Partida Rol por web

La respuesta desde el puente de mando llega con celeridad, por voz del teniente Gaeta:

- Recojo la idea, pero no va a ser posible desplegar ningunda lanzadera, ambas han sido ya activadas. Aunque no se comunicó a la tripulación en su momento, el comandante envió la segunda Tintorera en persecución de una lanzadera civil que se desacopló del carguero asaltado justo antes de que le diéramos alcance, en ella iban el sargento Pentecost y los soldados Agathon y Ochoa... aunque todavía dispongo de algunos recursos, puedo desplegar drones que realicen la misma función inspeccionando el casco. Pero va a tener que enviarme a Tyrol Henderson o a Ben Sysko, son los únicos con entrenamiento adecuado para operar con esos drones a plena efectividad. Y ambos están actualmente a bordo de la Valentina Tereshkova, colaborando en la inspección de su cargamento.

Rogers no tarda ni un segundo en ponerse en contacto con la nave, a petición mía. Le miro sin disimulo, mientras habla con el que no puede ser otro que Gaeta, o uno de los suboficiales, mientras me pregunto en qué momento mi relación con el soldadito ha cambiado hasta el punto de que ambos entendemos y comprendemos los motivos y pensamientos del otro, sin llegar a plantearlos del todo. Mi mano pasa por mi cabeza, deleitándose con el roce de los apenas incipientes brotes de pelo, mientras no puedo dejar de pensar en esa sensación que me embarga en parte. Sin duda es extraña, somos tan parecidos y tan diferentes al mismo tiempo... y aun así no soy capaz de recordar la última vez que me había sentido así con otro ser humano.

Miro hacia el techo mientras una divertida sonrisa asoma a mi mirada. Un chacal y un lobo. Que mezcla mas extraña... pero sin duda, tras el tiempo pasado con Rogers, llamarle perro seria darle un estatus que no merece. Tal vez siga las normas y las órdenes, pero si hemos llegado a este punto de comprensión es porque, sin duda, en alguna parte de su interior sigue teniendo un instinto del que no se ha desprendido. Uno salvaje e indómito, uno que entiendo y comparto.

Una sonrisa irónica aparece en mi rostro, mientras esa comparación asoma en mis pensamientos. Sin duda será interesante ver ese lado de Rogers... aunque algo me dice que esta bien amordazado y enterrado bajo esa voluntad suya.

Entonces, tras la contestación de la Aurora, es el mismo Rogers el que me invita a acompañar a las damiselas para evitares cualquier daño. Mi mirada baja lenta desde el techo, hasta clavarse en los ojos de mi eterno y fiel acompañante en esta expedición. No hacen falta palabras para que entienda exactamente a qué se refiere y le contesto del mismo modo. Aun así, no puedo evitar mostrar durante un breve instante una suave sonrisa, llena de expectación y una sed de sangre difícil de entender.

Un chacal, un lobo y una partida de perros de presa con su macho alfa incluido, en la misma habitación. Casi parece el inicio de un chiste malo. Todos tan diferentes y con necesidades tan opuestas, que la posibilidad de acabar desgarrando alguna garganta a dentelladas se me antoja algo altamente probable. Un hecho que sin duda acrecenta mis ganas de ver qué ocurre en el puente de mando.

Miro a Rogers antes de contestarle, cambiando mi sonrisa, por otra que deja ver un leve atisbo de lo que podría ser lujuria. Cinco años en una prisión helada, es lo que tiene. - Sin duda son demasiado para él. - Doy un paso en la dirección adecuada, cuando me detengo para que otro susurro salga de entre mis labios, mientras giro mi rostro lo justo para poder mirarle por el rabillo del ojo y añadir: - Pero tú te quedas con Monnipenny.

Escucho con atención la información que reporta Gaeta por el intercomunicador y espero en una esquina, descansando de tanta tensión. El asalto les había proporcionado una información útil y ya solo restaba terminar la inspección para ponerse en marcha con la mayor celeridad posible.

