Partida Rol por web

Tiempos Difíciles en el Norte

La batalla de Annuminas

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19/04/2016, 23:01
Director

El amanecer era iluminado no con el brillo del sol, sino con el fuego de cientos de antorchas encendidas en la Colina de Annuminas. El cielo era oscuro y rojizo, con enormes nubes que no dejaban pasar ni un solo rayo de luz. Faramis se mostraba decidido y animado. Se había vestido, con ayuda de su escudero, con sus mejores galas guerreras y comentó que iba a bajar al vado este, con un gran número de hombres. Después se reunió con Aranarth y los nobles una última vez, hasta la hora de comer. Melyanna, quien no había podido ser puesta a salvo, y Dimrod se quedaron en el refugio durante la mañana, mientras que el resto tuvieron que dedicarse a las tareas ordinarias, con mayor premura de lo habitual por la cercanía del enemigo. A la hora de comer, todos se reunieron de nuevo en la zona de los Raggers. La comida era mala y escasa, y después de un vistazo casual a las cocinas sabrán que han utilizado todas las provisiones de las despensas para alimentar a los hombres.

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19/04/2016, 23:08
Faramis Eketta

Mientras comían, el grupo estaba sentado alrededor del fuego bajo el viento y la nieve. Faramis envolvía a Melyanna con sus grandes brazos con la mirada perdida en las llamas de la hoguera. Se había vuelto silencioso y huidizo desde que volviera de la visita al contingente del vado. Resultaba perturbador verle así, comparado con el hombre optimista de la no mucho antes. Intentó no centrarse mucho en aquello que le atormentaba y comentó algunos aspectos estratégicos, pues ya estaba decidida la táctica de defensa. Mientras trazaba las líneas básicas del plan con una ramita en la arena les comentó todo:

-Es lo mismo que propusimos Aranarth y yo al principio, pero esos tercos nobles se empeñaron en discutir. Annúminas es nuestra única esperanza de sobrevivir, por la imposibilidad de que las fuerzas del Rey Brujo ataquen con todos sus efectivos de una vez. -Explicó. -El vado oeste se encuentra entre los restos del gran puente. Para defenderlo mejor se ha construido el final del puente sobre un acantilado bajo. Ahora, el camino hacía la ciudad pasa por un estrecho desfiladero que debería ser fácil de defender por una guardia de Raggers, piqueros y arqueros, quinientos hombres en total, de los que yo me haré cargo.

-El vado este, en cambio, es más ancho y no tiene la protección de lomas ni acantilados. El agua me llega hasta la cintura allí. Aranarth tendrá preparada una muralla de escudos conformada por tres mil quinientos hombres que combatirán al enemigo al borde de las aguas, flanqueados por quinientos diestros arqueros. Detrás suyo, un contingente de quinientos caballeros constituirá las tropas de reserva. Es ahí donde se quedarán esos vagos de los Cordagar y los Roereter, con sus estandartes y blasones... ¡me hacen hervir la sangre!. Es de justicia que las canciones recuerden a los héroes que sangran en la batalla y no a los barrigudos que miran en la distancia.

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19/04/2016, 23:17
Principe Aranarth

Alguien entró entonces en el círculo alrededor del fuego: iba cubierto con una capa oscura y vestido de soldado raso, pero al llegar se retiró la capucha y mostró su auténtica identidad. Era el príncipe Aranarth. Se sentó con el grupo buscando algo de tranquilidad. Traía buenas noticias:

-Ha llegado un elfo a caballo. -Dijo con una sonrisa de esperanza. -Hay que resistir un día más: Earnur y Cirdán llegarán mañana. Los caballeros están corriendo la voz... espero que los hombres levanten el ánimo, temo que Angmar se abalance sobre nosotros esta noche. Si eso pasara... ¡qué los viejos reyes de Númenor nos protejan desde su tumba en el Mar!.

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20/04/2016, 14:25
Nagredog

La oscura mañana transcurrió rápidamente mientras ultimaban los preparativos. Amontonaban saetas, afilaban espadas, y daban los últimos retoques a las defensas de la ciudad. La comida llego triste, no había demasiado que llevarse a la boca. La visión del enemigo en la lejanía, el fuego de las antorchas y las arengas de su comandante, amedrentaban los corazones de los soldados. Esperaban con nerviosismo el comienzo de la batalla.

