Partida Rol por web

Udokal sentía la adrenalina corriendo por sus venas, incluso más de lo que era habitual, y lanzó otro tajo con una velocidad increíble, su cuerpo parecía una máquina de golpear enemigos. Tras ver el brazo cortado de la criatura y su oscura sangre derramándose quería rematarla, sabía que un enemigo seguía siendo peligroso hasta que moría y no pensaba confiarse, sobre todo ante esas criaturas de las que nada sabía y habían demostrado gran fortaleza y agilidad.

La criatura siguió cayendo en picado, pero con el mismo ímpetu asesino con el que comenzó su movimiento, y aunque se libró del ataque no le hizo gracia que la Señora fuera herida de tal manera. Sin dudarlo soltó la ballesta, se hizo con su arma y aprovechando que la criatura estaba frente a él realizó un tajo ascendente para minimizar el riesgo de herir por accidente a la maga.

Puso su esfuerzo en acertar a la criatura ya que necesitaban quitárselas de encima rápidamente, no podía arriesgarse a que llegaran más y los superaran en número, aunque de momento tuvieran un refugio mágico provisional. Tal y como había sido entrenado, para bien o para mal, se desplazó a su izquierda en un fluido movimiento hacia el exterior. Sí, su forma de actuar era ladina, escurridiza, como una serpiente que prefería acercarse con sigilo a una presa desprevenida. Pero su enemigo no estaba desprevenido, aunque con suerte en su siguiente ataque aprovecharía la desfavorable situación en la que se encontraría la criatura frente a dos de ellos.

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¡Méte tus sucias garraaaaaaaaaaaargh…

Ophelia se revolvió como una serpiente cuando las afiladas garras de la criatura laceraron su carne. Su abdomen ardía como si le hubieran colocado carbones al rojo sobre la piel. Esto no es nada, Ophelia, has tenido tres hijos, y dos nacieron rollizos como cerditos. No es nada, solo un par de cortes.

La sangre —su sangre— empapaba su túnica por debajo del vientre. Aparte del olor, se sentía como si se hubiera orinado encima. No era tan terrible como podía haber pensado. Pero, con diferencia, era la frustración. Nada salía como lo había planeado. Al menos esos dos están a salvo.

…entre las piernas!

Expulsada la ira con el grito, se apartó del monstruo, dejando que el pelirrojo y el muchacho se interpusieran. Alzó las manos y comenzó la insufriblemente lenta tarea de invocar. Esta vez no quería una distracción, sino traer una criatura capaz de medirse con monstruos como aquellos.

El ataque del O´Shar vuelve a ser brutalmente efectivo con sus ataques, hasta tal punto que la criatura, al recibir un segundo golpe esta a punto de sucumbir.

Kalen colabora también dando un efectivo tajo a la otra criatura... su chillido de dolor se repite, pero ahora, tan cerca de vosotros como están estos se hacen realmente molestos.

Aun así, en sus ojos negros, sin pupila, se ve reflejado todo el odio y determinación que tienen en acabar con vosotros.

Las demoniacas criaturas parecen empeñadas en acabar con vosotros, incluso la criatura a la que Udokal ha cercenado un brazo se lanza sobre este lleno de odio.

Solo una de las criaturas, la que Ophelia cegó con su conjuro permanece fuera del combate, totalmente desorientada.

Udokal vuelve a sufrir por enésima vez otro doloroso golpe de las afiladas garras, pero esta vez el peor parado es Kalen al que casi le arrancan el cuello.

No había dolor en su cuerpo, solo rabia y aún le quedaba mucha para repartir entre sus enemigos, no dejaría de hacerlo hasta que su cuerpo dijera basta con su último aliento. Si moría, moriría como un auténtico guerrero O'Shar, empuñando su hacha contra sus enemigos.
Asestó de nuevo otro golpe contra la criatura que también se negaba a abandonar este mundo y que con Ophelia fuera de su alcance atacó a Kalen que se había sumado al ataque.

Los demoledores golpes de Udokal consiguen por fin su objetivo, como quien tala un árbol golpea una y otra vez a la criatura con una violencia brutal, salpicando a todos con la oscura sangre.

Demasiado para la criatura, esta emite un chillido final y comienza a derrumbarse en el suelo, sin vida, pero curiosamente su cuerpo se desvanece en el aire antes de tocar el suelo.

El impulso de su cuerpo, mezclado con una vehemencia por acabar con las criaturas, impidió que fuera plenamente consciente de la grave herida sufrida en su cuello; haciendo que a media que avanzara para flanquear a la criatura, frente a Udokal e intacta, dejara un reguero de sangre que emanaba de su cuello. Pronto sería consciente que si no la trataba adecuadamente podría ser letal, pero su mente estaba en un modo igual de letal y debía aprovechar la oportunidad.

Habiendo tomado ventaja previamente, viró su cadera hacia el lado contrario para dejar que el movimiento fluyera en un giro completo que lo posicionó a la espalda de su enemigo. Su espada estuvo en todo momento en sintonía, en tanto que desgarró piel y carne en un tajo brutal pero con la precisión de un cirujano. 

