Partida Rol por web

El hombre ilusorio asiente, aparentemente complacido, pero luego añade algo que te sorprende:

- Debo informarle también que hemos detectado cierta oposición organizada a nuestros intereses, todavía no se han manifestado abiertamente, pero tenemos fundadas razones para creer que hay una organización bien estructurada tras los actos de sabotaje que ha sufrido el Proyecto Tau-Ceti - afirma con tono sombrío y sin mirarte a los ojos - Por supuesto, nadie ha reivindicado esos atentados, pero nuestros analistas han logrado identificar en la red de comunicaciones informáticas un código recurrente que parece asociarse a los lugares en que se han producido todas esas "irregularidades" – te informa – El problema es que toda la información parece encriptada, y pese al trabajo de nuestros expertos todavía no hemos logrado darle ningún sentido… por lo que hasta el momento sólo tenemos un nombre: Cerberus.

Como el cancerbero de la mitología clásica, el guardián de las puertas del inframundo…

- Bueno, para ser más precisos, un nombre y un logotipo que hemos encontrado asociado a determinados mensajes que estamos investigando.

Teclea una contraseña en su PDA de pulsera y aparece una representación holográfica muy peculiar, una especie de silueta estilizada representando al can de tres cabezas.

- Por ahora no puedo darle más información al respecto, así que ahórrese las pregunras. En todo caso, le deseo suerte en su cometido. La suerte siempre ayuda. - se despide - Si lo precisa, puede emplear este canal para establecer contacto con nuestra organización, intentaremos contestar lo antes posible - y hace una última advertencia - Manténgame informado de sus avances... pero no me haga perder mi valioso tiempo.

Asiente las palabras de Mantycora justo antes de cortarse la comunicación.

Bueno... ahora debería charlar con los dos telépatas para que me comentasen el suceso del sabotaje... A ver si Kern es un inocente o no...

- Monnipenny, contacte con los agentes Bester y Lucy, gracias.

-Monnipenny, dejo en sus manos que mientras yo esté en "la nevera" tome nota de que todo. Espero que la cosa discurra sin novedad.

Ante cualquier alteración de la normalidad de carácter grave, por favor intente descrionizarme...

No sé si tiene alguna pregunta.

- Ninguna duda, Mr. Smith - contesta con su literaliad habitual - Sus indicaciones han quedado registradas.

Y dicho esto, abandona el camarote para ir a buscar a los dos psiónicos, tal como le habías indicado anteriormente.

Al cabo de un rato Ms. Monnipenny llama a la puerta del camarote privado de su jefe. Y no viene sola.

- Mr. Smith, tal como me ordenó he contactado con los agentes Bester y Lucy, que me acompañan...

Siguió en silencio al sintético, con las manos a la espalda sin abrir la boca. La sensación de la pseudogravedad producida por el movimiento de la nave no le era desconocida, tampoco de su desagrado. Aquello era imposible para alguien acostumbrado a vivir sobre estaciones, naves y demás lugares en el negro y vasto espacio infinito. 

Cuando abrió la puerta, mi mirada se clavó en Smith, mientras entraba en silencio, quedando junto a la puerta, permitiendo así espacio a Lucy para que se situara junto a él. - La Señorita Monnipenny ha tenido la amabilidad de informarnos que precisa de nuestra presencia. ¿Qué necesita, Señor Smith? -

Lucy en todo momento sigue a su mentor. Se sitúa convenientemente a su derecha cuando se percata que le ha dejado un hueco a su lado, y saluda al Sr. Smith haciendo un leve gesto con la cabeza.

-Señores, dijo transmitiendo cierta ansia de saber lo sucedido.

-Les he llamado para que me informasen sobre dos cuestiones -dice con las manos en la espalda-. La primera es la opinión general sobre los componentes de la tripulación que han conocido hasta ahora. ¿Creen que hemos de vigilar en especial a algún individuo? ¿Alguien que no consideren trigo limpio? Iba a hacer una broma sobre él mismo, pero se corta, pues la cara de los agentes no le da pie.

-¿Qué les parece la delegada de los Wekos?... quiero decir de la Weltherrschaft Korporatsiya aclara con movimientos de manos a modo de excusa.