Sonrío al último comentario de Riddick mientras niego con la cabeza. Monnipenny parece un droide al servicio de Smith y hasta el momento ha mostrado la misma empatía que las gafas de realidad virtual que habíamos encontrado antes, así que nunca se me habría ocurrido pensar en ella de esa forma. Pero ciertamente, había obviado que Riddick lleva años encerrado sin más contacto que sus carceleros.

Frunzo el ceño y me paro un momento al escuchar la respuesta del Aurora. "¿A qué demonios están jugando?", me digo a mí mismo al escucharla. - Habría que enviar a uno de los soldados que están haciendo la inspección para observar el casco - le explico a mi acompañante, aunque seguramente ya haya oido lo que me han dicho por el comunicador. - Pero será mejor que sea el propio Adama quien lo haga...

Steve Rogers se aproxima al comandante Adama y le saluda con gesto marcial para luego comentarle algo en voz baja.

Y Riddick camina a su lado, a escasa distancia. Últimamente estos dos ofrecen una imagen un tanto extraña, por la familiaridad con que se comportan no resulta fácil distinguir si se trata de un preso y su guardian... o de dos camaradas de armas que han servido juntos suficiente tiempo como para irse cogiendo confianza.

Me acerco al comandante y le saludo.

- Señor. Riddick ha pensado que sería buena idea observar el exterior de la nave. Coincido con él, así que he contactado con el Aurora y necesitan a Henderson o a Sysko para operar los drones. Si es posible, envíeles allí cuando el Mayor Tigh pueda disponer de ellos. - Observo a los hombres de Cole. Deberían estar suficientemente alejados como para no escucharme, pero prefiero ver sus reacciones. - Por lo demás, iremos con Ford hasta el puente de mando. Tal vez en los datos del ordenador de navegación haya algo de información que podamos interpretar. Si necesitan cualquier cosa, mi comunicador estará abierto.

Saludo a Steve y a Riddick, dos de mis principales aliados en esta misión. Su petición no es tan reveladora como debería puesto que se supone que ya tenemos toda la información relevante al respecto... pero nunca es malo ser precavido.

- Mandaré a Henderson ahora mismo. Iré con ustedes al puente de mando, quiero hablar una vez más con Cole. Tenemos una negociación y posible asalto entre manos y me gustaría saber qué armas posee nuestro enemigo -comento a mis compañeros- Vamos a por ese tal Kaiju, un mercenario, y es posible que algunos de nuestros hombres hayan caído o sean sus rehenes...

Tras decir esto uso mi comunicador para dar la orden a Henderson:

- Oficial Técnico Henderson, acuda a la presencia del primer oficial con la mayor celeridad posible.

El primer oficial se presenta casi de inmediato, acompañado del Jefe Henderson, principal responsable de mantenimiento del AURORA, que acaba de completar la inspección del cargamento de la Valentina Tereshkova.

- Señor -Saúl Tigh se cuadra ante su viejo amigo, siempre es estrictamente formal cuando se dirige al comandante en presencia de sus hombres- Hemos completado el registro del carguero y no parece haber nada fuera de lugar.

Tyrol saluda a su superior llevando la mano a la frente y matiza su informe:

- Comandante, hemos realizado una revisión completa de todo el cargamento y puedo asegurarle con un razonable margen de seguridad que este carguero no transporta nada significativo más allá de lo que está consignado en el registro de embarque -asegura mostrando los resultados de su minucioso análisis en la pantalla de su PDA- El cargamento es exactamente lo que han declarado, aunque por supuesto lo que no puedo garantizar es la procedencia real de todo ese mineral de hierro -señala un detalle que podría ser muy relevante- Quiero decir... todo esto es una mezcla de mineral de mena y metal ya procesado, pero nadie nos dice que no sea precisamente lo que se supone que estamos buscando: una parte del cargamento desaparecido con el convoy de la Weyland-Yutani -comenta mientras baja la voz- De hecho, mezclarlo con el mineral de otra prospección legal, como la de Pallas, sería la mejor manera que se me ocurre de ocultar su procedencia, haciéndolo completamente indistinguible... y por tanto "lavando" poco a poco su procedencia. Bastaría con alterar las cifras de extracción en Pallas, aumentándolas progresivamente y haciendo parecer que la prospección rinde más de lo real. -alza las cejas, remarcando sus sospechas- La única pista que dejaría es justo la que nos ha llamado la atención, un paulatino y contínuo incremento de los ingresos.

