Partida Rol por web

La vuelta había sido tranquila y anodina. El prisionero no se había restido y habíamos conseguido información bastante importante. 

Ahora vendría el interrogatorio. Por el bien de nuestro "amigo" esperaba que se mostrará colaborador. Pues daba por supuesto que Bester tenía que ser un cabrón bastante duro en esos asuntos. Aunque también imaginaba que Adama se mostraría contrario a un interrogatorio muy severo a un ex-camarada. 

Miré a Kodai, el cual apenas había hablado.

¿Estará pensando cual será su destino? Sin duda pinta oscuro... y cuanto menos colabore, más negro será.

Ocupé un puesto al lado de Monnipenny hasta que fueran llegando Adama y las demás personas.

El hombre que traen retenido, un anciano de rasgos asiáticos y aspecto indignado, no parece arredrarse lo más mínimo. Tan pronto como pone un pie en la nave, busca con la mirada al oficial de más alto rango y cuando reconoce los galones de Adama se encara con él:

- El comandante William Adama, supongo... -dice con tono tan hiriente como es capaz- Nunca habíamos llegado a coincidir en servicio, pero como ya le dije por el intercomunicador le tenía por un buen oficial y un hombre de honor... ¡Ahora veo que no es más que otro miserable vendido a las corporaciones!

Echa una mirada al entorno, examinando los corredores de la nave, y comenta:

- Es más, seguramente esto ni siquiera sea una misión oficial del ONUG, todo tiene demasiado buen aspecto, parece recién estrenado y de última tecnología -añade con desdén- Apostaría a que incluso su nave pertenece a las MegaCorps.

Espero junto al resto la llegada de mis hombres y del reo que han traído consigo. La actitud del comandante Kodai no me sorprende en absoluto, lleno de soberbia y con una lengua afilada.

- Comandante Kodai -saludo con respeto antes de pasar a responder a sus ataques. El historial del veterano era digno de alabanza, razón por la que se merecía un trato adecuado- He estado toda mi vida al servicio de la humanidad, ideal que me ha llevado a tomar decisiones muy duras. Sin embargo tengo claro que el objetivo que busco ahora mismo es digno y mejorará la vida de nuestra especie ¿puede usted decir lo mismo?

Tras dejar la pregunta caer, buscando la reflexión del comandante apresado, miro al resto de los presentes, un tumulto de gente que se ha presentado para recibir a los hombres que viajaron a Palas o, más bien, para ver al reo. 

- Sargento Pentecost, acompáñeme, vamos a mostrarle al comandante Kodai sus habitaciones. El resto pueden continuar con su trabajo -concluyo dejando claro que quiero ser el primero en hablar con Susumo, a solas.

Kodai se ve llevado casi en volandas por el fornido sargento Pentecost. No se opone en absoluto, pues sabe que cualquier conato de resistencia sería futil y no tendría más consecuencia que hacerle caer en el ridículo... pero eso no detiene el flagelo de su lengua:

- Un discurso muy grandilocuente, Adama -sisea con rabia- Pero pierde algo de credibilidad cuando le veo flanqueado por todos esos trajeados, que sin duda son directivos de las grandes corporaciones...

En cualquier caso esta situación no va a alargarse mucho más, pues el comandante de la nave y los marines bajo sus órdenes se alejan rápidamente por el corredor, dejando atrás al resto de los presentes.

Mis intenciones no son humillar a Kodai en público, razón por la que he ordenado sacarlo de allí cuanto antes. Pese a ello el anciano comandante está demasiado furioso como para contener su lengua y demorar sus insultos para un ambiente más "íntimo". Por mi cabeza pasan muchas respuestas cortantes, como que él mismo se supone que trabaja para una corporación o que la compañía no es la que describe a un hombre. Sin embargo no me interesa buscar un enfrentamiento con Susumo y, en el fondo, tiene razón.

- No le negaré que en eso tiene razón, comandante Kodai. Vamos a hablar, déjeme mostrarle que mis palabras son ciertas o muéstreme usted cuan equivocado estoy, pues nada me haría más feliz -aconsejo al hombre, una leyenda de muchos y compañero de ideal para mí y otros soñadores.

