Partida Rol por web

El día de tu partida comiste de forma abundante y temprano para llegar antes a tu destino, teniendo la suerte de haberte encontrado con un buen samaritano nada más salir de tu casa que te llevo en su carro durante un buen trecho.

Este viaje sucedió entre cantos de pájaros y la contemplación de la apacible vida de tus congéneres en un día nublado, y por contra estaba el traqueteo del vehículo al golpear las ruedas de madera con las piedras del camino.

Aún no se encontraba el cruce de los tres caminos cerca de vosotros, cuando recordaste que no te habías despedido de tu mejor amigo, por lo cúal después de haberle dado las gracias al samaritano y despedirte de él fuiste en dirección a la casa de Bungo Ganapié , Yuma en aquel momento se encontraba delante de la puerta de esta reflexionando si debería despedirse o no.

El día avanzaba rápido, tal como acostumbraban los días propios de estas fechas. El clima no era tan frío aún como Yuma esperaba, quizá la motivación del viaje hacía que el hobbit se preocupara más de otros menesteres. Tras agradecer la amabilidad del carretero Yuma se encamina hacia la casa de su amigo de la infanacia, Bungo Ganapié. Los pertrechos para el viaje se hacen patentes al tener que cargar con ellos. El viaje no es largo, casi un paseo, sobre todo en comparación con el que tiene programado. Una vez en el umbral de la casa de Bungo, una duda surge en la mente del mediano. Quizá debió haber avisado antes de su llegada. Yuma cree que pudiera ser una visita incómoda para su amigo, pero va a recorrer un largo camino y finalmente opta por llamar. Además, llegada la hora del té de la tarde, es una buena excusa para llenar el estómago con pastelillos de semillas. También consultará el itinerario por si pudiera beneficiarse de algún atajo.

El golpe de los nudillos de Yuma hace resonar la madera de la puerta redonda. - Hola! Soy Yuma, Yuma Brandigamo. Hay alguien en casa? -

El hobbit confía que pronto se abra la puerta y pueda pasar al cobijo de una buena lumbre y deleitarse con algún que otro bocado.

Yuma vió como la puerta redonda típica de las madrigueras hobbits se abrió lentamente hasta toparse de frente con su amigo de toda la infancia, Bungo Ganapié, un mediano más bajo que la media, algo rollizo, con los ojos de color marrón avellana y con los pies bastantes poblados de pelos castaños al igual que los de su testa.

Bungo al ver de quien se trataba se alegró de tal visita, le dio un fuerte abrazo  y después de este,  preguntó al otro hobbit.- Buenas, ¿qué te trae por aquí?,…., perdona mis modales, entra, entra.- dijó esta última frase mientras se daba la vuelta hacia el interior del edificio mientras hacia un gesto con la mano abierta que le indicaba lo mismo que lo que le había dicho a su amigo.

Al entrar al hall  Yuma observó que la casa estaba bastante desordenada: las sillas alejadas de las mesas, ropa sobre estos dos muebles y otro tantos más,…Por otra parte, otro sentido del hobbit se puso en funcionamiento al oler una gran cantidad de aromas de rica comida y de entre ellos uno atrajo su atención, era el de pastelillos de semillas, fue entonces cuando la voz de Bungo, que había entrado a una de las salas laterales al recibidor, sonó en sus oídos.

-Estaba justo a punto de empezar a comer- la cabeza del hobbit se asomó por una de las entradas a las habitaciones colindantes al hall, y después formulo a trompicones la siguiente pregunta debido al trozo de pan que se había introducido en la boca hace poco- ¿quieres algo de comer o beber?-

La hospitalidad de Bungo no se había perdido con el tiempo, a pesar de que mis visitas según mi edad avanzaba se iban reduciendo y mis responsabilidades con el campo iban aumentando. El olor de su hogar tampoco se me había olvidado. Siempre hay una marmita al fuego en casa de un hobbit, decía mi abuelo. La idea de comer y tomar algún trago se hace irresistible. Dejo los pertrechos en la entrada, así como mi capa colgada en el colgador de madera tallada. Busco entre tanto desorden una silla para acercarme a la mesa. Espero a que mi anfitrión se organize en su despensa y a que se siente conmigo.