Tyrol confirma todo lo que tenía en mente. El material robado está en esa vieja estación orbital gobernada por aquel mercenario, Kaiju. Nuestro próximo destino. Y las estaciones mineras como Palas son sólo la forma de disimular la venta de esos recursos, mientras Cole es simplemente un agente más implicado en dichos delitos.

- Perfecto caballeros, tenemos toda la información que necesitábamos. -afirmo, satisfecho- Mayor Tigh, vaya con el Brigada Rogers y el señor Riddick a ver al Capitán Cole e interróguenele acerca de todo lo que se les ocurra sobre la estación de Kaiju, sus defensas, número de hombres que tiene bajo su mando, las naves que posee... -doy las indicaciones generales, pero les dejo margen para maniobrar según su propio criterio- Luego haga que todos nuestros hombres abandonen la nave abordada y comuníquense conmigo para iniciar el desacoplamiento con la Valentina Tereshvoka, debemos partir cuanto antes hacia nuestro nuevo objetivo -ordeno, concluyendo con un saludo militar antes de retirarme rumbo al puente de mando del AURORA.

El mayor Tigh se cuadra ante su superior con ese aire tan marcadamente marcial que gusta mostrar en público:

- A sus órdenes, señor -contesta marcando el gesto con un sincronizado taconazo- Ustedes dos, acompáñenme al puente de mando del carguero, tenemos que estar desacoplados y en ruta antes de una hora, así que más nos vale sacarle partido a este último interrogatorio...

Cuando ya empezaba a encaminarse a su destino inmediato, da una orden adicional al jefe Henderson:

- Tyrol, sería buena idea que te pusieras a los mandos de uno de esos drones exploradores que tenemos en la bodega de proa y realizases una inspección externa del casco de esta nave minera... por si hubiese alguna estructura adosada que pudiese ocultar cargamento no declarado -lanza una mirada conspicua a Riddick y Rogers- Nuestros asesores ha tenido una corazonada que valdría la pena descartar...

El mayor Tigh, acompañado por el asesor militar Steve Rogers y el inclasificable Riddick, irrumpe en el puente de mando de la Valentina Tereshkova con intención de realizar algunas preguntas más al capitán James Cole.

Al llegar ven como éste está en el centro de la sala, donde no hace mucho era la máxima autoridad a bordo, contemplando en apariencia la pantalla holográfica en la que se despliegan superpuestos los menús de inventario de su carga, las rutas de la bitácora electrónica y los balances de todas sus operaciones. Todos sus movimientos en los últimos meses y años, expuestos sin posibilidad de disimulo. Aunque basta con observarle un instante para darse cuenta de que tiene la mirada desenfocada y la mente perdida en insondables cavilaciones...

El soldado de primera Aiden Ford le vigila de cerca, aunque sus ojos van haciendo disimuladas excursiones hacia las dos féminas que teclean apresuradamente en las terminales informáticas.

Entretanto, las dos secretarias corporativas están volcadas en sendas terminales de acceso a la CPU de la nave, hurgando en ella con la meticulosa profesionalidad de un anatomista que realiza la vivisección de un especimen pecularmente interesante.

