Partida Rol por web

Tiempos Difíciles en el Norte

La batalla de Annuminas

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12/08/2016, 10:50
Nagredog

Aunque los refuerzos llegaron a tiempo, lo que se avecinaba haría temblar al mas aguerrido guerrero. Un nuevo ser oscuro, un enorme y vigoroso troll negro, hizo aparición. El caudillo de las tropas Angmarianas cruzo el rio cansado de ver como estas no lograban abrir brecha ante el muro de escudos y lanzas. Apostado en mitad del vado, alzo su maza roja y envio una señal de alerta. Estaba allí. De su arma salio una gran bola de fuego, que golpeo contra los defensores con virulencia. De inmediato, a su alrededor, decenas de seres, armados hasta los dientes, se lanzaron a la carga. Eran Uruk-hai, los mas temibles de entre ellos. Tropas de elite a juzgar por sus armaduras y por la mejor calidad de las armas. Tenian que contenerlos, y el vado, con sus escudos, era lo único que les quedaba ante la oleada que destruiría todo.

El enano corrió hacia la primera línea, con su escudo en alto y su arma bien aferrada, cargaba para impulsarse en la carrera. Cuando llego trato de empujar, como si de una puerta a punto de ceder bajo la potencia de un ariete se tratara. En cuanto pudo, se coloco en posición, buscando un punto en el que poder defender la posición y que le permitiese poder golpear a alguno de los enemigos que ahora se les echaban encima. Ese punto podría estar ante los hombres que habían sufrido la magia de Rogrog.

Notas de juego

Todo a BD. En este asalto, no ataco pues imagino que entre que llego a la posición y me hago hueco, no me dara tiempo.

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02/10/2016, 23:10
Director

El enano se colocó entre el muro de escudos que trataban de defender la posición valientemente de la nueva ola de atacantes enviados por Rogrog. Los primeros enemigos llegaron cansados de vadear el río pero fueron ganando terreno y atacando con más efectivos conforme pasaban los minutos.

Los hombres resistían como podían, y Nagredog se sumaba a ellos para frenar el avance rival y evitar perder terreno. Las espadas rivales demostraban tener mayor habilidad que las de los primeros enemigos con que se habían enfrentado. Nagredog recibió varios golpes, y fue herido levemente en algunos de ellos. Aún así no iba a permitir que los enemigos avanzaran.

- Tiradas (2)

Notas de juego

A partir de aquí usaré el sistema para grandes batalles, creo que lo recuerdas de tu partida. En esta ocasión tu puedes realizar 1D8 ataques en respuesta a los uruks.

Por tu parte recibes 6 ataques:

-Ataque 1: -9pv.

-Ataque 2: -9pv.

-Ataque 3: -9pv.

-Ataque 4: Nada.

-Ataque 5: Nada.

-Ataque 6: -9pv.

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03/10/2016, 10:44
Nagredog

La coas se ponía fea. Una vorágine de sangre, violencia y vísceras, comenzaba a formarse por todos lados. Los orcos eran hábiles, y ellos trataban de aguantar cuanto podían. Ya no había ventaja por el terreno, ni un muro de escudos en el que refugiarse. Todo aquello se había rebajado a un combate multitudinario en el que tenias que estar con los ojos puestos a todos lados. No solo te atacaban, si no que en mitad de la furia, tenias que tratar de no atacar a tus compañeros. Por suerte eran fácilmente reconocible el enemigo, asquerosos uruks, grandes y fuertes, pero idiotas. Habían osado enfrentarse a un enano, y lo pagarían.

 

- Tiradas (2)

Notas de juego

69(+131)=200
47(+131)=178
99(+131)=230 + tirada abierta 18 =248
18 (+131)=149 cojo esta tirada como tirada abierta a la anterior al ser la siguiente en orden.
50(+131)=181
27(+131)=158

Me cole he hice 8 al no cambiar el numero de dados de la tirada anterior. usando una de las tres que me sobran quedan dos.
32(+131)=163
56(+131)=187

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08/10/2016, 19:10
Director

El enano devolvió los golpes con toda la dureza que tenía en sus fuertes brazos. Veía como muchos de sus compañeros empezaban a ceder terreno y a ser más débiles en el combate, debido al cansancio. Sin embargo él se mantenía en su firme posición y contratacaba los golpes de los uruk con intensidad. Notó como su maza hacía crujir más de un hueso y lograban flaquear las piernas de más de un uruk que se atrevió a encararse contra él. Eso envalentonó a los hombres que tenía alrededor y que golpearon con sus lanzas a los enemigos para recuperar algo de terreno contra los enemigos.

