Partida Rol por web

Pantro y tú os encaminasteis a la " sala de máquinas " a ver qué era lo que había sucedido para que así de repente y sin pleno aviso os quedaráis sin energía. Al llegar la puerta de la sala, como era habitual, estaba cerrada y los pasillos tranquilos, así que no parecía haber nadie.

Al abrirla todo seguía tranquilo, aunque había un fuerte olor a algo que no sabíais decir lo que era, aunque contando con que toda la nave olía aún a azufre tampoco era muy de extrañar, aunque ese olor era diferente..

No se veia nada raro ni se escuchaba nada. La sala tendría como 40 metros cuadrados, ya que necesitaba espacio para las máquinas y ordenadores y hacía algo más de calor que en el resto de la nave.

En principio, el ordenador central debería estar funcionando ya que tenía una autonomía propia, ya que sin él, la nave tan sólo sería un amasijo de hierros inservibles.

Salisteis ambos de la nave, dispuestos a explorar lo que había en el exterior. Estaba a puntode anochecer, pero aún había luz suficiente como para explorar, además de que una de las características de vuestra raza es el poder ver en la oscuridad, así que tampoco había demasiado problema por ello.

Estabáis entre montañas de piedra, en una especie de padrera verde, en la que por suerte para vuestro aterrizaje, los árboles se agolpaban en uno de los laterales, dejando el resto despejado. Ahora, frente a vosotros, se veía la boca de una cueva. Era bastante amplía pero por la zona no se veía nada amenazante, incluso, se podía ver que hasta alguno de los árboles del fondo eran frutales.

En el puente de mando os habíais quedado Amanecer, Cat, Felino, Leon-O y Felina.

Por un lado, Felino jugaba ahora en una esquina con la criatura, mientras Amanecer, quien por unos instantes había mirado de reojo y sonriendo a Felina y Leon-O, reía con las gracias y se entretenía también con la pequeña criatura. Ésta ahora mismo se hallaba sobre la cabeza de Felino y le mordía suavemente el pelo, para llamar su atención. Suponíais que el calor de la nave ayudaba a la movilidad del pequeño.

En la otra esquina del puente se hallaban ahora los jóvenes Leon-O y Felina, que contemplaban la escena desde la distancia sin decir ni una palabra.

Los dos compañeros salen de la nave, y comprueban la zona en la que se encuentran. A primera vista parece que no haya peligro inminente. El valle en el que habían aterrizado estaba entre montañas, En un lado habían árboles, y en una de las paredes de la montaña se podía apreciar una cueva.

Deberíamos investigar esa cueva... Susurra Cheetara señalándola... Y empieza a caminar hacia la entrada, asomándose con cuidado.

Miro a mi hermanito jugando con Cat, y de no estar tan pesarosa por la muerte de Jaga, quizás me habría animado a unirme a ellos. Después de todo, en el fondo, yo no era más que una cría atrapada en el cuerpo de una adulta.

-Leon-O- le digo, para llamar su atención, mientras presencio la escena cruzada de brazos- ¿Y ahora qué? ¿A dónde vamos a ir? ¿Nos vamos a quedar en este mundo, si Amanecer y su tribu nos lo permiten, o vamos a llevar la desolación que nos persigue a otros mundos? ¿Qué vamos a hacer ahora?

La oscuridad era constante, algo que no parecía afectar a los sensibles ojos de Tigro y Pantro. Tan constante como el desagradable olor a azufre que les acompañaba desde que entraron en el volcán. Un olor picante y acre que se había instalado en su hocico y que le provocaba una comezón molesta, como si estuviera a punto de estornudar pero no lo consiguiera. Sin embargo, sutil pero presente, un nuevo olor le llegó. Un olor que no alcanzaba a identificar.

Sus pupilas se dilataron al máximo, mientras observaba el amplio espacio que se abría ante él.

- Pantro, ¿no captas un olor peculiar? Un aroma que se superpone al del azufre. Seamos precavidos - comentó Tigro -. Tal vez no estemos todo lo solos que nos gustaría - dijo, al tiempo que apoyaba su garra sobre el látigo y forzaba su mirada a recorrer todos los rincones de la sala y husmeaba con intensidad.