Estaba algo incómodo en la elección de sus palabras, pues no sabía cuáles usar para estos métodos.

-Y la segunda es más obvia. Me gustaría oir sus impresiones sobre el "caso Kern"

Alfred cerró los ojos durante un par de segundos, llenando sus pulmones de aquel aire tantas veces reciclado y que ya no se le antojaba viciado ni extraño. Pocas habían sido las ocasiones en las que había disfrutado del aire natural. Si es que podía llamarse disfrutar respirar el contaminado aire de una gran ciudad, claro estaba.

Mantuvo la posición, mientras Smith hablaba. Cuando abrió los ojos, centró la mirada en su interlocutor, y mientras este todavía no había acabado, sin mirar que estaba haciendo, sacó de la chaqueta un juego de cartas que dejó sobre la mesa que tenía junto a él. Pero ni las tocó, ni les prestó el más mínimo atención. Eran eso, simplemente, un juego de naipes franceses.

Cuando acabó de hablar -no hizo el más mínimo gesto de intentar hablar, interrumpirle o añadir algo- Bester humedeció sus labios mientras tomaba aire.

- La primera cuestión. Hemos tenido el... placer de conocer a algunos miembros de la tripulación. No a todos, pero quizás los más significativos. Me pregunta sobre a quién deberíamos vigilar. Tengo por seguro que su criterio de vigilancia y el mío difieren. Pero me ahorraré el mío, pasando únicamente a la cuestión que nos interesa y determina esta, nuestra conversación. - Dijo en un tono de voz tranquilo, incluso pausado. Mucha gente le podría llegar a poner nervioso las vueltas que le daba a todo, y la calma y tranquilidad con la que hablaba. Esa sensación de que carecía de sentimientos más allá de la satisfacción, y que el tiempo le pertenecía por derecho por cómo se tomaba su día a día.

- Comenzaré por el Señor Adama. Un hombre de principios, pero desprovisto de ambición. Tiene una... trágica historia familiar. Es un hombre leal a la verdad y honestidad, pero excesivamente previsible. Y... a usted no lo tiene en demasiada buena estima, debo añadir. - Acabó la explicación sobre Adama mientras caminaba por el lugar, observando la habitación, como si la estuviera estudiando.

- Pero creo que a esta altura querrá hablar de la Doctora Roslin. Interesante mujer, debo añadir. - Levantó la mano con una media sonrisa. - Desde un punto académico, por supuesto. - Era aquella... ¿una broma? ¿Podía estar Bester intentando amenizar una conversación con una broma? - Una mujer inteligente. Y perspicaz. Lo que hace realmente difícil... leer sin que perciba nada. Pero difícil no es imposible, por supuesto. No debería dejarse engañar por la máscara altruista y de fuertes convicciones morales que porta la Doctora Roslin. Es una depredadora que no temerá en utilizar a sus iguales para sus propios fines, y de quien sospecho que desea cierto acercamiento hacia el Comandante Adama para utilizarlo en su beneficio. Ella ha movido ficha. Y lo ha hecho con una sonrisa. - Acabó por sentenciar, en calidad de advertencia.

- Nadie más destacable, aunque claro, me gustaría seguir... mis investigaciones con toda la colaboración posible para... poder leer en todos y cada uno de los miembros de la tripulación. Por eso, tengo un plan, Señor Smith. - Bester no había llegado a lo más alto de la escala psíquica solo por sus poderes, también por su capacidad de planificación y tramado.

- Esta nave entrara en tránsito, y su tripulación en sueño criogénico. Sondear sueños puede ser... extraño, incómodo y etéreo. Pero también de lo más... revelador. Necesito sabotear mi propia capsula para no entrar en sueño criogénico. O que la señorita Monnipenny me despierte una vez todos entren en crioextasis. - Señaló con la cabeza a la rubia.