Pero el buen sabor de boca duró apenas unos minutos, tiempo que fue el que necesitó Rogrog para avanzar hasta el lugar a grandes pasos y entrar en el combate. Junto a él, ríos de orcos se colaban como una marea atravesando el vado. La barrera de escudos tembló ante tan poderoso ataque y estuvo a punto de sucumbir por un instante. Un poderosos retumbar de cascos llegó desde los flacos para alivió de los defensores: la caballería caía desde los flancos sorprendiendo a uruks y orcos e impidiendo que la barrera de escudos cediera.

La carga de los caballeros mermó considerablemente el número de enemigos acumulados frente a los escudos y los capitanes de la línea defensiva gritaban para que los hombres recuperaran la formación. Los orcos y uruks trataron de montar una defensa en los flacos ante las siguientes cargas que recibieron, pero una reformada línea de escudos los empujó de nuevo al río. Entre tanto, Rogrog se mantenía en el centro de la contienda, entre la barrera de escudos y el agua. Muchos piqueros y caballeros le rodearon, intentando esquivar los tremendos golpes de maza que el olog-hai lanzaba a diestro y siniestro.

- Tiradas (4)

Notas de juego

Consigues dos críticos E, un crítico D, un crítico C, y un crítico A. Cero piezas.

En el siguiente asalto puedes elegir si formar parte del muro defensivo o atacar a Rogrog.

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09/10/2016, 00:20
Nagredog

Envalentonado por la sucesión de golpes que había logrado encadenar, el enano no dudo un instante cuando vio la oportunidad de acabar con el caudillo de las huestes que les acosaban. Rogrog, el Tomador de Craneos, el Azote de Arthedain, estaba allí delante. Un ser poderoso, muy fuerte, pero que sin duda podría morir. Miro alrededor para cerciorarse de que enfrentarse a aquel ser, no implicaría ser acuchillado por varios de sus seguidores. Tras ello corrió, martillo en alto, no muy seguro de lo que estaba haciendo.  Su escudo al frente, el brazo cargado atrás sosteniendo el martillo con fuerza, la carga comenzaba. No era el momento de contemplaciones.

 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Todo a BD

Es una locura, pero el enano probara suerte hasta que le devuelva una ostia maja. Supongo que si sobrevive al primer golpetazo decente que le de, se volverá con el rabo entre las piernas. XD

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09/10/2016, 19:48
Director

Tras el buen desenlace de sus anteriores golpes, y motivado por la reciente ayuda de la caballería, Nagredog se envalentonó y decidió atacar al olog-hai de inmensa figura y terrible aspecto para ayudar a los valientes que se atrevían a hacerle frente. Rogrog golpeaba con su poderosa maza a los caballeros con especial predilección, pero el enano pudo sentir como los ojos del olog se clavaban en él y al mismo tiempo alzaba su poderosa maza y se giraba para encararle.

El enano fue más rápido, pero Rogrog no tuvo problema en desviar su ataque con la propia maza y devolver el golpe con un rápido movimiento que Nagredog jamás había visto entre los de su calaña. El troll negro lanzó un ataque que Nagredog logró detener con su propia maza, aún así, el enano notó la poderosa fuerza de su oponente y sintió sus manos doloridas tras el choque. Sin embargo, Rogrog el Cazacraneos, apenas parecía haber realizado esfuerzo alguno.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Pierdes 6 puntos de vida.

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09/10/2016, 20:06
Nagredog

No cesaría en su empeño. Por el momento había logrado contener un golpe directo de la maza del enorme ser que tenia delante. Seria muy difícil combatir contra Rogrog sin salir mal herido, pero la gloria le esperaba, y como representante de su raza en la batalla, el enano no daría un paso atrás.

Reponiéndose de su dolor en los brazos, trato de lanzar un golpe oblicuo buscando las partes débiles, si es que ese ser poseía tal cosa. Con el escudo en alto trataría de protegerse contra la maza que llevaba el olog.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Esta vez sin parar, a ver si hay suerte y llegamos a hacer algo... sin recibir un ostión, claro.

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13/10/2016, 22:57
Rogrog

El gigantesco olog hai centró su atención en el enano que tan valientemente le plantaba cara, y con su enorme maza en ristre se encaró contra él de nuevo, decidido a eliminar a tan insolente molestia. Con su mano izquierda, en la que embrazaba un gigantesco y redondo escudo de hierro golpeó a un caballero que cabalgaba hacía él y lo desmontó de la grupa de su caballo, y el brazo derecho, lo alzó para descargar su pesada maza contra el enano.

