Partida Rol por web

La respuesta de la IA es inmediata:

- Por supuesto, Gaius, todo quedará perfectamente registrado...

—Ni yo pretendo que se haga cargo de tales necesidades, señor Bester —le dijo al agente de la ONUG esbozando una falsa sonrisa. Entonces, cuando el agente le pidió ir a la sala común Gaius se paró en seco—. Pero me temo que no tengo tiempo ahora mismo para hablar de mi trabajo para… la compañía. Por si no lo sabe, señor Bester, el encargado ahora mismo de los protocolos de seguridad en esta nave; aquel que vigila que nadie trastee con el sistema y drene el oxígeno y abra las esclusas, soy yo. Ahora que el señor Young está ocupado con otros menesteres recae sobre mí tal responsabilidad. Así que no, señor Bester, si quiere hablar tendrá que ser en lo que alcanzamos el laboratorio. Tendrá que conformarse con eso.  

El doctor Baltar reanudó entonces la marcha.

Bester no contestó. No dijo palabra alguna, pero solo un gesto recorrió su rostro. Una sonrisa satisfecha.

Tras eso, y sin despedirse, se encaminó al ascensor para dirigirse a una de las cubiertas inferiores de la nave.

Había sido tan fácil que casi le parecía estupido el como lo había conseguido. Baltar, para defender ser el más listo de la nave, había sido el que más rápido había hablado.

Era tan fácil engañar a los ignorantes...

Sin necesidad de que ninguno llame al otro, los dos telépatas sienten el impulso de reunirse.

Y por supuesto su encuentro se produce de forma natural e inmediata, en un cruce de pasillos. Nunca tienes que andar buscando a alguien con quién mantienes contacto permanente...

Alfred Bester tiene intención de dirigirse al carguero mercante abordado, para tratar en persona con el comantante Adama sobre ciertos temas delicados.

Gaius camina sin un rumbo definido por los pasillos del AURORA cuando casi se da de bruces con el doctor McKay, que por lo visto deambula desde el laboratorio científico hasta el camarote de oficiales que comparte con Kavanagh y Kern.

Aunque este último, que no hace mucho había recibido un encargo muy especial, no aparece por ninguna parte...

Caminaba por el pasillo con aire pensativo, sumido en todas aquellas insondables ideas que poblaban mi mente de complejos pensamientos, con aquel ritmo rapido que solia seguir cuando mi mente trabajaba en algo.

Y, de no ser porque la evolucion me habia dotado ademas de unos maravillosos reflejos, me habria chocado de bruces con Baltar, cuando su trayectoria y la mia se cruzaron en aquel pasillo- ¡Gaius! Me alegro de verle, amigo mio. ¿Que tal va todo? Precisamente  a usted queria verle...- dije, con aire casual, indicandole con un gesto que me prestara atencion- ¿Tiene tiempo para un cafe? Hay un par de cosas que me gustaria comentarle... - solé con cierto retintin en mi tono que dejaba claro que quizas aquellas "cosas" podrían resultar más interesantes de lo que parecía- A propósito, no habrá visto a Kern, ¿verdad? Llevo buscándole todo el día y no aparece por ninguna parte... - añadí, algo malhumorado a aquel respecto, ya que aun tenía una encargo pendiente que, por su propio bien, esperaba que al menos hubiera cumplido.

—¡Rodney! —exclama el informático al toparse de repente con Mckay—. Claro que tengo tiempo para un café, amigo mío. ¿Qué tal va todo? ¿Han avanzado algo sus negociaciones con Vickers? Me temo que la última vez que hablamos parecía un poco distante… —Niega entonces con la cabeza cuando le pregunta por Kern—. Perdona, no quería interrumpirte. No he visto al doctor Kern. ¿Ha pasado algo?     

Gaius se queda entonces un momento en silencio… ¿por qué estará McKay tan interesado en el paradero de Kern? ¿Necesita al experto en genética para algo?

Tricia, le dice mentalmente a la IA, ¿podrías revisar a ver si hay rastros del doctor kern por la nave? 

La IA responde al instante con el detallismo que la caracteriza:

- El doctor Jonathan Kern no se ha dejado ver por ninguna parte desde hace varias horas, no aparece en el registro de las cámaras de seguridad de ningún espacio público -y de inmediato extrae conclusiones- Ese hecho es muy improbable a menos que deduzcamos que se ha ocultado intencionadamente. Aunque los camarotes privados no tienen cámaras de videovigilancia integradas, por un protocolo de respeto a la intimidad del ONUG. Algo muy poco práctico en mi opinión...

Guarda silencio un instante, durante el que sabes debe estar realizando cientos de comprobaciones en los registros informáticos, y finalmente añade con un tono triunfal cuidadosamente logrado en la modulación de su voz imaginaria, que sólo existe en tu mente:

- ¡Ya está, lo he encontrado! Aparece hace nueve horas y cuarenta minutos en el registro del pasillo que conduce a la sala de oficiales, cargando con bastante equipo electrónico que había retirado del laboratorio de la nave -comenta con aire conspirativo- No ha vuelto a salir, así que debe estar en el camarote que comparte con Rodney y con Kavanagh, pero me huelo que se trae algo entre manos que no quiere que nadie más sepa...

Tiene sentido, porque el laboratorio suele estar más concurrido y además es controlado permanentemente por el sistema de videovigilancia de la nave.

Justo en este instante la megafonía de la nave transmite un nuevo mensaje con la ya familiar voz del teniente Gaeta:

- Se solicita a la consejera Camile Wray, al doctor Gaius Baltar y al agente Alfred Bester que se personen en el puente de mando de la nave.

