Partida Rol por web

La habitación era tal y como esperabas; sencilla, austera... aunque un poco cara. Dejaste el sombrero encima de la cama y tomaste algo de aire.

Al menos, podrías descansar.

No te diste cuenta de que el tiempo pasaba rápido cuando uno se ponía a pensar en el pasado, y quizás por eso no te esperabas que alguien llamara a la puerta.

Su mente descansaba, mientras su cuerpo se relajaba en la cama, sin atreverse a dormir. La verdad que mientras más tiempo pasaba, su mente más daba vueltas en cosas que nunca tendría. Y casi dándole la razón, unos golpes en la puerta le hicieron saltar de la cama, arma en mano.

-¿Si?- dijo a un costado de la puerta, por si alguien se le ocurría disparar a través de ella-. ¿Qué desea?

Intentó parecer calmado, como que no tenía un arma en las manos y la intensión de llenar de agujeros al primer infeliz que viniera a joderle el descanso. Lo cierto es que nadie pensaría en golpear la puerta si pensaba acabar con el inquilino de la habitación, habrían entrado a la fuerza y disparado a la primera oportunidad. Pero como allí no concia a nadie, mejor prevenir.

Hola, soy el dueño del hotel. Tengo sus sábanas nuevas. No estamos a costumbrados a muchos clientes, así que no las cambiamos hasta que no llega uno nuevo. ¿Quiere que se las deje en la puerta?

-Sí, déjelas ahí afuera. No estoy presentable- dijo soltando luego una risa fingida, como si estuviera apenado por eso. La paranoia estaba creciendo exponencialmente, como un incendio que se descontrolaba, solo que en medio de su cabeza. Solo eran unas malditas sabanas limpias.

Intentó aguzar el oído, para ver si en verdad estaba solo o había alguien más con él. Jeff se sentía un animal enjaulado, esperando el momento en el que su captores le diera con una pica de alguno de los costados.

Escuchas algo de movimiento junto a la puerta, y después unos pasos que se alejan.

Cuando el sujeto se va, Jeff deja caer su cabeza sobre la pared, lanzando un enorme suspiro. Ese maldito trabajó acabó con la poca tranquilidad que tenía. Solo era su mente jugándole una mala pasada. Se frotó los ojos con cansancio, notando que estaba sudando. ¿Cómo demonios hacia Crow para no importarle nada? Lo primero que vino a su mente fue su familia, quizás era eso lo que le impedía buscar la muerte a la primera de cambio.

Esperó un tiempo prudencial y luego abrió la puerta lentamente, siempre dejando su cuerpo ha cubierto. Si alguien le veía, pensaría que ocultaba algo, que allí dentro estaba escondido todo el dinero del estado. Esperaba encontrar algunas sábanas en el suelo y ninguna sorpresa más.

Cuando abriste la puerta viste que en el suelo había, muy bien dobladas, un par de sábanas y también unas toallas. En el pasillo no parecía haber nadie ni tampoco nada sospechoso.

Todo parecía correcto.

Normal, tranquilo, en silencio. Solo un grupo de telas en el suelo como único testimonio de sus preocupaciones. Siendo sinceros, ni siquiera podía culpar a la muerte de sus compañeros. Ya había tenido compañeros, sobre todo a la edad de Jonathan, todos ahora estaban pudriéndose en tumbas sin nombre o allí donde pudieron enterrarles. Morir en esa vida de pillaje era normal, pero estaba convencido que en su último asalto alguna mano invisible había precipitado las cosas.

Tomó las sabanas y lo demás, volviéndose a meter en su madriguera. Dejó todo sobre la cama, revisando las ventanas por enésima vez. ¿Debería ir a ver qué hace Crow? Muchas veces se ausentaba, por semanas incluso, solo en su última ausencia sintió que no todo estaba bien.

Cuando te acercaste a la ventana, un ruido hizo que te giraras con velocidad. La puerta saltó por los aires debido a un disparo de rifle, a lo que siguió una patada y la figura del dueño del hotel con el arma en sus manos.

-Ni se te ocurra moverte o una bala de mi querida Ruby atravesará tu cabeza como una pala la mierda. Estoy seguro de que alguien dará dinero por ti, así que vas a venir conmigo a la comisaría.

Su instinto no fallaba. Lástima que sirviera de bien poco cuando alguien llega de improviso a tu habitación, con todas las ganas de meterte una bala entre ceja y ceja. Tenía su arma en las manos, solo debía apuntar y disparar… pero él tenía toda la ventaja en esos momentos. Miró por sobre el hombro del tipo, sonriendo.