- Tiradas (1)
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13/10/2016, 23:03
Director

El enano se adelantó colocándose con gran rapidez en la distancia corta del combate. Podía parecer una locura, pero debido al tamaño de Rogrog, permanecer cerca de él podía ser más seguro que mantenerse a una distancia larga, donde el olog-hai podría alcanzar con un potente golpe al enano debido a sus largos brazos. Nagredog consiguió moverse bien y encadenó una serie de buenos desplazamientos que culminaron en un gran golpe contra el troll negro, que seguramente le haría gran daño.

Sin embargo, el enano no contaba con la gran capacidad de movimiento de Rogrog, a pesar de su tamaño. Recibió el golpe con una mueca de dolor que no hizo sino enfurecerle. Retrocedió un par de pasos, que gracias a su tamaño eran largas zancadas que Nagredog no podía contrarrestar, y barrió con su maza el suelo golpeando al enano en una pierna y sintiendo como un quejido chasqueaba su rodilla y le hacía caer al suelo nublado por el dolor. 

- Tiradas (2)

Notas de juego

Le haces un crítico E y recibes un crítico E. Pierdes 30 pv, te quedan 58. Quedas aturdido 1 asalto

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15/10/2016, 08:42
Nagredog

Nagredog quedo visiblemente tocad. El golpe recibido le hizo comprender que aquel ser era mas poderoso aun de lo que había imaginado. Un enfrentamiento directo contra el, solo significaría una pronta muerte. El enano fue consciente de ello en cuanto su escudo recibió el terrible impacto de la maza del olog-hai. Poco podría hacer un solo individuo ante tal mole de músculos y odio.

Trato de protegerse como pudo mientras recuperaba el resuello, luego volvería a la formación.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Todo lo que pueda de la BO a BD. (al estar aturdido creo que el máximo era la mitad de mi BO, es decir 65)

No debería de haber tirado, pues estoy aturdido y no me di cuenta de que no puedo atacar.

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15/10/2016, 20:40
Director

Rogrog estaba dispuesto a rematarlo, pero unos jinetes rodearon al olog-hai y le apuñalaron con sus lanzas. Aquello, por suerte para el enano, centró la atención de Rogrog quien tuvo que contraatacar y con su poderosa maza desmontó a uno de los jinetes y dejó malherido a su caballo.

Después de eso, Nagredog intentó recomponerse y volver a la formación, pero la pierna izquierda no le respondía con normalidad. Rapidamente notó un agudo dolor, y sentía como si el hueso no estuviera encajando bien en la rodilla. Cojeando trató de volver a la formación mientras otros le cubrían.

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18/10/2016, 21:33
Nagredog

Había aprendido la lección, un solo individuo jamás podría hacer frente a aquella bestia. Herido, volvió como pudo para formar parte de un todo. Un muro de escudos tal vez pudiera retener al olog-hai, incluso herirlo si trabajaban juntos. Lo que si había quedado patente es la supremacía de Rogorg.

Esperaba la embestida de la bestia, o de sus secuaces, tras el escudo bien posicionado. El arma estaba lista para aguantar la nueva oleada mientras el dolor de su rodilla latía rabioso. Algo mas que el cuerpo fue herido.

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19/10/2016, 20:11
Director

La línea defensiva cedía tras las embestidas de las huestes y el desánimo provocado por la irrupción de Rogrog en el combate. El duro intercambio de golpes continuó durante largos minutos en los que la esperanza estuvo a punto de irse abajo en numerosas ocasiones. Nagredog resistía como podía con la rodilla rota y el orgullo mitigando el dolor punzante que sentía. Debía defenderse, y permitir la ayuda de los lanceros para sobrevivir al combate.

Poco después de la medianoche, un tremendo rugido retumbó en mitad de la batalla deteniéndola por unos instantes, helando los corazones de cuantos se encontraban allí. Un rugido tan poderoso y lleno de dolor que pudo escucharse en las montañas más cercanas a la ciudad. La gigantesca figura de Rogrog se retorcía y se contorsionaba lentamente, tambaleándose y maldiciendo. De su vientre colgaba el astil de una brillante lanza. El troll se llevó las manos al estómago pero palpitantes vísceras negras se escapaban de tan fatídica lanza.