El anciano dedica una larga mirada a Adama, pero decide guardar silencio mientras es conducido hasta su destino...

En algún otro interrogatorio habría permitido que mi amigo Saúl o Bester estuvieran presentes pero, tras lo ocurrido en Palas, su presencia frente al Comandante Kodai podría conllevar más prejuicios que beneficios. Con ello en mente doy una orden clara.

- Primer oficial Thig, marine Agathon, marine Ford, marine Ochoa, pueden disponer de un tiempo libre, se lo han ganado. Sargento Pentecost, acompáñeme hasta las estancias que actualmente usa nuestro otro invitado -digo en clara referencia a la habitación convertida en prisión improvisada- Se quedará en la puerta mientras charlo con el comandante Kodai. 

Cuando el grupo encabezado por el comandante Adama llega hasta el comedor común encuentran a algunos tripulantes comiendo o disfrutando de su ocio, pero su participación en todo esto se va a limitar a ser testigos de como conducen a un anciano de rasgos orientales, vestido con algo que recuerda a un uniforme de la armada estelar, a la celda de retención.

El sargento Pentecost se queda de guardia a la puerta de la celda, sin permitir que nadie más se acerque, mientras los marines que habían formado parte de la primera expedición a la Estación Minera de Palas son liberados de servicio y se sientan con sus compañeros para charlar en voz baja y tomar algo...

Saúl realiza un saludo marcial ante su superior jerárquico, con una sonrisa torcida en los labios...

- Me retiro al puente, señor -informa- Supervisaré a Gaeta, es muy bueno con los sensores pero quiero cerciorarme personalmente de que no hay movimiento ahí fuera...

Y dicho esto, abandona la sala...

Desde donde estoy veo como entra un viejo oficial asiatico, probablemente sea incluso mas viejo que Adama lo cual es decir mucho. No pensaba dedicarle mas de un par de minutos cuando entonces habla, y a cada palabra que pronuncia no puedo mas que ampliar mi sonrisa y girarme para observarle mejor.

Ese jodido viejo los tiene bien puestos y no se corta ni tres a la hora de poner en su sitio a Adama, interesante nuevo elemento acaban de unir a la ya de por si rara tripulacion. Le miro con descaro, directo y evaluándolo... creo que ya sé quién va a ser mi compañero de celda, y eso no hace mas que aumentar mis ganas de hablar con el... pero no ahora. Ahora le toca al viejo, pero sin duda mas tarde podre dialogar con ese viejo oficial... y algo me dice que sera una gran fuente de informacion.

Una vez decidido eso me doy la vuelta para seguir mirando a Rogers.

Observo en silencio al recién llegado y no me pasa desapercibida la ausencia de dos de los soldados. Tal y como habían comentado, Young y Crichton se han quedado en la estación, pero no había esperado que el resto volviese junto con el comandante Kodai, y mucho menos como prisionero. Es probable que me falte información, al igual que desconocía el tamaño y dotación de la estación Palas.

Busco con la mirada al teniente Gaeta y, al comprobar que no está presente, me acerco al Mayor Tigh. Están avanzando por el corredor en dirección a la sala común, así que me veo obligado a seguirles. Aunque el Primer Oficial enseguida se separa del resto para encaminarse al puente. Entonces me dirijo a él, en voz baja para que no me escuche todo el mundo:

- Señor, ¿bajo qué cargos se ha detenido a este hombre? - le pregunto al Oficial. - Hasta donde recuerdo, la misión de la Tintorera era llevarles a la estación para hablar con él y no se había hablado de tomar prisioneros. - De hecho, es un problema para la seguridad de la nave el que se esté deteniendo gente sin contar con una prisión como Dios manda, y la celda improvisada en los camarotes de los oficiales no va a ser suficiente para mantener a dos personas, especialmente considerando que yo voy a pasar la mayor parte del tiempo con Riddick.

