Partida Rol por web

Hasta ahora la mision de proteger a Melyanna habia resultado bastante facil. Dimrod estaba contento con nosotros y eso era bueno, el trabajo no nos faltaria, ademas tres monedas de oro no estaban nada mal.

- Bien, por mi parte acepto, aunque creo que debes contarnos algo...  Dudo que quieras continuar con nuestros servicios, y mas aun con esas monedas de oro como prima si...- digo mientras dejo un pequeño espacio de tiempo para darle mas interes.

- Bueno, si no me equivoco, vuestra intencion no es permanecer aqui, bajo el ala de la "señora" de la casa - digo con rentintin.- con lo que imagino que la prima sera para salir fuera de la ciudad, ¿es correcta mi suposicion?- termino diciendo, impaciente por el primero de los pagos, el resto vendria despues.

No se que se traerian entre manos con la Baronesa, pero lejos de entromenterme, mi interes era puramente monetario, y no me interesaban demasido los tejemanejes de la alta sociedad.

Viendo que la conversacion se alargara, me sirvo otra copa de ese vino tan delicioso.

Ignoré por completo las palabras de la baronesa que no me ofendieron en absoluto, a las que si presté atención fueron a las de Dimrod – Yo, os agradezco mucho vuestra oferta, y ha sido un honor luchar a vuestro lado, pero he de buscar a mi hermana, es mi prioridad, quizás en otra ocasión…

Arthos suspiro al ver que finalmente aquel misterioso caballero del cual nunca habia aprendido su nombre y que no lo trato como alguien de alta alcurnia sino como a uno mas de la plebe le saludo en forma de despido con la mano y sobre el sujeto misterioso de orejas punteagudas tambien hizo lo mismo.

Finalmente una vez que transpasaron las barreras de la ciudad y que vio toda la escena de la baronesa con Melianna dijo luego a Dimrod:

-Mira Dimrod,puede que tu y yo nos llevemos mal,pero no dejare una aventura inconclusa solo por una cuestion de nada,dicen que las grandes aventuras comienzan en cosas pequeñas,pues yo quiero creer que esta sera la gran aventura de mi vida,así que permanecere en la guardia,solo una cosa,quiero aventuras,quiero riesgos,acción,combates,hasta ahora solo viaje junto con ustedes,pero no quiero limitarme solo a viajar.

Arthos quería dejar en claro su punto de que no soportaria otra vez otro viaje sin que en el medio hubiesen grandes luchas.

A Lunadan no le pareció nueva la escena con la baronesa, en Gondor también había muchas familias que se sentian superiores al resto por su linaje o por su riqueza. Espero a que soltará toda su palabrería y luego escuchó a Dimrod. Dimrod, yo me uní a vustro grupo porque nos dirigíamos al mismo sitio. Ahora que hemos llegado mi intención era dirigirme a los cuarteles para ver si podía unirme a la contienda. Pero si puedo serte de ayuda puedo retrasarlo. Lo dejo en tus manos.

 Alraim no pudo sino sentir lástima por Melyanna. No entendía porqué la dama tenía que soportar tan estúpidas normas, sin embargo, no intervino puesto que era un asunto claramente ajeno a  él y continuó hablando a Dimrod

Yo debo partir, cuanto antes mejor. Si pudiéramos acercarnos a la herboristería ahora mismo te lo agradecería. Es un asunto urgente...nosé cuánto tiempo más podrá aguantar Harold sin su remedio...no puedo retrasarme

La voz de Alraim dejaba entrever un nerviosismo y preocupación que había mantenido oculto todo el viaje, y que ahora no lograba contener. El habitualmente impasible rostro del montaraz se mostraba cansado y triste, como erosionado por la crudeza de una pena interna que le llevaba atormentando ya muchos meses. Tenía todo la responsabilidad de la vida de su tío sobre sus espaldas. Debía apresurarse

Dimrod sacó de un saco un montón de monedas y las comenzó a repartir entre todos. Tal como habían acordado entregó una moneda de plata por cada día transcurrido de viaje. También separó la parte que le correspondía a Alraim aunque se la dió a Eoden.

