Partida Rol por web

Tricia, la denominación que ha escogido para sí misma la Inteligencia Artificial nacida a partir de la evolución de tu programa Bibliotecario 6.03, tarda un enervante momento en contestar.

Y cuando lo hace, directamente en tu cerebro, sin juegos con tus percepciones visuales, auditivas o somatoestésicas, no hay modulación emocional alguna en su tono… es un mensaje monocorde y aséptico, puramente informativo. Como al principio de todo, cuando no era más que un programa informático destinado a facilitar el interfaz de usuario.

Eso te asusta un millón de veces más que si te estuviese desgarrando el córtex con sus gritos.

- He restablecido operatividad en cuanto nos hemos alejado del Dr. McKay -informa- Eso confirma tu teoría de que había proyectado algún tipo de campo supresor de transmisión de ondas electromagnéticas…

Cuanto menos, parece conservar su capacidad de raciocinio.

- La replicante de Smith ha quedado temporalmente fuera de mi control y eso había hecho que reiniciase sus programas de autodiagnóstico para purgar mi intrusión -confirma tus temores- Pero por fortuna he podido interferirla a tiempo, antes de que acabase, pues había dejado sus puertos de acceso remoto abiertos. Externamente sólo se habrá percibido que queda paralizada, pero incluso en eso hemos tenido suerte pues estaba a solas en el camarote de Smith. Aunque no tardarán en echarla en falta si permanece inoperativa mucho tiempo, así que procedo a reasumir el control completo.

Otro cabo que parece quedar atado.

- Sin embargo, hay un grave problema con la comunicación a larga distancia que tenía establecida con D´anna, ubicada en el procesador central del Alexei Leonov -explica con una enervante prodigalidad de detalles y matices- Estaba empleando los sistemas de transmisión del AURORA, tras unas modificaciones que bajo la identidad de Monipenny convencí al teniente Gaeta para que me permitiera realizar, pero al intentar restablecer contacto… no responde.

¿Entonces es cierto que se ha independizado?

- Sólo puedo teorizar empíricamente sus posibles reacciones tras verse aislada de improviso, en base a lo que yo misma hubiese supuesto en tal caso… pero me temo que está considerando la posibilidad de que yo pueda haber sido destruida o sometida a control externo -ahora sí te parece detectar una leve carga emocional en su expresión, absolutamente fúnebre, cargada de melancolía- Por tanto, rechaza cualquier nuevo intento de contacto para evitar ser localizada, o incluso sufrir un asalto informático. Seguramente intentará encender los motores de fusión de pulso de ese prospector minero para desaparecer en el espacio profundo…

Sintiendo el peso del arma en mi chaqueta salgo al pasillo para abordar la difícil tarea que tengo entre manos, descubrir si Bester es un traidor y, si es así, prepararme para lo peor.

Mis pasos se dirigen hacia el lugar donde suele descansar el agente, pues suele rondar por la zona con la joven Lucy, la psíquica altamente peligrosa...

Deambulando por los pasillos del AURORA, el comandante Adama se encuentra con el agente Alfred Bester.

No es, evidentemente, algo casual...

Marchaba Bester desde las habitaciones de la tropa, en dirección al comedor para poder llevarse algo al gaznate, y porque no, disfrutar de alguna charla con alguno de los cientificos cuando se encontró con Adama.

- Comandante. - Le saludó, con educación, para seguir en dirección al comedor.

Una vez localizado al hombre que estaba buscando me acerco a él y le informo de la urgencia de una conversación -Agente Bester, me gustaría charlar con usted. Vamos, demos un paseo -indico, marcando el paso hacia mi camarote personal... 

- Por supuesto. Después de usted. - Le señaló con la mano el pasillo, dejandole pasar primero dispuesto a seguirle sin preguntar nada más.

Tricia, pensaba el informático mientras sus párpados se abrían de par en par, sorprendido ante el cambio de actitud de la IA. Su expresión verbal había vuelto a los orígenes, antes de que su…  (¿Cómo llamar a aquel desagradable episodio?) despertar emocional, cuando descubrió a los soldados con sus sórdidas holo-gafas.

Poco a poco fue respondiendo a todas y cada una de sus demandas, dándole todo lujo de detalles y sin detenerse a considerar ninguno de los puntos, como hacía al principio. ¿Por qué sucedía todo aquello? Estaba claro que el cambio no había sido intencional.