Sentado junto al fuego, y mientras comía un mendrugo de pan, algo duro, y un poco de carne seca, Nagredog escuchaba los planes que habían preparado. Consistian en defender los dos puntos por los que el ejercito enemigo podría tomar la ciudad. Dos puntos en el rio que les impedía golpear con toda su furia. Solo tenían esa baza, y si alguno de los dos puntos caía, todo habría sido en vano.

miraba el dibujo que Faramis dibujaba esquemáticamente en el suelo. El enano asentía a cada palabra, tal vez hubiera aun esperanza. El enemigo disponía de mas efectivos, pero el coraje de los hombres era algo a tener muy en cuenta. Aquella raza le sorprendía a Nagredog. Eran débiles, impetuosos, pero valientes y decididos.

Como Ragger, y junto a sus compañeros, debería de defender el vado oeste. Estaba decidido, la apuesta estaba hecha. La victoria era difícil, pero no imposible, tenían alguna oportunidad. Entonces llego un individuo envuelto en un halo de misterio, un soldado que resulto ser ni mas ni menos que el propio príncipe Aranath. Y para dicha de todos los presentes, aseguro que la ayuda estaba en camino. Los elfos acudían en su ayuda. El corazón de los presentes se lleno de esperanza, al menos hasta que supieron que no llegarían hasta el día siguiente. Aun así, la victoria se hacia mas palpable, tal vez pudieran repeler los ataques hasta que la ayuda llegase...

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24/04/2016, 12:24
Director

La charla con el Príncipe derivó a temas más triviales hasta que finalmente se marchó volviéndose a cubrir la cabeza con su capucha tan de incógnito como había llegado. Les había dado una buena noticia: la ayuda estaba en camino. Pero todos temían que no llegase lo suficientemente rápido.

Poco después de comer, los nobles y caballeros vestidos con sus mejores galas se reunieron en la Explanada, todos formados y escuchando las explicaciones del Príncipe. Después de un rato en el que solo hablaba Aranarth, todos juran valor y fidelidad al unísono y parten a los refugios de sus respectivas guarniciones.

Durante la tarde, los hombres se posicionan dirigidos por sus capitanes y caballeros para cubrir los dos vados designados para la defensa de la ciudad. Los soldados estaban algo más animados, tras semanas de aburrimiento se muestran ahora excitados con el posicionamiento, las arengas de sus caballeros y el cercano sabor del combate. A pesar de tener un enemigo muchísimo más superior enfrente, cada individuo había decidido en su fuero interno que si había de morir, lo haría con la cabeza alta.

La escasa y rojiza luz del día comenzaba a menguar con rapidez. La orilla norte bullía de actividad, y las antorchas que salpicaban la oscuridad más allá del río comenzaban a acercarse a sus bordes: eran hombres y orcos los que formaban desordenadamente a pocos metros de la orilla. Faramis a caballo ordenó a los 500 hombres que encabezaba. Tras dos líneas de 200 piqueros y Raggers, un nutrido grupo de arqueros castigarían a las tropas enemigas con buenos arcos largos dúnedain.

Notas de juego

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24/04/2016, 12:39
Faramis Eketta

El comandante fue estrechando las manos de sus oficiales y de sus recientes compañeros de aventuras, cuando por último estrechó la mano de Nagredog pronunció unas palabras.

-Nos batiremos aquí por honor. Por la Muerte y la Gloria. Confieso ahora mi cobardía en Ilmaryen, donde debí morir con mis hombres; por ello estoy ahora aquí. Moriré en esta tierra, y mis hombres, mi mujer y mi hijo serán mi estandarte cuando haya caído. Gracias por todo, mis hermanos.

Después de decir aquello subió a su caballo y se alejó para repasar la línea. Mientras tanto el cielo continuaba ennegreciéndose y unas cuantas gotas cayeron tintineando sobre los yelmos metálicos de los hombres. En media hora, una fuerte lluvia caía sobre la Colina y sus alrededores.