- En cuanto... al "Caso Kern" como usted lo llama, temo decirle que el doctor no es más que un imbécil cobarde altamente manipulable, pero que carece del valor como para realizar un sabotaje. Además, tengo por seguro que ese hombre es lo suficientemente inteligente como para destruir esta nave, si se lo planteara, mucho antes de que cualquiera de los presentes pudiera darse cuenta de ello. -

No pudo evitar mirar varias veces la baraja posada sobre la mesa. Si pretendía descentrarle lo había conseguido en parte.
La información sobre Adama no le sorprendía lo más mínimo; la del Dr. Kern, en el fondo, tampoco, pero la información sobre la doctora le trajo un dulce gusto a la boca, el que produce saber algo que pocos saben, el gusto del conocimiento, ese era su plato preferido y le acababan de dar un pequeño bocado del mismo.

- La Doctora Roslin, ¿eh?, bien, bien, dijo tomando buena nota mental de ello. Pero no se equivoque, usted y yo estamos en el mismo barco y me interesa sobremanera su opinión sobre a quién conviene vigilar...

- Como sin duda tendremos futuras reuniones, ya les preguntaré por si descubren a alguien que no sea lo que parece ser.

- Respecto a su plan, me parece simple y llanamente excelente digno de mí, pensó inmodestamente. Monnipenny hará lo que usted dice. Tendrá todo el tiempo del mundo para explorar sus mentes, indagar y averiguar las más ocultas y aviesas intenciones que pudiesen ocultar. Su mirada brillaba con un brillo especial, daría cualquier cosa por hacer eso él mismo, pero claro, no puede.

-Pero una cosa, Bester. Le miró directamente y le apuntó con el dedo índice sin remilgos. En mi mente no entre. ¿Eso está claro? Realmente este hombre le despertaba una intranquilidad, un miedo inmanente... y ahora veía claro su origen. Él podía colarse donde nunca se habían introducido extraños, en su mundo interno, en el mundo de sus pensamientos, sentimientos, anhelos, pasiones... y no, eso no podía permitirlo.

Sintiéndose algo alterado y pensando que había sido algo brusco, intentó romper el hielo. ¿Y esto? dijo señalando la baraja.

Una vez más percibes la muñeca rusa, capas concéntricas y superpuestas, como una cebolla, de conspiraciones y planes maquiavélicos, complejas maquinaciones y mucha ambición. Sobretodo eso, una ambición desatada. Pero también miedo a ser vícima a su vez de la manipulación de otros...

Y eso hace que a un tiempo ansíe hacer uso de tus capacidades... y las tema como a pocas cosas.

Precisamente como está ocurriendo ahora mismo. Como siempre sucede, el mayor temor de alguien que oculta cosas es ver descubiertos sus secretos... y esa trampa autoreferencial conlleva que instantáneamente piensen en ellos y por tanto te los revelen involuntariamente. Nunca falla, pues la naturaleza humana tiene siempre las mismas debilidades.

Y en este caso, el temor de Smith es que se desvelen detalles sobre su vida personal, empezando por su condición de homosexual y su relación amorosa oculta con cierto personaje de una desmesurada relevancia en su empresa. Nada más y nada menos que Marcus Weyland, el heredero de la dinastía fundadora de la Weyland-Yutani. Aunque también percibes que estos amoríos están pasando por un importante bache.

Hay genuino sentimiento, al menos por parte de Smith, cuyo verdadero nombre es Aristóteles Petros Papaloukas, miembro también de una famila muy adinerada asentada en la elitista ciudad orbital de Elysium... pero también hay dudas, celos y resentimiento. Y por encima de todo el temor, oculto hasta para sí mismo, de que este crucial encargo que le ha hecho personalmente Marcus no sea en realidad sino un medio para alejarle de su lado... cuando ha empezado a resultar inoportuno. Cuando Marcus ha contraído matrimonio con una mujer que ha de darle herederos legítimos para su magno imperio corporativo.

Si no fuese un ser profundamente egocéntrico e insensible al sufrimiento ajeno, Aris Papaloukas sería digno de lástima.

Hasta el momento, el hecho de indagar en las mentes humanas no había sido un plato de buen gusto. Pues para alguien que permanecía encerrado anhelando lo que otros disfrutaban, resultaba más bien una tortura. Sin embargo, ahora las cosas estaban tomando otro rumbo, y la joven Lucy estaba comenzando a sentirse diferente. Estaba pensando en proponerle algo a Alfred, pero lo haría cuando estuviesen a solas.
 

