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Thorn of Evil (+18)

[Alanna] Capitulo I ~ El ladrón de flores

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05/08/2020, 06:49
Narración

A medida que comienza a acercarse el invierno las mañanas se han puesto mas y mas heladas de manera progresiva, pero pese a todo, desde que llegaste al castillo siempre te ha sorprendido la habilidad del jardinero para hacer crecer las flores incluso en esta época, cuando todo lo demás tras pasar el otoño parecía muerto. Si, es algo tonto, es algo sin mucha importancia en realidad pues eran meramente ornamentales, pero el hombre conocía su oficio como ninguno. Bueno, no es de extrañarse, por algo trabaja en el castillo después de todo. 

 

 

- Buenos días, Lady Alanna - Exclama una sirvienta que pasa por tu lado haciendo una reverencia bastante formal. 

Si, desde que fuiste nombrada como caballero adquiriste un titulo de nobleza menor, sin tierras ni sirvientes propios, pero eras una caballero después de todo, tras tantos años de entrenamiento, esfuerzo y sacrificio lo habías conseguido, y aún era difícil de asumir... hace unas semanas no eras mas que "la muchacha" o "la escudera", pero ahora los sirvientes del castillo te trataban con respeto, temerosos por sus vidas incluso, pues no falta quienes abusan de su poder y serían capaces de arruinar la vida de otros nada mas por diversión o por una falta de respeto menor. 

Apartando esos pensamientos de tu cabeza...

Han pasado dos semanas desde que fuiste nombrada como caballero, y desde entonces no has tenido nada que hacer. No puedes abandonar la ciudad por supuesto, ya que debes estar pendiente en caso de recibir instrucciones y tu rango aún no te lo permite... pero no puedes evitar sentirte un tanto aburrida. Ya nadie te molesta con entrenamientos matutinos, ni jornadas de estudio... es mas, se espera que tu mantengas esas rutinas por tu cuenta, sin que se te tenga que instruir hacerlo. Mientras avanzas por los pasillos vacíos del castillo te das cuenta que hoy, en lo que va de la mañana no has visto a ni un rostro familiar, ni siquiera a tu maestra, aunque claro, aun es muy temprano, el sol salio hace unos instantes nada mas. Lo que si sientes, es una brisa que te rodea como es usual... tu maestra una vez te contó que es una protección divina, pero hasta la fecha no has entendido bien lo que es. Escuchas pisadas atrás tuyo, hacen eco en los pasillos, notas como un hombre se aproxima a ti lentamente, con un cierto dejo de esfuerzo.

- Señora Alanna - Exclama en guardia anciano, ya era viejo cuando llegaste a este lugar, posiblemente esté pronto a retirarse debido a su edad - La señora Taalis ha solicitado su presencia en el jardín oeste. 

El hombre hace una reverencia leve y continua andando por el pasillo a su ritmo. El jardín este es un lugar hermoso, pero raramente frecuentado por nadie, tiene una gran fuente y un observatorio en donde se puede ver buena parte de la ciudad, al parecer tu maestra te espera. 

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05/08/2020, 10:29
Alanna

Pese a que ya no tenía a un instructor que me despertase de mala manera por las mañanas para empezar con los entrenamientos, había interiorizado en el fondo de mi ser tal hábito que resultaba imposible no levantarme a primera hora para comenzar a realizarlos. Daba igual que la mañana fuera helada, como aquélla, o calurosa hasta el punto de abrasar la piel como ocurría en los meses de calor: el entrenamiento era lo primero al iniciar el día. Me hacía sentir viva después de todo...

Aquella vez, por supuesto, no había sido diferente. El cielo aún era oscuro cuando desperté. Me quité la blusa que usaba para dormir y me vestí con la armadura. Vestirme era un proceso lento que siempre me llevaba bastante tiempo: primero tenía que ponerme el corset, hacerlo sola no era tarea sencilla...; luego venía la armadura... que teniendo en cuenta que con el corset se hacía complicado flexionar mi cuerpo, ya podréis imaginar lo difícil que resultaba; por si eso fuera poco, el peso de la armadura no ayudaba a facilitar el movimiento. En cualquier caso, merecía la pena. Entrenar con armadura era la mejor manera de hacer que el entrenamiento fuera eficaz.

La sesión de entrenamiento fue intensa, pero productiva como siempre. Además, el patio contaba con unas vistas maravillosas al jardín, haciendo que en los pequeños descansos me dedicara a observarlo con detenimiento desde la distancia:

Siempre me sorprendía el ímpetu y la constancia con la que el jardinero realizaba su tarea, independientemente de que su esfuerzo se viera recompensado de manera inmediata como si no. Incluso en los meses donde no florecían las flores, él realizaba su tarea de forma constante y disciplinada haciendo que el jardín no se viera apagado y mustío, sino lleno de vida. Era digno de alabar y, sin duda, podía afirmar que se trataba del mejor jardinero de todo el continente.

Cuando regresaba a mis aposentos con la intención de desvestirme y darme un baño caliente (el séptimo baño caliente en todo lo que llevaba de vida, privilegios de haber sido nombrada caballero), me crucé con la sirvienta a la que saludé con un pequeño gesto de cabeza ante su reverencia. No podía acostumbrarme aún al tan drástico cambio que había dado mi vida desde el momento en el que había notado la espada sobre mi hombro y las palabras que me nombraban caballero mientras  yo permanecía arrodillada. Todo había cambiado, para bien o para mal. Y era irónico, ¿acaso un título te volvía una persona más poderosa? Obviamente sí. Pero eso no te convertía en una persona diferente. Nadie cambia de un día para otro. Lo único que había cambiado era el temor que tenían a levantar mi ira...

En cualquier caso, tras el pequeño saludo a la sirvienta, seguí mi camino, deseosa de quitarme el sudor del esfuerzo... Hasta el momento, mi entrenamiento era lo único que me había mantenido activa desde que había sido nombrada caballero. Habían sido dos semanas sin demasiada actividad. No podía decir que me quejaba de ello, pues me daba tiempo para preparar mi cuerpo y realizar otras actividades. Sabía que tarde o temprano me darían instrucciones. Hasta entonces, estaría en una inactividad incómoda... Por alguna razón, siempre había pensado que desde el momento en el que fuera nombrada caballero, el tiempo libre sería lo que menos tendría... Sin embargo, comenzaba a pensar que me equivocaba. Al menos hasta que me topé con el guardia anciano.