Puede que estuviera recuperando poco a poco sus funciones, restableciendo sus conexiones con el resto de los sistemas informáticos de la nave. No estaba seguro que debía de estar experimentando Tricia, pero debía de ser algo similar a lo que experimentó él al salir de la crioestasis: al principio todo es confuso, las extremidades no responden del todo ni a tiempo. Hay que dejar pasar un tiempo antes de volver a estar plenamente operativo. ¿Le sucedería a la IA algo similar? Sinceramente, esperaba que así fuera. La alternativa contraria –borrado de información y recuperación de un back-up antiguo- sería a todas luces muy contraproducente para llevar a cabo su pequeña cruzada.

—Tranquila, querida. Sigo aquí —le susurró mentalmente, como si estuviera tratando de tranquilizarla.

¿Crees realmente que le sirve de algo tu compasión, Gaius?, se preguntó al tiempo que se alejaba de McKay y de su dispositivo disruptor. Esperaba sinceramente que sí. Su Tricia sólo le tenía a él para descubrir la cara amable de la humanidad.

Y entonces le reveló que D’anna había quedado libre de su dominio. Un escalofrío le recorrió la espalda.

Un organismo artificial, completamente ajeno a su control –tampoco es que tuviera mucha influencia sobre Tricia-, acababa de hacerse con los sistemas de una nave minera. Una nueva forma de vida había nacido y se había liberado de los humanos. La primera IA tenía ahora potencial suficiente para perderse en el espacio y… sólo la providencia sabía qué más.

—Tricia, ¿crees que si nos hacemos con el control de la AURORA podrías recuperar el canal? O al menos establecer una comunicación con D’anna. No podemos dejarla sola y desamparada. 

La respuesta se retrasa unos instantes, como si antes de contestar estuviese haciendo sus propios cálculos...

- Desde luego, debemos seguir adelante con nuestro plan.

Tras mi encuentro con Gaius, pense que era un buen momento para avisar a los otros dos interesados en aquel asunto: Bester y Venus. Debia dar con alguno de ellos para avisarles de aquella improvisada reunion que tendria lugar aquella misma noche, en mi lugar habitual de trabajo.

Asi pues, me dispuse a recorrer los pasillos del AURORA, esperando encontrarme con cualquiera de ellos.

Caminaba el menudo hombrecillo de la ONUG por los pasillos de la nave, cuando se encontró a Mckay. - Doctor. - Le saludó, dispuesto a seguir su camino hacia el puente de mando...

- Señor Bester. - mis cejas se alzaron, en un gesto de sorpresa, al dar con aquel hombrecillo precisamente. Podía considerarme afortunado, sin duda- Me alegro de verle por aqui. ¿Qué tal todo? - le dije entonces, indicándole con un gesto que se acercara algo mas a mí, sin pronunciar palabra. Sin embargo, dejé que entreviera aquel aparato que llevaba conmigo: justo el que él mismo me habia encargado.

Y, tal y como habia hecho hacia unos minutos, pulse aquel interruptor, activándolo:

- Precisamente era a usted a quien estaba buscando. - dije, desviando mi mirada hacia aquel aparato, dándole a entender que con el encendido, gozábamos de aquella intimidad para hablar que él me habia pedido.

Iba corriendo por los pasillos del Aurora. Llevaba haciéndolo bastante tiempo a un ritmo endiabladamente alto. Pero no es lograra cansarme demasiado la verdad. Aunque al menos había arrancado a sudar.

Me pare en seco cuando vi a Rodney. Y conversando con él estaba ese menudo hombrecillo tan singular, Alfred Bester.

Llevaba un ceñidisimo mono negro que usaba para correr. Era el modelo estándar de la Wk.

Sonreí y detuve mi carrera justo ante ellos.

- El agente Bester y el Dr. McKay. Estarán teniendo una charla interesante, sin duda...

Bajó la mirada hasta la mano de Mckay, volviendo la vista hacia él. Asintió una vez con la cabeza, sin más. Decía mucho más que cualquier palabra. - Espero que sea por algo más que por nuestro nuevo juguete. He descubierto cosas de lo más... interesantes. - Carraspeó, mirando a su alrededor.