Saúl Tigh dedica una sonrisa torcida al Brigada cuando este se le acerca y le plantea algunas preguntas:

- Muchacho, como buen suboficial ya debe saber que las órdenes no se cuestionan -comenta sin apenas detenerse- Supongo que ya se encargarán de presentar cargos formales cuando tengan tiempo... negarse a colaborar con una investigación oficial, o algo por el estilo, creo que la consejera Wray es abogada, así que recursos legales no les faltarán -alza la vista, dada la diferencia de estaturas, para mirar a Rogers a los ojos y concluye con aire socarrón- En cuanto al resto de sus inquietudes, le animo a presentarlas directamente ante el comandante Adama...

Asiento en respuesta a Tigh con una ligera inclinación de cabeza.

- Oficial, señor - comento casi con aburrimiento; el hecho de que no haya mantenido el rango en el Aurora no hace que este sea diferente más que en la práctica con respecto a otros miembros de la tripulación, pero mi formación sigue siendo la misma. Incluso Riddick se habrá dado cuenta a estas alturas de que la mitad de los galones de mi ropa se corresponden al rango de capitán, a pesar de que la mayor parte de la gente se dirija a mí como brigada. De cualquier forma, el rango de Tigh sigue estando por encima del mío incluso fuera de esta nave. - Pero una cosa es cuestionar las órdenes y otra tratar de entenderlas...  "O incluso estar informado de ellas".

Saludo al mayor llevándome la mano a la frente. No tengo la menor intención de discutir con nadie ahora mismo y, tal y como me ha dicho, será mejor hablar con Adama directamente. - Primer Oficial - digo despidiéndome antes de volver junto a Riddick, el cuál estoy convencido de que no nos ha quitado el ojo (ni la oreja) de encima ni por un momento.

Rogers y, paradójicamente tras él cuando se supone que era el custodiado, Riddick, avanzan por el pasillo tras el grupo de militares. Desde donde habéis quedado el resto puede verse como el brigada cruza unas palabras con el mayor Tigh y luego este último continúa su camino hacia el puente de mando.

Los demás, sin duda, se dirigen hacia la sala común en la que todos sabéis han estado habilitando dos celdas...

Kodai es conducido hasta la celda de retención, donde el fornido sargento Pentecost despliega la reja que divide en dos el cubículo, convirtiéndolo en dos pequeños calabozos individuales. Tiene espacio para un catre, un improvisado retrete y poco más, contando con tan sólo una cortina para proporcionar algo de intimidad. Desde luego, no cumple con los estándares legales que regulan los centros de retención de presos... pero después de haber visto la penitenciaría de Himalia en la que tenían a Riddick, esto tampoco parece estar tan mal.

Me siento frente a la celda del comandante Kodai, por fin en una relativa intimidad.

- Comandante Kodai, ahora que estamos a solas podemos charlar con tranquilidad. Por lo que sé de usted es un hombre con principios y valores, algo escaso hoy en día. No le voy a engañar, me siento identificado con usted, razón por la que temo que la nave que partió de Palas está implicada en el robo y que éste responde a algo más grande -sugiero mirando al comandante apresado -vamos a alcanzar su nave en menos de cuatro días, comandante, por lo que sus secretos no tardarán en desvelarse. No tiene nada que perder si me cuenta la verdad y, creame, descubrirá que usted y yo no pensamos de manera distinta.

El viejo Kodai toma asiento en el catre de su celda y observa a Adama con semblante serio, sin abandonar su muda hostilidad y sin dar demasiado crédito a lo que está oyendo... aunque cuando se menciona un robo parece un tanto sorprendido:

- ¿Crée usted realmente que estoy implicado en un vulgar robo? -inquiere- ¿Y qué se supone que hemos robado? ¿No era todo esto por proporcionar combustible y mantenimiento vital a naves no declaradas?

Rogers observa atentamente a la comitiva, y hago exactamente lo mismo. El nuevo prisionero había llamado tanto mi atención que había pasado por alto el hecho de que faltan dos miembros del supuesto grupo de abordaje. Han ido a por un prisionero, de los que tienen pinta de ser tan peligrosos que han necesitado a casi todo su equipo para volver sintiéndose seguros. Eso es lo que yo llamo marines duros… creo que hasta una rata terrestre tiene más huevos y sabe más de táctica que estos hombres, insultantemente patético aunque por otro lado me indica el nivel de confianza de estos hombres. El soldadito se levanta y se dirige al Primer oficial, empezando a hablar en cuanto lo tiene a tiro.