Tras aquella imagen de derrota apareció otra más triunfante: sobre su magnífico corcel blanco, el príncipe Aranarth desenvainó su reluciente espada mientras miraba atento al moribundo general de Agnmar. El troll negro, impotente, dio dos pasos hacía el Príncipe antes de caer de bruces a pocos pies del caballo blanco. Aranarth se irguió sobre los estribos alzando la espada, mientras un victorioso cuerno regalaba los oídos de los hombres. Orcos y Uruks quedaron aterrados ante la visión de su líder muerto, y muchos comenzaron a retroceder. La eufórica barrera de escudos se deshizo y se lanza a la persecución de los enemigos para darles muerte, alentados y con las esperanzas recuperadas.

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29/10/2016, 11:40
Nagredog

Con la rodilla probablemente destrozada, el enano se lamento por no poder lanzarse al ataque junto a sus compañeros. Se acerco como pudo hasta la posición en la que Aranath tocaba el victorioso cuerno. Quedó allí, parado, con el escudo bien alzado y su arma presta por si algún apestoso enemigo trataba de colarse entre las líneas enemigas. Poco mas podía hacer...

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29/10/2016, 16:42
Director

El príncipe Aranarth comenzó a gritar a sus hombres para que regresaran a la formación y no la rompieran persiguiendo a los orcos que huían, pero era demasiado tarde, algunos de ellos ya habían llegado al agua y cruzaban el vado en su persecución. Otros escucharon los gritos y órdenes del príncipe y regresaron, mientras los capitanes se detenían y hacían volver a sus hombres repitiendo las palabras de Aranarth, conscientes de que mantener la defensa era más importante que dar muerte a un puñado de orcos. Pero el ímpetu era difícil de refrenar, y más tras aquel salto de euforia por la aparición del príncipe y la muerte del feroz Rogrog.

Cuando algunos hombres pisaron el vado, con las líneas dunedain deshechas en impetuosa persecución, un ronco batir de tambores inundó el vado. Algunos gritos de terror en los hombres y de victoria en los orcos se empezaron a oír, y hasta las aguas parecían encresparse ante lo que iba a suceder a continuación: la aparición del más poderoso enemigo del Norte, el Señor de Angmar. Cansado por la muerte de sus mejores guerreros y la caída de Rogrog en un combate sin necesidad, decidió tomar parte en la batalla él mismo, para decantar a su favor la balanza.

Su entrada en el vado tuvo un efecto devastador. Los hombres se estremecieron y hasta los caballos se encresparon nerviosos ante la maligna presencia. Por doquier comenzaron a sonar desesperados gritos y cuernos soplados por aterrados capitanes para llamar a los soldados y caballeros a replegarse en una nueva barrera de escudos. Pero poner orden en aquellos momentos de confusión resultaba casi imposible. Nadie parecía poder hacer nada mientras observan a la oscura figura rodeada de enormes trolls negros.

En el centro de la temblorosa barrera de escudos, o lo que quedaba de ella, el príncipe Aranarth sostenía con fuerza las riendas de su corcel. En ese momento, miles de hombres sobrepasan al Nazgûl para chocar con la barrera, capitaneados por varios hoerks a caballo, la horda de hombres salvajes que apoyaban al Rey Brujo. Mientras tanto, el señor de los Nazgûl avanzaba inexorable hacía la orilla seguid por su corte de ologs.

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30/10/2016, 22:42
Nagredog

Nagredog no pudo lanzarse en pos del enemigo. Su rodilla, destrozada se lo impedía. En lugar de eso, gritaba para tratar de que sus compañeros siguiesen las ordenes de Aranath. El enano solo pudo afianzar su posición, no estaba la batalla ganada, el vado debía ser protegido aun y de ninguna manera el enemigo podía atravesar esas líneas.

La sangre se le helo en las venas al ver lo que se avecinaba. El mismísimo Rey Bujo hacia acto de presencia en el vado junto a una horda de ologs y jinetes sureños. Cuando pensaban que la caída de Rogorg significaba un halo de esperanza, la visión del señor de Agmar encogió los corazones de los soldados y también la del enano. Nada podía hacer mas que esperar la embestida de lo que se le venia encima.

Notas de juego

Cual es la herida de la rodilla? tengo penalizador?

Up ;)

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19/11/2016, 18:01
Director

La horda de hombres salvajes superaba con creces a los aterrados defensores, que aún reunían coraje para apuntalar sus lanzas contra los montañeses. Pocos fueron quienes se atrevieron a ir en defensa del príncipe Aranarth y quienes lo hicieron tuvieron que vérselas primero con la escolta de ologs del Rey Brujo.