—Gracias, Robert —le contesté, seria pero con cierto tono amable—. Iré enseguida.

Robert era el hombre más anciano que conocía. Ya era viejo en el momento en el que llegué al castillo, y de ese momento había llovido en exceso. Por alguna razón, su fortaleza para resistir el paso de los años trabajando honorablemente hacía que le hubiese cogido cierto cariño.

En cualquier caso, el baño caliente tendría que esperar. Aunque mi rostro serio no lo denotase, estaba deseosa por saber qué quería mi maestra de mí. Así que volví sobre mis pasos caminando a paso ligero, y con la espalda recta y firme... En este caso, no en dirección al patio de entrenamiento, sino al jardín oeste. Sin duda, era un lugar discreto en el cual hablar.

Notas de juego

Menudo tochaco me ha quedado... Sorry! ¡La emoción del primer post! xD

A todo esto, y para que lo puedas tener en cuenta en tu actualización: cuando se encuentre con Taalis, Alanna se inclinará pronunciadamente mostrando todo su respeto. Porque, aunque son amigas, para Alanna no deja de ser su maestra y una persona a la que servir en todo. Así que siempre le tratará con el máximo respeto posible.

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05/08/2020, 22:11
Narración

El camino hasta el jardín oeste era bastante fácil de recorrer, pero fuertemente protegido, pues era un lugar de reposo para magistrados o miembros de la corte, incluso algunas veces para miembros de la realeza, pero eso no era impedimento alguno para ti, simplemente los guardias te abrían las puertas para que puedas continuar. 

Una vez ingresado al jardín la viste, apegada a una baranda mirando a la ciudad, su cabellera dorada era movida por una agradable brisa que también te rodeo a todos, una vez te vio giro hacia ti y ante tu reverencia ella respondió de la misma manera. Taalis era unos cuantos años mayor que tu, y había sido nombrada caballero a la edad de 16 años, era considerados por varios como una de las mejores del reino, sin embargo, era una persona solitaria, bien sabías tu que tenía intensos problemas con respecto a su familia, los cuales parecían despreciarla y otros caballeros la eludían por ser mujer y por tener un rango superior. 

- Alaana - Exclama con un tono amable haciendo un gesto para que te acerques a ella, su sonrisa denota gentileza y serenidad, pero tu que la conoces sabes que hay algo mas, sus ojos evidencian preocupación - Tenemos que hablar. 

Un pequeño pájaro se sube a una rama cercana y comienza a trinar, era poco común que los pájaros se comporten así en esta época del año, pero el jardín era bastante placido y bien cuidado, por lo que mantenía incluso ese tipo de característica. 

Notas de juego

No te preocupes, me gustan los post extensos. Te ha quedado muy bien. 

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05/08/2020, 23:27
Alanna

Allí estaba ella: con su larga cabellera dorada siendo mecida por la brisa matinal. El color dorado de su pelo siempre había atraído mi atención, especialmente en la etapa en la que había servido para ella como escudera. La longitud de su cabello también era motivo de una sana envidia. Como miembro de la academia militar, había tenido totalmente prohibido llevar el pelo más largo de los hombros. De hecho, una de las primeras cosas que hicieron nada más formar parte de la academia fue cortar mi largo cabello hasta parecer casi un chico. Con el tiempo, volvió a crecer... pero jamás volví a tenerlo más largo de como es actualmente. Por supuesto, se trataba de una norma ridícula que había tenido que acatar y que, ahora como caballero, podía ignorar. Sin embargo, con el paso de los años, mi interés infantil por cuestiones como aquéllas habían decrecido hasta el punto de tomarlas como nimiedades sin importancia. Era más, incluso empezaba a apreciar las ventajas en combate del pelo corto frente al pelo largo.

En cualquier caso, cuando vi a Lady Taalis, hice una pronunciada reverencia a modo de respeto que mantuve hasta el momento en el que me saludó. 

—Lady Taalis —pronuncié finalmente, como contestación a su saludo.

A pesar de las formalidades, mi relación con Lady Taalis era de profunda amistad. Se podía decir que, incluso, llegaba a la devoción hasta el punto de que sería capaz de dar mi vida por defenderla. Ella era como una madre para mí. Me había enseñado todo, y siempre con amabilidad y paciencia. La consideraba como un modelo a seguir. Quizás por eso, a pesar de la amistad que nos unía, no podía dejar de tratarla con el respeto que se merecía.

Por supuesto, conocía sus problemas familiares. También su naturaleza solitaria. Podíamos decir que en eso último éramos parecidas al fin y al cabo... pues mi personalidad había cambiado mucho a como era antes de ser separada de mis hermanos. Quizás aquello era una de las principales razones que nos unían de manera especial.

Cuando finalmente dijo que teníamos que hablar, observé que sus ojos denotaban un cierto deje de preocupación, a pesar de su sonrisa serena. Debía tratarse de algo importante, eso estaba claro: no me habría llamado si no. Pero, incluso, comencé a pensar que no sólo era importante sino también grave. Rara vez había visto a Lady Taalis preocupada, y cuando eso había pasado era por algo realmente vital.

—Estoy a su disposición, mi señora —contesté, sin mover ni un ápice mi posición corporal recta y marcial.

No pregunté de qué se trataba. No me correspondía a mi decidir el momento en el que debía contarme sus preocupaciones, sino a ella. Era una norma que había aprendido en la academia: nunca preguntar. Cuando Lady Taalis creyera conveniente, me contaría el motivo por el que me había hecho llamar. Hasta entonces, me mantendría firme. Curiosamente, aquel silencio previo a las palabras que pronunciaría Lady Taalis a continuación fue roto por el dulce y despreocupado trinar de un pajarito que había decidido posarse en una rama cercana. Aquello llamó mi atención, aunque no sabía si considerarlo como una señal de buen agüero o una retorcida ironía de los dioses. 

Notas de juego

Post desde móvil. Tengo tal vicio que no me he podido resistir a escribir incluso estando con el ordenador apagado jaja. Espero que mi corrector de móvil no haya hecho de las suyas y no me haya estropeado el post demasiado xD

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06/08/2020, 04:55
Narración

- Te han entrenado bien, quizás demasiado bien - Exclamo tu maestra admirada de tu postura - Me hace sentir segura, gracias Alanna, pero ahora mismo puedes relajarte un poco, no es necesaria esta formalidad en este tipo de instancias. 