Eoden fue el que dijo que conocía al herborista, El comprara tu planta. Lo que sobre será para tí, aunque dijeras que no querías mas pago que la planta supongo que te ira bien para comprar provisiones.

Después se dirigió a Emyr. Buena suerte en tu busqueda. Le tendió la mano para que se la estrechara lo mismo que hizo con Alraim.

Suerte a los dos.

 Alraim estrechó la mano de Dimrod y sonrió, aliviado al saber que podría partir rápidamente

Gracias Dimrod. Por favor, transmite mi despedida a la dama Melyanna

El joven montaraz se giró para mirar al grupo y habló para todos ellos

Ha sido un placer y un honor compartir camino con vosotros. Ahora he de partir, pero espero que volvamos a encontrarnos. Que tengáis buena suerte y que alcancéis vuestros propósitos

Alraim alzó su copa y bebió a salud de todos ellos. Después, salió junto con Eoden hacia la herboristería

Alzando mi copa para despues beber, me despido en silencio de Alarim. Despues sin perder de vista las monedas recogo contento mi pago para guardarlo a buen recaudo.

Una vez Alarim y Eoden se han marchado, miro fijamente a Dimrod. Aun no ha contestado a mi pregunta... Va a pagarnos por permanecer en esta casa, o pretende emprender algun otro viaje... quizas una vuelta a Belegost tal vez.

Ese vino estaba delicioso, era de un suave sabor, pero dejaba un fuerte regustillo a la uva macerada, podria estar bebiendolo el resto del dia, pero estaba cansado y deseaba ir a descansar. Ni siquiera sabia si tenia derecho a hacerlo en la casa, o tendira que salir a buscar alojamiento, pero eso se veria luego.

Tomando mi parte de dinero me despido de Dimrod – Gracias Dimrod – y dirigiéndome al resto del grupo – quizás nuestros caminos se vuelvan a cruzar, eso estaría bien, suerte a todos

Y ya sin demorar más el momento por evitar tener que sentir demasiada tristeza, salí para comenzar mis indagaciones sobre el paradero de mi hermana

Bien. Dijo Eoden recogiendo el dinero. Acompañame, te llevare al herborista.

Arthos no dijo mas nada y espero a que aquellos dos sujetos se fueran con Eoden para luego decirle a Dimrod:

-¿Y bueno?,¿cual sera nuestra proxima gran misión?

Era obvio que Arthos queria comenzar cuanto antes una nueva misión.

Bien os explicare todo desde el principio. Melyanna ha sido enviada por su padre a está casa. Suspiró pesadamente. La intención es casarse con un noble de Arthedain, Faramis Eketta, el hijo de la Baronesa, con el cual está prometida desde la infancia.

Faramis es un joven señor dunadan, comandante y caballero real por meritos pese a contar con tan solo 25 años. Supongo que el joven Faramis ahora estará en la guerra, combatiendo.

Melyanna es terca y cabezota y nunca le ha hecho gracia que le marquen el camino que tiene que seguir. Y no desea quedarse a esperar a Faramis. Sin embargo, aunque me desagrada que se quede bajo este techo y con la vieja Baronesa imponiendo sus estrictas reglas, deberá aguantar así unos días hasta que podamos sacarla de aquí, hacía Ilmaryen. Esto último lo dijo bajando la voz para evitar que la baronesa o alguna sirviente pudiera escucharle.

Lo cierto Arthos, es que de momento tendremos que encargarnos de lo que necesite la dama. Ya que estaremos aquí como sirvientes de Melyanna para que la baronesa nos permita la estancia. No seremos necesarios todos aquí en la casa, si alguno quiere buscar otros quehaceres por la ciudad puede hacerlo.

- De modo que nos dirijiremos hasta Ilmaryen... - digo pensativo, intentandro recordar algo del lugar. Despues un trago del delicioso vino.