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24/04/2016, 12:48
Director

Cuando el sol se convirtió en un tenue punto solo insinuado tras la gruesa cortina de nubes, y la luz en el horizonte se tornó roja y oscura como la sangre, un retumbar de tambores invadió los oídos de todo ser viviente. Un salvaje pero marcial rugido de tambores inundaba la región, amedrentando a los hombres, que no conseguían ver más allá de los reflejos que sus antorchas dejaban en el Baranduin. En la otra orilla, las antorchas habían muerto hacía rato, y sólo el tremendo rugido de tambores presagiaba la marea de enemigos que estaba a punto de desbocarse. Los caballos se inquietaban, los hombres seguían con la vista puesta en la oscuridad de la orilla opuesta, cuando el tronar de tambores cesó de pronto.

En un instante, miles de antorchas se destaparon en la oscuridad, agujereándola con pequeños focos de luz anaranjada, que descubría una palpitante amalgama de armaduras, hojas y músculos. que a la vez eran gruñidos, juramentos y rechinar de dientes. El ronco sonido parecido al de varios cuernos pero mucho más profundos se alzó de repente, alargándose unos segundos, elevando el tono hasta culminar en un bramido como el de cien dragones de fuego, para detenerse y ser sustituido de inmediato por el rugido de la marea de enemigos que se lanzaba a los vados del Baranduin.

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03/05/2016, 14:13
Nagredog

- Nuestra muerte no será en vano, un placer haber servido y luchado junto a vos - dijo sencillamente el enano tras las palabras de Faramis. Después busco su sitio, junto a su capitán, en el vado.

La lluvia caía, la negrura de la noche llego, y la luz de las antorchas insinuó lo esperado. El ataque había comenzado. Miles de grotescos alaridos, gruñidos y palabras oscuras se abalanzaban al rio seguidos instantes después por una marea de enemigos. En la orilla, esperándolos, los escudos se mantenían firmes mientras los corazones amedrentados de los hombres palpitaban desbocados por la llegada del fin.

Los raggers, junto a lanceros y arqueros, formaban un férreo muro. Al frente, los raggers habían creado un muro de escudos, entre los cuales sobresalían sus largas picas, cual piel erizo enrollado acosado por la comadreja. Antes de que chocasen contra los escudos, muchos enemigos quedarían ensartados. Hasta la llegada, una lluvia de flechas mermaría el avance, entorpeciendo con los cadáveres la carrera de los que venían detrás. Cuando el enemigo se estrellase contra los raggers, muchas lanzas lloverían en busca de una cabeza que atravesar. Eso daría tiempo a los raggers a desenvainar sus espadas. El muro no debía desfallecer, era la clave. Para ellos arqueros y lanceros, apoyarían y relevarían a los raggers, bien lanzando sus propios ataques, bien aguantando el envite.

Pero Nagredog no poseía una pica, no estaba adiestrado en su uso, por lo que martillo en mano, embrazo un escudo y se coloco en posición a la espera de una embestida inmediata.

 

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03/05/2016, 20:43
Director

Una oleada de infantería formada por hombres y orcos de la tribu de los Durbalag, conocidos como carne de trinchera, se lanzó sobre el Vado Oeste, apoyada por arqueros orcos. Afortunadamente sus flechas quedaron lejanas y los arcos largos de los hombres demostraron ser más eficaces que los arcos cortos de los orcos, por lo que se vieron obligados a retrasar su posición para no ser diezmados hasta el punto en que sus flechas empenachadas de negro caían más entre la tropa asaltante que entre los humanos defensores.

Pero las flechas no iban a mantener alejados a los invasores, y la oleada se estrechó finalmente contra las rocas de lanzas en la cima del acantilado produciéndose una feroz batalla. Un orco Durbalag salió de entre los asaltantes rechazados en el primer envite, y al ver al enano armado con su martillo y su escudo pensó que sería una fisura en el muro defensivo de lanzas de los Raggers.

- Tiradas (5)

Notas de juego

Tienes una bonificación +25 por la ventaja de la posición al estar en el muro de lanzas.