Gaius da un respingo cuando el sonido de los altavoces reverbera por los pasillos del AURORA.

—Lo siento Rodney, tengo que irme. ¿Podemos reunirnos en unas horas en el laboratorio? Tal vez me entere de algo sobre el doctor Kern.

Mientras se alejaba, Gaius no podía dejar de maldecir entre dientes. ¿Bester? ¿En serio? ¿Le habrían descubierto?

¿Hasta dónde estaba dispuesto a llegar el falso agente de la ONUG para camelarse a los altos mandos?

Sea como fuere, él seguía necesitando tiempo para dejarlo todo listo. Tricia no esperaría eternamente…

Tras haber abandonado el puente de mando por orden del comandante Adama, que está preparando la delicada operación de infiltración en la estación orbital Olvido, Rodney McKay camina sin un rumbo claro por los pasillos de la nave, acompañando a la hermosísima Meredith Vickers... su musa, su Diosa, su amor... mientras ésta camina en silencio, un tanto hosca, probablemente preocupada por algo. O tal vez sea su estado natural, que solo se suaviza cuando habla con McKay.

En ese momento la PDA del científico emite una vibración y un pitido. Ha llegado un mensaje.

Bueno, pues alli estaba yo, acompañando a Vickers, en direccion a... ¿Dónde íbamos? La verdad era que no lo tenia nada claro pero, ¿qué mas daba? Al menos agradecía una compañía como aquella, en un momento como este, para qué negarlo. Si no fuera porque, de repente, parecía haberse vuelto muda del todo...

-¿Est...? - no llegué a terminar la pregunta cuando mi PDA vibró de repente, mostrándome un nuevo mensaje- Claro. Muy oportuno. - me dije a mí mismo, torciendo el gesto, al tiempo que señalaba la PDA, encogiéndome de hombros- Lo siento. Un momento. - añadí, echando un ojo al contenido del mensaje.

Mi rostro fue cambiando paulatinamente a una absoluta y completa sorpresa. ¿Qué? ¿Que Kern estaba haciendo qué? ¿Y dónde estaba lo que le habia encargado? ¿Y cómo se le ocurria meter un... un qué exactamente en MI camarote?

-Mierda. - dije, negando, al tiempo que guardaba la PDA de nuevo, girándome hacia Vickers, mientras señalaba la dirección contraria- Vamos, tenemos que echar un vistazo a algo. Ahora te cuento. Eso sí, estate preparada por si acaso... - añadí, sintiendo aparecer en mi interior, además, la semilla de la duda. Lo que habia sabido sobre Baltar hace poco hacía que ahora cuestionara sistemáticamente cualquier informacion que proviniera de él. Sin embargo, había que ser estúpido también para hacer caso omiso de una advertencia como aquella. ¿Qué pasaría si eso era cierto?

¡Demonios, nos estaba poniendo en peligro a todos!

Y asi, sin más dilación, puse rumbo a aquel camarote, esperando que Venus tambien me siguiera.

El caminar con Rodney siempre era agradable. Lograba tener en mi un efecto tranquilizador. Me hacia sentirme… humana.

Cuando sonó la PDA de McKay lo mire, con curiosidad por saber a qué se debía.

- ¿Qué ocurre Rodney?  -comenté preocupada. Que se mostrara turbado me resultaba preocupante. Y mas cuando añadió lo de que estuviera preparada- Me crearon preparada, cariño.  -Comenté en un intento por bromear. No una broma que hacía para seducir a un objetivo, si no una autentica y genuina broma por mi parte. Aunque no sabía si sería acertada dada las circunstancias. Lo que tenía claro. Es que había un problema.

Por lo que activo todo mi ser para intervenir de la forma mas rápida y tajante que me fuera posible, si se hacia necesario.

La curiosa pareja se encamina hacia el camarote de oficiales y al llegar se encuentra con que la puerta está bloqueada, cerrada por dentro. Y Rodney sabe perfectamente que no existe ningún cerrojo, ni nada parecido, así que alguien ha debido manipular el cierre electrónico.

Ahora se abre ante vosotros todo un abanico de posibilidades que va desde llamar a la puerta con mayor o menor énfasis... hasta echarla abajo, o cualquier otra cosa que podáis imaginar.

Cuando iba con Rodney por el pasillo vimos que el camarote de los oficiales estaba cerrada. Algo que no tenia que ser posible por que no había cierre o pestillo. Volví a probar para que esta se abriera pero nada.

Que demonios. Suspire. Apártate Rodney. Di unos pasos hacia atrás y cargue hacia delante dando una patada a la puerta con toda la inercia y la fuerza de mi carisimo cuerpo mejorado.

La paciencia era una virtud pero este viaje estaba acabando con ella.

Y mas si Rodney podía estar en peligro.

La puerta del camarote de los oficiales es, como todas las de la nave, de tipo deslizante: una plancha que queda oculta en el espesor del mamparo de la pared lateral al ser impulsado por motores eléctricos. Y como todas las estructuras en una nave militar, está constituida por un polímero metálico altamente resistente.

Sin embargo, la patada de Meredith Vickers la desencaja, arrancándola de sus rieles para arrojarla al interior del cuarto con inusitada violencia. Tal vez hubiese sido más discreto puentear el panel de control electrónico, que obviamente había sido manipulado para bloquearla, pero sin duda hubiera llevado más tiempo y los resultados no serían jamás tan... impactantes.

Aunque luego va a costar disimular los destrozos...