Tu maestra entonces volvió nuevamente su mirada a la ciudad y su sonrisa se curvo en una mueca de amargura, parecía que algo malo estaba pasando. Pasan unos instantes, en que solo podían escuchar el pájaro cantar, a medida que la ciudad cobra vida, humo sale de las chimeneas y la gente comienza a dejar sus casas. 

- Me temo, que han llegado malas noticias a mis oídos - Exclama finalmente tu tutora - Tu aldea, Totus, fue arrasada por un grupo no identificado con la asistencia de magibestias, las noticias no están del todo claro, pero mas de una aldea del sector fueron consumidas por las llamas, lo siento, pero prefiero que te enteres por mi boca que por medio de una carta - Voltea a verte, parece triste por aquel hecho, no, parece enojada, muy enojada - Nadie estaba allí para pararles e incluso ahora atacan otras aldeas... 

Se separa de la baranda y pone una mano en tu hombro. 

- No puedo suponer nada, pero puede que tus hermanos ya no estén en este mundo - Niega con la cabeza - Pero quizás, la diosa les sonríe y hayan podido escapar - Suelta un suspiro y te mira mas firmemente - Han llegado ordenes, lamento dejarte con este mal sabor en tu boca y no poder acompañarte en está hora tan oscura, pero se me ha ordenado partir de inmediato a Ostengard. 

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06/08/2020, 10:23
Alanna

Tras un momento de duda, relajé mi postura tal como me había pedido Lady Taalis. Siempre ocurría igual: Lady Taalis era cortés conmigo, y siempre que estábamos a solas me pedía que la tratara como a un igual; sin embargo, tenía tan interiorizado mis códigos éticos y marciales que a menudo tenía que recordarme que frente a ella podía relajarme.

Sin embargo, cuando me contó sus preocupaciones... sus palabras golpearon todo mi ser.

—¿T-Totus ha sido... arrasada? —pregunté, tratando de digerir el mensaje.

Era como si me hubiera caído repentinamente, y sin previo aviso, un jarro de agua fría sobre la cabeza. Peor incluso: como si los dioses hubieran decidido arrojar sobre mí todo el agua de los mares y océanos. Sí, Totus estaba en las lindes que separaban el reino del bosque maligno. Era la frontera entre lo civilizado y la barbarie. Siempre había posibilidad de un asalto de bestias, o incluso seres más malévolos e irracionales... pero, pese a ese riesgo, no podía creer que el lugar en el que había vivido mi infancia hubiera sido arrasado por completo... Si eso era así, entonces mis hermanos... ¿qué posibilidades había de que siguieran vivos? Prácticamente nulas.

Mi rodilla derecha, la que me había fracturado años atrás, tembló provocándome que tuviera que sujetarme a un mueble cercano para evitar que se notara más de la cuenta. Por primera vez desde que fui separada de mis hermanos, sentí que el mundo a mi alrededor se desplomaba.

—Lady Taalis —dije, tras tomarme unos segundos para serenarme—, ¿hay algún contingente que vaya a marchar hacia Dondonaire?

Debía mantener la esperanza. Nunca había recibido respuesta a las cartas que enviaba a mis hermanos, y eso podía significar que ya no vivían en el orfanato en el que nos críamos. De ser así, tal vez hubieran marchado a algún otro pueblo cercano o tal vez a la ciudad en busca de un futuro mejor. Era una opción muy remota, pero debía aferrarme a ella. Tal vez siguieran con vida...

En cuanto a la noticia de que Lady Taalis partiría a Ostengar, al noroeste del continente, fue otro jarro de agua fría.

Ella era mi principal apoyo en el castillo. Con el tiempo había ganado el favor de otras personas, también enemistades. Sin embargo, las intrigas palaciegas que había podido apreciar a lo largo de los años me habían enseñado que la confianza era un bien preciado difícil de adquirir y fácilmente violable. Lady Taalis era la única persona en la que confiaba de todo el castillo con la certeza de que jamás intrigaría en mi contra. Si alguien podía hacer que me dejaran marchar al sur, era ella. Sin embargo, si se iba, ¿quién apoyaría mi decisión de partir? Más inclusive teniendo en cuenta que acababa de ser nombrada Caballero de Rango Bronce. Los caballeros ganaban fama y prestigio si se enfrentaban a peligros y volvían victoriosos. Mis enemigos darían todo su oro por verme pudriéndome en el castillo, de eso estaba segura.

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06/08/2020, 23:06
Narración

- Lamentablemente son pocas las ordenes para ir hacia esos lugares hoy en día, solo llegan ordenes para replegarse a la capital - Exclama tu maestra pensativa - Me temo que si quieres ir tendría que ser por tu cuenta, pero es demasiado peligroso. 

Al cabo de unos instantes tu maestra volvió a dirigirte la palabra, su rostro tiene un semblante serio. 

- No voy a ordenarte nada - Exclamo finalmente - Pero solo puedo aconsejarte, que no pienses en ir a ese lugar sola - Luego mira en todas direcciones y se acerca un poco a ti, hablando en voz realmente baja - Ten cuidado Alanna, estos muros ya no son tan seguros como antesTras decir eso se separa de ti y pone un mano en tu hombro, sonríe levemente y lleva una mano hasta su pecho con el puño cerrado - Que la fortuna te favorezca pequeña, pronto llegara la hora en que la necesites. 

Tras decir estas palabras alza una mano a modo de despedida y se retira lentamente por el camino en que viniste tu, de seguro prefería dejarte a solas para que puedas pensar y reflexionar, pese a ser tan temprano durante el día, un gran peso recayó sobre tus hombros, si bien no es seguro que tus hermanos estén muertos, si que es probable que ese sea el caso. Durante tu entrenamiento solo una vez viste magibestias, y aunque era una de rango bajo destrozo a un chico que quería ser soldado como si fuera un papel.

Por otro lado... ¿En que piensa el emperador, replegando a los soldados de las fronteras? ¿Que está pasando en el imperio? Son preguntas que no habían surgido en tu mente, pues habías estado muy ocupada con tu formación, pero parecía que la cosa no estaba del todo bien. 