-Snarf echa de menos los banquetes Segram....- dice cuando la tripa ruge ferozmente, realizando un leve movimiento levemente apreciable en el exterior.Observa el terreno en el que estaban.Totalmente del que provenían, aquel volcán le ponía los pelos de punta, odiaba el fuego y prefería los sitios frescos.Había una verde pradera un par de montañas y una amplia cueva no muy lejos, quizás, sino había ningún ser de aquel planeta allí alojado, tuvieran alguna oprtunidad de pasar allí la noche.Avanza vagamente y a paso pausado hasta donde estaba su compañera.

-¿Que habrá dentro?......Snarf espera que haya algo para comer....- le dice a su compañera asomándose junto a ella.

-¡BUAFFFF! ¡Menuda peste! –arrugo la nariz al recibir el primer impacto de ese maloliente olor en mis narices. Mis bigotes se mueven nerviosos –Claro que lo detecto Tigro, cualquier cosa rara en esta nave me llama la atención, y ese olor es asqueroso.

-¿Qué no estemos solo dices? Ummm –sin decir ni media palabras más, agarro mis inseparables nunchakus y me pongo en guardia, mientras que lentamente voy adentrándome en la habitación, atento a cualquier ruido o movimiento.

Leon-O escuchó a Felina preguntando por lo que harían a continuación y se hizo la misma pregunta intentando encontrar una respuesta antes de responderla, pero no encontró ninguna que les augurara nada bueno.

-No tenemos a donde ir. Dijo sintiendo que su voz se quebraba un momento, aguantando el llanto, pero las palabras pronto adquirieron fuerza Thundera fue destruida, nos hemos quedado sin nuestra casa y ahora somos los últimos de nuestra raza. Supongo que lo único que podemos hacer es quedarnos en este planeta e intentar seguir con nuestras vidas. Los mutantes nos siguieron hasta aquí, y si los Segram no acaban con ellos, es nuestra obligación hacerlo, por todos los que han matado y por los que aún siguen en peligro mientras los mutantes continuen con sus maldades. Al decir aquello señaló con un gesto de cabeza a la criatura que había nacido del huevo y que jugaba con el pelaje de Felino en el otro lado del puente de mando. No se que va a ocurrir ahora con los mutantes, pero aunque los nuestros no estén aquí, nosotros si lo estamos y la vida continua adelante. De momento, tendremos que empezar desde cero en este planeta, más adelante... el tiempo lo dirá.

Hablaba para Felina, pero no estaba muy seguro de ello. En cierta forma también lo hacía para si mismo, intentando aclarar su cabeza. Ahora que sabían la verdad sobre lo ocurrido con Jaga, era el momento de tomar decisiones ante la nueva situación que se les presentaba delante, y difícilmente lo harían con la cabeza embotada por la tristeza.

Continuaba jugando con el pequeño para que no se asustara y se extraviara, vamos pequeñin, si cogelo, hay que ver eres muy rapido eh...quiza podrias ser uno de los nuestros. Contemplarle jugar me hizo esbozar una sonrisa en ese momento tan dificil...

Os acercasteis a la cueva con cuidado, ya que a pesar de que no se veía nada que pudiera atacaros, el no conocer el terreno hacía que os movieráis con más cuidado del habitual, que siendo felinos, tampoco es que fuera poco.

Al acercaros a la cueva, pudisteis ver huellas pequeñas, incluso algo más pequeñas que las de Snarf. Parecían de algún pequeño mamífero, pero no se veía ninguno a simple vista, así que quizás vivían en aquella cueva o peor, puede que fueran las crías de alguna otra cosa.

Como desde donde estabais nada respondía a vuestras preguntas, decidisteis entrar para echar un vistazo, aunque ahora aún más alerta que antes.

La cueva era bastante amplía, como su entrada indicaba y ahora sí, podíais ver al fondo unas pequeñas criaturas, una mezcla entre ave y conejo o algo similar, pero que hicieron que vuestro estómago sonara al pensar en cuanto tiempo llevabais sin comer, sobre todo el del viejo Snarf.

Totalmente alerta accedéis a la habitación, aunque al no escuchar ningún sonido ni ver nada extraño, os acercasteis al ordenador. Uno de los sectores de " propagación de energía " salía marcado en rojo en la pantalla, lo que quería decir que el aparato en cuestión, que hacía que la electricidad llegara al resto de la nave ahora mismo estaba sin funcionamiento.

Como el sistema estaba en la misma sala, fuisteis a echarle un vistazo, y al parecer, no había sido para tanto ya que uno de los tuvos que había anclados en ella se había soltado y al enchufarlo, fue cuestión de segundos que volviera la luz.