Escucho con atención la conversación y los detalles de la misma, el hecho de que parece ser que el nuevo viejo no debería ser un prisionero es algo interesante, un punto desde el que partir... aún más viendo sus acidas palabras nada más entrar. El tal Tigh, el Primer oficial que se cree el más duro del barrio, título que muchos de por aquí intentan colgarse, lo denomina suboficial, mientras le explica que es muy probable que se presenten unos cargos del todo absurdos contra el viejo y en pocas palabras le manda a paseo indicándole que si tiene algún problema, hable con Adama. Como me gusta darme cuenta de que por mucho que lo intenten los perros de la ONUG siguen siendo eso mismo, bonitos perros amaestrados por las MegaCorps, y a Tigh se le da de puta madre hacer eso mismo. Rogers responde "oficial" y eso me hace enarcar una ceja, dejando de ser tan sutil para ya pasar a observarles sin disimulo.  Vaya, vaya... así que al bueno del soldadito lo han degradado para estar en esta nave, tal vez no haya perdido su rango permanentemente pero parece ser que mientras este aquí, solo es un suboficial y eso no debe agradarle del todo.

Rogers vuelve y se sienta, su despedida es fría incluso siendo la típica militar. Veo como me mira y percibe, sin ninguna duda, mi intrusión en su conversación... pero la verdad es que me da igual. Una sonrisa irónica se muestra en mi cara mientras susurro para que solo él me oiga. - Arresto de un individuo que debería ser un aliado, bajo cargos completamente inventados, o al menos alterados para que sirvan a sus propósitos... todo gracias a la ayuda de una ejecutiva. - No digo más, no hace falta... queda claro que le guste o no la ONUG está supeditada a las MegaCorps, al menos en esta misión, y eso acaba de quedar muy claro. Eso y su capacidad para hacer lo que sea necesario... incluido inventar cargos.

Sonrío discretamente ante las palabras de Riddick, asegurándome de que sólo él lo ve. Lo cierto es que es una verdadera lástima que haya optado por métodos tan radicales, porque es una persona inteligente, muy capaz de leer entre líneas. Más que muchos de los aquí presentes. Afortunadamente para nosotros, no siempre todas sus conclusiones son correctas, porque de otra forma no tardaría en tener el conocimiento necesario para manipularnos a todos.

Mi conversación con el primer Oficial sólo ha adelantado ligeramente la información que Riddick no tardará en obtener del propio Kodai, si es que no había atado cabos ya a raíz de lo que el comandante retirado le había dicho a Adama.

 - Lo sé... - respondo igualmente en un susurro. Ni todo el autocontrol que suelo mostrar consigue evitar que se note el tono de disgusto en esas dos palabras. - Pero ya veremos en qué acaba esto - añado. Creo que ya me conoce lo suficiente como para saber que no he dicho mi última palabra sobre este tema, a pesar de que, evidentemente, estoy dando esta conversación con él por zanjada, al menos mientras estemos aquí delante de todo el mundo.

A decir verdad, por el momento todo estaba resultando fácil y todo. Demasiado fácil.

Todo el mundo parecia dispuesto a colaborar, y nos habiamos limitado a escoltar a un prisionero que, por el momento, no habia supuesto ningun problema. Ademas, visto lo visto, dudaba mucho que, en caso de haber problemas, fueramos a ser realmente decisivos, o incluso simplemente una fuerza a tener en cuenta en aquel enfrentamiento. En cualquier caso, parecia que era mejor para todos seguir manteniendo las formas.

Y asi fue como volvimos a la sala comun de la tropa, que habia sido "decorada" para la ocasion. Y, al ver a algunos de mis compañeros y conocidos, salude a los presentes con discreccion, con intencion de escoltar al prisionero hasta la celda, haciendome, acto seguido, a un lado, manteniendo mi posicion.