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06/08/2020, 23:37
Alanna

Escuché las palabras de Lady Taalis en silencio, analizando su contenido y meditando la situación. Sin duda, mi maestra tenía razón: viajar sola sería una locura. Era imposible que pudiera enfrentarme a magibestias sin ayuda. Si tan sólo el Reino hubiera decidido mandar un escuadrón del ejército a lidiar con el problema... Pero, por lo que contaba Lady Taalis, era todo lo contrario.

¿Replegarse a la capital? ¿Qué está ocurriendo? 

No había sido consciente de que sucediera algo fuera de lo normal hasta el día de hoy. Pero las noticias que traía Lady Taalis, obviamente, no eran normales. ¿Acaso estábamos en guerra? ¿No se trataba solo del ataque espontáneo de unos bárbaros desorganizados? Y, en ese caso, ¿por qué retirar los ejércitos de las fronteras en vez de protegerlas con más ímpetu? ¿Eso quería decir que... lo que fuera que estaba atacando sobrepasaba las fuerzas del ejército del Reino? Un movimiento de tropas tan repentino en búsqueda de proteger la capital a costa de los pueblos y ciudades de la periferia sólo podía significar algo tan funesto como aquello... 

—Lady Taalis, no se preocupe por mí —dije, llevando también mi puño al pecho—, no cometeré tal imprudencia. Solo —hice una pequeña pausa y le miré al rostro con un ligero gesto de preocupación—... tenga cuidado. Que la diosa favorezca su viaje, mi señora.

Tras ello, me quedé en silencio guardando la compostura hasta que Lady Taalis se alejó. Finalmente, cuando estaba segura de que no hubiera nadie en los alrededores, cogí aire y exhalé... luego miré al jardín y traté de relajarme. Era curioso, un jardín tan bonito cuyas flores permanecían ajenas al horror que estaba sucediendo al sur del Reino. Pero, pese a ello, las flores también vivían su propia guerra tratando de sobrevivir al frío invierno para florecer una primavera más. La vida, en su peculiar forma, no dejaba de ser una guerra después de todo...

Finalmente, di media vuelta y fui nuevamente al patio de entrenamiento. Tenía muy presente las palabras de Lady Taalis «estos muros ya no son tan seguros como antes». Necesitaba saber más de lo que ocurría, pero debía elegir con cuidado a quien hablar. En estos momentos, sólo podía pensar en Sir Bedivere Hans Melt, a quien solía ver a menudo durante las sesiones de entrenamiento. Sabía que, pese a ser un hombre imponente por su fortaleza y tamaño físico me tenía cierto aprecio. Creía que podía confiar en él y... sin Lady Taalis cerca, me vendría bien contar con su apoyo. Además, con suerte, tendría alguna misión para mí con la que despejar mi mente. 

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13/08/2020, 04:41
Narración

Mientras ibas de vuelta al patio de entrenamiento, te das cuenta que los pasillos están muy silenciosos, mas silenciosos que nunca ha decir verdad, tras las palabras de tu maestra, todo apestaba a intrigas de la corte, quizás sea sugestión o paranoia, pero caes en la cuenta que últimamente los príncipes no se han juntado, de hecho, se han evitado bastante, incluso aquella chica bestia de piel marrón tampoco ha estado a la vista, pese a que solía merodear por los patios y casi siempre te la topabas por uno que otro pasillo, de hecho, no la has visto desde tu investidura a la caballería. 

- Estos muros ya no son tan seguros...

Esas palabras te persiguen mientras avanzas, realmente cuentas con poca influencia por tu reciente nombramiento, muchos caballeros te miran en menos por ser mujer... pero quizás Sir Bedivere podría ayudarte, es un hombre formidable, justo e imparcial, de hecho muchos nobles lo detestan por eso, muchos caen en el error de novatos de tratar de hacer que entre a una de sus facciones, de momento has sido testigo que solo le es leal al emperador... pero no lo has visto desde anteayer. 

Una vez llegas al patio de armas vez un grupo de caballeros que charlaba juntos, pero al verte miran hacia otro lado y comienzan a retirarse, ni siquiera hacían el esfuerzo de aparentar su desprecio hacia ti. ¿Era por ser mujer? ¿Era por ser de origen plebeyo? ¿Otra razón? Es difícil saberlo con exactitud, simplemente nunca te han tratado del todo bien, aunque la mayoría se limita a evitarte en lo mas posible. El sol comienza a pegar con fuerza... al parecer el día será soleado después de todo, las fluctuaciones del tiempo eran extrañas estos días y el caballero que buscas no se deja ver por este lugar.

¿Que harás? Posiblemente este en la cámara de los lores, aunque ir luego de haber ejercitado sin estar preparada formalmente sería bastante irrespetuoso, pero por otro lado ir a tomar un baño podría llevar bastante tiempo... pues el baño de las damas es bastante grande, con agua caliente y aromática... tentador, o quizás podrías tratar de buscar por otro lugar del castillo, como en los comedores o en las barracas. 

Notas de juego

Depende de donde elijas ir avanzara la historia hace un lado u otro. 

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13/08/2020, 11:21
Alanna

El castillo me parecía más frío y silencioso que de costumbre. ¿Desde cuándo se había vuelto así? Siempre había sido frío, pero... ¿tanto? No me había percatado hasta ahora, que conocía la terrible noticia de boca de Lady Taalis. Por supuesto, no podía ser fruto de la casualidad... Incluso la ausencia de reuniones y ceremonias de los príncipes comenzaba a cobrar sentido. Era curioso como, en tiempos de guerras, las intrigas florecían como flores en primavera. Sin embargo, en tiempos de paz, todo eran despreocupaciones y banquetes por doquier.

Cuando llegué al Patio de Armas, busqué con la mirada a Sir Bedivere. Sin embargo, no había ni rastro de él. Tan sólo algunos caballeros charlando y que, con descaro, se alejaron en cuanto se percataron de mi presencia.

A estas alturas, ya estaba acostumbrada al rechazo de los caballeros de origen noble, tanto que les ignoré por completo. Sabía que no podían aceptar que alguien de origen humilde y sin apellido les sobrepasara en habilidad, más inclusive siendo mujer. Para ellos era como una grave ofensa contra su estatus social y género. Nada iba a cambiar, y poco me importaba ya que cambiara. Sin embargo, era diferente a cuando llegué por primera vez. En aquel entonces sufría a diario por ello: la sensación de soledad y el rechazo no es agradable después de todo. Pero, con el pasar de los meses, aprendí a endurecer mi corazón...