- Me encantaría un trozo de pastel de semillas amigo Bungo, ya sabes que me gustan mucho. Cómo está tu familia? -

Observo la hoguera crepitando lento. Los leños se van consumiendo lamidos por las llamas anaranjadas.

- Tengo que contarte algo Bungo. Voy a realizar un largo viaje. Por fín he pedido la mano de Carabella Tuk. Y como regalo de compromiso voy a traerle una joya elaborada por los enanos. Viajaré a las minas de Moria - Mientras observo a Bungo la expresión de su cara por alejarme tanto de La Comarca, saco mi pipa y me sirvo de la hierba de mi saquito al tiempo que ofrezco a mi generoso anfitrión.

- Tus pasteles son exquisitos amigo, me gustaría llevarme alguno para el viaje, si no te importa claro -  El tiempo parece pasar deprisa cuando la compañía es buena, y entre bocado y bocado, varios tragos y abundantes caladas a la pipa llega el momento de comentarle a Bungo mi trayecto. Extendiendo el mapa que guardo en mi mochila comento:

- Verás Bungo, mi intención es llegar como ya te he dicho a Moria. He trazado varias escalas calculando que viajaré de día y trataré de hospedarme para pasar la noche. Mientras vaya haciendo uso de los caminos y señales del camino del Este no me perderé. Es fácil seguir el camino hasta Bree. Si no te molesta, podría pasar aquí la noche y partir mañana temprano para poder llegar y pernoctar en la posada El leño flotante de los Ranales. Puedo usar el granero si te es inconveniente que use una habitación. Debo empezar a acostumbrarme a no encontrar la comodidad de mi casa -

Bungo contesto a la primera pregunta de su amigo.-Mi familia esta bien, como siempre, aunque quieren que encuentre novia, pero que no sea como la tu…-paró de hablar rápidamente ya que no quería que Yuma se enfadase en su útimo día en la Comarca.-

Una vez pasada la tensión por la anterior frase, comenzó a comer junto a su amigo mientras escuchaba los planes de este. Después empezó a fumar la hierba que le había ofrecido.- Esta hierba es buena, amigo.- Una vez que el hobbit hubo acabado de hablar sobre su itinerario, Bungo opinó sobre este.- ¿Moria?, no me suena, pero parece tener nombre de un lugar alejado y peligroso…!Ojala fuera tan valiente como tú!, para poderte acompañar.

-Sobre tu escala en Ranales, si quieres ahorrarte algo de dinero es mejor que vayas a la posada la Perca Dorada, y que digas al posadero Harry Corralera que vas de mi parte.-

-No hay problema en quedarte a dormir aquí esta noche, y como mi invitado y sobretodo amigo no te dejare que duermas en el granero.- Luego, se levantó y se dirigió a la cocina para preparar los pasteles que se llevaría mañana Yuma, y una vez que estaba cocinando estos le preguntó.- ¿Qué quieres para cenar?-

La hospitalidad de mi amigo no ha cambiado y en cuanto llega la hora de acostarse me muestra la habitación donde descansaré esta noche. Quedo agradecido por su amabilidad de prepararme sus ricos pasteles, así como la posada que me aconseja dándome sus referencias. Me cuesta conciliar el sueño, las palabras de Bungo resuenan en mi cabeza queriéndome asustar:

¿Moria?, no me suena, pero parece tener nombre de un lugar alejado y peligroso…!Ojala fuera tan valiente como tú!, para poderte acompañar.

En verdad tampoco yo conozco nada sobre Moria. Me doy cuenta de que estoy confiando en los datos de un viejo mapa y quizá la ciudad de los enanos que debo encontrar en las Montañas Nubladas sea sólo una invención. Mi valentía no supera mucho a la de Bungo y aventurarme más allá de Bree con las noticias que cuentan del resto de los habitantes de la tierra Media, por no mencionar a las bestias y alimañas, me crea gran inquietud. Finalmente, el calor que retienen mis mantas me obligan a conciliar el sueño. A la mañana siguiente, el maldito gallo de Bungo me despierta de forma súbita. Mi mente recupera la consciencia y recuerda con cierto desagrado que debo continuar el viaje. Tan sólo la imagen de Carabella me anima a saltar de la cama. Tras el aseo, me visto y salgo a la cámara principal. Quizá mi anfitrión siga durmiendo.