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Sumida en el frenesí del combate, Ophelia era capaz de pensar a duras penas; nunca se había enfrentado a una situación como aquella. Herida y contemplando cómo aquellos muchachos se enfrentaban a una más que probable muerte. En especial el pelirrojo, cuyos pasos chapoteaban en su propia sangre.

Contemplar cómo uno de aquellos monstruos desaparecía al derrumbarse, muerto, le hizo decidir su siguiente paso. Se precipitó sobre el o'shar, conjurando, y posó una mano en su espalda. Una barrera invisible lo rodeó de inmediato, salvaguardándolo,en cierta medida, de los propósitos de los seres malignos de los planos exteriores.

El hábil ataque de Kalen supera las defensas de la criatura con facilidad, asestándole un buen tajo que hubiese acabado con un humano normal, pero aquella criatura estaba lejos de sucumbir.

La otra criatura sigue atacando a Udokal.

Algo le sujetó la muñeca de la mano que recogía la cuerda. Sobresaltado, trató de zafarse, pero la presa se cerraba como un tenaz Oshar. Desde la planta baja de la cabaña, Keloa tiró del brazo de Phey hasta hacer que asomase medio cuerpo boca abajo.

¿Keloa? ¿Qué haces? Sube, llevamos una eternidad esperándote.

Había algo en la mirada de Keloa distinto. Era desesperación, y Phey se enfrentaba a unos ojos así por primera vez en su corta vida. Tardó en reaccionar, con los ojos fijos en la pelirroja. La expresión de aquel rostro le abrumaba. Cuando al fin giró el rostro hasta el umbral, vió la escena de la lucha, y al monstruoso ser. Si de verdad se trataba de un genio, como teorizó, era el más horrendo que había en la faz del mundo.

Ayudado en el hombro de la Oshar, Phey se dejó escurrir boca abajo hasta que ella le enderezó.

Keloa, sube la cuerda. Protege a Pazzo.

Phey llegó al umbral de la puerta, y se preparó para correr. En cualquier momento, una jabalina maligna podría interceptarle. Solo tendría una oportunidad.

Apenas pudo concebir que Udokal, tras unos golpes demoledores, cayera ante el ataque de la criatura que había dejado sin un brazo. Pero así era, y eso replanteó su modus operandi. No podía quedar expuesto en el exterior, pues no sabía si podría vencer solo a la criatura herida, o incluso saber cuándo dejaría de estar afectada la otra criatura cegada. Debía llevarlo a un terreno más ventajoso, y eso sería atraerlo hacia la cabaña.

"Mierda, mierda, mierda..."

Atacó in extremis, un tajo simple al pecho para luego retroceder y concentrarse en el ataque de la criatura. Esperaba contar con la ayuda de Ophelia ahora que quedaba claro la dificultad que sería atacar en solitario.

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Udokal no disimuló una sonrisa al escuchar el chillido aterrador de la criatura y ver como se desmoronaba para luego desaparecer.

Una menos.

Se giró hacia la otra que tenía en frente para ver como sus garras volvían a clavarse ferozmente en su cuerpo. Esta vez no lo resistió, la adrenalina que había liberado se agotó de repente y su cuerpo se colapsó. Las manos cedieron al peso de su enorme hacha que calló al suelo, los brazos tampoco consiguieron aguantarse y las piernas le flaquearon. Su cuerpo se inclinó levemente hacia un lado y después cayó deprisa con todo su peso. Los ojos aún le respondieron durante una fracción de segundo para ver como su cuerpo se alejaba inconsciente de la criatura y caía al suelo, como un verdadero guerrero O'Shar, sin desfallecer hasta el último aliento y dando su vida en la batalla contra sus enemigos. Al otro lado le esperaban sus antepasados, pronto estaría con ellos.

El cuerpo del pelirrojo se derrumbó como una torre de madera devorada por las termitas. Ophelia abrió los ojos, tanto que sus párpados tiraron de la piel de su nariz y su entrecejo hasta hacerle daño, y cerró los dientes como un cepo, hasta entumecerse la mandíbula. Si seguía vivo, no podía perder tiempo. La huida ya no era opción. Solo la confortaba que los dos muchachos estuvieran ya a salvo.

Kalen lanzó un tajo y se apartó del monstruo que seguía en pie. Sin pensarlo, aprovechó el hueco para repetir el conjuro que había sacado del combate a una de las criaturas, y que sin duda no tardaría en deshacerse de sus efectos y unirse a su compañera.

El hábil ataque de Kalen vuelve a tener éxito pasando las defensas de la criatura demoniaca, consigue darle un buen corte en el brazo que le queda, pero no herirlo lo suficiente para acabar con ella. (Le quedan pocos puntos de vida)

Kalen, ahora mucho mas cauto luchando consigo esquivar el ataque de la criatura sin brazo. La otra criatura recupera por fin la visión y tras unos instantes centra su mirada en vosotros y vuela para vengarse.