- Bien, por tres monedas de oro, habra que ir donde haga falta. Por mi parte y con permiso, me gustaria pasar el resto de la mañana descansando, si alguien me indica donde puedo hacerlo por supuesto - digo en tono afable y bromeando. El vino poco a poco parece ir soltandome la lengua.

- Despues de comer, si que me gustaria ir a dar una vuelta por la ciudad, quizas una visita a a alguna de las posadas para ver como esta el camino hasta Ilmaryen, aunque eso suponga verme obligado a degustar alguna que otra pinta de cerveza. Quizas vaya a alguna armeria para observar el trabajo de estas gentes...  - termino diciendo a la espera de poder retirarme y antes de que el vino me haga decir algo que no sea correcto para la casa de una baronesa.

En mi mente, estaba deseoso deque cayera la noche, en ese ultimo momento de la tarde, donde las gentes se retiraban a sus casas, o al calor de un buen fuego en la posada, a contarse los chismes y rumores del dia a dia y como no de la guerra.

Antes de llegar a la posada, me enteraria de donde viven algunos comerciantes, tal vez tengan trabajo para un enano hasta que salgamos con Dimrod y Melyanna. Sobre todo buscaria artesanos pudientes, algun orfebre, joyero o armero con suficiente dinero y poder, como para temer un robo de sus mercancias.

Ya pensando en la tarde, apuro la copa de vino mientras espero a que Dimrod me diga donde descansare esos dias.

Estuve como fuera del mundo durante todo el viaje a la ciudad, la visión d ela muerte, y la desgracia me había cambiado totalmente, sentía un nuevo compromiso con el mundo, me sentía egoista, disfrutando en mi precioso pueblo, con mi paz y tranquilidad, cuando en el exterior había guerra y destrucción, pero pensaba en Carabella.. esa era mi primera misión, la joya, y parecía que con los dos enanos aquí presentes, la iba a conseguir, sobre todo porque ambos eran bienintencionados.

Recorro la ciudad observando, atónito ante la grandeza y la altura, ni hablar de la dureza, de las construcciones. Al llegar a la estancia, no dudo un segundo en abalanzarme hacia la comida, y ni escucho a la baronesa, como ruidosamente, y recupero algo de ánimo.

Espero a que los enanos decidan si quedarse con el grupo o seguir, ya que es con ellos con quienes debo estar, y lo hago saber:

Varkim, Nagredog, si ustedes se quedan aquí... yo también, aprecio mucho su forma de ser, me hicieron sentir útil en este grupo... y pretendo seguir hasta el final... me gustaría aprender a romper cabezas de orcos como ustedes- digo en una sonrisa

Arthos suspiro al escuchar lo que decía Dimrod y aunque le parecia una completa perdida de tiempo resignado luego dijo:

-Ok cuenta conmigo para la misión,pero ya vere donde hospedarme,por el momento quisiera darme un buen baño y mientras dure esto,me dedicare a entrenar mas duro,asi no pierda la costumbre del combate.

Dicho esto Arthos se aleja del grupo y haciendo señas con la mano se despide de todos ellos mientras se aleja con su buen Rocinante en busca de una buena posada o algun lugar adecuado para entrenar,bañarse,comer algo y descanzar de tan largo viaje.

Dimrod avisó a Arhos.

No hace falta que te vayas, la baronesa nos cede unas habitaciones de sirvientes para que podamos descansar aquí en la casa.

Escucho emocionado la palabra "habitaciòn" mientras pienso mmmm camita

Arthos al escuchar esas palabras suspira resignado y luego mira a Dimrod y dice:

-Muy bien,entonces,¿me podrias indicar por favor donde estan dichas habitaciones?,es que quiero darme un baño,y cambiarme.

Era obvio que,si bien Arthos queria entrenar en el día de hoy,necesitaba descanzar de tan largo viaje.

Creo que retrasaré la visita a la ciudad un poco Oir la palabra habitación hace que tenga ganas de descansar y dormir un poco sobre una cama de verdad.  Yo también iré a descansar un poco. Después de tanto viaje nos merecemos un descanso.