-¿Vas a dejar que joda así a tu hermano?- si colaba, colaba, al menos lo intentaría.

El hombre sonrió. Giró ligeramente la cabeza como para mirar de reojo hacia atrás, pero no terminó de hacerlo.

-Creo que me estás engañando. Ahí detrás no hay nadie y dudo mucho que tu hermano me disparara por la espalda, dado que eso significaría la horca. Por otro lado, si estuviera ahí, ¿no tendría que haberme dicho algo?

No obstante, no estaba convencido del todo, eso podía verse.

-Tú no te muevas, por si acaso.

-Le gusta el drama- dijo chasqueando la lengua con disgusto, pues eso tenía un poco de verdad, a Crow le gustaba el espectáculo. Pero lamentablemente su hermano estaría en el saloon, con una chica en su regazo y apostando su dinero con la esperanza de ganar más.

Apenas notó que la atención del hijo de perra estaba puesta en otro lado, decidió hacer su movimiento. No la pasaría bien si el sheriff ponía sus manos en él, con seguridad habría algún cartel de se busca dando vueltas, de otra manera un jodido dueño de hotel no estaría apuntándole con un arma.

Te acercaste con rapidez y sigilo, pero no lo suficiente. Justo cuando estabas a punto de poner tus manos en el arma, el hombre giró completamente la cabeza hacia ti y elevó el rifle.

-eh, eh, eh. Cuidado, amigo, si no quiere que le vuele la cabeza antes de tiempo. No me gustaría perder mi recompensa al entregar a un supuesto delincuente a quien nadie puede identificar. Así que venga, andando,  nada de trucos. Camina delante.

-Ni siquiera sabes quién soy, solo eres un maldito idiota que piensa que tiene al hombre indicado- estaba más cerca, casi que podía sentir el hedor de su transpiración, solo tenía que aprovechar la situación-. Si me matas el asesino serás tu… te perseguirán y tendrás una bonita corbata pronto- los ojos de Jeff estudiaban al tipo, buscando un mínimo de duda para actuar, para partirle esa maldita nariz de una vez-. Vamos idiota, usa eso que tienes en la cabeza- y en cuanto vio una mínima oportunidad, atacó.

Tu movimiento fue bueno, pero no suficientemente fuerte como para arrebatarle el rifle. Lo que sí hiciste fue desestabilizarlo. El hombre forcejeó contigo un buen rato hasta que finalmente, logró darte un empujón y lanzarte al suelo.

En ese breve instante, el cañón de tu rifle, por primera vez, no estaba apuntándote directamente, sino que como había estado a punto de perderlo, miraba hacia el techo.

Todavía podías sacar tu revolver.

A veces el tiempo parece congelarse, ir más lento y se logra ver detalles que de otra forma seria imposible… esta no fue una de esas veces. Todo ocurrió con intensa rapidez, como si todo pasara al mismo tiempo. Jeff actuaba por instinto y experiencia, así que se podía decir que parecía un animal salvaje luchando por su vida. Pero el otro sujeto no se quedaba atrás, quizás sorprendido por el ataque, se defendió como un león de montaña. A pesar de que no pudo arrebatarle el arma, al menos ya no le apuntaba a él. Era hora que algo apuntara el maldito dueño del hotel.

El hombre no tuvo tiempo de lamentarse por no haberte quitado el revolver... y haberse distraído más de la cuenta. En cuanto se deshizo de ti, a duras penas logró volver a encañonarte y cuando te miró, se dio cuenta de que no había sido lo suficientemente rápido.

Mierda.

Tu disparo impactó de lleno en el pecho del hombre, lanzándolo hacia atrás y haciendo que cayese al suelo de espaldas, obviamente, muerto.

Todavía medio agachado, con el arma humeante en tu mano, no cambiaste tu posición en unos segundos, mientras contemplabas la nueva muerte que habías causado y pensabas en cuál iba a ser tu próximo movimiento.

-Maldito idiota- se levantó mientras continuaba maldiciendo, tomando sus cosas y revisando el cadáver con rapidez. Cada tanto aguzaba el oído, pues el disparo se debió oír en todo el pueblo, para evitar que nadie le sorprendiera. No podía hacer otra cosa más que volver a huir, pues su camino estaba pavimentado de cadáveres de nuevo. Quizás tuviera algo de tiempo de robarle al tipo, no quería arriesgarse, pero el dinero escaseaba en sus bolsillos. Luego buscaría a Crow y se largarían de ese condenado pueblo.