Joder, yo como siempre con mis tiradas de joder a los jugadores... Espero que saques mejor iniciativa.

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05/05/2016, 18:05
Nagredog

Nagredog veía perfectamente en aquella oscuridad, y era consciente de lo que se venia encima. Y llego la primera oleada, muchos murieron antes de alcanzarles, pero la ingente cantidad de enemigos, hizo irrisorio el numero de bajas enemigas.

Llegaron por fin a la primera línea de defensa, un férreo muro de escudos y picas de los raggers, salvo por el hueco ocupado por el enano, que armado con su martillo esperaba el contacto para poder asestar su golpe. La primera arremetida fue bestial, mucho tuvieron los raggers que esforzarse para intentar no ser movidos de la ventajosa posición. Estaban algo mas elevados que el enemigo, y eso a la vez que frenarles, les daba una perspectiva mas beneficiosa.

Nagredog aferro el escudo con fuerza para repeler ese primer envite, pero cuando bajo el escudo para fijar su objetivo, vio como uno de los orcos, se abalanzaba sobre el, seguramente pensando que era el eslabón mas débil de la formación. El enano se vio obligado a interponer su arma para evitar que la ponzoñosa espada de aquel ser lo ensartara.

 

- Tiradas (2)

Notas de juego

Joder con tus tiraditas... O_o XD

Paro con toda mi BO (131) Al menos a ver si así me libro del ostión.

No he sumado ese +25 (entiendo que es tanto para el ataque como para la defensa, ¿no?)

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07/05/2016, 11:09
Director

El orco que atacó a Nagredog se movía como un rayo. En una exhalación, y mientras todos sus compañeros eran repelidos por el muro de lanceros, aquella infecta criatura saltó de entre los demás para atacar con su cimitarra al enano. Sorprendido por su velocidad, el enano trató de interponer su martillo para frenar el poderoso y veloz ataque que el orco le lanzaba. Afortunadamente su ataque contuvo la mayor parte del golpe aunque la hoja de la cimitarra enemiga logró golpearle levemente en el hombro cuando ya se separaban.

Nagredog contraatacó como pudo, pero después del duro choque de armas apenas le quedaban fuerzas. El martillo del enano pasó lento sobre la cabeza del orco mientras este se agachaba para esquivarlo y se colocaba a un lado para volver a atacar al enano.

- Tiradas (1)

Notas de juego

El +25 es al ataque sólo.

Pierdes 5 pv.

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11/05/2016, 10:00
Nagredog

El haber sido alcanzado por el orco, solo sirvió para enfadar mas al enano. Había sido un potente espadazo que por suerte pudo desviar gran parte de el. Pero en los sucesivos lances fue alcanzado por el filo de la herrumbrada hoja.

Nagredog se repuso, retomo su posición en la línea alzando su escudo y volvió a cargar su martillo para asestar un golpe a su agresor. Lo tenia delante, entre muchos otros, pero el era el objetivo, pagaría su osadía.

Aparte de su rencilla individual, un buen numero de enemigos se había estrellado de igual modo contra el muro de escudos. Sus compañeros se afanaban en hincar sus picas en los deformados cuerpos de los orcos mientras las flechas seguían silbando sobre sus cabezas. Seria un dia muy largo.

- Tiradas (3)
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22/05/2016, 22:34
Director

Nagredog se recompuso y atacó de nuevo con furia, alzó su martillo y descargó todo su enfado contenido sobre el orco. Este alzó el brazo que sostenía la cimitarra para detener el golpe pero el ataque del enano era tan potente que la extremidad se dobló hacía una posición imposible y terminó sonando como una ramita que se partía. El orco soltó un alarido de dolor y retrocedió un par de pasos.

Notas de juego

Sigues teniendo ese +25 al ataque durante este y 3 asaltos más.

Consigues crítico E.

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05/06/2016, 01:16
Nagredog

El enano había aguantado bien el envite, incluso se permitió devolverle el golpe al orco hasta el punto de fracturarle el brazo. Así aprendería a meterse con los hijos de la roca.