- Bungo? estas despierto? Debo continuar mi viaje... -

Bungo estaba teniendo una pesadilla por lo hablado sobre el viaje de su amigo.-…¡No, no me hagas daño!...-estaba en el momento más aterrador del sueño cuando escuchó débilmente la voz de Yuma que le llamaba, se despertó de sopetón entre sudores y sin arreglarse ni nada fue directamente para saber lo que quería el hobbit.

Después de que se hubo enterado de lo que quería Yuma.- ¿Has cogido los pasteles que te prepare?- Al ver el rostro del hobbit que indicaba que no lo había hecho, fue rápidamente a la cocina cogió los pasteles, se los envolvió en una tela y poco más tarde se los entrego.

Ahora había llegado la hora de la despedida.- No hagas locuras Yuma e intenta evitar los peligros…mi casa siempre estará abierta para una fiesta cuando vuelvas.- se dieron un apretón de manos y un abrazo, y Bungo se despidió en el exterior con un gesto de la mano.- Adiós amigo.-

La puerta de la casa fue cerrada.

Guardo los alimentos que Bungo ha preparado con esmero dentro de mi mochila. Con un fuerte abrazo, me diespido de mi amigo hasta mi regreso.

- Hasta pronto Bungo, Ojalá regrese sano y salvo. Serás el primero en saber de mi llegada. Gracias por todo - Con mi capa sobre los hombros y la pesada mochila también apoyada sobre mi espalda salgo de la morada de mi amigo para percibir el frescor de la mañana. La luz aún es escasa. Comienzo mi caminata hacia Ranales con buen paso. A cierta distancia, me giro para saludar a Bungo, que aún está en el umbral de su puerta redonda. Mis ánimos se encuentran mucho más fuertes después de haber descansado bien y los temores propios del viaje han menguado mucho. Al parecer, el ejercicio alivia muchas tensiones. Desandar el camino hacia la piedra que une las tres cuadernas no llevará mucho rato.

El amanecer me sorprende en medio de mi travesía a la roca y a pesar de la estación que cubre de gris el cielo, los pájaros rompen el silencio con sus alegres cantos. Al rato, parece verse en la lejanía el lugar donde me bajé de la carreta. El cruce no queda lejos.

- Estoy haciendo un buen ritmo, a este paso estaré en Ranales con tiempo de sobra -

Yuma llegó a la piedra de las tres cuadernas en un día soleado con unas pocas nubes a la vista, al contrario que el anterior en el que había llovido por la mañana por lo que se había retrasado su viaje. Una vez en este lugar tan significativo de la Comarca, el hobbit se paró a comer y después a echarse una siesta al lado de un camino bajo un árbol en uno de los pocos buenos días de noviembre a nivel climatológico.

La siesta duró más de lo que esperaba el mediano debido al madrugón de esa mañana y al cansancio tanto físico como mental por dejar la seguridad de su hogar. Unas pocas gotas de lluvia despertaron al hobbit que nada más abrir los ojos vió a otros conocidos, esta vez eran tres medianos que siempre se habían metido con Bungo y con él en su infancia.

Afuera del precario refugio dado por la copa del árbol se observaba que la lluvia era mucho más intensa.

El hobbit más próximo a Yuma dijó.- Buenas, menos mal que te hemos alcanzado antes de que nos pillase esta lluvia- otro continuo la conversación.- se que nunca nos hemos portado bien contigo, pero nos hemos enterado de que te marchabas de la Comarca y queríamos despedirnos.- el último mediano abrió la boca para explicar a donde querían llegar a parar sus amigos.- Lo que quieren decir, es que esperamos que olvides el pasado entre nosotros y que nos perdones por todos los inconvenientes que te hubiéramos podido causar.-

Como gesto de que los hobbits estaban arrepentidos por las cosas hechas en el pasado, entre dos colocaron una manta por encima de Yuma para que no se mojase.- Entonces, ¿hacemos las paces?, ¿nos perdonas?- y luego el otro extendió el brazo y la mano para ayudarle a levantarte del suelo de tierra que empezaba convertirse en barro.