En cualquier caso, y volviendo al presente, si Sir Bedivere no estaba en el Patio de Armas, significaba que debía estar en la Cámara de los Lores. Aquello suponía una traba para mí. No podía irrumpir en la Cámara de los Lores sin un motivo justificado si estaban en una reunión importante, sería descortés viniendo de una Caballero de Rango Bronce. Además, tampoco sería prudente llamar la atención. Quería que mi charla con Sir Bedivere fuera casual... una charla matinal que no hiciera sospechar a nadie. Si ello no fuera poco, aún sudaba de la estenuante sesión de entrenamiento. Ir a la Cámara de los Lores sería un error.

Lo mejor será que vaya a darme un baño...

Sí. Podía ir al comedor, o tal vez a las barracas, pero estaba convencida de que no encontraría a Sir Bedivere en esos lugares. Además, estaba deseando quitarme la sensación de las ropas pegadas a mi cuerpo debido al pegajoso sudor. Desde que había tenido derecho al baño de agua caliente, era un lujo al que me había acostumbrado bastante rápido.

Después del baño, seguiría probando suerte en la búsqueda. Hasta entonces... volví a cambiar de dirección, esta vez en dirección al baño de las damas. Con suerte, aún no habría nadie usándolo y lo tendría exclusivamente para mí.

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16/08/2020, 16:38
Narración

Sigues por los corredores internos del palacio hasta llegar a una sala aun nueva para ti, pero que has frecuentado bastante, la antesala de los baños, una pequeña sala en donde habían unas bancas ornamentadas con rostros angelicales a sus costados y casilleros en donde dejar la ropa sucia, en la cual los sirvientes retirarían para llevar al lavado. Al interior de los baños habían túnicas y batas para quienes salieran de ellos, de modo que era bastante simple y eficiente. El protocolo era simple, había que desvestirse antes de ingresar a los baños, mas que nada por motivos de seguridad te dio a entender tu tutora una vez, ya que hace varios años se produjo una pelea que termino con varios heridos y muertos producto de gente que portaba sus armas, las únicas excepciones a esta regla eran quienes estaban a cargo de resguardar la integridad del emperador o su familia, pero por lo que puedes apreciar, no estaban presentes en este lugar, solo reconoces las ropas de una persona en especifico guardada en uno de los casilleros, pareciera ser que la bestia Daunt se encuentra al interior, aunque es fácil de comprobar, pues escuchas su voz... ¿hablaba sola?

Una vez te desvistes e ingresaste por la gruesa puerta de madera, el vapor inunda tu mirada. El suelo de los baños es una piedra azulina turquesa y los pilares del lugar son rojizos, en un comienzo no parece que hicieran una muy buena combinación, sin embargo eran colores que eran importantes para el emperador según tienes entendido tu, el motivo lo desconoces. La gran bañera es enorme, fácilmente cabrían unas cincuenta personas con bastante holgura en el lugar. Las aguas aromáticas, estaban temperadas y constantemente eran bombeadas a medida que se evaporaban por la agradable temperatura, incluso, algunas flores muy fragantes flotan por el agua, parecían emitir un brillo propio. 

 

Hace mucho tiempo, había un hombre

Un alma errante en los dominios del reino.

Ellos dicen "El fue un rey que lucho una gran guerra...

...Cuando los dragones vinieron y quemaron todo con un rugido..."

 

Escuchas la voz de Daunt, cubierta por el vapor su figura desnuda es revelada en un borde cercano de la bañera, el agua cubría hasta sus pechos, pero estaba de pie, esa era la altura del baño después de todo. Parecía estar recitando una parte de una balada que desconoces, pero por unos momentos te da la impresión de que pudieras ver una montaña muy lejana, un lugar rodeado en niebla. 

 

Hace mucho tiempo, había un reino hermoso.

Rodeado en la oscuridad de una guerra ancestral.

Ellos dicen "Allí había un rey, un alma errante...

...Maldito por un demonio, para por siempre ver su reino alzarse y caer..."

 

Entonces la chica deja de relatar su historia, pues sus ojos se cruzan con los tuyos, y una sonrisa se refleja en su rostro, varias veces te había sonreído así, sin motivo, sin malicia, era algo extraño, quizás fuera cortesía, pero su piel oscura era algo realmente raro de ver, nunca habías visto a alguien con ese tono de piel, ni has vuelto a ver, aunque tenía una belleza propia, y su cuerpo femenino estaba bastante bien desarrollado. 

- O al menos así cuenta la historia - Dice finalizando su relato soltando un suspiro. 

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16/08/2020, 17:59
Alanna

La voz de Daunt resonaba en los baños. Me había percatado de ello en el preciso momento en el que había entrado en los vestuarios. Incluso, mientras me desvestía lentamente, escuchaba con cierta curiosidad sus palabras. Parecía estar recitando una especie de cuento o balada... Y, aunque conocía muchos de los que se recitaban en el reino, debía admitir que en esta ocasión se trataba de uno que me era totalmente desconocido.

En cualquier caso, terminé de desvestirme y, completamente desnuda como dictaban las normas de seguridad, entré en la estancia del baño...

—Una historia muy triste —dije, tras esperar a que la chica-bestia acabara su relato.

Mi cuerpo desnudo reaccionó al agua caliente en cuanto mi pie entró en contacto con ella. Solía pasarme. En esos momentos sentía un profundo pero agradable escalofrío recorrer mi cuerpo; e, incluso, cómo mi piel se erizaba al instante. Era uno de esos placeres que no todos podían llegar a entender...

De cualquier forma, no dejé de mirar a la joven-bestia mientras bajaba los escalones del enorme baño, siendo tapado mi cuerpo progresivamente por el agua. Como tantas otras veces, trataba de traducir aquella enigmática sonrisa que me dedicaba. Además, su piel bronceada siempre había llamado mi atención atrayendo mi mirada irrevocablemente hacia ella, incluso admitía que su pelo largo y ondulado era especialmente bello, pudiendo incluso rivalizar con el pelo de Lady Taalis... Por si eso no fuera poco, contaba con unos exuberantes pechos que, incluso dentro del agua, le daba un toque especialmente sensual. Sin duda, era una chica atractiva capaz de embelesar a cualquier varón. Estaba segura de que muchos darían todo lo que tenían por poder ver con sus propios ojos lo que yo estaba viendo en estos momentos.