Habitualmente puedes vanagloriarte de ser buena en tu trabajo. Realmente buena. Excepcional. Pero lo cierto es que te han bastado unos segundos para comprobar que si bien tú eres capaz de acceder razonablemente rápido a todos los datos que debéis comprobar, esa tal Monnipenny se mueve entre estos menús con una habilidad que te hace quedar como una principiante.

Pero qué demonios, sabes que en realidad es una tostadora, así que no es tan extraño que se comunique así de bien con otra máquina. Es más, posiblemente además de teclear sobre la terminal con esos dedos artificiales que se mueven a una velocidad tan endiablada que se hacen difíciles de seguir con la vista, esté conectada al sistema por Wifi, o algo por el estilo. Aunque una cosa está clara, sea lo que sea lo que está haciendo no es una simple inspección de los archivos...

Tigh se cuadra ante Adama, se nota que le gusta hacerlo, ser un buen oficial o creerse que lo es y demostrar ante todos lo bien que sabe juntar los talones ante un oficial superior. Casi me arranca una risa, pero decido que no es el momento, al menos no ahora, pero eso no quita que mi sonrisa se haga mas pronunciada. Su saludo está sincronizado con el taconeo. Impresionante. ¿Cuantos año de practica se necesita para parecer tan lameculos con tan poco? Tras eso se dirige a mi y a Rogers, como si fuéramos sus subordinados... y eso me hace aun mas gracia. Estoy a punto de replicar, pero entonces recuerdo a donde vamos... y por qué. Y no puedo evitar que una parte de mí, más animal que humana, se regocije ante la perspectiva de lo que encontremos allí. Mas antes de ponernos en marcha, detiene a un subordinado para darle una orden derivada de nuestras ideas. La mirada que nos dedica me resbala por completo. Ahora mismo mi ser esta centrado en otra cosa, en el hecho de entrar en la guarida de ese capitán, de ese escualo espacial... y cualquier otra cosa me parece tan nimia como absurda.

Atravesamos la nave hasta llegar al puente de mando de la nave capturada. La puerta se abre y me aventuro a entrar en lo que yo llamaría el verdadero cubil de este hombre, el lugar donde hasta hace muy poco se sentía un tipo peligroso y con poder. Desbaratado todo eso, ahora queda saber como reaccionará.

Avanzo lentamente, con paciencia, con tranquilidad y parsimonia, casi como si estuviera contando los pasos. El hombre está en su sitio, en el centro de la habitación. Cabizbajo, pensativo, mientras observa como las dos secretarias diseccionan día a día, minuto a minuto, su cuaderno de bitácora... y con ello todo detalle, por insignificante que sea, que haya quedado registrado en esos discos de memoria. Recorro el lugar con mi mirada, obviando a casi todo componente vivo exceptuando el propio capitán Cole. Casi puedo olerlo, esta ahí, al borde de mi instinto, ese olor característico de cada uno... y que sin duda invade este lugar. Sonrío de una forma muy poco humana, casi depredadora, si, su cubil, su centro de mando. No hay duda.

Avanzo entonces siempre sin prisa, sintiéndome bien, alerta y dispuesto... porque si hay algo claro es que no es el tipo de hombre que se deja manosear y luego se larga sin mas. Durante años ha sido un depredador y le gusta serlo, darse cuenta de que no lo es... es un momento peligroso. Su forma, su postura puede parecer de alguien que esta deprimido al darse cuenta de lo que ocurre, pero yo no creo que sea eso. Recuerdo muy bien el momento de mi vida en que me ocurrió algo similar, el olor apestoso de las cloacas que me rodean, los focos apuntándome y esa voz diciéndome que todo se acabó... y también recuerdo que es lo que pensé y como mi cerebro aparto las nimiedades y se centro en todo lo demás. ¿Como escapar?¿Cuando hacerlo?¿Servirá esto, o sería mejor lo otro? No, ese hombre no esta ahí lamentándose de la derrota, lo dudo mucho. Esta estudiando cada pequeño y estúpido detalle de todo lo ocurrido, buscando la manera no solo de librarse él, sino de sacar a los suyos de este atolladero, si es posible. Es muy probable que sea ahora, en este sitio y en este momento, cuando Cole resulte más peligroso. Y sin embargo sólo puedo pensar en las ganas que tengo de ver cual sera su siguiente movimiento.