Cuando el Señor de Angmar se acercó a la los escudos, en la parte central de la defensa, la muralla se rompió al huir despavoridos los hombres. Aranarth se quedó sólo, tuvo que recular con el caballo perdiendo así su estandarte. En ese momento el Rey Brujo se lanzó al galope contra el Príncipe, dejando atrás a su escolta de gigantescos trolls negros y cabalgando sobre su corcel con una siniestra majestuosidad. El caballo de Aranarth se encabritó y su jinete estuvo a punto de caer al suelo. Era el final del Príncipe Aranarth y del reino de Arthedain.

Notas de juego

La rodilla la tienes fracturada. El penalizador es -60.

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19/11/2016, 23:10
Nagredog

El estandarte había caído a los pies del Rey Brujo. Un símbolo de la caída de Arthedain y de su príncipe, que sin embargo aun luchaba por no precipitarse contra el vado en el que luchaba. Una imagen desesperante, que mermaba la voluntad de los aliados y enarbolaba la del enemigo.

Nagredog estaba herido, su rodilla no le permitía luchar como era debido, el dolor le punzaba en aquella zona como si tuviese un cuchillo clavado en ella. Apenas podía moverse, sus capacidades menguadas solo servirían para tratar de mantener el muro de escudos. Afianzo el suyo con fuerza, incluso ajusto aun mas las correas que lo aseguraban a su brazo. Puso su martillo en alto, preparando una defensa alta, y se dispuso a aguantar las embestidas de sus enemigos.

- ¡¡Vamos, reagruparos, no deben pasar!! - arengaba a los que tenían alrededor al ver que muchos huían - ¡¡Raggers!! ¡¡Aquí y ahora, protejamos con nuestras vidas la ciudad, no deben pasar!! - Gritaba por encima del estruendo de la lucha con todas su fuerzas. No hacia mucho que lo habían embestido como miembro de aquel cuerpo de elite, pero si que sabia que el honor era fuerte en ellos, ya lo había comprobado. Ahora apelaba a ese honor para mantener la defensa.

Notas de juego

Todo a BD

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27/11/2016, 16:14
Director

Un hombre salvaje se lanzó con furia sobre el enano y éste tuvo que utilizar su arma para frenar las embestidas del enfurecido guerrero que luchaba poseído por la ira, sin duda enarbolado por la presencia del Rey Brujo. 

Todo parecía perdido, con el Señor de Angmar arrinconando al Príncipe Aranarth, pero en ese momento sonó un grito de guerra y una masa compacta de hombre apareció por el flanco. Vestían de rojo oscuro como la sangre, lanzaban impetuosos gritos de guerra y su líder, un enorme guerrero de pelo largo, lanzó un fuerte golpe contra el brazo del Nâzgul que obligó a frenar y girar de forma extraña a su caballo negro, lo que casi se traduce en la caída del Señor de Angmar de su montura.

Aquel no era otro sino Faramis Eketta. Había logrado detener el ataque del espectro y a su vez, lanzó un potente tajo que cercenó la cabeza del caballo negro a la altura de los ojos. El caballo cayó al suelo atrapando al Señor de los Nueve bajo él. Faramis, en un ataque de furia incontenida, se abalanzó con una rapidez cegadora sobre el espectro. Pero Vasamecil, la llameante espada del Rey Brujo, desvió el golpe y se hundió en el pecho de Faramis.

- Tiradas (1)
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30/11/2016, 13:40
Nagredog

El herido enano aguantaba como podía los envites de los norteños. Lance tras lance su rodilla le recordaba que osar enfrentarse a un enemigo claramente superior, podía haberle costado la vida. Jamás enano alguno, herido o no, abandonaría su cometido. Le habían confiado la defensa del vado, a el y a muchos de los suyos. No permitirían que el enemigo los superara, darían su vida en ello.

Fue entonces, mientras resistía a duras penas tras su escudo, cuando la esperanza llego de nuevo, Faramis estaba allí, dispuesto a terminar con el Rey Brujo. Lo acompañaban sus mejores hombres, los raggers se lanzaban al ataque siguiendo a su caudillo. El joven Eketta logro tirar de su montura al Señor de los Nueve cuando corto la cabeza de su caballo.

Nagredog, envalentonado lanzo su hierro contra los enemigos que tenia delante. Pero algo le hizo no ser todo lo certero que pretendía, la visión de Faramis mientras la llameante espada del Nâzgul se hundía en su pecho, lo hizo errar en sus golpes. No podía correr a auxiliarle, no podía hacer ya nada por el, tan solo esperar, aguantar y resistir...

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