulo y sin esperar una respuesta por parte de mis nuevos compañeros de trabajo, decidí marchar en la misma dirección que habían tomado los dos pistoleros hermanos.

La joven dama había prestado atención a las intrucciones y consejos del coronel para disparar eficientemente, y pese a que aún necesitaba bastante más práctica para realizar disparos certeros, vio con buenos ojos su actitud y permitió que les acompañase. Iba a ser un camino largo y seguro tendría tiempo a darle alguna lección más antes de alcanzar River Creek.

Cuando el sheriff y sus hombres preguntaron al grupo por aquel par supo de inmediato que habían cometido algún delito, de ahí que tuviesen tanta prisa en largarse de Socorro. Mortimer ignoró la cuestión formulada y se mantuvo firme ensillando su caballo, y sin mediar palabra alguna, como quién no va consigo la cosa, simplemente se limitó a sonreir cuando se alejaron en sentido opuesto a la ruta de los dos hermanos. No entendía por qué el mulato había encubierto a aquel par, pero eso solo condicionó que tuviesen que largarse de allí antes de que tuviesen problemas porno engaño.

- Pues nada, parece que la decisión está tomada. Yo llevo encima todo lo necesario para el viaje,... Las suficientes provisiones, bebida y dinero para llegar a nuestro destino, mi maleta con múltiples armas, y una bolsa con los pertrechos imprescindibles, entre ellos cuerdas, un saco, yesca y pedernal para encender un buen fuego, y tabaco para mí pipa. - indicó con calma, mientras de un salto subía al caballo y se acomodaba el sombrero. Si alguien necesita recoger algo que se de prisa mientras revisa el médico la herida de Bill, y en cuanto esté listo nos largamos. 

Cuando la joven disparó tras los consejos del Coronel quedé sorprendido, obviamente su puntería era nefasta, pero cogía el revólver con firmeza y su disposición para aprender, era patente. Miré en silencio al Coronel asintiendo en silencio y luego miré a la mujer-No está mal señorita, le queda mucho por practicar pero tiene madera-contesté mostrando mi leve sonrisa que era una linea en mis labios prácticamente horizontal.

En ese momento apareció el sheriff preguntando por los dis hermanos, la descripció era clara pero cuando iba a decir en qué dirección habían ido, Leroy se adelantó indicándole la dirección opuesta. El sheriff y sus hombres salieron a galope tendido sin yo poder decir nada por lo que clavé mis ojos en el capullo señorito pero antes de que le pudiese reprochar por qué hacía tal cosa, claro quedaba que debería de ser un compinche suyo o al menos un amigo porque otra explicación no tenía. Perfecto, otro que añadir a mi lista negra...

El Coronel por su parte ya tenía su plan fijado y al igual que yo, en el caballo tenía todo lo necesario para sobrevivir en el desierto varias jornadas, por lo que yo tampoco necesitaba gran preparación, salvo revisar aquella aunque gracias a la cura de Elena, me dolía menos por lo que parecía ser menos grave aún de lo que yo esperaba y si ella iba tan preparada como parecía, no necesitaba un doctor como yo creía en un principio.

-Bueno, creo que todo ha quedado más que claro, señorita Earp si le hace falta algo es buen momento para pertrecharse, ya que estamos a punto de partir-dije mirando a la muchacha mientras ajustaba bienlas alforjas a la silla de mi caballo, teníamos un largo camino y cuanto antes lo emprendiésemos mejor.

El pequeño grupo montó a caballo, dejando a Sarge a lo suyo, y cabalgó siguiendo la estela de los dos hermanos, alejándose de aquel maldito pueblo en el que se habían encontrado, pero con tan poco significado para ellos.

Cada uno lo hizo siguiendo objetivos y emociones diferentes: venganza, aburrimiento, caballerosidad, aventura... Cada uno de ellos cabalgó en busca de algo distinto, aunque el final fuese el mismo para todos.

Cuando la noche se les echó encima, los cuatro vieron un pequeño fuego en una colina y se acercaron a él. Los dos hermanos estaban tranquilamente descansando, a salvo de todo.

El pequeño grupo montó a caballo, dejando a Sarge a lo suyo, y cabalgó siguiendo la estela de los dos hermanos, alejándose de aquel maldito pueblo en el que se habían encontrado, pero con tan poco significado para ellos.

Cada uno lo hizo siguiendo objetivos y emociones diferentes: venganza, aburrimiento, caballerosidad, aventura... Cada uno de ellos cabalgó en busca de algo distinto, aunque el final fuese el mismo para todos.

Sarge los observó mientras se iban, pensando en que menos mal que le habían dejado por fin en paz.

Tras alejarse unos metros del grupo, observa la escena con el sheriff. Podría intervenir. Está a punto de hacerlo. Avisar al hombre de que le han señalado en la dirección contraria, pero... ¿Para que? Simplemente les ignora y tras pensárselo un segundo vuelve al salón. 

¿Quién mejor al que preguntar que al barman?

- Eh. Camarero, otro whiskey - pide nada más entrar, y cuando se lo sirve, le agarra del brazo con discreción para que no se vaya -.  Busco a un hombre. Me oyó antes. Un hombre que venía con Roy, o pensaba reunirse con él. Roy, el muerto. Charlie Valance. No tengo mucho tiempo, y ya oyó porque estoy aquí. ¿Qué sabe?