Partida Rol por web

Unos minutos más tarde el posadero llevó la cena con su correspondiente bebida a Lunadan. Media hora después de cenar el dunedain decidió subirse a descansar a su habitación para madrugar al siguiente día.

El posadero lo acompaño hasta su aposento y le enseño la habitación. La estancia era pequeña pero estaba limpia y ordenada, en ella había una cama, y una mesilla y una silla que estaban enfrente de una pequeña ventana con sus correspondientes cortinas.

Lunadan se despertó cuando los rayos del sol empezaron a entrar por la ventana.Cuando se levanto se aseo un poco y desayuno empezando una de las raciones compradas el día anterior. Después se acabó de vestir y de coger su equipo. Antes de salir de la habitación echo un vistazo e hizo memoria para cerciorarse de que no se dejaba nada. Cuando bajo a la sala principal de la posada se despidió del posadero y se dirigió a la salida norte de la ciudad observando la ciudad mientras iba cruzando el río por el puente.

Lunadan cruzó la isla que se encontraba en mitad de Tharbad. Al oeste de esta se encontraban la mayoría de almacenes y puertos, y los edificios que a los marineros les gustaba frecuentar; al este se hallaba la parte de la ciudad con más contrastes pues allí convivían las familias más ricas y las más pobres(aparte del asentamiento exterior).

Una vez el dunadan estaba a punto de cruzar totalmente el río, dos soldados ataviados con diferentes ropajes de los que había observado anteriormente en la ciudad le dieron el alto mientras le informaban de que si quería proseguir por ese camino debería pagar un peaje de una moneda de plata como los demás viajeros.

Lunadan observó a los dos soldados. Esto no tiene buena pinta. pensó el montaraz. Los peajes se pagan en las puertas de la ciudad, no en mitad de la calle. No creo que este sea el sitio para pedir impuestos a los viajeros. - les dijo el hombre - Estaré encantado de pagar al tesorero que esté en la puerta de la ciudad cuando salga.

-Veo normal que no nos creas, pero este es un peaje especial ya que una vez cruzado totalmente el puente te encontrarás en Arnor y no en Gondor.- contestó a modo explicativo uno de los guardias.

Y el otro dijó no tan amablemente.-  Sí no nos crees, estas en tu derecho de no pagar, pero nosotros también estamos en el derecho y tenemos la obligación de no dejarte pasar. ¿Qué harás finalmente?-

En esos momentos de incertidumbre sobre que iba a responder Lunadan, pudo observar que había un edificio de piedra algo más adelante del camino y a su izquierda con varios guardias más vestidos con el mismo atuendo que los que le pedían el cobro.

Empezamos bien la entrada en Arnor. penso el hombre. Por el momento no os pagaré. Quizás más tarde. Adiós. Tras darse la vuelta y me dirigió al principio de la orilla sur del puente para ir a la puerta por donde entre y hablar con alguno de los guardias si no se encontraba con algún otro por la calle. Mientras andaba miraba disimuladamente de vez en cuando si paraban a alguna persona más.

Mientras Lunadan iba en busca de un guardia para preguntarle sobre el peaje, pudo observar que había otros viajeros a los que paraban para informarles o no, pero todos pagaban excepto una gran minoría.

Aun no había atravesado el puente cuando se cruzo con un guardia gondoriano que le confirmo que había que pagar peaje a no ser que se fuera ciudadano de esta.

Tras hablar con el soldado gondoriano Lunadan se volvió a dirigir al puente con la moneda de plata preparada para darsela al guardia. Cuando lo vió se acerco y le dijo Disculpad mi desconfianza de antes. Aquí teneisla moneda de plata.

Lunadan cruzó la zona norte de la ciudad, a las afueras de esta vio el barrio más pobre por lo que dio un rodeo porque era de la opinión que seguro que habría saltadores y rateros. Una vez evitado el peligro, el camino que se extendía hacia el horizonte durante varias millas era uniforme, una senda de tierra rodeada de una inmensa campiña verde con algunas arboledas.

El trayecto hacia Bree fue tranquilo y sin incidentes(incluso los usuales) hasta pasado dos días, en el que vio unas huellas en el camino que se correspondían con una especie animal.

Ya era tarde y tenía pensado acampar pronto para cenar y dormir en el cruce de caminos, uno que llevaba a Bree y otro a Cavada Grande, por lo que el dunadan decidió rastrear y cazar la presa y asi ahorrarse algo de la comida comprada por si surgían imprevistos.

Lunadan siguió durante varios metros el rastro de uno o varios conejos, pero las huellas empezaban a ser menos claras.

Finalmente, Lunadan no pudo seguir el rastro de los conejos por lo que decidió volver a donde tenía planeado desde un principio acampar, en el cruce de caminos.

Lunadan pasó una noche tranquila, y  a la mañana siguiente después de haber desayunado, cuando los primeros rayos de sol despuntaban por el horizonte se puso rumbo a Bree.

Los días siguientes  se sucedieron sin complicaciones ni distracciones en el viaje hasta llegar a encontrarse a unos pocos metros al este del Bosque Viejo al atardecer.  Fue entonces cuando en el horizonte dislumbró varias siluetas.

Al ver las siluetas el primer movimiento casi instintivo fue agacharse  rápidamente y observar que eran esas figuras recortadas en el horizonte.

Lunadan pudo avistar a un grupo de diez personas con ropajes de color parduzco y armados, dando a entender al dunedain por su experiencia que se podría tratar de bandidos.

Lunadan se dirigió agachado los más rápido que pudo hacia la linde del bosque y se adentró en el unos diez metros para esconderse y observar el paso del grupo.

Lunadan se fundió perfectamente con el entorno del bosque, por lo que los bandidos prosiguieron tranquilamente sin darse cuenta de la presencia del dunedain.