Pero Nagredog sabia que no podía permitirse salir de la formación, era lo mas importante. Había que mantener la línea a toda costa, de ello dependía la defensa de la ciudad, de que no pasaran mas allá del puente. Aferro con fuerza el escudo y `preparo su martillo atrás para lanzar su siguiente golpe.

Mientras lo orcos se estrellaban en el muro de lanzas y escudos, el naugrim vio la oportunidad de golpear a otro enemigo. Sin pensarlo imprimió una extenso arco con su martillo, directo al cráneo del contrincante que estaba delante.

- Tiradas (3)

Notas de juego

ataco con mi BO 131 + posición 25 = 156

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05/07/2016, 20:57
Director

La formación se mantenía con éxito durante aquellos primeros compases del combate, llenando los corazones de los hombres de esperanzas y envalentonando sus brazos, confiados de que era posible no sólo resistir, sino también vencer a las fuerzas de Angmar. El enano, se contagió de este sentimiento que se mezclaba en el ambiente, pues aunque nadie lo pronunciaba en voz alta, sí que se sentía en cada grito embravecido tras un ataque y en cada enemigo que retrocedía ante la defensa del muro de lanzas.

Nagredog sabía que era tan importante mantener esa moral alta como mantener la precaución, y eso pasaba por no salir de la defensa de sus compañeros para no romperla y beneficiarse de ello. Así pues, dejo que el orco con el brazo roto se retirara profiriendo alaridos de dolor y golpeó a un segundo orco que estaba a su alcance. El golpe impactó en la cabeza del orco desde arriba, siguiendo el arco que había trazado el brazo del naugrim y hundió la cabeza del Durbalag entre sus hombros. El orco se desplomó contra el suelo y bajo su casco empezó a brotar una mancha negra de oscura sangre. Probablemente también su cuello se hubiera roto, a juzgar por el crujido que se escuchó tras el golpe brutal del enano.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Consigues crítico E y pieza.

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06/07/2016, 16:46
Nagredog

Los dientes apretados rechinaban bajo el yelmo, los músculos tensados vibraban tras la cota. El escudo fuertemente aferrado en el antebrazo izquierdo, se mantenía a una altura que cubría casi todo el cuerpo. El martillo, nervioso, se alzaba en una guardia alta esperando su oportunidad para bajar mortalmente sobre otro desdichado enemigo.

Espero paciente mientras las huestes se abalanzaban sobre el muro de escudos. Sus compañeros se lanzaban estocadas con sus lanzas, algunos ya habían desenvainado sus espadas. La primera línea se esforzaba en no dejar huecos, mientras la segunda usaba su ventaja elevada para atacar sin tregua. El enano no tenia lanza, pero si un martillo mortal que no dudo en usar. En cuanto un orco estuvo lo bastante cerca, descargo con furia el hierro hacia su cabeza...

- Tiradas (3)
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12/07/2016, 18:59
Director

Nagredog notaba como era empujado en la marea de hombres que defendían con un muro de lanzas las acometidas del poderoso Angmar. Hombro con hombro, los lanceros mantenían la formación, ensartaban a los orcos que se acercaban y si uno de ellos caía, era sustituido rápidamente por otro. El enano estaba en medio, aferrado a su martillo, entregado a la disciplina de la formación y golpeando con su martillo a cuanto enemigo se cruzaba ante él. Un nuevo ocro tomo forma saliendo de la tempestad de enemigos que se agolpaban frente a ellos, y nuevamente el enano le lanzó un brutal golpe con su martillo. El orco retrocedió dolorido tras haber intentado amortiguar el golpe con su espada mal forjada, después alzó el brazo para golpear a Nagredog, pero el dolor que le había ocasionado el golpe del naugrim en el brazo provocó que se le cayera el arma. Cuando se agachó a recogerla, una lanza del ragger que tenía a su izquierda se clavó en el cuello del orco.

Nagredog aprovechó el descanso para alzar la vista y contemplar el estado de la batalla. Se estaba librando una gran lucha en la cima del acantilado, aunque los orcos no eran capaces de ganar ni un solo metro, ni aún con la ayuda de trolls. Parecía que la fuerza invasora iba a poder ser retenida fácilmente, y entonces un jinete llego raudo a hablar con Faramis. Al parecer necesitaban hombres para ayudar en el vado este.