Por mi parte, mi semblante permanecía serio... rara vez sonreía, aquélla no fue una excepción. Aun así, me agradaba compartir el baño con ella.

—No había escuchado antes esa historia —añadí finalmente, una vez adopté una postura dentro del agua que cubriera mis senos—. ¿Sería descortés si te preguntara de quién habla?, ¿cuál es el reino al que hace referencia?

Todas las historias y canciones que contaban los trovadores tenían una figura que había servido de inspiración. Por lo general, las alegres y honorables que se contaban en el reino solían hacer referencia, como no podía ser de otra forma, a nuestro rey. Estaba segura que ésta también lo tendría. Por algún motivo, sentí curiosidad por ello...

Cargando editor
16/08/2020, 21:56
Daunt

- No sabía que contaba con audiencia - Exclamo con un tono de voz juguetón, con inocencia fingida, pues era obvia la presencia de la mujer caballero desde que ingreso en el baño, también con un leve deje de malicia - Es una historia triste, de una tierra lejana - Contesto a Alanna, saciando algo de su curiosidad - Su majestad Charle, el segundo príncipe me pide a menudo que recite esa historia para el... ¿Conoces las tierras de la sombra? Es una historia muy popular por esos parajes. 

Volteo a ver a la chica que había ingresado al baño, tiene una figura agradable, los pocos caballeros que no la aborrecen por ser mujer la aprecian precisamente por eso, aunque mas que nada por su figura que por quien es realmente, suelto un suspiro, los hombres son muy predecibles, un desperdicio. 

- Es una historia triste, con un final aún mas triste - Digo finalmente, clavando mis ojos en los de la mujer caballero - No todas las historias tienen o pueden tener un final feliz, algunas personas nacen condenadas a la desgracia. 

Notas de juego

Continua con otro post. 

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16/08/2020, 22:02
Narración

La mujer ante ti usualmente siempre estaba resguardada por guardias, eran realmente pocas las instancias para hablar con ella en privado, o quizás incluso eran pocas para hablar con ella en general, pero la habías visto varias veces en compañía del segundo príncipe, y por ello habían llegado todo tipo de rumores a tus oídos... como que era amante del segundo príncipe y por ende sería la heredera a la corona ya que el primer príncipe pocos lo consideraban digno de la corona... también habías escuchado que el primer príncipe la aborrecía y que el tercer príncipe en secreto la amaba y que por ello odiaba a su segundo hermano... era toda una maraña de problemas alrededor de la chica, aunque si has prestado atención nunca ha parecido realmente feliz, pese a que siempre se ha mostrado cordial con todos. 

¿Cual es su origen? Los nobles parecían o evitarla a toda costa o adorarla. No parece una persona poderosa en lo que respecta al combate, por lo que puedes asumir quizás que no es una combatiente... tampoco parece hostil hacia ti, de hecho por el contrario en el pasado alguna que otra vez te salvo de alguno que otro problema con una mentira o ordenando a la gente que ignorara el asunto, quizás tus superiores sepan algo sobre ella que tu desconozcas... aunque en realidad no has tenido ni una orden que te diga expresamente que te alejes de ella. 

Sus ojos por unos momentos clavados en los tuyos vagan por la habitación ahora, pese a que parece estar relajada, parece estar inmensamente aburrida, o al menos esa impresión logras obtener. 

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16/08/2020, 22:11
Alanna

Había esquivado mi pregunta con habilidad, pero me había dado un dato interesante que tener en cuenta y que saciaba ligeramente mi curiosidad. Si bien no sabía a quién hacía referencia, sí sabía ya que provenía de las Tierras de la Sombra. Además, por cómo lo había contado, creía haber descubierto algo que no sabía de Daunt: ¿había vivido allí durante algún periodo de su vida? ¿De qué otra forma iba a saber si no aquel cuento?

Eso me hizo ponerme ligeramente tensa. Era conocido por todos la fama que tenían:

Todo lo que allí camina quiere comerte o envenenarte.

Era un dicho que había aprendido con el tiempo y que había oído repetidas veces siempre que trataba de buscar información de aquellas tierras. Además, era consciente de que era allí adonde se enviaban a los desterrados por crímenes que no merecían ni la horca, así como a la escoria del reino. Si ella había venido precisamente de ese lugar, ¿sería de fíar? Hasta el momento no había hecho nada que me hiciera desconfiar de ella, aunque tampoco la conocía demasiado. Por el contrario, sí me había sacado de más de un apuro.

Traté de relajarme y continuar con la conversación.

—No conozco mucho de las Tierras de la Sombra —mentí, aunque a decir verdad sólo conocía habladurías que tal vez no tuvieran ningún tipo de unión con la realidad—. ¿Las conoces? ¿Puedes hablarme de ellas?

Aquella chica, que tenía aproximadamente mi edad, era especialmente misteriosa para mí. Había tratado antes con hombres y mujeres bestias, pero ella era diferente a todos. Le envolvía un halo de misterio difícil de entender. Además, pocas eran las veces en las que se podía hablar con ella a privado. Si quería conocerla más, éste era el momento adecuado.

Tal vez fuera esa la razón por la que sentí el impulso de saciar mi curiosidad. Ahora, más que nunca, quería saber la región en la que había vivido Daunt. A pesar de ello, sabía que sería indiscreto y descortés preguntarle. No quería crear una mala impresión. Además, tal vez su respuesta me diera más pistas del lugar de nacimiento de Daunt. Por el contrario, esperé a que respondiera mientras frotaba concienzudamente con la mano cada lugar de mi cuerpo, tratando de limpiarme lo mejor posible. Tras ello, y una vez segura de que estaba limpia y había aprovechado bien el baño, apoyé mi espalda contra la pared del baño y observé con curiosidad a la chica-bestia.

Si las habladurías eran ciertas, entendía que el príncipe tercero se hubiera enamorado de ella hasta el punto de odiar a su hermano. Una mujer como ella era capaz de hacer temblar a todo un reino tan sólo al poner en contra a los tres príncipes... y sólo con el poder de su belleza.

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16/08/2020, 23:14
Daunt

Cuando me pregunta por las tierras de las sombras, mi rostro pasa de una sonrisa a una mueca algo amarga, lo cierto es que conocía ese lugar. 