Al siguiente día, después de comer, todo el grupo se puso rumbo a su siguiente parada, Ranales, pero una lluvia repentina y virulenta en medio del camino, más exactamente en la piedra de las tres cuadernas  hizó que se detuvieran debajo de una árboleda, aunque esto normalmente era peligroso, en este tipo de tormentas no era así por la ausencia de rayos.

Desde allí pudieron observar con dificultad a traves de la cortina de lluvia como unos medianos colocados de pie hablaban con otro que estaba sentado apoyado en el tronco de un árbol. Hasta ahí todo era normal, pero cuando dos de ellos levantaban una manta para cubrir al que estaba en el suelo, en el pequeño instante que el hobbit del árbol perdió de vista al otro, ese se introdujó disimuladamente una bolsita de cuero en el bolsillo izquierdo de su chaqueta, con su zurda que  había permanecido atrás de su espalda fuera del alcance de los ojos del hobbit afectado .

Algunos del grupo querían actuar ante tal injusticia, pero Dimrod los detuvo extendiendo los brazos hacia los lados y diciendo.- Quietos, no es de nuestra incumbencia. Además veamos como termina, tengo el presentimiento que acabará bien para el hobbit al que le han robado.-

Dimrod se había dado cuenta que un hombre de cabellos rubios con su caballo blanco y majestuoso se encontraba debajo de un árbol más alla del de los hobbits y también prestaba atención a la escena- veamos como actúa, tu turno-

Pero no lo consiguió pues la tormenta empezó de forma repentina y con gran virulencia, por lo que tuvo que parar inmediatamente debajo de un árbol desde el cuál contemplo una peculiar escena  entre medianos mientras que ya de paso aprovechaba para comer.

Unos medianos colocados de pie hablaban con otro que estaba sentado apoyado en el tronco de un árbol. Hasta ahí todo era normal, pero cuando dos de ellos levantaban una manta para cubrir al que estaba en el suelo, en el pequeño instante que el hobbit del árbol perdió de vista a l otro, ese se introdujó disimuladamente una bolsita de cuero en el bolsillo izquierdo de su chaqueta, con su zurda que  había permanecido atrás de su espalda fuera del alcance de los ojos del hobbit afectado .

Arthos no sabía si actuar, por lo que se quedo mirando como se resolvía la escena. El hobbit afectado por el hurto aparto con algo de violencia la manta, y poco después los otros medianos parecían tener intención de marcharse.

La hora de actuar era ahora o nunca.

Las sorpresas comienzan pronto en el viaje. El grupo más odioso de hobbits que he conocido hace acto de presencia. Comenzan a comportarse de forma servicial y muy educada. Incluso piden mi perdón por su comportamiento pasado. Mi mente se pone en guardia, no me extrañaría que se trata de una de sus jugarretas. Aparto la manta de mi cabeza diciendo:

- No es necesario tanto alago, si quereis mi perdón lo tenéis, pero no mi confianza, para eso hay que ganarla. Quizá puedan cambiar las cosas entre nosotros. Ya hablaremos en mi regreso. Deberíais volver, el tiempo parece que empeora -

En verdad fuera de la cobertura del gran árbol, la lluvia adquiere mayor intensidad. Me cubro la cabeza con la capucha de mi capa. Confío que los tres "arrepentidos" den media vuelta, me crean cierto nerviosismo. La incomodidad de la lluvia cambia un tanto mi humor. Sin un buen refugio a la vista, mi idea del viaje no parece tan agradable como en su comienzo. Al cobijo del árbol, las gotas caen pesadamente contra el suelo de tierra emitiendo su sonido característico.

Ver a los tres hobbits me hace pensar en posibles asaltantes. Debo repartir mi dinero en partes en cuanto tenga ocasión. La gente no es tan amable fuera de estas tierras.