Tras ver como mis últimas órdenes se ponen en funcionamiento me muevo de nuevo al puente de mando. Por mucho que me disguste necesito la cooperación con los miembros de las corporaciones para obtener información sobre el hombre que maneja la estación orbital.

Me quede bastante asombrada con la enorme velocidad de mi homologa rubia para acceder a los datos informáticos. Esperaba que fuera así. Pero aun así, una cosa era imaginarlo y otra muy diferente verla trabajar a toda velocidad.

Me giro cuando veo a Riddick y Rogers.

Interesante pareja de baile.

- Bienvenidos -comento mientras los observo por diferentes razones.

- Siempre hay algo mas que contar Señor Cole. Todo el mundo miente -hablo aunque no dejo de mirar a los dos nuevos invitados a esta fiesta- ¿A que debemos el honor?

Asiento ante las palabras del comandante furnciendo ligeramente el ceño al escuchar cómo da demasiada información delante de parte de la tripulación de la Valentina. El mayor Tight nos indica que le sigamos, cosa que hago sin preocuparme lo más mínimo por el trato que nos dedica porque, después de todo, ya nos vamos conociendo.

Camino hacia el puente de mando, fijándome una vez más en todos los detalles de la nave que hemos registrado en las últimas horas. Finalmente llegamos a nuestro destino y observo un momento la situación.

- Soldado, puede volver a la sala con el resto de la tripulación - le digo suavizando el tono con respecto a lo que sería una orden firme. La verdad es que ahora mismo prefiero que haya más hombres vigilando a la tripulación de la nave. Por lo poco que les he visto juntos, parece que el capitán Cole inspira bastante lealtad en ellos, así que dudo que intenten nada sin la presencia de su superior, pero nunca se sabe.

Observo con atención al capitán, preguntándome si realmente le guía la codicia, tal y como se ha sugerido en alguna ocasión. Por su porte y su mirada hay algo más que mera avaricia. Sus hombres cuentan con él, y ese tipo de lealtad es más profunda que la que sientes por alguien que sencillamente se preocupar por sus intereses, aunque tú mismo te beneficies de ellos. No, hay algo que no nos han contado sobre Cole, sobre esa calma que finge, sin conseguir disimular completamente que podría saltar en cualquier momento. "Estamos colaborando y pronto nos dejarán continuar nuestro rumbo" le había dicho a sus hombres, pero ¿qué haría si no fuera así? Y, casi igual de importante, ¿qué haría si así fuera?

- Señorita Vickers, Monnipenny - saludo a las dos mujeres que están enfrascadas en su trabajo. - No sé si las lanzaderas de servicio de la nave descargan sus datos en el ordenador central de la Valentina, pero si es el caso, les agradecería si pudiesen hacer una copia de sus rutas y registros de comunicaciones - solicito sin dejar de observar al capitán. ¿Realmente continuaría su rumbo dejando atrás la lanzadera que despegó antes de que abordásemos su nave? Algo me dice que, incluso si nos separamos ahora de Cole, no tardaríamos en volver a saber de él. - Por supuesto, si no lo han hecho ya... - añado sabiendo que ambas mujeres son eficientes en su trabajo, lo que hace bastante probable que se hayan anticipado a mi petición.

Me vuelvo una vez más hacia el capitán, esperando la siguiente acción del mayor Tight. Después de todo, es el oficial de mayor rango aquí y las instrucciones de Adama han sido bastante claras.

Aiden se cuadra al recibir la orden, por mucho que viniera camuflada de sugerencia. Puede que le haga más o menos gracia ser apartado de su actual compañía, pero no se discute con un superior.