- Si las conozco - Exclamo pensativa tras unos instantes - ¿Te causan curiosidad? Lo cierto es que lo mejor sería que no hagas nada para que te envíen a ese lugar - Suelto una pequeña carcajada que resuena por el baño con un leve eco - Pareciera que siempre fuese de noche, así dicen algunos mitos, pero la verdad es que es un vapor que emana de las rocas, un vapor oscuro que oscurece el aire... ah... y las rocas son realmente pegajosas, oscuras, a veces cuesta caminar por ellas... también hay un líquido negro que fluye como los ríos, si lo tocas seras arrastrado por el y no te podrán sacar de allí - Mi rostro se ensombrece un poco - Algunos creyentes de dioses paganos... arrojan niños a esos ríos oscuros como sacrificios... 

Me sumerjo en el agua cerrando los ojos, necesitaba despejar mi mente un poco antes de seguir hablando, el agua tibia recorre mi cuerpo, nado un poco y emerjo cerca de la mujer caballero. 

- También hay una gran ciudad sin nombre - Le cuento estando muy cerca de ella - En donde podrías encontrar lo que quieras, pero todo tiene un precio muy elevado en ese lugar... aunque no solo puedes tranzar con dinero o joyas, podría decirse que todo tiene un valor con lo que puedas negociar ¿Quieres saber mas? ¿O ya has saciado tu curiosidad? - Sonrió y vuelvo a mirarle a los ojos. 

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17/08/2020, 00:19
Alanna

Por su reacción, y posteriormente su respuesta, pude entender que efectivamente había dado en el clavo. Sin embargo, sus palabras no ayudaron a que me hiciera una mejor imagen de aquel oscuro lugar; sino que, por el contrario, reafirmaron los rumores que había escuchado hasta el momento. Definitivamente, las Tierras de la Sombra se trataba de una región a la que era mejor no acercarse. Haría caso al consejo que me había dado y evitaría a toda costa tener la poca fortuna de estar obligada a ir a no ser que fuera vital.

Como era de esperar, la mueca amarga de Daunt y su rostro ensombrecido mientras hablaba denotaba que no era un tema fácil para ella. 

—Lo siento —le dije, de todo corazón—, no debí haberte preguntado por ello...

Aún a sabiendas del riesgo que implicaba saciar mi curiosidad, había tocado un tema delicado. Mi formación militar siempre había incidido en la importancia de actuar sin preguntar. El conocimiento no era más que un estorbo a la hora de blandir una espada. Debí haber hecho caso... En cierto modo, incluso me sentí mal por ello. Pero cualquier posible sentimiento de culpa desapareció por completo para dejar paso a la sorpresa al verla sumergirse en el agua y emerger segundos después a apenas escasos centímetros de mi cuerpo. 

Su pelo rozaba mi pecho, e incluso a aquella distancia podía notar el dulce aroma que desprendía su oscura piel. No estaba acostumbrada a estar tan cerca de otra persona: ni mujer ni hombre. Y, en las únicas ocasiones en las que lo había estado, se interponía entre nosotros las hojas de nuestras espadas o, por el contrario, era insultada, azotada y golpeada por no cumplir como se esperaba de mí una orden. Las marcas de mi espalda eran el recuerdo de ello... recuerdos difíciles de olvidar...

Pese a todo, mantuve mi posición sin retroceder, como había aprendido en la academia. Aun así, trataba de evitar a toda costa mirar a la joven... aunque ella me lo ponía especialmente difícil pues buscaba con insistencia mis ojos. A decir verdad, empecé a pensar que disfrutaba con ello... debía ser alguna especie de juego para ella.

—Siento si mi curiosidad le ha incomodado, Lady Daunt —a pesar de que no era caballero, tenía trato con la familia real, por lo que debía hablarle con respeto—. Sólo sentía... ganas de saber más del lugar del que proviene un cuento tan bonito como triste. Si pudiera hacer algo para agradecerle y disculparme...

En el momento en el que dije aquello, fui consciente de que me arrepentiría profundamente de haberlo dicho... aún así ya no podía dar marcha atrás. 

—... estaré dispuesta a hacer cuanto esté de mi mano; pero por favor... cuénteme más.

Era una mujer de armas, fácilmente impresionable con palabras bien elegidas después de todo. Tenía tantas ganas de conocer más del mundo que me rodeaba, que era capaz de cometer la imprudencia de ofrecerme a alguien a quien apenas conocía. Pero, por alguna razón, sentía que el terror que asolaba el sur del reino tenía que algo ver con las Tierras de la Sombra... aquella información, que sólo ella podía darme, podría serme de utilidad en el futuro. 

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17/08/2020, 02:32
Narración

Daunt te mira sorprendida por unos instantes y luego se ríe, parece que tu actitud le hizo bastante gracias, se aparto un poco para no invadir tanto tu espacio y tomo aire para recuperarse, se seca las lagrimas con una mano y continua hablando. 

- Disculpa, es de mala educación reír después de tal ofrecimiento, pero no puedo aceptar tu oferta si es por obligación - Exclama la chica calmándose un poco - Pero en vista que lo pides de esa manera... supongo que puedo contarte una o dos cosas mas. 

Tu imaginación comenzó a volar, no era la típica charla que sostendrían dos chicas en una ocasión así, por un lado tu una mujer de armas, de acción, y por otro lado, una mujer misteriosa de la cual conocías bastante poco aunque llevaban en el castillo mas o menos la misma cantidad de tiempo. Te contó sobre los gigantes Gnargnocks como les dice ella, unos gigantescos gusanos que se esconden debajo de la superficie, capaces de comerse de un bocado un carruaje completo, te contó sobre las poblaciones en la costa, en donde la gente era tan delgada que podías ver su esqueleto, donde te venderían a sus hijos por una hogaza de pan, un lugar en donde una moneda vale mas que una vida, te contó sobre la ciudad oscura, en donde si te apoyas en una pared podrías quedarte pegada a ellas, del mercado en donde encuentras toda clase de maravillas y horrores, de los alquimistas en ese lugar que fabricaban un poderoso elixir por el cual los nobles del imperio matarían... y de las terribles magibestias que pululaban por doquier. Para una persona que no había viajado mucho todo aquello era difícil de imaginar, pero eran muchas cosas que digerir, por unos instantes te sentiste como cuando eras pequeña al lado de tus hermanos y soñabas con esa clase de aventuras por tierras desconocidas y grandes descubrimientos. 