Bester escuchó las conclusiones a las que el Señor Smith llegaba, mirándolo fijamente de una forma que incluso podría poner nervioso o podría resultar inquietante. Bester estaba acostumbrado, a pesar de su corta estatura y no sobresalir físicamente, tenía ese algo en la mirada que podía hacer intimidar al depredador más grande.

- Bien, eso será un gran avance. Monnipenny además deberá modificar la grabación de seguridad de las cámaras para que no aparezca nada, aparte del registro biomédico de las cápsulas. - En cuanto le señaló, diciéndole que en su mente no entrara durante la crioestasis, Bester no pudo evitar sonreír de medio lado, aquella sonrisa pequeña e inquietante que parecía ser la única que tenía.

- No se preocupe, Señor Smith. Explorar a nuestros superiores en la compañía está prohibido, además, Monnipenny estará allí para vigilarnos. No tiene nada que temer. - Guardó silencio durante unos segundos, sin mirar la baraja cuando el Señor Smith preguntó por ella. Su mano fue hasta tal objeto, recogiéndolo y sacando una de las cartas al azar, pasándola entre los dedos y volviendo a colocarla.

- Una baraja de naipes franceses. Para cuando necesito dinero en mis misiones. Me molestaba en el bolsillo. - Acabó por decir, volviendo a guardarla, a la espera de que le diera el visto bueno a marchar... o si quería comentarle algo más.

Para Lucy, fue evidente que Bester mintió. Al menos en dos ocasiones en aquellas ultimas palabras. - Que interesante ¿Verdad? - Aquel fue el mensaje mental que le envió a Lucy mientras esperaba la respuesta de Smith.

Estaba deseando que Bester se fuera, tenía la sensación de haberse mostrado débil y vulnerable y eso lo odiaba. De todas maneras la prohibición de "explorar" a los superiores le tranquilizaba.

-Bien, bien, comentó en voz alta para sí y se giró hacia la derecha. Señorita Monnipenny, ¿Cree que tendrá algún problema respecto a lo que comenta el señor Bester que debe hacer?

- Estoy perfectamente capacitada para cumplir las indicaciones que se han presentado, Mr. Smith.
 

-En ese caso, todo perfecto, concluyó.

-Será cuestión de ir preparándose para la criogenización. Si me disculpan. Dijo a modo de despedida.

- Bien, iré a comprobar las cámaras de crioestasis. Le tendré informado, Señor Smith. - Asentió con la cabeza, a modo de despedida y dandose la vuelta, marchando de allí tal y como había llegado.

Cuando llegó a su cuarto para prepararse para la hibernación salió de su estado reflexivo.

-Señorita Monnipenny, no le he dado las gracias por estar al tanto de los suplementos de nuestra gente. se metió la mano en el bolsillo del pantalón y tocó también cierto dispositivo que también le habían entregado. Era evidente que lo recordaba, pero que se lo recordaran le daba confianza de que podía estar tranquilo con ella.

-Bien usted se quedará, como es obvio, en la nave sin hibernar y quiero que tenga en cuenta una serie de cosas. Y empezó a indicar con los dedos.

-Lo primero es que introduzca los suplementos de las tres personas para que le sean administrados durante el viaje.

-Lo segundo es que despierte a Bester cuando hemos convenido. No a su acompañante, sólo a Bester.

-Lo tercero es que esté pegado a Bester cuando realice su trabajo y no lo deje bajo ninguna excusa. Está de más decir que no puede acercarse a mi cubículo.

-Vuelva a hibernar a Bester cuando haya acabado.

-Por último deberá borrar las grabaciones de toda la nave, desde poco antes que salga de nuestro camarote a realizar su trabajo hasta poco después que vuelva a él. Esperemos que no lo revisen, pensó en vano, pero si lo hacen, puede ser achacado al mismo boicoteador del "caso Kern".

-Por cierto, añadió al final. En caso de que en alguna ocasión le pregunten por el tema, usted niega saber nada... -le dijo serio ante su impertérrita sonrisa- No sabe nada de ese suceso. ¿Está todo claro, Monnipenny? ¿Alguna pregunta?