En el momento en el que todo volvió a quedar iluminado, escuchasteis un sonido tras una de las máquinas y no tardasteis en ver como de detrás de ella, a cuatro patas, salía un enorme animal. Era uno de aquellos bichos peludos, los asesinos de los que os había hablado la Segram y que con tanto detalle os había pintado en el suelo. La criatura os miró y se incorporó quedándose de pie sobre sus dos patas mientras un enorme rugido os hizo sentir como si fuerais la cena de aquella criatura, levantando sus afiladas garras hacia vosotros.

No pasaron ni varios minutos cuando la luz volvió al puente de mando, parecía que Pantro había batido un record en cuanto a reparaciones, ya que tan sólo habían pasado unos minutos desde que se habían marchado. En ese momento, la Espada del Agurio comenzó a vibrar guardada en la garra y cuando Leon-O la sacó, se hizo del tamaño de una espada larga de nuevo. El que la espada cobrase vida sola sólo podía significar una cosa, problemas.

Asoma más la cabeza, atreviéndose a adentrarse a la cueva poco a poco, mirando a todos lados, como si fuera un mundo distinto.Se estaba bastante fresco y podría acostumbrarse a la solidez de una de aquellas rocas.Pero de pronto, una de sus pisadas, distorsiona la forma de una huella ya implantada en el plvoriento suelo.Sigue el rastro con la mirada hasta que le lleva a unas extrañas criaturas.Su estómao ruge con fuerza mientras le mira como mira un león a su presa.Saca su lengua relamiéndose el morro...

-Serán comestibles.....su aspecto me saca de toda duda pero no sé....- le dice a Cheetara, desesperado.

-¡Diantres! Exclamó Leon-O con la espada desenvainada en su mano La espada ha crecido y eso solo puede significar una cosa... Miró alarmado a Felina, suponiendo que ella también entendía lo que significaba aquello. La Espada del Augurio a sentido algún peligro cerca, debemos prepararnos para cualquier cosa, parece que hoy no vamos a tener ni un respiro.

Dicho aquello, caminó hacia Amanecer y Felino para advertirles sobre lo que acababa de ocurrir.

-Tenemos que prepararnos, la Espada del Augurio se ha puesto en guardia y eso significa que no estamos seguros. Les dijo, hablando también para Felina Nos amenaza algún tipo de peligro, y debemos advertírselo a los demás. Amanecer, coge a Cat, nosotros os rodearemos para cubriros si aparece alguna amenaza. Lo que no se es si deberiamos ir a buscar a Pantro y a Tigro, a Cheetara y a Snarf, o separarnos para buscarlos...

Se qudó pensando un momento, antes de reparar en el arma sagrada.

-¡Claro! El Ojo de Thundera podría mostrarme a que peligro nos enfrentamos ahora. La alzó frente a sus ojos y se concentró para que el místico objeto le mostrara la amenaza.

Tras comprobar que no hay ningún peligro inmediato, los dos compañeros se acercan a la cueva y con cuidado miran en su interior. Como sospechaban, ven unas crías de un tipo de criatura que desconocen.

Viejo amigo, deberíamos preguntarle antes a Amanecer. Quizás sean comestibles, pero su madre puede estar por aquí cerca... Venga, parece que todo está tranquilo, volvamos a la nave y averiguemos por qué saltó la alarma. Le comenta con una sonrisa en su felino rostro. Cheetara también siente el gruñido de su estómago, recordándole que ya hace unas cuantas horas del accidentado almuerzo, y desde entonces no han comido nada.

-Oooh......siempre el pobre y viejo Snarfy tiene que pasar hambre......- dice sentado sobre su culo gordo poniéndose las patas delanteras sobre la tripa y bajando las orejas.

-Está bien....¡pero me invitarás a doble ración cuando comamos!- dice ya más contento dirigiéndose de nuevo a la nave.

-Yo salgo corriendo a por Snarf y Cheetara. Soy la más veloz de los presentes- digo a Leon-O, esperando por su aprobación- Si no ordenas lo contrario, me voy a la velocidad del rayo a buscarlos para traerlos de vuelta.

Espero por las órdenes del Líder de los Thundercats, ansiosa por traer a nuestros amigos de vuelta sanos y salvos. No sé de qué peligros nos está informando la espada, pero no voy a esperar a averiguar de qué se trata.