- Pero, no volvería allí a menos que mi vida dependa de ello - Te cuenta Daunt finalizando su narración, de lo que has podido entender, es un lugar horrible en donde solo la gente con mala fortuna va a parar, o gente que anda en asuntos realmente sospechosos, puede que se escondan grandes misterios o tesoros en esos sitios, pero ir realmente parece algo suicida. 

Hasta la fecha nunca habías tenido una conversación tan larga con alguien en el palacio, no al menos que no sea sobre obligaciones o deberes, esto simplemente fue una charla, al terminar su relato la chica bestia sale del agua sin importarle en lo mas mínimo su desnudez, aunque posiblemente es porque ambas sean chicas, se estira de forma algo perezosa. 

- Creo que he abusado de tu tiempo, lady Alanna - Exclama disculpándose la chica frente a ti - Pero no puedo mentir y decir que me arrepienta. Si alguna vez sientes que quieres cumplir tu palabra no por obligación, sino por que así lo quieres no dudes en ir a buscarme - Hace un gesto hacia arriba con su mano, ella vive en una de las torres altas del castillo, en donde normalmente viviría alguien de alta nobleza - Disfrute su baño mi señora. 

Dicho esto camina hasta una esquina, toma una túnica limpia, se viste y se retira del lugar. 

 

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17/08/2020, 15:17
Alanna

Aunque su risa hizo que me sintiera como una niña chica, finalmente nada salió mal. Todo lo contario: había logrado aprender más de las Tierras de la Sombra.

Hacía años que no dejaba volar mi imaginación. De hecho, por primera vez en mucho tiempo pude sentirme como me sentía en mi infancia, cuando jugaba con mis hermanos a imaginar lugares inhóspitos y seres horribles capaces de comer de un solo bocado hasta al mayor de todos los gigantes. Ya había llovido mucho desde la última vez que me dejé llevar por la imaginación. Sin embargo, esta vez las historias eran reales... o Daunt decía que lo eran. Podía estar engañándome como un trovador engaña con sus relatos engalanados de manera exagerada a los inocentes que van a escucharle. Pero... por alguna razón, sentía que podía confiar en ella: quizás fue el tono de su voz, el recuerdo de su rostro ensombrecido o la convinción con la que dijo que jamás volvería allí... no sabría explicarlo.

Finalmente, cuando mencionó que había abusado de mi tiempo, negué rápidamente con la cabeza y esbocé una ligera aunque inocente sonrisa.

—Para nada, Lady Daunt —le contesté, aunque cuando me di cuenta de que mis gestos corporales denotaban que estaba emocionada, traté de ocultarlo volviendo a la seriedad que me caracterizaba—. Ha sido un placer compartir mi tiempo contigo.

En cuanto la chica salió del agua, pude ver en plenitud su exuberante cuerpo. Pese a ello, mis ojos estaban centrados en su bello rostro. Dudé un segundo, pero... finalmente continué con la frase.

—Sin duda le buscaré. Pero, por favor, si alguna vez necesitas algo de mí... házmelo saber cuanto antes. Estaré encantada de poder ayudarte en lo que sea necesario, no por obligación... sino por aprecio.

Me sentía en deuda con ella, no sólo por haberse abierto a mí, haberme contado una historia capaz de ensombrecer su belleza y marchitar su radiante aunque misteriosa sonrisa, ni siquiera por haber compartido el baño conmigo... sino también por las tantas otras veces que me había ayudado sin tener un porqué y sin pedir nada a cambio. Sí, tal vez aquella chica hubiera vivido en las Tierras de la Sombra, pero algo en mí me decía que tenía buen corazón.

Una vez salió del baño, me quedé en el agua algunos minutos más... En mi mente aún escuchaba su voz recitando la balada, así como las historias que me había contado. Aun así, tras lo que debió ser un cuarto de hora, decidí que era momento de volver a retomar mi búsqueda de Sir Bedivere Hans Melt; por lo que salí del agua... me sequé con minucia y me vestí.

Por último, salí de allí con la intención de recorrer el castillo hasta dar con él...

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08/09/2020, 01:08
Narración

Cuando recalcas que irías por aprecio una radiante sonrisa te recompensa, en lugares donde el poder y los recursos abundan, es donde menos abunda la confianza y la amistad, un aliado autentico en lugares así quizás sea mucho mas poderoso que miles de piezas de oro o tener cientos de subordinados, la soledad en las cúpulas de poder es algo que la gente tiene que soportar aunque los que no poseen poder no lo comprenden. Muchos podrían pensar y verte con envidia, al ser una caballero, vivir en el castillo, pero seguramente ellos no sabrían que otros caballeros te aíslan, los sacrificios realizados para llegar hasta el lugar donde te encuentras y los sacrificios por realizar para mantener aquella posición. 

Disfrutas de tu tiempo en el baño, con la balada de Daunt en tu mente, algo en esas pocas palabras te erizan los bellos de tu cuerpo, la voz de la morocha resuena en tu mente una y otra vez... ¿quien habrá sido ese rey? ¿contra quien luchaba? ¿por que llegaron los dragones? ¿por que un demonio lo maldijo? En tan poco contenido habían muchas preguntas, sin embargo, no estaba presente quien la recito para enterarse de los detalles. Una vez estuviste lista para marcharte, con el cuerpo renovado y con el dolor de tu lesión reducido bastante por las aguas calientes, te secas, arreglas y vistes, aunque por supuesto, con tu arma en la cintura, con la intención de recorrer el castillo hasta dar con Sir Hans. 

La búsqueda te resulto mucho mas extensa de lo que esperabas, no estaba en la librería, ni en las barracas, tampoco en el campo de entrenamiento, increíblemente tampoco en la cámara de los lores, pasaron casi dos horas hasta que por fin diste con el. El hombre en cuestión miraba a la ciudad sumergido en el pensamiento, perdido en su propio mundo estaba algo encorvado apoyado en la baranda, aunque, aun en ese estado era mas alto que tu, posiblemente sea uno de los hombres mas altos y robustos que has visto en tu vida, es complicado hacer memoria para recordar a alguien mas alto que el, sin embargo, una expresión seria se reflejaba en su rostro aunque no te veía a ti exactamente. 

- Joven Alanna - Exclama el hombre con respeto en su voz, antes de mirarte y hacer una pequeña inclinación con la cabeza y llevar su brazo hasta su pecho en señal de respeto - ¿Disfrutando del día? - Así tal cual, su expresión seria paso a una relajada, al parecer ocultando su preocupación de ti.