- Tiradas (3)

Notas de juego

Nuevo crítico E para tu colección.

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12/07/2016, 19:10
Faramis Eketta

Faramis sabía que tenían el vado controlado y le preocupaba que Aranarth y sus hombres pudieran sufrir más en el vado este con la caballería angmareana que estaba asaltando el vado. Aunque la lluvia y el agua del río ralentizaban a la caballería y ésta no podía desplegar todo su potencial contra el muro de escudos y lanzas de los defensores, era un gran contingente de jinetes sureños a los que había que hacer frente. Por ello Faramis dudaba si mandar a varios de sus hombres a ayudar en el otro vado cuando las noticias que portaba el jinete le hicieron decidirse del todo. Alguien informó a Nagredog que debía retroceder a la retaguardia para hablar con Faramis. Otro lancero cubrió su puesto inmediatamente en la primera línea.

-Nagredog, llévate 150 piqueros y 50 Raggers al vado este, necesitan apoyo o caerán.

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12/07/2016, 19:51
Nagredog

Visiblemente cansado, pues no había habido tregua desde que todo aquello comenzó, el enano acudió presto a la llamada de Faramis. Tras escuchar la petición no lo dudo un solo instante.

- Como ordene mi señor - dijo raudo - No dejaremos que crucen el rio - Termino diciendo a la espera de que el regente añadiese algo mas.

Cuando termino corrió de nuevo hasta sus compañero y organizo lo pedido por su comandante. En no demasiado tiempo media centena de sus compañeros y una gran cantidad de piqueros, estaban dispuestos ya.

- Adelante, marchemos al vado este, hay que reforzar allí la defensa - ordeno el enano. Luego sencillamente se pusieron en marcha a paso ligero, había que llegar cuanto antes.

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08/08/2016, 13:20
Director

Los refuerzos llegaron justo a tiempo al vado este para montar un contraataque contra los orcos de Faulgurum, la infantería pesada, quienes empezaban ya a abrir brecha entre la línea de escudos. La carga de los defensores de la ciudad, enaltecidos por la llegada de sus compañeros, provocó que el enemigo retrocediera hasta la corriente del río. Las aguas del Bradivino corrían negruzcas, con decenas de cadáveres flotando río abajo, víctimas muchos de ellos de las flechas de los dúnedain.

Durante aproximadamente una hora, la situación se mantuvo controlada por los defensores, las oleadas de enemigos que caían contra ellos se estrellaban contra el muro de lanzas inquebrantable de los Ragger y las flechas de los arqueros que los mandaban al fondo de las aguas del Brandivino. Pero el desgaste iba mermando la fuerza de los defensores con cada nueva llegada de los orcos y el muro de escudos empezó a ceder. Aún así, la balanza de muertos de cada bando estaba muy a favor de Arthedain, por cada diez orcos muertos apenas caía un dúnedain.

En el vado que habían dejado atrás, las noticias que llegaban eran esperanzadoras. No había problemas para contener al enemigo, incluso algún troll había caído ya bajo las letales lanzas de Faramis. La defensa aguantaba bien, quedaba demostrado que se había levantado inteligentemente con unos cimientos duros de roer. Pero las rachas de enemigos continuaban llegando como si no hubiera un final. Hasta que a medianoche, una imponente figura llamó la atención de todos cuantos defendían el vado este: una inmensa mole de músculos negros avanzaba firmemente por el Brandivino, pisando cadáveres de ambos bandos a su paso: Rogrog había llegado.

El olog-hai se había cansado de la ineficacia de sus tropas para abrir brecha en lo que él consideraba una cobarde manda de hombres. En mitad del río, dirigió su maza hacía los hombres, dio un salvaje y horrendo grito tan profundo como el rugido de un volcán y una bola de fuego voló desde la cabeza de la maza hasta la barrera de escudos. Un estallido de llamas se produjo entre los hombres cuando decenas y decenas de grandes orcos armados con corazas y espadas anchas, los llamados Uruk-Uflag, sobrepasaron la posición de Rogrog y chocaron salvajemente contra los defensores.