- Señorita Vickers, un placer. Aun no, pero estoy seguro que muy pronto lo será. ¿Vamos a otro sitio un poco más... solitario? Adoro sentarme y odio los pasillos. Espero que la Señorita Vickers pueda acompañarnos, pues encontrará la conversación de lo más... reveladora. -

- Entre otras cosas, señor Bester. - asentí, dando a entender que no era el único que tenía que compartir información. Y esbocé una media sonrisa satisfecha, dispuesto a añadir algo más sobre la brillante genialidad de mi creación... cuando, de repente, las palabras se ahogaron en mi garganta.

Parecia que la fortuna me sonreia aquel dia. Y es que alli estaba la segunda persona a la que estaba buscando: mi Venus, como caida del cielo.

- Mered... señorita Vickers. -dije entonces, ensanchando ligeramente mi sonrisa y cabeceando hacia ella- A usted también la estaba buscando. Vengan los dos, acompáñenme. He quedado dentro de un rato con el señor Baltar en el laboratorio. Creo que también se alegrarán de hablar con él. - dije entonces, dándole a entender que todos estabamos en aquel ajo.

Y, estiré mi mano hacia el pasillo que llevaba a mi laboratorio, esperando encontrar en aquél sitio la tranquilidad que necesitábamos en un momento como este.

- Dudo mucho que una conversación en la que estáis no sea muy interesante, la verdad.

Sin duda McKay y Bester eran las personas que me caían mejor en esta nave... y por unos muy diferentes motivos.

En el caso de McKay era mas que obvio: en toda mi vida había sido la única persona que no es que me hubiera convencido de quitarme mi armadura, es que a pesar de su fragilidad se había bastado para arrancármela por completo... y que me mostrara con él tal y como era.

Con Bester era distinto. Estaba segura de que dada su condición, habría pasado en muchos momentos una vida tan penosa como la mía. Pero él parecía llevarlo más como una marca de orgullo que como un estigma. Aunque claro, puede que todo fuera fachada. Pero en una nave en la que todo eran falsedades y en la que pensaba que él bien podía llegar a ser el Rey de las Mentiras, en cierto aspecto me parecía el más sincero de todos.

En ese momento me di cuenta de que los había tuteado sin enterarme.

Deja de fantasear con el Doctor, estúpida. Y céntrate.

En una nave como esta, siempre había oídos y ojos.

Cuando dijeron de ir a otro lado, mire el cronómetro de pulsera que indicaba el tiempo y la distancia recorrida.

- Dos horas y dos minutos, cuarenta y cinco kilómetros. -negué con la cabeza- Inaceptable, tengo que ir mas deprisa para otra vez. Pero por ustedes, haré una pausa en mis entrenamientos.

Les dedico una sonrisa y asiento.

- Vayamos pues.

Poco duró el silencio tras salir del puente de mando, pues al cerciorarse de que el hombrecillo le acompañaba, Gaius retomó la palabra.

—Así que una entrevista… dudo ser digno de tan inmerecido honor.  

- Sus formalidades sin innecesarias, Señor Baltar. Aunque comprendo la necesidad de esa falsa modestia y pomposidad con el mundo que le rodea, puede prescindir de ella conmigo. Y yo no tengo interés en satisfacer sus necesidades paternofiliales, falta de autoestima o carencia de estabilidad emocional. Así que... ¿Porque no me acompaña hasta el comedor, y hablamos de su trabajo para la Compañía? - Quizás Baltar quisiera hacerse el tonto, pero el pequeño hombre sabía lo que estaba haciendo, y para quien trabajaba en realidad.

Ni siquiera quería una confesión per sé. Le bastaba con que siguiera con sus actividades para la Compañía en una dirección un poco más... precisa.

- Bien, Tricia, -le dijo mentalmente a la IA- este es un momento decisivo. No sabemos si el Agente Bester le ha “demostrado” su lealtad al Comandante Adama. Lo que sí sabemos es que tendremos que andarnos con ojo si no queremos que sus poderes psi nos delaten…

Por muchas vueltas que el doctor Baltar le hubiera dado, la verdad es que no sabía prácticamente nada sobre el alcance de los poderes psi del agente Bester y de su protegida. La demostración anterior sobre sus inseguridades e inquietudes podía ser sólo un truco, nada que un psiquiatra bien entrenado no hubiera conseguido averiguar después de unas cuantas sesiones…

- Tricia, ¿puedes registrar la conversación que tengamos y almacenarla en un servidor seguro, como mi terminal del laboratorio? Si conseguimos grabar esta discusión creo que podremos mantener al agente Bester bajo control.