Y menos cuando está el mayor Tigh delante.

- Señor -saluda antes de abandonar el puente para dirigirse a la sala en que están retenidos los prisioneros.

El mayor Tigh demuestra una vez más no ser de los que se andan con muchos rodeos:

- Bien, señor Cole -desdeña dirigirse a él por su rango de capitán- mi comandante me ha ordenado completar el interrogatorio para obtener todos los datos posibles acerca de esa estación orbital "pirata" a la que ha enviado su lanzadera. Quiero datos concretos acerca de sus dimensiones, dotación, recursos ofensivos y defensivos, naves acesorias... todo lo que pueda ser relevante para tomarla por asalto -exige- Y más le vale que sean datos precisos.

Cole alza el rostro mostrando la media sonrisa irónica que le caracteriza, aunque lo cierto es que parece terriblemente cansado, agotado en todos los sentidos. Es un hombre derrotado. Pero no por eso va a renunciar al sarcasmo...

- ¿Usted por quién me ha tomado? ¿Por uno de sus subalternos? -responde todavía retador, aunque sin demasiada intensidad- Mire, ya les he proporcionado toda la información de que dispongo al respecto, el grupo mafioso de Hannibal "Haiku" rescató una vieja estación orbital de alguna megacorporación que la consideraba obsoleta y la había abandonado en una órbita inestable de Júpiter, tras ser convenientemente desguazada, para que cayese en el planeta y se desintegrase... aunque los oportunos sobornos a los encargados de la tarea garantizaban que el desguace no era tan meticuloso como constaba en los informes -la mueca cínica se hace más marcada- Entonces la remolcaron con un par de prospectores hasta un punto orbital concreto del Cinturón de Asteroides en el que la distorsión generada por tantos cuerpos en movimiento la hace invisible a los sensores ordinarios. Nadie llega hasta ella sin saber a dónde dirigirse, nadie sabe que está ahí si no se lo han soplado antes... nadie la recuerda, por eso la llamaron Olvido.

Una nota casi demasiado poética, que resulta extrañamente discordante en gentes de esta calaña.

- Por supuesto son dependientes del abastecimiento externo para aprovisionarse de agua, oxígeno o alimentos criogenizados, eso es precisamente lo que les he enviado en la lanzadera antes de intentar darnos a la fuga, pero el hecho de disponer de un punto de amarre que no consta en ningún registro oficial le ha dado al cabrón de Hannibal el control del contrabando en todo el subsistema -habla de él sin demasiado afecto, pero es evidente que le considera digno de su respeto- Cuando algún otro grupo le disputó el negocio se encargó de expulsarlos, así que pueden estar seguros de que tiene gente armada y dispuesta a todo... pero joder, son del sector privado, matones y contrabandistas, no el puto ejército.

Menea la cabeza, negando para sí mismo...

- Nadie ha creído nunca que la jodida Armada Estelar iba a tomar cartas en esto, nosotos nos limitamos a buscarnos la vida jugando en los márgenes del sistema establecido, más allá del umbral de visión de las malditas Megacorporaciones -parece estar justificándose- Un poco de contrabando no va a derribar ninguna economía, lavar algo de dinero o reciclar material robado es algo que se ha hecho siempre en cualquier colonia, la prostitución o el juego siempre estarán ahí, forman parte de la humanidad, incluso aunque se nos envíe al espacio -filosofa- Nosotros no somos más que un epifenómeno de la sociedad en que vivimos, cada cual lucha por salir adelante lo mejor que puede...

Entonces su tono cambia para hacerse más duro, dejando aflorar el resentimiento:

- Esa vívora de la Weyland-Yutani me ha clavado los putos colmillos, llevando a la ruina mis inversiones para extorsionarme, pero no puedo decirles más de lo que sé... ¿o quieren que empiece a inventarme cosas para contentarles? ¡Porque puedo hacerlo!